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3.32. Encanto

Título Alternativo: ¿De qué sirve tener una joya sino es para exhibirla?

[...]

En lugar de guiarlos hacia el comedor para la comida con el Emperador, o incluso a sus habitaciones para una reunión privada, el mayordomo Sekijiro los guio hacia los jardines de la zona Este y los despidió en la entrada tras enseñarles el camino que debían tomar. Fue ahí donde Denki sufrió un súbito sobresalto al ver que el "almuerzo con el Emperador" que Saeko había mencionado era en realidad un cena al aire libre con casi todos los invitados del Emperador bajo un pabellón improvisado que habían erigido en el centro del jardín apartado de los setos altos junto a los cuales habían puesto torretas que sin duda se encenderían al anochecer.

A su lado Tomura pareció notar su repentina tensión porque resopló con desdén a su lado.

—Tal vez deba humillarte frente a toda esta gente para que decidas dejarme en paz.

La idea hizo que el estómago de Denki se encogiera, pero se negó a dejarse intimidar. No te olvides que sé cuál es tu punto débil.

—Hazlo —le susurró de vuelta—, y el único que terminará humillado es tu padre cuando vea tu incapacidad de comportarte con propiedad.

—Cada vez que abres la boca —se tragó el resto de su comentario pero Denki lo vio apretar las manos en un gesto claro.

—Haz fila —masculló Denki observando los alrededores mientras avanzaban por los caminos empedrados del jardín hacia la mesa instalada en el centro del jardín—. En lo que a mi respecta estoy listo para ejercer la civilidad entre nosotros, y si evitas hacer cualquier desplante este compromiso forzado tendrá un excelente inicio.

—Odio las mentiras y bufonadas de los nobles. Sus hipocresías me hartan y me niego a sentarme entre ellos para oírlos presumir de sus estupideces.

—Entonces no lo hagas. Si nos sientan juntos finges charlar conmigo diez minutos, te inclinas y finges decirme algo y después te disculpas para marcharte. Y si no nos sentamos juntos me acompañas hasta mi lugar, te despides y te vas. En ambos casos demuestras que me toleras y ese es el punto en todo este asunto.

Impulsivo como siempre Tomura lo tomó del brazo y lo empujo contra uno de los setos ocultándolo brevemente del grupo de invitados.

—No me gusta tu actitud.

—Y a mi no me gusta la violencia —respondió Denki sin moverse porque temía que el forcejo fuera atraer la atención—. Si no tienes intenciones de ayudarme en este asunto ahí esta tu padre, párate frente a él y díselo a la cara; de lo contrario sugiero que me sueltes.

Tras un momento de duda, Tomura obedeció aunque se le veía que habría preferido no hacerlo. Denki se frotó el brazo y retomó su avance componiendo su expresión para cuando volvieron a quedar a la vista. Aparentemente llegaban tarde, siendo que toda la mesa estaba ocupada le tocaba caminar con la frente en alto bajo la atenta atención de un montón de curiosos.

Uno de los sirvientes se acercó para indicarle que su lugar volvía a estar –perra suerte– junto a su padre con Noche detrás de ellos quieto y alto como todo Guardia Sombra que se aprecie –por suerte está vez no me toca comer junto a él–; a Tomura le habían asignado un lugar al otro lado de la mesa pero en lugar de enfilar hacia allá acompañó a Denki hasta el suyo donde le ofreció una sonrisa, una reverencia y un susurro enconado.

—Te detesto.

—Maravilloso —respondió Denki con fingida alegría y en voz lo suficientemente alta para alcanzar a casi toda la mesa—, me alegra oír que el sentimiento es mutuo.

Tras eso le ofreció una reverencia y ocupó su lugar junto a su padre, sin mirar a nadie, entonces Tomura le ofreció una reverencia al Emperador antes de excusarse de la cena agradeciéndole su invitación. Tras su partida las conversaciones retornaron con lentitud mientras Denki fingía concentrarse enteramente en los platillos que le estaban poniendo enfrente.

Con su padre junto a él Denki no se atrevía a levantar la vista para examinar cuidadosamente el acomodo de los lugares, se contentó con vaciar su plato pues se moría de hambre mientras de un lado su padre parecía charlar con la persona a su derecha y él era ignorado por la mujer que estaba sentado junto a él, tras una rápida inspección descubrió que la persona que estaba a su lado era la misma mujer de verde que había cenado con ellos durante su primera visita al palacio. Una belleza de pelo negro y joyas vibrantes, que exhibía sus hombros de cisne en un vestido azul atrevido y poco convencional.

