El Regalo Especial Para Navidad🎄
Bonita lectura...💜
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Era una noche fría de diciembre en Seúl. La nieve caía suavemente, cubriendo las calles con un manto blanco que parecía salido de un cuento de hadas. Las luces navideñas titilaban en cada esquina, pero Taehyung, sentado junto a la ventana de su estudio, no podía evitar sentir un vacío. Su corazón estaba lleno de pensamientos que no lograban disiparse, a pesar de la cálida taza de chocolate en sus manos.
Miró hacia el cielo, donde las estrellas brillaban con una intensidad especial esa noche. Suspiró profundamente y, sin pensarlo demasiado, tomó papel y pluma. Con la seriedad de un niño pequeño, decidió escribir una carta a Santa Claus. Era algo que no hacía desde hacía años, pero esa noche sentía que, quizás, la magia de la Navidad podría escuchar sus deseos más profundos.
"Querido Santa Claus," comenzó a escribir con una mezcla de timidez y esperanza, "sé que ya no soy un niño, pero este año tengo un deseo especial. No es algo material, no es algo que se pueda comprar. Quiero algo que mi corazón anhela más que cualquier cosa: Jungkook. No como un simple amigo o compañero, sino como alguien que pueda estar a mi lado de una manera diferente. Quiero sentir su calidez, quiero compartir mis días con él de una forma más profunda. Sé que es un deseo complicado, pero si alguien puede hacerlo realidad, eres tú."
Firmó la carta con un pequeño corazón y una sonrisa nostálgica. Sin darle más vueltas, la colocó en el borde de la ventana abierta, dejando que la brisa fría se la llevara, confiando en que, de alguna manera, llegaría a su destino.
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En un lugar muy lejano, donde la nieve nunca dejaba de caer y la magia de la Navidad era tan real como el aliento en una noche fría, Santa Claus revisaba las cartas que había recibido. Entre miles de pedidos de juguetes y dulces, una carta diferente llamó su atención. Era simple, escrita con una sinceridad que tocó algo profundo en su corazón.
-¿Un deseo de amor? -murmuró Santa, ajustándose las gafas mientras leía cada palabra de Taehyung. Sus ojos se suavizaron-. Esto no será fácil.
Sabía quién era Taehyung. La magia de la Navidad no tenía fronteras, y él había visto a ese joven crecer, brillar en los escenarios, pero también conocía los momentos de soledad que a veces lo envolvían. Sabía que este deseo no era uno pasajero; era un grito del corazón.
Decidido, Santa convocó a sus ayudantes más fieles. No se trataba de fabricar un juguete ni de repartir regalos, sino de algo mucho más complicado: conectar dos almas.
-Necesito encontrar a Jungkook -dijo Santa, su voz firme pero cálida-. Debemos asegurarnos de que su corazón también esté listo.
Los elfos intercambiaron miradas. Sabían que el tiempo era corto y que el amor no era algo que pudiera forzarse. Pero si alguien podía lograr lo imposible, era Santa Claus.
Mientras tanto, Jungkook pasaba esa noche de diciembre sumido en sus propios pensamientos. Se encontraba en su habitación, con la guitarra entre las manos, tarareando una melodía que había estado en su mente todo el día. Una melodía que, sin querer, le recordaba a Taehyung. A sus risas, a su voz profunda, a la forma en que sus ojos brillaban cuando hablaba de cosas que amaba.
-¿Por qué pienso tanto en él? -susurró, dejando escapar un suspiro. Cerró los ojos y, por un momento, se permitió sentir. Había algo en su pecho, algo que no había querido reconocer por miedo a cambiar lo que tenían. Pero ahora, en la quietud de la noche, todo parecía más claro.
De repente, sintió un frío extraño en la habitación, como si una brisa hubiera entrado, aunque las ventanas estaban cerradas. Una pequeña campanita sonó en el aire, y por un instante, Jungkook creyó ver una sombra roja pasar rápidamente.
-¿Santa? -rió, negando con la cabeza-. Estoy delirando.
