Epílogo.
Habían pasado un par de meses y aún así no dejaba que JungKook se acercara mucho a mi más de lo necesario. Viviamos bajo el mismo techo, ahora éramos los cuatro juntos, pero había una lejanía notable entre nosotros dos y todo por mi causa. Aún me dolía demasiado todo.
Y es que no estaba tan lejos de lo que pensaba, la señorita Park SongYoo, se dedicó a ir a todo programa televisivo a relatar su infierno, en sus redes sociales, de cómo el maknae dorado al que todos amaban, la había engañado y usado. Haciéndose la víctima. JungKook tuvo que publicar un comunicado defendiéndose y pidiendo respeto hacia nuestra familia la cual hemos sido asediados por paparazzi y haters.
Debo destacar que la mayoría no le creía a la mujer —Kook ha dejado una buena reputación delante de la gente, lo amaban, a pesar de todo pero se había equivocado como cualquiera— así que todo el asunto se enfrió unas semanas después y no le quedó otra que largarse al diablo.
Han sido momentos difíciles en dónde Jeon ha intentado conquistarme de todas las maneras posibles, dónde ha sido atento, amoroso, cariñoso, todo un padrazo al ayudarme con Laís y JeongSan quien se encontraba siempre inquieto.
La depresión post parto pegó duro.
La paciencia comenzó a ser una virtud en JungKook quien en el pasado carecía de ella. Hasta cuándo le tiré unos pañales sucios diciéndole que lo odiaba y hasta de lo que se iba a morir, aún así, esa misma noche durmió a mi lado mientras me abrazaba y acariciaba consolándome ya que no paraba de llorar. Repito.
Depresión post parto.
—Gigi, TaeHyung e Ina sacarán a pasear a los niños así tú podrás descansar un par de horas —estaba parado en el umbral de la puerta, dudoso se adelantó unos pasos adentrándose a la habitación— yo estaré en el despacho trabajando. Si necesitas algo... avísame.
No respondí, solo asentí con la cabeza, no aparté mi vista de la ventana que daba al lago artificial que el complejo tenía. Sentí un suspiro cansado a mis espaldas. Pasos. Su calor cerca haciéndome estremecer. Más no voltee.
—Nena, me estoy volviendo loco, por favor, se que han sido tiempos difíciles, sé que la cagué como nadie, pero te necesito. En serio, Gia, te necesito.
Silencio. Yo también lo necesitaba, pero era como si mi cerebro hubiera mandado señales a mi cuerpo para que no reaccionara, más si daba señales para que mi boca lo hiciera diciendo idioteces.
Se que hemos pasado por una época oscura, tal vez todo debía ocurrir de esta manera para encontrarnos dónde nos encontrábamos. No lo sé, pero lo que estaba olvidando o queriendo suprimir es que este hombre aún seguía a mi lado. No se iba por más que lo he rechazado.
Ha tenido la paciencia, el amor, el compañerismo y más de seguir a mi lado, adoraba a nuestros hijos con su alma y lo demostraba a cada segundo. ¿Porque yo no podía olvidar el pasado y seguir adelante?. Porque Gia no puedes darte la oportunidad de ser feliz.
Él me ama, yo lo amo. Eso es lo único que importa.
Sentí una descarga eléctrica en todo mi cuerpo y un sollozo salir de mi boca, al segundo ya lo tenía a mi lado llamándome para ver qué me pasaba y fue instantáneo, me lancé sobre su boca hambrienta, hambrienta de haberlo extrañado, de su amor, de sentirlo de esa manera y muchas más.
Está vez más segura de querer mi familia unida.
—Yo también me estoy volviendo loca sin ti —susurré sobre sus labios con la voz rota— por favor, JungKook, no me dejes ir, no permitas que me aleje de ti. Te amo mucho, te necesito demasiado, en serio te amo como loca.
Está vez él me beso, levantándome en sus brazos hasta depositarnos en la cama matrimonial, me beso de forma pasional y posesiva, como si no quisiera que me fuera. Pues no lo haría.
Estaba muy segura de su amor, porque me lo ha demostrado y aunque en algún momento nos hayamos desviado de nuestro pacto de estar siempre juntos, volvemos el uno al lado del otro. No quiero pensar que somos tóxicos, porque en su momento lo hemos sido, pero también hemos sido sinceros y puros, nos hemos amado de forma libre y plena, dulce y sincera.
Hemos construido una familia, dos niños hermosos merecían tener a sus padres juntos y amándose. Si en algún momento me permití caer, ya no lo permitiría, no me dejaría vencer. Está vez no.
