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11

Se suponía que Jungkook tenía clases aquel día, trabajos que entregar y una presentación que hacer, misma que valía una gran cantidad de la nota de aquel mes, pero eso fue lo último que le importó cuando decidió que en vez de tomar el camino a la universidad, tomaría el de la casa de Taehyung. Namjoon tenía clases también, así que estaría lo más cómodo que se podía allí, solo con Taehyung.

La idea de tenerlo entre sus brazos era tan atractiva que ni siquiera pudo pensarlo dos veces. Fue como si su cuerpo hubiera empezado a actuar por si solo, sin pensar en lo demás o darle importancia a aquello que para él sobraba en aquel momento, desviándose porque lo deseaba y cumplirse aquel deseo era su máxima prioridad. No estaba a discusión, faltaría a clases y eso era todo.

Cuando llegó a su destino, tocó el timbre, esperando que, con un poco de suerte, quien le abriera la puerta fuera Taehyung, con una clarísima molestia en su rostro al ser despertado, entonces hacer que sonriera con besitos por toda su mandíbula, sin embargo, Jungkook no era así de dichoso, por lo que era evidente que quien le abriría la puerta sería Namjoon, con aquella expresión somnolienta, pero sin rastro de molestia. Se notaba que estaba despierto hacía poco rato.

Sus cejas se fruncieron mientras miraba a Jungkook con atención, pareciéndole extraña su presencia a aquella hora de la mañana en su casa, cuando en realidad debía estar camino a  la universidad.

— Buen día — le saludó Jungkook, con más nervios que cortesía, porque de alguna forma, sentía que podía ser descubierto. Sabía que era la manía que el ocultarle cosas a Namjoon le había dejado, pero no podía dejar de sentirse de esa forma cuando sentía que sus propias palabras, mismas que pensaba controlar, en algún momento le fallarían y quedaría completamente en evidencia. Y aquello era lo último que Jungkook quería.

— ¿Qué haces aquí a esta hora? Vas tarde, yo también.

— Es que me estoy meando — se excusó —. Déjame entrar, que se me van a salir.

Namjoon lo miró de lado, con una mueca que claramente pretendía juzgar hasta el mínimo movimiento que hiciera, a lo que Jungkook respondió con la sonrisa más forzada del mundo.

— Si te estás meando, ¿por qué estás tan tranquilo? — inquirió, sin quitarse de la puerta, todavía con sus cejas fruncidas.

— ¿Brinco?

— Más o menos.

Se quitó, haciéndose a un lado solo poquito para que Jungkook pasara por ese espacio, rozándose los hombros en el proceso. Su mirada nunca dejó perder aquel atisbo de extrañeza, y Jungkook, mientras se dirigía al baño de visitas, nunca dejó de sentir la mirada de Namjoon perforarle la espalda.

Se lavó las manos antes de salir de aquel baño después de pretender hacer pipí, cuando en realidad se estuvo mirando en el espejo todo el tiempo y pensando en cómo podría subir a la habitación de Taehyung y, preferiblemente, quedarse allí hasta que Namjoon estuviera a punto de volver a casa. Irse no era una opción porque de lo contrario no habría quien le abriera la puerta, pero tampoco podía simplemente decirle a su amigo que se quedaría allí, en su casa, haciendo cucharita con su hermano mientras él se iba a la universidad.

— ¿A qué hora te vas? — le preguntó a Namjoon después de salir del baño y verlo en la cocina, comiendo una tostada prácticamente quemada. Se paseaba por aquel espacio, fingiendo quitarle el polvo inexistente a cualquier mueble que pudiera rozar con sus dedos, aquello una forma de matar el tiempo y buscar información que le asegure un pase libre y sin riesgo de ser descubierto al cuarto de Taehyung.

— La clase de las siete empieza en tres, estoy pensando dejarla pasar — se cruzó de hombros, sin darle real importancia al asunto incluso cuando lo más horrible que podía hacer era saltarse una clase. Sus notas eran importantísimas, y a vista de Jungkook, eligió el peor momento para quitarle cuidado —. Aunque si me voy ahora, probablemente llegue antes de la mitad, pero ayer choqué mi carro.

— Novedad esa — respondió, tomando asiento en el otro traburete de la isla, justo al lado de Namjoon —. Te llevaría, pero tengo algo que hacer.

— Vamos al mismo lugar, Jungkook.

— En realidad, me parecería demasiado raro que vayas al mismo lugar al que voy yo, a hacer lo que voy a hacer yo. No te gustaría — le sonrió chiquito, aceptando sin molestia la mirada confundida de Namjoon, sin la intención de aclararle algo.

