Capítulo único.
Últimamente, JungKook había notado ciertas cosas, especialmente durante el "PERMISSION TO DANCE On Stage", donde quedó impresionado por la nueva masa muscular de su hyung. Aunque JiMin le había dicho que ahora estaba enfocado en ganar músculo y no solo mantenerlo, fue en el escenario donde JungKook pudo apreciar el cambio de manera visible por primera vez. No entró en pánico porque claramente debía mantener las apariencias enfrente de las cámaras, sin embargo por dentro era otro asunto. No podía dejar de pensar en eso de vez en cuando.
JiMin lucía caliente, sí. Era muy caliente.
Tal vez demasiado para su pobre concentración.
En el escenario pudo mantenerse a raya con sus impulsos —o al menos lo menos evidente posible—, pero tan pronto bajaron al backstage fue más difícil. Estando rodeados del staff ayudándoles con los micrófonos y vestuario, JungKook inquieto vagó la mirada por los distintos miembros agotados pero su atención se centró en JiMin.
Estaba sudado, con los largos cabellos oscuros pegados a su rostro y la agitación evidente en el movimiento de su pecho. Tragó saliva al ver cómo Park se quitaba la chaqueta caqui, revelando sus brazos tonificados desnudos bajo la camiseta blanca sin mangas; ahora más musculosos debido al reciente trabajo en el gimnasio. Mentiría descaradamente si dijera que no le gustaba en absoluto ese cambio.
Ama a su apreciado novio de todas formas, eso era indiscutible, pero este nuevo aspecto lo sintió como un ataque personal.
JiMin lo atrapó mirándolo, y el calor subió rápidamente a su rostro al ver la sonrisa sutil del mayor. Volteó la cabeza, escapando de la intensidad de esos pequeños ojos que parecían reducirlo. Podía sentir que aún lo observaban, y sabía perfectamente de quién se trataba. Ahora, sintiéndose más inquieto, deseaba que la chica del staff terminara pronto su trabajo para poder ir a casa y descansar, quizás obteniendo algo más que solo dormir.
No obstante, no obtuvo nada de lo que sus anhelos más profundos sugerían, ya que tan pronto como ambos tocaron la cama, se quedaron dormidos debido a su agotamiento evidente. La tensión se acumuló en los días siguientes, con escasas oportunidades de pasar tiempo a solas. Sus únicas opciones eran estar acompañados por los demás chicos practicando la coreografía del reciente sencillo o reflexionando sobre los próximos singles que vendrían.
JungKook llegó a un punto de frustración, donde incluso un roce durante los ensayos hacía que su piel anhelara un contacto más intenso. Y aunque lanzaba miraditas sugerentes, JiMin aún no respondía a sus deseos.
Nunca pensó que tanto músculo podría gustarle tanto.
Quería hacer tantas cosas con ellos… sí.
Este era uno de esos días en lo que se la habían pasado más en el salón de prácticas, terminando exhaustos luego de un arduo trabajo y NamJoon cerca de la noche decidió que sería mejor volver a casa para descansar lo adecuado. El resto estuvo de acuerdo, levantando sus pulgares desde sus posiciones en el suelo.
El miembro más joven del grupo optó por quedarse a solas con JiMin, observando cómo TaeHyung se iba rodeando los hombros de un YoonGi que se quejaba por la cercanía, seguido por HoSeok con Jin y, por último, el líder. Se dio cuenta de que faltaban dos personas y no dudó en preguntar si se quedarían. JungKook, anticipándose a cualquier movimiento de su querido hyung, lo tomó del brazo y le ofreció a Nam una sonrisa llena de falsa inocencia.
«Nosotros nos quedaremos un rato más, iremos detrás de ustedes, no se preocupen.»
NamJoon los observó brevemente, lanzando su mirada típica cuando quería que se comportaran, y JungKook no tuvo problema en asentir como si nada. JiMin a su lado lucía más confundido que otra cosa, pero no dijo nada. Tan pronto la puerta se cerró y quedaron solos en el lugar, JungKook se volvió hacia él. JiMin arqueó una ceja en el momento en que sus ojos se encontraron, retirando un mechón de cabello oscuro de su frente.
—¿Me explicas qué acaba de pasar, JungKook? —pidió en un tono calmado pero que no daba ningún lugar para alguna objeción. Él lo sabía muy bien.
