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Único

⚠️Advertencias:
— Esto es por mero entretenimiento, no busco ofender a ninguna de las personas mencionadas ni lucrar con sus imágenes.
— Sean amables y por favor no le envíen esto a los chicos.

El día había empezado bien, dejo a Francisco en su trabajo en la mañana y el había partido al suyo, estaba todo planeado; tenía permiso para salir antes de su trabajo, los compañeros de trabajo de Francisco lo llevarían a comer y a pasear, estaría libre para las 6:00 p.m aproximadamente, para ese entonces el ya tendría todo listo, una romántica cena en su departamento a la luz de las velas, pidió a la pastelería favorita de su novio el pastel favorito de su novio, lleno la alacena para preparar una deliciosa cena y tenía que llegar para dejar el departamento impecable. El solo tenía que esperar hasta poder salir de su trabajo y comenzar a preparar su preciosa sorpresa.

Pero Esteban debería saber que las cosas no siempre salen como él quiere, primero su jefe le pide que cumpla su horario normal, había habido un problema con unas cuentas y él tenía que ayudar a arreglarlo, salió a las 3:00 p.m en punto, salió de su trabajo, subió a su auto camino a la pastelería, una vez ahí surgió el siguiente problema.

— De verdad discúlpenos señor, fue un error de mi compañera de la mañana, es que los pasteles eran igual. — Una apenada chica de no más de 25 años bajaba su mirada nerviosa para evitar mirar al hombre frente a ella.

— ¡¿Cómo es un error confundir un pastel que dice "Felicidades mi amor" a este que dice "Bon voyage Fernando et Carla"?! — Esteban sentía el estrés cubrir su cuerpo entero, no podía estar pasándole esto. — Ni siquiera los colores se parecen o la forma, este es para mínimo unas 30 personas.

— De verdad lo siento señor, llamamos a los que recibieron el otro pastel, pero iban fuera de la ciudad y no les molesta que sea diferente.

— Pero a mi si, necesito otro pastel.

— Solo manejamos pasteles sobre pedido, señor, el anticipo no es reembolsable y si quiere el pastel tendrá que pagar el resto. — Esteban suelta un gran suspiro de frustración, intentó respirar y relajarse, dirigió su vista a la chica cuando esta volvió a hablar nerviosamente. — Por favor discúlpeme, que más quisiera ayudarlo, pero me despedirían.

— Ya, descuida, no quiero el pastel de cualquier manera, gracias.

Sale de la pastelería con más estrés del que se supone debía tener, ve el reloj en su muñeca, 3:45 p.m,  aun podía ir a algún supermercado a comprar lo necesario para hacer un pastel casero, es la mejor -y única- opción que tiene, sube a su auto para dirigirse a el súper mercado más cercano.

Una vez ahí camina rápidamente por los pasillos, llega al pasillo donde las harinas pre-preparadas están, mira los sabores y se decide por el clásico saber vainilla, toma un bote de glaseado del mismo sabor y en casa ya tenía el relleno perfecto, camino en dirección a las cajas y cómo temió; las cajas estaban llenas. Espero 15 minutos hasta que finalmente fue su turno, pago por todo, tomó su bolsa y corrió en dirección a su auto, miró de nuevo su reloj 4:10 p.m, suspira mientras sacude su cabeza y comienza a manejar en dirección a su hogar.

Al llegar dejó sus compras en la barra y pensó seriamente la decisión a tomar, la idea inicial era hacer una deliciosa y elaborada lasaña -que ahora por el poco tiempo no podía hacer-, podía hacer una sencilla pasta con salmón, decidido saco los ingredientes. Comenzó poniendo el agua para hervir la pasta, en lo que está estaba comenzó a recoger el poco desorden que había en el departamento, paso la aspiradora por todo el piso, limpio la caja de arena de Nicolás -el gato que adoptaron juntos y el cual su novio adoraba decir que era su "hijo"- y cepillo al mismo, incluso le puso ese lindo moño en su cuello que a Francisco le gustaba ponerle en el cuello. Regreso a la cocina para sacar las cosas de la bolsa de compras, tomó la batidora que rara vez solía usar él y los ingredientes que la caja le decía que debía agregar a la harina.

Siguió estrictamente los pasos y metió la mezcla en un molde de pastel en forma de corazón que Francisco había comprado, lo dejó en el horno -previamente pre-calentado- y puso el cronómetro, no quería perder un solo minuto, lo complicado empezó con la "simple" pasta con el "simple" pescado. La estúpida pasta no tenía esa consistencia cremosa que la chica del video presumía y el pescado no dejaba de pegarse al sartén, él sentía que sufriría un ataque de nervios, en ese momento el timbre del cronómetro comenzó a escucharse, dejó de pelear con la pasta y abrió la puerta del horno, introdujo su mano para sacar el pastel y ese fue su peor error. Sabe que sus vecinos se quejarán por el estruendoso grito que dio, cerro todas las llaves de la cocina y colocó su mano bajo el chorro de agua del lavaplatos, mientras mantiene sus manos bajo el agua helada.

