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chapter eight. rain of blood

𝐇𝐀𝐏𝐏𝐈𝐍𝐄𝐒𝐒
⌇ ☾ ❪ chapter eight ❫ ೋ
۫ ₊˚ rain of blood ˚₊ ۫ ۫

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Algo me jala del brazo para hundirme, por lo que me ahogo por un buen rato bajo el mar de sangre, pues espero el golpe del campo de fuerza que no sucede.

Mis ojos se cierran y temo estar muerta para este punto, pues sigo arrastrándome hacia arriba y nada funciona, confundida, pateo hasta llegar al exterior y tomar todo el aire que me es posible. Una barrera me choca, haciendo que me golpee en la cabeza y veo estrellas al otro segundo.

El hombro de Alden es del que me sostengo cuando me mareo, él me toma con fuerza de la cintura para no hundirme ya que mis articulaciones no funcionan del todo bien con el golpe. Me mareo y siento ganas de vomitar cuando la corriente está bajando poco a poco, hasta que desaparece por completo y yo vómito todo lo que puedo en un arbusto.

Estoy llena de sangre, hay charcos por todos lados y unos pasos que no son nuestros se hacen presentes, alarmando a cada uno de nosotros. Empuño el tridente, al que me aferre más que a mi vida, y lo dirijo hasta el hombre frente a nosotros, que levanta ambas manos en son de paz.

—Distrito uno— dice de inmediato —Soy Sage, somos aliados.

—Yo no recuerdo haber hecho ningún trato con los profesionales— dice Johanna.

—Tu no, pero nosotros sí— añade Beetee, que está más despierto que antes —Dejalo, está con nosotros.

—¿Cómo nos encontraste?— cuestiona Alden.

—La lluvia de sangre, bueno, el mar de sangre me dejó aquí entre los arbustos pero no sabía si salir o no.

Me agachó para ayudar a Wiress a ponerse de pie, quién me mira asustada y diciendo: —Tic, tac.

—¿Qué?— murmuro confundida.

—Tic, tac, tic, tac.

—Creo que ya se chiflo… más— señala Johanna.

Alden mira a Wiress, quién se aferra a mis brazos como si fuera a caerse apenas la soltará.

—No, creo que es el impacto, está algo atareada, busquemos agua antes de que nos deshidratemos todos— dice él y asiento de acuerdo.

Dejo a Wiress sobre el suelo sentada, aunque no hay ningún plan de todas maneras, no podemos hacer mucho y menos cuando Alden y Johanna hacen un viaje para buscar agua y no encuentran nada.

—¿Qué vamos a hacer?— inquiere Johanna al resto.

Coloco ambas manos sobre mi cintura, nadie dice nada y lo único que se escucha es a Wiress susurrar: —Tic, tac— una y otra vez.

—Aún es de noche y movernos es peligroso— digo.

—Estar aquí ya es peligroso, ya lo vimos con esa estúpida lluvia.

—¿Y si nos quedamos para descansar? Ha sido un golpe muy duro para ir por todos lados— apoya Alden.

Johanna mira al nuevo —¿Tu qué opinas? Espero que opines como yo, ya no necesito a más idiotas en mi grupo.

Ruedo los ojos.

—Creo que deberíamos quedarnos y descansar, ustedes quédense, yo iré a ver qué puedo encontrar para tomar— nos dice él —Si alguien quiere venir es libre de hacerlo, no tengo nada que ocultar.

Y tiene razón, la mitad de nosotros lo miramos a la defensiva porque no tenemos idea de cómo llegó ahí, supongo que solo lo hizo pero eso no quita lo sospechoso que es.

—Yo iré— me muevo, volviéndome a Alden —Cuida de Wiress, aún está aturdida.

Él acepta y yo sigo al adulto por la jungla, cuando nos empezamos a alejar escuchamos un cañón que nos hace detenernos.

—¿Fue de los nuestros?— susurro, aunque no se cómo es que el tendría la respuesta.

—Me parece que no— responde, asomando su cabeza hacia el lugar que dejamos atrás

Hago lo mismo y alcanzó a mirar las sombras del grupo sobre las ramas.

—Supongo que lo sabremos mañana— añade, volviendo a seguirme el paso cuando yo lo hago.

A nuestro alrededor no veo nada más que ramas, madera de arbol y animales extraños que van de un árbol a otro, aquello me deja pensativa. ¿Cómo es que han sobrevivido sin agua? La de la playa no sirve, obviamente, morirían de tan solo tomarla debido a la gran cantidad de sal que hay, así que si o si debe existir alguna fuente de agua.

