✶════════════════════════════════
La Noche en Arendelle era cálida, silenciosa, acogedora. Elsa dormía tranquila junto a su ahora esposo. Su rostro estaba despejado de cualquier expresión, y su blanca piel era ligeramente iluminada por la luz de la luna.
—Eres tan hermosa— dijo con cierta satisfacción. Fue entonces que a su mente vino un ya muy enterrado recuerdo.

Algunos años atrás.

—No sufras. Tienes suficiente encanto como para enamorar a cualquier princesa y volverte un rey absoluto. “SOLO TIENES QUE ENCONTRAR A LA PRESA CORRECTA”.

—¿La presa correcta?— preguntó intrigado.

—Así es querido hermanito. Dime. ¿alguna vez escuchaste de Arendelle?.

—¿Arendelle? ¿Noruega?

—Si, eh estado un par de veces ahí. Es un lugar pequeño pero muy hermoso y pacífico, un lugar perfecto para ti. La princesa Elsa esta a unos años de ser coronada, es soltera y huérfana. Ella es tu oportunidad. “Enamórala y conviértete en rey absoluto de Arendelle”.— Fue entonces que Lars se embarcó en la historia de la princesa Elsa y el misterio de su rostro. Según rumores hacía varios años en los que ella no se dejaba ver en publico. —Nadie en su propio pueblo conoce con certeza su rostro.

El joven Hans dudó un poco. —¿Pero si no se deja ver, como voy a conquistarla?— una nerviosa risa escapó de su pecho. —¿Y si es muy fea? Tampoco estoy tan desesperado como para tomar como esposa a un adefesio y…

Sin esperarlo Lars lo reprimió con una fuerte bofetada. —Un caballero no se expresa de esa forma. En especial viniendo de un príncipe.— Lars Westergaar se caracterizaba por sus buenos principios, su elegancia y su honorable ideología, el tercero de los príncipes de las Islas del Sur, era conocido por ser el mas honorable y respetuoso de los 13 hermanos. —¿A caso eres una bestia como Rudi o Runo? Todas las damas merecen respeto, no importa su apariencia o posición.— un poco mas tranquilo colocó las manos sobre el rostro de su joven hermano. —Hans, no creo que te hayas dado cuenta pero si no consigues un titulo de mas poder padre te obligará a completar tus estudios militares para que obtengas algún cargo de general naval y si eso sucede Caleb no dudará al mandarte al frente de batalla si algún conflicto se llega a dar.

—Hermano— la mandíbula del joven peli-rojo tembló debido a la ansiedad de aquellas palabras.

—Yo quiero que vivas una larga y muy feliz vida— una sonrisa adornó la cara de su hermano mayor y entonces su semblante cambió a su clásico rostro lleno de amabilidad. —Y si es la apariencia de la princesa lo que te preocupa, mira esto— a paso suave llegó hasta lo que parecía un retrato cubierto por una ligera sábana de seda roja. —Es difícil acceder a ella, mas no imposible. Tuve que mover un par de influencias pero…— con una sonrisita reveló el retrato de una joven mujer de quizás 15 años: Esbelta, radiante piel pálida, pecas claras, mejillas rosas, labios rosas, largo cabello rubio platinado. —Es la imagen de la princesa a los 14 años. Una réplica del que está en el palacio.

Con incredibilidad el príncipe se acercó para poder contemplar mejor el retrato de la noble dama.—¡Hermano!— dijo con notable asombro.

—Es una mujer bastante hermosa, su rostro inspira ternura— ambos hombres contemplaban la magnífica imagen .—Hans, confió en que ganarás el corazón de la princesa y te volverás rey. Usa todo lo que esté a tu alcance, pero siempre ten presente que los modales hacen al hombre. Trátala bien.

ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇ｏ〇

Le parecía mentira que hubieran pasado tantos años. Ahora por fin era rey de su propia nación. Era amado y respetado por todos, incluidos sus hermanos quienes ahora tenían que mirarlo hacia arriba, y arrodillarse cada que el lo deseara.
—Todo gracias a ti, ángel mío.— maravillado observaba en total silencio la figura de su mujer: Ella era hermosa , su belleza no tenía comparación, seguramente la luna estaba celosa de su resplandeciente encanto, Y el sol enamorado de su discreta calidez…

No se equivocaba al compararla con un ángel: pura, encantadora y sobre todo libre de cualquier pecado.
Con la yema de los dedos delineó sus hermosos labios y su sedoso cabello. Estaba tan concentrado que al escuchar la puerta sonar dio un pequeño salto.

