3.19. Dolor
Título Alternativo: Vuelve a tu jaula, pájaro mío, antes de que te arranque las alas.
[...]
Con la trenza cayendo a un costado de su cuello, las manos aferradas al frente –ocultas por las mangas de la túnica–, y la cabeza en alto, Denki avanzo a paso vivo por el sendero empedrado. Con excepción de Noche que avanzaba junto a él, el resto de los guardias se mantuvieron a una distancia prudencial.
—Seguiremos por aquí —dijo Noche señalando el primer callejoncito que se alejaba del camino principal.
Denki se puso rígido.
—¿Por qué?
—Es más rápido —respondió Noche en voz alta pero Denki vio como miraba hacia atrás, sin duda deseando que el Príncipe Katsuki no se apareciera—. Vuelvan a sus puestos —añadió dirigiéndose hacia los guardias que le ofrecieron una reverencia antes de obedecer.
Denki los miró irse con el corazón en la garganta, y una vez que estuvieron solos Noche borró su mueca cortés y en cambio le ofreció una sonrisa. El gesto de alguien que tiene lo que quiere.
—Vamos —dijo y juntos avanzaron por las calles desiertas alejándose del camino principal. En algún momento Denki oyó el sonido de las ruedas de madera contra el sendero empedrado, pero este se desvaneció como si nunca hubiera estado ahí—. ¿Te has divertido, pajarito? —susurro Noche mientras caminaban.
Denki no le contestó, siguió andando con la vista al frente sin dejar de sujetarse las manos.
—Ha sido divertido verte socializar —añadió el guardia—, sabía que llamarías la atención pero no así. Has hecho gala de unos modales impresionantes y aparentemente de un carácter que ha levantado murmullos.
Denki se concentró en el camino y en todas esas casas a su alrededor con las luces apagadas envueltas en silencio.
—Carismático, cortés, amable, todos han dicho lo mismo. Todos hablan de reuniones de té, salidas de caza y bailes. Incluso he oído uno par de indagaciones muy sutiles sobre las posibilidades de un matrimonio. Ha sido más de lo que hubiera esperado, así que debo felicitarte.
La ciudad entera dormía y Denki empezaba a lamentar no haberse quedado con su tío.
—Aunque si le preguntamos al Emperador diría que ha sido demasiado. No ha ayudado que la gente se acercara para expresar su alegría de ver por fin al Tercer Príncipe, eso lo ha hecho enfadar.
Denki contuvo un suspiro de alivio al ver a lo lejos la línea de arbustos que marcaba los límites del palacio.
—Ha estado de un humor insoportable toda la noche —continuo Noche como si nada—, se ha acabado cada copa de vino que le ponían en las manos y ni aun así sus mujeres han conseguido apaciguarlo. Has tenido la sensatez de mantenerte alejado.
Sigue, de frente, no te detengas.
—¿Y tus broches?
Junto a la pregunta Denki sintió un roce cerca de su oreja y su reacción inmediata fue girarse en esa dirección solo para ver a Noche con la mano extendida tocándole el pelo. Se apartó de él y siguió avanzando hacia el palacio a toda velocidad. La risa de Noche hizo eco a su alrededor.
—¿Tienes miedo de mí, pajarito? —pregunto el guardia, aún junto a él, igualando su paso sin esfuerzo y desenvoltura—. Eso está bien, lo único que hace falta es enseñarte a no mentir y a responder cuando se te habla.
Solo un poco más, entonces saldrían a la calle principal donde sería fácil ser visto desde lejos.
—El carruaje de tu tío llego sin problemas —añadió Noche en un tono más serio—, así que o no venías en él, como dijiste que lo harías, o te escabulliste por alguna de las salidas sin que nadie se diera cuenta. Ambas opciones son problemáticas, pero una de ellas sugiere la ineficiencia de la seguridad en el palacio algo que no podemos tolerar.
Denki mantuvo el silencio, pero no porque estuviera negándose a contestarle sino que tenía la boca seca de puro miedo. Suponía –y era una teoría floja– que Noche no se atrevería a matarlo ahí puesto que los guardias sabían quién había sido la última persona que estuvo con él, sin mencionar el hecho de que el Príncipe Katsuki también contaba como testigo en caso de que su cuerpo apareciera flotando río arriba. Aún con esa certeza, Denki no podía evitar sentir el terror de estar en compañía de la persona que parecía haber orquestado su envenenamiento.
—Tu silencio empieza a irritarme.
