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3.8 Hermano

Título Alternativo: Denki descubre que no está solo.

[...]

Lo despertó el súbito sonido de la puerta al abrirse, fue tan intempestivo que Denki se enderezó en la cama con el pelo revuelto y la ropa arrugada sin dejar de balbucear sobre animales en el bosque. Le tomó un momento ver que el intruso no era otro más que Neito con un corrillo de gente tras él.

—Levántate —dijo Neito enfadado—, tomaremos el té con nuestro tío antes de la cena de esta noche.

—¿Qué hora es? —respondió Denki dejándose caer sobre las cobijas de nuevo sin dejar de abrazarlas.

—Es tardísimo y será aún más tarde cuando terminemos con esto. Vamos, párate. Oh, dioses, ¿te has dormido con la ropa puesta?, mira nada más tu pelo. Vamos, vamos, arriba. Deja de holgazanear, te he dicho que te levantes.

Denki se arrastró fuera de la cama e intentó alisarse la túnica solo para descubrir que era imposible, estaba a punto de pedir tiempo para llamar a su sirvienta cuando el puñado de sirvientes que iban con Neito lo rodearon y empezaron a desvestirlo. Fue instintivo el sujetarse la ropa y retroceder pese a que no había ningún lugar a donde ir, dos de ellos le quitaron la ropa, otro le quito los adornos de la cabeza y un tercero empezó a cepillarle el pelo. Junto al armario estaba Neito con otros dos sirvientes revisando su ropa.

—Puedo volver a ponerme lo mismo —dijo Denki lo que le gano un bufido exasperado de parte de su hermano.

Lo obligaron a sentarse y dos personas empezaron a trabajar con su pelo, otra lo ayudo a limpiar su cuerpo con una toalla tibia que olía a algo con flores y el tercero le masajeó los pies pese a que Denki intento quitárselos. La túnica que escogieron para él era de color negro con detalles en las mangas, el cuello y el cinturón en color plata; de hecho, el intrincado grabado de la túnica –compuesto de lo que parecían cientos de figuras circulares en distintos tamaños– era en color plata con pequeñas cuentas brillantes en el centro de los círculos. Las cuentas eran bolitas diminutas iridiscentes que refulgían de manera distinta cada vez que la luz las tocaba, y de algún lado sacaron varios pasadores de pelo hecho del mismo material.

—Esos no son míos —dijo Denki.

—Por supuesto que lo son —respondió Neito—, estaban envueltos con la túnica.

Utilizaron los pasadores para recogerle la parte superior del pelo mientras el resto caía libre sobre su espalda como una cortina dorada, era un peinado sin complejidad alguna con el claro objetivo de presumir la belleza de los pasadores. Simple pero elegante, es algo así, ¿no? Sin embargo, en combinación con la túnica oscura bordada con esas pequeñas cuentas la sencillez se perdía y lo único que quedaba atrás era una visión elegante y esplendorosa que parecía destellar cada vez que se movía; apenas se miró en el espejo, Denki se cohibió.

—Tal vez deberíamos escoger algo menos llamativo.

—Esto no es llamativo —respondió Neito dando vueltas a su alrededor tras despedir a los sirvientes—. Luces decente para tu primera presentación formal.

—¿Presentación? Oh, por favor, no me digas que me voy a parar en un escenario para que todos me miren.

—No seas ridículo.

Viendo la expresión concentrada de su hermano, Denki se arriesgo a preguntarle.

—¿Aún sigues enfadado?

—Vamos.

Tomando eso como un sí Denki lo siguió sin insistir, bajaron por los pasillos saludando brevemente a quienes se cruzaban por su camino hasta una de las habitaciones que se encontraba en el área Este, casi en el extremo opuesto de la que era la biblioteca. En lugar de entrar cómo había hecho en su habitación, Neito tomó aire y llamó a la puerta.

Un sirviente los dejo pasar guiándolos hasta una mesita baja donde había una hilera de bocadillos y dulces varios. Tras sentarse Denki observó la habitación con curiosidad, sorprendido del estilo exuberante que veía pues nunca se hubiera imaginado que Hizashi sentía debilidad por las telas coloridas y los cojines esponjosos. Sin embargo, la persona que emergió de la puerta lateral no fue su tío Hizashi sino el hombre de rostro bonachón que Denki había conocido más temprano ese día.

—Dijiste que íbamos a ver a Hizashi —susurró Denki, pero. Neito no le hizo caso.

—Recibí tu mensaje —dijo—, y aquí estamos. ¿Cuál es la emergencia?

