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6.2 Pregunta

Título Alternativo: ¿Qué respuesta quieres? ¿La afilada verdad o la dulce mentira?

[...]

Tras todos esos meses viviendo en el palacio, Denki había ubicado y memorizado las secciones que solían estar desiertas: El pabellón que fuera de la Emperatriz, los jardines que se encontraban en la sección noroeste del palacio, el pabellón de los invitados –solo cuando no había visitas–, y parte del tercer piso donde el Emperador guardaba a sus pájaros; pero como no había vuelto a su habitación desde el incidente descartó el pabellón de la Emperatriz y puso rumbo a los jardines al otro lado del palacio.

Escogió la ruta más larga y tranquila para mantener su conversación con Noche en privado y para garantizar que nadie los interrumpiría a la mitad. El guardia tomó nota de los alrededores y apenas giraron en el pasillo vacío preguntó:

—¿Y cuál es el plan? ¿Dejar que los hijos lidien con su padre? ¿Aún crees en la posibilidad de enjuiciar a la bestia?

Denki suspiró. Tras esas semanas de convivencia había descubierto que aun si hermanos discrepaban con la opinión del Emperador era poco probable que le llevaran la contraria. Cuantas veces no los había oído quejarse por alguna de sus decisiones para al final aceptarla.

El Tercer Príncipe no tardo en entender que sus hermanos evadían los temas espinosos de manera muy distinta. Mirio era efervescente, siempre con una anécdota o una curiosidad en la punta de la lengua. Neito en cambio se sumía en el silencio y la rigidez. Así, cuando había algún tema pendiente que ninguno quería tocar, Mirio se sentaba en el borde de su cama para contarle de la primera vez que había viajado en barco. Si la pregunta era para Neito, este daba una respuesta evasiva para después sentarse en una esquina a leer, pese a que nunca pasaba las páginas ni se movía.

De hecho, Neito había incorporado esa costumbre a su rutina tras el "incidente", y junto a ella había añadido: Picar su comida sin ánimo, revolverse por las noches sin descanso, despertarse en la madrugada cubierto de sudor, y convertirse en el crítico más férreo del Príncipe Heredero.

—Estoy bien —solía decir cuando Denki intentaba preguntarle por su estado de ánimo y no reaccionaba de la mejor forma cuando le insistían con la pregunta. Si era Mirio quien se atrevía a señalar lo raro de su humor solía estallar de forma intempestiva.

El Príncipe Heredero no había sido de ayuda para solucionar el problema cuando Denki había intentado hacérselo notar.

—Neito es así —había dicho entonces con esa sonrisa confiada—, nunca dice cuando algo le molesta. Supone que es su asunto y por lo tanto él tiene que resolverlo.

—¿Y que lo molesta? —preguntó Denki con fingida inocencia tragándose las ganas de pellizcar a su hermano cuando este se encogió de hombros.

—Mejor pregunta qué no lo molesta —se rio de su broma con la soltura de los niños, pero al ver la expresión de su hermano suspiró—. Mira, Denki. Neito es un perfeccionista, cualquier cosa puede irritarlo. Estará enfadado y tenso durante unos días hasta que resuelva el asunto, entonces volverá a ser el mismo.

—¿Y no deberíamos intentar averiguar el problema para ayudar a solucionarlo?

—Solo si quieres que estalle contra ti empeorándolo todo. A Neito no le gusta que nos metamos en sus cosas.

Denki asintió y no insistió con el tema. Se daba cuenta que la dinámica entre los hermanos era bastante simple: Si coincidían en algo todo era perfecto, si eso no sucedía seguían la regla tácita de mantenerse al margen del tema. Habían aprendido a no meterse en la vida del otro bajo pena de enfrentar la ira y una discusión acalorada. Había sido su forma de relacionarse al crecer y era lógico de pensar que no la cambiarían de la noche a la mañana.

["¿Qué justicia esperas obtener del Príncipe Heredero, pajarito?"]

Ninguna, se dijo Denki un día mientras oía discutir a sus hermanos por alguna tontería mientras él fingía dormir. Neito se había vuelto implacable con los errores de Mirio y este respondía a sus criticas con amargura y frustración, y cada vez que Denki había tratado de intervenir Neito lo había acusado de favoritismo.

