3.4. Resentimiento
Título Alternativo: El prometido de Denki es un idiota.
[...]
Cuando finalmente arribaron a su destino descubrieron que los sirvientes habían levantado un pabellón con varillas y telas claras justo en el centro de un inmenso campo en el que se distinguían claramente tres zonas: Una con divanes largos y mullidos, otra con mesas y cojincitos para sentarse en el pasto, y una tercera con dianas para tiro que incluía una exposición de arcos. Había una sección especial que incluía un asiento alto para el Emperador con otros más pequeños para sus acompañantes, en donde ya lo esperaban algunas de sus concubinas.
Apenas descendieron del carruaje el joven Shigaraki tomó uno de los arcos dispuestos para los invitados y se fue a practicar su tiro, dejando a su padre y a Denki solos enfrascados en una conversación sencilla sobre los diferentes tipos de arco y sus características. Los invitados fueron llegando por grupos, dispersándose a través del campo bajo el delicioso sol matutino y la fresca brisa primaveral.
Era un día precioso y el verde del césped parecía resplandecer; pero en lugar de disfrutar su primera salida al mundo, Denki debía mantener la mirada en el suelo y toda la atención en el hombre junto a él porque no quería arriesgarse a cometer un tropiezo con él. El nudo de tensión en su estómago se disolvió cuando su tío se unió a ellos capturando por completo la atención de Shigaraki. Por la forzada aunque evidente cortesía que se mostraban era claro que esa no era la primera conversación que sostenían y que ambos manejaban la etiqueta a la perfección.
—Parece que estamos listos para empezar —dijo Hizashi cuando vio a Hakamata intentando atraer la atención del grupo.
—En ese caso llamaré a mi hijo —respondió Shigaraki antes de ofrecerles una inclinación respetuosa—. Alteza.
Apenas se alejó, Neito se materializó junto a ellos.
—¿Ahora eres su amigo? —preguntó en voz baja dirigiéndose exclusivamente a Hizashi, su ira apenas contenida.
—Neito, como tu padre dijo al darles la bienvenida anoche, la intención es forjar una paz definitiva con su grupo; enterrar el hacha de guerra y acabar con los viejos prejuicios.
—Gracias, oí el discurso de mi padre, eso no explica por qué ha decidido invitarlos ahora con los nobles presentes y teniendo de invitados a los embajadores de Ame.
—No hablaremos de eso ahora.
—Lo hablaremos ahora porque llevo queriendo hablar contigo desde anoche. No puedo creer que estés aceptando esto. No tú. ¡Maldita sea!, necesito una explicación ahora mismo de por qué debo de aceptar a esas sabandijas en mi casa.
Hizashi suspiro, tomó a Denki del codo y lo arrastro con él lo más lejos del grupo mientras Neito los seguía enfurecido.
—Hubo un rumor, Neito —dijo apenas estuvieron lejos de oídos indiscretos—, nuestros espías aseguraron que el reino de Ame intentaba aliarse con el grupo Shigaraki para conseguir armas y soldados; eso comprometía nuestra posición. Tú no nacías aun cuando estuvimos en guerra contra ellos, no puedes saber lo difícil que fue para el Imperio recuperarse después.
—¿Qué necesito recordar? Sé que ellos orquestaron el ataque que mató a tus padres, el mismo ataque que mató a tu primer Trueno y al primer Noche. Sé que por ellos renunciaste al trono para combatir en el campo. Sé que ellos invadieron la Ciudad de Alerath, la ciudad de mi madre, obligándola a huir. Eso es lo que recuerdo y con eso me basta.
—Neito, basta. La intención de tu padre es destruir las tentativas de Ame por conseguir el apoyo Shigaraki, nada más. El tenerlos aquí le muestra a nuestros invitados que sabemos de sus planes y que no tiene sentido buscar su ayuda.
—No soy estúpido, tío, la casa Shigaraki no está compuesta de hombres de paz; si han venido aquí es porque hay un beneficio para ellos, ¿qué es lo que esperan conseguir?