— Vete, entonces. De todas formas no me quería subir en tu bicicleta con motor.

— Y que ahora mismo es muchísimo más de lo que tienes.

— Pues prefiero llegar a pie que ir pedaleando. Aunque una bicicleta también estaría bien, me voy a comprar una — parecía hablar consigo mismo antes de volver a mirar a Jungkook —. ¿A dónde dijiste que ibas?

Jungkook se lo pensó antes de responderle con alguna broma que rozara aquella respuesta correcta que de ninguna manera le daría, pero al final concluyó en no tentar su suerte porque ya había soltado mucho por aquella boca y no podía correr el riesgo de levantar sospechas, si no es que ya lo había hecho.

— A ningún lado.

— Ya — Namjoon asintió, sin creerle ninguna palabra, pero aceptando al fin y al cabo aquella respuesta. No era bruto, y Jungkook parecía todavía querer probarlo.

Namjoon se terminó de comer su pan de viga quemado, con un vaso de jugo que se terminó bajo la mirada impaciente de Jungkook. Podía notar su pierna moverse de arriba a abajo, quizá por eso tardó más de lo normal.

Claramente Jungkook estaba haciendo un horrible trabajo en ser discreto, y Namjoon era demasiado listo como para no notarlo. Quizá no sabía del asunto todo lo que había que saber, pero sí que Jungkook andaba en algo raro que, definitivamente, repudiaba su presencia en aquel negocio. Y aquel comportamiento lo único que hacía era confirmarle las cosas que venía sospechando desde hace tiempo, porque en su casa no pasaba nada que él no supiera, pero podría claramente hacer de vista gorda.

Se levantó del taburete, se puso su mochila que había dejado en una esquina de la cocina en el hombro, y miró a Jungkook, señalándole la salida con la cabeza para que lo siguiera.

— Camina, vámonos. Le ibas a hacer un hoyo al piso si no terminaba en los próximos segundos, pero ahora no te mueves de la silla — se cruzó de brazos, mirándole con los ojos entrecerrados —. ¿Qué te traes, Jungkook?

— Nada, ¿por qué lo dices? — su risita nerviosa no tardó en aparecer, los ojos de Namjoon le transmitían una amenaza que le hacía sentir desnudo e indefenso, aún cuando estaba seguro de que él no tenía idea de aquello que se le escondía.

— Puedo ser bien bocón, pero estúpido no.

— Pues aplausos, campeón — se colgó su mochila en el hombro también, pensando a toda velocidad qué hacer para quedarse dentro de la casa sin ser tan obvio o sospechoso —. Esa camisa no va con tus medias, cámbiate.

— ¿Desde cuándo te fijas en mi ropa? Que yo sepa la moda no es uno de tus hobbies.

— Pero sé combinar mejor que tú.

— Claro, con una gama de colores desde el negro al negro desgastado — se burló, retomando su camino para detenerse casi de inmediato, girándose a mirar a Jungkook, como si hubiera olvidado decirle algo —. No me gusta lo que estás haciendo, Jungkook.

El mencionado levantó sus cejas de inmediato, mirando hacia cualquier lugar cuando supo que no podría mantenerle la mirada al otro.

— ¿Qué estoy haciendo? — pudo sentir su cuerpo tensarse de inmediato, pero actuó como si no le hubiera pasado nada.

— Jugando — le respondió, la mirada seria en su rostro captando la atención de Jungkook nuevamente, haciéndolo pensar en qué sabía Namjoon —. No me gusta, pero no me voy a meter. Eventualmente vas a meter la pata hasta el fondo, va a ser difícil que todo siga igual entre nosotros después de eso. Advertido quedas.

Salió de la casa sin soltar otra palabra, haciendo a Jungkook preocupar repentinamente porque aquella advertencia pretendía cometer justo aquello. Estaba claro que aquella persona a la que Jungkook no sabía en qué lugar poner era Taehyung, y la primera vez que le vio salir de su habitación en la mañana lo dejó pasar porque supuso que se había confundido y había entrado a la habitación equivocada, ellos se odiaban y no habían lugar para que algo ocurriera entre ellos, pero entonces los volvió a ver y los sonidos que provenían de aquella habitación esa noche no eran de discusión.

