El siguiente capítulo fue totalmente cambiado debido a algunos comentarios que realmente me llegaron a incomodar, e incluso casi me hizo pensar en eliminar la historia.
¡ 𝙰𝙳𝚅𝙴𝚁𝚃𝙴𝙽𝙲𝙸𝙰, 𝙲𝙾𝙽𝚃𝙴𝙽𝙸𝙳𝙾 +𝟷𝟾!
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Los 8 mese, habían pasado muy rápido.
8 meses en los que habían sucedido muchas cosas esenciales para que Hans logrará su cometido. 8 meses que fueron suficientes para enamorar a la reina con el corazón de Hielo. La misma fría mujer que en un principio le había negado el honor se pertenecer a su familia. Elsa de Arendelle, la que sin querer desató el invierno eterno en su propio pueblo, la poderosa reina de las nieves con la que se había enfrentando en un palacio de hielo. La misma que lentamente había sucumbido ante sus engañosos encantos...
Parecía mentira, pero las cosas habían cambiado al punto de que el podía acercarse a ella y mejor aún, podía probara sus labios a su antojo.
Recostado en la comodidad de su cama recordaba con exactitud la figura de la reina y como después de su primer beso esta le había dejado traspasar de poco en poco su espacio personal. «Elsa» Se quedó pensando, mirando la obscuridad del techo. A todas luces se notaba que le gustaba, porque pronunciaba su nombre vocalizando cada sílaba, y remataba con una sonrisa, como si sus dientes blancos fueran su segundo apellido. «Dulce Elsa» reprimió un suspiro tras pensar en sus ojos y peor aún al recordar esa misma tarde.
Habían bajado de los caballos y comenzado a caminar por los alrededores. El invierno en Arendelle ya casi había desaparecido, pues se lograba apreciar como la nieve era sustituida por vegetación y flores. Además de las aves y cientos de animales que salían del bosque. Ni mencionar al mar que ya estaba 100% descongelado.
Sin embargo ese día en particular algo con ella no parecía no estar bien.
-¿Que pasa? Has estado muy callada.
-No es nada- miró sus perfectos labios, formar una pequeña sonrisa. Tenía tantas ganas de besarlos, devorarlos como si de un dulce se trataran...
Después de darle su primer beso, no había podido parar, tenía ganas besarla cada 10 minutos, y si tenía la oportunidad no la desaprovechaba. Inclusive la última vez casi lograba pasar el límite de un inocente beso, pero por culpa de ese sirviente tuvo que parar.
Hans la miró con una sonrisa, mientras como tonto, contemplaba como la brisa movía delicadamente el cabello de la reina.
-Elsa, tienes los ojos enrojecidos. Así que mejor no me mientas.
-Hace un rato noté como algunas personas no se acercaron a ti, por que estaba a tu lado. Se que todavía hay gente que siente miedo de mi. Y es normal. Pero que sea normal no significa que no duela.- intentó sonreír fallidamente. -pensé que había recuperado la confianza de todos. Pero aparentemente la etiqueta de monstruo estará conmigo hasta la muerte.
-No digas eso- con delicadeza el príncipe tomó su rostro entre sus manos. -Quita esa expresión de tristeza de tu cara, deja los miedos atrás y verás que nadie va a rechazarte- como si la reina fuera una niña besó su frente. - Deja de darle importancia a las cosas negativas, deja que ellos conozcan lo cálido que es tu corazón y te amaran aún mas. Para vivir en paz debes comprenderlo y si alguien piensa lo contrario yo estaré ahí para defenderte- Un poco molestó se separó y luego solo se sentó en un pequeño tronco seguido por ella quien se puso enfrente.
-¿Hans?- lo miro con ternura. -¿Y a ti?.
-¿Qué?.
-¿A ti no te importan mis poderes?.
-Yo deseo hacer lo posible para darte la serenidad que habías perdido. No puedo imaginar el despertar un día y que tu no estés a mi lado. Elsa planeo quedarme contigo Siempre- desvió la mirada apenado, pues era como si no tuviera el valor de hablar más. -Es por eso que tus poderes no me molestan ni un poco. Por que son parte de ti y no existe nada de ti que yo no ame- La reina se quedó en silencio total.-Te amo Elsa.
Hans pronuncio al fin las palabras.
Una lágrima rodó por su mejilla. - Yo también te amo Hans.- Tomó su mano y la colocó sobre su rostro. Ella le ayudo a ponerse de pie y se acercó demasiado. -por favor, bésame- sorprendido el peli-rojo miró como ella cerraba los ojos en espera de su contacto...
