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Noveno mes.

Abro mis ojos con pesar, me siento muy pesada, mi vientre parece una pelota de playa de lo enorme que está, se acerca la fecha y es inevitable no sentir nervios, quiero ir al baño, mi vejiga pide a gritos ser vaciada. Volteó mi cabeza de costado vislumbrando el lado izquierdo de la enorme cama matrimonial, JungKook se encuentra profundamente dormido, la mitad del cuerpo de JeongSan está sobre él, el brazo tatuado del pelinegro sostiene por la cintura a su hijo, el otro brazo casi cuelga al borde de la cama, la mejilla del pequeño roza la de su padre, casi están juntas. Se ven muy graciosos y adorables.

Apenas paso lo del "baby shower" tuvimos una conversación con JungKook, lo que derivó en que él se viniera a vivir con nosotros, otra vez las cosas seguían igual, pondríamos de los dos como adultos responsables y maduros que somos para criar juntos a nuestros hijos como buenos amigos. Los primeros días Jeon dormía en la habitación que teníamos para las visitas pero común pasaban los días y las preguntas entrometidas de nuestro niño se apuntaban no nos quedó de otra que dormir todos juntos en la misma cama.

No me negué, puesto que JeongSan dormiría entre nosotros, esa era mi condición para que el pelinegro se quedará en la misma habitación, al principio se negó, planteó que sería mejor si el niño dormía en su habitación así él estaría pendiente de mí y mi descanso. Patrañas, porque era su manera de aprovechar para tocarme, en más de una ocasión lo ha hecho cariñosamente, sin embargo se lo he reclamado y recalcado.

Así que, dormíamos todos juntos y era gracioso. A duras penas me levanté de la cama intentando no hacer ruido. Apenas podía caminar de lo pesada que me sentía, es normal si, lo sé, pero se siente más agotador, no pase esto con JeongSan, este embarazo fue mucho más trabajoso, he pasado por todo y solo quiero tener a mi Laís entre brazos sana y salva.

Me siento en la copa del inodoro haciendo lo mío, los ojos aún se me cierran del sueño; aprieto el botón y el agua corre, me lavó las manos y decido que tomaré un baño, abro la llave de la ducha y me decido a quitar mi camisón quedando solo en ropa interior, mis pechos al aire se ven muy grandes y  sensibles.

—Buenos días, nena —di un respingo del susto en mi lugar tapándome con mis brazos, le daba la espalda, sentí como levantó la tabla del inodoro y se disponía a hacer lo suyo. ¡Maldito descarado!

—No sabes tocar la puerta acaso, Jeon —chillé exasperada, escuché el agua correr por la taza, el grifo ser abierto, un suspiro pesado.

—Gia, no es como si fuéramos desconocidos, ya te he visto más desnuda que eso, no me digas que tienes vergüenza de mi —hablo como si nada, sentía comenzar a sulfurarme ante su actitud, tomé una de las batas para colocármelas— soy tu esposo, el padre de tus hijos, te conozco entera, cada centímetro al igual que tú conmigo.

Mis manos se convirtieron en puños, tensos y duros, ¿cómo diablos se atrevía a decir eso? No, no entiendo y no quiero entender. Sentía como un calor insoportable comenzaba a subir mis extremidades, me voltee a verle.

—Ni se te ocurra hacer ese tipo de mención Jeon, no te llenes la boca de títulos cuando tú fuiste el que la cago, no soy tu esposa, no soy tu mujer, no soy más que la madre de tus hijos —sentí mi voz quebrarse, mis ojos escocían por las lágrimas que comenzaron a asomarse hasta nublar mi vista— ¿Crees que porque ahora vienes a cuidarme o hacer tus deberes, te crees en el derecho de acercarte a mi?

Su rostro era un poema, estaba en shock.

—Gia, no quise...

—¡Cállate! —interrumpí, sentía el vómito verbal subir de forma acelerada por mi garganta, siento por lo que haré, pero todo lo que me contuve en decir está saliendo ahora, perdón JungKook pero te voy a lastimar— eres una maldita mierda, Jeon, me lastimaste, me rompiste el corazón en mil pedazos, eras el hombre de mi vida. Te amaba como nunca, inclusive hubiera dejado todo lo que hacía por ti. Te importó una mierda cuando pediste el divorcio. Pensaste en ti, no luchaste por nosotros, por los dos, cuando sabes que daba todo por ti —los sollozos fuertes que largaba no impedían que pudiera hablar con firmeza— te fuiste con esa mujer, te metiste conmigo inclusive estando con ella, me faltaste al respeto y pides que te trate bien, que te trate con cariño solo porque te diste cuenta de la mierda que hiciste —el muy descarado sostenía su mirada brillosa por las lágrimas en la mía, estaba estático, perplejo— estás muy equivocado.

