5.18. Fiesta
Título Alternativo: Las heridas deben airearse para sanar.
[...]
Denki no estaba preparado para la sorpresa y la evidente incredulidad en el rostro de sus hermanos. ¿No lo saben? Viendo sus caras la respuesta era clara, pero eso tan solo generaba más confusión. Denki recordaba claramente cómo su tío le había regalado esa pequeña pieza de información como si no fuera un secreto de importancia.
¿Me lo dijo porque no era importante, porque yo le dije primero que prefería casarme con un hombre o porque no esperaba que yo fuera a contárselo a alguien?
Era difícil saber exactamente que había pensado su tío en ese momento, aunque recordaba con claridad su expresión pensativa justo antes de tocar el tema. ¿O era tristeza?
—Te confundes —exclamó Neito apenas se recuperó de la sorpresa—. Tío ha tenido varias amantes a lo largo de los años. Mujeres. Van y vienen como hojas en el viento.
Denki parpadeó.
—Neito, es mi deber informarte que existen personas a quienes les gustan los hombres y las mujeres por igual. Que solo conocieras a sus amantes femeninas no cambia el hecho de que a tío Hizashi también le gustan los hombres.
La respuesta de Neito fue mirarlo con tal estupefacción que Denki se rio de él, el sonido sacudió al Segundo Príncipe que retomó la discusión con la misma vehemencia de antes.
—No importa, tu caso sigue siendo distinto. Como Príncipe él nunca se hubiera casado con un hombre, primero habría renunciado-
Pero lo que fuera a decir se perdió en el aire como si alguien acabara de arrancarle la voz.
—¿Te lo dijo él? —preguntó Mirio entonces y fue sorprendente ver el ligero fruncimiento de cejas y la tensión en su mandíbula.
¿Y tú por qué estás enfadado? —...uhm, sí.
La complicada expresión en el rostro de Mirio se profundizo, y de pronto toda la tranquilidad y dulzura que había mostrado al sentarse en el diván de Neito se esfumó. El Príncipe Heredero se levantó de golpe, tan rápido que Denki se echó hacia atrás, sorprendido por la energía que emanaba de su hermano.
—Te lo dijo —repitió paseando por el cuarto como animal enjaulado—, te lo dijo a ti.
—Viendo sus reacciones empiezo a entender el por qué.
Mirio sacudió la cabeza; había perdido todo su aire accesible y se erigía como una figura imponente, fría y absolutamente autoritaria. Miraba a Neito como si este lo hubiera ofendido.
—Es tu culpa.
El tono enfadado y cortante puso a Neito en guardia inmediata, Denki vio la transformación con claridad: La forma como enderezó el cuello, tensó las manos sobre su regazo, arrugó el ceño, frunció la boca y el relámpago de ira que vio en sus ojos. Aun sentado el aura del Segundo Príncipe era afilada como el acero, y Denki supo lo que pasaría apenas los vio mirarse.
—¡¿Mi culpa?!
—Tú siempre estás imponiendo en todos lo que crees que es correcto, todo tiene que ser como dices, todo tiene que ser de tu forma o no vale nada. ¡Él no quiso-! ¡Él no me dijo-! ¡Por ti!
—¡Oh! ¡Oh! ¡Sí! ¡Mi culpa! ¡Todo vuelve a ser mi culpa!
—¡Lo es!
—¡Adelante! ¡Dame la culpa! ¡Es lo que siempre haces! ¡Toda la culpa para Neito y nada más que el aplauso para Mirio!
—¡Cállate!
—¡Solo dime una cosa! ¡¿Qué se siente?! ¡Qué se siente cuando tu tío te guarda secretos y te trata como si fueras un desconocido! ¡Qué se siente saber que tiene un favorito a quien le cuenta secretos!
—¡Cállate!
De ahí todo descendió en el caos. Denki todavía estaba intentando entender cómo ambos habían podido empezar a discutir por un tema que obviamente no los involucraba cuando escuchó el tintineo del Sistema.
<Felicidades por progresar en la subtrama que involucra a la Familia Imperial>
<¿Progresar? ¡Sistema! ¿Por qué hablas de progreso cuando ambos se están gritado así?>
Por supuesto el Sistema se guardo su respuesta y lo único que Denki pudo hacer fue verlos gritarse hasta que la decepción le resultó insoportable. Durante un momento quiso intervenir, pero... ¿podía él sentarse entre ellos y mediar de forma imparcial? ¿era su trabajo? ¿quería que fuera su trabajo? Incapaz de encontrar una respuesta Denki se levantó con cuidado llevando a Hono con él y salió sin que los gritos cesaran pues ambos Príncipes parecían demasiado ensimismados en su intercambio de culpas para prestarle atención.
Íbamos tan bien.
—¿Por qué se han puesto así con este tema? —se preguntó en voz alta.
Era una lucha como tantas otras solo que en esa ocasión Mirio la había empezado. Había sido él quien se tomara el asunto de forma personal y su reacción había hecho saltar las barreras defensivas de Neito.
¿Por qué?
No había respuesta y eso solo hizo que Denki se preguntara si realmente había alguna oportunidad de conseguir que sus hermanos dejaran de lanzarse acusaciones estúpidas.
Tal vez Hizashi sabía que reaccionarían así y por eso no se los dijo.
La idea solo empeoró el humor de Denki porque significaba que su boca impertinente había vuelto a causar más problemas.
¿Por qué siento que he destapado un tazón apestado?
Denki se mordió los labios, incómodo, pero cuando recordó el mensaje del Sistema supuso que aun si era un tema espinoso tal vez fuera necesario tocarlo y sangrar para que ciertas cosas empezaran a aclararse.
Eso o con un solo comentario acababa de ganarse la antipatía de sus hermanos por decir cosas sobre su tío además del repudio de Hizashi cuando se enterara que había revelado su secreto sin pudor alguno.
El gorgojeo lastimoso de Hono le recordó que se habían quedado sin almorzar y considerando el posible humor de Neito después de una discusión con su hermano era mejor no acercarse a su habitación durante el resto del día. Viendo que tenía tiempo libre, y que sus clases con su maestra de música habían sido canceladas por la cita que tenía con los Torikin, Denki decidió aprovechar el tiempo para practicar. Reajusto su dirección a medio camino, fue a sus aposentos para recoger la zita, bajó al piso principal y le pidió bocadillos a la primer sirvienta con la que se cruzó antes de enfilar hacia el exterior. Pasó el resto de la mañana tardía en una de las terrazas con vistas a los jardines, indiferente a la brisa fría que soplaba hacia él pues como bien le había dicho su maestra tocar con las manos frías y entumidas le ayudaba a incrementar la resistencia de sus muñecas. Había logrado aprenderse todas las notas de la primer pieza formal que su maestra le había asignado pero seguía equivocándose y tropezando en ciertas partes. Solo requería práctica y eso hizo sin dejar de pensar en los Príncipes y su Tío.
Denki había entendido que ambos hermanos iban a necesitar tiempo –y mucha paciencia– para reconstruir su lazo familiar y su tarea hasta el momento había sido ofrecer comentarios sutiles aquí y allá, pero viendo la repentina violencia con la que habían abordado el tema de Hizashi empezó a dudar de que ambos pudieran mantener una tregua de forma prolongada.
Por lo que dice Neito, Mirio es el favorito de tío Hizashi, si él no sabía ese detalle es entendible que reaccionara así, pero... se lo ha tomado muy personal. Necesito hablar con mi tío.
Lo cual resultaba imposible porque Hizashi había vuelto a desaparecer y no había fecha fija para su regreso.
A la hora del té cargó con un Hono dormido y satisfecho de vuelta a su alcoba, y llamó a las sirvientas para arreglarse. Tras empaparse con más agua perfumada y talco aromático, Denki se dejó envolver en una túnica gris siberiano con ribetes de plata que destellaban bajo la luz. La túnica tenía centenares de hojas bruñidas bordadas sobre la tela, cada una de ellas con la misma forma de luna donde las delicadas líneas que formaban los nervios emitían ese destello plateado al moverse.
Saeko le soltó la coleta alta, rehízo las trenzas de su cráneo y formó un medio moño en la parte posterior de su cabeza dejando el resto libre como una cortina de pelo bien cepillado. Sobre su peinado colocaron un tocado alto conformado por una pequeña corona de plata, señal de su estatus, con decenas de cuentas unidas por una redecilla metálica que se entremezclaron con su pelo. Era la primer joya real que Denki usaba en todo el tiempo que llevaba ahí y estaba seguro de que no tenía una entre sus cosas así que cuando pregunto por ella le informaron que el Segundo Príncipe la había enviado.
—Su Alteza ha dado instrucciones precisas sobre su atuendo de esta noche, Príncipe.
Típico de Neito controlar esto.
Neito también había enviado un arete de pinza que se ajustaba perfectamente a la curva de su oreja hasta llegar al lóbulo de donde caían finísimos hilos de plata que le acariciaban el cuello cuando movía la cabeza. Por la forma como las sirvientas seguían el movimiento del arete, Denki supuso que ese también refulgía con destellos blancos.
Pues vamos.
—Te veo en la noche, Hono —el animalito gorgojeo antes de escabullirse a los jardines.
Al bajar a la entrada del palacio descubrió que habían preparado un carruaje para él con un cochero elegante, y un escuadrón de guardias sombra con sus monturas listas y su uniforme limpio e impecable. De no haber estado preparado habría empezado a balbucear, pero tras platicar con sus hermanos había descubierto que cada uno contaba con una pequeña escuadra de guardias exclusiva para ellos encargados principalmente de acompañarlos al exterior, de su manejo y control se encargaba el Guardia Sombra de turno, otra de las razones por la cual dicho guardia debía mantener buenas relaciones con sus hermanos del Clan.
Al oír sobre el asunto Denki había comprendido por fin porque Katsuki se había sorprendido al escuchar que solo tenía un guardia con él, y por qué había más habitaciones vacías en su casa. Eso también lo había hecho consciente de la presión y el trabajo extra que Fantasma había tenido que hacer durante todos esos años.
—Alteza —saludó Shinsou, de pie, junto a la puerta del carruaje y Denki se detuvo frente a él para examinarlo con calma.
A diferencia de sus hermanos, Shinsou utilizaba un uniforme ligeramente más formal que incluía una protección reforzada en el torso y los brazos; junto con el broche en forma de rayo que llevaba prendido sobre el corazón y la coleta alta con dos mechones sueltos que le enmarcaban el rostro, ostentaba el aspecto imponente e intocable de un Guardia Sombra. Eso no impidió que sus ojos se suavizaran en cuanto Denki se acercó a él.
La sonrisa del Príncipe fue automática.
—¿Listo para nuestro primer viaje fuera?
Shinsou asintió con formalidad.
—Por supuesto, Alteza.
Durante un momento estuvo tentado a preguntarle si le habían concedido el control de la escuadra como otra prueba más o si iba bajo órdenes de otro guardia, pero al recordar lo estresado que se había mostrado esa mañana decidió que lo mejor era dejar el tema por la paz. Suponía que no importaba.
—Entonces vámonos.
Shinsou abrió la puerta del carruaje, extendió la mano hacia él y lo ayudo a subir. El interior incluía dos asientos encontrados, ambos extremadamente cómodos además de un puñado de cojines bordados con imágenes de los kabura. Solo había una puerta, pero ambos laterales del carro incluían dos pequeñas ventanas rectangulares con cortinas oscuras que Denki recorrió para espiar el exterior.
Ante una orden, el grupo entero se puso en movimiento. A la cabeza viajaban tres guardias, otros tres en la retaguardia, y los dos que custodiaban los laterales del carruaje, todos avanzaron al mismo paso descendiendo por las calles de la Ciudad Imperial hasta la puerta exterior, cruzaron sobre el puente que se dirigía hacia este, y de ahí hacia la mansión de la familia Torikin.
La primera vez que Denki había viajado en carruaje había estado tan tenso por conocer a su suegro que ni siquiera lo había disfrutado, en esa ocasión ignoró el protocolo y observó con ávido interés el reflejo de la tarde moribunda sobre la superficie del lago, las callecitas sucias y atiborradas de la villa por la que cruzaron, los negocios de la calle principal con sus macetas colgantes y sus letreros llamativos, y por supuesto la gente. Había gente por todas partes yendo a comer y de compras, todos apartándose del carruaje apenas oían al jinete que iba a la cabeza lanzando órdenes a su paso.
Al observar el paisaje, Denki se felicitó de haber aceptado la invitación al té en la mansión de los Torikin, al principio la idea había sido que la familia asistiera al palacio para una cena privada con el Tercer Príncipe, pero la familia había sido rápida apenas recibieron la nota de Neito para una reunión y como Denki realmente quería acabar con ese asunto de la mejor manera posible –y quería aprovechar que podía salir con una excusa– aceptó reunirse en la mansión de la familia para una cena privada con el patriarca y sus hijos.
De haber tenido permiso del médico, Neito se habría presentado para concluir el malentendido de la mejor forma posible, de haber querido Mirio podría haberse incluido en el paquete, pero al final solo era Denki.
Sonríe, se amable y repite lo que te dijo Neito.
Había repasado con la maestra sus modales en la ceremonia del té, había practicado con Neito formas de disculparse sin decir "lo siento" y se había memorizado algunos temas de conversación para no tener que hablar de los bocadillos. Se sentía listo, más listo que cualquiera de las ocasiones anteriores.
Estaba nervioso pero emocionado, y eso conseguía mantener a raya la nota de pánico que intentaba burbujear en su corazón.
Puedo hacer esto.
Esa certeza se sacudió cuando cruzaron por la muralla que protegía la mansión Torikin y el carruaje disminuyó la velocidad hasta casi detenerse.
—¿Llegamos? —preguntó mirando por la ventana.
Shinsou, que era el guardia que viajaba junto a la puerta, respondió casi de inmediato.
—Todavía no, Alteza, hay una hilera de carruajes esperando.
¿Carruajes?
Conteniendo las ganas de sacar la cabeza como un cachorro curioso Denki se frotó los dedos en un gesto nervioso.
—¿Cuántos hay, Fantasma?
—Al menos una docena.
Denki no dejo de retorcerse las manos hasta que no se detuvieron en la entrada, Fantasma abrió la puerta para él y le ofreció una mano para bajar. Desde ahí observo la mansión, los jardines y los alrededores.
El cielo seguía cubierto de nubes grises y el viento helado soplaba cada vez con más fuerza mientras avanzaban por los hacia la entrada, pero lo que hizo a Denki estremecer fue comprender que no habría una reunión privada. Lo habían invitado a una fiesta. Con gente. Con muchísima gente.
¿Esto significa que esperan que me disculpe públicamente?
—¡Tercer Príncipe! —llamó una mujer alta de mejillas regordetas materializándose frente a él. Llevaba el pelo sujeto en una elegante trenza lateral con una redecilla de perlas plateadas que combinaban perfectamente con sus aretes y su collar. Su túnica era una exuberante pieza de color coral que se ajustaba cómodamente a su cuerpo y parecía hacerla flotar—. Ha sido un honor que aceptara asistir a nuestra pequeña reunión.
¿Pequeña?
Ella siguió parloteando y Denki se concentró en escuchar. Si bien la mujer fue educada y extremadamente vaga con el motivo de la reunión, a él no le quedo duda de que la fiesta era la excusa para presumir que la familia Torikin tenía como invitado al elusivo y extraño Tercer Príncipe.
—Si lo quiere, Alteza, su guardia —y aquí le dirigió una mirada seca a Shinsou—, puede esperar fuera.
—Mi deber es permanecer al lado del Príncipe —respondió Shinsou en voz baja ofreciéndole una inclinación de cabeza a la anfitriona.
Cuando un sirviente llamo la atención de la mujer, Denki aprovechó para susurrarle a Shinsou.
—¿Cuál es el protocolo de los guardias?
—Vigilan el exterior, yo me quedo con usted. Somos guardias sombra, Alteza, podemos pasar desapercibidos. Estaré cerca por cualquier cosa.
—En ese caso si me oyes decir 'es tarde' interrumpes lo que sea que este pasando.
—Como ordene, Alteza.
Un momento después Denki se dejó guiar por la mujer hasta el salón de invitados donde anunciaron su nombre y su título con una fanfarria que lo habría avergonzado en el pasado. En esa ocasión se limitó a permanecer quieto e inmóvil mientras el grupo entero le ofrecía una inclinación de cabeza colectiva.
Finalmente, la matriarca de los Torikin se disculpó por tener que dejarlo para seguir recibiendo a los invitados pero le prometió dejarlo en buenas manos. Fue así como Denki se encontró frente a frente con un muchacho joven, ligeramente más alto que él, vestido en una bellísima y esplendorosa túnica azul turquesa con un arete de topacio azul del mismo color que sus ojos. Llevaba el pelo recogido en un moño con un simple pasador de pelo que exhibía un diminuto pulpo en un extremo.
Al reconocer el artículo el estómago de Denki se encogió tres tallas.
—Alteza —dijo el muchacho con una sonrisa de dientes brillantes y ojos profundos.
Al ver el gesto –y el pasador de pelo–, Denki empezó a sospechar que la familia Torikin no lo había invitado precisamente para oír una disculpa.
["Un Príncipe es un Príncipe. Y hay jóvenes ambiciosos tanteando el terreno para desposarte."]
—No vamos a casarnos —susurró Denki olvidándose de inmediato del cuidadoso y hermoso discurso de disculpa y contrición que Neito había preparado para él.
La sonrisa del muchacho tan solo creció.
—Disfrutemos de la fiesta, Alteza —añadió el muchacho tomándolo del brazo con calma—. Hablaremos de negocios después.
Y tras decirlo lo guio por el salón sin dejar de sonreír.
[...]
NA/
Kudos para quien se acordó que el hijo de los Torikin fue quien se peleo con Shigaraki cuando este hablo mal del Tercer Príncipe.
Y un detalle que se explicara más adelante pero que tal vez hayan percibido: Noche dice que la gente está dispuesta a comprometer a sus hijos con Denki (y varios han saltado ante la oportunidad) mientras que Neito es el único que a lo largo de toda la historia se ha empeñado en que eso es absolutamente inapropiado. ¿Pueden imaginarse quien puso esa idea en la cabecita testaruda del segundo Príncipe? Eso también explicaría por qué Hizashi guardo esa clase de secretos de sus sobrinos.
NOTA Extra: Estoy alistando una mudanza, así que no estoy segura de si podre seguir actualizando regularmente en WP, pero si subo cosas las subire al blog y luego me sentaré a subir todo aquí con calma. Saludos y nos leemos! Que tengan un excelente inicio de semana.
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