5.23. Castigo
Título Alternativo: Nunca hagas tratos con el diablo pues este es voluble y traicionero.
[...]
El regreso al mundo consciente fue doloroso.
Hubo un estallido de luz en la bruma que era la mente de Denki y un momento después el dolor fue como una centena de agujas atacando simultáneamente. Recordaba claramente lo que había sucedido antes de que terminara en el suelo, pero era imposible precisar el origen y el nivel de daño que se había hecho al caer. Al moverse el dolor lo hizo gemir, y solo entonces tomó nota de lo difícil que era respirar y del dolor punzante que sentía en la espalda. Se dio cuenta que había sido ese dolor el que lo despertara.
Abrió los ojos, parpadeó, y las brumas que cubrían su visión se apartaron para mostrarle que había escalones más adelante demostrando así que se encontraba boca abajo en el rellano de la escalera. Al intentar girarse descubrió que no podía y solo consiguió enderezar la cabeza que empezó a latir a un ritmo desquiciado; durante un terrible segundo temió haberse roto algo porque tampoco podía respirar apropiadamente.
—He sido tolerante contigo —dijo una voz por encima de él y al girar el cuello descubrió que tenía al Emperador encima. Era su rodilla la que se clavaba en su espalda y le impedía respirar—. He sido amable.
Denki empezó a luchar para quitárselo de encima, pero la posición y el peso le impedían girarse, y cuando el aire que entraba a sus pulmones resultó insuficiente empezó boquear en un intento desesperado por capturar más aire.
—Y tú te atreves a exigirme tres cosas. Te atreves a plantarte frente a mí a exigir.
Un gemido agónico escapó de la garganta de Denki cuando la rodilla se hundió con más fuerza en su espalda y el dolor se convirtió en un manto negro que opacó todo lo demás.
—Pese a todo lo que te he dado aun te atreves a pedir más. Te atreves a usar esa maldita boda como moneda de cambio, te atreves a amenazar con poner a mis hijos en mi contra.
Una mano sujetó la cabeza de Denki y la presionó contra el suelo mientras el peso completo del Emperador se concentraba sobre su espalda. Denki sentía que estaba a punto de romperse.
—No eres nada, ¿lo entiendes? No tienes nada. Lo repetirás cada vez que te pregunte pues tal vez así consigas grabarte en esa cabeza idiota una verdad tan simple.
La falta de aire hizo que pequeñas motas negras empezaran a danzar frente a sus ojos. El mundo se desdibujaba y el dolor crecía.
—Pero soy generoso. Soy generoso. Te concederé los tres deseos que has pedido. Tres regalos para un hijo estúpido e ingrato que no se merece nada pero que agradecerá cada uno como si fuera lo más preciado en su vida. Tal vez así lo sea. El primero de ellos es simple, te regalo el aire que respiras.
Y de pronto el peso sobre su espalda desapareció, como si nunca hubiera estado ahí. Denki aspiró –una bocanada profunda y desesperada– que hizo circular el aire vital que requería para seguir vivo y fue el desencadenante de la tos seca que siguió después.
Se concentró en respirar, mantuvo sus respiraciones desacompasadas llenando sus pulmones de aire, mientras las motas negras en su visión desaparecían y el mundo se recomponía.
—¿Te ha gustado mi regalo? —dijo el Emperador al patearlo para hacerlo girar. Encogido de costado en el suelo, con su pelo revuelto y su ropa desarreglada Denki continúo respirando sin ritmo mientras contemplaba con terror la figura imponente del Emperador alzándose por encima de él—. Se honesto, siempre puedo tomarlo de vuelta.
En un espasmo involuntario Denki sacudió la cabeza.
—Entonces respira y agradece que te permito hacerlo porque un día tal vez decida que no vale la pena —una patada ligera a su estómago lo dejo momentáneamente sin aire, pero este volvió mientras el Emperador continuaba mirándolo desde las alturas—. El segundo de mis regalos es algo que pareces dar por sentado pese a que no has hecho nada por ganarlo. Te lo concedo porque soy generoso; de ahora en adelante te permito salir.
Otra patada hizo a Denki gemir.
—Pero si un día decides quedarte en cama a holgazanear te quedaras ahí durante un mes sin visita alguna porque el derecho de salir es un privilegio que no mereces y por lo tanto no permito que lo desperdicies, ¿lo entiendes? Y por supuesto te ordeno volver al palacio antes de que anochezca, sin excusa alguna. No más fiestas a medianoche.
Aún en el suelo, acunando las manos contra sí, Denki no tuvo más opción que ofrecerle un estremecimiento.
—Dos regalos y me falta uno —dijo el Emperador apartándose de él para sentarse en el escalón que había más cerca. Desde ahí lo miro con sus ojos duros y vidriosos, su expresión era tan feroz que Denki no se atrevió a moverse por temor a desencadenar su ira una vez más—, el tercero ha sido el más difícil. ¿Qué puedo darle a un hijo que no merece nada? ¿Cuál es el regalo más apropiado para un hijo que chantajea y no muestra respeto alguno? ¿Uhm? Debe ser un regalo que le enseñe modales. Un regalo que le recuerde su lugar en este mundo. Un regalo que lo haga comportarse.