Ahora es cuando corro, pensó Denki y en el segundo en el que se lo dijo a si mismo –mientras separaba las manos para iniciar la carrera– Noche se materializó frente a él para sujetarlo. Denki reaccionó apartándose, dio un paso hacia atrás y se tambaleó ahí.
—Tócame y grito —le dijo reuniendo todo el valor que tenía. Un valor que se deshizo cuando Noche se movió a una velocidad espeluznante y le aferro la cara. Sus dedos forzaron a su rostro a mirarlo y así se quedaron. Su sonrisa era la misma expresión satisfecha de la primera vez.
—Puedes gritar, pajarito, si es que aún tienes voz y no te importa perderla.
—Hablaré con Eraser de esto —dijo Denki con la última pizca de coraje que tenía en sí—, estás cruzando una línea.
—¿El viejo Aizawa? ¿crees que puedes acusarme con él?
La sonrisa se había ido y lo único que había ahí era una expresión calculadora que le hizo comprender que Noche estaba preparado para esa eventualidad.
—¿Qué le dirás? ¿Qué te negaste a contestar mis preguntas arriesgando la seguridad del palacio en el proceso o que bajo coacción convenciste a tu tío de que mintiera por ti para poder vagar fuera del palacio sin permiso de ninguna clase?, ¿hm?, ¿cuál será tu excusa?
Denki no dijo nada.
—Eso pensé, ahora contestaras las preguntas que te he hecho. ¿Has vuelto con tu tío o no?
—No —respondió Denki sin moverse, temeroso de que le cortaran el cuello.
—Eso está mejor —respondió Noche con calma sin soltarlo—. ¿Alguien ha mencionado tu compromiso?
—No
—¿Has hablado de ello con Lord Toyomitsu?
—No
—¿Dónde están tus broches?
—Los deje en mi casa.
Noche volvió a sonreír.
—¿Te gustaría volver a ahí, pajarito?
Denki no le contesto, se limito a mirarlo directamente a los ojos con lo que esperaba no fuera terror. La sonrisa maliciosa en el rostro del guardia vaciló como si acabara de descubrir algo nuevo.
—Tus ojos...
<¡Felicidades! Atributo Especial Desbloqueado: Fascinación>
Del susto Denki se apartó de él y retomó su marcha hacia el palacio con el corazón latiendo a un compás sin ritmo y fue una suerte que Noche lo siguiera en completo silencio. Denki experimentó un alivio sin precedentes cuando finalmente cruzaron la línea de arbustos y entraron en la pequeña explanada que conducía a una de las puertas secundarias del palacio. Denki la reconoció como la salida que se encontraba cerca del ala de las concubinas y como sabía llegar a su alcoba desde ahí no pudo evitar suspirar. Saludó a los guardias que custodiaban la puerta –con sus uniformes negros y su aspecto pulcro y despierto pese a la hora– sin detenerse siquiera, y para cuando ellos le devolvieron la reverencia sorprendidos de verlo levantado a esa hora Denki ya avanzaba por el pasillo.
—¡¿Dónde estabas?! —grito una voz y Denki se detuvo al reconocer a su padre. A su lado Noche chasqueó la lengua y murmuró algo que sonó como "¿Quién lo ha llamado?", pero en voz alta dijo:
—Majestad, todo esta bajo control. Puede marcharse a dormir.
—¡¿Dónde estabas?! —repitió el Emperador acercándose a ellos con paso zigzagueante y el rostro descompuesto.
Después de trabajar en un bar Denki estaba familiarizado con las maneras de un ebrio furioso así que sintió alivio cuando Noche se interpuso entre ellos llamando a los guardias de la puerta. Los hombres acudieron de prisa y en esa fracción de segundo –mientras Noche daba instrucciones– Denki cometió el error de moverse y hablar.
—Me...
...voy, la última palabra se perdió cuando el Emperador lo golpeó. No fue una cachetada como la del almuerzo en el que le había anunciado de su compromiso, ni un manotazo como el de la cena familiar. Este fue un golpe con el puño duro y el impulso de un brazo; y si bien estaba ebrio y obviamente no había ocupado toda su fuerza, sí fue suficiente para que Denki se derrumbara como un muñeco al que le han cortado las cuerdas.
Durante lo que parecieron horas todo lo que Denki registró fue la estática en sus oídos y la sensación de que tenía media cara en llamas. Vagamente fue consciente del ruido de puertas abriéndose, voces ajenas entremezclándose con los gritos de su padre a quien Noche intentaba calmar.