—¿Hermano, estas despierto?— la voz de Lars de inmediato lo alarmó.
Como si de un pequeño niño se tratara, acudió al llamado de su hermano.

Extrañado Hans abrió con cuidado de no despertar a la reina. —¿Lars?— dijo en un susurro.

—Ponte un abrigo y sígueme. Hay algo que deseo mostrarte y no puede esperar.— Obediente ante su hermano , el rey entró rápido por un abrigo y siguió a Lars sin dudarlo. Hans lo conocía lo suficiente como para saber que el jamás lo molestaría a esa hora si no tuviera algo importante que decir: ambos hombres caminaron por los pasillos oscuros del palacio que a esa hora se encontraban en total silencio, todo hasta llegar a la lúgubre zona de los calabozos.

—¿Qué ocurre Lars, a que se debe tanto misterio?— el rey había parado en seco su andar.  —¿Por qué me has traído hasta esta porquería de lugar?.

El mayor se quedó pensando, mirando lejos, y por respuesta sólo le dedico una sonrisa, la más fría de todas, una sonrisa que dejo mudo a Hans, incapacitado para cualquier otra pregunta. —Si quieres saber que pasa entra y míralo con tus propios ojos.

Con un poco de molestia por la respuesta de Lars, entró al mugriento sitio, miles de escenarios distintos se formaron en la cabeza del ahora rey de Arendelle, sin embargo ninguno de estos escenarios se comparaban ni un poco con lo que sus ojos observarían esa noche.

—¡TU!— fue la primera frase que la escuchó gritar antes de que la molesta chica le intentará saltar encima con la única intención de atacarlo. Pero sus frágiles intentos fueron frustrados por los enormes guardias que la sostenían con fuerza.

—¡Mas respetó mujer, que estas frente a  tu rey— advirtió Esteban con voz severa. Este hombre era uno los tantos guardias reales que llegaron acompañando a la realeza de Las Islas del Sur y también un cercano sirviente de Hans, por lazos del pasado este hombre no iba a permitir jamás que la reputación de su amo se viera afectada por nadie y menos en un día tan importante.
—Su majestad, esta mujer y su acompañante intentaron entrar al palacio durante la coronación, fue una suerte que los hayamos visto antes que alguno de los invitados. Ella gritaba como loca que se estaban coronando a un asesino y es por eso que nosotros intervenimos y no la gente del palacio.

El rey parecía no poder responder, estaba en silencio total, observando como Esteban describía el  frustrado intento de Anna por evitar a toda costa que este fuera coronado como rey y que incluso en un acto de desesperación ella había afirmaba con seguridad ser princesa de Arendelle. Sin embargo tras ver su humilde apariencia nadie le tomo mucha importancia.
—¡Ya te dije que soy la princesa, y les ordenó que me suelten en este instante, par de simios!— Volvió a gritar Anna.

Impresionado el peli-rojo, se acercó un poco mas ella, le parecía totalmente irreal verla con vida y embarazaba.
No era totalmente su culpa, el no fue el responsable de cogerle el corazón. Pero después de todo, el la había dejado al borde de la muerte a punto de volverse una estatua de hielo. Nadie mas que el sabía la verdad, nadie mas sabía que la inocente Anna le contó como la reina había congelado su corazón y que era necesario un acto de amor verdadero para salvarle la vida. "un beso" nunca fue su intención dejarla morir, pero existía un problema, el no la amaba así que el beso no solucionaría absolutamente nada. En ese estado Anna era un estorbo y esa era la principal razón de no haberla ayudado a vivir. “¡Oh Anna, si hubiera una persona aquí que te amara!”  En sus ojos había visualizo lo roto que en ese momento estaba el corazón de la princesa. No la amaba y para empeorar las cosas planeaba apoderarse de su reino dejándola morir.
—Anna— pronunció su nombre intentando volver al presente.  Muchas veces se preocupaba por no haber encontrado el cuerpo de la chica, pero como todo en Arendelle era místico y extraño optó por creer que era normal que desapareciera solo así. Pero en su cabeza siempre estuvo la posibilidad de que ella regresara y no estaba equivocado. —Esteban, Marcus, déjenme a solas con ella, vigilen al tipo que la acompañaba.

