Un chico de 24 años se encontraba encima de una cama, con las ventanas abiertas de la habitación, penetrando a una chica de casi la misma edad por detrás. El chico se veía furioso, angustiado, y ciertamente daba la imagen de alguien adolorido. Penetró con más fuerza a la chica que tenía debajo, hasta que llegó a su límite.

-AH~- la chica se aportó, agarrándose del cuerpo, agitada. La acción fue muy violenta, errática, fuera de lo que normalmente hacían- Estás...muy violento hoy...-

El chico se posicionó delante de la ventana, sacando un cigarrillo para fumar con el viento aullando, ignorando a la chica de pelo morado detrás suyo. La chica se posicionó a lado suyo para tocarle el hombro, pero este siguió sin hacerle caso.

- Estás así desde hace 5 días, ¿ya piensas decirme qué te pasó?- preguntó, ganándose la mirada del chico castaño.

- Nada agradable- comentó, tirando el cigarrillo por la ventana.

Estaban en el piso más alto de un hotel de cinco estrellas abandonado por sus trabajadores. Dichos trabajadores se encontraban, junto a prácticamente todos los ciudadanos de Seattle, encerrados en un campo de prisioneros creado apartir del concreto de su jefe: Delsin Rowe. En menos de un mes, el hogar de tantos pobladores se volvió en una prisión rodeada por el concreto y por varios superhumanos conocidos como "Conductores".

El Líder era aquel chico que fumó un cigarrillo, para antes absorber su humo con su mano. Se separó de la fémina para irse a ponerse la ropa.

-Delsin, ¿qué te pasa...?- preguntó preocupada su amante.

- Quiero salir a despejarme, Fetch- le contestó, antes de salir en forma de humo con toda su ropa puesta por la ventana.

Intentaba olvidar todo lo ocurrido en uno de los días anteriores, pero por más que quisiera hacerlo el "boom" en su cabeza no cesaba, junto a unas palabras que le decían "Tú ya no perteneces a esta Aldea".

Disparó una potente carga de humo contra un coche para hacerlo explotar, el ruido en su cabeza se despejó un rato. Pero solo por unos momentos serviría. Bajando con unas alas majestuosas y azules, aterrizó un chico de lentes con una chaqueta que cubría casi su rostro.

- ¿Estás bien, Delsin?- preguntó el joven ante la destrucción del vehículo.

- Sí, me siento bien- mintió a su compañero, cuyo nombre era Eugene- Solo practico. En fin, ¿cómo va el asunto con la electricidad?-

-Nos han cortado toda fuente de esta. Por lo cual cualquier conductor que use algo eléctrico para recargar está en desventaja. A mí por ejemplo solo me queda para volar-

- Que bien que Fetch recargo antes de que se vaya...- dijo, mientras cambiaba de dirección- Ven, hablemos mientras vamos a ver a los prisioneros-

En el cielo, volando por igual a la misma altura, veían el panorama. Varios conductores reunidos en un solo lugar, casi cincuenta. Algunos tenían habilidades del todo únicas, pero la mayoría tenían habilidades estándares para pelear. La mayoría se encontraba en el campamento de prisioneros, resguardando a los rehenes de la ciudad.

- Delsin, tú sabes qué significa que nos hayan cortado la electricidad, ¿no?- inquirió Eugene.

- No necesito ser meticuloso para saber que buscan aguar nuestras fuerzas- contestó, algo fastidiado. Aterrizaron ambos en el campamento, viendo como varios de los prisioneros corrían a esconderse ante el asesino de Seattle: Delsin Rowe. El conductor veía su miedo, y sabía que esa era la única arma para doblegar a sus opositores. De la misma manera que usó contra la Ex-jefa de la DUP: Augustine. Ella había sido una conductora que sometía a los de su gente para mantenerlos "a salvo", una mentira que Delsin desmintió y castigó con su muerte. Antes de matarla, el miedo de sus ojos le hizo saber que aquel néctar era lo necesario para someter a los renegados. Pronto se haría con el control de Estados Unidos con todos los conductores, esa era su promesa para crear un mundo donde los conductores reinasen.

Delsin se dirigió a quienes se encargaban de vigilar a los prisioneros.