Una sonrisa descarada apareció en su rostro y obediente la besó.
Después de un rato los besos inocentes fueron subiendo de tono, llegando a tanto que inclusive mordió su cuello haciéndola gemir.
-¿Estas bien?.
-Si, no te detengas- suplicó muy agitada...
Hans estaba teniendo al fin eso que deseaba de ella. La recostó sobre el suelo y se puso sobre su delicado cuerpo, lentamente metió la mano dentro del vestido, encontrado una suave piel. Prosiguiendo a tocar su intimidad y comprobando lo húmeda que la inocente chica estaba.
Por sobre la ropa acarició sus pechos, Estaba embriagado de deseo, estaba dejando que su cuerpo saciara su sed de placer. Todo en ella era perfecto y hermoso. Pero nada comparado a la imagen de su bello rostro avergonzado. El Poco invierno que los rodeaba había desaparecido por completo.
-Te amo Hans- pronunció con la mas dulces de las voces.
-¡Oh Elsa!- un movimiento mas y al fin le bajaría el vestido por completo, un solo movimiento y la haría suya ahí mismo...
pero de pronto a su mente llego una imagen que no esperaba...
La inocente mujer le contó como la reina había congelado su corazón y que era necesario un acto de amor verdadero para salvarle la vida..."un beso" pero existía un problema, el no la amaba así que el beso no solucionaría absolutamente nada. ¡Oh Anna, si hubiera una persona aquí que te amara!.
En los ojos visualizo lo roto que en ese momento estaba el corazón de la princesa. No la amaba y para empeorar las cosas planeaba apoderarse de su reino dejándola morir...
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-¿Hans?- Preguntó la chica, muy avergonzada. -Yo hice algo mal?.
-No, no eres tu, es solo que creo que no deberíamos. Al menos no ahora, ni aquí- de manera amable extendió su mano para que ella igual se pusiera de pie. Elsa aceptó y de manera seria, se paro junto a su caballo para después acomodar su vestido y su cabello que en la locura del momento había quedado suelto. -Lo siento Elsa- Hans se acercó, para tocarla pero ella simplemente se resistió.
-Soy yo quien lo siente- Bajó la mirada con vergüenza -me siento muy avergonzada, y comprendo que sientas temor de mi.
-¿Qué? ¿Temor?...
-Si. Lo vi en tus ojos, fue como si te asustara mi contacto.
-No, no, no claro que no- de nuevo la tomó entre sus brazos y la besó. -Solo creo que este lugar no es digno para un paso tan importante. Para este momento seguro ya notaron nuestra ausencia y seguro nos vendrán a buscar pronto- pronunció desviando la mirada muy sonrojado...
-¿Una carrera al palacio?- sonrió ella ampliamente antes de subir a su caballo y adelantar el paso toda velocidad.
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Esa era la razón de estar así.
Ciertamente se arrepentía de haber desaprovechado tal oportunidad. «¡Que imbécil » pensó al retorcerse en las sabanas. Todo sin quitar la mirada del techo.
Eran las 12:00am y el enorme palacio ya estaba casi vacío. ¿Por qué se sentía tan malditamente inquieto?. En total silencio se puso de pie y abrió un poco la puerta de su habitación. Extendiéndose interiormente, echó un vistazo al pasillo y tras comprobar que estaba vacío inicio el corto recorrido.
La rubia caminó rápidamente hacía la puerta de su habitación, echó un vistazo a través de la mirilla, se congeló y abrió la puerta de un tirón. Allí parado estaba el.
El corazón inmediatamente latió abrumado; el aliento le quemó los pulmones. De nuevo, simplemente estar cerca de él, hizo que el rostro se le pusieron caliente...
-Hans- de manera seria ella lo miro a los ojos, tenía ganas de llorar, al verlo allí, frente a ella.
-No podía dormir- no tubo que decir nada mas, pues Elsa corrió a sus brazos sin pensarlo. Al parecer el no había sido el único sin poder dormir esa noche. -Elsa- apenas pudo pronunciar con el corazón acelerado. mientras discretamente la adentraba en la habitación y colocaba sus manos sobre la diminuta cintura de la rubia aprisionándola fuerte y protectoramente. -¿Puedo besarte- Su gruesa voz llamó su atención poniéndola totalmente nerviosa.
-Siento que no puedo, respirar- Hans tocó su mejilla derecha y al fin una lágrima se derramo. Sin ninguna palabra tomó su delgada mano y luego la guío hasta quedar frente a la cama. Nerviosa, sentía como su pecho subía y bajaba al punto que se tubo que sentar para no caer.