—¿Estás pensando lo mismo?— inquiere el adulto.

Lo miro —Depende, ¿Estás pensando en una jarra gigante de agua? Porque yo sí.

Sonríe —Sí, justo eso, también estaba pensando en que quizá el agua venga de la lluvia, pero no de sangre como la que pasó, quizá viene del suelo.

Miro mis pies —No está tan húmedo.

—No, lo sé, acabo de descartar esa idea.

Me cruzo de brazos, busco alguna otra manera de la existencia del agua, pero el cansancio termina ganandome.

—Deberiamos volver y dormir, no falta mucho para que amanezca…— le digo al chico. ¿Cómo es que se llama?

Él parece notar mi confusión y responde mi pregunta mental —Sage, y si, creo que deberías volver.

Agradezco internamente que aceptará y camino junto a él de vuelta al campamento, donde Alden hace guardia y al mirarme no tiene que decir nada, porque me recuesto sobre el suelo, tomo una rama como almohada y me duermo en cuestión de segundos.


La noche es fría y el día caluroso, así puedo describir la arena del Vasallaje. Sin embargo, cuando el agua te cae en la frente, es difícil darte cuenta hasta que estás despierta de que el agua no es agua, es rastros de sangre que quedaron de la tormenta y que ahora está quemandote la frente, dejando un agujero con una marca.

Me levanto de inmediato y me tallo la frente adolorida, mirando que Alden duerme, Johanna está despierta y muy activa afilando su hacha.

—Buenos días, rojita— me saluda.

—No me llames así— le advierto, con un tono de voz más serio del que espero.

Johanna no le da mucho a importancia pero yo espero que haga nota mental de ello, como sea, me levanto del suelo.

—Ya hay que volver a la playa para lavarnos— informa ella y asiento.

—¿Cómo están los demás?

—Majara sigue susurrando eso del tic tac y ya paro el sangrado de Voltios.

Me quedo un momento tratando de ubicar a cada uno, así que finalmente asiento.

—Entiendo.

No es difícil levantar al resto, con el calor que hace se levantan muy rápido y con la esperanza de que el agua de la playa nos refresque a todos. Camino en grupo hasta las orillas, las cuales están peligrosamente silenciosas.

Johanna me mira y yo a ella —Vamos, fue tu idea venir— me dice.

Suspiró, avanzando hasta la arena caliente y empezando a caminar en ella. No pasa nada, obviamente, así que miro al resto y les señalo que es a salvo estar ahí.

—¡Vamos!— pedí a Beetee y Wiress, formando un ademán con mi mano.

—Está libre, vamos— insistió Sage y Johanna no se molestó en pensarlo dos veces antes de salir a la playa.

El olor a sangre estaba en nuestros cuerpos, lo cual es totalmente asqueroso así que quería una ducha lo más pronto posible.

Cuando Wiress camino aun atareada la pobre mujer, Sage la tomó del brazo hasta encaminarla junto a nosotros. Entonces me di el tiempo de respirar cuando lo escuché.

—¡Mayrin!— exclama la voz de Finnick, corriendo desde unos arbustos.

—¡Finnick!— sonreí de lado a lado.

Realmente me eché a un lado cuando lo vi dispuesto a abrazarme ya que estoy totalmente empapada en sangre y no quisiera... bueno, ya que.

Rodeé su cuello con mis brazos mientras él hacía lo mismo pero en mi cintura. Reí un poco cuando me levanto del suelo.

—Creí que habías muerto— asegure, separándome de él.

—Yo creí que tu estabas muerta.

Sonrió un poco, limpiandole la mancha de sangre que le había dejado sobre el hombro.

Miro a mi alrededor, donde la chica del uno se reúne con su hermano, sage. Busco con la mirada pero nada, no encuentro a la adulta.

—Finnick, ¿Dónde está Mags?— inquiero al chico.

Él baja la mirada y con eso me resuelve la duda.

—Creíamos que era lluvia, por los relámpagos— corrige Johanna a Sage, sobre algo que le decía a Amanda —Cuando empezó a caer, resultó ser sangre. Sangre caliente y espesa. No se podía ver, ni hablar sin llenarte la boca. Estuvimos dando tumbos por ahí, intentando salir.

—Sí y teníamos mucha sed— añado..

—Entonces Blight se dio contra el campo de fuerza— recuerda Alden..

—Lo siento, Johanna— le dice Finnick.

—Sí, bueno, no era gran cosa, pero era de casa— responde, tratando de sonar indiferente  —Y me dejó sola con estos.

