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Primer mes.

Abrí la puerta del apartamento a duras penas encontrándome con quién menos me lo esperaba. Ni bien se dio cuenta de mi presencia se levantó del sillón rápidamente para acercarse a mi, yo terminé acortando los pocos pasos que nos distanciaban para lanzarme a sus brazos y volver a llorar desconsolada.

—Se... acabo... ya... ya... no...

Lo escuché chistar despacio mientras repartía suaves caricias a mi espalda como forma de consolación, más atrás pude vislumbrar con mis ojos llenos de lagrimas a Jara unnie con mi niño dormido en sus brazos, me aferré más a los brazos de JiMin oppa escondiendo mi rostro en su hombro.

Sin el apoyo de esos dos en estos momentos no sabría que hacer. Y sé que JiMin se encontraba en una encrucijada al ser el hyung y mejor amigo de mi, ahora, ex esposo. Pero él también era mi mejor amigo, como mi hermano mayor y a pesar de todo está aquí conmigo acompañándome junto a Jara, su esposa.

No debía de adivinar por los demás, quienes seguro estaban apoyando a su dongsaeng en estos momentos. O tal vez no necesitaba de apoyo alguno ya que para él fue fácil acabar con nuestro matrimonio.

Intente acallar los sollozos que salían como gritos de mi boca, todo mi cuerpo comenzó a temblar de forma monumental, no podía sostenerme a mi misma así que JiMin me ayudó a acercarme al sillón para tomar asiento.

Creo que no llegué, porque al segundo todos mis sentidos se fueron apagando uno por uno.

🖤🖤🖤


Abrí los ojos lentamente mientras con las sábanas me tapaba un poco más, la puerta de vidrio que daba al pequeño balcón de la habitación se mantenía cerrada y tapada por las cortinas de color rosa pastel. Me desperecé un poco por el colchón cuando caí en cuenta de mi posición fetal.

Voltee lentamente aún sintiendo mi cuerpo cansado, observando en silencio a Jara sentada en una silla leyendo un libro mientras en el otro lado de la cama, a mi lado, dormida, se encontraba Ina, mi hermana.

Ella me ha apoyado hasta el cansancio.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Jara en voz baja con una sonrisa amable entre sus labios. 

Las palabras no me salían así que solo le asentí en un intento por decirle que mejor, bien, no lo sé con exactitud. Realmente no sé cómo sentirme con todo lo que ha estado pasando. Ni lo que pasó esta mañana. Es como estar en modo automático.

Siento unos brazos rodeando mi cintura y un calorcito estamparse en mi espalda, medio sonreí volteándome a verle, sus ojitos brillando por las lágrimas.

—Te adoro unnie, lo sabes, ¿verdad? —asentí— siempre estaré aquí para cuidarte y cuidarlos.

Volví a llorar aferrada en brazos de Ina, sintiéndome desgastada, y no, por una mierda, no estaba bien, nada estaba bien y quería decírselo a medio mundo. En estos momentos, quiero hundirme, quiero desaparecer, lo peor de todo esto es que tarde o temprano la gente lo sabrá y no creo estar preparada para eso. Ni voy a estarlo.

Sabía que tener una relación amorosa, romántica, fraternal o lo que sea con una persona famosa como lo es Jeon JungKook iba traer muchas consecuencias, tanto buenas y malas, pero la que más pesaba era la privacidad. Antes de él mi vida no era de interés general para nadie más que para los más cercanos.

Pero una vez se supo que era parte de su entorno íntimo, descubrí el alcance de las personas para inmiscuirse en cosas que no les importaba, tanto que fingían querer tu amistad, cariño o alguna cercanía con tal de conseguir lo que querían. Costó demasiado para que los dos estuviéramos juntos.

Yo era la que lo ponía difícil en un principio por culpa de mi carácter, sin embargo él siempre sabía cómo manejarme, como consolarme, como desarmar mis berrinches, como llegarme. Y según Jeon, era divertido hacerme enojar. Me fascinó lo rápido que se enamoró de mi (según sus palabras).

Apenas nos conocimos y ya lo tenía atrás mío siempre, mi hermanita y su novio, mi cuñado, su mejor amigo-hyung, era su fundamento valedero. ¿Y yo que iba hacer? si Jeon JungKook era tan dulce y amable, tan infantil algunas veces haciéndome reír y sonreír y tan serio y maduro otras veces que nos quedábamos largas horas charlando de todo y nada.

Así que sin quererlo, un día, me di cuenta de lo enamorada que me encontraba de él, así que en uno de los últimos recitales de despedida que Bangtan dio en Seúl al cual habíamos asistido decidí declararle mis sentimientos al fin.

Recuerdo su cara de póker, lo serio y estático que se quedo, no me respondió nada, ni una sola palabra emitida de sus labios, al minuto lo estaban llamando para que volviera al escenario dejándome con un sabor amargo por su disque rechazo cuando comenzó a alejarse de mí.

Pero quitándome toda la duda cuando volteó para estamparme un beso en la boca de esos de novela latina que me dejó atónita y con las mejillas rojas, mientras él volvía al escenario más eufórico y feliz que nunca y yo avergonzada delante de los demás.

Me levanté de la cama excusándome con las chicas de que necesitaba ir al baño. Una vez cerré la puerta detrás de mí, a paso lento me sostuve del lavamanos mirándome al espejo. Seguía con la misma ropa con la que había asistido a la sentencia de divorcio. Decidí desnudarme y tomar un pequeño pero relajante baño.

Eso, luego una taza de té me ayudarían para darle la cara a mi bebé una vez despertará o quisiera verme. Debía fingir lo mejor posible para que no se diera cuenta de la situación, aunque estaba algo acostumbrado a no ver a su papá cuando de giras y demás se trataba. Nos hemos acostumbrado y lo apoyábamos siempre.

Ya no hay un para siempre.

Me seque el cuerpo con tranquilidad, colocándome luego un albornoz de toalla blanco, me acerqué al mueble dónde tenía mis productos de belleza como cremas, perfumes y demás. La jaqueca por tanto llanto comenzó de nuevo, deje a un lado la crema para abrir el primer cajón donde podía encontrar más cosas. Me detuve en seco cuando mis ojos hicieron contacto con la caja.

La tomé dudosa entre mi mano derecha observando las palabras, una por una, lentamente caminé hasta tomar asiento en una banqueta que tenía a un costado. Sentí mis ojos escocer y al instante nublarse por las lágrimas de nuevo.

Saque el dispositivo de su lugar admirando el resultado, reí de forma sarcástica por la situación, esto era lo último que me faltaba y siento más rabia conmigo misma por no haber sido más precavida. Sentía lastima de mi. Tonta.

Sentí tres toques tímidos a la puerta del baño y al segundo Ina entraba a interior sin darme tiempo a hacer algo, deteniéndose en seco al observar lo que tenía entre mis manos, espantada por mi cara. Creo que ya se estaba imaginando la insulsa y heavy situación.

Una vez se acercó con pasos lentos le entregué en mano el dispositivo para que viera por ella misma el + en aquel test de embarazo.

Positivo.

Estaba embarazada de Jeon JungKook y con una o dos horas de estar divorciados. 

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