El se paró frente a ella, le dio la mano, acaricio su cabello y sonrió -¡Hans!- lo besó jalando él varonil cuerpo sobre él delicado de ella. -Esto es una locura- esta vez fue él quien dio el primer paso y la besó con mucho mas deseo. Siendo separados únicamente por la falta de oxígeno.
Su rostro estaba muy ruborizado, un ardor en su garganta lo recorrió por todo el cuerpo, acompañado de un calor extenuante, al mirarla a los ojos se dio cuenta de que algo poderoso había entré ella y el. Una locura incontrolable se apodero del peli-rojo y sin pensarlo volvió a besarla y no por obligación, ni por estrategia lo hizo por que en realidad así lo deseaba. El sabía que quizás no era amor, el deseaba ser el rey absoluto de su reino. Sin embargo también sabia que con ella había ocurrido el click que hace el corazón cuando es una persona importante...
Comenzó a sentir que su cuerpo se tensaba al verla tan sensual ante el. Las miradas por ratos se encontraban y unas sonrisas seductoras se dibujaban en su perfecto rostro, sin duda a el le atraía de una manera diferente. Una mirada profunda lo hizo levantar la cara y ver que ella le hablaba con la mirada «¿Qué es lo que pasaba?» preguntaba su cerebro. No le importó responderse, de lo único que estaba seguro era que sin importar nada se quedaría con ella .
-Siento como si fuera a morirme- escuchó su dulce voz. Con delicadeza la tomó entre sus brazos y de nuevo la besó.
Algo en su interior le gritaba que estaba mal, sin embargo no podía detenerse. Ambos sonrieron, el corazón de Elsa estallaba de emoción, nunca se imagino en una situación así y a decir verdad llego a pensar que nadie se atrevería a tocarla. Sentir su calor y sus manos apretándole la cintura era maravilloso. Se sentía tan feliz. Sus labios se unieron a los de el en un lento y suave beso. Sus lenguas exploraban y bailan juntas al compás de sus movimientos, al igual que sus respiraciones que se mezclaban, haciéndolos sentir completos.
-Eres como el fuego.- su ronca voz quebró por completo a la inocente mujer, las piernas le temblaban y por primera vez un caliente aire invadió su cuerpo.
-¡Estoy ardiendo por ti!- susurró ella cerrando los ojos.
No podía controlarse mas, no quería controlarse mas. Su control temblaba y se agrietaba con cada beso, cada roce de su lengua con la de ella, con la suavidad de su piel contra sus manos...
Ardiendo de deseo la besó desesperadamente.
El chico intentaba calmarse y ser gentil. Sin embargo apenas aguantaba verla vestida. Su perfecto cuerpo parecía invitarlo a tocarlo, sus varoniles manos se perdieron entre tus piernas, Mientras al oído le susurraba ¡Quiero destruir esa maldita ropa! Necesitaba sentir cada parte de ella, quería devorarla, penetrarla, oírla gemir su nombre por todo lo alto.
-¡Elsa!- Pronunció con la voz entre cortada. Ella no contestó sin embargo la sintió arquearse cuando uno de sus dedos, se abrió paso entre su ropa interior y la penetro: se sentía tan caliente y húmedo dentro de ella. Esa deliciosa sensación sencillamente lo había puesto duro.
Astutamente el joven hundió su dedo aún más profundo dentro de ella, haciéndola jadear.
Sin poder evitarlo, se separó de ella, sacando la mano de su entrepierna y con delicadeza los liberó al fin de la molesta ropa. Elsa lucía desesperada, sin vacilar en lo que deseaba, ¿Reina de las nieves? Elsa era una chispa que encendía su fuego y hacía arder su piel, lo volvía loco el deseo de atravesar su ser, de sentirla completa. Tras un suspiro llenó de aire sus pulmones retomando el control, descansando su frente sobre la de ella solo para anunciar lo inevitable.
-Creo que esto va a doler- sentenció.
Entonces Elsa sintió miedo al imaginar que si perdía el control podía terminar hiriendo a Hans con sus poderes. -Quizá esto es mala idea. Si pierdo el control...
-No me importa, Elsa quiero ser uno contigo aún si eso implica morir en tus brazos. Por favor abre tu corazón para mi.
¡SI!
Se entregaría sin condiciones, sin dudas, sin ningún temor. El frío comenzó a aumentar pero contrario a eso sus cuerpos ardían en sensaciones. Con la fuerza de un volcán en erupción. -Esta bien- contestó decidida. -Solo se delicado.
La tomó del cabello, obligándola a mirarlo a los ojos. Se posicionó sobre ella quedando justo en la entrada y sin reparo, ni remordimiento movió las caderas hacía adelante, penetrándola por completo con una sola estocada.
