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3.22. Intruso

Nota: ¡¡Gracias por participar en la encuesta!! Los dejo con nuestro intruso.

Título Alternativo: ¡Guardias! ¡Hay un hombre excesivamente guapo en mi cuarto!  

[...]

La sombra que se descolgó del techo para entrar por la ventana de su habitación lo hizo en un movimiento tan rápido y cuidadoso que si Denki no hubiera estado despierto no lo hubiera oído entrar. Y si sus ojos no se hubieran acostumbrado a las sombras durante las últimas horas tampoco habría podido verlo porque el extraño vestía completamente de negro.

Tras lo ocurrido en el baño –Noche y el agua caliente en su piel– la imagen de un hombre vestido de negro entrando en su cuarto sin autorización lo hizo estremecer, fue aún peor cuando vio al extraño enderezarse en silencio mientras escaneaba el cuarto hasta localizar la cama.

No me ha visto, fue el único destello de raciocinio que logró conjurar la mente de Denki antes de sumirse en pánico pues no olvidaba que uno de sus objetivos era: "Sobrevivir al ataque del asesino"; esa idea, y el hecho de que el extraño estaba prácticamente a dos pasos de él, hizo que el pánico saltara como un resorte libre.

Varias cosas sucedieron de forma casi simultánea. Denki se apartó de su pequeño nido chocando con la mesita que tenía junto mientras inflaba los pulmones para gritar. Consiguió emitir un "AH" cortísimo antes de que una mano le cubriera la boca tirando de él hacia atrás.

Siguió gritando contra la mano en su cara hasta quedarse sin aire mientras el extraño le pasaba el otro brazo por la cintura para alzarlo del suelo pese a que Denki seguía debatiéndose como un pez en el anzuelo. Era ciertamente ofensivo que el extraño pudiera maniobrarlo como si no pesara nada, y cuando sus pies perdieron el piso los agitó en el aire hasta tirar la pila de libros que estaba cerca, entonces aspiró por la nariz para volver a gritar.

—Quieto —dijo el extraño en un tono bajísimo y más que la orden fue la voz la que hizo que Denki se quedara absolutamente inmóvil. Con muchísima lentitud giró el rostro hacia la derecha para mirar al extraño –con la boca aún cubierta– y por el rabillo del ojo espió entre la capucha del extraño que solamente dejaba entrever una franja de su cara entre la que se asomaban un par de ojos color sangre.

En ese momento alguien hizo girar la perilla de la puerta.

—¡Alteza! —dijo el guardia que se encontraba en el exterior cuando la silla empotrada contra la puerta le impidió entrar—. ¡Alteza!

Denki palmeó la mano que estaba sobre su boca sin dejar de mirar al intruso hasta que éste entendió la indirecta.

—¡He tenido una pesadilla! —dijo apenas tuvo la boca libre.

—¡Alteza!, por favor abra la puerta.

Rechinando los dientes Denki palmeó el brazo que lo sujetaba de la cintura y cuando lo devolvieron al suelo avanzó a toda velocidad hacia la puerta esquivando todos los mueblecitos que había en su camino. Quitó la silla y abrió de prisa intentando componer una expresión calmada.

—¿Sí? —dijo y se negó a moverse cuando el guardia se acercó a la entrada con intenciones de inspeccionar el interior.

—¿Qué ha pasado, Alteza? —preguntó el guardia espiando el interior por encima de Denki—. Escuche ruidos.

Pues que buen oído tienes, carajo.

—Una pesadilla, nada más —como el guardia miraba hacia las sombras oscuras, Denki se aclaró la garganta y añadió—: No hay necesidad de una inspección, ¿verdad?

—Por supuesto que-

La frase murió en cuanto el guardia lo miró; abrió los ojos, parpadeó varias veces y empezó a ponerse rojo. Denki no le hizo caso.

—Si es todo —dijo—, volveré a la cama.

—Claro, Alteza, por supuesto.

Siguió murmurando sin dejar de hacer reverencias frenéticas e incapaz de mirarlo a la cara. Denki cerró la puerta y se giró para espiar entre las sombras de la habitación. No había nada.

¿Me lo he imaginado?

Avanzó hacia la ventana con pasos cautelosos deseando que la madera no crujiera bajo sus pies desnudos, se aferraba las manos sin dejar de estirar el cuello. No pudo evitar sobresaltarse cuando la sombra silenciosa emergió detrás de una cortina, pese a reconocer la voz no podía evitar la ansiedad de ver el uniforme negro.

—¿Qué estás haciendo aquí? —siseó en voz bajísima acercándose a la ventana.

