3.24. Jardín
Título Alternativo: Y Keigo Takami llega para salvar el día.
[...]
Con muchísima calma Denki giró el rostro y lo alzó para mirar a Noche, pese al miedo se obligó a quedarse quieto y cuando estuvo seguro de que no iba a fallarle la voz dijo en voz alta:
—Estoy seguro de que el guardia de mi padre tiene muchísimas tareas pendientes y no sería apropiado que yo dispusiera de su tiempo-
—Tu padre no puede oírte. Con toda probabilidad se ha olvidado que estás aquí, ahora tiene que arreglarse para iniciar las actividades con sus invitados así que no pierdas el tiempo con eso.
—Con mayor razón, ¿no tienes tareas que desempeñar?
—Sé organizarme, pajarito, ahora levántate y vamos al jardín.
Denki se apretó las manos.
—No quiero ir al jardín —no contigo, al menos.
—¿Quieres pasar otro día encerrado en tu cuarto?
El estómago de Denki se desplomó, no le gustaba la sensación de que su libertad estaba en manos de Noche, más que en las de su padre. Era escalofriante pensar que ese hombre podía disponer de su tiempo a voluntad, y como sabía que no podía desafiarlo decidió tantear el terreno.
—Quiero ir al jardín junto a la biblioteca.
—¿Por qué?
—Porque tal vez después pueda pasar a la biblioteca.
Noche sonrió.
—Ya veremos.
Así que Denki se levantó y salió junto al guardia. Había escogido el jardín de la biblioteca porque se encontraba cerca de los pasillos principales donde sería fácil encontrar algún testigo al que invitar a su paseo –podía oír el rumor de voces y movimiento en la lejanía–, pero el guardia los hizo transitar por pasajes laterales tan apartados de la atención del público que Denki no vio ni una sola alma a esa hora. De hecho, terminaron accediendo al jardín por alguna de las entradas secundarias, y solo cuando avanzaron por el pequeño camino empedrado Denki fue plenamente consciente de que estaba en un jardín privado con el hombre que sabía de su envenenamiento. Intentó no echarse a temblar.
Si este hombre no me diera miedo intentaría interrogarlo, pero hacerme el tonto no va a funcionar con él y algo me dice que cualquier cosa que le diga será examinada hasta sus últimas consecuencias.
—Te oigo pensar, pajarito.
Si eso fuera cierto ahora mismo me estarías cortando el cuello, pero Denki siguió avanzando en silencio sin mirarlo.
—¿Y bien?
—Nada —respondió Denki concentrándose en el camino que seguía—, solo estoy pensando en lo muchísimo que extrañaba salir.
—Eso puede arreglarse.
—Por supuesto que sí.
—¿Quieres que lo arregle?
—¿A cambio de qué?
Noche se rio, cosa que Denki no se esperaba así que se detuvo para mirarlo.
—Hablaba en serio —dijo.
—Precisamente por eso, pajarito, es divertido ver que empiezas a entender las reglas. No obstante, debo admitir que no he pensado en algo que puedas ofrecer; después de todo, tú no tienes nada.
—¿Y tú sí? —preguntó Denki sin poder evitarlo. Se arrepintió casi de inmediato al ver la expresión en los ojos de Noche pero se tragó el miedo que le sacudía el corazón.
—A diferencia de ti —respondió Noche con muchísima lentitud—, yo tengo poder en este palacio. Influencia en la corte. Y —añadió extendiendo una mano para tocarle la nariz—, cuento con la confianza y el respeto del Emperador.
El dedo se deslizo hasta la mejilla herida y presionó, Denki la apartó de un manotazo e hizo ademán de alejarse, pero Noche se movió más rápido; con la otra mano lo sujetó del cuello al tiempo que decía:
—Quieto.
—No —respondió Denki enterrando los dedos en la muñeca que lo sujetaba—. Suéltame.
—Pídelo con amabilidad.
Denki intentó patearlo, Noche lo forzó a echar su cabeza hacia atrás.
—Pídelo-
El resto de la frase murió cuando Noche apartó el rostro de él para estudiar los alrededores, un momento después volvió a mirarlo y sonrió.
—Cuida tus modales, pajarito —y de inmediato lo soltó.
Denki retrocedió de inmediato para mirarlo con recelo pero el guardia había adoptado una expresión indescifrable y la misma postura formal que usaba cuando estaba junto a su padre. Solo entonces detectó el rumor de voces que se acercaba, un momento después Shouto y Keigo aparecieron tras la curva del camino oculta por los setos altos.
—¡Alteza! —saludó Keigo Takami apenas reparó en ellos, vestía impecablemente con una túnica oficial que incluía el blasón de armas de la familia Todoroki. A su lado Shouto era la viva imagen de un subordinado de confianza acostumbrado a los desenvueltos ademanes de su superior—. No esperaba encontrarlo aquí.