Otro sollozo fuerte salió y no pude contenerme en llorar. Al fin salió de su letargo intentando acercarse a mi, pero lo alejé de un empujón. Perdóname.

—Arruinaste todo lo hermoso que tenía, arruinaste el amor que te tengo, ¡te odio! —vociferé con rabia y tristeza.

—Gia, por favor no —susurró por culpa de su voz quebrada, sus mejillas estaban mojadas por las lágrimas.

—Lo peor de todo es que no puedo dejar de amarte, no puedo deshacerme de ti como quisiera porque me atan a ti dos personas las más importantes en mi vida —señalé, tragué saliva intentando quitar el nudo en mi garganta— no te quiero cerca, no te quiero en mi vida. Solo estás en ella por mis hijos, nuestros hijos. Así que vete a la mierda.

Finalicé queriendo salir del baño, me sorprendía que JeongSan no haya echo presencia pero supe que no lo hizo por qué la puerta del baño estaba cerrada. Pero tantas emociones hicieron mella en la situación.

Me doblé sobre mi misma al sentir un dolor intenso en mi vientre, un grito doloroso salió de mi garganta llamando la atención del pelinegro quien corrió a mi lado asistiéndome de inmediato, aún seguían cayendo las lágrimas por mis mejillas, le escuché decir que me quedara tranquila que llamaría por ayuda pero una vez su tacto caliente se esfumó de mí sentí entrar en pánico.

—¡No! No me dejes, por favor, tengo miedo —murmuré asustada agarrando su muñeca.

—Jamás te dejare, Gia, jamás lo haré nena —respondió besando mi frente, acto seguido me cargó entre sus brazos para salir y depositarme en la cama. JeongSan no se encontraba en la habitación pero no podía pensar ni siquiera en respirar puesto que el dolor era fuerte.

A los minutos una manada de gente se encontraba a mi alrededor, mi hermana, Tae, los padres de Jeon, inclusive pude ver a Yoongi y Mira, todos algo nerviosos enloqueciéndome más por sus idas y venidas, las chicas ayudaron a vestirme, JungKook se encontraba histérico hablando por teléfono.

Todavía faltaba una semana para la fecha, espero que esto no afecte al bebé. ¡por favor no!

—Vamos nena, vamos, iremos al hospital, todo estará bien —hablo Jeon sin mirarme, serio y distante, aunque con un atisbo de dulzura y preocupación en su voz. Con ayuda de TaeHyung me levantaron de la cama, caminando a duras penas, todavía no había roto bolsa, eso era buena señal ¿No? Quería creer que todo saldría bien.

🖤🖤🖤

Hace más de dos horas habíamos llegado a la clínica, en medio del viaje rompí bolsa, una pequeña discusión se volvió a formar entre JungKook y yo, los dos estábamos muy nerviosos, aún sentía la molestia, ha sido demasiado duro, estaba muy herida por todo lo que ha pasado. Sin embargo, el pelinegro no se ha despegado de mí atento a todo lo que me ocurría o necesitaba.

Inclusive pidió al director del hospital si podía clausurar un piso entero con la mejor habitación para mi estadía; y para que la gran familia pudiera acercarse sin problemas puesto que, no sé cómo, la prensa comenzaba a enterarse de todo. Todo esto me ponía de muy mal humor, del peor.

Así que, a pesar de que la habitación era enorme preferí que unos pocos estuvieran conmigo, Ina y la señora Ji Young se encontraban sentadas en un sillón cerca de mi cama pendientes de lo que necesitase. El señor Jeon y Tae también se encontraban aquí, pero ellos estaban en la antesala conversando y calmando al pelinegro.

Han pasado otras tres horas más y aunque las contracciones siguen puedo tolerarlas, se ha hecho más del medio día, algunos de los chicos han pasado a visitarme, JeongSan entro un ratito, no quería dejarme y me partía el alma verlo así, JungKook fue duro con el pequeño cuando le dijo que no podía estar allí que obedeciera y se quedará con sus tíos. Me hizo llorar y gritarle. Otra discusión más.

Otra hora más tarde, las contracciones eran cada vez más fuertes y constantes. Y que él estuviera caminando como loco no me ayudaba. Clavarle algo punzante en estos momentos era mi mayor anhelo.

—Gia —susurró Ina preocupada acariciando mi mano entre las suyas.

—Vete, no quiero verte —dije entre dientes.

—Dije que no me iré, ese bebé lo hicimos los dos y...

Reí de forma estruendosa haciendo que todos me miraran.