Al decirlo rebusco en el bolsillo oculto de su manga de donde extrajo un pequeño saco que agitó en el aire. De su interior extrajo algo diminuto que lanzó hacia Denki aunque este no hizo ademán alguno por extender la mano para atraparlo así que el objeto cayó al suelo y se deslizó hasta detenerse a escasos centímetros de su rostro. Eran tres bolitas diminutas de color rojo.
Denki las reconocía: Su medicina.
—Le ordene al médico que preparara suficiente para varios meses, después lo he librado de su responsabilidades para contigo; así que ahora acudirás a mí por esta cosa. Vuelve a faltarme el respeto, vuelve a comportarte como un estúpido, vuelve a ser un hijo ingrato y me negaré a darte nada. Ahora demuestra tu agradecimiento y cómetelas.
Denki contemplo las bolitas en el suelo y el Emperador pareció leerle la cara porque añadió.
—Tal vez quiera enfrentarte a la fiebre de nuevo, ¿uhm?
Con muchísima lentitud –una lentitud que mezclaba el dolor del cuerpo, el terror al Emperador y la renuencia a obedecer–, Denki extendió la mano para tomar una bolita y metérsela a la boca. Se la trago sin esfuerzo y repitió el gesto con las otras dos.
—Agradécelo —repitió el Emperador y Denki se limitó a mirarlo.
La expresión enfureció al Emperador que se alzó con esfuerzo para acerarse a él. Se arrodilló a su lado y puso una de sus manos inmensas sobre la oreja de Denki, presionando el cráneo contra el suelo.
—Tienes la cara de tu madre y la misma expresión beligerante —apretó su agarre hasta que el pulgar regordete se enterró en la mejilla de Denki—, pero ella rogó. Ella me rogó y tú harás lo mismo. Así sea lo último que hagas, así que agradece tus tres regalos, deja de causar problemas, y empieza a prepararte para esa maldita boda.
Otro empujón violento contra el suelo y el Emperador se enderezó finalmente. Se dio la vuelta sin despedirse y ascendió por los escalones sin mirar atrás, Denki permaneció en su lugar demasiado adolorido para moverse.
En un intento por recuperar cierto control sobre sus emociones, Denki cerró los ojos y permaneció inmóvil luchando por mantener el espanto lejos de su corazón.
Estás vivo. Sigues vivo.
Repitió ese mantra una y otra vez hasta que el errático latido de su corazón se calmó por fin y cuando se sintió lo suficientemente compuesto hizo un rápido recuento de sus dolencias. Al caer había intentado sujetarse del barandal con la mano izquierda y el resultado eran tres dedos magullados, los sentía rígidos y dolía doblarlos, en especial su dedo meñique había empezado a hincharse.
Le dolía también el codo de esa mano y cuando intentó apoyarse en él para apartarse del suelo el dolor estalló como el golpe fulminante de una decena de látigos de acero que recorrieron su brazo en ambos extremos. Denki gimió aferrándose el brazo contra el cuerpo esperando que el dolor cesará. Descartó la posibilidad de que tuviera el brazo roto porque aún podía mover los dedos –aunque dolía– y porque si bien el dolor era terrible se encontraba dentro de los límites de lo soportable.
Con muchísimo cuidado y utilizando únicamente el brazo derecho Denki logró enderezarse hasta quedar sentado en el suelo. De inmediato el dolor en su espalda se disparó en todas direcciones, había un punto en particular que dolía demasiado –donde la rodilla del Emperador había presionado contra él– y la sola acción de girar el torso lo hizo apretar los dientes y maldecir. Fue aún peor cuando encogió las piernas y tomó nota de que uno de sus tobillos –el que había perdido el apoyo en la escaleras– dolía al mover el pie.
Denki permaneció sentado, con el brazo izquierdo inmóvil en su regazo y las piernas estiradas, acostumbrándose a la sensación de un cuerpo magullado y herido. Casi podía imaginarse la centena de moretones que tendría al día siguiente.
"Agradece tus tres regalos"
Entonces llegó la ira.
—Hijo de puta —siseó entre dientes con los ojos fijos en el aire. Se aferró a la ira en lugar de al dolor y la utilizó para levantarse del suelo y aferrar el barandal con la mano derecha.
Alzó la cara y contempló el resto de la escalera que en ese momento parecía interminable.
—Bastardo —masculló poniendo el pie derecho en el siguiente escalón y usando el barandal como punto de apoyo para impulsar el resto de su cuerpo un escalón arriba.
—Desquiciado —dijo y repitió el movimiento.
Cada insulto era un escalón y la ira en cada uno de ellos lo ayudaba a mantenerse centrado pues el esfuerzo que su brazo derecho hacía para impulsar el resto de su cuerpo provocaba que el dolor en su espalda se acuciara. Hizo una pausa a mitad del camino para recuperar el aliento, pero entonces se acordó del Emperador y siguió subiendo con los dientes apretados.