Mira el reloj de su muñeca 5:20 p.m, toma con su otra mano su teléfono, busca en las aplicaciones el mejor restaurante de comida italiana para pedir comida a domicilio, hace el pedido que se cobra en automático de su tarjeta, deja salir un profundo suspiro, estaba cansado y sentía como sus ojos se llenaban de lágrimas. Tenía poco tiempo para que su novio llegara, aún tenía que darse un baño y terminar el jodido pastel, tomó aire, nada lo iba a detener de hacer esta noche aunque sea la mitad de lo especial que la había imaginado.

Saco el pastel del horno -ahora si con el guante de gato que Francisco tenía-, lo dejó enfriar y caminó a su habitación para darse una ducha rápida, se cambió de ropa y guardó la caja de regalo en su bolsillo del pantalón, esperaba que si pudiera entregarle su regalo como él planeaba. 

Cuando salió de su habitación aún faltaban 5 minutos para que el delivery llegara con la comida, aprovechó esos minutos para sacar las velas que tenían y colocarlas estratégicamente donde él quería, comenzó a encenderlas, para después colocar los platos en la mesa. Volvió a la cocina, partió el bizcocho por la mitad, saco el relleno y comenzó a ponerlo desde el centro al exterior del bizcocho, para después volver a unirlo, tomó de la nevera el glaseado, lo removió un poco con una cuchara y comenzó a cubrir el pastel con este, cuando estuvo medianamente presentable lo dejó adentro de la nevera -junto con el glaseado que sobró-, tomó su teléfono y observó la aplicación de la comida, ya había tardado mucho, lo que leyó solo lo hizo frustrarse más.

"No se encontró nadie en el domicilio"

¡Nadie había tocado a su puerta!, el estúpido repartidor que Esteban no dudaba fuera un ridículo adolescente  que no entendía nada se había quedado con su comida, despeinó sus castaños cabellos, nada estaba saliendo como él hubiera querido y todo empeoró cuando escuchó la puerta abrirse, observó el reloj de la pared 6:00 p.m.

— ¡Amor, ya llegue! — Esteban sintió que se podía morir ahí mismo.

══ ══

Esteban escondía su cara entre sus manos, se encontraba sentado en su sofá y su novio estaba a su lado.

— Ya Estebi, te juro que no importa mi amor, con el simple hecho de estar a tu lado yo soy el hombre más feliz del mundo. — Francisco acariciaba la espalda de su novio amorosamente. — Déjame verte tu carita, mi amor, por favor, ¿si?.

— Yo solo quería hacerte una cena muy especial, odio a los estúpidos dueños capitalistas de las pastelerías y a los adolescentes que se creen que pueden quedarse con comida ajena. — Quita las manos de su rostro para ver a su novio a los ojos, que suelta una risa ante sus palabras y no puede evitar mirarlo hipnotizado, adora ver sus rosadas encías que se dejan ver a través de su sonrisa, sus preciosos ojos de ese brillante color verde y esos hermosos cabellos rizados y rubios— Te amo, Francisco.

— Yo te amo a ti, Esteban. — Francisco acaricia suavemente los cabellos de su novio. — Dame un beso, gordis.

— Los que quieras, precioso.

Esteban se acerca a Francisco y sella sus labios en un dulce beso, sabe que todo el estrés que sufrió en el día valió la pena al sentir los labios de Francisco contra los suyos, se aferra al cuerpo de su novio y siente las manos de el rubio sobre sus hombros.

— Por lo menos deberíamos probar ese pastel que de seguro está delicioso, por que lo hizo el hombre más guapo de mi vida.

— No lo hagas por hacerme sentir mejor, además tenemos que pedir algo más de cenar, que sea ordene y pague en casa de preferencia.

Sonríe inevitablemente al escuchar la risilla que Francisco suelta. — Bueno, pedimos mucha comida en el restaurante y traje un poco de todo para tener algo de cenar, pensé que veríamos una película, no que tenías un gran plan, pero para mí suena bien, comida recalentada, un buen vino y delicioso pastel, ¿Te agrada la idea?

— Todo lo que salga de tus labios me agrada. — Ambos sonríen y se dan otro dulce beso, se levantan y Francisco toma la bolsa de comida para comenzar a calentarla, mientras Esteban abre un vino y comienza a servirlo en dos copas, le da su respectiva copa a Francisco y ambos dan un sorbo de este.