Denki se acordaba que al principio había dudado muchísimo al hablar con ella porque no había estado seguro de su nombre, pero empezaba a creer que sus sospechas eran ciertas y la mujer era Nemuri, la famosa consorte del Emperador que se mencionaba en los libros con regularidad dada su belleza. Era además la actual favorita del soberano.

Y aunque ella había mostrado una exquisita cortesía en las raras ocasiones en las que se habían encontrado, Denki realmente no esperaba que fuera a sonreírle con ese gesto cálido de bienvenida una vez que terminó de hablar con su vecino de la izquierda.

—Buenas tardes, Alteza —saludó con su voz sedosa, la viva imagen de la sensualidad y la belleza.

—Buenas tardes, Madam. Dichosos los ojos que se posan en usted.

—Tengo que decir lo mismo, Alteza, porque su belleza esta noche es como mirar al sol.

Denki se rio.

—Lo siento, pero voy a creer que se burla de mí, Madam.

—Puedes llamarme Nemuri, y puedo asegurarle que jamás me atrevería a faltarle el respeto de esa forma. Mi cumplido es simplemente el reconocimiento de un hecho innegable.

Denki le arrugó la nariz, sacudió la cabeza y se sintió repentinamente cohibido, aunque con menos miedo que las veces anteriores; empezaba a sentirse a gusto en su papel como Príncipe y si no tuviera que cuidarse de su padre la tarde en el jardín habría sido perfecta. Decidido a disfrutarla, aunque fuera por un momento, Denki se relajó y aún con la cabeza baja alzó los ojos hacia su acompañante para sonreírle con la misma dulzura de siempre.

—¿Podemos dejarlo en un empate? —preguntó con picardía

Ella parpadeó un momento con una expresión sorprendida, una expresión que hizo a Denki encogerse por temor a haberse equivocado.

¿Qué?, ¿qué?, ¿quééééééé?

Su mente amenazaba con entrar en una espiral de pánico y disculpas apresuradas cuando ella se soltó a reír con una exuberancia que, sorprendentemente, no resultaba exagerada o vulgar. Denki podía ver por qué su padre la había elegido entre muchas otras.

—Ahora lo entiendo —dijo Nemuri al terminar de reír con una sonrisa candorosa y bellísima.

—En ese caso no puede dejarme en las sombras, se lo ruego, comparta con este Príncipe semejante revelación que la ha hecho sonreír así.

—Ahora entiendo el por qué del alboroto, Alteza.

—¿Qué alboroto?

Su sonrisa se amplió antes de inclinarse para susurrarle en voz bajísima.

—El alboroto que ha terminado por convencer al Emperador de permitirle al mundo contemplar semejante belleza.

Su sonrisa era un gesto coqueto y conocedor, aunque Denki no estaba muy seguro de entender lo que estaba diciendo y por eso no pudo devolvérsela. Tampoco hubo tiempo de analizar sus palabras porque la sonrisa se desvaneció de un solo plumazo cuando los ojos negros recorrieron su rostro hasta detenerse en la zona cerca de su ojo.

—Oh —susurró ella y fue sorprendente como ese simple sonido expresó entendimiento y compasión a partes iguales. Denki esperaba que no fuera a hacer preguntas y por eso emitió un suspiro de alivio cuando en cambio se limitó a comentar—. En lo personal el vinagre de manzana es un excelente remedio para ayudar con la circulación, hace que el color se desvanezca más rápido.

Denki se negó a interrogarla, recordaba lo violento que él se ponía cuando alguien tocaba el tema así que en cambio le preguntó:

—¿Se nota demasiado?

—No, Alteza, veo que ha cubierto las zonas más llamativas, el resto no importa. El sol ha caído y pronto oscurecerá, evite la luz directa y estoy segura de que nadie se dará cuenta.

Él le agradeció el consejo con una sonrisa y dejo que ella guiará la conversación mientras cenaban en bocados pequeños. Para su sorpresa Nemuri lo felicito por su trabajo en la biblioteca y cuándo él le pregunto cómo lo sabía ella volvió a reírse en voz baja.

—Hace tan solo dos días el Maestro Ishiyama felicitó al Emperador por su biblioteca alabando la organización, aunque ha lamentado que aún haya volúmenes por clasificar. Así que el Maestro quería ofrecerle al responsable una plaza en el viejo monasterio de las Montañas Negras para aprender más sobre el arte de la palabra escrita. Por supuesto cuando el Emperador ha informado que el responsable de la organización era el Tercer Príncipe y que debido a su salud le había resultado imposible terminar, y cualquier viaje a las montañas estaba fuera de discusión, el viejo Maestro ha prometido enviar a uno de sus discípulos para seguir ayudando con la clasificación.

—No hice mucho en realidad, me adapté al viejo sistema que ya tenían e hice algunos cambios para incluir a los volúmenes nuevos, eso es todo.

—La modestia del Príncipe es encantadora. No solo posee una belleza arrebatadora, es un bailador magnifico y un erudito.

Denki empezó a ponerse rojo.

—Y por lo que veo también posee el candor de una flor.

—Por favor, Nemuri, lo haces sonar muchísimo mejor de lo que es en realidad. Me gusta leer, es lo único que hago cuando paso mucho tiempo en cama. Y como me gusta leer también me gustan los libros, así que la nueva biblioteca ha sido más una distracción para mí que cualquier otra cosa. Sobre el baile, digamos que estudie mucho para no hacer el ridículo y dudo que debamos considerar a la belleza como una característica fundamental en las personas. Quiero decir, solo mira esta mesa. Puedo señalarte a cinco personas arrebatadoramente perfectas y a una de ellas la tengo sentada junto a mí.

—¿Quiénes serían las otras? —preguntó ella con una sonrisa y Denki le cambio el tema.

La tarde fue cayendo y cuando el cielo se oscureció decenas de luces se encendieron para iluminar el lugar. Charlar con Nemuri era fácil, extremadamente divertido y altamente incomodo porque ella no parecía tener problema en recordarle lo bonito que era, lo que podía hacer para ser, en sus palabras, deslumbrante, y todos los rumores que se contaban sobre él. Aparentemente sus breves apariciones en las actividades del palacio seguían resonando entre los nobles, las notas y regalos que había enviado se habían convertido en objeto de envidia, sus vecinas habían empezado a chismear de sus viejas reuniones de té, y muchos aún recordaban su participación en el festival; todo eso se había acumulado hasta dotar a su existencia de un misterio continuo.

—La gente se pregunta si hoy será el día en que nos toque verlo de nuevo, Alteza.

—Me resulta difícil creer que la gente tenga tiempo para estar perdiéndolo así.

Ella se soltó a reír y entonces le contó que cuando la gente supo que los Hado habían sido invitados a una de sus reuniones, las invitaciones para tomar el té empezaron a lloverle al Emperador como gotas de agua, hasta el punto en que el hombre empezó a cansarse de tener que repetirse.

—Así que aquí estás —terminó Nemuri con una sonrisa antes de inclinarse y susurrar—, y si prestas atención la gente está esperando que termines de comer para venir a saludar.

—Pues entonces me quedaré masticando este trocito de pulpo hasta que nos vayamos todos a dormir.

Pero cuando llego el servicio de té que marcaba el final de la cena, y mientras el cuarteto de músicos se preparaba para tocar, su padre, el Emperador, se giró hacia Denki con la expresión severa de siempre.

—Ve y saluda a mis invitados —mascullo en voz baja—, no me avergüences.

—Por supuesto, padre.

Así que Denki se despidió de Nemuri, se levantó y avanzó por su lado hasta detenerse junto al primer de ellos que resulto ser el padre de Nejire. Se arrodilló en el suelo, sobre un cojincito que el sirviente que lo acompañaba colocó frente a él, para ofrecerles una sonrisa y una reverencia antes de meterse en su papel de anfitrión. Procuró ser breve, le agradeció por permitir que sus hijos fueran a visitarlos y terminó con un comentario sobre su granja. Tras eso se despidió, pasó con el siguiente invitado y repitió el ciclo.

Del puñado de invitados solo había unos cuantos a los que les había enviado regalos, eran los más entusiastas al verlo y Denki se aseguro de dedicarles más tiempo pues ellos también querían agradecerle su atención. Algunos incluso le extendieron invitaciones para salir a cazar, tomar el té o salir a pasear fuera de la Ciudad.

Y así, mientras en el cielo destellaban las estrellas Denki iba saludando invitado a invitado con el grupo de músicos entreteniendo al resto. Finalmente llegó hasta la zona donde los invitados extranjeros se alineaban, donde esperaba saludar y despedirse sin mucho alboroto. El padre de Tomura se había marchado casi desde que terminara la cena, Keigo y Shouto discutían en voz baja y con muchísimo apremio, así que se acercó a la madre de Katsuki que lo recibió con alegría. Tras los saludos protocolarios y la charla insustancial, que incluía un agradecimiento por su cuchillo nuevo y detalles sobre su colección y joyas, la madre de Katsuki le sonrió con diversión:

—Creo que mi hijo quiere casarse, Alteza.

Denki se echó a reír.

—Lo dudo muchísimo, Majestad —le dijo Denki con una sonrisa—, el Príncipe Katsuki no es un hombre que considere el matrimonio como un evento indispensable en su vida.

—¿Ha discutido el tema con mi hijo, Alteza? —pregunto la reina Mitsuki con una expresión divertida.

—No realmente, pero queda claro que el asunto no es una de sus prioridades. Además, es joven, debería ser él quien decida cuando quiere casarse.

—Dejen de hablar como si no estuviera aquí —respondió Katsuki de mal humor mirándolos con su ceño fruncido.

—¡Habla! —dijo Denki—, había empezado a creer que había traído a un doble en su lugar, Majestad.

Mitsuki se rio con la boca abierta y la cabeza hacia atrás.

—Conoce usted muy bien a mi hijo, Alteza.

—No pierdo mi tiempo hablando de estupideces —gruñó Katsuki.

Ambos rodaron los ojos con diversión y finalmente la reina le ofreció una sonrisa benevolente.

—En unos días volveremos a casa, Alteza, y no estoy segura de verlo de nuevo, así que me gustaría extenderle una invitación para que nos visite y conozca las aguas termales que se encuentran en nuestro hogar.

—Gracias. Temo que mi salud me impide viajar así que deberé consultarlo con mi médico, pero agradezco muchísimo su intención.

Denki se despidió de ellos listo para pasar con el siguiente grupo, pero la madre de Katsuki se inclino hacia él antes de que pudiera hacerlo.

—Alteza, no pude dejar de notar la identidad del acompañante que llegó con usted hace rato. Entiendo que no es mi lugar opinar sobre los invitados de su padre; sin embargo, creo que es mi deber informarle —se inclinó hacia él y continúo en voz baja—, sobre los peligros que representa este hombre en particular. No negare que su gente y la mía se encuentran en una disputa continúa por territorios y propiedades, así que tal vez mi opinión pueda parecer parcial, pero por el mismo hecho de que somos enemigos puedo decirle que lo conozco y sé que es un hombre cruel, que ama la violencia y la tortura y que no es la mejor persona para tener cerca. Yo sugeriría minimizar cualquier interacción con la casa Shigaraki.

Bonita momento para enterarme que las amenazas de mi futuro esposo son reales.

Denki le sonrió porque no era la primera en esa noche que hacía un comentario sobre su llegada acompañado de Tomura Shigaraki, si bien era la primera que se atrevía a tocar el tema directamente y no como una advertencia velada.

—Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca. Gracias por su preocupación, Majestad, no dude que independientemente de lo que pase este Príncipe tomará en cuenta su consejo.

El siguiente en la mesa era Matsura padre e hijo, quien aprovechó el momento para contarle otra de sus historias donde volvía ser el salvador del día. Denki la oyó pacientemente y lo dejo presumir sin perder la paciencia. En ese momento la melodía que interpretaba el grupo de músicos llegó a su fin, momento en el cuál Keigo Takami se levantó de su lugar para acercarse al Emperador con Shouto detrás.

Denki dejo de prestar atención a lo que decía el joven Matsura cuando vio al Emperador levantarse y salir junto con Noche, Hizashi, y Neito, todos ellos alejándose hacia el palacio con Keigo y Shouto detrás.

[...]


NOTAS:

@ClockPaint hizo un fanart que pueden encontrar aquí.

www.instagram.com/p/CENURk1F4p5/?utm_source=ig_web_copy_link

Es Denki Príncipe con su expresión de "¿qué está pasando aquí?" XD, al menos así la veo yo. 

En otras noticias Hikari_Roadam se declara la fundadora del Club Serin, cuyo lema es: "Vuelve a tu jaula, pajaro mío, antes de que te arranque las alas". Como fundadora del club que reconoce que Noche es un hdp guapo que merece morirse pero cuya malicia y malas intenciones la confunden ella dice estar lista para verlo morir. Quien quiera unirse para comentar lo guapo y bastardo que es Noche ya saben con quien acudir. De hecho ha subido fotos a Twitter de cómo se imagina a Noche. Aquí está.

twitter.com/Slania_JM/status/1292243370845147136?s=20

Entonces, nos vemos en el que sigue a ver si el drama con Keigo no termina salpicando a Denki. Saludos. 

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