—¿Cuándo dije que había una emergencia? —respondió Taehiro acomodándose al otro lado de la mesa, pese a su tamaño se inclinó con gracia y se acomodó sin aparente esfuerzo, acostumbrado sin duda a manejarse por su cuenta. Una indicación suya fue suficiente para que las sirvientas sirvieran el té; apenas lo probó Denki se maravilló porque pese a ser amargo tenía un toque frutal que lo hacía tolerable.

—Tu nota era bastante imperativa —respondió Neito tras probar el té y devolver la taza a la mesa mientras que Denki seguía bebiendo sin pausa.

—Porque sabía que si te daba a elegir encontrarías una excusa para no venir.

—Porque estoy ocupado, tengo decenas de invitados-

—Para eso esta Hakamata.

—Hakamata es un genio con el dinero, pero atender a estos invitados requiere algo más que solo intuición monetaria y lo sabes.

—Está bien, Neito, nadie está diciendo que tu tarea no sea fácil; siempre te ha gustado la política y es grandioso ver que te estas involucrando. Lamento quitarte el tiempo, esto será apenas un momento y después puedes ir a perseguir a los sirvientes para que hagan las cosas como quieres. Solo quería disfrutar de una tarde tranquila antes de marcharme.

—¿Irte? —repitió Neito con el ceño fruncido— Me habías dicho que te quedarías por lo menos un mes.

—Y esa había sido mi intención, hasta que vi a los invitados de tu padre.

Neito torció el gesto y se frotó la frente.

—¿Tengo que obligarte a que te quedes? Porque ya lo hice antes. No eres el primero que amenaza con marcharse por culpa de los Shigaraki.

—Lo siento, Neito, pero no puedes hacerme cambiar de opinión. A diferencia de tu padre, la familia Toyomitsu no olvida y me resulta intolerable quedarme bajo el mismo techo que ellos.

—Si te vas ahora todos sabrán por qué lo hiciste.

—No te preocupes, he soltado unas cuantas excusas a lo largo del día y te será fácil darle vuelta; pero a todo esto, ¿qué planea tu padre?

—Eso me gustaría saber, no sabía que los había invitado hasta que los vi llegar. Ha sido la cena más incómoda y horrible de toda mi vida, si tan solo hubiera recibido un aviso —y dicho eso miro a Denki con una expresión mortal— entonces me habría preparado mejor. Ciertamente habría tenido más éxito calmando a los nobles que se han mostrado ofendidísimos ante el discurso de mi padre.

Su mirada asesina no había pasado desapercibida para Taehiro que miró a Denki con la misma expresión pensativa de esa tarde.

—¿Tú lo sabías?

Denki, que hasta ese momento había seguido la conversación en silencio y con cierto espanto, se limitó a sacudir la cabeza en señal afirmativa. Si Neito había dicho la verdad sobre reunirse con su tío –algo que Denki dudaba dado que había estado semidormido en ese momento– entonces ese hombre solo podía ser el hermano de su madre, lo que explicaba su comportamiento de esa misma tarde, pero si no era su tío sería terrible para su reputación que se confundiera de nuevo. Por esa razón Denki mantuvo la boca cerrada y la expresión calmada pese a que por dentro estaba gritando de puro pánico.

—¡Lo sabía! —gruñó Neito lanzando su servilleta de tela sobre la mesa en un gesto de frustración—. ¿Puedes creerlo? ¡Lo sabía! ¡Sabía que esas sabandijas iban a venir y no me dijo nada!

—Neito —dijo Denki con expresión herida

—¡No! ¡Mentiste! ¡Sabías lo que iba a pasar y te quedaste callado! ¡Después de todo lo que te dije, después de oírme repetir lo importante que era el éxito de todo esto, no dijiste nada! ¡No pensaste ni por un momento en todo lo que está en juego aquí!

—Vamos a calmarnos —intervino Taehiro con voz conciliadora pero el muchacho tampoco le hizo caso.

—¡No! No puedes defenderlo, ¡es un mocoso desconsiderado! ¡inútil y convenenciero! ¡me avergüenzo de ser su hermano!

—¡Es suficiente! —grito Taehiro con voz de acero, la orden hizo que Neito apretara la boca y girara el rostro lejos de la mesa. El hombre tomó aire con calma antes de girarse hacia Denki que no dejaba de mirar a su hermano con expresión adolorida—, a ver, ¿por qué no le dijiste a tu hermano sobre la visita de Shigaraki?

—No sabía quién venía —respondió Denki

—¡Dijiste que mi padre te lo dijo!

—¡Neito! Déjalo hablar.

Denki tomó aire, debía ser cuidadoso porque no podía hablar del compromiso pero tampoco quería mentirle otra vez a su hermano.