- En caso de que vean a un ejército venir, no duden en matarlos- ordenó tajante, mientras señalaba a los campos. Se dio media vuelta, para luego irse volando con su poder de humo. Ignorando el resoplon y la culpa que carcomia su mente.

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Hancock había salido de aquel lugar donde lo habían aprisionado. Viendo como este era sin duda un edificio abandonado. Se nota que aquellos sujetos eran muy precavidos, tanto era así que no dejaron ver su base, solo los iniciales de la misma organización, que por más que buscase no había información de ella. Le habían dejado un comunicador y un mapa de Seattle, para que pueda efectuar su misión. No había de otra, era esto o pasar la vida en la cárcel. Aunque seguía confuso de cómo le habían drogado, pero eso era algo que no obtendría respuesta.

- Apartir de ahora, no debo volver a dormir en una puta banca- así, alzó vuelo tan pronto pudo. Intentaría ir tan rápido como podía a la ciudad de la Aguja Espacial.

Alzó alto el vuelo, yendo a toda velocidad donde debía ir según las indicaciones. Cuando hubo llegado cerca de unos 200 kilómetros, el comunicador que le dieron empezó a funcionar.

- Señor Hancock, ¿me escucha correctamente?- escuchó la voz de un hombre senil, le parecía igual a una de las personas de negro que le interrogó- Está a 180 kilómetros de Seattle-

- Sí, ¿y?-

- Pues verá, usted quiere que esto funciona, y nosotros igual, ¿sabe? Pero no puede ir directamente a chocar contra toda una base de conductores armados hasta los dientes- comentó el hombre anciano, mientras Hancock se detenía un poco.

-¿Entonces que quiere que haga, cara culo?-

- Una infiltración- contestó sin apuros - usted puede engañar a esos conductores siendo normal, y cuando tenga al líder de cara, podrá ponerlo fuera de juego ¿Entiende a qué me refiero?-

- Ese no es mi estilo, la verdad-

-Pues ahora lo será, ¿quiere salvar la vida de todas esas personas, no?-

-"salvar"- pensó Hancock seriamente aquellas palabras, mientras cruzaba sus brazos- Por...supuesto- dijo algo dudoso.

- Pues bien, entonces este es el plan-

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Delsin Rowe se hallaba sin su chaqueta puesta, colocada esta misma encima de una silla. Por alguna razón, se empezó a fijar con interés en esta. Era la única cosa que le quedaba antes de todo lo sucedido, antes de que los poderes fluyeran en él. Antes de que todo lo que amaba...lo destruyese. Muy en lo profundo sabía que era su culpa, muchas acciones sabe que tenía que hacerlas por el bien de todos los conductores, pero otras fueron por puro egoísmo, frustración y odio. A veces dudaba sobre qué estaba haciendo, si el bien o el mal.

-¡¡Delsin!!- llegó volando del cielo Eugene, aterrizando en la sala donde reposaba.

-¿Qué ocurre, Eugene?- preguntó Delsin.

-Hemos atrapado a un prisionero que intentó escapar- dijo Eugene.

Abajo, una persona era arrastrada de brazos hacia el campamento de prisioneros. Este intentaba oponerse a avanzar, pero era jalado con fuerza por dos individuos. Llegaron a las puertas, que fueron abiertas por una chica que conducía el metal, para dar entrada al prisionero.

-¡¡Imbecil!!- gritó uno de los que le arrastraban, dando un golpe en su rostro, para que así terminase tumbado en el piso tumbado, pero consciente. Al poco tiempo, llegaron más conductores escena- Ahg, mierda me dolió pegarle- susurró el que arrastró al mismo al sitio.

-Intentar escapar fue una insolencia por tu parte- habló una mujer de pelo morado que llegó corriendo con un destello rosado por detrás.

El sujeto se levantó agarrándose de las rodillas para apoyarse, sin voltear. No tenía intenciones de ver a quienes tenía ahí, parecía no tener miedo, más bien, parecía estar esperando algo.

- ¿Qué ha pasado aquí?- preguntó enojado alguien que parecía salir de la nada, pero que pronto se formó en un cuerpo formado de humo. La voz fue reconocida por aquel "fugitivo" de la prisión, lo había escuchado en unas grabaciones. Y así pudiendo identificar a quien tenía detrás, se volteó para confirmar al individuo.