—Terminar con nuestra charla —respondió el intruso, despojándose de la capucha que lo cubría para revelar a Katsuki Bakugou, el Príncipe Intruso, quien se acercó a una de las mesas.

—¿Y tu mejor idea es colarte en mi habitación en plena noche? —gruñó Denki mientras Katsuki encendía una lámpara pequeña—. Casi me das un infarto.

—Eres tú quien se ha venido a esconder aquí.

En cuanto la suave y delicada luz amarilla inundó la habitación Katsuki inspeccionó el cuarto con calma. Denki lo vio estudiar su nido de cobijas con el entrecejo fruncido.

—¿Te has quedado todo el día aquí dentro holgazaneando? —preguntó con dureza inspeccionando la montaña de libros que había en la mesa y la lista de nombres que había encima. Sus ojos fueron de la canasta con fruta al servicio de té frío deteniéndose en la pila de almohadas a sus pies—, primero me pides ayuda, me arrastras a medianoche con balbuceos incoherentes, hablas de un asesino y no sé qué más, y en lugar de terminar con la conversación te-... ¿quién te ha hecho eso?

Los ojos de Katsuki finalmente se habían posado en él y Denki comprendió que lo que veía era su cara deforme. Se sintió repentinamente violento y apartó el rostro de manera que solo su lado derecho mirara a Katsuki.

—Lamento mi intempestiva ausencia —respondió Denki moviéndose hacia su nido improvisado mientras se acomodaba el pelo del lado izquierdo a fin de ocultar el golpe—, debí haber enviado un mensaje pero me distraje.

—Te hice una pregunta —pregunto Katsuki plantándose junto a él. Denki se negó a mirarlo, en cambio suspiró y observo con calma los círculos de luz que bailaban en el suelo.

—No mentiras, ¿recuerdas?

—Entonces dime la verdad.

Denki sonrió con tristeza.

—Hay verdades que no deben ser pronunciadas en voz alta.

—¿Por qué no?

—Porque duelen.

El silencio se extendió por el cuarto mientras Denki volvía a pasarse los dedos por el pelo; finalmente Katsuki se apartó y Denki aprovechó para arrodillarse en el suelo entre sus almohadones esponjosos. Su acompañante escogió sentarse en el suelo con las piernas cruzadas, la viva imagen de un soldado con la espalda recta y la mirada fija.

—Nunca habría esperado que la primer pijamada de mi vida sería con el Príncipe Bakugou —bromeó Denki abrazando una almohada contra su regazo.

—¿Piya-qué?

—Ehhhh, ¿por qué estás vestido así?

—Porque es fácil moverse en la noche.

—No tenías que venir en la noche, podrías haber pedido una audiencia para visitarme durante el día que es cuando la gente normal hace sus visitas.

—Está prohibido.

—¿Cómo lo sabes? ¿solicitaste una?

—Es de lo único que se habla: No recibes visitas y te has excusado de participar en todos los eventos que se han programado en los próximos días.

—Supongo que la explicación oficial es que me encuentro indispuesto —le ofreció una sonrisa sarcástica. Katsuki lo observó en silencio antes de que sus ojos se desviaran hacia los libros.

—¿Por qué la lista?

—No suelo salir así que no conozco a ninguno de los nobles que forma parte de la corte de mi padre, ayer tuve la fortuna de conocer a la mayoría y quería asegurarme de no olvidar lo que me han dicho. Así no me equivoco si vuelvo a tratar con ellos..., ¿por qué te arriesgaste a venir?

—Porque no me gusta vivir en la duda.

—Pudiste haber enviado a alguien.

—Nunca enviaría a mis hombres a hacer algo que puedo hacer por mi cuenta. Además, no confío en ninguno de ellos cuando se trata de los Asesinos Negros.

—¿Ni siquiera en Kirishima?

—Le debe lealtad a mi madre, le dirá todo apenas lo sepa y no voy a dejar que ella se meta en esto.

—Pero él estaba con nosotros anoche.

—Kirishima no hace preguntas, no es su trabajo, todo lo que sabe es que nos has pedido ayuda y nada más. Nadie ha mencionado a los Asesinos Negros y con suerte se quedará así.

—Pero sigue siendo imprudente que vengas así, ¿te das cuenta del riesgo que supone que te vean? Eres el Príncipe de tu casa, los Príncipes no se cuelan en habitaciones ajenas.

—Eso debiste pensar antes de involucrarme en la historia de tu envenenamiento.

—¿Significa eso que aceptas involucrarte? —pregunto Denki con una sonrisa feliz.

