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Séptimo mes.

Serví en el vaso el agua helada que se encontraba en la jarra, últimamente con la acidez que me agarraba, no solo aquello me calmaba, sino que le había agarrado la manía a morder cubitos de hielo, eran mi calmante. Una vez guarde la jarra de nuevo en la nevera tomé el vaso entre manos para dirigirme a la habitación.

Pero el timbre del departamento me llamo un poco la atención aunque no detuvo mi camino, Noo-ri se encargaría de ello. Entré a pasos lentos, mis pies comenzaban a hincharse por el tema del embarazo y la retención de líquidos, era un poco molesto en ciertas ocasiones. Sentí un sofocó así que en vez de recostarme en la cama decidí que el pequeño balcón al aire libre sería mejor.

Abrí las puertas de vidrio, el aire primaveral pegó en mi rostro haciéndome sonreír un poco, mi bata se abrió y mi panza abultada descubierta por la blusa corta también la sintió.

—Oh, me gusta sentir está brisa —posé mi mano derecha sobre mi vientre de siete meses acariciándolo— pronto lo sentirás también pequeña.

—Quise creer que no era cierto.

Voltee velozmente al escuchar su voz, el vaso haciéndose añicos en el suelo cuando se me cayó de las manos mientras su mirada penetrante y brillante no salía de mi barriga.

No, no y no, ¿cómo pudo pasar esto? ¡Maldita sea!

Me quedé paralizada, estática en mi lugar sintiendo que el alma se me iba del cuerpo. Lo había estado escondiendo tan bien que pensé que saldría bien librada. Pero no, me encontraba frente a mi ex esposo quien me miraba con sentimientos en sus ojos que no lograba descifrar.

Quise retroceder en un intento por escapar inútilmente, pero él no me lo permitió ya que sus manos me tomaron de los brazos rápidamente.

—Hay vidrios en el suelo podrías lastimarte —dijo con voz suave mirando al lugar antes mencionado, pero ni siquiera mire en esa dirección ya que me encontraba observándolo a él.

Paso uno de sus brazos por mi espalda baja mientras la otra se dirigió por detrás de mis rodillas para levantarme entre sus brazos como cual princesa y a pesar de que he subido unos kilos, para él era como cargar una pluma o algo ligero.

Con cuidado me depósito en la cama asegurándose de que estuviera cómoda o eso es lo que supuse cuando colocó varias almohadas entre mis espalda, cintura y cuello. Aún no podía apartar mis ojos de su persona, aún cuando tenía lágrimas que querían salir nublándome la vista por completo.

—Jung…

—¿Cuándo pensabas contármelo, Gia?

No sé lo que mas me alarmó, si su inusitada calma llena de seriedad o el cariño con que me estaba tratando. Era como aquello de, la calma antes de la tempestad.

Tomó asiento a un lado mío en la cama enfrentándome. Su ceño estaba fruncido y uno no sabía a ciencia cierta como tomar aquello puesto que él no era muy expresivo con lo que sentía.

—¿Te comieron la lengua los gatos, Seo Gia? —hablo serio sin un atisbo de humor.

Tragué saliva intentando deshacerme del nudo en mi garganta pero no podía. Sentí mis mejillas mojadas entendiendo que estaba llorando, mis ojos bajaron a mis manos que jugaban temblorosas sobre mi barriga. Esto le va hacer daño a la bebé.

De repente, sus manos detuvieron a las mías, a los pocos segundos, asombrándonos a ambos por las pataditas que sentimos, nos miramos por unos instantes en silencio, parecía que sus ojos se saldrían de sus cuencas oculares por la sorpresa. Sonrió mostrando todos sus dientes y la siguiente acción que hizo me dejó perpleja.

Colocó su cabeza sobre mi vientre de modo que pudiera escucharle, sus manos seguían atrapando las mías de manera suave, sus ojos negros con lágrimas sobre los míos, sonrió por otro movimiento de la cosita hermosa moviéndose dentro mío.

Se que fueron minutos, pero no podíamos dejar de mirarnos el uno al otro, me supuso una eternidad perdida en esos orbes oscuros que desde un principio fueron una debilidad.

—JungKook, yo…

—Todo va estar bien, nena —cerró sus ojos, suspiró entrelazando nuestras manos y beso castamente la piel descubierta de mi panza mandando una descarga letal por mi columna vertebral haciéndome gemir.

Se recompuso en su lugar recobrando su semblante serio e intimidante dejando libre una de mis manos, la otra en su poder, pero no pudimos cruzar palabras ya que la puerta de la habitación se abrió de repente con los grititos emocionados de JeongSan.

—¡Appa! ¡Appa! ¡viniste! —el niño rodeó la cama y de un salto fue recibido en los brazos de su padre quien ahora sonreía ampliamente desapareciendo el semblante sombrío de hacia unos segundos atrás.

—Si, vine a verlos —lo apretó entre sus brazos cerrando sus ojos, suspirando y besando su cabecita.

—¿Ya te contó omma sobre mi hermanita? —susurró tapándose la boca con su manito como contándole un secreto.

—Si, lo sé, cariño. Me acabo de enterar —me miró brevemente al terminar la frase.

—Estoy contento, appa, seré el hermano mayor, yo la cuidare mientras tú no estés, así mamá deja de llorar por extrañarte —expresó de forma entusiasmada tomando el rostro de su padre entre sus manitos— tú y ella van a poder estar juntos y yo voy a tener a mi hermanita.

Su confesión produjo un doloroso tirón en mi pecho. JungKook y yo nos dedicamos una mirada sería. Nunca le contamos a nuestro bebé sobre el divorcio, solo que su papá no vivía con nosotros por sus giras como solista. Aunque de tonto no tenía nada, se daba cuenta que sus cosas más personales no estaban o que ya no había demostraciones físicas afectuosas, solo cordiales como lo son los saludos.

