Segundo mes.
Escuchaba como mi bebé le contaba a su tía sobre los dibujitos animados que había visto en la televisión, sobre lo mucho que había mejorado en dibujar, eran garabatos, pero eran sus obras de arte, aunque debía admitir que para su escasa edad dibujaba muy bien, aquello lo había sacado de su padre.
Yo solo era como un robot, todas mi acciones eran automatizadas, sonreía de vez en cuando y apenas pasaba bocado. JiMin y Jara se habían quedado a cenar con ellos las cosas parecían más llevaderas, había recibido algunos mensajes alentadores y cariñosos de los demás.
A pesar de todo nos hemos convertido en una gran familia. Una dónde las mujeres de Bangtan o Bangtan Females' —nombre del grupo de "Kakao talk" que tenemos— nos habíamos hecho grandes amigas, además de los niños, salvó TaeHyung e Ina quienes recién estaban empezando a buscar, todos los demás contaban con sus hijos.
JungKook y yo somos los que tenemos a los más pequeños. JeongSan de tres y esté que comenzaba a crecer en mi interior.
Sentí muchas náuseas pero traté de pasar desapercibida ya que algunos allí no sabían de mi estado. El timbre sonó salvándome de vomitar la comida allí mismo, me excuse avisando que atendería yo misma, me levanté rápidamente hasta desaparecer, me detuve en medio del pasillo una vez estuve sola, tomé un par de bocanadas de aire, las náuseas seguían allí pero debía contenerlas lo mejor posible.
Una vez mejor caminé hasta donde se encontraba la pantalla a un lado de la puerta de entrada mostrándome que Yoongi y Mira habían llegado, me sorprendí un poco ante la repentina visita de la pareja ya que de hecho se encontraban de viaje, pero supongo que la gran noticia llegó a ellos también. Fingí mi mejor sonrisa apretando el seguro para abrirles y recibirlos.
Mira unnie fue la primera que me abrazó cariñosamente sobándome la espalda.
—¡Bienvenidos! Pasen por favor.
Una vez unnie se alejo fue el turno de oppa de abrazarme, y eso era raro puesto que no solía dar muestras de afecto, salvó a Mira y su hijo. Pero este abrazo en particular fue cálido, apretado y fraternal me hizo sentir mejor, inclusive me hizo soltar un par de lágrimas que seque rápidamente una vez nos alejamos.
—¿Estás sola? —preguntó oppa, pero no me dio tiempo a contestarles porque JeongSan llegó corriendo a saludar a sus tíos ni bien los vió y escuchó.
—Tío Yoongi, ¿MinGi no vino? —Mira unnie lo tenía en sus brazos.
—Él se quedó con sus abuelos en Daegu, nosotros llegamos de nuestro viaje hace un rato.
Escuchar eso me petrifico.
—Eso quiere decir que ni bien bajaron del avión vinieron directo aquí.
Los dos se miraron por una milésima de segundos para luego asentir a la vez. Voltee intentando contener las lágrimas encontrándome con JiMin, Jara e Ina mirándonos, no pude contenerlo y me largue a llorar allí mismo agachándome en cuclillas hasta esconder mi rostro entre mis rodillas.
De inmediato sentí los brazos de alguien ayudando a levantarme, escuché a mi bebé asustado preguntando que me pasaba, alguien le respondió algo para calmarlo. Me dejé guiar por quién sea que me estuviera llevando, tenía mi rostro tapado por mis manos, el mullido sillón me recibió una vez me ayudaron a sentarme.
—Toma bonita esto te hará bien. —Jara se apareció con un vaso de agua y un par de pastillas en la palma de su mano. Observé aquellas píldoras por unos segundos, eran unos calmantes, pero yo no podía tomarlos, el embarazo, además no he probado bocado desde la mañana. Era un riesgo. Y ellos no me dejarían así nomás.
—Después lo haré —respondí solo tomando el vaso de agua para darle un sorbo.
—Tienes que tomarte esto bonita —Jimin se sentó a mi lado hablándome con voz suave, era su manera de convencerme— te hará sentir mejor, no te preocupes por JeongSan, nosotros nos encargamos.
Miré a mi hermana al otro lado de la sala, quien tenía a su sobrino en brazos, está me miraba preocupada como diciéndome con la mirada que no tomará nada.
—Sera mejor que la acompañe a su habitación —Ina dejó al niño en brazos de Mira y me ayudó a levantarme para llevarme hasta mi habitación bajo la atenta y extraña mirada de los demás.
