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Happy Birthday, Shouyo

El pequeño apartamento de Atsumu estaba completamente decorado con globos de colores, serpentina colgando de cualquier lado y una infantil pero bonita piñata colgando del techo que no supo como llegó a poner allí.

Todo estaba perfectamente colocado para la pequeña fiesta que le iba a celebrar a la mandarina de los Black Jackals. Hoy, 21 de junio era el cumpleaños numero veinticuatro de Hinata Shouyo y quería lucirse con él.

En su cumpleaños anterior, no pudo hacer nada por el chico porque no se había enterado de tal importante fecha, y se dijo que al año siguiente le haría algo especial. Aunque puede que lo especial se lo haya llevado él cuando en su cumpleaños veinticuatro Hinata le confesó cuan enamorado estaba de él y si aceptaría tener una relación.

Casi deja perder esta oportunidad de oro al ver que su amor que creía unilateral, no lo era; por quedarse como un estúpido viendo las facciones ligeramente sonrojadas del menor con la boca medio abierta pensando en lo genial que era el menor y lo decidido que había sido.

Después de su momento de lapsus, fue su hermano Osamu quien le dio un codazo que le hizo reaccionar y decir y si más rápido que su ataque rápido con Hinata.

Por eso se dijo que su pequeño novio merecía un cumpleaños sin duda especial cuando llegase el día.

Pero aquello no pasó.

Agradecía que fuese un fin de semana y que no hubiese ninguna practica. Tenia las cosas compradas y después de su desayuno se había puesto a colocar con esmero y cariño la decoración por todo su apartamento. Cuando acabó había sonreído satisfecho y había mirado la hora en su reloj de pulsera. Su hermano no vendría hasta tres horas mas tarde con la comida que le había encargado y pagado -aun siendo familia ni descuento le hacia- para poder comer en su pequeña fiesta con el resto de invitados

Pero la inesperada llamada de su chico lo cambió todo.

—Hola Shouyo.- dijo feliz.— ¿Ocurre algo?

Tsumu...- dijo igual de feliz, pero quizás no tanto.—Creo que hoy no podré ir a verte.

El rubio sintió esas palabras clavándose como un puñal en su corazón.

—¿Por qué? Habíamos decidido esto hace tiempo.

Lo sé, y lo siento.- se escuchaba el arrepentimiento, y quizás culpa, en la voz del contrario.— Pero Kageyama me invitó a comer junto a nuestros ex-compañeros del Karasuno.

—Ya... Tobio-kun...

No los veo desde hace mucho y pensé que... Como siempre te veo, no importaría que los viese a ellos.

Atsumu tragó duro y parpadeó varias veces para que las lagrimas que empezaban a aparecer en sus ojos no cayesen. No sabía si eran de rabia o de dolor.

—Pensaste que un día libre después de mucho tiempo era mejor pasarlo con tus amigos que con tu novio.

—Tsumu, no digas eso. No es verdad.

—Shouyo yo...- soltó un suspiro tembloroso.— No me importa que estés con ellos, en serio, pero no puedes decirme que no cuando habíamos hablado de esto hace dos semanas.

—Tsumu lo siento, pero Kageyama...

—No Shouyo. Siempre haces lo mismo. Cada vez que tenemos planes, Tobio-kun aparece en ellos y los arruinas. ¿Quien de los dos parece tu novio?- acusó.

—Tsumu, te estás pasando.

—¿En serio? Pues yo no lo veo.- ironizó.— Lo único que veo es que me vuelves a dejar por Tobio-kun.

—No se de que te quejas. Suna siempre está en tu apartamento.

—¿De quien será la culpa?

—¿Es enserio? ¿Ahora es mi culpa?

—Pasas más tiempo con Tobio-kun que conmigo. Suna solo me acompaña mientras tu no lo haces.

El rubio escuchó como el menor bufaba al otro lado del teléfono.

—Prefiero no discutir contigo por una tontería.

—Vaya, no sabia que dejarme plantado era una tontería.

—Atsumu...- advirtió Hinata.

—No Shouyo. Estoy cansado de esto...- se revolvió el pelo con fuerza.— ¿Por qué decidiste pedirme salir si esto no parece una relación?- apoyó la espalda a una pared cercana y se dejó caer por ella hasta el suelo.— Si era para darle celos a Tobio-kun habría preferido que no jugases con mis sentimientos.

—Eso no es cierto Tsumu. Yo te quiero.