— Bueno, quiero que me enseñes el pastel, gordis.

— No lo vas a dejar, ¿Verdad?

— Ya, Estebi, dale. — Esteban suspira y abre el refrigerador para sacar el pastel de este mismo, se lo muestra a Francisco con su rostro sonrojado. — Ay, amor, ¡me encanta!

Deja un sonoro beso en la mejilla de su novio. — Es muy pobre.

— Eso decían mis papás de ti, pero como le dije a ellos; es mío y lo amo. — El mayor ríe y vuelve a besar al rubio. El microondas suena avisando que la comida esta lista, Francisco toma el pastel de las manos de Esteban, para tomarle una foto y volverlo a guardar.

Cenan a la luz de las velas, sencilla y deliciosa comida china, hablan de sus día, de su semana y de sus vidas, recuerdan sus primeros años de novios, van más atrás en el tiempo a cuando se conocieron y ambos no se pueden sentir más encantados de su tiempo juntos. Entre dulces besos y tragos de vino terminan besándose en el sofá de su sala, Francisco esta sobre los muslos de su novio y mueve suavemente su cuerpo sobre el otro.

— Me vuelves loco, hadita.

— ¿Hadita? Hace mucho no me llamabas así.

— En voz alta, pero en mi pensamiento siempre lo has sido, mi hadita preciosa, que me trajo tanta felicidad al mundo y por el que haría cualquier cosa.

— Uy, eso último sonó tentador. — Francisco miro directamente a los ojos de Esteban. — ¿Cualquier cosa?

— Lo que pidas mi amor.

— Espera entonces. — El rubio se levanta y Esteban ve como se dirige a la cocina, no tarda demasiado en volver con sus manos escondidas tras su espalda.

— El pastel se ve delicioso, pero... — Comienza a hablar mientras se vuelve a sentar en las piernas del mayor. — yo tengo más antojo de ti.

Se vuelven a besar y Esteban cierra los ojos, los vuelve a abrir cuando siente algo helado posarse en su cuello, Francisco no lo deja preguntar cuando se inclina a su cuello para comenzar a besarlo y por fin ve lo que tenía entre sus manos; era el glaseado que había sobrado del pastel.

Suspira un par de veces, antes de quitarle el bote de la manos y intercambiar posiciones, dejando al rubio con la espalda contra el colchón y el se queda entre sus piernas. — El cumpleañero es el que tiene que disfrutar, mi amor.

Y claro que disfruta, Esteban quita su remera y comienza a esparcir el glaseado por su pecho, junto con sus tetillas, que no duda en limpiar chupando y lambiendo hasta la última gota. Algo que el ama de Francisco es lo vocal que es tanto fuera, como dentro de la cama, miro sus tetillas ya rosadas por el estimulante contacto de la boca y mano de su novio contra estas.

— Estebi, me vas a volver loco. — Esteban pone un poco de glaseado en sus labios para después besar a Francisco, es un beso intenso, lleno de suspiros, mordidas y gemidos, se deja notar el hambre y el deseo que sienten por estar juntos. Francisco comienza a quitarle la parte superior de la ropa a su novio y Esteban comienza a desabrochar y quitar los pantalones de ambos.

El mayor cubre tres de sus dedos con lo último que queda del glaseado y los dirige a la boca del menor. — Se un buen chico, precioso y abre tu boquita para mi.

Francisco obedece y enseguida siente los dedos de su novio entrar profundamente en su boca y comienza a chuparlos, quitando todo rastro de él glaseado blanco y cubriéndolos de saliva. Esteban baja un poco el boxer de el menor y deja salir su erección, al igual que la suya, toma ambas entre sus manos y comienza a estimularlas al mismo tiempo, moviendo su mano de arriba abajo, disfrutando del placentero roce de ambas.

Cuando siente sus dedos lo suficientemente resbaladizos los saca de la boca de su novio y deja un suave beso en sus labios.

— Sabes tan dulce. — Murmura con una sonrisa antes de sacar la ropa interior del menor. — Te voy a preparas mi vida.

Ve al rubio asentir y él introduce un dedo en el contraído espacio del menor, Francisco suelta un pequeño quejido cuando comienza a mover su dedo dentro de él, rápidamente agrega otro dedo, para comenzar a hacer movimientos de tijeras dentro de él menor, ve como él rubio se retuerce entre sus brazos, sus mejillas sonrojadas y sus melodiosos gemidos.

— Voy a meter un tercer dedo, amor. — Francisco asiente y él hace lo prometido, los nueve con más libertad y facilidad, sonríe cuando los sonidos del menor aumentan, al igual que el chapoteo que se escucha de sus dedos en el interior de él menor.