Katsuki volvió a mirarlo y tras una pausa sacó un paquetito de la pechera de su ropa, lo colocó abierto sobre la colcha dejando a la vista las tres bolitas diminutas que habían encontrado la noche anterior.

—¿Sabes que son? —preguntó.

—No, ¿y tú?

—No, nunca había visto nada así. ¿Cómo supiste que estaban ahí?

—Ya te lo dije había veces en que mi té estaba tan amargo que no podía beberlo, pero estaba seguro de que no era el té porque Izuku y el resto lo probaban primero... Lo que no entiendo —añadió cruzando las piernas y apoyando los brazos sobre la almohada en su regazo—, es que en todo este tiempo nadie de los que bebía conmigo se quejó de un sabor inusual.

—No puedes saber que no estuvieran ocultando el sabor a propósito o que no hubieran tomado un antídoto antes de visitarte. Habría que hacer una lista con todos tus invitados e ir descartando uno a uno.

—La lista es muy corta. Durante el invierno, cuando conseguí recuperarme, organicé varias sesiones de té, pero usamos las teteras elegantes, y esas cosas salieron de las teteras que uso en casa cuando estoy solo o tengo visitas cercanas, como Aizawa o Izuku.

—¿Y confías en ambos?

—Absolutamente... así que no entiendo cómo pudieron seguir envenenando mi té sin que alguien más detectara nada.

Katsuki guardó silencio y levantó una bolita roja para observarla a detalle –Denki estuvo seguro de que no era la primera vez que lo hacía–.

—El pegamento que las mantiene unidas se deshace con el vapor, así cuando el té se prepara el vapor que sube por la boquilla lo afloja y cuando se sirve la primer taza estas cosas caen en ella.

—Pero nunca soy el primero en probar el té.

—Pero eres el primero al que le sirven, ¿no es así? Si aquí se siguen las mismas reglas que en mi hogar a un Príncipe siempre se le sirve primero. Y en tu casa especialmente siempre serás al primero al que sirvan por ser el anfitrión.

Denki recordó todas las veces en que Fantasma servía su té antes que al resto aunque él esperaba hasta que ellos bebían antes de tocarlo.

—Oh —fue todo lo que dijo.

—Quiero enviar una de estas cosas a un análisis con un herborista o un médico, pero antes he enviado a Kirishima a investigarlos. Cualquiera podría haberlo preparado y si llegamos a preguntar estaríamos alertado a la persona que puso esto en tu casa. Lo único que podemos hacer por ahora es investigar a las personas que vivían contigo. Has dicho que una de tus sirvientas está desaparecida.

—Sí, Izuku y Fantasma se han marchado para hablar con su familia.

—Bien, pero ¿qué hay del resto?

—Bueno, Saya se ha quedado en la casa, seguramente la viste después de salir anoche. Mizushima es el mayordomo, también está en la casa. Me traje a Ina que se está quedando en el palacio. Y ya.

—¿Solo cuatro sirvientes?

—Sí, ¿por qué? ¿cuántos tienes tú?

—Más de una docena, sin mencionar a la escolta que mi madre insiste en asignarme.

—No me imagino teniendo una escolta, con Fantasma me basta.

—¿Solo tienes un guardia? ¿Uno? —insistió Katsuki con el entrecejo fruncido, Denki se encogió de hombros.

—No es como si saliera a muchos lados.

—¿Por qué no?

—Porque estaba enfermo y no se necesita de un ejército para cuidar de mí —respondió Denki con calma sin que eso borrara la expresión incrédula del rostro de Katsuki—. Además —añadió con una pequeña sonrisa—, me las arreglo bastante bien. Ayer fue la primera vez que visite el pueblo y no termine muerto en una zanja, eso es lo que yo llamo un excelente paseo a medianoche.

Katsuki no se rio de su broma, sus ojos escanearon la habitación una vez más antes de volver a fijarse en él.

—¿Tu padre te ha visto hoy?

La pregunta borró de un plumazo la sonrisa en el rostro de Denki y no pudo evitar bajar la vista mientras se alisaba el pelo en un vano intento de cubrir el moretón.

—Mi padre está al tanto de lo ocurrido, sí.

—¿Y el guardia que fue a recogerte a tu casa?

Denki se puso tenso.

—Noche no me hizo esto —murmuró.

—Pero le tienes miedo.

El estómago de Denki se encogió y fue instintivo el alzar los ojos para mirar a Katsuki que seguía observando. No dijo nada.