—¿Es qué acaso no puedo querer estar un rato con mi querido novio? —JungKook ladeó la cabeza en un gesto dulce, queriendo actuar normal ante el mayor pero la breve mirada que le dio fue suficiente para hacerle saber que no estaba convencido de su extraña inocencia. Maldijo internamente.
—Algo me dice que no es solo eso, te conozco, Koo.
Suspiró. A veces no era muy conveniente que JiMin supiera leerlo como un libro abierto.
—¡Ah! Está bien, solo es que te extraño mucho, JiMinie… —abultó sus labios casi en una rabieta, los largos dedos acariciando casi en un acto inconsciente el bíceps derecho de JiMin—. Estos días no hemos podido pasar mucho tiempo juntos y no me gusta.
La boca del pelinegro se curvó en una sonrisa cautivadora, acercándose un poco en su espacio personal para tomar su cintura con gentileza. Su respiración se atascó por unos segundos al repasar la apariencia de JiMin; su cabello húmedo pegado a la frente, la delgada camiseta oscura siendo como una segunda piel en su torso y en verdad era un buen complemento con esa aura despreocupada que exudaba.
—Yo también te he extrañado tanto, bebé. —JiMin se escabulló en su cuello, rozando la punta de la nariz en la piel perlada y oliendo el aroma atractivo, JungKook medio tembló por la repentina cercanía pero no se quejaría en absoluto. Todas sus terminaciones nerviosas brillaban contentas por sentir el cuerpo contrario apretado contra el suyo—. Pero es inevitable que nos ocupemos en las responsabilidades del grupo.
—Lo sé... pero aún así.
Las palabras se volvieron algo difícil de articular de repente, JungKook sentía derretirse por las leves caricias que dejaban los pulgares ajenos en su cintura, colándose por debajo del buzo que vestía. Por supuesto se dejó llevar, inhalando el aroma bueno de su JiMin tan cercano.
—¿Por eso querías estar a solas conmigo? ¿Estar con tu hyung, JungKookie? —el gentil trato de la voz en JiMin se reemplazó por uno más coqueto y ronco, alejando su rostro del cuello para quedar frente a frente. Su mente dio vueltas al observar la sonrisa divertida en él—. No me equivoco, ¿cierto?
Cuando JiMin le hablaba de esa manera, su cuerpo no podía evitar tener reacciones equívocas, como si siempre estuviera orbitando alrededor de Park.
—Tienes razón. —admitió con sus mejillas calientes, sintiéndose un poco intimidado por la fiereza recóndita en el par de ojos pequeños—. Extrañaba tenerte tan cerca de mí… poder tocarte sin que nadie nos observe.
JungKook mordió su labio inferior mientras deslizaba ambas manos por los brazos de JiMin en ligeros apretones, ahogando un jadeo al percibir la dureza muscular. Si bien él mismo tenía músculos bastante definidos, sentir los de alguien más era algo diferente, provocando una reacción ardiente en su persona. Especialmente si se trataba de su atractivo novio.
Sus grandes ojos no dejaban de mirarlo con inquietud, y sabía perfectamente que JiMin estaba al tanto. Incluso pudo percibir una pequeña curva divertida en sus labios.
No era capaz de contener esto más… necesitaba hacer algo.
—Joder, hyung… ¿Crees que podrás cargarme como lo hiciste con Tae? —su pulso se aceleró tan pronto dejó salir lo que estuvo guardando en su mente, una de las tantas cosas que se había imaginado.
La sorpresa en la expresión del mayor fue efímera; en cambio, el abrazo alrededor de él se intensificó y el calor entre ambos cuerpos sorprendentemente aumentó.
—¿Quieres probar? —arqueó una ceja, rozando sus labios juntos en un cosquilleo estremecedor.
En los últimos días, JiMin no se había unido tanto al resto en el gimnasio, principalmente por aburrimiento. Sin embargo, eso no lo frenó para seguir manteniendo un ojo en él. Siempre estaba dentro de su campo de visión.
—Por favor, Mimi… —él apretó, sus manos incapaces de rodear los músculos como antes solía hacerlo y eso ganó una pulsación en su miembro medio duro. Mierda.
El aire desapareció por un momento, sus pies dejaron de tocar el suelo en un movimiento rápido y fluido. JiMin lo agarró con fuerza por la cintura, la presión en esa zona y el hecho de que ahora parecía fácil para su novio levantarlo encendieron fibras ardientes en su interior. JungKook lo miró boquiabierto. Era tan fácil ahora, demasiado, sorprendiendo incluso a Park.