Aquello fue lo qué le hizo sospechar y la horrible actuación de Jungkook se lo confirmó. Obviamente no iba a meterse porque ambos eran adultos, sabían lo que hacían y si tomaban la decisión de mantener una relación así de inestable, entonces él no podía hacer más que mirarlos destruirse. Todavía tenía en la cabeza la conversación que tuvo con Jungkook, imaginándose de a poco los dolores de cabeza que le había dado a su hermano, pero no tenía el derecho de intervenir.

Al final del día, sabía que terminaría consolando a Taehyung y enojándose con Jungkook, aún cuando aquel también necesitaría alguien con quien hablar. Y si lo pensaba nuevamente, seguro de que aquella relación se destruiría, entonces no tendría las agallas para abandonar a Jungkook cuando sabe que lo que sea que pase con ellos también lo va a lastimar.

Jungkook, al ver a Namjoon irse, lo primero que pensó fue en si sospechaba de lo que tenía lugar en su casa, casi todas las noches durante los últimos meses, y si aquella era la cuestión, entonces se empezaba a dar cuenta de que estaba completamente jodido, sin discusión. Y la sola idea le sobrecargaba la cabeza de pensamientos que pretendían estresarlo al punto de ponerlo nervioso, porque aquello no podía pasarle a él, se moriría.

Aquella sospecha pasó a estar en segundo plano cuando repasó aquellas palabras y Taehyung nunca fue mencionado, porque habían sido cuidadosos y no había manera de que aquello fuera a pasar de ser un asunto de dos, a uno de tres. Definitivamente aquel no era el caso, y debía descubrir aquello que tenía a Namjoon con aquella actitud hacia él, pero no en ese momento.

Corrió por las escaleras rápidamente, llegando a la habitación de Taehyung y abriendo la puerta sin tocar ni anunciarse, de todas formas, lo que sea que fuera a encontar del otro lado de la puerta no sería algo que le sorprenda, ya le había visto hasta las marcas de nacimiento a Taehyung, no había algo de lo que pudieran avergonzarse.

Lo vio durmiendo a boca arriba, en el centro de la cama, destapado y con los labios entreabiertos. Pudo apreciar su respiración calmada cuando se le acercó y se sentó en la orilla de la cama, limitandose a estuadiarlo en silencio con una sonrisita de la que no se percató. Allí, con aquella tranquilidad con la que dormía, de alguna forma lograba verse precioso, y a Jungkook siempre le rompía el pecho la misma sensación, esa que arrastraba el darse cuenta de Taehyung en general.

Lo veía y se percataba de alguien que lo quería genuinamente, porque hacerse el tonto no implicaba que lo fuera y querer esconder las cosas no aseguraba que estuvieran bien ocultas, pero Taehyung nunca le escondió aquel sentimiento que el mismo Jungkook quería meter bajo piedras, incluso cuando no era de él, pero sí para él. Y Jungkook sí lo quería, pero bajo perfil, sin que se anuncie ni se defina, llamarlo suyo sin los requisitos que aquello implicaba.

Le acarició la mejilla con un mal sabor de boca, tragando saliva con fuerza, sin poder evitar sentirse horrible, pensando en si estaba haciendo las cosas bien incluso cuando tenía la respuesta. Era consciente de que Taehyung no se merecía ser limitado de aquella forma, ni que se le diera el más grande amor cuando tendría que recibirlo bajo las sombras, en secreto, solo porque quiere a alguien que no pretende darle la mano en publico o arreglarle el flequillo cuando los estén viendo.

Sus dedos recorrieron su rostro con suavidad, con una mirada que transmitía toda la angustia que Taehyung no vería, pero a la vez aquella adoración imposible de ocultar. Sus yemas dejaban suaves caricias en aquella piel suave, siendo casi un roce cuando pasó de estar en su pómulo a deslizarse por sus labios, mirándolos con deseo, porque Jungkook los deseaba, los quería tanto que prohibirselos resultaba doloroso, pero no podía ceder.

Arrastró el labio inferior de Taehyung con su dedo pulgar, causando que este descendiera un poquito, volviendo a su lugar cuando Jungkook retiró su mano, llevando instantáneamente su palma hacia su frente en frustración, porque aquel simple acto le estaba matando de una forma más dolorosa de lo que parecía. Podría mentir diciendo que su atrevimiento se quedó allí, pero la realidad es que acercó su rostro al de Taehyung, siendo el hecho de que estaba dormido lo que le hizo casi besarlo, un mísero toque que le quitaría la duda y le calmaría un poquito las ganas de devorarlo, sin embargo, todo lo que hizo fue retirarse rápidamente cuando notó a Taehyung removerse.