Esa parece ser una respuesta que Hizashi no está listo para compartir por lo que mira a Denki como si intentara convencerlo de responder en su lugar. Yo no puedo hablar del tema, piensa él mirando la complicada expresión en su tío. Al final se apiada de él.
—Han venido por un contrato comercial —dice en voz baja provocando que la iracunda expresión de Neito se gire hacia él.
—Tú cómo sabes eso.
—Me lo dijo mi padre.
—¿Te dijo que iban a venir? —en lugar de aplacarlo la respuesta parece enfurecerlo aún más.
—Me dijo-
—¡¿Te lo dijo a ti y tú no me dijiste nada?!
—Neito-
—¡Ah! ¡Ahora quieres hablar conmigo!
—Es suficiente, sobrino —interviene Hizashi—, cuando los embajadores se vayan Shigaraki y los suyos también se marcharán y el asunto quedará olvidado, mientras tanto intenta esconder el odio que les tienes de lo contrario provocarás que el Rey Todoroki termine por aliarse con nuestros enemigos.
Neito arrugó la cara y se marchó furioso dejando a Hizashi con expresión dolida. Una expresión que reflejaba exactamente lo que Denki sentía porque nunca había imaginado el dolor que supondría haberle hecho daño a su hermano.
—¿De verdad invadieron la ciudad de mi madre? —pregunto Denki tras una pausa.
—¿No lo sabías? Sí, Alerath fue la primera ciudad que conquistaron cuando decidieron cruzar el mar. Fue el ataque que lo que inició todo. Y cuando se las arrebatamos tu padre reconstruyó uno de sus edificios principales como regalo de bodas para tu madre. Ahora todos lo conocen como el Palacio de Jade aunque si somos honestos a ella no le gustaba mucho ese nombre.
—Está no es la primera vez que hablas con ellos, ¿verdad? —añadió mirándolo a la cara—. Fuiste a visitarlos durante tu viaje tras el Festival.
—Fue una de mis visitas, pero no la única —murmuró Hizashi con tristeza, entonces miro alrededor y tras un momento se inclinó hacia Denki para susurrarle deprisa—. No importa lo que oigas, no vas a casarte, este compromiso no va a llevarse a cabo, ¿de acuerdo?
—¿No?
—Es solo una excusa para traer a Shigaraki aquí pues lo que ellos quieren es incrementar sus arcas de dinero y de ser posible buscar un título nobiliario para su casa. Se pensó en ofrecerle a una de las hijas de alguna casa menor, pero dada la antipatía que su grupo genera la idea se desechó. Alguien sugirió que te ofreciéramos a ti, una idea que tu padre y yo desechamos desde el principio, pero cuando nuestros espías volvieron con la noticia del interés de Ame por conseguir su ayuda, el asunto volvió a ponerse en la mesa. Al final aceptamos porque tú estabas enfermo lo que postergaba el asunto, y porque el heredero de su casa no tiene interés en un matrimonio masculino.
—Pero ellos creen que el compromiso es real.
—Tal vez, pero Tomura Shigaraki no sigue las ordenes de nadie y él no quiere casarse. Lo sé. Esto es una cortina de humo y nada más. Tu padre no permitirá que suceda.
—Pero él no puede retractarse, ¿verdad? Si el hijo decide que quiere casarse, mi padre no podrá negarse. Es su palabra y si reniega de ella habrá problemas.
—No vas a casarte, Denki, no con la casa Shigaraki. Eso te lo prometo. No te esfuerces en relacionarte con el joven Tomura, ofrécele la misma cortesía que le das a todos y nada más; apenas los embajadores de Ame se vayan se discutirá la cancelación del compromiso y será todo.
—¿Por qué no decirle la verdad a Neito?
—Neito es demasiado impulsivo y guarda muchos prejuicios hacia cosas que se relacionan con su madre, pero su deber en este momento es concentrarse en atender a los embajadores del reino de Ame. Dejemos el asunto fuera de su mesa y ahora volvamos con el resto o empezaremos a llamar la atención.
Dicho eso su tío lo guío de vuelta al pabellón y en un esfuerzo por aligerar el ambiente, Denki no pudo evitar preguntarle por el evento de cacería pues Hakamata había terminado con sus instrucciones y todos parecían estar preparándose para iniciar.
—Esta mañana se liberaron tres elaphus gigantes en el bosque, los participantes tienen que rastrearlos y cazarlos.
—¿Por diversión?
—La carne se utilizará para el banquete de esta noche así que se ganan puntos extra si el competidor derriba a la presa con un tiro limpio. El ganador –o ganadores– obtienen, además de la fama, un premio en metálico y también la posibilidad de bailar esta noche con la hija de la familia Hado.
Y señaló hacia donde una muchacha preciosa se reía rodeada por un puñado de lo que parecían ser pretendientes.
—Nejire Hado está en edad casamentera —dijo su tío entre susurros conspirativos—, es la única hija de la familia y por eso no la han entregado al primero que ha pedido su mano. Siendo que los Hado gobiernan gran parte de la zona suroeste del imperio aquel que consiga casarse con ella tendrá garantizada una posición de poder y renombre. Su padre ha sido bastante astuto al convencer a mi hermano de permitirle organizar este evento bajo la excusa de entretener a sus invitados, así garantiza que su hija tenga un pozo amplio del cual escoger. Incluso se dice que el Príncipe Heredero de los Bakugou también está buscando una esposa.
Denki se rio aunque consiguió ahogar el sonido casi de inmediato y después se giró hacia su tío con expresión risueña.
—¿El Príncipe o su madre? —preguntó provocando un parpadeo incrédulo de parte de su tío.
—En todo caso —dijo él sin detenerse—, es posible que la razón por la cual su padre ha tardado tanto en comprometerla es porque en secreto guarda la esperanza de que pueda casarse con el Tercer Príncipe, es decir contigo.
Está vez Denki se echó a reír sin poder evitarlo, cuando logró controlarse apoyó la mano en el brazo de su tío que lo miraba con abierto deleite.
—Lo siento, pero es que la idea me ha resultado sorprendente. No deberíamos condenar a la pobre a pasar su vida con un hombre enfermo, ¿verdad?
—Tu salud ha mejorado, sobrino.
—Sí, bueno, si mi opinión tuviera peso alguno diría que no me veo haciendo vida conyugal con una mujer.
Su tío lo observo con calma como si acabara de descubrir algo curioso.
—Si te sirve de algo —dijo tras una pausa— eso mismo pensé yo a tu edad.
—¿Por eso renunciaste a la corona? ¿Por eso y no la guerra?
—Fue una combinación de ambas; acabábamos de perder a nuestros padres y los refugiados seguían llegando, alguien tenía que guiar al ejército en batalla y ese alguien no podía arriesgarse a morir, entonces supe que debía ser yo.
—¿Y nunca te enamoraste?
—Lo estuve —respondió Hizashi con expresión nostálgica—, pero ambos teníamos obligaciones por delante. Ha pasado mucho tiempo desde entonces.
—Alteza
La voz hace que la alegría de Denki se esfume como por arte de magia; compone una expresión calmada antes de girarse hacia el recién llegado mientras su tío charla con él, como han sido convocados por el Emperador los tres sortean a los invitados que pasean por el lugar. Es sorprendente que durante todo el intercambio Noche se abstenga de mirarlo o dirigirle la palabra.
—¿Qué sucede, hermano? —preguntó Hizashi cuando llegaron a la zona del Emperador donde lo acompañaban sus concubinas además de Kotaro Shigaraki, quien en ese momento charlaba con Hakamata en voz baja.
—El evento está por empezar y el joven Shigaraki no quiere perder tiempo esperando.
—Oh —respondió Hizashi ocultando perfectamente su confusión—, y solo por curiosidad, ¿por qué tendría que esperar?
—El Tercer Príncipe prometió acompañarlo a cazar.
¿Lo hice? Pensó Denki poniéndose ligeramente tenso, podía sentir la mirada de todos en él. Hizashi, las concubinas, Kotaro, no la de Noche porque estaba muy ocupado fingiendo que no lo conocía, pero sí la de su padre, una expresión que parecía presionar contra él hasta dejarlo sin aire.
Denki se apretó las manos y asintió con mucha calma.
—Me honra su amabilidad y lamento haberlo hecho esperar.
Se dirigía al joven Shigaraki que no dio señales de oírlo y cuando sonó el cuerno que marcaba el inicio de la competición se alejó sin mirar atrás. Denki lo siguió tan aprisa como pudo tratando de no tropezar, fue un verdadero alivio ver que el hombre se detenía finalmente.
—Ah, muchas gra-
El resto de la frase murió cuando el joven Shigaraki se giró hacia él y lo sujeto del cuello. Fue un movimiento repentino y tan veloz que Denki ni siquiera atinó a meter las manos, no pudo hacer otra cosa más que mirar con ojos de espanto al hombre frente a él que de pronto parecía altísimo y terrible.
—No sé que te ha dicho mi padre —dijo el hombre con voz de acero—, pero ten por seguro que no cuenta con mi aprobación. Mi padre no puede forzarme a aceptar este matrimonio, ¿lo entiendes?, y si lo hace ten por seguro que haré de tu vida un infierno —dicho eso apretó su mano hasta que Denki sintió los dedos presionar contra su piel— así que piensa muy bien en lo que intentas conseguir. Si eres inteligente me dejarás en paz porque solamente he venido aquí para acabar con esto, no necesito que me sigas como un muñeco inútil, ¿está claro?
Pero no esperaba respuesta porque lo empujó hacia atrás como un trozo de basura provocando que Denki tropezara hasta terminar con las rodillas en el suelo. Pese al rugido de sangre en sus oído, oyó los pasos del hombre alejarse y solo entonces se permitió cerrar los ojos para respirar, entonces vio su pantalla y leyó claramente la nota que decía Objetivo: Asegurar el compromiso del Tercer Príncipe.
No pudo evitar pensar en lo que había dicho su tío sobre el compromiso. Hizashi creía que era una oferta vacía, lo que significaba que no creía que existiera la posibilidad de que uno de sus sobrinos se uniera a una casa sin rango alguno y dada la opinión de Neito sobre el Clan Shigaraki era claro que tampoco iba a tomarse la noticia con alegría. Los únicos que parecían interesados en que ese matrimonio se llevara a cabo eran su padre y el patriarca Shigaraki. Además del Sistema, por supuesto.
<¿Tengo que casarme con ese hombre?>
<Tienes que asegurar el compromiso del Tercer Príncipe>
—¿Está bien, Alteza?
Abrió los ojos para encontrarse una mano de tez morena extendida hacia él, cuando alzó la cara vio que el dueño de la mano era el muchacho de pelo rojo y sonrisa deslumbrante que había conocido en el comedor, si bien la sonrisa había sido reemplazada por una expresión consternada. Denki compuso una sonrisa calmada.
—Me he tropezado —dijo—, es todo, no permitas que mi ineptitud te aleje de la victoria. Anda, tienes una cacería por delante.
—¡Ja! —intervino otra voz y Denki se giró para ver al recién llegado—. Esa es la mentira más patética y absurda que he oído en mi vida.
KatsukiBakugou volvía a erigirse en toda su afilada gloria, tan sorprendente que eraimposible no sentirse sobrecogido ante su belleza. Denki tuvo ganas de patearloy correr.
[...]
NA
Me temo que Tomura no es un buen prometido, pero eso no evita que el Sistema insista en el compromiso. ¿Podrá Denki convencer a ese cabeza dura de casarse? Ya lo veremos.
Nos leemos
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