—Solo me dijo que vendrían personas a tratar un acuerdo comercial —respondió mirando a Neito—, te juro que no sabía quiénes eran. No supe de ellos hasta hoy, de verdad. Lo siento, lamento haberte decepcionado, no fue mi intención y haré cualquier cosa para remediarlo.

Neito le respondió con un bufido irritado.

—¿Por qué te lo dijo a ti? —intervino Taehiro

—¿Eh?

—¿Por qué te dijo tu padre sobre el acuerdo comercial pero a nadie más? ¿Lo sabía Hakamata? —añadió dirigiéndose a Neito.

—No, él me preguntó sobre el asunto.

—Hizashi lo sabía —dijo Denki—, no solo yo.

—De acuerdo, pero por qué te lo dijo a ti.

Ambos lo miraban y Denki se retorció las manos bajo la mesa.

—Porque me pidió que fuera amable con ellos —respondió al final, que si bien no era la completa verdad al menos iba a justificar su interés por charlar con el primogénito de los Shigaraki en el futuro.

—¿Mi padre te dijo que fueras amable con Shigaraki?

—Me dijo que fuera amable con sus invitados.

Su respuesta hizo que tanto Taehiro como Neito intercambiaran una mirada, era obvio que ambos encontraban la situación altamente perturbadora.

—¿Te dijo que venían por un contrato comercial? —preguntó Taehiro mirándolo de nuevo— ¿solo eso?

Denki guardó silencio.

—¿Te dijo algo más?

Muy lentamente, Denki asintió.

—¿Por qué no respondes? —intervino Neito.

—Neito, no presiones. ¿Te prohibió hablar del asunto? —añadió Taehiro.

—No puedo decirte que sí.

—¡¿Significa que no?! —gruñó Neito perdiendo la paciencia— ¡Es suficiente! Hablaré con mi padre de esto.

—¡No! —fue la respuesta automática de Denki, el mismo grito lleno de pánico que surgía cada vez que pensaba en enfrentarse a su padre. Empezaba a convertirse en algo automático.

—Neito —dijo Taehiro—, te prohíbo hablar con tu padre de esta situación.

—¿Prohibirme?

—Necesito tu palabra de que no tocarás este tema con él.

—Pero-

—¡Neito!

La respuesta que recibió fue un gruñido de fastidio y tras una pausa larga un murmullo ininteligible. Denki se permitió respirar, y miro a Taehiro con renovado respeto.

—No me mires así —respondió el hombre con expresión triste—, tan solo conozco las maneras de tu padre.

—No debes hablar así de él —interrumpió Neito.

—Te quiero, sobrino, y entiendo que ames a tu padre, pero a las cosas se les llaman por su nombre porque de lo contrario solo nos engañamos. Y tu padre no es una buena persona por mucho que tú quieras creerlo, es irascible, violento y manipulador. En esta corte impone su voluntad-

—Es el Emperador.

—Eso no le derecho de tratar a la gente de la forma como lo hace, especialmente no le da derecho de tratar así a sus hijos.

—Él nunca-

—Hablo de tu hermano, Neito.

La declaración hizo que ambos lo miraran con la misma expresión de sorpresa.

—¿Sabías que cuando nació nos prohibió verlo? ¿Sabías que cada vez que Taishiro le preguntaba por qué nunca llevaba al tercero de su hijos al Palacio de Jade, tu padre desestimaba el asunto? ¿Sabías que se negó a dejar que lo visitáramos? ¿Te das cuenta que nunca habla de él? —entonces Taehiro fijó los ojos en Denki y su rostro se transformó en un gesto de pesar inconsolable—. Nunca nos permitió conocerte, nunca aceptó a los médicos que enviamos para ayudarte, y estoy seguro de que nunca te dio los regalos que enviamos, ¿verdad?

—La enfermedad de mi hermano-

—Es delicada, lo sé, pero me resulta incomprensible entender por qué tuvieron que pasar casi veinte años para que pudiera conocer al tercero de mis sobrinos.

—Es por su bien.

—Estoy oyendo las palabras que tu padre repite, Neito, y no me creo que tú, alguien que no acepta nada sin una explicación razonable, pueda seguir oyendo la misma excusa sin preguntarse por qué. Lo único que veo aquí es que durante todos estos años tu padre ha insistido en esconder a tu hermano del mundo, ¿por qué?

—No está escondido —insistió Neito—, participó en el Festival de este año.

—¿Lo hiciste? —Denki asintió—. ¿Tu padre te dio permiso?

—No

—¿Y qué dijo cuando se enteró?

—Se enfadó.

—¡Porque estabas tonteando! —le rebatió Neito de inmediato—, violaste el protocolo y te pusiste en vergüenza.