Consciente de la presencia de Noche junto a él, Denki asumió su modalidad de Príncipe.
—Buenos días, oficial Takami, es un placer saludarlo. Yo tampoco habría esperado encontrarlo aquí, este jardín no suele recibir visitas.
—Lo veo, es muy diferente de los preciosos y cuidados jardines que rodean el Palacio —dijo Keigo deteniéndose frente a él, sus ojos se desviaron brevemente hacia Noche a quien saludó con una inclinación de cabeza antes de regresar su atención hacia Denki— ¿Cómo está, Alteza?
—Igual que siempre.
—No igual, Alteza, el rostro que veo hoy no es el mismo que vi hace dos días.
—Lo sé, ayer en la noche me desvele estudiando y estoy seguro de que mis ojeras son dos manchas negras. Lamento la terrible presentación de este Príncipe, pero realmente no esperaba encontrarme con nadie, tan solo venía a dar una vuelta por el jardín solo.
Los ojos de Denki se desviaron hacia Shouto y de vuelta a Keigo en una clara advertencia de que el tema de su cara estaba fuera de lugar.
—¿Solo, Alteza? —y miró con intención hacia donde estaba Noche—. Creo que aquí se aplica el famoso lema "La soledad también es posible en presencia de un Guardia Sombra", es algo así, ¿verdad?
—No exactamente —respondió Noche con exquisita cortesía.
—Entonces me encantaría oír la versión correcta —dijo Keigo con una sonrisa—, pero no quiero interrumpir el paseo del Príncipe —fingió meditarlo y tras una pausa miró a Denki—. Alteza, ¿sería demasiado pedir que me permita tener una conversación con su guardia mientras usted pasea?
—En absoluto —respondió Denki de inmediato.
—No puedo dejar al Príncipe solo —respondió Noche casi al mismo tiempo.
—Sho puede cuidar de él —entonces se giró hacia su subordinado—. Acompaña al Príncipe en su paseo, Sho. Y tráelo de vuelta antes de que tengamos que salir para el almuerzo organizado por el Emperador.
Denki no se lo pensó dos veces y se alejo sin mirar a Noche fingiendo que no lo oía llamarlo, por suerte Keigo se adelantó para llamar la atención.
—Aprovechando que tengo al guardia personal del Emperador tal vez él pueda ayudarme con mis dudas.
Denki no alcanzó a oír la respuesta de Noche, en su lugar siguió por el camino empedrado y apenas estuvo seguro de que los setos lo ocultaban de la vista se internó entre los arbustos descuidados hasta perder de vista el camino, entonces tomó aire e intentó calmarse. Por fortuna Shouto no lo interrumpió, guardó silencio y esperó.
—Creí que ibas a irte.
—Decidí esperar... ¿estás bien? —preguntó Shouto mirando fijamente el moretón en su cara. Avergonzado, Denki giró el rostro en un intento por ocultar su moretón, pero el Príncipe de los Todoroki extendió la mano y le tocó el hombro con suavidad inclinándose al frente para mirarlo a la cara—. No eres tú quien debería avergonzarse.
Denki lo miró a los ojos, los desvió al suelo y suspiró.
—¿Le has dicho a alguien?, o Takami... ¿alguno de ustedes ha mencionado?... o dicho... ¿alguien ha preguntado?...
—Se han oído rumores sobre tu ausencia pero nada que sea verdad y como la principal preocupación de Keigo es el tratado de paz, no se arriesgaría a decir nada que pueda ofender al Emperador. Este asunto sigue siendo privado.
—Me alegra.
—¿Lo hace? ¿No crees que es algo que debería conocer la corte?
—Todos saben que el Emperador es un hombre voluble, no hay novedades ahí, y en este momento, con todos los invitados presentes, sería perjudicial para mi familia que este incidente se diera a conocer.
—Cuando creas excusas para ocultar la violencia, lo único que haces es permitir que ésta continúe.
El comentario hizo que Denki alzara la vista para mirar a Shouto una vez más.
—Sé lo que es crecer con un padre violento —añadió—, he visto a las mujeres de mi casa justificar su conducta, he visto a sus aliados guardar silencio, y he visto a sus amantes huir aterrorizados. Nada de eso ayudó ni lo hizo cambiar.
—¿Y qué lo hizo?
—Que mi madre huyera, que mi hermano se fuera con ella, que yo me marchara, que el Príncipe Heredero lo desafiara a un combate, que mi hermana tomara el control de la corte socavando su autoridad. ¿Lo entiendes? No será fácil ni inmediato hacerlo cambiar, pero puede hacerse.