Le vió arrugar su nariz a la vez que fruncía las cejas, haciendo un piquito involuntario con sus labios, mismos que Jungkook estuvo tocando y codiciando. No abrió los ojos, pero estaba al tanto de la presencia de Jungkook porque conocía aquel olor  tanto como el de su fragancia favorita.

— ¿Me ibas a besar? — preguntó, en un susurro ronco que salió un poquito peresozo, pero entendible de todas formas. Aquel podía ser fácilmente el día que Jungkook más descubierto se sentía, porque por segunda vez, sintió que hasta sus pensamientos podrían ser escuchados por los demás.

Carraspeó, evitando dejar en claro que aquellas eran sus intenciones, una acción que en realidad no aclaraba más que el hecho de estaba nervioso, pero Taehyung estaba demasiado resacado para notarlo.

— Tenías baba — usó como excusa, hincandose a la vez frente a la cama, sin poder evitar pasar sus dedos por el pelo de Taehyung que le quedaba sobre las cejas, despeinado. Le sonrió bonito incluso cuando él no pudo verlo, y aquello en realidad no era un requisito.

— Ajá.

— Es cierto.

— Yo no babeo cuando duermo, Jungkook — todavía no abría los ojos, pero percibió la incomodidad de Jungkook cuando tosió, indicándole que aquello le hacía sentir así. Cambió su posición de estar a boca arriba, a estar de lado, dándole la cara al menor —. ¿Qué haces aquí a esta hora? Es de madrugada.

— Son las siete — le pellizcó la nariz, haciendo que Taehyung la arrugara por segunda vez —. ¿No te alegra que haya venido?

— Pues sí, pero ahora mismo ni como celebrarlo.

— ¿Estás bien?

— Me va a explotar la cabeza — curvó sus labios hacia abajo, buscando darle pena a Jungkook que se preocuparía por él incluso aunque el mayor no pudiera notarlo.

— Se ve que la pasaste bien anoche — Taehyung asintió después de volver a cerrar los ojos. La noche anterior ni siquiera pudo apagar la luz antes de dormirse, a penas pudo quitarse los zapatos, y la luz no es una buena amiga cuando acabas de abrir los ojos —. Si hubieras ido a dormir conmigo al que le hubiera dolido era a mi, pero no precisamente la cabeza — soltó una risita cuando escuchó el bufido sin ganas de Taehyung —. ¿No hay pastillas por aquí? — intentó levantarse, la mano de Taehyung impidiéndole aquello con un agarre que claramente le pedía no irse.

— Abrázame.

— Eso no va a hacer que te sientas mejor — le quitó la mano, besándole el dorso antes de ponerse de pie. Taehyung sonrió encantando por aquella acción —. Duérmete, vengo a verte en la noche.

— Abrázame, Jungkook — le exigió, y el pelinegro no podía negarse a aquello aún cuando estaba tratando de no ceder.

— Pero si te abrazo no voy a querer soltarte.

— ¿Qué tiene de malo? —lloriqueó, poniendo una expresión enojada que Jungkook simplemente quería quitar a besos, dejando que una risita se abriera paso en sus labios por culpa de aquel comportamiento.

— Pues justamente eso.

Lo próximo que hizo Taehyung fue abrirle espacio en la cama, haciéndose para atrás para que Jungkook se acostara allí sin siquiera atreverse a titubear porque él no le estaba dando esa opción. El menor lo complació, tomando una sábana y tapándolo antes de ofrecerle su hombro y pegarlo a él tanto que parecía que quería estampárselo en el cuerpo para siempre.

Se abrazaron hasta las ocho, cuando empezó la siguiente clase de Jungkook que claramente también perdería, y hasta que Taehyung se durmió, no sin antes advertirle lo mucho que se enojaría si se iba, con una voz y pereza que expresaban todo el sueño que tenía. Sinceramente, Jungkook no quería irse, y los brazos de Taehyung no querían permitírselo tampoco, pero reunió las fuerzas suficientes para hacerlo.

Dejó la puerta de la casa sin seguro al salir, y antes de ir a la universidad, le compró pastillas y desayuno, mismos que dejó sobre su mesita de noche con un vaso de agua y que Taehyung vio al despertar, con una sonrisita boba cuando leyó aquel mensaje que Jungkook le había dejado.

"Espero que después de tomarte la pastilla y comer todo tu desayuno te sientas mejor, necesito que adjuntes pruebas porque debo saber si de verdad desayunaste."

"Extráñame mucho, paso por ti en la noche."

"143."


buen día. (es de noche)

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