Era difícil saber si la repentina amargura de Neito se debía a la muerte del médico; pero Denki sospechaba que el secreto que le había contado en el baño era la verdadera razón de su miseria. Si bien no habían vuelto a tocar el tema en ocasiones Neito se sentaba a mirarlo con una expresión rarísima en su cara. Y al recordar lo defensivo que era en lo que se refería a su padre, Denki empezó a sospechar que el insomnio, la pérdida de apetito, y el desquite contra Mirio era el mecanismo de defensa que Neito utilizaba para lidiar con esa verdad. En general, su hermano parecía ser la clase de persona que reaccionaba a cualquiera emoción negativa con ira.

Conforme los días transcurrían sin que Neito lograra salir de esa burbuja miserable en la que parecía haberse hundido, Denki comprendió que no podía simplemente contarles la verdad sobre su padre esperando que lo entendieran y actuaran en consecuencia. Era más probable que terminaran destrozándose entre ellos como parecía suceder cada vez que el tema del Emperador se tocaba. Era posible que con tiempo –y terapia– ambos Príncipes encontraran la fuerza para enfrentarse a su padre, por desgracia Denki no tenía tiempo que perder, así que su duda seguía siendo la misma.

¿Qué puedo hacer?

Durante su convalecencia Denki se repitió esa pregunta incontables veces mientras los moretones en su espalda abandonaban el horrible color morado hasta transformarse en manchas de color verde claro con estrías marrones. Y cuando la hinchazón en sus dedos desapareció y fue capaz de mover el brazo sin gemir, Denki lo celebró practicando con la zita en la privacidad de su alcoba dejando que el sonido entrara él mientras seguía buscando opciones. Al final creía haber encontrado una.

—¿Y bien? —insistió Noche cuando llegaron al final del pasillo en completo silencio.

—Quiero a mis hermanos—respondió Denki con calma—, pero ahora entiendo el porqué de tu renuencia a involucrarlos en todo esto. Así que no, no los obligaré a desafiar a su padre.

—Porqué son inútiles.

—Porque creo que eso les haría daño. Sé que a Neito se lo hace y temo que suceda lo mismo con Mirio.

—Muy generoso de tu parte, pajarito —murmuró Noche con ligera burla—. Preocuparte por ellos cuando ellos suelen olvidarse de ti.

Denki se encogió de hombros y cruzó la puerta que conducía al exterior. A diferencia del jardín en el que había enterrado al ave este tenía setos altos y tupidos que componían el mini laberinto del palacio. Era fácil perder de vista los edificios principales mientras se avanzaba por los caminos angostos, y fue aún mejor cuando Noche se apropió de una de las lámparas de la entrada para iluminar su trayecto.

—Entonces —dijo Noche apenas se alejaron del palacio—, ¿cuál es el plan, pajarito?

—Primero háblame de la muerte del médico... ¿Sabes quién lo hizo?

Junto a él, la presencia del guardia se sacudió como algo vivo –oscuro y terrible– y Denki supo que el tema era delicado.

—¿Qué te hace pensar que no lo hice yo, pajarito? El tipo era un inútil que merecía morir sin gloria alguna.

—No digas eso.

—¿Por qué no? Es hipócrita defender a los muertos solo por contar con la gracia de estar muertos. Un bastardo es bastardo aún en la tumba.

—No digas que tú lo mataste.

—¿No me crees capaz?

Denki se detuvo para mirarlo.

—Fuiste a verme esa noche y no me contaste sobre la amenaza contra el doctor. Lo que podría no significa nada conociendo tu manía por omitir verdades, pero pudiste usarlo para reafirmar lo peligroso que es mi padre. No lo hiciste. Y no solo eso, esa noche querías llamarlo. Querías llamar a ese hombre insoportable, según tus propias palabras así que no, no creo que supieras que el tipo estaba muerto. Eso significa que mi padre no te dijo que planeaba matarlo, y si no acudió a ti, ¿entonces a quién? ¿y por que esa pregunta te pone de mal humor?

Por primera vez desde que lo conociera Noche apartó la vista y la fijo en los alrededores.

—La cena de esta noche ha terminado, si no vuelves ahora tus carceleros saldrán a buscarte.

Denki inclino la cabeza al comprender.

—Sabes quién lo hizo.

—Volvamos.

—¿Quién fue?

—No importa.

—A mi me importa, ¿alguien del Clan?... Imposible. Cualquiera de ellos habría ido con Eraser.

—Mantén tus alas fuera de esto.

—Nadie del clan, entonces, ¿la misma persona que mató al doctor Yakumo?

—Pajarito.

—Sé que no fuiste tú porque al igual que Fantasma o que Sombra, no tienes permiso para abandonar el palacio. O acompañas al Emperador o sales con un grupo de tus hermanos, así que no hay forma de que puedas asesinar gente y volver a casa para la cena. Tiene que haber alguien que haga el trabajo sucio.