Caminamos en silencio tomadas de la mano casi abrazadas. Una vez entramos a la habitación, me ayudó a recostarme, me arropó como si fuera una niña pequeña y por último, beso mi frente.
—Tenemos que ir al médico mañana a más tardar, unnie, quiero que tú y ese bebé estén bien ¿si? —asentí a duras penas— ¿le contarás a Jeon lo del embarazo?
—¿Qué? ¿quién está embarazada?
La voz de Yoongi oppa nos alertó haciéndonos brincar en nuestro lugar, JiMin y Jara estaban detrás de él, sus caras de confusión lo decían todo o la gran mayoría. Nos miramos cómplices con Ina, el silencio nos embargo sin saber que decir.
—Gia, ¿es cierto? —preguntó JiMin más serio que nunca. Tragué saliva, asentí de forma rauda apartando la mirada sintiendo vergüenza, escuchando como suspiraban y gemían de sorpresa.
—¿JungKook lo sabe? —preguntó Yoongi. Negué. Silencio por unos minutos.
—Sera mejor que se lo digas.
—¡No! —advertí levantándome bruscamente causándome un mareo haciendo que tanto mi hermana como los demás se alertaran y acercaran— ninguno va decir nada. Absolutamente nada. Él decidió esto, si es feliz haciendo su vida con alguien más está bien. Este bebé es solo mío, nadie le dirá nada, ¿me escucharon?
—Es absurdo, por Dios, Gia, él tiene derecho a saberlo —espetó algo molesto JiMin.
—¡No! No quiero, y se los advierto, si alguno llega a decirle algo les juro que les dejo de hablar, desapareceré de sus vidas y saben muy bien que soy capaz de eso y más, ¿me entendieron?
Supongo que sí, porque no volvieron a decir nada más. Esto se iba a tornar demasiado difícil y yo no tenía fuerzas suficientes para mantener un secreto así, ni siquiera para respirar.
🖤🖤🖤
Revolvía las verduras en la sartén, de fondo podía escuchar a mi bebé junto a Noo-ri, su niñera, una chica divina que siempre me ayudaba en todo lo referente a la casa. Con el tiempo, una vez me case y nació JeongSan, todo se repartía en ser ama de casa y ayudar a Ina en su carrera de modelo siendo su manager.
Cosa que quedó en standby con lo del divorcio, aunque quería regresar lo más rápido posible a trabajar para por lo menos mantenerme ocupada. Ocupada y no pensar en lo que se me viene por un par de meses en adelante. Salí de mis pensamientos sintiendo como las verduras parecían quemarse ¡Maldita sea! Últimamente parecía que todo me salía mal.
Escuché el timbre sonar, pero no le preste atención, estaba intentando arreglar mi desastre culinario. Me moví con parsimonia por la cocina tomando un vaso de agua y parándome en seco ante el gritito entusiasmado de mi hijo.
—¡Appa!
Lo que me faltaba, a la última persona que quería ver es a él. Escuché voces cerca, pero aún así seguí en lo mío, mejor estar metida en esto, total él solo venía a ver a su hijo, la niñera estaría atenta. Eso fue lo que mi hermana le encargó cuando Jeon llegará a las visitas.
—Hola Gia.
—Hola —respondí seca, le daba la espalda. Silencio.
—¿Omma, no saludaras a appa?
Voltee a verlos con una sonrisa fingida en mis labios.
—Ya lo he hecho cariño, ¿no es así? —miré al hombre allí parado con el niño en sus brazos, serio e incómodo por mi actitud tan fría hacia su persona, esperando que por lo menos coopere.
—Ya lo ha hecho bebé, dejemos a mami cocinar tranquila, nosotros dos iremos a jugar —sentí unas inmensas ganas de tirarle la olla con agua hirviendo funcionando en la cocina por la cabeza por la forma tan dulce y atrevida de llamarme "mami".
Inhale aire para calmarme, él ya no era mi problema, estaría un par de horas con su hijo y antes de que nosotros nos dispusiéramos a cenar se iría. Puse algo de música para relajarme mientras seguía moviéndome por la cocina, una de las cosas que amaba hacer era cocinar y con el embarazo mis ganas de comer aumentaron, pero también estaba el factor malestar.
Si, ni bien terminaba de comer, las náuseas y vómitos llegaban de la mano.
Luego de ese día donde los chicos se enteraron, prometieron apoyarme con la condición que pronto hablara con Jeon, de todos modos apenas pasaron un par de semanas, tenía tiempo para pensar en muchas cosas. Entre ellas el como decirle.