El rubio miró al techo y luego cerró despacio sus ojos sintiendo las lágrimas correr por sus mejillas.

—Lo siento Shouyo, pero no puedo creer en esas palabras.

Apartó el teléfono de su oreja y cortó la llamada sin recibir respuesta del contrario.

No veía bien por culpa de las lagrimas pero tampoco las intento apartar de sus ojos.

Buscó el numero de su hermano y marcó esperando que respondiese a su llamada.

Hola Tsumu.- dijo el otro al contestar.— Ya voy hacia tu casa.

—Déjalo Samu... Se cancela.

No puedes decirme esto ahora Tsumu. Tengo...-

—¡Joder! ¡Te digo que se cancela! ¡¿Es que no lo entiendes?!- gritó.

Atsumu gritó.

El rubio no le había gritado a su hermano desde que le dijo que no quería seguir con el voleibol para estudiar cocina.

Pero lo había vuelto a hacer.

Osamu no le dijo nada y no ayudaba a su estado emocional y mental en esos momentos.

—Lo siento.- murmuró.— Por favor, dile al resto que se cancela.

—Claro.

Sin decir nada más ambos cortaron la llamada y dejó caer su teléfono al suelo. Suspiró y se restregó la cara.

La rabia que tenia acumulado empezó a emerger y lo primero que hizo para dejarla salir fue coger su teléfono y lanzarlo contra la pared de enfrente viendo como se estallaba en cientos de pedazos.

Gritó con fuerza mientra más lagrimas salían de sus ojos. Tiró la pequeña mesa que tenia a su derecha haciendo que los libros y lapices que había encima rodasen por el suelo.

Se dejó caer hacia la izquierda quedando acostado en el piso mientras se abrazaba a si mismo dejando salir lo que sentía.

Esta había sido la discusión más seria que había tenido con Hinata. Las de antes habían sido pequeñas riñas que se solucionaban con un lo siento y quedarse abrazados en el sofá o la cama disfrutando de la compañía del otro.

¿Esta sería la discusión definitiva? ¿La que les haría romper definitivamente?

Ya no sabia que pensar.

Habia planeado concienzudamente la pequeña fiesta que quería darle a Shouyo. Pero Kageyama había arruinado sus planes de nuevo. Siempre ha estado ansioso por la relación que ambos tenían y cada vez que Hinata iba con el pelinegro, su inseguridad le atacaba y no le dejaba tranquilo.

Se levantó del suelo y caminó hacia su habitación.

Se acostó en la cama y se encogió envolviendo sus brazos alrededor de sus piernas y volvió a llorar amargamente.

Sin duda, este había sido el final de su relación con Hinata Shouyo.

Hinata escuchaba como todos reían y hablaban de lo que había pasado en todo ese tiempo que no se habían visto. Como siempre Tanaka y Nishinoya hacían ruido y eran Daichi y Suga quien intentaban calmarlos. Yamaguchi hablaba con Ennoshita mientras que Tsukishima tenia uno de sus brazos rodeando posesivamente uno de los hombros del pecoso. Y Kageyama... Solo los escuchaba. Al igual que él.

Pero él no prestaba atención a nada.

Su mente estaba con Atsumu y su pelea.

Quería al rubio y se creía que no lo merecía. Era atento con él y siempre era su prioridad. Y en cambio él no parecía hacer lo mismo con el mayor. Le había fallado y veía normal que se lo reprochase

Quería llorar por haberle hecho aquello rubio.

—¿Te encuentras bien, Hinata?

La dulce y calmada voz de Suga le sorprendió y le miró.

Todos le miraban atento y se sintió intimidado.

—Claro...- dijo no muy convencido.

—¿Estás seguro?- insistió el peligris.— Pareciera que fueses a llorar.

Hinata bajó la mirada y jugó con sus manos.

—He peleado con Atsumu.- su voz sonó bajita.

—Siempre lo hacéis.- comentó Kageyama.— ¿Qué hace de diferente esta pelea de las demás?

—Creo que esta es la pelea definitiva.- se mordió el labio inferior.

—¿Pero cual fue la razón?- insistió Suga.— Siempre hablas de lo enamorado que estás de él.

—Íbamos a vernos hoy, pero Kageyama me llamó diciendo que ibais a venir. Le dije que como siempre nos veíamos, no importaría si os veía. Nos dijimos cosas que hirientes y dudo que un lo siento lo arregle.

