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"Oh pequeño amor, abrázame, he tenido suficiente..."

Fue una tarde de quince de noviembre cuando Jimin vio por primera vez a Min Yoongi.

Era un día como cualquier otro, igual a los otros catorce días del mes, todos fríos por la llegada del invierno. Y le encontró en una fría pista de patinaje de hielo, aquél día en el que su hermana menor tuvo un pendiente laboral y le hizo el favor de cuidarle a su hija.

De hecho, fue la pequeña Naebin quien trató primero con el patinador profesional, ayudándole inocente a ponerse de pie cuando falló en la rutina y terminó en el suelo.

Cualquiera se hubiera esperado que el alfa se levantara por su cuenta si el golpe no había sido grave, pero aquella vez el pálido se quedó tendido en el suelo mientras comenzaba a llorar con una tristeza tan inmensa que era indescriptible, inundando el área con su aroma indicando un agónico sentimiento de depresión y dolor.

Y es que Yoongi había perdido a su omega destinado, ese hombre con el que había iniciado su carrera, siendo un dúo contra el mundo tanto sobre el hielo como en sus vidas.

Al principio Jimin no lo sabía, no le identificó y ni siquiera le conocía, por lo que fue razonable su reaccionar defensivo cuando el alfa de la nada y sin explicación perdió el control y le abrazó cuando se acercó para llevarse a su sobrina. Lo que sí era algo que analizar era el hecho de que el moribundo lobo del patinador había reunido fuerzas de quién sabe dónde para levantar las patas, solo para hacer que el humano abrazara al desconocido omega, desesperado por sentir el consuelo de su dulce aroma.

Cuando Park supo de su situación, algo en su interior se removió, sintiendo una pena y dolor que era ajena.

Fue entonces como terminó yendo al día siguiente a la pista, y al posterior a ese, con las esperanzas de encontrárselo de nuevo y teniendo la coincidencia de su lado cuando fue así.

"Pequeño amor, estoy perdido y puede que nunca me encuentren, espero que puedas ayudarme..."

Pocos días después ya eran amigos y el patinador le había contado todo. Yoongi no tenía tiempo que perder en conocer a la gente, era cuestión de tiempo para que fuera a seguir el mismo camino que le arrebató la vida a su omega.

Comenzaron a reunirse todos los días, en el mismo lugar: la fría pista de hielo, hasta que las reuniones tuvieron que moverse a la habitación de huéspedes en el departamento de Min. Incluso era incapaz de poner pie en la habitación que compartió con su amado.

Para cuando Taeseok cumplió un mes de haber muerto en aquel terrible accidente automovilístico, Yoongi ya no podía ponerse de pie sin ayuda.

A Jimin eso no le importó, de la misma forma en la que no le molestó unirse al mejor amigo del alfa para relevarse los horarios en los que le cuidaban.

"Todo es igual, soy un barco roto sin vela, y nada parece funcionar realmente..."

—Hyung, tienes que comer— ya había perdido la cuenta de las veces que le insistió.

El alfa siguió con la mirada perdida en el techo, rodeado de esponjosas y suaves almohadas, acomodado en el centro del colchón, sin decirle nada.

Jimin, cansado de tratar y no recibir respuesta, bajó los palillos y se llevó el plato de comida y la bandeja hacia la mesa que estaba a los pies de la cama.

Había suspirado cuando miró que el pálido seguía exactamente igual que cuando llegó, como si fuera un muñeco sin vida, ni siquiera se reacomodaba en su lugar. No le había saludado ni dedicado la más mínima palabra, como si estuviera perdido en la realidad.

El omega, ya de últimas, lentamente se quitó el calzado y sin prisas se metió bajo las suaves sábanas a su lado. Fue entonces que el patinador al fin le miró, moviéndose para apegarse cansado y cuidadoso a su torso. Ahí, a su ladito y en silencio, las lágrimas brotaron de los pequeños y finos ojos del pálido.

"Oye cariño, ¿puedes sostenerme?"

Un pequeño amor surgió en medio de un pequeño lapso de tiempo, ambos sintieron la chispa, sin importar cuán destrozado estaba el corazón del pálido, ni qué tan marchita estaba su alma, o lo mucho que le dolía el recuerdo de su destinado. Yoongi no pudo evitar sentirse como un traidor asqueroso cuando en su pecho nació un sentimiento hacia Park en cuestión de solo días.

Pero claro, eso no significaba que había dejado de amar a Taeseok. Eso hacía que las cosas fueran más extrañas. Al final de cuentas, descubrió estar amando a ambos, de una forma tan distinta y tan igual.

Y Jimin no dejaba de sentirse como una mala persona, enamorándose de un alfa que había perdido a su destinado y que cuyo tiempo de vida estaba marcado en el anonimato. Había una difícil lucha entre su razón y su corazón.

"Soy un chico roto, aún así debo encontrar mi camino..."

Un día, con el débil alfa en cama y el omega sentado en un sillón a su costado, mientras hablaban, éste último descubrió que la rutina que había visto a Yoongi tratar del realizar sin éxito cuando aún sus fuerzas no eran casi nulas, era la misma de siempre. Y fallaba en el mismo punto de siempre también, cuando realizaba unos giros sosteniendo la cintura de Taeseok.

Fue cuando comprendió por qué fallaba terriblemente en un movimiento que parecía ser sencillo.

"Estaba saliendo de un pozo mientras estábamos perdidos entre las almohadas, estábamos bien y luego nos aburrimos..."

Los dos sabían que había algo entre ellos, eran conocedores de lo que sentían cuando sus manos se rozaban, a pesar de que ninguno lo dijera en voz alta ni lo insinuaran, simplemente estaba en el aire y eran conscientes de que el otro también lo sabía, por eso Jimin no titubeó cuando propuso lo siguiente:

—¿Y si me marcas?

Parecía una pregunta completamente fuera de contexto, insensible y sin empatía, pero no iba con morbo ni con falta de raciocinio.

—Sé que no llevamos ni un mes de conocernos, pero tú y yo sabemos que hay algo aquí— había dicho el omega mientras se tocaba el centro del pecho.—Tal vez no es tan fuerte, pero quizás es lo suficiente.

Y Yoongi se negó.

No solo porque su amor por su difunto omega no se lo permitiera, sino también por el otro amor que sentía por Jimin.

Era cierto que había una llamita de amor entre ellos, y por eso mismo se negaba. Ese amor tenía un alto riesgo de no ser suficiente para revivir a su lobo, además de que sus fuerzas eran tan escasas que quizá ni siquiera podrían tener intimidad. Era muy probable que sus caninos tampoco pudieran brotar lo suficiente para reclamar su cuello.

Entonces, si ese amor no era lo suficientemente fuerte, lo cual siendo realistas era en extremo posible, si Yoongi le marcaba terminaría condenando a Jimin a que también muriera luego de que él lo hiciera. Y Min no sería egoísta, no así, jamás.

Park insistió, tratando de convencerlo, negándose a tener que perderlo, dispuesto a correr el riesgo si eso daba el resultado de que tuviera una segunda oportunidad. Le había dicho que no importaba lo que fuera a suceder después, si al final su amor dejaba de ser romántico, que luego juntos podrían pasar el proceso de romper el lazo exitosamente si así lo querían y se apoyaban. Mas la respuesta del pálido seguía siendo la misma, un rotundo no.

Y discutieron, se distanciaron, ambos pensando que el otro era tonta e irremediablemente egoísta, después de dedicarse palabras hirientes que en realidad nunca quisieron decirse.

El coraje les cegó, la idea de que el otro no era consciente de la magnitud de sus intenciones siempre estaba ahí. Un constante "Es que no lo entiende, lo hago por él".

"Allí estabas tú, ¿pero dónde estaba yo?..."
"Estábamos solos, fuera de tiempo..."

Una semana después, una carta llegó a la puerta del omega.

Jimin odiaba las cartas, eran más sentimentales que un mensaje de texto y no le gustaba sentirse sensible en ese aspecto, además las relacionaba con tener que pagar las cuentas, cosa que lo estresaba y ponía de malas. No sabía por qué, en algún punto de su vida descubrió que no le agradaban. Tal vez porque cada año lo que recibía de su madre el día de su cumpleaños era una carta escueta y no su presencia al menos.

Era la letra de Yoongi, la tinta era algo suave y los trazos temblorosos, pero se trataba de su caligrafía. Y sin más, se permitió leerla, sintiendo su corazón apretándose.

"Eres la persona más terca que he conocido. Sé que no te gustan las cartas, me lo dijiste, y como estamos molestos con el otro, te escribo una.

A pesar de que hayamos discutido te sigo amando, espero que tú también... aunque, de hecho, nunca nos lo dijimos directamente. Creo que es tonto que nunca lo hiciéramos.

Lamento lo que está ocurriendo y lo que vas a vivir, pero yo sé que tú podrás salir de esto. De cualquier forma no nos conocimos con tanto tiempo... bueno, eso no importa, nos conectamos como si hubieran sido años y no semanas, ¿verdad?