—¿Qué hizo tu padre?

Ante la pregunta de Taehiro, Denki miro a Neito con duda. —Me castigó —respondió finalmente prometiéndose no mencionar el golpe.

—¿Cuál fue tu castigo?

—No podía salir.

—Eso ni siquiera es un castigo —insistió Neito.

—¿Cuáles han sido tus castigos, Neito? —el Príncipe abrió la boca y la cerro—, ¿me estás diciendo que en todo este tiempo tu padre nunca te ha levantado la voz?

—¡Por supuesto!

—Pero nunca te ha castigado, ¿verdad? —cuando Neito no respondió Taehiro emitió un suspiro cansado— ¿Por qué no invitaste a tu hermano al banquete que organizaste con la familia Hado?

—Estaba invitado —respondió Neito con rigidez—. Le pedí a mi padre que lo enviara en cuanto apareciera.

—¿Tu padre te dijo eso?

Muy lentamente Denki sacudió la cabeza, la expresión de Neito se paralizo en una mueca confusa y herida.

—Neito —dijo Taehiro con dulzura logrando que ambos volvieran a mirarlo—, te diré lo que le dije a Mirio una vez. Tú eres responsable de tu hermano, de cuidarlo y apoyarlo en lo que necesite. Es tu deber y responsabilidad asegurarte que tu hermano no se meta en problemas. No quiero volver a oírte decir que te avergüenzas de él, si algo te molesta se lo dices y Denki se asegurara de no repetirlo, ¿verdad?

—Verdad.

—¿Neito?

—Lo que digas, tío.

—Excelente; ahora, no quiero que esta conversación llegue a oídos de su padre. Ya tendré yo unas palabras con él sobre esto y sobre el asunto con Shigaraki, pero será hasta después.

—¿Realmente te vas? —pregunto Denki sin poder evitarlo.

—Oh, sobrino, ahora que te he visto no podrás deshacerte de mí, pero mi deber es volver a casa para hablar con Taishiro sobre el asunto Shigaraki, quiero que oiga las noticias de mí y siendo honestos me da una excusa para no tener que quedarme en el palacio con nadie de esa casa. Por ahora no hablemos más de ese asunto, mejor disfrutemos el té.

—Es tarde —dijo Neito con voz apagada y momentos después se levantó—, lo mejor será irnos.

Al verlo Taehiro emitió otro largo suspiro.

—Está bien, está bien, vayamos. Un desperdicio de las golosinas.

Taehiro apenas se estaba levantando con cuidado y mucha lentitud cuando Neito se disculpó de improviso antes de marcharse intempestivamente. Denki lo miró irse con expresión alicaída.

—¿Sigue enfadado?

—Necesita tiempo —dijo Taehiro con calma—, Neito tiende a defender a su padre independientemente de si tiene la razón o no. Para él es difícil ver sus defectos y criticar sus juicios, pero es un muchacho inteligente y entenderá que tú no tienes la culpa en esto.

—Gracias —respondió Denki con honestidad mirando al hombretón con una expresión que casi bordeaba las lágrimas y algo en su expresión conmovió a su tío porque extendió los brazos para abrazarlo.

—Óyeme bien, sobrino, —dijo Taehiro con la mejilla pegada a su coronilla y los brazos a su alrededor—, tu padre no es un buen hombre. Nadie tiene la culpa de eso, por desgracia la gente tiende a disculparlo por las desgracias que han ocurrido en su vida. Hizashi es demasiado blando con él pues es su hermano menor, y el resto no puede decir nada porque es el Emperador, así que suele salirse con la suya. Su voluntad es absoluta y su palabra es la ley, pero tú eres hijo de mi hermana, eres parte de la familia Toyomitsu y eso no te lo quitará nadie.

Había pasado tanto tiempo desde que alguien lo había abrazado que todas las defensas de Denki se desmoronaron. El abrazo era tibio y la firmeza con la que su tío lo sujetaba le hablaba de un afecto sincero, pero lo más importante era que no se sentía solo porque alguien más parecía comprender lo difícil y aterrador que era tratar con su padre. Así que la tensión por tratar con el Emperador, el miedo que Noche le inspiraba, y la añoranza que sentía por Shinsou, bulleron dentro de él y Denki se permitió llorar.

[...]

Así pues tenemos a alguien que se preocupa por Denki y que conoce a la perfección los modos del Emperador, obviamente tenía que ser alguien externo a la casa porque todos en el interior son demasiado indulgentes con él o no se atreven a desobedecerlo.

Y sobre Neito defendiendo a su padre... hay una larga historia ahí.

En fin, ya nos veremos a la próxima. Saludos. 

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