—No me hagas reír Jeon, ahora quieres hacerte cargo, bien que querías deshacerte de mi —manifesté sarcástica— oye, un segundo, te deshiciste de mi ya estamos divorciados.

—¡Maldita sea, Gia! No es momento de ponerte sarcástica.

Una respiración profunda, inspirar, exhalar, inspirar, exhalar, otra contracción dolorosa. No escuché lo que decía el pelinegro porque comencé a llorar, se detuvo en su perorata y se acercó preocupado a mi.

—Cariño...

—No te atrevas Jeon, no te atrevas a llamarme así —exclamé intentando respirar fulminandolo con la mirada.

—Ok, hagamos los ejercicios de respiración —dijo, le seguí, inspiramos, exhalamos, inspiramos, exhalamos, así un par de veces nos mirábamos fijamente sentía sus caricias en mi cabello— ¿mejor? —asentí calmando mi respiración, relajando el cuerpo.

El silencio haciéndose presente, los demás debían estar cansados de nosotros dos y nuestra extraña relación ya que ahora me encontraba dormitando mientras JungKook me acariciaba recostado a mi lado, pero no voy a negar que me sentía segura a su lado hacía mas llevadero esto.

La obstetra y las enfermeras venían cada tanto a observar mi estado, si dilataba o no, todo parecía ir bien, pero faltaba, ¿cuánto más Dios mío? Las hormonas no me ayudaban porque sino estaba peleando con Jeon, estaba riendo de algo tonto que decía Tae o Ina o lloraba por los dolores y las palabras bonitas que me decían. Dios soy un desastre.

Pasaron más horas, me han recomendado caminar, moverme para que el proceso se acelere. Me encontraba sola en la habitación puesto que todos se habían ido a cenar algo. Como pude me levanté, la puerta se abre y Jeon aparece corriendo alarmado a mi lado.

—¿Por qué eres terca, mujer? —lo fulminé con la mirada instándole a que me ayude a moverme.

—Cállate, quiero ir al baño.

Menos mal no estaba muy lejos apenas unos pequeños pasos y ya me encontraba sentada en la taza descargando mi vejiga.

—¡Ya! niña, ¿por qué te haces de rogar? Ni siquiera tu hermano fue así de intenso —hablé sobando mi barriga por encima de esa bata de hospital— sal de una vez por todas que ya no soporto me siento una pelota de playa.

Escuché la risa de Jeon del otro lado de la puerta.

—¿De que te ríes Jeon? ¿te es gracioso verme sufrir traer a tu hija al mundo? —tiré de la cadena y me dispuse a lavar mi manos, secarlas y abrir la puerta— ojalá estuvieras en mi lugar —murmuré para mí misma, pero lo escucho perfectamente, sonrió divertido tomando mis manos pasándome un poco de su calor puesto que mis manos estaban heladas.

—Solo me río de tu celeridad siempre queriéndolo todo ya —contestó con voz ronca y grave estremeciéndome mientras me ayudaba a caminar por la habitación— ay Seo Gia, sigues siendo la misma de siempre. Terca y prepotente. —fruncí el ceño— siempre me ha gustado tu forma tan rebelde de ser.

Y ahí estaba otra vez, su forma tan insinuante, la forma tan provocativa en que decía esas palabras refiriéndose a mí. Bufé desviando su mirada, una risilla salió de sus labios provocando que lo golpeé en su brazo mientras también reía. Otra contracción arruinó el momento, me sostuve de sus fuertes brazos dejando reposar mi frente en su pecho, sollocé por el dolor sintiendo sus caricias en mi cintura y espalda, su respiración cálida en mi cuello.

El "todo estará bien, nena" salir dulce de sus labios, el dolor comenzaba a ceder de a poco, nos separamos con lentitud, aún estábamos muy cerca, sentí sus labios posarse en mi frente en un beso cálido, luego en mis párpados, la punta de mi nariz, mis mejillas dónde se detuvo por unos instantes, acercándose peligrosamente a mis labios.

O no. Lo detuve.

—No, ni se te ocurra Jeon, no te creas con el derecho de hacer algo que no mereces —intenté soltarme para volver a la cama, estaba ofuscada, pero me detuvo ayudándome, otra contracción que me hizo doblarme peor y sentí algo empujando allí debajo así que le grité al pelinegro que llamara a la doctora. Que hiciera algo.

Parece que al fin llegó el momento en que la bebé va nacer, ustedes que dicen? Gia perdonará a JK o las cosas seguirán iguales.
Esperen al próximo capítulo.

Me dió risa y tristeza escribir este cap. Espero les haya gustado, me siento muy muy feliz de que la historia haya gustado. Les agradezco a cada una por leer, votar y comentar.

No olviden comentar y votar. Tomar agüita y cuidarse.
Besos 💜

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