—Pero majestad.

—Escucharon a su rey. Ella es una mujer embarazada, estaremos bien— habló con firmeza Lars haciendo cumplir la orden de su hermano, así que sin poner mas oposición ambos guardias salieron dejándolos a solas con la frágil chica.

—¡No se les ocurra dañar a Kristoff, ustedes no saben de lo que soy capaz!— amenazó la delicada mujer.

—¿Cómo puedes estar viva? La última vez que te vi, tu corazón se estaba volviendo de Hielo.

—El único con un corazón de hielo aquí eres tu— sus ojos claros dejaban entre ver su indescriptible furia. La ira que blasfemaba contra el carecía de la dulzura que ella le demostró alguna vez. —¡No te importó que mi vida estuviera en riesgo. Querías que muriera de forma cruel. Pero afortunadamente, recibí un beso de verdadero amor a tiempo y eso rompió el hechizo.

—¿Qué fue lo que hiciste Hans?— preguntó desorbitado Lars. Pues en realidad comprendía muy poco de lo que estaba ocurriendo. Esa noche cuando buscó a su hermano este estaba muy normal; eso le hizo pensar en un Hans inocente, ajeno a todas esas absurdas acusaciones. Pero al verlo tan conmocionado salió de su engaño de segundos.

—¿Así que estas viva y embarazada?— sonrió Hans sin remordimiento, dejando a un lado la conmoción de minutos atrás. La verdad era que Anna le estaba ahorrando el trabajo de buscar a su único cabo suelto. —¡Pero que gran sorpresa!— un atisbo de sonrisa se formó en el perfecto rostro del rey. Una obscura y maligna sonrisa.

—La sorpresa se la llevará Elsa, cuando le diga toda la verdad sobre ti, monstruo miserable. Ella acabará contigo en una abrir y cerrar de ojos.

—Adelante princesa— abrió la puerta y la invitó a cruzarla. — puedes subir y delatarme si eso te hace sentir mejor. Cuéntale todo a Elsa, hazlo y no omitas nada, cuéntale como la abandonaste sin piedad a merced de un infame monstruo, describe detalladamente como desapareciste sabiendo que te creía muerta y que seguramente se sentiría culpable por tu ausencia, vamos puedes subir y explicarle a Elsa que durante todos estos meses preferiste la compañía de un campesino que aclarar la verdad— Anna no contestó y con seriedad bajó la mirada.

—Se que me equivoque.— Juntó las manos sobre su pecho. —pero confió en que me perdonará. Pero a ti, a ti te durará muy poco el titulo de rey, tu no eres digno de llevar la corona de mi padre.

Una jovial y malintencionada risa escapó de lo mas profundo de su ser. —¡oh,  Anna, dudo que sea mucho lo que puedas hacer! Querida, debes aceptar tu nuevo lugar en este mundo. Qué tanto podrían creerle a una cobarde y llorona mujer, alguien egoísta que abandonó a su pobre hermana y a su reino que estaba a punto de caer a pedazos. No puedes culparme por todo, tu me facilitaste las cosas, me dejaste el camino libre y ahora todo me pertenece, incluida tu hermana— Hans se movió a su alrededor con ironía descarada. Sin poder evitar la burla grotesca que de poco en poco destrozaba la poca esperanza de Anna. Lars jamás había visto una actitud parecida en su hermano, quien por lo regular era amable y muy tranquilo con un buen corazón.

—Elsa es mi hermana— sollozó la princesa.

Hans sonrió divertido, los amables ojos verdes que alguna vez le mostró se habían sustituido por ojos sombríos, fríos que no demostraban alma. Su sola  presencia hizo que Ana sintiera un poco de miedo. —Es algo extraño. No logro comprender como es posible que compartan la misma sangre. No te ofendas, pero eres una molestia: era una tortura estar a tu lado, torpe, infantil e ingenua. Fueron tan solo unas cuantas horas pero enserio, me asqueaba la idea de estar atado a alguien como tu. Eras realmente patética, tanta era tu falta de amor que no te diste cuenta que mis sentimientos por ti eran una farsa. Jamás pudiste comprender el dolor de Elsa, te enfocaste solo en ti, no fuiste capaz de ver mas allá de tus propias necesidades y egoísmo.