TaeHyung estaba bien construido, por supuesto, pero aún así era ligero en comparación. En cambio, JungKook era puro músculo, pesado y grande, y a pesar de eso, los brazos del bailarín rodeaban la cintura estrecha como si nada.
—¡Joder! —su risa entusiasta se transforma en una risilla tonta. Ver a JiMin desde arriba mientras lo sostenía era algo completamente nuevo.
Una fascinación peligrosa ardió en los ojos del mayor, tonteando al respecto y JungKook vaya que amó este contraste suyo en relación a lo que los demás eran capaces de observar. Todos sabían que a JiMin le gustaba exagerar frente a las cámaras, actuando de manera linda y suave, como el encantador ídolo que era. Ni siquiera en esos coqueteos públicos, había sido capaz de alzar a JungKook tan alto como lo hacía ahora.
—¿Sorprendido, Koo? —rió, sin ninguna intención de dejarlo ir y tampoco es como si se lo fuera a pedir.
—Vaya que sí, hyung.
Se aferró a sus hombros, mordiendo aún más su labio inferior con la tentación de rodear las caderas de JiMin con sus piernas y pedirle que lo jodiera ahí mismo. Cielo bendito.
¿Cuándo es que él se convirtió en… esto? Los músculos y la fuerza eran su especialidad, JungKook era experto en eso. Sin embargo, JiMin…
—Apuesto, —se atrevió a hablar de nuevo en un jugueteo, lamiendo sus delgados labios con anticipación—. Apuesto que ahora sí podrás tomarme contra la pared, de la manera apropiada ¿no es así, hyungie? ¿Te lo imaginas?
Imaginar. Claro. Fue una invitación no tan sutil, el cosquilleo en su viente aumentó ante el gruñido bajo de JiMin.
Él se estremece ante el contacto de sus manos, que se deslizan lentamente por sus hombros y cuello. La zona es más gruesa allí, y los pulgares de JungKook delinean la marcada mandíbula antes de descender hacia el pecho.
—Tan solo mirate, —JiMin se enfocó en los labios de JungKook, en cómo ha tomado el inferior entre sus dientes. Una señal de que hacía más que solo imaginar—. Bonito, ¿quieres que te acorrale? ¿Justo como tú solías hacer conmigo?
El hecho que se burlara al respecto lo encendía más que molestarle.
—Mierda, JiMin. —soltó una risa nerviosa, y sus manos no demoraron en levantar la camiseta húmeda del mayor tan pronto estuvo con los pies en el suelo de nuevo, la piel caliente encontrándose con yemas de dedos fríos que tocaron el estómago ajeno. JungKook estaba seguro de que si se flexionara, sentiría el músculo tonificado—. Te amo así, te amo suave y lindo también, pero así me vuelves tan loco porque tú puedes hacerme sentir… realmente pequeño. Ni siquiera tengo que pretender, tú serías capaz de hacerlo si quisieras.
Y eso me fascina tan mal. Quiso terminar.
JiMin sintió un sonrojo subir por su cuello, detallando la expresión deseosa de su menor; ojos brillosos y dilatados pidiendo en gritos silenciosos lo que más deseaba. Era tan precioso de esa forma, sin embargo no pudo evitar pensar que se vería mucho más precioso clavado contra la dura pared, encerrado por su cuerpo.
Usualmente, cuando ellos tenían sexo JungKook lo dejaba ganar. Entregando el poder en sus manos, permitiéndole actuar de acuerdo a sus instintos más carnales y dominantes.
—Estás disfrutando mucho de esto, bebé ¿uhm? —JiMin se burló, juntando su pecho aún más con el contrario. El aroma de JungKook vagando por su nariz, él todavía olía como la delicada loción que usa, algo floral y esto lo volvía absolutamente loco—. ¿Es por eso que me has estado insistiendo para que entrene contigo más a menudo?
Jeon se bañó de vergüenza al ser descubierto, sus labios temblando al intentar hablar.
—Tal vez… especialmente porque haces esos ruidos distractores. —su dedo índice se onduló por la piel caliente del pecho de Park, provocándole—. Luego del gimnasio vas a casa, sudando para más que un cardio. Eres una tentación andante, JiMinie hyung.
