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-¡Basta! ¡Basta!- decía ella con la voz entrecortada.
Los gemidos descontrolados que salían de sus bellos labios, inundaban la habitación...

-Tu voz me esta pidiendo que me detenga. Pero tu cuerpo me está exigiendo más-. El rostro de ella estaba inundado de placer, su boca entre abierta dejaba escapar esos pequeños gritos que lo estaban motivando a seguir y llevarla al éxtasis.-¡Vamos! Solo dilo una vez.

-¡Ah! N.No.

-Solo una y ya- pronunció suplicante ante la frágil mujer que se retorcía de placer bajo su varonil cuerpo. -¡Dilo!-exigió tras morderle suavemente el cuello.

-Ha...¡Ah! ¡Hans!...

De golpe abrió los ojos. Estaba sudado y agitado. Por primera vez en más de 10 años estaba teniendo esos sueños indebidos y vulgares para un príncipe. (la verdad eso le incomodaba mucho) Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en una cómoda cama. Quiso levantarse pero un punzante dolor en el brazo se lo impidió. ¡Elsa! Suspiró al recordar que ella lo había dejado en ese inútil estado. Respiró profundo y se levantó. Dio apenas unos cuantos pasos en la habitación, dándose cuenta que frente a la cama había un enorme espejo de cuerpo completo. El gallardo hombre se miró detalladamente y se dio cuenta de que las heridas no eran tan graves.

«¡Eres un idiota Hans!» se lamentó. «La tenías en tus manos, estaba ante ti en charola de plata» bufó violentamente, lastimando sus heridas. «¿Ahora como demonios me convertiré en Rey?» de nuevo miró a su alrededor y suspiró...

Bueno ella había cometido error tras error, si dejaba que las cosas tomaran su curso, Elsa sería ejecutada muy pronto, no tenía duda de eso . "Nadie quiere a una hechicera como su reina"

Sin embargo, cada vez que pensaba en su muerte, se activaba un punzante dolor en su corazón. «¿Qué pasa contigo Hans?» se preguntó con extrema molestia. El no le debía nada a Arendelle, mucho menos a Elsa. ¿Por qué le molestaba tanto pensar en su muerte? ¿Por qué tenía esa egoísta necesidad de mantener con vida a alguien que claramente quería morir? ¿Por qué no podía dejar en lo mas profundo de su mente las sucias fantasías que la joven reina le provocaba? ¿Realmente era tan vil como Para desear corromper a un ser tan casto como lo era ella?.

En ese momento los consejos de su hermano Lars abarrotaron su mente. Las palabras que no habían desaparecido de su cabeza ahora tomaban una relevancia mayor.

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Algunos años atrás

Como en el era costumbre, escuchaba detrás de la puerta como sus hermanos celebraban el nacimiento del segundo hijo de su hermano mayor Caleb. Y como también ya era costumbre él no era incluido en la celebración. -Veo que aún disfrutas de escuchar detrás de las puertas- ser descubierto por Lars, lo hizo sonrojar.

-¡Lars, No es lo que crees!.

-¡Madura Hans! Ya no eres un niño, ahora eres un hombre o al menos eso pareces. Debes comportarte como tal, deja este comportamiento vulgar para los plebeyos, tu eres un príncipe ¿No?- apenado el peli-rojo bajó la mirada hasta el suelo. Tenía el título de príncipe, sin embargo era tratado como un apestado. -¡ven, sígueme!.

Sin comprender la actitud de su hermano, lo siguió hasta su despacho personal. Lars le ofreció un trago y ambos se sentaron frente a la chimenea a beberlo. Para Hans era una sensación extraña pero agradable a la vez, pues era raro que alguno de sus hermanos tuviera un acercamiento tan gentil. Pero con Lars todo era distinto. El era él único de sus hermanos que no lo menos preciaba todo el tiempo, al contrario siempre lo trataba con respeto, incluso como su igual y eso enternecía mucho a Hans. -Caleb de nuevo hace un escándalo por la llegada de otro hijo- comentó Lars rompiendo el hielo.

-Si, seguramente nuestro padre esta igual de feliz y orgulloso- comentó el joven príncipe tímidamente, bebiendo un sorbo del fuerte licor.

-este es ya su cuarto nieto, no debería hacer tanto escándalo.