—Es suficiente.

—De acuerdo, tan solo dime, ¿cuántos asesinos te obedecen?

Eso logro que Noche volviera a mirarlo, su expresión hizo a Denki asentir.

—De acuerdo, no tienes un grupo de asesinos a tu disposición, pero al final solo se necesita uno. Un asesino. Uno solo... ¿Quién?

En el silencio que siguió a su pregunta Denki repaso lo que sabía justo como había hecho durante todos esos días, y como siempre sintió que no podía encajar la última pieza del rompecabezas. En esa ocasión, sin embargo, la expresión de Noche le instó a seguir pensando.

Un asesino, se dijo. ¿O hay más de uno? Un puñado de asesinos.

Entonces se acordó.

[¿Por qué hay un grupo de asesinos tras de mí?]

[Ellos no quieren matarte] había dicho el Sistema y a él le había tomado muchísimo tiempo entenderlo.

—Los Asesinos Negros —declaró en voz alta alzando la cara para ver a Noche directamente a los ojos—. Mi medicina proviene de ellos. Alguien asesinó a Toka para encubrirlo. Alguien asesinó al doctor Yakumo para ocultar la verdad sobre mi enfermedad. Y alguien mató al nuevo doctor por orden del Emperador... ¿ese alguien es la misma persona? ¿o es la cuerda que une a todo?

Noche no respondió e hizo ademán de seguir avanzando, pero Denki lo detuvo del brazo y lo obligó a mirarlo.

—¿Por qué mi padre tiene interés en usar a los Asesinos Negros?

Noche sacudió la cabeza –una negativa clara–, pero al ver la expresión resolutiva en el rostro del Príncipe algo dentro de él se resquebrajo; apenas una grieta diminuta y casi imperceptible.

—Si ofreces honestidad la recibirás de vuelta —añadió Denki con la expresión más dócil de su repertorio.

<Felicidades. Atributo Especial Desbloqueado: Belleza Nivel Dos>

Noche apartó los ojos para contemplar el horizonte negro.

—Ser una avecita curiosa puede ser peligroso.

—No más que vivir en una jaula con la persona que puede matarte.

Hubo un atisbo de sonrisa en el rostro del guardia, una mezcla de orgullo y amargura que se desvaneció cuando el hombre extendió el brazo en su dirección para apoyar la palma abierta en su espalda, ante el empujoncito que sintió Denki avanzó a su lado.

—No se llaman a sí mismos Los Asesinos Negros —fue lo primero que dijo el guardia tras una pausa—, se reconocen entre sí como La Hermandad, y está compuesta de un variopinto grupo de profesionales cuyas identidades solo conocen un puñado de personas que trabajan como contactos.

—Tú no eres uno de ellos.

—Por supuesto que no.

—Pero uno de ellos sirve al palacio.

—No al palacio y no por voluntad propia. Si has de saberlo a ella nunca le gustó el título de asesina, prefiere ser considerada el arma perfecta para el espionaje aun si en los últimos años lo único que hizo fue ser una niñera.

Ina —afirmó Denki con calma y apenas termino de pronunciar el nombre supo que tenía razón—. Nunca te he preguntado de ella. ¿Quién es? ¿Y cómo fue que llegó aquí si no fue voluntariamente?

—Oh, ahí es donde está lo divertido, pajarito. Ina es el ejemplo claro de la podredumbre y la traición que vive en esta corte. Alguien tuvo la magnífica idea de enviarla al palacio disfrazada de doncella para espiar al Emperador. Cuando la concubina Nemuri llegó al palacio para integrarse al harem, Ina fue parte del grupo de doncellas destinada a servirle. Todas ellas eran jovencísimas, pero no te fíes de su cara porque la mujer lleva más tiempo robando secretos del que yo llevo sirviendo a tu padre.

—¿Y tan solo la dejaron pasar?

—Toda mujer que sirva en el harem tiene que ser aprobada por el Clan.

—¿La aprobaron?

—Por supuesto, había pasado años entrenándose para ese examen. Lo que demuestra que la alimaña quien la envío consideró cuidadosamente la situación y la adiestró a consciencia.

—Así que se unió a la servidumbre.

—No precisamente, en última instancia fue descubierta. Estaba destinada a morir en la sala del trono hasta que tu padre le perdono la vida.

—¿Por qué?

—¿Por qué crees que tu padre le perdonaría la vida a un asesino?

Denki lo pensó y solo se le ocurrió una respuesta.

—... ¿para que esté en deuda con él?

La pregunta le arrancó a Noche otra diminuta sonrisa que Denki devolvió sin esfuerzo.