— Estebi, me ah~. — No puede evitar sonreír al escuchar lo agitado que el menor se escucha.

— Hazlo precioso, muéstrame cuánto de gusta.

— ¡Esteban! — El menor de corre entre sus brazos y con solo sus dedos en su interior, Francisco intenta recuperar su respiración y mira intensamente a su novio.

— Es mi turno, amor. — El menor asiente y el no tarda nada en quitarse su ropa interior, coloca uno de los pequeños cojines del sofá bajo la espalda baja de su novio, mientras toma con más firmeza las largas y pálidas piernas que se encajan en su cintura, dirige su propia erección a la punzante entrada del menor, el condón es algo que había quedado atrás en sus días universitarios, ambos confiaban ciegamente en el otro y sabían que no había nada que temer.

Alinea su pene y entra en el de una sola estocada, ambos sueltan un fuerte gemido al sentir la intrusión y la estrechez contraria, Esteban deja que se acople a su tamaño durante unos minutos, para después comenzar a moverse, embiste con firmeza y seguridad contra la entrada de su novio, ve como Francisco se deshace entre gemidos y lloriqueos, aún sensible por su reciente orgasmo, las manos del rubio se aferran al sofá, Esteban se inclina sobre él y une sus labios en un fogoso beso, mientras siente las manos de Fran ahora aferrarse a su cabello.

Estebi~, se siente muy...muy bien, amor.

— Te gusta mucho, ¿Verdad?, eres un sucio ansioso por la polla de papi. — Francisco asiente frenéticamente ante las palabras de Esteban. — Dilo bebé, di lo que te gusta.

— La...ah~, la polla...la polla de mi papi.

Esteban aumenta el ritmo de las embestidas, encendido por las palabras de su novio, toma la mano de Francisco y la pone junto a la suya sobre el vientre del rubio. — ¿Lo sientes, bebé?

Francisco pone atención en su vientre bajo y siente como algo se mueve, es bajo su piel, se sonroja fuertemente y suelta un gemido. — Te sientes...tan ah~ bien, profundo...como a mi me gusta ah~.

Las embestidas siguen durante unos minutos más, los gemidos aumentan, mientras terminan juntos entre apasionados besos y intensas caricias.

══ ══

— Estebi, tenemos que levantar la ropa. — El de ojos verdes escucha como su novio suelta un quejido. — Tu eres el primero en quejarse que Nicolás llena tu ropa de pelos y debes agradecer que no se apareció por aquí, hubiéramos traumado a nuestro hijo.

Ambos están recostados en el sofá, desnudos, aún sonrojados y algo sudorosos. — Nuestro hijo sabe cuando no es bienvenido.

— Es adorable.

— Y es el único que vamos a tener, odio que llene mi ropa de pelos. — Francisco ríe al escuchar a Esteban decir eso, pero el mayor se queja al ver como el rubio se levanta de su lado. — Precioso, ven aquí.

— Solo la voy a ponerla en el sofá, me da nervio verla en el piso. — Esteban refunfuña y cierra los ojos, mientras el menor se agacha a recoger y doblar la ropa. Cuando toma el pantalón que Esteban llevaba siente algo en el bolsillo derecho, lo saca y ve una pequeña caja de terciopelo negro. — Esteban, ¿Qué...

— ¡Fran! — El mayor se cae del sofá para quitarle la caja al menor de sus manos. — No, no, no, es decir, no se suponía que te enterarás así...

— ¿Es para mi?

— Precioso, claro que es para ti, ¿Para quien más si no, amor? — Esteban suspira para ver a los ojos a su novio, quien tiene los ojos cristalizados, saca el anillo y lo sostiene entre sus temblorosas manos. — La cena era en parte un plan para...para poder proponerte matrimonio.

— ¡Mi amor! — Francisco exclama antes de lanzarse a los brazos de Esteban, quien lo recibe igual de feliz.

— ¿Eso es un si?

— ¡Claro que si!, bobo, si, si, si y mil veces si. — Esteban toma la cabeza de Francisco con sus manos y le da un efusivo beso, el rubio extiende su mano izquierda y el no duda en poner el anillo en su dedo anular.

Se quedan ahí juntos en el suelo de su sala de estar; abrazados, desnudos y más que felices.

Holaaa, ojalá les guste mucho este OS que escribí en honor al cumpleaños de la hadita favorita de tod@s.

Muchas gracias por leerlo, cualquier duda, error o comentario no duden en dejármelo en los comentarios, l@s tqm🤍🧚🏻🤍.

(En mi defensa sigue siendo 25 de abril aquí donde vivo).

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