Pero en el taller de Santa, las cosas estaban en marcha. Santa había visitado a Jungkook en un instante mágico, plantando una semilla de claridad en su corazón. No podía forzar sentimientos, pero podía dar un empujón suave, un recordatorio de lo que realmente importaba.
El 24 de diciembre llegó más rápido de lo esperado. Taehyung había intentado no pensar demasiado en su carta, convenciéndose de que había sido un acto impulsivo. Pero esa noche, mientras el grupo celebraba la víspera de Navidad juntos, sus ojos buscaban a Jungkook. Lo encontró al otro lado de la habitación, sonriendo, pero parecía distraído, como si estuviera buscando algo también.
Cuando la medianoche se acercaba, Taehyung salió al balcón para tomar aire. La nieve caía suavemente, y el mundo parecía en silencio. Cerró los ojos, sintiendo el frío en su piel, y murmuró:
-Solo quería un milagro.
-¿Qué milagro?
La voz lo sobresaltó. Al abrir los ojos, encontró a Jungkook frente a él, con las manos en los bolsillos y una mirada que Taehyung no había visto antes: cálida, vulnerable.
-¿Qué haces aquí? -preguntó Taehyung, tratando de sonar normal, aunque su corazón latía con fuerza.
-No lo sé -admitió Jungkook, acercándose un poco más-. Esta noche... no podía dejar de pensar en ti. En lo que somos. En lo que podríamos ser.
Taehyung sintió que el tiempo se detenía. ¿Era esto real? Las palabras que había escrito en esa carta regresaron a su mente, como un eco lejano.
-¿Tae? -la voz de Jungkook era apenas un susurro-. ¿Qué deseas esta Navidad?
Taehyung tragó saliva, sin saber si estaba soñando.
-Tú -dijo, casi sin querer. La palabra salió con una sinceridad que lo desarmó.
Jungkook sonrió, esa sonrisa dulce que siempre lograba derretir cualquier barrera. Se acercó, hasta que sus frentes casi se tocaban.
-Entonces creo que Santa hizo un buen trabajo este año -murmuró.
Antes de que Taehyung pudiera responder, sintió los labios de Jungkook rozar los suyos, un beso suave, lleno de todo lo que no habían dicho. La nieve siguió cayendo, como si el universo entero estuviera bendiciendo ese momento.
Desde su taller, Santa Claus observaba, sonriendo satisfecho.
-A veces, el regalo más difícil de entregar es el amor -dijo para sí mismo-. Pero siempre vale la pena.
Y esa noche, en el frío balcón iluminado por las luces de Navidad, Taehyung supo que había recibido el regalo más hermoso de todos: el corazón de Jungkook.
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La nieve seguía cayendo suavemente, cubriendo el balcón en un manto blanco, pero Taehyung y Jungkook apenas lo notaban. Sus corazones latían al unísono, como si todo el universo hubiera conspirado para ese instante. Finalmente, se separaron, sus ojos encontrándose en un silencio cargado de significado.
Taehyung sonrió tímidamente, su respiración aún temblorosa. -¿Esto es real? -susurró, más para sí mismo que para Jungkook.
-Más real que cualquier otra cosa -respondió Jungkook, sus dedos rozando la mejilla de Taehyung-. No sé cómo no lo vi antes. Siempre estuviste ahí, siempre fuiste... tú.
Ambos rieron suavemente, como si un peso invisible se hubiera desvanecido. La tensión de años, las palabras no dichas, los sentimientos ocultos: todo se había resuelto en ese beso. Pero había tanto más por decir, tanto más por vivir.
Regresaron adentro, donde el resto del grupo seguía celebrando, ajenos a lo que acababa de suceder. Taehyung y Jungkook intercambiaron una mirada cómplice antes de mezclarse de nuevo entre sus amigos. Nadie notó la diferencia, pero para ellos, todo había cambiado.
DIAS DESPUES
Los días posteriores a esa noche fueron como un sueño. Jungkook buscaba a Taehyung en cada momento libre, y Taehyung, a su vez, encontraba excusas para estar cerca de él. Se sentaban juntos en el estudio, susurraban entre risas durante los ensayos, y sus miradas se encontraban con una intensidad que ninguno de los dos podía esconder.