Días después, tuve cita con la obstetra que ayudo a traer al mundo a JeongSan, ella nos aseguro que todo se encontraba muy bien a pesar del tiempo y mi estado anímico bajo. Me recetó unas vitaminas que debía tomar con una dieta balanceada y ciertos cuidados debido al exceso de estrés en el que me encontraba en esos momentos.
Ya todos sabían sobre el divorcio. Y con eso... la relación de mi ex esposo con una de las modelos más hermosas de toda Corea.
Mencionaré que no veo televisión, ni tengo redes sociales, ni leía diarios, ni nada. Estaba lo suficientemente aislada de todos esos portales y programas que mostraban la gran y jugosa noticia que tenía a todos en vilo en el país y porque no el mundo entero.
—¿Te quedarás a cenar con nosotros Noo-ri? —pregunté con una sonrisa a la chica que me ayudaba a terminar de limpiar un poco. Asintió risueña.
—Appa se quedará a comer también, ¿verdad appa? —avisó JeongSan quien arrastraba a Jeon de la mano entrando a la cocina. Mi rostro se desfiguró en una mueca extraña entre enojo e intimidante. Siempre que me enojaba o irritaba, mi cara y mi mirada lo decían todo, al principio JungKook siempre se sentía intimidado tanto que apartaba la mirada, con el tiempo se acostumbro que ya no se echaba para atrás, como en estos momentos en que me miraba serio.
—Tu papá tal vez no tenga tiempo, cariño —me agaché hasta su altura, sonriéndole genuinamente— tiene cosas que...
—Por mí no hay problema, encantado.
Quería gritar, mi corazón estaba tan acelerado que sentía las pulsaciones en mis oídos, me levanté fingiendo una sonrisa para voltear sobre mis talones para preparar la mesa en silencio.
Silencio que invadió la mesa una vez estuvimos sentados todos juntos, sentía pena por Noo-ri, tener que soportar esta situación tensa donde yo destellaba llamas ardiendo por los ojos cuando miraba como el pelinegro reía feliz junto a nuestro hijo como si nada hubiera pasado.
Más rabia me daba el que parecía algo tan normal, se veía como cuando éramos felices. El nudo en mi garganta se volvió insoportable y con ellos las náuseas, era tan pesado que no lo resistí, me levanté de la mesa de un tirón para salir corriendo al baño de invitados que estaba más cerca del comedor.
Caí de rodillas frente al inodoro devolviendo todo lo que comí hace unos instantes y durante el transcurso del día una vez levanté la tapa. Lágrimas gruesas caían de mis ojos, sentía mi garganta y nariz arder, las arcadas me atacaban tan violentamente que mi cuerpo temblaba.
Sentí unas cálidas caricias en forma de círculos en toda mi espalda luego de que me levantarán el cabello en una coleta improvisada, sabía de quién se trataba y no podía sentirme peor ante su muestra de preocupación. No quería nada de él.
Apreté el botón a un costado haciendo el agua correr, tomé un poco de papel para limpiarme la boca, bajé la tapa y con su ayuda me senté sobre la taza, estaba de cuclillas frente a mí con su ceño fruncido, una de mis manos estaba entre las suyas recibiendo caricias de sus largos dedos, la libre estaba por viajar hasta mi mejilla pero lo detuve a medio camino soltándome de su poder.
—Estoy bien, gracias —solté seco esquivando mirarle.
—Estas muy pálida y te veo más delgada.
—No es tu problema.
Escuché su suspiro cansado, se levantó dirigiéndose hasta el lavamanos dónde cargo agua en un vaso para entregármelo. Se lo agradecí, acto seguido desapareció unos instantes para luego volver con mi cepillo de dientes con un poco de dentífrico me sorprendí un poco por su atención y ese detalle, pero sabía que estaría incómoda con el gusto en mi boca.
Lo mismo me pasó con JeongSan, cada vez que devolvía, tenía que tener mi cepillo de dientes a manos para luego lavarme la boca de inmediato.
—Avísame si te sientes mal, puedo...
—No, ya te dije que estoy bien, termina de cenar con tu hijo y vete —me levanté para cepillarme los dientes, pero su mirada intensa sobre mí me ponía nerviosa— puedes... por favor... privacidad.
Apartó la mirada, suspiró negando con la cabeza, volteó sobre sus talones saliendo del baño y cerrando la puerta detrás de si.
Dejé caer el cepillo y tapé mi rostro con mis manos mientras salía un sollozo y lloraba en silencio dejándome caer al suelo lentamente. Aún esté sintiendo tantos sentimientos negativos, no voy a negar que lo sigo amando, que lo extraño y lo necesito.
Esto va ser muy difícil.
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