—¿Tu padre aún gobierna?
—Lo hace, entrena a su heredero a tiempo completo, pero no ha vuelto a levantarle la mano a nadie.
—Lo describes como un hombre terrible.
—Lo es.
—Pero Keigo es...
—Keigo Takami es un hombre que sabe cuidar de sí mismo, que no acepta la estupidez de la gente y que nunca permitiría ser humillado o tratado de mala manera. Nunca entenderé porque una persona tan inteligente y bella como él ha decidido meterse en la cama con mi padre, pero tengo claro que no debo preocuparme por él.
—Realmente estimas al oficial Takami.
—Por supuesto, pese a su mal gusto es un hombre admirable.
A Denki se le retorció el corazón al pensar en la reacción de Shouto al enterarse de la muerte de Keigo Takami. Quiso advertirle, pero al acordarse de las restricciones del Sistema las palabras murieron en su boca; en cambio se apretó las manos.
—¿Crees que sea momento de volver?
—No. Keigo aprovechará la oportunidad para hablar con el guardia de tu padre.
—¿Por qué?
—Porque es quien lo conoce mejor. Keigo quiere averiguar qué otra cosas podemos ofrecerle a tu padre para convencerlo de firmar el tratado de paz sin que mi familia tenga que modificar los límites territoriales que tu casa está imponiendo como retribución para los daños causados por la guerra.
—¿Mi padre quiere expandir el Imperio?
—Quiere quedarse con casi una cuarta parte de nuestro territorio, además de ciertas compensaciones monetarias alegando que fue nuestra gente quien traspasó las fronteras sin permiso. Ciertamente son condiciones muy abusivas, si mi padre o cualquier otro de sus oficiales estuviera aquí lo habría rechazado sin dudar y se habría marchado a casa ofendido por el gesto, pero Keigo no piensa rendirse. Quiere acabar con esta guerra y si no lo logra, quiere dejar en claro que fue el Emperador quien tomó esa decisión.
—¿Y qué es lo que quiere ofrecerle?
Esa pregunta hizo por fin que Shouto se revolviera incómodo.
—Le he dicho que planeaba discutirlo contigo primero, pero él insiste en investigar el asunto por su cuenta.
—¿Qué? Espera, no entiendo, ¿hablar conmigo? ¿de qué?
—De firmar un tratado de paz con un matrimonio arreglado.
—¿Tú y yo? Te dije que esa no era mi intención.
—Lo sé, pero Keigo cree que podría ser la solución.
Denki frunció el entrecejo.
—Tengo un prometido.
—Keigo está convencido de que tu padre nunca te casaría con alguien de la casa Shigaraki.
Denki frunció el entrecejo recordando vagamente la conversación que había tenido con su padre esa misma mañana.
—¿Crees-? —se interrumpió, volvió a retorcerse las manos y finalmente lo miró —¿Estaría mal si te pidiera que espiemos la conversación entre Noche y Keigo?
—¿Por qué te interesa?
—Porque soy yo quien va a casarse.
Ante eso Shouto no añadió nada, le hizo una simple seña de que lo siguiera al internarse entre los arbustos descuidados. Era una suerte que supiera hacia donde ir porque de haber estado solo Denki se habría perdido, también era una suerte que estuviera familiarizado con el espionaje porque en determinado momento le hizo la seña de alto, se llevó un dedo a los labios y señalo sus pies. Denki lo siguió cuidando de pisar donde él pisaba, y de no tocar los arbustos que tenía a su alrededor. Al final se detuvieron tras una pared de hojas desde donde podía oírse el murmullo bajo de una conversación.
Denki se inclinó para oír con atención.
—...y de nuevo, oficial Takami, para cualquier detalle especifico que se refiera a las incursiones ocurridas en la frontera debe hablar con Hakamata, que es el responsable de llevar un registro de la situación.
—Pero Hakamata le informa al Emperador y estoy seguro de esas sesiones informativas también te incluyen a ti, ¿no es así?
—Un Guardia solo ve y escucha, nunca repite lo que se habla en presencia de su protegido.
—Asombroso, el Clan Sombra tiene una excusa perfecta para todo.
Denki no alcanzó a oír lo que Noche respondió así que se inclinó más colocando las manos detrás de las orejas para mejorar su audición. La conversación se alargó mientras Keigo iba de las incursiones en la frontera, las condiciones del tratado de paz y el poco tiempo que el Emperador había destinado para sentarse a charlar con su grupo. Si bien sus comentarios eran absolutamente corteses era imposible ignorar la impaciencia que crecía en él, a Noche parecía divertirle. Denki podía oír la sonrisa en su voz.
—Entiendo que el Emperador es un hombre ocupado —dijo Keigo casi al final—, pero habría supuesto que pese a sus obligaciones encontraría el tiempo para hablar de la paz.