JiMin se tornó en un suave carmesí. Recuerda brevemente cuando estaban filmando, que NamJoon insistió en que se quitara el micrófono mientras estuviera en el gimnasio, no había entendido hasta que se encontró a JungKook más tarde esa noche con la intención de burlarse de él.
“Sonabas como cuando nosotros jodemos, hyung. Pobres fans.”
Pequeño mocoso ingrato.
—Cárgame, JiMin-ah. —JungKook suspira entonces, rozando sus labios con la oreja de JiMin—. Quiero oír esos sonidos de nuevo. Justo aquí y ahora.
—¿Quién soy yo para negarme ante Jeon JungKook?
—Eres Park JiMin, pero te gusta complacerme… —dijo, regando besos húmedos en la línea de la mandíbula, sonriendo divertido por el tambaleo en la respiración de su hyung, volviéndose más agitada.
—En eso tienes razón, mi amor.
JiMin desliza sus manos por el pecho formado de JungKook, jugando con los botones de su camisa hasta que observa la boca del menor entreabierta, inclinándose hacia adelante toma sus bonitos labios contra los suyos. Saboreando el deseo allí mezclado con sus productos para la piel y aceites para labios. Un gruñido empuja de JungKook cuando Jimin se detiene en su cintura, clavando sus uñas cuidadas en la piel.
Era tan pequeño en ese lugar, posiblemente la cosa más pequeña sobre él, y Jimin estaría mintiendo si dijera que no aprovecha cada oportunidad para recordárselo. Con palabras, con sus brazos envueltos alrededor de él. Tan ridículo le resulta lo sexy que era su menor: en forma, musculoso, pero olía a flores vivas, gime tan bonito y posee una cintura tan pequeña que JiMin puede rodearla fácilmente con un solo brazo.
JungKook era una combinación perfecta.
Sin dejar ir el beso, Park encuentra un agarre en los muslos de JungKook (gruesos, demasiado gruesos para los pantalones que ha decidido usar hoy, eso es seguro) y lo maneja. Sus cuerpos se presionan juntos, y la tensión se siente más que bien así. Bien porque lo tiene cediendo ante él, perdido ante la bruma de las sensaciones mientras chupaba su labio inferior en un gemido de placer.
JungKook rompe su beso, respirando entrecortado.
— Tan caliente, hyung… ¿De verdad ahora puedes follarme así?
— Puedo. — JiMin ajusta su posición, rebotándolo hasta que su agarre se siente fuerte, la erección de JungKook haciendo fricción contra su propio muslo—. Lo deseas tanto y no puedo defraudar a mi bebé.
Su lengua se desliza por el piercing en el labio de JungKook.
—Siempre te querré, hyung. —las palabras no dejaron de revolotear el pecho de JiMin, y cuando JungKook comienza a desabotonar la camiseta que lleva puesta, le aprieta los muslos.
La tela se desliza de sus hombros ondulantes, los labios gruesos del mayor toman la oportunidad de chupar en la piel blanquecina y suave, gruñendo satisfecho al observar la marca rojiza de su propiedad. Nunca se cansaría de marcarlo, no le importaba si no pudiera hacerlo en zonas visibles, era suficiente con saber que la portaba en un lugar específico de su cuerpo.
—Quiero que me muestres lo que puedes hacer. ¿No dijiste que también trabajaste en tu resistencia?
Un jadeo se ahogó en su garganta cuando JiMin actuó rápido para presionarlo contra la pared, manteniéndolo arriba en sus brazos perfectamente y la sensación de ser dominado estimuló los puntos correctos en él. Su boca de nuevo fue asaltada, en un contacto agresivo y duro, no habiendo espacio para respirar entre la llama que ardía entre ellos.
Ambos pechos desnudos tocándose permitió que se sintiera el acelerado latir en sus corazones, la espalda de JiMin siendo acariciada por los dedos deseosos de Jeon y este no dejó que se alejara por largos minutos. Esta nueva posición estaba volviendo loco a JungKook, por lo que no sería sorpresa que se convirtiera en una de sus favoritas.
Se sentía volando por las nubes y soltó un gemido bajo cuando la conocida lengua se escabulló por la sensibilidad de su cuello, JiMin estaba haciendo de las suyas pero él no se quedaría atrás. Su mano bajó por en medio de sus abdómenes, mordiendo el labio cuando encontró el bulto sobresaliente en los pantalones de su novio; hizo eco una pequeña risilla en la sala de prácticas vacía al ahuecar y apretar la erección.