—Te escondiste de él en el baile —añadió Katsuki como si estuviera oyendo la pregunta que Denki no había formulado—. Y cuando llegó anoche te olvidaste de tu pequeño número absurdo. Él no te dijo nada fuera de lo normal y sin embargo actuaste como corderito cuando te dijo que era hora de marcharse. No he dejado de darle vueltas en todo el día, la misma persona que me insultó apenas nos conocimos me llamó Alteza Real y me trato con deferencia solo porque él estaba ahí... Hablas de Aizawa como si fuera tu amigo, te referiste al guardia de la entrada por su nombre y él nos dejó entrar sin alboroto, y no dejaste que el guardia de la puerta entrara al cuarto hace un momento, significa que reconoces tu posición con ellos, pero no frente al hombre que llamas Noche. ¿Por qué?

Con los ojos fijos en el Príncipe Katsuki, Denki luchó contra la marejada de emociones que se debatían dentro de él –alivio, miedo, terror–. Tuvo que usar todo su autocontrol para no echarse a llorar porque sabía que si lo hacía terminaría diciendo algo que no debía; para calmarse apoyó el codo sobre la almohada y uso su mano derecha –la cual temblaba– para frotarse la frente –ocultando así sus ojos– mientras tomaba aire en bocanadas controladas a fin de calmar la quemazón que sentía en la garganta.

Cerró los ojos y se mantuvo quieto deseando de corazón que Katsuki no decidiera interrogarlo en ese momento, no creía ser capaz de hablar sin que se le quebrara la voz. Por suerte para él, el Príncipe guardó silencio mientras Denki luchaba contra el terror que Noche le inspiraba.

[...]

NA/

Siguiendo con la pregunta que les hice hace varios capítulos, ¿qué quiere Noche? Todas sus respuesta fueron geniales, y quiero hacer una mención especial para When_Ah, Alesia_Arual, y Kuro_Neko_Desu que lo han resumido bastante bien. Pero hagamos un resumen.

En un principio Noche veía al Príncipe como una herramienta que podía utilizar, consideraba que su mayor tributo era tan solo ser bonito y tenía intenciones de usar eso en su beneficio. Si observan cada interacción el principal objetivo es establecer su control, recordarle que no tiene poder y que sus opiniones no cuentan. Sin embargo, Denki le ha demostrado que es algo más que un rostro hermoso, no es ese Príncipe llorica y frío del que había oído hablar, y hemos podido ver el asombro que empieza a sentir. Y todo eso nos conduce hasta el atributo fascinación. Ahora se ha convertido en una pieza bonita y valiosa, algo que vale la pena conservar. Como bien lo han expresado en los comentarios, ¿qué diferencia hay entre el Noche que quiere controlar y el que quiere poseer? Y creo que la respuesta sería la atención que va a darle.

La escena del baño nos demuestra que no tiene prisa y que es inteligente, sabe que no puede hacerle daño a Denki sin causar alboroto, pero también sabe que el Príncipe no tiene a nadie con quien quejarse –nadie le creería, o mejor dicho nadie con poder lo respaldaría–.

Y para todos aquellos que sintieron la tensión en el capítulo 20 y creyeron que Denki estaba siendo observado en el 21, quiero ofrecerles un té con galletas con todo el cariño del mundo porque esa emoción es precisamente lo que Noche busca.

Nuestro villano quiere que Denki viva con la certeza de que él está siempre presente, no importa si está solo o rodeado de gente, Noche desea convertirse en el punto de referencia sobre el que Denki exista. Así, cualquier cosa que Denki quiera hacer se verá obligado primero a considerar: ¿Noche se enfadará? ¿Noche estaría de acuerdo? Ese es el control que quiere (y la razón de ello se explica después). Su mayor placer es ver como todos se asombran y lo desean. ¿También lo desea de forma física? Todavía no, pero... ¿no creen que es un paso inevitable?

No obstante, que no haya pánico porque si observan con cuidado el fic no está marcado con contenido solo para adultos, es decir no tengo contempladas escenas NSFW dentro de la trama (habrá algunas ligeramente subidas de tono sin ser demasiado explicitas) pero no quiero comprometerme en ese aspecto porque todos sabemos que las historias se salen de control y uno nunca sabe lo que puede pasar. Si llega a ocurrir alguna escena peligrosa/hot pondré su advertencia correspondiente y cambiaré la clasificación del fic, con eso espero aliviar cualquier temor por la seguridad física del rubio.

Y para terminar quiero agradecerles que sigan aquí. Al publicar este capítulo puedo ver que vamos en la entrada 77, y el número me ha hecho entrar en pánico porque para mí solo es el capítulo 22, XD así que GRACIAS por cada comentario y apoyo y voto. Los quiero. Nos vemos en el que sigue. 

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