Y lo difícil que fue que guardará nuestro “pequeño secreto” porque en cada visita rogaba porque JeongSan no le diga sobre mi estado a su padre. Al final, todo fue en vano. No sé en que estaba pensando. Tarde o temprano lo sabría. Y no es como si pudiera esconder a una persona. ¿con qué excusa?

—Oye, bebé, necesito que me dejes hablar con mami a solas ¿si?

El niño asintió apenas bajando del regazo de su padre, dejó un beso en mi panza causándome ternura antes de salir corriendo a la puerta donde Noo-ri con rostro apenado lo esperaba. La puerta se cerró, JungKook  me dió la espalda mientras caminaba por la habitación, su mano tatuada se posó sobre su cadera, la otra rascó su nuca, luego restregó su rostro cuando volteó a verme.

—Así que una niña, ¿de cuantos meses estás? No puedes esconderme nada, Gia, se sincera de una vez por todas. —sentenció serio.

Tragué saliva, otra vez mis manos nerviosas jugando entre ellas, la Gia de unos años atrás le hubiera gritado y mandado a la mierda. Pero la de ahora tenía miedo y seguía enamorada de alguien que no le correspondía.

—Son siete desde marzo —de soslayo vi su asombro, su incertidumbre y hasta diría que su desazón, porque en aquel fatídico mes firmamos la sentencia de divorcio— yo… me enteré la misma mañana en que firmaríamos los papeles...

—Gia, ¡Que mierda!

—...Pensé en decírtelo —murmuré con un nudo en mi garganta— pensé en llamarte, estaba casi segura que eso te haría retractar, pero…

—¿Pero?

Traté de respirar, ya estaba todo hecho, ya no había marcha atrás. Sería sincera y le diría la verdad.

—Cuando el test marco aquellas dos rayitas sonreí pensando que sería nuestra salvación, pero después recordé que tú pediste esos papeles porque no estabas seguro de lo que sentías —tomé una bocanada de aire secando las lágrimas que caían, proseguí más firme— luego vi por la noticias y redes las fotos y el vídeo donde estabas feliz con ella en brazos, así que decidí que esto —acaricié mi barriga poniendo mis ojos allí-— no sería suficiente para salvar nuestra relación, no lo haría de esa manera.

—Debiste…

—Intente abortar —interrumpí y se podía sentir la tensión en el ambiente, la tensión palpable de su cuerpo, su rostro transformándose en una de pánico— pero no pude. No pude hacerlo, no quise acabar con lo que creo que era fruto de nuestro amor o lo que para mí fue amor —medio susurré para mí misma.

El silencio seguía allí haciéndome sentir como si las paredes intentarán aplastarme.

—Ina fue la primera que lo supo al igual que JiMin y Jara; Mira y Yoongi también, pero prometieron no decir nada —por breves segundos lo miré, estaba con la mirada fija en algún punto del suelo sin poder descifrar su estado— el día del cumpleaños de JeongSan tenía cuatro meses de gestación, tu madre se dio cuenta y me ha apoyado siempre desde entonces, ese día también lo supo TaeHyung, discutimos y los demás se enteraron también decidieron guardar el secreto ya que era mi deber decírtelo —ahogué un sollozo— pero la noticia de tu compromiso volvió a detenerme —tomé una gran bocanada de aire— así que supuse que no era momento de decirlo.

—¿Y cuando sería el momento? —aun seguía con la mirada perdida en el suelo— ¿Cuándo? ¿cuándo naciera el bebé? ¿cuándo ya me hubiera casado con otra? ¡¿cuándo mierda me ibas a decir, Gia?! ¡Maldita sea!

Intenté no inmutarme ante sus gritos o su semblante de terror u ojos llorosos.

—¿Qué hubieras hecho si te lo decía el mismo día de la firma del divorcio? —pregunté de forma calmada mirándolo a los ojos.

—No los hubiera firmado, eso es seguro.

—Te hubieras quedado conmigo solo por el bebé —murmuré y su silencio solo confirmo mi temor del pasado. Solté una risita conteniendo de nuevo las lágrimas.

—Gia, yo no…

—Esta bien, JungKook, está bien. Como dijiste antes, todo estará bien.

Me levanté a duras penas de la cama, él alarmado se acercó a ayudarme, mentiría si dijera que su brazo rodeando mi cintura mientras la otra tomaba mi mano no me movió, porque lo hizo, su calor, su tacto, recordándome que él ya no era mío. Voltee mi rostro al suyo, sus ojos mirándome atento, le sonreí soltándome de a poco de su agarre.

—Vamos a tener a un bebé sano y feliz, lo criaremos juntos, JeongSan será un hermano mayor orgulloso —acaricié su mejilla causando que cerrase sus ojos ante mi acción— pero las cosas entre nosotros seguirán iguales como hasta ahora.

Abrió sus ojos con asombro y lágrimas asomándose.

—Gia, yo…

—Perdóname pero necesito que te vayas, quiero descansar, ¿si? Demasiadas emociones para nosotras dos.

Señale para mí y mi bebé, volví a sonreírle para adentrarme al baño cerrando la puerta con seguro, dejando a un JungKook devastado e intentando no dejarme caer.


Hola, cómo están? Espero bien.
Porque yo no jajaja con este capítulo que escribí. Al fin llegó el día y JK se enteró del notición. Se vienen capitulos decisivos y el dramon.
Espero les haya gustado. No olviden votar y comentar, eso me ayuda y alegra.
Besos 💜

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