Park gimió, enterrando los dientes en su cuello generándole un escalofrío placentero.
—Quiero esto, cariño… dámelo. —JungKook ronroneó, haciendo que el bailarín se separara de su cuello para mirarle con intensidad. Su labio inferior de inmediato fue atacado por unos dientes finos robándole un gemido sonoro.
—Te lo daré, conejito.
(...)
La pared fue reemplazada por el espejo, los cabellos húmedos de JungKook se arrastraban por el vidrio en cada movimiento brusco y sus ojos cerrados no podían contener más las lágrimas de gozo. Gemidos salían de su rosada boca, sintiendo que JiMin daba con certeza en su interior, aquella polla perfecta encontrando el camino en su culo para hacerle ver astros detrás de sus párpados.
Lo sujetaba firmemente por los muslos, sus brazos mostrando una hermosa tensión muscular por el esfuerzo físico. Las manos de JungKook exploraban un camino entre los hombros y cabellos de su hyung, entreabriendo los ojos de vez en cuando para disfrutar de la expresión de JiMin en ese momento: labios hinchados, mejillas enrojecidas y la vena del cuello marcada por la tensión.
Verlo cada vez que lo hacían era lo mejor del espectáculo.
—No te importa que estemos en un lugar público en el que cualquier persona del staff pueda atraparnos, ¿cierto, ángel? —le molestó, manteniéndolo contra la superficie fría—. Donde cualquiera nos pueda escuchar… en especial a ti.
El hecho de estar expuestos no lo hacía querer huir, por el contrario, la adrenalina corría por sus venas mientras toma la boca de JiMin una vez más y encaja sus tobillos en los glúteos ajenos queriendo acercarlo mucho más. Era tan obsceno como ambos no tenían ninguna prenda en la parte superior y sus pantalones se encontraban en el suelo, totalmente desnudos en la sala de prácticas entregándose uno al otro.
Todo lo que podía hacer JungKook era gemir y gruñir, tan perdido en el rebote de la pelvis del pelinegro contra su culo. Su polla húmeda se presionaba contra el abdomen desnudo de Park, ensuciando la piel de presemen. Se sintió tan tambaleante, JiMin estaba trabajando en él como siempre lo hacía pero ahora no había más que deseo bruto. Sentía cada centímetro en su interior, y ahora es cuando agradece que ninguno tuviera algún preservativo a la mano.
—Dios, h-hyung, eres tan fuerte ahora… me das tan bien.
Una perfecta 'o' marcó su boca, el movimiento de sus caderas yendo de adelante hacia atrás con fuerza. No pedía más que tenerlo muy profundo en él, volviendo cada parte de su propiedad.
—Y tú me recibes perfectamente, cariño. —JiMin jadeó, agarrando su culo en vez de sus muslos para alzarlo levemente al mismo tiempo que empuja sus caderas con rectitud, la torpeza era casi nula. Ya era experto en lo que hacía.
JungKook casi no podía respirar, retorciéndose y gimiendo un conjunto de tonterías completas que solo fueron más y más incomprensibles cuánto más duro lo jodía JiMin.
Le quemaba la piel y los músculos. Estaba tan cerca pero aún así no quería detenerse. El estímulo en su sensible próstata era todo lo que necesitaba en ese instante. Su espalda se arqueó y JiMin se abalanzó sobre él, estrellándose contra su punto erógeno.
Sus cortas uñas se permitieron marcar la tonificada espalda, contribuyendo al desastre que eran ambos ahora mismo. Marcas rojizas decoraban el cuello de Jeon, que se encontraba lleno de un resto de saliva sobresaliente en su boca abierta, su cuerpo podía seguir siendo más grande que el del JiMin pero eso no lo detuvo en ningún momento de manejarlo a su antojo. Moviéndolo como un muñeco insaciable.
Eso solo lo hizo gemir aún más.
Esta no era la primera vez que sucedía algo así, en otras dos ocasiones la tensión era tanta que no pudieron contenerse a llegar a casa para descargarse, por ello el acto se volvía tan primitivo. La sensación de peligro era su droga, corriendo el riesgo de que cualquiera sería capaz de ver al masculino y fuerte maknae siendo follado por su lindo hyung. Algo que podía parecer impensable para la mayoría de las personas allá afuera.
Sin embargo, solo ellos dos sabían la verdad detrás de su relación.