—Hinata...- llamó Daichi.— ¿No crees que Miya pudo enfadarse por otro motivo?

—¿Como cual?- dijo deprimido.

—La verdad... Miya-san me llamo hace unas semanas.- llamó la atención Yamaguchi.— Creo que te estaba preparando una fiesta sorpresa por tu cumpleaños.

—... ¿Qué?

—Dijo que el año pasado no supo cuando era, y quería que este año fuese especial.

Oh mierda...

Su labio inferior tembló y sus ojos se aguaron.

Se había olvidado que hoy era su cumpleaños, y no pensaba que el rubio le fuese a hacer algo así. Ahora entendía perfectamente el motivo de su enojo.

—Deberías de ir con el.- sugirió Suga.

—¿Y si no quiere verme?- preguntó asustado el pelinaranja.

—Estoy seguro que quiere verte.- sonrió Suga.— Venga, ve.

Hinata contuvo su respiración y asintió.

Se levantó dando una perfecta reverencia de noventa grados y se giró empezando a correr hacia la casa -del que él aún creía era- de su chico.

Los demás veían correr al pelinaranja alejándose de donde estaban. Todos quedaron en un completo silencio y Tsukishima rió divertido.

—Deberías de rendirte de una vez, rey. Hinata ha dejado de mirarte.

—Tsukki...

—Alguien debe de abrirle los ojos. Tuvo su oportunidad cuando Hinata volvió a Japón pero no lo hizo.- frunció el ceño.— Ahora que está feliz con alguien debería de dejar de meterse en su relación.- se cruzó de brazos.— No pensaba que las relaciones de plebeyos como la de nosotros te interesasen, rey.

Kageyama dejó los palillos que tenia en sus manos en la mesa y se levantó sin mirar a nadie.

—Lo siento, me iré primero.

El pelinegro se giró y se fue de allí.

Tal vez, debería de rendirse de una vez con Hinata.

Hinata tenia la respiración entrecortada. Sudor bajaba por su frente y seguro que tenia la cara sonrojada.

Pasó saliva por su garganta y con las piernas temblorosas siguió subiendo las escaleras de aquel edificio.

Se le había ocurrido subir por las escaleras hasta el piso numero diez ya que la adrenalina invadía su cuerpo. Pero cuando iba por el tercer piso esa adrenalina se había esfumado y no se le pasó por la cabeza el coger el ascensor cuando iba ya en el noveno piso. Se dijo que por subir un piso más a pie no le pasaría nada.

Grave error.

Sentía que el corazón se le iba a salir por la boca y los pulmones pedían desesperadamente aire.

Subió los últimos escalones y caminó apoyándose en la pared hasta llegar a la puerta del apartamento de Atsumu. Aún y sin aire, retuvo la respiración y se apoyó su oreja a la madera.

Estaba completamente silencioso y eso no le gustaba.

Soltó aire y metió la mano a uno de sus bolsillos sacando un juego de llaves con un llavero de una camisera negra con un rasgado dorado con el numero 13 en ella. Cogió la llave correspondiente y la metió en la cerradura. Abrió despacio y entró al lugar completamente oscuro.

Sus ojos se volvieron a empañar al ver los coloridos globos y serpentinas colgados por todo el lugar. Incluso hasta había un bonito cartel que decía "Happy Birthday Shouyo ❤". Caminó un poco más adentrándose al apartamento y sin querer pisó las cosas que había en el suelo tiradas.

Se agachó y vio una fotografía que se había tomado con el rubio tiempo atrás. Él lo abrazaba por atrás mientras que Atsumu le rodeaba con uno de sus brazos. Ambos tenían una brillante sonrisa en sus labios y recuerda que ese día habían decidido tener una tarde de películas y manta y habían acabado entre cosquillas y besos robados.

Sonrió nostálgico y caminó hacia la habitación del rubio sin pisar nada que le hiciese caer. Abrió con cuidado la puerta y pudo ver al chico hecho una bolita en la cama. Su corazón se rompió un poco más al ver lo vulnerable que estaba el mayor.

Se acercó hasta su lado y se acostó con cuidado frente al chico. Le retiró los cabellos rubios que interferían en su rostro viendo sus ojos hinchados, un claro indicio de que había estado llorando hasta quedarse dormido.

Se acercó un poco más a él hasta dejar su cara escondida en su pecho oliendo su aroma a café.

Sintió como un brazo le rodeaba la espalda y le pegaba más al otro cuerpo.