—¿Puedes pararte? —dijo alguien, una voz que le resultaba familiar pero que en ese momento no alcanzo a identificar. Y aunque quiso obedecer la piernas de Denki no respondieron así que el dueño de la voz lo alzó al vuelo y unos segundos después se encontró sobre un diván esponjoso con la sensación de que toda la zona izquierda de su cara latía.
Gimió de dolor cuando colocaron un trapo húmedo contra su mejilla izquierda, el dolor sacudió el resto de la estática que poblaba su mente y Denki se obligó a no desmayarse. Centró su mente en el presente y parpadeó hasta que el mundo volvió a tener sentido, entonces descubrió que el buen samaritano que sujetaba el trapo húmedo contra su cara no era otro más que Shouto Todoroki, que lo miraba con una expresión de tristeza tan palpable que el nudo en su garganta fue inmediato.
No, se dijo Denki apretando los dientes y los ojos, aferrándose las manos con tanta fuerza que podía sentir a sus dedos perdiendo circulación y el dolor de las uñas enterrándose en la piel.
—Una herida es más que suficiente —dijo otra voz y cuando Denki abrió los ojos una vez más encontró al Oficial Takami arrodillado frente a él mirándolo con infinita pena.
La expresión compasiva en ambos hombres no ayudo a calmar el desbalance emocional que se agitaba en su interior, solo lo avivo hasta convertirlo en una tormenta, pero se negó a llorar, en su lugar tomó aire y tragó saliva hasta que quedarse con la boca seca.
—¿Qué ha pasado? —pregunto Takami aún de rodillas frente a él.
Denki le sonrió, un gesto afilado y duro.
—Me he caído —respondió.
Los otros dos se miraron pero Denki no les hizo caso, tomó –con manos temblorosas– el trapo de las manos de Shouto y lo doblo para sentir la frescura del otro lado, donde la sangre seguía sin tocarlo. Sentía la cara deforme.
—Llamare a los sirvientes —dijo Takami a lo que Denki respondió de inmediato.
—No.
—Alteza, necesitamos-
—He dicho que no.
No pudo evitar tambalearse al ponerse de pie y fue ciertamente galante que sus acompañantes extendieran los brazos por si se desplomaba pero Denki mantuvo la vertical dándose cuenta por primera vez de la ropa de cama que ambos usaban; parecía obvio que el alboroto había ocurrido justamente fuera de su habitación.
—Lamento el alboroto —dijo Denki con el trapo húmedo contra su mejilla, decidido a no quebrarse frente a los extraños y a volver a su habitación de una vez por todas—. Y por favor que esto no sea razón para dudar de lo que se ha dicho esta noche.
Estaba listo para marcharse cuando Noche se materializó en la puerta.
—Alteza —dijo en su tono formal haciendo que Denki se tensara—, he mandado a llamar al médico. Lo verá en su cuarto.
—Gracias —respondió Denki aunque se dirigía hacia Takami a quien le devolvió el pañuelo húmedo.
Se apartó de ellos y avanzó con la cabeza en alto hacia la puerta, salió sin mirar a Noche y siguió derecho por los pasillos vacíos ignorando a los guardias que hacían sus rondas de rutina. Subió escaleras y cruzó más pasillos, entró en su habitación con intención de cerrar la puerta tras de él pero Noche se adelantó.
—Vete —le dijo Denki que en ese momento quería quedarse solo.
—El médico ya viene.
—No lo quiero, ni tampoco te quiero aquí.
—Ya deberías entender que tus deseos no tienen espacio en este lugar.
El dolor avivaba su ira y Denki se aferró a ella.
—No quiero ver al médico.
—Lo verás.
—¿Y si me niego a recibirlo qué?, ¿también vas a golpearme para que obedezca?
—No te confundas, pajarito, yo no soy tu padre. Si fuera por él vivirías en una caja, donde nadie pueda verte ni oírte.
—¿Y tú no quieres eso? —se rio Denki sin dejar de mirarlo con ira.
—No —respondió Noche con calma avanzando hacia él—, yo encuentro placer en ver al mundo anhelar lo que me pertenece sabiendo que nadie de ellos lo tendrá.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Eres inteligente, sé que lo entiendes.
Denki retrocedió hasta colocarse tras uno de los divanes.
—Entiendo que cuando me case no tendré que verte la cara nunca más. Entiendo que voy a largarme de aquí y no volveré a poner un pie en este lugar.
Para sorpresa suya Noche se rio.
—Por supuesto que vas a casarte, pajarito, organizaremos una ceremonia perfecta para que todos te admiren... pero tú no irás a ningún lado.