Salto en mi lugar al mirar a Beetee sobre el suelo —¡Es verdad! A Beetee le clavaron un cuchillo en la espalda en la Cornucopia, ¿Tienen algo que pueda ayudarnos?

—Lo ayudaremos— me dice la chica del doce, katniss.

—Tic, tac, tic, tac— hace presencia Wiress, dando vueltas en la arena.

—Sí, lo sabemos, tic, tac. Majara ha sufrido una conmoción— explica Johanna.

Entonces Wiress se acerca a ella, lo cual hace enojar a Johanna, ya que la empuja con fuerza mientras le insiste que se quede quieta.

—Déjala en paz— le espeta Katniss y entonces Johanna le mete una abofetada que le hace retroceder, sin embargo, Johanna no queda limpia porque Amanda le responde con un puñetazo que me hace retroceder cuando finnick me aparta para no llevarme un golpe también.

Tomo a Wiress de los hombros cuando veo que intenta levantarse de la arena como una niña pequeña, por lo que entre Alden y yo nos aseguramos de que este bien y lo está, solo por un pequeño raspón en el mentón.

Johanna empieza a gritar como loca cuando Finnick la sumerge en el agua para que se calme o se quede callada, funciona para ambas cosas.

—Tic, tac— susurra Wiress, como si nada hubiera pasado —Tic, tac.

Frunzo un poco mi ceño, ¿Tic tac? ¿Por qué eligió entre todas esas palabras «tic tac»?

—¿Estás bien?— inquiere Alden y asiento.

—Sí, todo bien.

Katniss se acerca a nosotros y nos ayuda con Wiress, llevándosela hasta el mar para quitarle la sangre de encima así que voy directo a Beetee para ayudar en algo.

—¿Es…?

Asiento a Amanda, quién revisa la herida de Beetee —Nos enviaron un adhesivo especial para heridas, fue lo único que se nos ocurrio— le explicó.

—Y tuvieron razón— acierta Peeta —Amanda tuvo una herida parecida los juegos pasados y esto le ayudó bastante, ¿Cierto, Amanda?

—Si, me ayudó bastante— le sonríe al chico.

—Si necesitan mi ayuda solo avísenme— les digo a ambos, antes de alejarme hasta Finnick.

Johanna se sacude el agua, murmurando un montón de palabrotas —Son unos idiotas todos, ¡Que la deje en paz! Ya verá cuando tenga mi oportunidad, maldita sea, par de bastardos todos.

Coloco ambas manos sobre mi cintura —¿Crees que siempre esté enojada?— inquiero a Finnick.

Se encogió de hombros —Supongo que si, en todos estos años jamás he visto a Johanna feliz un solo día, a menos que a un niño se le caiga su dulce, claro.

Rió un poco —Eres malvado.

—No, solo dije la verdad.

Lo miro, notando el montón de costras que lleva sobre su piel —¿También te atacó una de esas mutaciones no?

Asiente —Niebla venenosa y monos, o como a Peeta le gusta llamarlos: Mon-hos.

—¿Son la misma cosa?

—Cuando lo sepa te lo diré— señala el mar —¿No quieres ir a nadar? Como en los viejos tiempos.

Me sonríe y apesar de toda esa capa de costras y arena, se sigue viendo igual que siempre, así que acepto en cuestión de segundos. El agua se siente ligera como siempre, empapa la sangre de mi cuerpo y la desaparece, así que tomo una gran cantidad y lavo mi rostro con cuidado.

—¿Recuerdas aquella vez que dijiste que querías explorar el mundo?— le pregunto al verlo hacer sus maniobras en el agua como todo un presumido.

—Sí, aún mantengo mi decisión.

—Crei que ya lo habrías hecho.

Niega —Me falta una compañía para hacerlo.

Alzó ambas cejas —¿Me estás proponiendo ir contigo a uno de tus viajes?

—Bueno, no es como que podamos ir muy lejos de todos modos— se encogió de hombros.

«tu sí, yo no» pienso, porque todos o al menos la mitad de los vencedores sabemos sobre el plan y el hecho de que debemos morir si es necesario, por la rebelión, por la libertad.

—Olvide como era— admito, con la mirada en el agua, aligero mi cuerpo de modo que empiezo a nadar despacio mientras la sangre desaparece —Cuando empezaron los juegos creí que me ahogaría.

—No podrías, naciste para nadar, podrías hacerlo hasta dormida.

Sonrió —Aun no olvidas que soy mejor nadadora que tú.