Y planeaban que se quedara así. Al menos por ahora.
—¿Te gusta como lo hace hyung, Koo? —gruñó, su lengua creándose un camino por las clavículas marcadas de JungKook, las uñas hundiéndose en la piel esponjosa de su culo.
Él era un desastre de sollozos y asentimientos torpes, aferrando sus manos en la espalda de JiMin siéndole imposible enfocarse en una sola cosa. Forzosamente pudo entender la pregunta entre el sonido de sus respiraciones agitadas y el chocar de las pieles.
—¡Sí, hyung!
Llamarlo «hyung» se había vuelto casi un fetiche, en la cotidianidad eran contadas las veces en que utilizaba el honorífico con él pero en la intimidad era otro asunto y JiMin no es que se quejara.
El espejo tembló cuando el cuerpo del más grande fue empujado con desespero, Jeon boqueó siendo incapaz de decir algo más y el cosquilleo en su vientre estaba tan cerca de sacarlo del límite. JiMin no se detenía en su tarea, tan firme y al mismo tiempo arrítmico demostrando que él también se vendría en cuestión de nada. Quería que lo hiciera adentro, que lo marcara de la forma más sucia.
—Vamos, JiMin hyung… lo necesito. —tomó entre sus dedos temblorosos el rostro del mayor, sus ojos haciendo contacto antes de besarlo. La saliva se deslizó por sus barbillas, JungKook mordió uno de los labios rellenos ganándose un gemido gutural del bailarín—. Córrete en mí.
Sintió como JiMin enterró la cabeza en su hombro, encajando los dientes en la piel magra mientras se liberaba. Su culo fue apretado por la sensación de ser llenado al tope, la cual nunca dejaría de causarle un escalofrío de pies a cabeza, y el placer de JiMin fue suficiente para correrse después. El nombre del contrario escapó de sus labios en un grito, retorciendo los dedos de sus pies y manchando sus abdómenes.
La sonrisa risueña en su rostro apareció cuando la boca de su hyung creó un camino en su cuello y hombro, un contacto más suave, más como él. A los pocos minutos de estar pegados, lo suelta con cuidado de modo que sus pies toquen el suelo frío, JiMin lo toma de la cintura antes de que empezara a tambalear en sus piernas inestables. Sus ojos ahora destilaban puro cariño y el contraste hizo a su estómago revolotear, dejándose hacer mientras que acomodaba las ropas de cada uno.
—¿No te lastimé, JungKookie? —JiMin lo miró fijamente, sus pulgares masajearon los bordes de su cintura genuinamente preocupado.
Él nada más negó, riéndose.
—Lo hiciste perfecto, JiMinie. —se acercó para besarlo, pasando las manos por sus bíceps duros y apretar allí. No se cansaría de tocarlo nunca—. Aunque ahora tendré que caminar con tu semen en mi culo.
Una risa divertida resonó en el lugar, JungKook abultó sus labios en un mohín juntando sus piernas sintiendo el líquido pegajoso bajar por sus muslos lentamente. Tal vez debió pensarlo mejor, pero no se arrepentiría por nada, había conseguido lo que tanto estuvo fantaseando estas últimas semanas. Y terminó siendo mucho mejor que su imaginación.
—¿Quién fue el que me dijo que lo hiciera? —tomándolo de la mano, impidió que se alejara. Disfrutando de ver el amplio sonrojo en el rostro bonito de JungKook, con sus cabellos todos revueltos y chupones visibles en su cuello junto a la notable hinchazón de su boca.
—Mejor vámonos, quiero tomar una ducha. —podría aparentar estar molesto, pero lo único que quería hacer ahora era hacerse pequeño en el pecho de su novio y no despertar hasta el día siguiente.
JungKook intentó alejarse para tomar su mochila pero JiMin lo abrazó por la espalda, haciendo que se detuviera.
—¿Que pasa, Jim-
—¿Apruebas mi resistencia, bebé? —susurró en su oreja en un tono bajo, conteniendo la risa al ver a través del espejo como Koo fruncía su nariz y se cubría de rojo aún más.
—¡Ya, JiMin!
—Pero respóndeme.
—¡Sí, lo hago!
JungKook sin duda había disfrutado de esas horas en el gimnasio de Park.
Eso sería todo, espero les gustara. No pude evitar escribir algo sobre el Jikook de ese concierto en 2021 🙏🏻.
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