—Y tendrá tiempo.
—¿Cuándo? En unos meses dirá que se encuentra demasiado ocupado planeando la boda de su hijo como para sentarse con nosotros a charlar.
Fue asombrosa la forma en que Noche fingió sorpresa y duda. De no haberlo conocido, Denki le habría creído.
—¿Boda?, ¿qué boda?
—¿Vas a negarlo?
—No estoy seguro de lo que debo negar.
—¿Niegas que el Tercer Príncipe está comprometido con el hijo de los Shigaraki?
Hubo una pausa, demasiado medida para ser real pese a que la consternación que se oía en la voz de Noche parecía autentica.
—Por supuesto que lo niego. No existe compromiso alguno, ¿quién le ha dicho eso?
—Tengo mis fuentes.
—Pues yo no confiaría en ellas.
—¿Niegas que esa es la razón por la cual están aquí?
—Como bien dijo el Emperador, la familia Shigaraki ha sido invitada para limar asperezas. Nada más.
—Nadie se cree eso.
—Se dice que los incrédulos no podrían ver la verdad aunque la tuvieran de frente.
—También se dice que durante el día de la cacería uno de los hijos de la casa Torikin oyó a Tomura Shigaraki maldecir el nombre del Tercer Príncipe, razón por la cual ambos llegaron a las manos. Alguno de los testigos oyó decir a Tomura que podía quedárselo. "Cásate tú con él y quítamelo de encima", creo que fueron sus palabras exactas. Pero no hay compromiso, ¿verdad?
—No lo hay —respondió Noche de inmediato con tal vehemencia que no dejaba a duda de que era la verdad—. Sin embargo, admitiré que el joven Shigaraki se ha encaprichado con el Tercer Príncipe y su padre, alentando sin duda sus deseos, ha tanteado al Emperador al respecto, pero todo ha quedado en una simple mención.
—¿Tomura Shigaraki es quien quiere casarse? ¿Casarse con el Tercer Príncipe de esta casa, con quién -si no me equivoco- no ha hablado ni una sola vez?
—La belleza del Príncipe es innegable.
—También su aislamiento.
—Al Príncipe le gusta disfrutar de una vida discreta, y dada su enfermedad todos saben que es mejor no someterlo a los ajetreos de la corte.
—Y sin embargo algún ajetreo ha encontrado su cara.
Noche se tomó un momento para responder.
—Lo que sucedió con el Tercer Príncipe-
—¿Fue un error? ¿Un malentendido? ¿Un ajetreo borracho? No me importa. Lo que quiero saber es si el Emperador está casando a su hijo con la familia Shigaraki a fin de firmar una alianza con ellos.
—La casa Shigaraki no tiene-
—Tiene dinero, soldados y armas... tal vez eso explique porque el Emperador no parece interesado en hablar de paz. ¿Por qué hacerlo cuando empieza a prepararse para la guerra?
—Esa es una afirmación desproporcionada.
—¿Lo es? —hubo una pausa en la que ninguno dijo nada—. Eres el guardia del Emperador, estoy seguro de que irás a decirle lo que te he dicho lo cual es precisamente lo que quiero. Hablar con Hizashi y Hakamata no ha logrado nada, tal vez contigo las cosas sean diferentes. Tal vez al oír mis conclusiones de tu boca el Emperador decida sincerarse conmigo. Si desea la paz podemos llegar a un acuerdo razonable, pero si quiere luchar, quiero que sepa que nosotros estamos listos... ¡Eh, Ina! —dijo de pronto y su tono grave dio paso al mismo sonido juguetón de siempre—, ¿qué haces aquí?
Denki, que creía haber oído mal, se estremeció cuando oyó la voz de la sirvienta.
—El Oficial Takami me pidió llamarlo cuando fuera hora del almuerzo.
—Cierto, cierto, lo había olvidado. Estaré listo en un segundo, solo necesito encontrar a Sho. Debe estar por aquí en alguna parte.
Las voces se alejaron y Shouto hizo ademán de apartarse de los arbustos para volver al camino, eso hasta que Denki le aferró del brazo. Su expresión debía ser grave porque Shouto frunció el entrecejo.
—¿Qué pasa?
—¿Ina? —balbuceó Denki, aterrado— ¿Conoces a Ina?
—¿Quién? ¿La sirvienta? —respondió Shouto— Sí, la asignaron a nuestras habitaciones desde que llegamos. Y Keigo insiste en aprenderse el nombre de todos.
Fue una suerte que Shouto reaccionara a tiempo de sujetarlo porque Denki se habría caído al suelo del espanto. Acaba de entender cómo iban a matar a Keigo.
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