Rueda los ojos con una mueca en su boca donde esconde una sonrisa —Y yo sigo preguntándome de dónde aprendiste a ser egocéntrica, Birdie.

—Ah, tuve el mejor maestro— sacudo mis manos en el agua, dándole en el rostro.

Finnick se hunde en el agua y me lleva con el, lo miro bajo el agua y cuando veo que se está acercando cada vez más, mis impulsos me ahogan y me obligan a subir a tomar aire. El corazón se me acelera cuando intento averiguar que se le ocurría hacer al momento de estar tan cerca de mi rostro, aunque es demasiado obvio, no creo estar lista para eso, para vivir otra vez lo mismo. Me asusto, entro en pánico demasiado rápido así que intento disimular frente a él cuando me mira confuso.

—Lo siento, no quería…— empieza, sabiendo exactamente lo que me sucede, como siempre. Jamás he podido engañarlo porque siempre sabe lo que me sucede, cuando me asusto, cuando me siento triste o enojada, cuando estoy tan enamorada…

—Voy a…— interrumpo —Ayudar a Amanda y a Peeta con Beetee, quizá me editen saber más sobre la herida que s-sufrió.

Salgo del agua lo más rápido que puedo, sin importante si sigo empapada de sangre y agua.


Se que no podré dormir ni aunque me den con un palo en la cabeza, así que soy la primera en proponer la primera guardia durante la noche junto a Amanda, que mejor compañía que alguien a quien apenas conozco, no preguntará ni mucho menos hablara sobre Finnick a menos que yo saqué el tema.

Me siento junto a la chica, mirando la fatiga en su rostro, le sonrió y me acomodo en el suelo, de modo quedó frente a la Cornucopia y la vista que lleva bajo las estrellas.

—¿Te sientes bien?— le pregunto, palmeando mi estómago para que entienda.

Asiente —Sí, solo me siento… cansada.

—Bueno, es algo normal— admito —No soy experta pero creo que deberías dormir un poco.

—Estare bien— asegura, así que no le insisto.

El silencio inunda a ambas e intento buscar un tema de conversación pero no sé me ocurre nada, solo la duda impaciente que me llena el cuerpo por un momento.

—¿Tu te sientes bien?— me pregunta.

—¿Cómo han perdido a Mags?— me atrevo a preguntar, lo que ha estado rondando por mi mente, no es que sea curiosa pero Mags significó mucho para mí.

—¿Finnick no te lo dijo?

Niego —No, no quiere hablar de eso y yo no quiero insistir, es que Mags fue como una madre para él cuando era pequeño, cuando ganó los juegos fue su mentora y cuando fue mentor ella le ayudó— me detengo un momento en el que creo que voy a sollozar, pero no es así —Aunque… supongo que… fue especial para ambos.

Ella me mira como si entendiera, así que bajo la mirada para llorar en silencio.

—Fue en la niebla— dice —Finnick tenía a Peeta. Katniss llevo  a Mags un rato. Después
no pudo seguir levantándola. Finnick dijo que no podía llevarlos a los dos, y ella le dio un beso y se fue directa al veneno.

—Era la mitad de su familia— suelto un suspiro

—¿Por qué Johanna dijo que los saco de la jungla por katniss y por mi?

—Bueno, nos querías como aliados, ¿No? Supongo que Johanna solo quiere ser su aliada también.

—Pues no parecía— niega, mirando sus puños.

Rió un poco —Fue divertido, yo me divertí— alzo ambas cejas  —Aunque Johanna no tanto.

Mi comentario hace reír a la chica, sorprendiendo me de escuchar su carcajada junto a mi.

—Tic, tac— escucho a Wiress, quién se sienta junto a Amanda.

«tic tac» el sonido de un reloj… un reloj.

—Tic, tac…— susurró y todo tiene sentido de pronto  —Tic, tac…— miro la arena, la forma, las enredaderas que lo rodean, los mutos que duran una hora ¡Tic tac! ¡Es un reloj! —Tic, tac…

—¿Ya te contagio Wiress?

Niego como respuesta  —¡Tic, tac! ¡Eso es!— señalo las largas enredaderas alrededor de la Cornucopia que forman un reloj  —¡E-Es… es un reloj!

—¿El que?

—¡La arena, la arena es un reloj!— salto, provocando que Wiress salte junto conmigo  de la emoción.

¿Como no lo vi antes? ¡Un reloj! ¡Por eso Wiress dice tic, tac, por eso nadie le entendía, por eso todos estamos tan atareados con tantos mutos persiguiendonos!

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