—Esta vez no —susurré sobre sus labios, nuestras respiraciones aún seguían agitadas, mi manos se deslizaron de su nuca a sus mejillas— está vez, Jeon, no voy a dejarte ir.
—No lo hagas, nena, no me dejes ir —murmuró rozando nuestros labios en un juego— cometí un error muy grave dejándome llevar por la estupidez de mi inmadurez —negó mirándome a los ojos— no volverá a suceder dos veces.
Dió muchos besitos tiernos por todo mi rostro haciéndome reír, pasó a mi cuello dónde se detuvo a jugar con la piel del lugar en un beso más intenso, lo detuve posando mis manos sobre su pecho alejándolo un poco.
—No podemos cariño, los niños llegarán en cualquier momento —avisé, puesto que lo único que habíamos hecho fue besarnos tirados en la cama, lo haría sufrir otro poquito más. Frunció su ceño separándose un poco, mirándome— ¿qué?
—Dilo —negué sin entender— lo que dijiste luego de no podemos. —dijo haciéndome caer en cuenta, sonreí divertida mordiendo mi labio inferior.
—No sé de qué hablas, Jeon —respondí haciéndome la desentendida, suspiró frustrado golpeando con su lengua la pared interna de su mejilla levantándose de encima de mí para alejarse.
Lo jale del brazo haciendo que cayera acostado está vez yo encima de él, sus manos sobre mi cintura.
—No te enojes, cariño —sonrió satisfecho apretando su agarre en mi cintura escondiendo su rostro en mi cuello— ¿Qué te pasa, Jeon, estás muy cariñoso?
Pregunté divertida, pero su siguiente movimiento me alarmó, estaba sollozando, abrazándome, apretándome más a su cuerpo.
—JungKook, amor, ¿qué tienes? —lo obligué a que saliera de su escondite encontrándome con su rostro empapado en lágrimas, sus ojos y nariz rojas, llevó una de sus manos despeinando sus cabellos, mirándome mientras mordía su labio inferior.
—Pensé que los perdería, Gia. En serio, perdóname, siento que ni lo que me resta de vida será suficiente para compensar todo el dolor que te cause —confesó con su voz en un hilo, tomó entre sus manos mi rostro para estampar un enorme beso en mis labios— no sabes lo que te extrañé, cariño, mucho, no sabes lo que te necesité, lo que te pensé y sonara imposible, hasta absurdo, pero me doy cuenta de que en ella siempre te buscaba a ti. Perdóname mi amor. Perdóname. Yo te amo.
Me abrazó fuerte haciendo que me pierda entre su cuerpo y la cama una vez que me voltee sobre el colchón, nos acomodé de modo que su cabeza quede reposando sobre mi pecho, sus brazos no querían soltarme, repartí caricias sobre su espalda y cabello, dejando castos besos también.
—Te amo, cariño, también te he extrañado JungKook.
Seis meses después.
Movía mis caderas al compás de aquella canción movida pero de acordes tranquilos que sonaba a través de los parlantes a un costado de la habitación. Cerré los ojos por unos momentos sintiendo el ritmo, sintiendo unos brazos rodearme la cintura y su calor corporal golpeando mi espalda al igual que su aliento cuando escondió su rostro en mi cuello albergando en mi piel suaves besos.
Mis movimientos comenzaron a ser más lentos en compañía de este hombre que comenzaba a acariciar mi cintura por encima de su camiseta varios talles más grande que cubría mi desnudez, sus manos comenzaron un lento pero juguetón recorrido hacia abajo electrizandome cuando las yemas de sus dedos tocaron la piel de mis muslos.
Subió lento hasta llevarse entre los dedos el dobladillo de la camiseta sintiendo su tacto caliente sobre mi piel desnuda, sintiendo la placentera sensación de sus labios besar la piel de mi cuello, sintiéndome un títere a su merced. Sintiendo la extraña sensación de mis brazos no reaccionar.
Al segundo, sus manos sobre mi cintura me voltean hasta tener su rostro cerca del mío dejándome ver el iris de sus ojos más oscuros de lo normal, la lujuria viajar por ellos, comenzó el tortuoso trabajo de sacarme aquella tela que me envolvía dejándome totalmente expuesta ante él. Sintiendo el calor de su piel caliente, cada músculo de su marcado torso cuando su brazo fuerte, tatuado y posesivo rodeó mi cintura para acercarme a su cuerpo que solo vestía unos pantalones ligeros.
La perfección en su estado más puro.