La princesa apenas y lo miraba, la valentía que había demostrado instantes atrás parecía haber desaparecido. —¡CALLATE! ¡TU NO ENTIENDES NADA!.

—Descuida Anna. Esta bien, encontraste el verdadero amor, eso que merecías en realidad— intentó tocarla pero ella se resistió a su contacto. — Ahora estas con un simple campesino y en tu vientre cargas a su hijo, tendrás una gran familia, podrás asegurarte de mantener abiertas las puertas y ser libre.

—Voy a enmendar mis errores. No permitiré que le hagas daño a mi hermana.

—¿Daño? No crees que es tarde para preocuparte.

—¡Eres despreciable!.

—Elsa te ha llorado lo suficiente, creo que llego el momento de dejarte atrás. Y descuida, si es su bienestar lo que te preocupa estate tranquila, yo cuidare muy bien de ella. Seguiré velando por su seguridad y me encargaré de seguirla haciendo sonreír. Lars, por favor pídele a Esteban traer al prisionero— una orden bastó para que los guardias llevarán hasta el al pobre muchacho quien molido a golpes cayó a los pies de la princesa.

—¡KRISTOFF!— de inmediato se agachó a ayudarlo. —¿Como han podido herirlo así?¡Kristoff! — reclamó con lágrimas en los ojos.

Hans se acercó a ella y con mucha seriedad pronunció. —si eso le pasó a el, imagina lo mal que la pasará la cosa que cargas en el vientre— abrazando a un muy golpeado Kristoff la chica retrocedió. —Vuelve al agujero de donde te escondías y no intentes volver. No todos los días estaré de humor, quizás si no te vas lo suficientemente lejos pueda ser peor.

Con algunas lágrimas en los ojos Anna respondió. —Vas a pagar esto, Elsa tarde o temprano descubrirá quien eres.

Victorioso Hans caminó hasta la salida y tras el Lars. —¡Marcus, Esteban! Llévenselos de aquí y verifiquen que no regresen.

Las lágrimas no se hicieron esperar. Anna jamás imaginó ser expulsada de esa manera y mucho menos del que una vez fue su hogar.

Por su parte impresionado por su cruel actitud Lars caminaba detrás de su hermano. Verlo portarse así, de verdad le impresionaba, su presencia había cambiado era un rey en toda la extensión de la palabra. Era un Westergaad real.
—¿Hans, que clase de métodos tomaste para lograr tus objetivos?

—Todos lo que estuvieron a mi alcance— como si nada caminó de regreso por los pasillos de su palacio. Lars deseaba saber un poco mas pero entonces la presencia de la reina se hizo presente cerca de las escaleras. Al parecer había despertado y al no encontrar a Hans se preocupó.

—Hans— Caminó hasta quedar frente a el.

—¿Elsa, que haces despierta?.

—Lo mismo pregunto. Desperté y no estabas, yo me preocupe— su adorable y sonrojado rostro hizo a Hans sonreír genuinamente.

—Solo estaba mirando unas cosas con Lars, no debiste levantarte.

—Lo siento.

—Esta bien, no hay por que disculparse— con amor depósito un beso en su frente. Su mirada era comprensiva y llena de amabilidad. —Vamos a dormir—  tomándola de la cintura la atrajo hasta el.

—Buenas noches príncipe Lars— sonrió inocente.

—descanse Reina Elsa— se despidió con una digna reverencia.

—Gracias por todo hermano, hablemos después si quieres—  abrazado de su esposa se retiró con rumbo a su dormitorio.

Lars no pudo contestar, se quedo incrédulo mirando a su hermano. En unos días su familia volvería las islas del sur y de cierto modo estaba tranquilo al dejar un hombre tan fuerte y sin miedo de lograr sus objetivos a cualquier costo.

.
                         .
                                                   .

—No llores mas Anna, le puede hacer daño al bebé— Kristoff estaba realmente lastimado.

—Todo esto ha sido mi culpa, mira como te dejaron esos animales.

—Oye, esta bien en cuanto me recupere volveremos a intentarlo— sin mas el rubio abrazo a su esposa brindándole consuelo.

CONTINUARÁ…

════════════════════════════════✶

Hola a todos, aquí esta el nuevo Capítulo, Esperó y continúen siguiendo esta historia

Bueno

Sin mas me despido. Gracias leer y perdón por las faltas de ortografía, si les gustó no olviden votar o comentar su opinión es importante.❤❤

EDITADO.