—¿Y él confió que esa deuda sería suficiente? —preguntó.

—Ya conoces lo impulsiva y estúpida que puede ser la bestia. Él creía que bastaba para hacerla obedecer.

—Y tú no.

—Es simple sentido común, pajarito. Nunca le quitas los ojos de encima a una serpiente que intenta matarte y nunca la metes en tu casa para que te cuide la espalda.

—Pero mi padre lo hizo.

—Lo intentó, pero yo la envíe fuera. La saqué antes de que tu padre tuviera oportunidad siquiera de usarla. La puse a vigilarte y se dio la orden que ninguno de tus sirvientes saldría de la Ciudad Imperial sin un permiso escrito, eso la mantuvo ocupada.

—Así que ella consiguió la droga... también sabía del plan que involucraba a los Shigaraki.

—No el plan en su totalidad, pero siendo una mujer inteligente no tuvo problemas en adivinar que había un interés al involucrar a Kotaro y a su hijo.

—¿Fue ella quien se deshizo de Toka? Mi sirvienta.

—Sí

—¿Por qué?

—Al parecer, la tarde antes de que asistieras al almuerzo con el Emperador tuviste visitas, una de ellas era Eraser. En algún momento tu sirvienta llegó a la cocina contando que Eraser y el otro invitado del Príncipe estaban escupiendo los bocadillos que habían preparado y que todos parecían estar bebiendo té con azúcar, para ella era más una curiosidad que nada, para Ina fue una advertencia. Había empezado a sospechar de las visitas y como en una ocasión le toco lavar un cuenco que contenía rastros de algo que parecía sangre estaba más que advertida sobre el uso del Suru en tu casa. Supongo que sabes lo que es el Suru.

—Sí.

—Ina también. Así que pasó esa tarde hablando con el resto de las sirvientas sobre las visitas que recibías, después fue a husmear entre las cosas de tu guardia, pero fue descuidada y tu sirvienta la descubrió. Discutieron e Ina recibió un ultimátum: Tenía un día para confesar su crimen o la acusarían contigo, al parecer pensaban que estaba robando.

—¿Toka le dio un día?

—Esa fue su condena. Esa noche, cuando la ciudad dormía, se acercó al palacio fingiendo que la habías enviado para confirmar la hora de tu visita al día siguiente, entonces habló conmigo y me dijo todo lo que te he dicho excepto que había sido descubierta, eso me lo contó después. En esa ocasión tan solo pidió un permiso para salir de la ciudad pues quería crear una distracción. Lo siguiente que supe fue que tu sirvienta había desaparecido y lo que ella me dijo fue: Deja que los idiotas vayan a buscarla, nunca la encontrarán.

Tras oírlo Denki sacudió la cabeza; saber lo que había sucedido con Toka no aliviaba la pena por haberla perdido.

—Supongo que Ina estuvo involucrada en el asesinato del nuevo médico.

—De eso se encargó personalmente.

—¿Cómo lo sabes?

—Ese día Ina recibió un decreto imperial para abandonar la Ciudad en agradecimiento por sus servicios. Fue el día que alguien purgó la oficina del médico sobre cualquier nota o reporte que hablara de la medicina o de ti, el día que alguien entró a mi habitación para escudriñar mis pertenecías, supongo que para comprobar que no hubiera una copia de la receta, y ese día el médico fue visto abandonar la casa de té en compañía de una mujer que algunos decían vestía como una sirvienta. Todas podrían ser coincidencias, pero el Emperador se ha tomado la molestia en confirmar mis suposiciones.

—¿Te dijo que Ina lo hizo?

—¿Sus palabras exactas? "Encontré una forma de controlar a mi hijo pues es claro que tú no puedes hacerlo, y no necesité de ti para deshacerme de la basura"

—¿Controlar...? —empezó a decir Denki pero Noche lo interrumpió.

—Ina es la única que conoce al herborista capaz de recrear la receta desde cero. Sin esa receta no se puede mandar a pedir más, así que solo existe lo que tu padre tenga en existencia y ni siquiera me ha dicho a mí donde lo guarda.

Denki asintió con lentitud, recordaba a la perfección las palabras del Emperador: ["Vuelve a faltarme el respeto, vuelve a comportarte como un estúpido, vuelve a ser un hijo ingrato y me negaré a darte nada"]

Pensó en las opciones que tenía.

—Si hablamos con Eraser sobre Ina-

—No

—Él podría ordenar que fueran a buscarla.

—No

—¿Por qué no?

—No.

—¿Por qué no?

