Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ii ━━ chapter two

ii. timeless prayers

tw: drugs mention, mental ill.

















Se acaba tu tiempo. Le gritó la voz por la noche y como resultado, Nurbanu no pegó un ojo hasta que se dijo así misma que era hora de levantarse de la cama y hacer algo por su miserable vida. ¿A qué se refería con que el tiempo se le estaba acabando? No tenía idea, no sabía si se estaba volviendo loca o si había algo que la estaba desquiciando a propósito.

Nurbanu no tenía antecedentes de esquizofrenia en su familia y dudaba en ser la primera ─ y única ─ en adquirirlos a tan temprana edad cuando solo era una chiquilla de diecinueve años viviendo sola con un trabajo misero y un sueldo insuficiente en un pueblo de mala muerte al noroeste de Estados Unidos en Oregón.

¿Tenía traumas sin resolver? No los recordaba. ¿Había pasado por un suceso trágico en la infancia? No tenía recuerdos ni de sus padres.

Todo lo que sabía, en realidad no era un conocimiento real. Eran migajas de vidas que no eran suyas, cosas que jamás experimentó o siquiera vivió. Estaba vacía, como un cascarón de una mujer que nunca podría alcanzar una genuina y verdadera estabilidad en su vida.

Nos vemos en poco tiempo.

Otra vez esa maldita y atrayente voz. No era ni dulce, ni agresiva. Era un chillido tormentoso que le hacía erizar la piel y helar su sangre al punto de ser puro hueso y órganos a punto de estallar. Mierda, si Nurbanu había hecho hasta lo impensable para tratar de callar a esa voz estruendosa en su cabeza. Cuántas píldoras, cuántas sustancias o drogas había utilizado para que la voz desapareciera de una vez de su cabeza y la dejara en paz solo por un día si es que era posible.

¿Cuántas veces fue dopada a la Cabaña del Misterio? Porque de ir a médicos o a hospitales ni hablar. Nadie la creería, nadie la tomaría en serio porque ante los ojos de todos, Nurbanu Van Dort era un infante. Un típico mocoso promedio.

Un problema.

Una carga. Eso es lo que eres. Una carga para ti y para todos, pero no para mí. Solía susurrarle la voz con un tono dulzón como la codeína que a menudo ingería para borrarse por unas horas.

Pero ahora Nurbanu estaba sobria, consciente de su cuerpo y sus acciones. Y no importaba lo que el viejo Stan Pines le dijera al verla llegar en cuánto sus sobrinos arribaran a la cabaña. Un instinto, algo más allá de la voz chillona y tortuosa la forzaba a dar pasos, zancadas si era necesario, para llegar a su lugar de trabajo y darles la bienvenida a los niñitos que Nurbanu sentía que debía proteger.

¿Pero de quién?

De mí. Gritó la voz.

Nurbanu se estremeció al salir de su casa. Las llaves se le resbalaron, pero no tardó en recuperarlas y cerrar esa choza que se suponía, ella solía llamar hogar y, sin embargo, no se sentía como uno. Era vacío, húmedo, solitario, frío.

── ¿A dónde vas con tanta prisa, linda? ── Robbie siempre había sido un poco... raro. No le bastaba con ser novio de Wendy y ser incluso tres años menor que Nurbanu.

── A mi trabajo ── respondió sin mirarlo ──, donde se supone que debe de estar tu novia.

Un recordatorio tácito, sutil.

── ¿No quieres que te acompañe, preciosa? ── el chico comenzó a caminar a un lado de Nurbanu con tanta familiaridad como si fuese una rutina diaria ──. O sea, veré a Wendy allá, no creo que le moleste que llegue con tu compañía ¿o sí?

── Niño, ni siquiera lo intentes, no soy esa clase de chica y créeme que no tengo interés en ser la otra.

Para mí eras mi única.

Movió la cabeza como si estuviera tratando de apartar esa voz, pero no se iba. La perseguía, la atormentaba a cada instante.

── ¿Tienes algún cigarrillo?

── ¿No eras asmática? ── inquirió el adolescente.

── Sí, pero ¿me ves cara de que eso me importe? ── dijo Nurbanu con tanta tranquilidad, que Robbie solo atinó a sacar el cigarro y tenderle un encendedor.

Como hacía siempre, como la constante rutina que compartían a espaldas de todos.

── No te atrevas a dejar una carta culpándome de tu muerte, ¿de acuerdo? Nadie te creería.

── ¿Es una amenaza? ── alce mi ceja, sonriéndole.

── No, un temor, de hecho ── Robbie se aclaró la garganta, sintiéndose tímido de repente ──, temor a que te mueras.

── No moriré.

Todavía. Susurró la voz.

Todavía no.

── Rezo para que no y ni siquiera creo en Dios ── dejó escapar el susurro débilmente, avergonzado de confesarlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro