5.16. Maestra
Título Alternativo: El pasado no se desvanece, deja secuelas invisibles.
[...]
Aizawa se movía más rápido de lo que Denki había previsto porque el hombre se desvaneció antes de que pudiera alcanzarlo. Dio un suspiro y comenzó a pasear por la zona ofreciéndole una inclinación de cabeza a cada guardia con el que se cruzaba, empezó a sospechar que se había colado en algún área privada al ver la forma como reaccionaban los guardias. Se detenían, lo miraban y algunos sorbían aire como si estuvieran a punto de preguntarle a dónde iba, pero Denki les sonreía y se marchaba antes de que pudieran decir nada.
Varios caminos se adentraban en las profundidades de la muralla y Denki era demasiado curioso para no sentir la tentación de seguir los pasajes oscuros que parecían perderse en el suelo, pero se acordó que tenía pendientes y decidió posponerlo. Encontró más guardias, muchos de ellos entrenando con espadas o en ejercicios de combate físico; eran muchos más de los que Denki había llegado a considerar.
Y casi todos pasan su vida en esta Ciudad. No era algo malo pues Denki mismo nunca había mostrado deseos de viajar en su otra vida..., pero la diferencia está en que aún si ellos lo quieren, no pueden, ¿verdad?
Estaba meditando la cuestión cuando al pasar frente a otro salón de entrenamiento oyó la voz de una mujer gritando maldiciones; el sonido le dio curiosidad, y al asomarse por la puerta, grande fue sorpresa al ver que había una mujer combatiendo con tres jóvenes, uno de los cuales tenía una coleta de pelo morado que se sacudía en el aire mientras su dueño embestía contra la maestra.
—¡Lento! ¡Lento! ¡Eres muy lento! —gritaba ella esquivando el golpe de Shinsou.
Aprovechando que todos los del salón estaban absortos en el combate, Denki permaneció en la entrada con las manos a la espalda.
—¡Voy a dormirme si sigues así! —rugió ella y aunque Denki quiso protestar porque le parecía que Shinsou se movía muy rápido bastaba ver como lo hacía ella para entender la diferencia. Incluso con tres personas atacando, la mujer parecía girar en el aire como una pirinola—. ¡Te he cortado! —gritó al tocar el costado de uno de los jóvenes con un trozo de vara corta que llevaba en la mano derecha, la cual tenía una punta de color blanco que dejo una huella en la ropa del recluta—. ¡Con ese podría haberte atravesado el corazón! —hizo una pausa en el que esquivo dos ataques y al tercero de sus atacantes lo hizo girar en el aire—. ¡Los que miran, arriba! ¡Tres contra tres! ¡Y el que quede de pie se salva de correr por toda la muralla!
Una orden y los tres reclutas que habían estado esperando saltaron sobre su lugar para abalanzarse sobre los otros tres jóvenes sudorosos y cansados que se apresuraron a defenderse. Denki tomó nota que Shinsou era por el de más edad entre el resto.
—¡Vamos, vamos, vamos!
La mujer continúo gritando mientras rodeaba al grupo que combatía para enfilar directamente hacia Denki. Oh pensó este enderezándose. Ella lo miró un momento como si estuviera luchando por confirmar su identidad y cuando lo reconoció le ofreció una reverencia pronunciada.
—Alteza.
—Eso ha sido asombroso —respondió Denki ofreciéndole una sonrisa al tiempo que se apartaba de la puerta cuando ella se plantó ahí como un muro impenetrable—, y me habría gustado aplaudir, pero sé que habría estado fuera de lugar —ella asintió como si entendiera.
—¿Qué puedo hacer por usted, Alteza?
—Primero decirme tu nombre para saber con quién hablo.
Ella frunció el entrecejo.
—El nombre no importa, Alteza.
—Claro que importa, un nombre te identifica.
—Todos los hijos del Clan son iguales bajo los ojos de los extraños, así ha sido siempre.
—Pero ustedes tienen nombres.
—Para usar entre nosotros, Alteza, para usted el nombre no debe importar.
—Aizawa-
—Eraser —lo corrigió ella— es uno de los nuestros que ha tenido el honor de ganar un nombre.
—¿Quién-? —pero Denki se tragó el resto de la pregunta porque se dio cuenta que sabía la respuesta. Fantasma. Trueno. Noche. Sombra. Eclipse. Todos ellos lo tenían, entonces se acordó de cómo los amigos de Shinsou se emocionaron cuando se aprendió un puñado de sus nombres.
Los Nombres son importantes.
<Felicidades por descubrir una referencia significativa en la subtrama que involucra al Clan>
Denki parpadeó, le habría gustado interrogar al Sistema pero se había hecho la promesa de que esta vez dejaría que las cosas fluyeran sin presión alguna.
—¿Cómo va el entrenamiento de mi guardia? —preguntó Denki tras una pausa mientras contemplaban a los muchachos luchar.
—Tiene una buena cabeza y buenos reflejos, por algo lo escogieron por encima del resto, pero... —la mujer se calló de improviso y Denki tuvo la certeza de que el resto de su comentario no sería amable.
—Por favor, seamos honestos —eso la hizo tensarse y un momento después se decidió:
—Tenemos que quitarle los malos hábitos que cogió al entrenar solo. Cinco años de malos hábitos, Alteza.
Hasta yo sé reconocer un reproche cuando lo escucho,
—Cinco años malos —repitió con toda la calma que pudo reunir, aunque eso no pareció amilanar a la mujer que seguía tensa y en guardia, entonces Denki se acordó de Noche y su desprecio.
["Fuiste cruel"] De pronto reflexionó que tal vez el guardia no fuera el único que sentía ultraje ante un castigo injusto. No puede ser el único y por eso aun cuando las cosas no volverán a ser como antes, no podemos simplemente ignorar las faltas del pasado, ¿verdad? Hay que enmendarlas.
—¿Es el daño irreparable? —preguntó.
—...no, Alteza. Los hijos del Clan son resistentes. Somos... somos como plantas de sombra, resistentes y duraderas, pero hasta la más tenaz de ellas se marchita cuando lo meten en una caja.
—Entonces no lo hagamos de nuevo —dijo él sin enfado ni reproche—. Ya no soy un niño y creo que ahora puedo tomar decisiones sensatas, pero como sigo sin estar familiarizado con las costumbres del Clan, agradecería cualquier consejo que le permita a Fantasma convivir con sus hermanos y aprender de ellos, de la misma manera que yo estoy aprendiendo a convivir con los míos.
Ella asintió y Denki notó como parecía perder la tensión que llevaba en los hombros. Por sobre su hombro Denki observó a los reclutas, había dos luchando contra Shinsou.
—Sobre lo que has dicho —añadió Denki con intenciones de aprovechar la honestidad de la mujer—. Sobre ser plantas de sombra. Tienes razón pues aprenden a vivir con poca agua y poca luz... pero no todos son así. Habrá algunos, tal vez un puñado, que necesiten de un buen lugar en una terraza iluminada para sentirse satisfechos y completos.
—Los hijos del Clan no son educados en la soberbia, Alteza.
—Por supuesto que no, pero es imposible evitar que la amargura se cuele en un corazón insatisfecho.
—Educamos a los nuestros para desprenderse de las emociones inútiles.
—No estoy seguro de que esas existan. Destructivas, sí, pero no inútiles. Todas ayudan a que las personas crezcan.
Ella lo miró como si lo viera por primera vez.
—Tal vez —concedió ella—, pero aquellos que se dejan llevar por emociones improductivas no tienen lugar entre los nuestros.
—¿Los dejan ir?
—La muerte es el único destino posible, Alteza.
—¿No es ese un castigo excesivo?
—No puedes afilar un cuchillo y después lanzarlo al aire. Es irresponsable y peligroso.
Denki lo pensó cuidadosamente.
—Ha de ser duro —dijo en voz baja—, afilarlos y entrenarlos, llenarlos de orgullo y excelencia, y después pedirles que no esperen nada a cambio.
—Crecimos sin nada, Alteza, no buscamos oro ni premios al hacer nuestro trabajo. Para nosotros no hay mejor recompensa que una tarea bien hecha, y no hay mayor tesoro que la propia identidad y la pertenencia al Clan.
—Y eso los hace admirables, pero no hay nada de malo en anhelar un cumplido por un trabajo bien hecho, un reconocimiento por la excelencia mostrada, y la certeza de que recibirán el respeto que ofrezcan.
<Felicidades. Atributo Especial Desbloqueado: Honestidad Nivel 2>
La mujer inclinó la cabeza como si lo estudiara, así que Denki le ofreció una sonrisa.
—Gracias por cuidar y educar a mi guardia, y me disculpo por haber truncado su educación de esa forma; como dije no dejaremos que suceda de nuevo. Ahora, ¿puedo tener el honor de conocer el nombre de la maestra de Fantasma?... pero si considera que todavía no me he ganado dicho privilegio lo entenderé.
—...Shino, Alteza.
—Gracias. Así pues, Shino, venía a buscar a Eraser para preguntarle si mi guardia estaba en condiciones de acompañarme fuera de la Ciudad para una reunión a la que asistiré esta tarde, ¿crees que podamos discutir la cuestión con él?
—Si Su Alteza tiene planes para salir es probable que le asignen una escolta para acompañarlo.
—Lo sé, tan solo quiero saber si podemos incluir a Fantasma. Sería como un ejercicio de práctica para él, ¿no es así?
Ella pareció meditarlo durante un momento antes de inclinar la cabeza en un movimiento seco y firme.
—Sería un buen ejercicio, sí, no solo para él; pero tendría que autorizarlo Eraser.
—¿Crees que podamos hablar con él de este asunto ahora mismo? —y mientras lo decía intentó calcular cuánto tiempo tardaría en eso porque aún tenía que volver con Mirio, rehacer el camino de vuelta al palacio y alistarse para sus clases matinales.
—Yo me encargaré, Alteza —respondió ella como si supiera que tenía prisa.
—Maravilloso. Agradezco tu tiempo, Shino. Ahora, debo volver con mi hermano, pero temo que me he perdido —le sonrió con inocencia y ella parpadeó, después emitió un suspiro cansado al entender sus intenciones.
—¡Muchachos! —gritó— ¡Arriba! ¡Hora de mover esas piernas! ¡En una hilera y marchando! ¡Fantasma, en la cola!
Denki retrocedió cuando ella se apartó de la puerta, se quedó tras su espalda viendo la hilera de muchachos que salía y se alejaba. Ella le hizo una seña a Shinsou y eso fue suficiente para que se detuviera en la entrada.
—Gracias —dijo Denki y la vio partir con sus alumnos mientras él se giraba hacia su guardia que acababa de reparar en su presencia y lo miraba en silencio con una expresión indescifrable. Tras todos esos meses sin verlo la sonrisa de Denki fue automática—. Hey-
La mano que empezaba a extenderse en el aire se detuvo cuando Shinsou se arrodilló frente a él en un gesto tan repentino que lo sobresaltó.
—Lo siento, Alteza —dijo Shinsou con una mano en el pecho y la cabeza inclinada—. Falle en la tarea que me encomendó. No pude confirmar la muerte de la sirvienta Toka aunque todo parece indicar que así sucedió. No logramos investigar el lugar donde cayó el Doctor Yakumo. No logré evitar que exiliaran a Izuku. No pude... no fui capaz de guardar su secreto. Y... —lo vio cerrar los ojos, sacudir la cabeza, como si estuviera luchando por continuar—, y... perdí su broche, Alteza.
Verlo así hizo que algo –una especie de retortijón– se sacudiera en la boca de su estómago. Su sonrisa vaciló de forma clara, fue un momento que se sintió interminable mientras su mano se convertía en puño para volver a su costado. Nunca se había detenido a pensar lo que el exilio de Izuku podía significar para las personas que lo conocían –Shinsou y Aizawa–.
Se obligó a respirar, después a sonreír.
—Por lo que he oído no había nada que pudieras haber hecho para ayudar a Izuku —dijo—, y conociéndolo creo que sabrá apañárselas solo. Con respecto a todo lo demás, no dependía enteramente de ti, ¿verdad? —Shinsou lo miró—. Anda, de pie. No nos torturemos por los fracasos, a veces no se pueden evitar.
—Su broche —fue lo primero que dijo Shinsou al ponerse de pie.
—No importa, al menos volviste.
—Por supuesto —respondió Shinsou mirándolo como si la cuestión fuera obvia—. Era mi deber.
El retortijón en Denki se sacudió, pero su sonrisa se mantuvo. Por supuesto.
—Lo prometí —añadió Shinsou tras un momento como si quisiera dejarlo claro aunque no había necesidad. Por supuesto, pensó Denki y dio un paso atrás, apartando la cara en un momento de debilidad.
—Vamos, acompáñame al palacio y me cuentas qué paso la noche del incendio.
—¿Alteza?
—¿uhm?
Miró a Shinsou que permanecía absolutamente quieto, tan solo mirando, así que Denki hizo lo mismo y descubrió con cierto deleite que Shinsou había perdido la palidez del encierro, parecía mas alto y menos encorvado. Como una planta a la que por fin han sacado al jardín.
<Felicidades. Atributo especial desbloqueado: Devoción Nivel 2>
—Ha cambiado, Alteza —dijo Shinsou al final, en un susurro bajo que hizo a Denki sonreír.
—Tú también, y eso es bueno. Vamos.
Fiel a sus maneras cautas y reservadas, el relato de Shinsou sobre la noche del incendio fue bastante simple y dejo a Denki con más preguntas que respuestas especialmente en lo referente a la presencia de Eijirou en toda la cuestión.
Al final él convenció a Katsuki de que ayudara a Izuku, supongo que la situación sigue siendo igual solo que ahora le hemos añadido a Shouto. Lo único que Denki agradecía era que Eijirou hubiera obedecido a su Príncipe en la cuestión del silencio y el secretismo. Es mejor que el Emperador no sepa que alguien más sabe de la medicina.
Su conversación fue interrumpida cuando apareció Tamaki buscándolo; aparentemente las presentaciones eran innecesarias porque ambos guardias intercambiaron un saludo de reconocimiento antes de que Tamaki se girara hacia Denki.
—¿Ha terminado mi hermano de darse de topes con Lord Yoarashi? —pregunto este y la pregunta hizo que Tamaki parpadeara, poco acostumbrado a esa clase de humor.
—Han terminado el primer combate, sí. Van en el segundo.
—¿Algún ganador?
—El Príncipe Heredero, por supuesto.
—¿De verdad?
—Sí, y en su victoria ha declarado que Lord Yoarashi no tendrá permiso para cortejar al Tercer Príncipe.
Denki se carcajeó.
—Lo que Mirio no entiende es que eso no cambia nada. Inasa es inofensivo, y ahora voy a tener que invitarlo a tomar té para aplacar la ofensa.
—Eso no será necesario.
—En eso discrepamos, pero vamos, es hora de volver; dejemos que esos dos jueguen hasta cansarse.
Tamaki tuvo la amabilidad de acompañarlos hasta donde estaban los caballos, pero al ver la expresión de Denki ante la perspectiva de cabalgar ofreció prepararle un palanquín de inmediato.
—Gracias —exclamó Denki colocando las manos juntas frente a su cara—, que Shinsou se lleve el caballo.
Justo como esperaba su guardia montó sin dificultad alguna, con tanta facilidad que Denki se rio de puro placer. Ante la mueca confusa en su rostro, Denki sacudió la cabeza.
—Una pregunta, Shinsou, ¿te gusta montar?
Shinsou parpadeó como si nunca hubiera considerado la cuestión, pero no tuvo tiempo de responder porque en ese momento llegó el palanquín para transportarlo al palacio. Lo bueno de viajar dentro era que no se enfriaba como cuando iba sobre el caballo y las sacudidas eran menos terribles contra su espalda. Solo cuando estuvo sentado, Denki fue consciente de sus manos y mejillas frías.
Al llegar al palacio despidió al palanquín y acompañó a Shinsou a las caballerizas para devolver al animal. Retomaron su conversación sobre el incendio y Denki hizo lo posible por aplacar la evidente culpa que Shinsou llevaba encima repitiéndole constantemente que Izuku sabía cuidarse solo y que intentarían limpiar su nombre tan pronto fuera posible. Ninguno toco el tema del veneno ni la participación del doctor Yakumo en el asunto.
Tras dejar el caballo Shinsou acompañó a Denki hasta el palacio. Avanzaron con lentitud por el jardín hasta la misma entrada por la que Denki había salido esa mañana.
—Esta tarde visitaremos a la familia Torikin —le dijo Denki antes de despedirse—. Será divertido salir de la Ciudad, por fin.
Shinsou asintió con lentitud y Denki le sonrió listo para despedirse.
—Alteza —llamó Shinsou con suavidad y Denki se giró hacia él. Fue paciente mientras su guardia meditaba lo que quería decir, al final pareció rendirse—. Lamento haber tardado.
El retortijón en su estómago volvió a sacudirse pero Denki lo ignoró.
—¿Te habría gustado hacer las cosas a medias?
—No
—Entonces no te disculpes, Shinsou. Nunca te disculpes, ¿de acuerdo? No es tu culpa lo que haya sucedido con Izuku.
—Debí quedarme con él.
—Es inútil castigarse por las decisiones que se pudieran o no tomar.
Shinsou no pareció convencido, pero no dijo nada y permaneció ahí mientras Denki marchaba de vuelta al palacio.
Mientras cruzaba el vestíbulo y ascendía de vuelta a sus habitaciones, Denki no dejo de frotarse las manos para calentarlas, le habría gustado hacer lo mismo con la alegría de la mañana, que de pronto parecía fría.
[...]
NA/
Denki sabe que Izuku esta bien, pero Aizawa y Shinsou no, así que ellos se preocupan. Es imposible de evitar. No es como si Denki pudiera decirles que no se preocuparan, se vería grosero de su parte, y tampoco puede contarles la verdad así que...
Pero bueno, se han visto, han hablado y Denki se las ha arreglado para incluir a Shinsou en su agenda diaria. También dejemos en claro que ha sido Denki quien ha extendido la mano y que la quito cuando Shinsou se puso de rodillas. Así que allá vamos. Nos vemos en el que sigue. Saludos!
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