Noche se detuvo una vez más.

—¿Por qué insistes en fingir ignorancia? ¿Por qué no puedes reconocer la verdad que tienes frente a ti?

Al ver que Denki lo miraba con extrañeza el guardia presionó los dedos contra sus parpados cerrados y respiro.

—Debí matarla —dijo en voz baja—. Es una asesina y una espía y debí matarla apenas le puse los ojos encima. Presioné la punta de mi daga contra su cuello y... me detuve.

—El Emperador le perdono-

—No importa, ¿no lo entiendes? Debí matarla, esa era mi obligación y responsabilidad. Y no lo hice —Noche apartó la mano de su cara y miró a Denki—. No hice mi trabajo. Fallé en eliminar a la amenaza. Si el Clan lo sabe me ejecutarán: Por haberla dejado viva, por haberla puesto cerca de un miembro de la casa imperial, por haber ocultado su origen.

—Pero no fue tu culpa-

—Tampoco fue culpa de Sombra el ataque al Segundo Príncipe y sin embargo fue castigada por ello. Tampoco fue culpa de Fantasma que lo encerraran durante cinco años, pero lo castigaron por no haber atendido sus obligaciones en ese tiempo. Tal vez Eraser siente afecto por sus hermanos y dolor al verlos fallar, pero su obligación no es para con ellos, su deber es proteger la perpetuidad del Clan y con él la existencia del Imperio. Nunca quebrará las leyes por salvar a uno de los nuestros.

Denki lo entendió por fin. En la historia original Eraser había dejado morir a Fantasma aun si él mismo no había creído en las acusaciones y había considerado la situación como una injusticia.

—Es curioso —dijo Noche de pronto—, que quien juzgue mi destino sea también culpable de fallar.

Denki no supo a qué se refería, pero no hizo preguntas porque seguía dándole vueltas a la situación con Ina. Siguió a Noche cuando este retomó la marcha en silencio hasta llegar al centro del laberinto.

—Dijiste que mi padre le perdonó la vida —murmuró Denki sin dejar de pensar—, ¿por qué?

—Esa respuesta ya la sabes.

—Sí. Lo sé: Quería tenerla bajo control. Eso lo entiendo. Sin embargo, sigo preguntándome "por qué", ¿por qué el Emperador quiere tener control de un asesino siendo que tiene al Clan Sombra a su entera disposición?

Noche no respondió, pero no hacía falta.

—Lo que busca —añadió Denki tras un momento—, no es lo mismo que tú quieres. Destruir el Imperio, ¿no es así? Y el matrimonio con Shigaraki hace eso, pero mi padre lo acepta porque cree... ¿qué? ¿qué espera obtener él de todo esto?

Miró a Noche con la duda pintada en rostro y el guardia se limitó a repetir la pregunta.

—¿Cuál es el plan, pajarito?

Denki sacudió la cabeza con lentitud.

—Una verdad por una verdad.

Noche sonrió. <Felicidades. Atributo Especial Desbloqueado: Orgullo Nivel Dos>

—Te he dado una.

—En realidad me hablaste de Ina, pero no has contestado la pregunta que yo te hice: ¿Por qué mi padre tiene interés en usar a los Asesinos Negros? ¿Es el mismo interés que tiene por usar a los Shigaraki?

Se miraron en silencio, imperturbables, y la grieta en la expresión del guardia pareció crecer; entonces alzó la mano y trazó con el pulgar izquierdo el borde de su boca.

—Eres demasiado encantador para tu propio bien, pajarito.

—Sigues sin responder mi pregunta.

Noche suspiró; un momento después se rindió y le contó la verdad sin matices ni pausas. Denki se echó a reír pues creyó que bromeaba, pero su sonrisa de incredulidad se diluyó al oír al Sistema.

<¡Felicidades! La Subtrama "El Guardia del Emperador" ha sido actualizada. Objetivo anterior: Buscar la respuesta. Nuevo Objetivo: ...>

¿Qué interés tiene el Emperador en los Shigaraki?

—¿Matar a Eraser? —se respondió Denki en voz baja.

Su pregunta recibió un tintineo y la voz del Sistema cobró vida de la nada.

<¡Felicidades! Subtrama opcional disponible: El Rencor del Emperador ¿El Príncipe está listo para escuchar los detalles?>

[...]

NA

Todos sabemos cuál es el rencor del Emperador, pero Denki no, ¿podrá él arreglar ese terrible y horrible desastre (junto con todos los otros desastres que tiene entre manos)? Ya veremos. Muchos saludos y espero que tengan un buen fin de semana. 


  

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