Todo en la habitación de llenó de escarcha. Pero el ni siquiera se dio cuenta.
La joven mujer cerró los ojos y él dolor se hizo presente para después ser golpeada por un millón de sensaciones.
Por fin había entrado en ella.
Suspiró profundo, un gemido de incomodidad se escapó de sus labios sin poder evitarlo.
-¿Duele mucho? ¿Quieres que pare?.
-Continua, es incómodo pero me acostumbraré.
No podía dejar de mirarla se veía tan jodidamente sexy y vulnerable: sus mejillas rojas, sus labios hinchados, sus ojos brillando de deseo.
Sin aviso comenzó a moverse, ahogando sus gemidos con sus exigentes besos.
Le gustaba verla así y tenerla así, oyéndola gemir cada vez que su virilidad entraba y salía de su ser, sentirla ardiendo de placer y gritando de emoción, amaba cuando su orgasmo lleva su nombre y en su ser dejaba su aroma.
Más, necesitaba más.
Aceleró sus movimientos apresionándola contra la cama aún más entrando y saliendo de su humedad.
Por un segundo pensó en detenerse, estaba perdiendo el control y no quería hacerle daño, pero por la manera en la que ella le pedía más, comprendió que le gusta tanto como a el. Se veía tan sensual como una diosa, tan inocente como un ángel, la luz de las velas le daban un toque brillante a su ligeramente sudada piel. Ella no se comparaba con ninguna otra mujer con la que había estado, ¿Cómo diablos se había perdido de algo tan placentero? Jamás pensó que tener relaciones sexuales podrían sentirse tan bien. No era solo el aspecto físico del mismo, era la conexión, esas emociones que se transmitían en cada toque, cada mirada, cada beso...
El frío de la habitación aumentó, el varonil cuerpo del príncipe empezó a temblar ligeramente. Pero no se detuvo, se enderezó un poco para lamer en medio los pechos hermosos de su reina y luego chuparlos, la sentía apretarse contra su miembro, sus gemidos se descontrolaron al igual que la temperatura en el habitación que tras cada segundo se volvía cada vez mas fría.
La abrazó, susurrando cosas sensuales en su oído. El roce de sus cuerpos conectados se intensificó. Ella gemía contra su boca, su cuerpo delicado estremeciéndose contra el, su humedad apretando su erección, su orgasmo impulsando el suyo. Sin poder soportar mas dejó salir su semilla dentro de ella. Podía sentir los latidos acelerados de sus corazones. No deseaba moverse, en este momento...
Pasó un brazo alrededor de su cintura, halándola hacía el. Ambos yacían enredados en las sabanas blancas de la espaciosa y suave cama. Sus piernas unidas mientras este abraza el delicado cuerpo de la reina uniéndolo aún más al suyo.
-Estas temblando- se alarmó al darse cuenta de que el joven apenas y podía respirar.
-Estoy bien- la abrazó con fuerza. -No puedo creer su esto este pasando- contestó sonriendo con la voz entre cortada y él rostro embelesado.
Elsa sonrió. -Es real- y una vez mas se besaron. La rubia sintió como un escalofrío recorrió su piel estaba de lo mas avergonzada. Pero de verdad deseaba que el siguiera tocando sin pudor alguno cada centímetro de su desnudes...
De poco en poco, la temperatura en la habitación comenzó a volver a la normalidad. La cálida brisa agitaba las blancas y lisas cortinas del silencioso lugar, todo parecía un sueño, ella era simplemente hermosa y el lo supo desde antes de que se volviera su mujer.
Elsa se había entregado a el.
Cansada lo miró directamente a esos ojos brillantes que de cierto modo la intimidaban y por inercia puso la mano en su mejilla. -¿Estas bien mi lady?- dijo al notar que miraba su rostro seriamente.
-Solo miraba tus ojos.
-¡Mis ojos eh!
-Si- dijo casi en un susurró. -Me gustan mucho.- Hans la besó pero esta no tenía mas Fuerzas y el cansancio la venció.
-Hans, quedémonos para siempre así.
Elsa finalmente podía comenzar a olvidar él pasado, estaba con él y podía ser una mujer completa y feliz pues en ese momento nada mas le importó.
CONTINUARÁ...
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Hola Nuevo capitulo, un poco fuerte jajaja.
Esperó y continúen siguiendo esta historia.
Bueno
Sin mas me despido. Gracias leer y perdón por las faltas de ortografía, si les gustó no olviden votar o comentar su opinión es importante. ❤❤
EDITADO.
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