Pero, aunque todo parecía perfecto, había una incertidumbre que ambos compartían. ¿Qué pasaría después? ¿Cómo cambiaría su relación ahora que habían cruzado esa línea invisible?
Una noche, después de una larga jornada de trabajo, estaban solos en el estudio. Taehyung afinaba su guitarra, mientras Jungkook lo observaba en silencio, sus pensamientos dando vueltas.
-Tae... -murmuró Jungkook, rompiendo el silencio.
Taehyung levantó la mirada, sonriendo suavemente. -¿Qué pasa?
-¿No tienes miedo? -preguntó Jungkook, sus ojos llenos de una vulnerabilidad que rara vez mostraba-. De lo que esto significa. De cómo podría cambiar todo.
Taehyung dejó la guitarra a un lado y se acercó. -Claro que tengo miedo. Pero también tengo fe en nosotros. En lo que sentimos.
Jungkook suspiró, bajando la mirada. -No quiero perder lo que tenemos.
Taehyung tomó su rostro entre las manos, obligándolo a mirarlo. -No vamos a perderlo. Al contrario, creo que lo estamos fortaleciendo. Jungkook, esto siempre estuvo aquí, solo que no nos atrevíamos a verlo.
Jungkook asintió lentamente, una sonrisa formándose en sus labios. -Eres más valiente de lo que creía.
Taehyung rió suavemente. -No soy valiente. Solo sé que, pase lo que pase, quiero que estemos juntos.
Esa noche, mientras la nieve seguía cayendo afuera, decidieron enfrentar lo que venía juntos, sin esconder lo que sentían. Sabían que no sería fácil, que habría desafíos y momentos de duda, pero estaban dispuestos a arriesgarlo todo por lo que habían encontrado.
SEMANAS DESPUES
El grupo notó los cambios. Las miradas prolongadas, las sonrisas compartidas, los pequeños gestos que hablaban más que cualquier palabra. Pero nadie dijo nada, respetando el espacio que ambos necesitaban. Hasta que, un día, Jimin no pudo contenerse más.
-¿Van a decirnos lo que está pasando, o tenemos que adivinar? -preguntó, con una sonrisa traviesa, mientras estaban en la sala de descanso.
Taehyung y Jungkook se miraron, algo avergonzados. Finalmente, Taehyung tomó la mano de Jungkook, entrelazando sus dedos. -No hay nada que ocultar -dijo, su voz firme pero suave.
Los demás sonrieron, y Namjoon asintió, como si siempre lo hubiera sabido. -Solo queremos que sean felices.
Esa aceptación fue el último empujón que necesitaban. Se dieron cuenta de que no estaban solos, de que podían ser ellos mismos sin miedo.
ALGUNOS MESES DESPUES
Con el paso de los meses, su relación se fortaleció. Encontraron un equilibrio entre el trabajo y su vida personal, apoyándose mutuamente en cada paso del camino. Las noches de invierno se convirtieron en su refugio, donde compartían sueños y promesas bajo el manto de estrellas.
Una noche, mientras caminaban por las calles de Seúl, Taehyung miró a Jungkook, sus ojos llenos de emoción. -¿Recuerdas mi deseo de Navidad?
Jungkook sonrió, apretando su mano. -El mejor regalo de todos.
Taehyung asintió, sus ojos brillando. -Gracias por ser mi milagro.
Jungkook lo abrazó, mientras la nieve comenzaba a caer de nuevo, como un recordatorio de aquella noche mágica en el balcón. Sabían que la vida traería desafíos, pero mientras estuvieran juntos, podrían enfrentarlo todo.
Y así, el deseo de Taehyung se convirtió en realidad, no solo por la magia de Santa Claus, sino por la magia más poderosa de todas: el amor verdadero, ese que crece en los pequeños momentos, en las miradas compartidas, en las promesas susurradas al oído.
Porque, al final, la Navidad no solo les había dado un regalo; les había dado un futuro juntos.
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Muy corto lose, pero aunsi quise publicarlo, que lo disfruten.
Los amo mis taekookers un fuerte abrazo de Oso para todos, Bay 💜💜
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