-Padre desea, tener mucha descendencia fuerte y digna de un Westergaard. La boda de Thomas será en unos meses, sólo quedarán Rudy y Runo y todos estarán ya con una esposa digna y un reino al cual gobernar.

-No todos. Te olvidaste de ti.

-¿Yo?. No, Yo no importó, soy el apestado, el débil, la desgracia de la familia, el no deseado. Nuestro padre no tiene ningún tipo de interés en mi- se notaba el dolor reflejado en las palabras que salían de su boca. Pero era cierto y su padre no había tenido restricción al restregárselo en la cara todos esos años.

-¡Tienes razón, a nuestro padre no le interesas!. No te a conseguido una esposa y eres el menor de nosotros. Tu jamás podrás ser rey de este lugar- apenado y sintiéndose menos que un perro Hans bajó la mirada. Pero acto seguido su querido hermano lo obligó a alzarla. -No sufras. Tienes suficiente encanto como para enamorar a cualquier princesa y volverte un rey absoluto. Solo tienes que encontrar la presa correcta.

-¿La presa correcta?- preguntó intrigado.

-Así es querido hermanito. Dime. ¿alguna vez escuchaste de Arendelle?.

-¿Arendelle? ¿Noruega?

-Si, eh estado un par de veces ahí. Es un lugar pequeño pero muy hermoso y pacífico, un lugar perfecto para ti. La princesa Elsa esta a unos años de ser coronada, es soltera y huérfana. Una chica vulnerable. Ella es tu oportunidad. Enamórala y conviértete en rey absoluto de Arendelle.

Habían pasado ya 4 años desde ese día. Por azares del destino había tenido que cambiar de planes, pero una vez mas todo había cambiado. Anna estaba fuera de la jugada y Elsa había regresado a ser la prioridad.

-¡Como siempre tienes toda la razón Lars!. No tengo el valor para sacarla del camino. Así que seguiré el plan original. Elsa ahora esta vulnerable, es mi oportunidad de hacerla mía y ascender al trono- el peli-rojo sonrió de medio lado. Estaba complacido y dispuesto a todo con tal de obtener el poder de Arendelle...

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La reina se encontraba en la peor de las situaciones. Estaba con el corazón hecho trizas. Resignada a pasar la vida entera en un calabozo lúgubre. ¡Ana! pronunciaba con dolor al recordar a su inocente hermana. Estaba cansada y no sabía exactamente cuanto tiempo había pasado. De hecho ya no le importaba cuanto tiempo había pasado, miró a su alrededor sabía que iba a ser juzgada pronto. Sus guardias habían insistido en llevarla a su cuarto pero esta se negó. Era esa celda lo que ella merecía...

Por su parte el príncipe, estaba haciendo lo suyo. Las habilidades de negociación y manipulación que obtuvo gracias a los desprecios y maltratos de sus hermanos al fin estaban teniendo frutos.
Pues en cuestión de 2 semanas ya había convencido a toda la corte para evitar la ejecución de Elsa. Gracias al argumento de que ella era la única descendiente viva del reinado original. Arendelle debía conservar la pureza de su sangre real.

Como era de esperarse, muchos se mostraron en desacuerdo alegando que sus poderes eran una amenaza, pero el joven no se rindió y aprovechándose de su papel de noble viudo convenció al resto de la corte con la simple excusa de que el la controlaría y se haría cargo de su cuñada.

De pronto la puerta del calabozo se abrió.
-¿Reina Elsa?- al escuchar su nombre la rubia alzó un poco la mirada, topándose con el gallardo hombre que días atrás había herido casi de muerte.

-¿Por qué estas aquí? ¿Llegó la hora de mi ejecución?- preguntó sin expresión en el rostro.

-¡No!- y tras decir aquello cerró la puerta. No era la primera vez que pasaba una situación similar con la reina, de hecho casi podía afirmar que aquello era como un ridículo dejavu. Sin embargo en esta ocasión ella estaba mas tranquila.

-¿Entonces que estas haciendo aquí?.

-Estoy aquí, para llevarla a sus aposentos. Este lugar no es digno de usted.

-¿Qué?. No, no iré a ningún lado. Soy un criminal, debo ser juzgada y ejecutada o al menos encarcelada el resto de mi vida en este sitio tan horrible.

-Elsa usted no es ningún criminal, es solo una pobre mujer asustada y demasiado confundida que no a hecho mas que sufrir. Pero ya no mas, no tiene que esconderse mas de este mundo.