Atsumu abrió los ojos lentamente y miró a la oscuridad. Quería enterrar su nariz en la cabeza de Shouyo para oler las naranjas en él gracias a su champú. Pero pasar su brazo sobre el cuerpo del menor creía que era suficiente después de lo que pasó horas atrás.

—¿Vienes a terminar oficialmente esta relación?- dijo Atsumu con su voz ronca y pastosa debido al llanto.

Hinata enterró más su cara en el fornido pecho y negó con ella.

—No...

El sonido de una repentina lluvia veraniega chocaba en las ventanas de aquella habitación. Ninguno decía nada aun si sabían que tenían que aclarar lo que había pasado.

Aquella conversación podría indicar un nuevo capitulo en su historia juntos o podría indicar el abrupto final de ella.

—Te quedó muy bien la sala. Sobre todo el cartel.

—Eso ya no importa. No lo pudimos disfrutar.- Hinata se mordió el labio inferior.— ¿Por qué viniste?

Guchi me dijo que le llamaste. Y Suga-san me animó a venir.

—Entonces... ¿Si no te dicen nada, no hubieses venido?

—Puede... Que no cuando me lo dijeron. No pude dejar de pensar en ti.- soltó un suspiro pesado.— No te merezco.

—Tienes razón, no me mereces.- concordó.— Pero yo tampoco te merezco. Eres más de lo que podría desear.

No pudo aguantar más y acabó enterrando su nariz entre los mechones naranjas de su cabeza. Le dios un par de besos sintiendo como se apretaba aún más contra su pecho.

—Te quiero.- dijo bajito Hinata.— Y tengo miedo que algún día te des cuenta que hay alguien mejor que yo.

—Yo tengo miedo, de que veas que Tobio-kun es mucho mejor que yo.

El pelinaranja sacó su cabeza de su escondite y miró al rubio quien también le miró.

—Kageyama es solo mi amigo. Sería imposible verle de una manera romántica. En cambio tu...- se sonrojó un poco sin apartar la mirada.— Desde aquellas nacionales llamaste mi atención. Y cuando te volví a ver al unirme al equipo, supe que lo que sentía por ti era amor.

—Amor a primera vista.- le susurró el rubio.

—Amor a primera vista.- repitió el menor.— Siento lo que hice. No consideré tus sentimientos.

—Yo tampoco lo hice. Dije cosas horribles. Lo siento.

Hinata asintió y estiró su cuello hacia arriba hasta poder unir sus labios con los del rubio.

Parecía que de momento, este no era el final de su historia.

Cuando Hinata abrió los ojos esa mañana, el otro lado de la cama estaba vació. Atsumu no estaba a su lado, pero eso estaba bien.

Odia oler el desayuno desde la cama y sonrió gustoso.

Enterró su nariz en la almohada oliendo a Atsumu en ella y se mordió el labio inferior. Sus caderas dolían un poco al haber tenido una noche llena de placer y amor después de su pequeña reconciliación. Si después de cada pelea grave que tuviesen y la reconciliación que seguía, hacían el amor de aquella manera tan apasionada, no le importaría pasar por algunas peleas.

Pero tampoco tantas.

La puerta fue abierta y él giró su cabeza. El rubio entraba con una bandeja en sus manos y con solo un apretado bóxer cubriendo sus lugares mas nobles. Se sentó en la cama apoyándose en el respaldo y sonrió en medio del beso que el mayor le daba.

Le dejó la bandeja encima de sus piernas tapadas por la blanca sábana y se sentó a su lado.

—¿Dormiste bien?- preguntó el rubio llevándose una fresa perfectamente cortada a la mitad a la boca.

—Lo hice. Pero porque estabas a mi lado.

Atsumu sonrió y le dio un pequeño beso.

—Se que es un poco tarde pero...- le pasó unos mechones naranjas tras su oreja y le sonrió mostrando sus dientes al verle como se sonrojaba por tal acción.— Te quiero, Shouyo. Feliz cumpleaños.

BUEEENOO

No tenia planeado hacer algo como esto, pero nada más entrar esta mañana en Instagram me veo que es el cumpleaños de nuestra pequeña mandarina.

Estaba como ¿que? Y luego fue algo como, mierda... Quería hacer algo bonito por este día.

Y por eso hice este OS a contrarreloj. Espero que les haya gustado.

Nos leemos pronto.

~Zeni13~

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