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El dolor insoportable por querer traer a mi bebé en buenas condiciones me aterraba sumado a la obstetra que me incitaba a pujar dándome firmes órdenes a viva voz, las enfermeras y asistentes moviéndose a mi alrededor, él a mi lado sosteniendo mi mano con firmeza totalmente serio y hasta concentrado diría yo.

—¡Vete! ¡Te odio! ¡ Te odio Jeon JungKook! ¡Aaahh! Duele, duele mucho.

—Puja, Gia, puja que falta poco.

—Me las vas a pagar juró que te haré la vida imposible —vociferaba mientras pujaba y su silencio lo único que hacía era enojarme mucho más— ¡Te odio Jeon! Con el alma entera.

—Yo te amo, Seo Gia —murmuró sobre mis labios dejándome atónita— te amo nunca deje de hacerlo ni por un segundo y me arrepiento de haberte hecho daño y de no estar a tu lado cuidándote —su voz ronca se quebraba con cada palabra— sé que me odias, me lo merezco, pero necesito que toda esa energía la pongas en pujar para traer al mundo a nuestra bebé.

Mi vista se volvió nublada por las lágrimas, me sentía exhausta y muy enojada. Seguía teniendo pensamientos con elementos cortopunzantes lastimando aquel hombre a mi lado que sostenía mi mano con fuerza mientras la otra acariciaba mi cabello con ternura y sin verlo venir, me beso en los labios, uno que fue rápido, pero que sabía a puro amor.

Otra contracción, un dolor agobiante que sentí me partía en dos, toda mi fuerza física, mental, psíquica, emocional y muchas más puestas en pujar. Y a los minutos me desvanecía con el cuerpo cansado y pesado mientras mis oídos eran participes de la música más hermosa para mí, el llanto de mi bebé, de mi segundo bebé. De mi pequeña Laís.

—Lo hiciste mi amor, lo hiciste y estoy orgulloso de ti —escuché su voz algo lejana, pero podía sentir lo feliz que estaba mientras me encontraba en un limbo de dolor y vacío, a los segundos o minutos, no estoy segura, JungKook se acercaba con un pequeño bulto envuelto en una manta blanca en sus brazos— mira, cariño, mira es hermosa nuestra pequeña Laís.

Depósito a la pequeña en mi pecho, logré darle un beso en su pequeña frente y a la vez recibiendo uno del padre de mi hija. Una enfermera se acercó alejándola de nosotros para llevársela a neonatología, según pude escuchar; la voz de JungKook cada vez más lejana hablándome luego solo oscuridad.

🖤🖤🖤


Ya no sentía más que letargo habían pasado varias horas del parto, me había desmayado de tanto cansancio, pero por suerte todo había salido bien. Ya tenía a mi pequeña Laís conmigo. He dormido lo que creo es una eternidad, supongo que ha de ser de madrugada porque todo sigue oscuro salvó por las luces de la sala donde puedo escuchar unas voces.

—Aún la amas, dime la verdad JK se sincero.

Aquella pregunta me ha tomado por sorpresa, de hecho puedo reconocer la voz grave y tranquila del hombre que fórmula dicha afirmación/pregunta, Min Yoongi.

Silencio, supongo que se debatía por decir la verdad, un suspiro cansado sale de alguien.

—Si, hyung la amo con el alma entera —hablo firme y seguro. Contuve la respiración y el sollozo latente que se quería escapar de mi garganta. Agradecía el que estuvieran algo alejados y no pudieran escucharme.

—¿Por qué entonces decidiste pedir los papeles del divorcio en su momento? Acaso lo de SongYoo fue un capricho, porque si es así, te mereces esto y más —le amenazó oppa con recelo en su voz, Yoongi ha sido un amigo realmente extraordinario me ha apoyado y ayudado, a los dos nos ha ayudado y apoyado.

Maldito JungKook, maldito seas y ojalá te salgan arrugas y ronchas, aunque esté chico aún con aquellas cosas se vería tremendamente bien. Y maldita sea por lo malditamente hermoso que es. Maldito sea por haberme enamorado de él y haberme dado dos hermosos hijos que para mal de males, en realidad gracias a Dios, son calcos idénticos a él.

Un pequeño chillido me sacó de mi tan afanosa maldición hacia Jeon, con las poquitas fuerzas que mi débil cuerpo me permitía intente reincorporarme de la cama para cargar a mi bebé, pero unas cálidas y grandes manos me lo impidieron.

—Yo voy —susurró ayudándome a recostarme de nuevo, rodeo la camilla y con sumo cuidado asombrándome, tomó a la pequeña en sus fuertes brazos, con pasos lentos se acercó a mí para depositarla en los mios, al segundo removí la tira de mi camisón del hombro para dejar uno de mis pechos al descubierto guiando la boquita de mi pequeña a que tomara leche.

Sonreí al ver como sus mejillas rosaditas parecían llenarse, ante lo tierna que se veía con su ropita blanca, su manito llena de hoyuelitos rodeando el dedo índice de su padre. Voltee a verle encontrándome con su sonrisa de conejo embobado mirando a la niña.

Me miró está vez sonriendo con labios sellados, sus ojos tenían un brillo especial, me recordaba a... me recordaba cuando me prometió amor eterno y Dios que ganas de golpearlo tengo. Abducía todo pensamiento psicópata con intenciones de dolor hacia Jeon culpa de las hormonas.

—No te preocupes —susurró divertido como leyendo mis pensamientos— voy a poner el cuerpo entero si quieres golpearme, lanzarme cosas u otras —sonrió y lo odio por tener una sonrisa tan linda cuando una acá está hecha un zombie.

Aún seguía a centímetros de mi, su calor abrazándome, su mano libre acariciando mi cintura la otra dónde su dedo era tomado por la niña y volvió a hacérmela, depósito un beso en mis labios uno tierno y que gritaba amor.

Te odio, Jeon JungKook, te amo tanto.

—Oye nena, oye, no llores —tomó entre sus manos mi rostro haciendo que nuestras frentes se tocaran— prometo que todo va cambiar. Vamos a estar bien.

—No prometas nada JungKook, no lo hagas —murmuré separándome un poco de él volviendo a observar sus enormes ojos negros— la última vez que dijiste eso te creí y tiempo después me partiste el corazón cuando te divorciarte de mi.

Su rostro era todo un poema. Si, admito que sentí un poco de alegría ver su cara de arrepentimiento y remordimiento. Pero a quien engaño. Me acerqué a él besando la comisura de sus labios reposando un rato allí, acto seguido los suyos tomaron control de los míos para hacerlo un poco más intenso con el acercamiento de nuestras lenguas rozándose.

Pero era demasiado lindo para ser verdad, la pequeña aún en mis brazos pedía atención en un sollozo causando que me alejara de su padre.

—Oh, mi vida, está bien, corazoncito mío, nuestra atención estará puesta solo en ti. —acaricié con la yema de mi dedo índice su pequeña naricita, apenas un roce tierno ayudándola a que volviera a tomar mi pecho con su boquita mientras me recostaba en el pecho de JungKook quien repartía caricias en mis brazos y rostro dejando castos besos en mi piel de vez en cuando.

*Suena de fondo 'la Vie est belle'*
Bienvenida Jeon Laís al mundo.
Espero les haya gustado. Gracias, gracias por darle la oportunidad a esta historia.

No olviden comentar y votar.

Mantenganse saludable!! Beso 💜

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