Para cuando llegó arriba el dolor en su espalda resultaba insoportable y la sola idea de atravesar todo el salón hasta llegar a su habitación para poder desplomarse en su cama fue más de lo que Denki se creía capaz de hacer en ese instante. Avanzó casi arrastrándose por el vestíbulo que separaba el baño del salón y cuando entró en este localizó el diván más cercano para dirigirse hacia allí.
Se acomodo entre los cojines sobre su lado derecho pues su brazo izquierdo dolía apenas lo presionaban y se dijo que se tomaría un momento para recuperar el aliento antes de ir a su habitación, pero el cansancio, el dolor y el espanto lo sumieron en una duermevela profunda de la que solamente despertó cuando le tocaron la cabeza.
—¿Qué ha pasado, pajarito?
Denki quiso reírse, pero el sonido fue ahogado y débil.
—Mi padre —respondió—, eso fue lo que pasó.
Abrió los ojos y miró al guardia cuya silueta se perfilaba en la oscuridad de la habitación pues todas las lámparas se habían apagado y la única luz que entraba era el tenue reflejo de la luna por las ventanas.
—Ha venido a traerme tres regalos —añadió sin poder evitar el tono mordaz.
—¿Cuáles tres-?
—No importa —y tras decirlo se acomodó en el diván hasta quedar boca arriba notando con desánimo como el dolor volvía a toda potencia. Sentía calientes e hinchados los dedos de su mano izquierda así que procuro mantenerlos inmóviles sobre su pecho—. Lo que importa es que ha sido generoso con ellos y tú no has estado para presenciarlo.
Lo dijo con crudeza y desenvoltura ofreciéndole una sonrisa afilada a la silueta oscura que se confundía con la oscuridad. Había ira en esa sonrisa y una pizca de necedad.
—Resulta extraño verte enfadado, pajarito.
—¿Se nota? Bien, porque estoy furioso. Tan furioso que podría gritar si no me doliera el cuerpo entero —se obligó a respirar—, pero no sirve de nada gritar y tampoco ayuda meterse en la cama a ver el tiempo pasar. Cuando salga de ahí seguiré estando igual.
La voz en la sombra respondió con el mismo tono sedoso.
—Te lo advertí esa vez, ¿no fue así? Te dije que presionar a un hombre voluble es llamar a la tragedia.
—Lo hiciste, sí, y también me dijiste que el Emperador me responsabilizaría de todo. Yo hago su vida miserable pues mi sola existencia es razón suficiente para enfurecerse..., bueno, hasta el momento no he hecho otra cosa que tener miedo de su ira. No más. Oh, no. No más.
—¿Qué ha pasado, pajarito?
Volvió a reírse y fustigó la ira a fin de que esta ahogara por completo el dolor y la miseria.
—¿No te lo dije ya? Me ha traído mis regalos. El hijo de puta me ha dado tres regalos: Mi vida, mi libertad, mi salud. Son regalos que puede tomar de vuelta cuando quiera y como le plazca pues todos ellos dependen de su generosidad. ¿Te lo crees? El bastardo me ha puesto una soga al cuello y me ha dicho que puedo hacer lo que quiera sin olvidar nunca que él puede tirar del nudo cuando se le antoje... Pero voy a enseñarle, voy a levantarme y voy a salir y no volveré a dejar que me humillen. Voy a demostrarle que aun si me pisotea voy a levantarme siempre.
Una mano vino a cubrirle los ojos y solo entonces se dio cuenta de que estaba llorando. La rabia y la frustración se mezclaron con el dolor físico que latía en todo su cuerpo y la sensación ascendió hasta su garganta impidiéndole continuar. Durante un momento todo lo que hizo fue permanecer ahí con los ojos cubiertos mientras la tormenta de emociones sacudía su corazón.
—Aún me debe tres regalos —añadió al final con voz débil aunque su tono indicaba que no se conformaría con menos—, le exigiré tres regalos para mí. Completamente míos. Y tendrá que dármelos, me los dará aunque no quiera.
Hubo un tintineo en lo profundo de su mente y justo en el momento en que sintió el roce de algo suave contra su boca la voz del Sistema dijo:
<Felicidades. Atributo Especial Desbloqueado: Respeto Nivel Dos>
Un momento después la mano se apartó de su cara y descubrió que Noche se había sentado en el diván junto a su cadera.
—¿Por qué pedirle cosas a la bestia cuando puedes matarla y tomar todo lo que es suyo?
[...]
NA/
Hola chicos, temo contarles que me enfermé y considerando las circunstancias que vive el mundo es díficil decir si se trata de una sola gripe o si es YA-SABEN-QUE, pero es el tercer día, me ha bajado la fiebre y solo estoy lidiando con una tos seca espantosa que espero se desvanezca pornto.
Para alegrarnos la vida mis estimadxs lectores subieron dos fanarts de Hanami. Uno es del principe con su guardia y el otro un retrato del príncipe. Ambos son preciosos y son la razón de que hubiera salido de mi nido de cobijas para terminar este capítulo. Gracias.
Pongo links aquí:
https://twitter.com/HannCold/status/1420880426621669378
https://twitter.com/KRONOS26043189/status/1422686002171113478?s=20
Cuidense mucho y nos vemos en el que sigue.
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