-¡Basta! No quiero escuchar a nadie.

-Arendelle la necesita mas que nunca. ¿No le interesa? Anna arriesgó todo por irla a buscar, ella quería que volviera a casa y terminara con este invierno, ¿dígame su sacrificio no vale nada? ¿No siente nada?.

-¡detente, por favor!.

-No me detendré hasta que aprecie lo que ella hizo por usted, no me detendré hasta que admita que siente algo.

El bello rostro de la reina se obscureció, mostrando que una terrible pena la invadía de forma arrasadora y dolorosa. «¡Sentir!: papá, mamá...Anna» varias lágrimas salieron de sus ojos empapando sus mejillas, el simple hecho de recordar a aquellos que había perdido le dolía, era ella quien debía estar muerta no Anna. -Si dejo que me importe lo único que siento es dolor, todo lo que toco se convierte en hielo, soy una amenaza para mi propio pueblo y para ti, que debería odiarme por matar a su amada.

-yo deseo ayudarla en nombre del cariño que llegué a sentir por Anna. ¡Por favor venga conmigo!, como podría ser digno de este reino, como podría ser digno de recordarla a ella sabiendo que no ayude a la persona que más adoraba en este mundo. Elsa se lo suplico- la rubia no paraba de llorar tras cada palabra de Hans.

-Si voy contigo, nada será igual, solo te estorbaré. ¡Vete! ¡Esa parte de mi vida a terminado!. Ya no quiero saber nada mas, no puedo gobernar Arendelle, quiero que te vallas.

-Es verdad, debe luchar mucho para recuperar la confianza de su reino. Pero tenga por seguro que yo le ayudaré. No la dejaré sola ni un momento. Se lo suplico Elsa no lo haga por usted, ni por mi, hágalo por Anna.

-¡ya basta!, tus palabras no pueden cambiarme. Soy un monstruo y de verdad no me gustaría herirte como lo hice con Anna, así que lo mejor es que te marches.

-¡Reina Elsa!-se acercó mucho mas a ella tocando por primera vez su mejilla. -No voy a marcharme.

-¡por qué no lo entiendes, quiero morir! No tengo nada por que vivir, tengo miedo, Anna ya no está y no puedo escapar de este túnel invadido de dolor, así que solo déjame aquí-Molesta se dio la media vuelta dispuesta volver a la obscuridad. Para ese momento la habitación estaba casi congelada. Entonces en un acto desesperado y sabiendo que su vida podría estar en riesgo el joven corrió hasta ella y la abrazó por detrás con todas sus fuerzas. Sorprendiendo por completo a la temerosa mujer.

-¿A dónde cree que va? ¿Cree que la dejaré morir en un lugar como este?- resistiéndose al contacto, comenzó a congelar los brazos que la sostenían. -No pienso dejar que la obscuridad apague su luz Elsa.

-¡Déjame ir!- gritó ante el contacto, era la primera vez en años que alguien la abrazaba.

-Ya le dije que no es un monstruo. Se que quiere llorar y tiene miedo, ¡hágalo!, yo la acompañaré incluso si trata de congelarme. Le ayudaré a superar todo este dolor- Elsa sollozó con dolor tras oírlo hablar y sin intención congeló su abrigo. Pero eso no lo detuvo. -Es inútil escapar de sus traumas. Yo solo se que debe luchar contra sus demonios, yo estaré allí. No tema, si la apedrean la cubriré para que no sufra, confié en mi.- El frío se detuvo por completo, la reina dejo escapar un suspiro y dejó que los brazos del príncipe la cobijaran, era como si se hubiera quedado sin fuerzas, tanto que dejó caer su cuerpo. -No tenga miedo por favor... yo estoy con usted mi reina.

Estaba hecho, la pobre Elsa había caído en su trampa al igual que Anna en el pasado. Había sido mas difícil manipularla a ella pero ambas hermanas tenían algo en común "estaban sedientas de amor" tanto que solo necesitaron unas cuántas palabras para envolverlas en su trampa...

CONTINUARÁ...

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Capítulo 2. ¡Hecho!
Lo mejor esta por venir...

Hans es un experto en la manipulación
Y él corazón de la reina esta tan frágil que seguro le será fácil entrar en él.

Bueno
Sin mas me despido. Gracias leer y perdón por las faltas den ortografía, si les gusto no olviden votar o comentar su opinión es importante!!!❤❤

EDITADO.