Denki se estremeció y la ira que sentía se desvaneció en el terror que suponía estar completamente a merced de Noche. Un movimiento en falso y el guardia podía rebanarle el cuello, en ese momento no pensó en el Sistema ni en sus objetivos su único deseo era volver a su casa y esconderse en el armario. Lo salvó la llegada del médico con la cara hinchada de sueño acompañado de otro guardia sombra.
—Alteza —dijo ahogándose con un bostezo—, lo siento, ya estoy aquí.
Aparentemente le habían informado de la situación porque no hizo preguntas sobre el paciente, se limitó a sacar las pastas aromáticas de su maletín mientras Denki rodeaba el diván para sentarse en él. Encendieron varias lámparas de aceite, enviaron al guardia por una jofaina de agua, finalmente el joven médico se alisto las gafas, tomó asiento en la otomana frente a Denki y le tocó la cara.
Denki siseó de dolor.
—Lo siento, Alteza —con más cuidado el médico lo tomó del mentón y examino el moretón.
—¿Y bien? —preguntó Noche de forma impaciente, de pie tras de él.
—El hueso no está roto, tampoco dañó el ojo, y el corte de piel es tan pequeño que no dejará cicatriz, lo que sí es que se verá muy feo en los siguientes días.
—¿Puedes cubrirlo? —preguntó Noche—. El Príncipe tiene un almuerzo al que asistir mañana.
—El Príncipe puede asistir pero no hay forma de cubrir la hinchazón.
—¿Cuánto tiempo tardará en desaparecer?
—Siendo que todavía está en ese proceso el moretón le durará un par de semanas.
—¿Dos semanas?
—Tengo una pasta antiinflamatoria que de aplicarse tres veces al día reducirá la hinchazón, aunque seguirá viéndose de un horrible color azul violáceo; tal vez en unos días, cuando el color sea menos intenso, puedan cubrirlo con un poco de pintura.
—Es demasiado tiempo.
—No puedo cambiar eso, lo siento.
El médico tomó uno de los botecitos de madera que había sacado y le enseñó a Denki como aplicarse el ungüento sobre la mejilla utilizando solamente dos dedos.
—Nada de presión, solo movimientos circulares desde el centro hacia los costados.
La pasta olía a hierbabuena y su consistencia fría fue un delicioso contraste contra su piel excesivamente caliente, pero no alivió el dolor que se había extendido hacia su cabeza y la hacía latir como un corazón vivo.
—También sugiero un té para el dolor —y al decirlo saco un saquito que crujió como si estuviera lleno de hojas secas—. Solo una vez al día por si acaso.
—Me encargaré de que las sirvientas lo preparen —aseguró Noche al recibir la bolsita con las hojas.
Denki, que tenía el tarrito de pasta en las manos, extendió los dedos para alcanzar la tela y el listón que servían como tapa y lo selló de nuevo asegurándose de no soltarlo.
—Gracias por todo, doctor —dijo Denki escondiendo el tarro entre las mangas de su túnica—. ¿Alguna otra recomendación?
—Si el té deja de hacer efecto aplica compresas de agua fría para calmar el dolor.
—Gracias, y ahora si me disculpan quiero dormir.
—Por supuesto, Alteza —respondió el médico. Noche no dijo nada y Denki se aseguró de no mirarlo.
Ambos se alejaron hacia la puerta aun discutiendo sobre el moretón con Denki detrás, apenas salieron se aseguró de cerrar la puerta y atrancarla con la silla de siempre entonces enfiló hacia su cama y se metió entre las cobijas frías completamente vestido. Le dolían los pies y la cabeza, la espalda y la cara, además sentía los ojos llenos de arena y el estómago revuelto. Lo único que quería era dormir y olvidarse por un momento de su vida.
Y esohizo.
[...]
NA//
Tenemos otro capítulo. Entonces, ¿cómo consigues justicia cuando aquel que imparte justicia es quién te hace daño? Aún si Denki cuenta con el apoyo de su hermano, de su tío, de Eraser, ¿pueden todos ellos oponerse a la voluntad del Emperador?
Y por último ¿Qué carajos quiere Noche?
Extra: Alguien me pregunto si tenía tiktok pero no consigo recordar si conseguí contestarle y cuando busque el comentario no lo encuentro, pero la respuesta es no. No tengo tiktok, sorry.
Así que seguimos leyendonos, gracias por sus comentarios y por su apoyo. Nos veremos en el que sigue.
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