Capítulo 3: Motivos
Ya llevaba varias horas encerrado en una celda donde lo retenían hasta decidir qué hacer con él. El mal llevado "héroe" de New York se encontraba sentado encima de una cama de metal sin sábana ni almohada, viendo como a lo lejos, en una tienda, debían de encontrarse varios conductores discutiendo entre sí su destino.
-"Tienes que actuar cuando esté solo, para evitar daños colaterales"- recordó, mientras seguía viendo hacia ese sitio-"¿Quieres salvarlos, no?"-
Cerca, caminaban varias personas que temían acercarse lo suficiente como para ser castigados también, pero curiosos de ver quien había sido el valiente o estúpido de intentar escaparse. Muchas de esas personas se hallaban en terribles estados, desde cojos, sucios o vendados. Resaltó por allí un niño ciego que tenía sus ojos quemados, seguramente producto del disparo de un conductor. Verlos con sus miradas perdidas, cansadas, fatigadas, provocó remordimiento en el hombre negro antes de acostarse para mirar a la pared.
Sabía de esto, sabía lo que estaba ocurriendo en Seattle, pero no quiso meterse por mera flojera. Porque le parecía mucho trabajo, uno que podría encargarse el ejército de los Estados Unidos. Sin embargo, ahora se daba cuenta que si hubiera ido antes, tal vez ninguna de aquellas personas hubiera terminado como están ahora, heridas y tocadas de por vida. Era muy desalentador.
-"¿Quieres salvarlos, no?"- Recordó, y la verdad es que nunca se cuestionó el porqué debía de salvarlos. Más bien, nunca supo porqué salvaba a personas extrañas. Hace mucho que perdió sus recuerdos, casi 80 años atrás. Siempre salvaba a quien podía, pero hasta ahora no sabía el porqué. Tal vez sea porque quiere ser aceptado, quiere ser querido y tener un lugar a donde pertenecer. Mas, siempre que lo intenta, termina cagandola fuerte, destruyendo todo.
Nunca ha sabido cómo remediarlo.
.............
.....
-Debemos matarlo- dijo Fetch, segura de sí misma. Estaban bajo una carpa con sillas, mesas y algunos barriles. Discutían sobre qué hacer con el prisionero- Debe ser una muestra, para que los demás no lo intenten-
- Creo que matarlo es ir demasiado al...- intentó hablar otro conductor, pero fue interrumpido por Fecth.
- O muestras a tu enemigo que eres superior, o terminas bajo sus garras-
Pronto hubo silencio por los demás conductores, que no supieron qué contestar. Por su lado, Delsin Rowe estaba pensativo.
-Delsin, ¿qué piensas?...- le llamó Fetch- ¡Delsin!-
-¿? Sí, perdona- dijo, para luego centrarse en la reunión- Estoy deacuerdo, hay que matarlo, brindar ejemplo, miedo-
-Entonces está decidido, lo ejecutaremos hoy mismo en la noche- dijo Fetch. Todos los demás aceptaron, dándose la vuelta para marcharse de la carpa. El último en salir fue Delsin, quien miraba a su mano sacar humo. Su humo salía y salía, recordándole una suave chimenea. Una chimenea que en su hogar tenía, en su antiguo hogar que él mismo destruyó con sus manos y donde aún estaban todos sus antiguos seres queridos.
-¡¡Delsin!!- le llamó Fetch, al ver que no salió- ¿Qué te ocurre?-
- Yo...me siento mal-
- No me digas que...¿estás sintiendo remordimientos?- dijo sorprendida la fémina, mientras Delsin la miraba a los ojos.
- No es por matar a las personas en las calles. Yo...yo...me siento mal por matar a mi familia. Siquiera sé porqué lo hice- los ojos de Fetch se abrieron de par a par, por la sorpresa- Cierto...no te lo conté. ¿Recuerdas cuando volví a mi Aldea? Te dije que iba a sanar a mi familia con mis poderes, estaban sufriendo una enfermedad rara que solo yo con los poderes de concreto de Augustine podía curar. Pero yo...me enojé, porque me rechazaron, diciendo que era un asesino, aun por todo lo que luche- Fetch empezó a verse algo pálida, dando unos pasos hacia atrás-¿Fetch?-
-¿Cómo pudiste?- le dijo, enojada, casi como si estuviera viendo a un ser asqueroso- Era tu familia-
- Ellos no querían aceptarme...yo hice todo por ellos, pero me rechazaron por ser un conductor...-
-¿Y por eso los mataste?- dijo con cierta rabia- Yo tenía un hermano a quien amaba, fue por culpa de las drogas y de mí misma por lo que terminó muerto. Yo desearía tenerlo conmigo, a mí único familiar que me quería, o cómo mínimo que viviese-
- Tú sabes que maté por ti, por todos aquí- repuso molesto por sus palabras.