Me preguntaste cómo se sentía perder a tu destinado, cómo se sentía que tu lobo muera, y yo te dije que es como tener clavada una estaca de hielo en el centro del pecho. Esa vez ya no profundizamos más en el tema, así que me explayaré aquí:

Es una estaca de hielo que atraviesa tu alma, es gruesa, pero te permite respirar, aunque no con normalidad. En realidad es cansado, mucho. Es como si tuvieras que tomar pequeños tirones de aire con mucho cuidado, de lo contrario el pecho se aprieta y sientes que te ahogas. Te mata lentamente. La herida arde de frío, te quema, te consume, te quita la respiración y duele, te hace lento, te quita las fuerzas.

Pero, tú, mi pequeño amor, no sabes la calidez que transmitiste a mi congelada y cansada alma cuando nos conocimos. Tu voz reclamándome por faltarte al respeto cuando invadí tu espacio personal como todo un acosador, incluso el tacto de tus pequeñas manos empujándome lejos del rincón de tu cuello, se sintieron como un Sol mañanero.

Eres el Sol más cálido que tuve el placer de sentir.

Perdóname, ya estoy muy cansado, quiero irme y estar tranquilo, pero sin dudas tienes que saber que gracias a ti me quedé aquí un poquitito más.

Y lamento no haberte besado, quizás en la otra vida."

"Mano sobre mano..."

Jimin corrió.

Ni siquiera había soltado la carta cuando ya había salido de su departamento, y manejó más rápido de lo permitido.

Corrió cuando llegó al edificio de Yoongi, pinchando desesperado los botones en el elevador, escuchando sus pisotones por los pasillos.

Y cuando llegó al departamento que estaba abierto, exhaló su muerta esperanza al toparse con el gesto destrozado de Hoseok, que parecía haber dejado de llorar solo porque ya se había cansado de hacerlo.

Su respiración se volvió irregular, su corazón se apretó, y negó incrédulo mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos hasta desbordarse.

Jung asintió con pesar, y Jimin negó de nuevo, adentrándose con pasos torpes al departamento hasta la habitación de huéspedes, donde se aferraba vería a Yoongi durmiendo.

Empero, al abrir la puerta, él ya no estaba ahí.

—Jimin...

El omega, furiosamente destrozado, se giró a mirar al alfa de hoyuelos y le gritó:—¡¿Por qué no me dijeron que hoy era su último día?!

—Él lo quiso así— trató Hoseok de explicarse con la voz gangosa, seguramente de tanto llorar.—Solo él y yo lo sabíamos.

—¡¿Y eso qué?! ¡De haberme dicho habría estado aquí, a su lado!— se quejó el de labios pomposos mientras lloraba, y no gritó algo más porque la garganta se le cerró.

Jimin fue a dar hasta la cama en la que Yoongi siempre estaba, sentándose en ella tomó la almohada perfumada tanto con la esencia del pálido como con el olor de la muerte, y la apretó entre sus brazos cuando no pudo retener más los sollozos agresivos que apuñalaron el corazón de Jung.

El alfa se sentó a su lado y le abrazó, decidiendo que aún no estaba tan cansado para llorar con él de nuevo. Y Jimin se lamentó entre balbuceos no haber insistido más, haber discutido.

Fue un frío quince de diciembre cuando Yoongi se marchó, en su fría habitación. Se fue tranquilo, sabiendo que su mejor amigo, siendo su destinado, cuidaría bien de su pequeño amor. Un día en el que Jimin ya no pudo verle de nuevo una vez más, ni brindar calidez a su congelada y ya muerta alma.

Su pequeño gran amor, nunca sabrán si habría sido lo suficientemente fuerte para sostenerlos a ambos, quizás en otra vida.

"Mi pequeño amor, quiero irme, apagar las luces y estar tranquilo. Siento que vivo al borde de rendirme y ceder, así que escúchame ahora, sin errores, en caso de que me rinda y me rompa, sin duda alguna, déjame ser claro... tú eres la razón por la que todavía sigo aquí."

Hola, anoche se me ocurrió esto y hoy lo terminé xd

¿Cómo han estado?👀 Yo con un montón de sueño, pero voy bien en la escuela :p

No tengo mucho que decir, esta canción me gustó mucho desde la primera vez que la escuché. Espero este escrito cortito les haya gustado, y si ven un error no duden en decirme c:

¡Cuídense muchoo!

Adem

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