Su boca proclamó la mía de forma dulce pero fogosa, su mano libre jugando con mi piel subiendo por mi pierna, cadera, abdomen, cintura, pechos dónde se detiene a acariciarlos eróticamente unos segundos, siguió su recorrido a mi cuello dónde se detiene para anclarse de mi nuca como diciéndome que el beso no se acabará hasta que él lo decida. De todas maneras no pienso detenerlo.
Dejó que me lleve a dónde quiera sintiendo al instante el blando colchón sobre mi espalda cuando me recuesta sobre la cama, cierro mis ojos disfrutando cuando su boca cálida comienza a recorrer mi cuerpo entero en besos húmedos que me hacen estremecer y gemir más de una vez. Se toma su tiempo de tocarme, de acariciar, succionar y besar cada parte que parece me vuelve loca, fascinándole los suspiros que salen de mi boca por su causa.
Su cuerpo sube en medio de los besos, sus manos acariciando cada centímetro de mi cuerpo haciendo que arda internamente por él, su última parada es mi boca dónde vuelve apoderarse de ella, su lengua entornandose en un juego divertido con la mía sacándome un gemido alto que se pierde en nuestras bocas unidas cuando se entierra en mi de una dulce estocada moviéndose frenéticamente, reclamándome suya en cada embestida, en cada caricia caliente y dulce que recorría sus manos mi piel al igual que yo en la suya.
La sensación de explotar comienza a llenar mi vientre bajo y no quiero que se detenga, pero tampoco quiero que terminé, por lo que lo empujó apenas haciendo que rodemos en la cama, veo mi oportunidad de quedar encima de él. Veo cómo se deleita ante mi desnudez mordiendo su labio inferior, sus manos aprietan con fuerza la piel de mis caderas cuando vuelvo a bajar por su caliente longitud latente que me llena completa haciendo que soltemos los dos gemidos de ardiente placer.
Me muevo lento, mis manos tocando sus pectorales sintiendo los latidos de su frenético corazón saltar sobre su pecho —seguro como el mío— haciendo un poco más sufrible la situación, así que toma impulso y de un movimiento se sienta conmigo todavía moviéndome en vaivén sus brazos rodeándome, su boca reclamando otra vez la mía, sus manos inquietas recorriendo mi cintura, mi espalda deteniéndose en mi trasero dónde sus manos se afianzan con ímpetu para aferrarme todavía más a su erección latente dentro de mi, si es posible.
El beso sigue su curso aún nos faltará el aire que intentábamos recuperar en los pequeños lapsos en que nuestras bocas se separaban. Sus manos vuelven acariciar mi cintura, al segundo me rodea con sus brazos apretándome más a su cuerpo, nuestras pieles sudorosas y calientes se mantenían pegadas.
Nuestras respiraciones aceleradas de a poco se fueron normalizando una vez nos separamos para mirarnos a los ojos, recosté mi cabeza sobre su hombro, sentí como dejaba un recorrido de tiernos besos por mi cuello, hombros hasta detenerse en mi pecho. Una de sus manos tomó un puñado de mi cabello jalando hacia atrás sin hacerme daño para hacer que lo mire.
Cerró sus ojos por unos instantes cuando me moví en círculos sobre él sacándole un gemido bajo, sonreí pícara dirigiéndome a besar la piel de su cuello, otro gemido de su boca está vez él comenzó a moverse más rápido debajo mío, mis brazos rodeando su cuello, mi rostro escondido allí también, sus manos recorrieron mi espalda, cintura, deteniéndose en mis caderas que presionó profundizando más los movimientos.
Está vez los gemidos salían de mí.
—Te amo, te amo Gia, por Dios que lo hago —susurró entre jadeos sin dejar de moverse y besar la piel de mi cuello y hombro.
—Yo igual, como no te imaginas, cariño —contesté está vez tomando yo sus labios en un beso intenso y posesivo.
Fundiéndonos en la más enloquecedora pasión que nuestros cuerpos nos permitían, en presencia de una noche estrellada dentro de una cabaña los más alejada posible del mundo, dónde nos hemos estado amando desde hace días. Solo nosotros dos.
Fundiéndonos el uno en el otro llegando ambos al frenesí, extasiados de amor y pasión.
Buenas, buenas primero que nada, decir lo orgullosa que estoy de mis niños siendo representantes en la ONU. 😭😍
Luego, he aquí el epílogo de está linda historia que me ha encantado escribir, espero les guste y que haya estado picante. Jejeje.
Todavía faltan dos extras más que creo fueron necesarias para darle un cierre a tremenda historia que no pensé que iba gustar.
En serio muchas, muchas gracias. No olviden votar y comentar.
Tomen mucha agüita, cuidense.
Besos 💜
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