3.5 Cacería
Este capítulo ha sido escrito a toda velocidad para Hikari_Roadam y ColorsInTheSky14 porque están enfermas y necesitan algo para distraerse. No se desanimen.
Muchos saludos a todos y los dejo
.
Título Alternativo: Denki hace un amigo (dos en realidad).
[...]
Denki apoyó las manos en el pasto fresco para levantarse; ocupó un momento para sacudirse la túnica y otro para arreglar su compostura ignorando abiertamente a sus visitantes.
—Entonces —insistió Bakugou cuando el silencio se hizo eterno—, ¿de verdad eres tan torpe para tropezar sin razón?
Denki alzó la cara –un movimiento rápido que sacudió el adorno en su cabeza—, abrió la boca y después se obligó a cerrarla tragándose la réplica mordaz que había bailado al borde de su lengua. No, se dijo y se obligó a tragar aire. Fue curiosa la sensación de tener un nudo en la boca del estómago, un nudo que parecía ser un grito que amenazaba con romper el dique que era su paciencia.
—Gracias —dijo ofreciéndole una inclinación a ambos, dio media vuelta y se detuvo porque ciertamente no quería volver. De hacerlo se arriesgaba a desatar la ira de su padre que encontraría vergonzoso el verlo regresar sin el heredero Shigaraki, además era probable que como castigo por su fracaso lo enviaran de vuelta al palacio, una idea que le resultaba intolerable al pensar que era el primer día que lo dejaban alejarse de esos muros.
—¿Está bien, Alteza? —pregunto la misma voz amable de la vez anterior y el muchacho de pelo rojo se materializo junto a él. Su amabilidad era palpable y la curiosidad que se reflejaba en su rostro era tan real que Denki notó que el nudo en su interior se apretaba, pero se trago la verdad y asintió con firmeza.
—Por supuesto —dijo en cambio ofreciéndole una sonrisa. Un gesto absolutamente cortés.
Miró otra vez por donde había venido, después dio media vuelta y se topó con el príncipe Bakugou que esperaba con los brazos cruzados y una expresión beligerante.
—¿Te han comido la lengua o qué? —preguntó
Denki se tragó otro suspiro y mantuvo su sonrisa. Sé cortés, Denki, sé amable; aunque la sonrisa te duela, no pierdas los papeles otra vez. Se lo repitió con firmeza mientras cruzaba las manos al frente y enderezaba el cuello. Se había avergonzado frente a ese hombre en el pasado y necesitaba distanciarse de él.
—Buen día, Alteza —dijo—, disfrute de su cacería.
Su respuesta, absolutamente perfecta y tan dulce que daba caries, pareció irritar al príncipe cuyo ceño fruncido se profundizó.
—Así que has perdido las pelotas.
Fue la expresión grosera y el tono condescendiente lo que terminó por destrozar el tenue velo que Denki había utilizado para cubrir la humillación de Shigaraki. Entornó los ojos con enfado y miró al príncipe con una expresión tan agria que esperaba verlo retorcerse, pero fue inútil porque el príncipe pareció tomar su expresión como un reto y sonrió.
—Pero bueno —dijo Denki con enfado—, ¿por qué no puedes aceptar la amabilidad de la gente?
—La amabilidad es una mascara de la mentira y las mentiras me chupan la polla.
—¿Te han criado en un establo? Haz honor a tu título, carajo, y deja de sonar como un corsario borracho.
—No eres una damisela virgen para que tenga que cuidar mi lengua frente a ti.
—Pero soy una persona decente algo que aparentemente no encaja contigo.
—¿La decencia es bajar la cabeza y tragarse las cosas?
—¿Quién te esta obligando a tragarte nada?
—Tú eres el que ha dejado que ese bastardo te tratara como muñeco, ¿por qué no le has parado los pies como haces ahora, eh?
La respuesta paralizó a Denki y la certeza de que ambos habían sido testigos de su humillación solamente lo hizo sentir peor, cuando miró al muchacho de pelo rojo y vio su expresión apenada todo lo que quiso hacer fue tirarse al suelo. Al final sacudió la cabeza y suspiró:
—Para ti es fácil decirlo —le dijo mirándolo a la cara—, eres el príncipe heredero de tu casa, el que se escapo a la Academia para aprender a luchar e hizo su voluntad sin importarle la opinión de nadie. Te has pasado toda tu vida dictando lo que harás y lo que dirás y no permites que nadie se meta en tu camino porque crees saberlo todo. Crees que tu opinión vale más que ninguna y como no obedeces a nadie es imposible que entiendas lo que ha sucedido aquí, ¿crees que no quise contestarle al monito ese? ¿crees que fue mi decisión venir tras él como estúpido? ¿crees que me gusta asentir y decirle "buenos días" a los groseros como tú? Si lo crees hazme un favor y tírate de un barranco.
Al finalizar lanzó las manos al aire en un gesto de rendición total. <¡Felicidades! Atributo especial desbloqueado: "Honestidad">. Su sorpresa ante el anuncio del Sistema se vio sacudida repentinamente cuando el muchacho pelirrojo empezó a carcajearse junto a ellos con la cabeza hacia atrás y las manos en el estómago.
—Lo siento, Baku —dijo el muchacho con esa alegría que resultaba contagiosa—, por no creerte cuando me dijiste que el príncipe tenía carácter. Parece conocerte a la perfección, como si se hubiera leído el manual de instrucciones con el que naciste.
Solo ahí Denki tomó nota de que sus uniformes se parecían en la forma y ciertos detalles, aunque la textura evidenciaba que uno de ellos era de menor calidad, entonces descubrió que la persona que tenía frente a él era Eijirou Kirishima, amigo y compañero de armas del Príncipe Heredero. El muchacho que se convertiría en el puente para que el Protagonista consiguiera ganarse el favor del Príncipe Bakugou.
—Perdóneme, Alteza —murmuro el muchacho borrando la sonrisa al ver que Denki lo miraba.
Entonces Denki recordó su encuentro en el comedor donde Kirishima iba a la cabeza de un puñado de soldados que vestían el mismo uniforme que él, sin duda parte de la guardia que la Reina y su hijo habían traído con ellos; en ese momento Kirishima lo había saludado con sorpresa y alegría, un gesto tan familiar que le había sorprendido. Oír que ahora se dirigía a él por su título provocó que Denki emitiera un suspiro cansado.
—Antes no me dijiste Alteza.
—Porque entonces no supe que usted era el Príncipe.
Denki sacudió la mano.
—Me temo que comparado con el rufián que te ha tocado cuidar el título de Príncipe me queda cortísimo así que no me hagas sufrir y solo llámame Denki, pero sé bien que la etiqueta es importante así que usemos el título solamente cuando haya más gente, ¿te parece?
—No creo-
—Te ha dado permiso, cabeza-hueca, no le discutas.
Denki se giró a mirarlo como la nariz arrugada.
—¿No sabes dirigirte a las personas sin usar apodos?
—Por supuesto, a veces utilizo el '¡eh, tú!'
—Pues no lo uses conmigo, para ti soy el Tercer Príncipe.
—Creo que te llamare enano.
—¿Ena-? Solo porque tu seas un monigote de cinco metros no significa que yo sea pequeño.
—Lo que digas, kobito.
Denki lo miró con expresión ofendida y sin pensarlo le palmeó el brazo.
—¡El que lo digas en tu idioma no minimiza el insulto!
Eso hizo que Kirishima volviera a reírse.
—Alteza, quiero decir, Denki —se corrigió cuando vio la expresión furibunda que le dirigían—, lamento esto pero es algo que el Príncipe Bakugou suele hacer.
—Eres demasiado permisivo con él —murmuró Denki avanzando en su dirección—, eso hace que sea un malcriado.
—Si tienes algo que decir —gruñó el Príncipe—, me lo dices a mi cara.
Denki lo ignoró.
—Y dime, Kirishima, ya que estamos solo nosotros-
—¡Hey!
—¿Has pensado en abandonar al absoluto desastre que tienes por Príncipe y tal vez unirte al Imperio Taiyou?
Su pregunta hizo que Kirishima volviera a reírse; los tres se internaron entre los árboles altos disfrutando del prístino y dulce día mientras charlaban. Denki no tardó en comprobar que Kirishima era un encanto con una sonrisa eterna y una energía jovial tan burbujeante que resultaba fácil apartar de su mente el absoluto desastre con Shigaraki. Las intervenciones de Bakugou eran escasas pero sus opiniones eran justo como las había descrito el autor: Secas, directas y absolutas. Gracias a eso Denki dejo de tomarse a mal sus respuestas afiladas y empezó a responderle con el mismo ímpetu, eso parecía calmar al Príncipe que sin duda encontraba sorprendente que alguien no le aguantara sus desplantes.
—Eh, kobito —dijo Bakugou de pronto.
—¿Oyes algo, Kirishima? —respondió Denki mirando al muchacho pelirrojo—. Me parecer que es el mugido de un animal salvaje.
Era fácil hacer reír a Kirishima que se iluminaba cada vez que lo hacía, y lo mejor era que parecía encontrar divertidísimo que Denki hiciera todo lo posible por molestar a su amigo.
—¡Eh, tú!
—Tal vez estos bosques estén encantados. Fantasmas, monstruos y hombres sin modales viven aquí.
—¡Denki!
—¿Sí? —respondió él girándose hacia el Príncipe Bakugou con una expresión de fingida sorpresa. Eso hizo que Bakugou rechinara los dientes—. ¿Qué sucede, Alteza?, ¿en qué puedo ayudarlo?
—Corta la mierda.
—Lo haré cuando renuncies a tu escandaloso vocabulario.
—¡Agh!
—¿Qué? —pregunto Denki finalmente tras soltar un suspiro paciente.
—¿Es verdad lo que dijo la rata?
—No sabía que los animales hablaran.
—Me refiero a Shigaraki.
El nombre hizo que Denki se acordara de los dedos en su garganta, del odio en su expresión y el absoluto fracaso de su primer intento por asegurar el compromiso. El recuerdo lo hizo frotarse los ojos hasta hacerse daño y después se limito a mirar al frente con el cansancio acumulándose en sus hombros pues sabía que no podía hablar del compromiso.
—No todos poseemos una libertad como la tuya —dijo al fin sin mirar a nadie.
No pudo evitar suspirar –de nuevo–, entonces vio movimiento más adelante. Había un animal inmenso parecido a un ciervo por la forma de la cara y las patas aunque de un pelaje rojizo y en lugar de una cornamenta tenía una especie de arbolito en la cabeza que daba la impresión de llevar un paraguas. Denki estaba listo para acercarse cuando oyó un silbido y una flecha paso a su lado para atravesar la cabeza del elaphus en un tiro tan limpio que no hubo reguero de sangre o chillidos de agonía, solo un golpe seco cuando el cuerpo se desplomó en el suelo.
Al acercarse Denki se sorprendió del tamaño porque era más grande de lo que parecía, también notó con deleite que el pelaje rojizo era esponjoso y suave, y que la forma de las patas indicaba claramente que era un animal acostumbrado a correr. El arbolito en su cabeza era un arbustito en el que había decenas de florecitas color amarillo.
—¿Qué son?
—Freesias —respondió Kirishima de cuclillas junto a él—, se usan para hacer perfumes, y dependiendo del color es el precio al que se venden.
—¿La gente los caza con regularidad?
—Sí, pero solo existe un puñado de personas en el mundo que se atreve a criar elaphus pues son animales caprichosos y extremadamente impredecibles. Su carne es un manjar pero lo verdaderamente valioso son sus flores.
Y dicho eso extendió la mano para tomar una de las freesias que después le extendió a Denki.
—Para usted, Alteza.
Denki sonrió –la misma sonrisa que solía dedicarle a Shinsou cada mañana– antes de tomar la flor de sus manos.
<¡Felicidades! Atributo Especial Desbloqueado: Estima>
—Debería oír lo que el Príncipe tiene que decir —añadió Kirishima en voz baja; tras mirarlo Denki alzó los ojos hacia donde Bakugou los miraba.
—Los Shigaraki son alimañas rastreras —escupió Bakugou con desprecio; pero era un desprecio diferente al que había mostrado ante, era más agudo y definitivo. Una sentencia que nada tenía que ver con prejuicios y desdén—, pero también son peligrosos porque no se rigen por ética o código alguno. No tienen honor y tampoco le guardan lealtad a nadie. Nada bueno se obtiene de unirse a ellos, ¿lo entiendes?
—Sí —respondió Denki mirándolo fijamente, entonces sonrió y dijo—: Creo que tú y yo seremos amigos, Príncipe Katsuki —eso le gano un parpadeo incrédulo, un gesto tan inusual que lo hizo reír. Prefirió reírse que pensar en el compromiso y en su prometido, y cuando termino se giro hacia Kirishima que no dejaba de mirarlo—. Tú ya eres mi amigo.
El comentario le regalo una sonrisa brillante y enérgica.
<Muy bien, Sistema, me apunto para las dos subtramas> pensó mientras los otros dos hacían los arreglos necesarios para avisar al resto de su captura <y también acepto arriesgarme para salvar a Aizawa. Eso cambia las cosas, ¿no es así?>
<Puede cambiarlas o dejarlas exactamente como están, dependerá de tu desempeño, y también deberás asegurar el compromiso del Tercer Príncipe. Si lo entiendes por favor confirma tu intención>
<Acepto la subtrama del Príncipe Bakugou, del Príncipe Shouto y del Clan Sombra>
<Computando cambios, un momento por favor>
<Bien> pensó Denki pues prefería arriesgarse a perder su compromiso que seguir adelante tan solo aspirando por una vida cómoda. Quería poder elegir y era una suerte que el Sistema estuviera dispuesto a ayudarlo. ¿hm? <Sistema, ¿por qué aceptas cambiar el destino de Aizawa pero no quisiste ayudarme con la vida de Fantasma?>
<La vida de Fantasma solo tiene valor para ti, la existencia del líder del Clan Sombra favorece al Protagonista. Además, tu participación tiene como finalidad crear más tensión en la historia enriqueciendo los eventos dentro del palacio. También ayudará a enriquecer la Fase II permitiendo que los cabos sueltos en el pasado del Príncipe se resuelvan por completo>
<¿Cabos sueltos?... no, espera, ¿eso significa que en realidad tú quieres que meta mi nariz en este asunto?>
<...>
Denki estuvo a punto de maldecir, pero no había vuelta atrás. Solo le quedaba seguir.
[...]
Ya antes me han preguntado quién es el Emperador y quién es Noche, lo cierto es que son OC, lo decidí así porque eso evita que nos hagamos prejuicios sobre ellos. Así no sabemos si son malvados o no conforme avanza la historia.
Mil gracias por leerme, y dando que estamos en cuarentena en mi casa espero leerlos pronto. ¡Saludos!
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