- Creía que eras alguien que arruinó su vida, como yo. Pero tenías una familia entera que te quería, ¿¡por qué rayos entonces mataste!?¡¡Pudiste entonces no hacerlo!!- por alguna razón, la pelimorada se puso triste
-Ahora no seas hipócrita, Fetch. Matamos a varias personas con familias, ¿por qué ahora te me pones así?- reclamó con fiereza, saliendo del lugar empujandola. Mientras se iba, se agarró del rostro del puro enojo y rabia que sentía, pero también para ocultar su rostro de culpa.
-Maldita sea..- apretó firmes los puños, saliendo volando.
Fetch, por su parte, simplemente vió como se iba, para luego mirar a los prisioneros con un deje de tristeza. Ahora que lo pensaba claro, ¿qué estaba haciendo?¿Acaso su misión no era acabar con las drogas para salvar familias? Entonces...¿por qué apoyaba todo esto?.
.................
.....
Hancock estaba aún acostado mirando la pared, cuando en eso unas personas que cruzaban alado suyo se acercan lo suficiente para tirarle una manzana. Él miró quienes lanzaron dicha fruta, descubriendo que eran 2 ancianos temerosos y algo pálidos, una tenía una cruz como collar y el otro tenía una especie de collar de pastor. No sabía cual era el motivo de porqué lanzaron la fruta, tal vez sea porque querían que disfrutaste de algo antes de sufrir o por sentir lástima. Cualquiera que fuese el motivo, les devolvió el fruto, haciendo una seña de "no se molesten".
-"Aun con todo esto, siguen queriendo ayudar a otros...sin necesidad de...una recompensa"-
Ayudar a las personas...suena bien para todos, pero todos no lo hacen con fervor. El hombre de piel negra no era una excepción, y ahora que se percataba, se sentía bastante mal por ello. Si él no hubiera fuera obligado a actuar, seguramente no estaría ahí para salvarles. La verdad es que, aunque ya de por sí era odiado por los noticieros por todo el daño material, un verdadero motivo de odio debían de ser sus motivos pocos justos.
"Motivos"...la verdad es que eran difíciles de definir, o de aceptar, o de hablar. Casi siempre actuaba antes de pensar en porqué lo hacía, qué le movía a intentar hacer algo bien. Apretó los puños al pensar en esto detalladamente, y gruñó al darse cuenta de algo sobre él bastante negativo, y triste. Y mientras seguía pensando, la noche llegaba y con ello su sentencia.
.......................
..........
La noche arribó por fin, Hancock fue sacado de su "celda" para ser colocado de cuclillas en el suelo. Las personas que lo sacaron dieron entonces unos pasos hacia atrás, para posicionarse con otros formando una especie de fila. Se había formado un camino entre grupos de conductores que daban paso a Hancock.
Pronto, en medio de todos, caminaba Delsin Rowe, con el semblante característico de un demonio furioso y malévolo, que deseaba matar. Esta era la perspectiva de todos los prisioneros que corrieron a esconderse del líder terrorista. No obstante, Hancock notó algo raro en el mismo, como si algo perturbase su semblante de "villano".
-Tú te atreviste a intentar huir- dijo Delsin Rowe, quedando delante de Hancock quien tenía las manos atadas- No te quedó claro quien manda ahora, ¿verdad, bastardo?-
-¿Un niño con aires de grandeza?- preguntó sarcástico Hancock. La respuesta asustó a varios, la insolencia que salió de su boca había sido una ventisca diferente a la mostrada por todos los prisioneros. Delsin Rowe apretó sus puños, sacando sus cadenas.
- Parece que no- Delsin empezó a agitar sus cadenas, preparadonse para decapitar a aquel insolente prisionero- ¡¡Escuchen todos ustedes, y que sirva de lección, si alguien intenta volver a escapar, este será SU CASTIGO!!-
Delsin Rowe miró a Hancock a los ojos, por unos segundos parecía que el giro de sus cadenas perdía velocidad, pero pronto volvía a la carga agitando la más fuerte ante el grito de sus compañeros. Dejó de hacer girar sus cadenas para agitarla y dirigir esta misma al cuello de Hancock. El humo, las llamas, todo cubría el cuerpo de aquel hombre. El humo reflejaba aquella rabia interior suya, saliendo disparada cual disparo de bala. El acero chocó en su piel con la potencia de un motor, y se rompió como un cristal. La mirada atónita de todos se fijo en aquella persona extraña, que se puso de pie intacto.
-Ya me descubrieron- Rápidamente, Hancock saltó para embestir con el hombro a Delsin justo en el estómago, volando con él, llevándolo por encima de los edificios, mientras atrás, se quedaba un gran número de personas que no tuvieron tiempo de reaccionar, ni de poder hacer algo a tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro