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3.25. Medianoche

Título Alternativo: Y las reuniones secretas continúan.

[...]

Hay tantas cosas en la cabeza de Denki que cuando abre la boca para escupirlas cada palabra se atasca en su garganta y lo único que hace es mirar a Shouto con expresión de sorpresa.

Joder, joder, joder.

Quiere aferrarle las manos y llenarlo de advertencias, pero una vocecilla dentro de él le recuerda que no es el momento. Que no puede equivocarse.

Si no consigues explicarte, si no consigues convencerlo, corres el riesgo de que Ina se entere que sospechas de ella.

No podía arriesgarse a que la sirvienta sospechara de él. Necesitaba tiempo para explicarle a Shouto la cosas, para enseñarle el peligro que los rodeaba a todos, y especialmente para convencerlo de mantener la boca cerrada.

No puedo decirle nada ahora.

Con esa idea en mente Denki tomó una decisión.

—Ven a mi habitación esta noche —le dice de forma apresurada, aferrándole las manos sin dejar de mirarlo a los ojos—. Después de medianoche sube al tejado del ala opuesta a donde te hospedas, junto al jardín privado que está más allá del pabellón principal, pondré una luz junto a la ventana para que sepas por cuál de ellas entrar. No dejes que los guardias te vean y tampoco le digas a nadie a dónde vas, ni siquiera a Keigo.

—¿Disculpa? —pregunta Shouto mostrándose repentinamente abochornado.

—Ven a verme esta noche —repitió Denki con la misma urgencia mientras le apretaba las manos—. No le digas a nadie. Hablaremos del compromiso —tras acabar lo soltó para internarse entre los arbustos y volver al camino. Sentía el corazón en la boca y su cabeza no dejaba de dar vueltas, pese a ello consiguió recobrar su cara impasible para cuando Noche y el oficial Takami aparecieron al otro lado del camino. Ina no estaba con ellos.

—¡Ah! —dijo Keigo ofreciéndole una sonrisa a Denki—. Alteza, nos han llamado a almorzar, ¿me permite acompañarlo?

Sin necesidad de mirar a Noche, o de pensar en su padre, Denki supo la respuesta que se esperaba de él.

—Deberá disculparme, oficial Takami, pero yo he almorzado y ahora me apetece recostarme un rato.

—¿Está seguro, Alteza? Sé de varios nobles que disfrutarían de un momento de su compañía.

—El oficial Takami es extremadamente encantador y benevolente con sus atenciones, agradezco infinitamente su invitación y lamento tener que rechazarla. Será en otro momento. Le deseo un excelente día, oficial Takami.

Keigo se despidió de ellos con efusividad. Shouto, en su papel como subordinado, le ofreció una reverencia silenciosa antes de seguir a su superior, y apenas los perdió de vista, Denki tomó aire.

—Quiero ir a la biblioteca —dijo reuniendo todo el valor que tenía.

—No

Denki se estremeció. No por la negación sino por el tono empleado, un tono tan cortante que no pudo evitar acordarse de la ira de su padre. Su reacción instintiva fue apartarse para mirar a Noche mientras su valor se desvanecía de un plumazo. Con mucha lentitud Noche giró el rostro hacia él y fue su expresión –ojos duros y rictus severo– lo que terminó por desatar el pánico en Denki. Tenía los ojos de un asesino.

—Repítelo —dijo Noche en el mismo tono, la misma voz dura y acerada. Capturado por sus ojos Denki fue incapaz de moverse o de hablar, la poca energía que había mostrado momentos antes oponiéndose al guardia se había desvanecido—. Repítelo —insistió Noche.

—No importa.

—No. Quiero que lo repitas.

—No tiene importancia.

—He dicho: Repítelo.

Denki se tragó el nudo que sentía en la garganta, se aferró las manos con fuerza incapaz de apartar la vista de esos ojos de acero.

—Quiero-

—No. Tú no quieres nada.

Denki volvió a estremecerse evocando el terror que había sentido el día anterior –el baño y el agua tibia sobre su piel. Desnudo y vulnerable frente a Noche, y a su completa merced–. Era sorprendente que ese hombre le inspirara un terror visceral sin haberle puesto nunca una mano encima.

Aún.

Entonces Noche sonrió y su expresión abandonó la dureza, ante los ojos de Denki recuperó el aire malicioso y burlón que solía usar para hablar con él. En ese momento fue como si la inmensa mano que sujetaba su corazón lo liberara, y al sentirse libre de la presión Denki tomó aire de forma temblorosa sin dejar de mirarlo.

—¿Cómo se piden las cosas, pajarito?

¿Puedo ir a la biblioteca?

La pregunta se materializó en su mente con tal claridad que Denki estuvo a punto de verbalizarla, pero se forzó a mantener la boca cerrada.

—¿Y bien?

—El almuerzo —masculló Denki al fin. Su respuesta hizo que la sonrisa de Noche creciera.

—Te llevare a tu habitación.

Denki no protestó, se limitó a seguirlo en silencio mientras avanzan por el camino empedrado hasta otra salida y de ahí por los pasillos vacíos hasta su habitación. El guardia de la puerta les ofreció una reverencia al verlos pasar, Denki no se molestó en devolvérsela pues quería encerrarse en su cuarto lo antes posible, pero apenas cruzó la entrada y el guardia quedó fuera de la vista Noche lo sujetó del brazo inclinándose hacia él para susurrar en su oído.

—Tenemos todo el tiempo del mundo para que aprendas a pedir las cosas con propiedad.

Denki lo miró, Noche le ofreció otra sonrisa antes de soltarlo y marcharse cerrando la puerta tras de él. En un intento por recuperar su compostura, Denki se alejo hacia la mesita donde se encontraba el frasco de medicina, la cual aplicó sobre su moratón con dedos temblorosos y mientras trabajaba no pudo evitar rememorar la conversación que había oído esa mañana.

Noche le dijo a Keigo que el hijo de los Shigaraki quiere casarse conmigo, pero que mi padre ni siquiera lo considera. Cosa que sé que es mentira porque mi padre me ha dicho que debo formalizar el compromiso esta semana. ¿Qué otras mentiras se han dicho? Hizashi me dijo que no voy a casarme. Noche dice que me casaré pero que no voy a salir de aquí. Neito ni siquiera considera posible que pueda casarme con un hombre. Y no me acuerdo quien me dijo que me casaré en un mes. Agh, ¿por qué tanto secretismo? ¿qué importa si voy o no a casarme? ¿cuál es la verdad? ¿y por qué Noche estaba furioso? Es la primera vez que lo veo así. ¿Por qué? ¿por qué le preocupa que Keigo Takami sepa del compromiso? ¿por qué mi padre insiste en que el compromiso se confirme tan pronto? ¿y por qué carajos está Ina con Keigo?

Las preguntas no lo dejan en paz y no hay respuestas a ninguna de ella, lo que es aún peor los únicos que podrían ofrecerle información son Noche y su padre y Denki sabe que ninguno de ellos se tomará la molestia de discutir el asunto con él.

Tampoco es como si pudiera pedirle a Hizashi que aclare el asunto porque él me ha dicho que no voy a casarme, probablemente lo han convencido de eso y cuando el compromiso se confirme va a ser imposible echarse para atrás.

La situación le da dolor de cabeza así que Denki decide dejarla en paz.

No tiene sentido obsesionarse con eso, tengo demasiadas cosas por hacer.

Y con esa idea en mente Denki terminó de aplicarse la medicina, se lavó las manos, se arrodilló frente a la mesita baja que tenía la lista con los nombres de los nobles que había conocido y las anotaciones que había hecho sobre ellos y comenzó a escribir. Había preparado un plan de contingencia en caso de que el mal genio de su padre lo mantuviera confinado en su cuarto y era de vital importancia que se realizara tan pronto fuera posible porque algo le decía que cuando se padre se enterara terminaría por enfadarse.

Así que se pasó toda la tarde escribiendo pequeñas notas de agradecimiento, algunas rememorando un momento en especifico y otras alabando algo que sabía su destinatario apreciaría de leer. Tras doblarlas en un bonito sobre y sellarlas con cera fue apilándolas en una torre y cuando termino hizo otra lista anotando todos los nombres de los destinatarios. Al terminar hizo llamar al mayordomo Sekijiro y a la sirvienta Saeko.

—Buenas tardes, Alteza —pregunto el hombretón apenas cruzó la puerta, tras él lo seguía Saeko con la misma expresión triste que ponía cada vez que le veía la cara—. ¿Qué puedo hacer por usted?

Denki le entregó la lista a él y todas las misivas a Saeko.

—Quiero que entregues todas estas notas a nuestros invitados junto con el regalo que he anotado en lista que te doy. La lista incluye el nombre de la persona que va a recibir el regalo y lo que quiero que le compres. Siendo que no puedo salir yo a comprar nada, confío en tu buen juicio para conseguir algo acorde a su estatus. He puesto especificaciones sobre lo que me gustaría darles, pero me gustaría que revisaras la lista para confirmar que todo esta en orden.

Sekijiro se mostró sorprendido y tardo un momento en repasar la lista por completo antes de preguntarle por detalles específicos de la tarea. Denki se tomó su tiempo para detallar el tipo de regalo que quería en cada caso: Un juego de pendientes para la familia Bakugou, un broche para el oficial Takami, un cuchillo para la familia Inasa, y siguió hasta completar los quince nombres en su lista.

—Sobra decir que este asunto es privado y confío en tu discreción para llevarlo a cabo —añadió—. Me gustaría que todas las compras se hicieran hoy y que todas las misivas se entreguen al mismo tiempo. Hoy de ser posible o mañana si no hay más alternativa.

—Como ordene, Alteza.

—Gracias, Sekijiro.

Al quedarse solo Denki volvió a estudiar su tablero, le daba ansiedad verlo porque la mayoría de las fichas eran de color rojo, pero confiaba en que tal vez su pequeño gesto le recordara a los invitados de su padre que él aún existía. Además, también le servía para comprobar si su confinamiento incluía una incomunicación absoluta.

Ahora a prepararme.

Se acercó a la ventana y comenzó a llamar al guardia en diferentes tonos hasta que alguien tocó la puerta.

—¿Me llamaba, Alteza? —preguntó el guardia tras abrir la puerta, a lo que Denki sonrió.

—Sí, olvide pedirle al mayordomo que se llevara estos libros a la biblioteca. Ocupan demasiado espacio y me aburre tenerlos aquí, ¿puedes llevártelos?

—En seguida, Alteza.

Denki lo vio recoger los libros y salir, Denki contó exactamente hasta quince antes de correr hacia la puerta y asomarse; al ver el pasillo vacío no pudo evitar sonreír. Volvió adentro y empezó a acomodar la zona en la que recibiría a sus invitados. Se comió los bocadillos y el té que le llevaron, aunque se aseguró de tirar la primer taza que le sirvieron, tras eso se paso el resto de la tarde hojeando sus libros y haciendo notas mentales por si su plan con las tarjetas tenía éxito.

Hacia al anochecer atrancó la puerta de su habitación, colocó una lámpara en la ventana y tras acomodarse en el diván mató el tiempo cepillándose el pelo para después acomodarlo en un moño suelto. No pudo evitar dormitar mientras las sombras de la habitación crecían y solo el crujido de la ventana lo alertó de que había llegado el primero de sus invitados.

—Hoy tampoco has salido —dijo Katsuki de mal humor apartándose la capucha que llevaba en la cabeza.

—Claro que sí —respondió Denki desperezándose—, he dado una vuelta al jardín. Hey, ¿qué es eso? —añadió Denki al ver movimiento en su hombro izquierdo. Se puso de pie de inmediato para acercarse. La mascota de Katsuki asomó la cara entre los pliegues de su túnica mirándolo con sus ojos negros—. Hola, Hono, es bueno verte aunque tu dueño se arriesga demasiado al traerte contigo.

—Nadie va a verlo —respondió Katsuki chasqueando la lengua mientras Denki extendía las manos en un intento por conseguir que el animalito se acercara. Repitió el sonido que había oído a escuchar a Katsuki fracasando estrepitosamente en el proceso, el Kaji lo veía desde el hombro de su dueño sin dejar de rotar la cabeza.

Denki le hizo un puchero.

—No pierdas el tiempo —dijo Katsuki con seriedad—, tenemos asuntos que atender.

—¿Encontraste algo sobre el veneno?

—No, Kirishima ha visitado todas las boticas al Este de la Ciudad sin que haya encontrado candidatos aceptables capaces de preparar esa cosa. Seguirá investigando.

—Y si no tenemos información nueva, ¿de qué quieres hablar?

—Quiero que me cuentes la historia de nuevo.

—No otra vez.

—Sí, pero esta vez quiero que te concentres en el principio —respondió Katsuki acomodándose en el suelo en la misma postura de antes—. Hasta ahora me has contado todo sobre la investigación que realizaron sobre el veneno, sobre tus sirvientes, pero no logró entender cómo descubriste que te estaban envenenando, ¿cómo sabías que estaba en la sopa?

—...sabía raro.

—Pero según entiendo dijiste que el té también sabía raro, y no sospechaste de él en un principio.

Porque creí que así se servía el té aquí.

—...mmm, le ponían azúcar.

—¿Y por qué dejaste de beberlo con azúcar?

Denki parpadeó.

—Hay cosas que no encajan. Si el doctor que murió era quien te suministraba el veneno, ¿cómo es que lograron encontrar a otro envenenador tan rápido?, y no pude ser cualquiera, esa cosa está hecha por profesionales, nunca había visto algo así y en la Academia estudiamos toda clase de venenos. Eso me hace preguntarme, ¿cómo es que nadie supo que te estaban envenenado? Los síntomas parecen claros.

—...mmm, tal vez en una persona sana lo sean, pero yo estaba enfermo desde antes.

—¿Y cuáles son los síntomas de tu enfermedad?, ¿qué tratamiento sigues?, ¿qué medicinas tomas?

Denki parpadeó.

—¿Y bien?

Denki supo que no podía mentirle así que suspiró y se arrodilló cerca.

—No lo sé.

—¿Cómo?

—Dije que no lo sé. Los médicos no hablan conmigo, me revisan y ya. Lo único que sé es que tengo una constitución débil, me canso con facilidad y en los días malos duermo muchísimo.

—¿Eso es todo?

—Todos dicen que mi enfermedad va y viene por temporadas.

—A mí no me importa lo que digan todos, te estoy preguntando a ti los síntomas que presentas.

Denki parpadeó.

—¿De verdad que no lo sabes?

—No.

—¿Y quién puede contestar esa pregunta?

—Mi médico de cabecera.

—¿El qué está muerto?

—Eso me temo; de todos modos, no importa. Ahora está muerto.

—Pero seguramente tiene registros, notas sobre tus avances y tus síntomas.

—¿Por qué importa eso?

—Porque podría indicarlos cuánto empezó el envenenamiento.

—Ya te lo he dicho, fue en el invierno, con la sopa.

—Fue ahí cuando lo descubriste, no significa que fuera ahí cuando empezó.

[Advertencia. Advertencia. Se detecta una amenaza para la Trama del Protagonista]

Denki parpadeó, estaba listo para interrogar al Sistema cuando Katsuki añadió:

—Necesitamos encontrar tus registros médicos, tal vez eso nos indique algo más sobre este veneno, ¿dónde están las dependencias del médico muerto?

Denki abrió la boca y balbuceó incoherentemente. Un momento después Katsuki se tensó levantándose de un salto como si acaran de picarlo con un alfiler, a Denki le tomó un momento entender que acaba de detectar un sonido en el exterior, lo supo cuando la segunda sombra se metió por la ventana de la habitación.

—¿Qué estás haciendo aquí? —gruñó Katsuki con voz aterradora mientras Shouto se enderezaba con una lentitud estudiada.

—¿Qué estás haciendo tú aquí?

—Cuida tus modales, estúpido, tú y yo no somos iguales.

—¡SHHHH! —masculló Denki en voz baja levantándose para interponerse entre ellos. Se giró hacia Shouto ofreciéndole una reverencia—. Gracias por venir —después se acercó hacia Katsuki y le tocó el codo—. Yo lo invite.

—¿Por qué?

Denki no estaba seguro de tener una respuesta a esa pregunta, no una que resultara creíble pero sabía que debía intentarlo.

—Porque existe la posibilidad de que termine casándome con él.

[...]

NA/

Todos sabemos que Katsuki es una fuerza de la naturaleza y que cuando le presentan un reto no lo soltará hasta que no consiga entenderlo por completo. Por desgracia para Denki, no puede decirle que la tarea de meterse en el despacho del doctor es una tarea destinada para el Protagonista.

¿Podrá Denki distraerlo o se aproximan tiempos difíciles para nuestro muchacho? En otras noticias tenemos más reuniones secretas que continuaran por el momento pues como bien dijo el Sistema: Amor, deseo, amistad o lealtad. Emociones poderosas que garanticen el apoyo para Eraser. Puedo apostarles que Denki se está luciendo en ese aspecto.

Entonces, nos vemos en el que sigue. Gracias por leer.,

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