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3.14. Baile III

Título Alternativo: Con gracia y belleza, y un poco de torpeza, daremos vueltas y vueltas.

[...]

Bailar con Inasa, descubrió Denki, era una tarea monumental que requería toda la atención del mundo y resultaba, en cierta medida, desesperante. El tipo desdeñaba las quejas como si fueran sugerencias pasajeras y cuando Denki lo pisaba, a propósito, no podía evitar reírse como si encontrara el gesto encantador. La respuesta del Príncipe era, por supuesto, ofenderse, porque era ofensivo que alguien de su tamaño tuviera esa facilidad para moverse. Era más que ofensivo que usara la excusa de dar vueltas para sujetarle de la cintura y pegarlo contra él antes de girar.

—No hagas eso —le decía Denki apenas conseguía recuperar el piso.

—¿Por qué no? Eres livianito y te gusta dar vueltas.

—¡Claro que no!

—¡Pero si te has reído!

—Una risa nerviosa de espanto puro.

Pero Denki mentía e Inasa lo sabía así que se reía. Y Denki se ofendía. Tampoco ayudaba que sus temas de conversación fueran escandalosos.

—¡No!

—Te lo digo —respondió Inasa sin perder la sonrisa—, lo atraparon en una situación comprometida usando un pepino.

Y ante la cara de indignación de Denki, Inasa volvía a carcajearse.

Pero además de los temas poco apropiados para un baile público, Inasa también tenía su puñado de chismes y novedades que Denki absorbía como si fuera una esponja.

—No es cierto, mi tío me ha presentado a la familia Moaj y había una muchacha con ellos.

—Ahí está el escándalo —le explico Inasa—, porque esa es la sobrina, dicen que su hija está en casa enferma pero en realidad se ha fugado con su doncella de compañía, algunos suponen que han huido a las tierras libres para casarse.

—Pues les deseo suerte.

—Y usted, Alteza, ¿ha pensado en fugarse para casarse?

—Solo para huir de ti con toda probabilidad.

Sí, bailar con Inasa era extenuante y tan irritante que Denki debía concentrar toda su atención en contestarle, llevarle la contraria y girar. Así fue como se olvidó por completo de la conversación de Noche, de su fracaso con Shouto y la huida de Katsuki. Dejo de sentir pánico ante la idea de pisar a la gente y equivocarse, y ante la desenvoltura de Inasa le fue imposible mantener una cara neutra e impasible. En conclusión, terminó por relajarse.

Bailaron tres piezas completas, aunque Denki ni se dio cuenta, y solamente pararon cuando otro invitado se acerco para pedirle un baile al Príncipe.

—Ha sido un placer, Alteza —le dijo Inasa ofreciéndole una reverencia

—Te diría lo mismo —dijo Denki respondiendo el gesto—, pero no quiero arriesgarme a que te lo creas.

Inasa se rio y se alejó a grandes zancadas mientras Denki recibía al joven Aoki Matsura, que seguía siendo altísimo –una cualidad que todos en ese mundo parecían tener–, y con una nariz que de cerca se veía aún más grande. Al parecer Aoki recordaba el interés que Denki había mostrado en su relato con el caballo y no perdió tiempo en contarle otra historia dónde él salvaba a una bellísima mujer de haberse ahogado.

Denki lo escucho con atención e incluso le hizo preguntas.

—¿Y cómo se llama ella?

Sorprendido, el joven Matsura se tropezó y fue su turno para pisar a Denki.

—Lo siento, Alteza.

—Descuida, me ha pasado.

Él continúo con su relato sin haber contestado y cuando Denki le hizo otra pregunta sorpresiva Aoki volvió a aturullarse y lo pisó de nuevo. Denki empezaba a sentir lástima por todos los pisotones que había dado, pero desestimo el asunto y continuaron bailando; de milagro él no lo piso ni una sola vez.

Tras el joven Matsura otro muchacho se acercó para bailar con Denki, y después hubo otro y otro. Cada uno era cortés y encantador, y parecían decididos a hacerlo girar, algunos con más éxito que otros; los giros hacían que Denki se sintiera ligero y feliz así que se reía y eso los hacía sonreír. Sus conversaciones eran variadas y curiosas; mientras algunos presumían de su familia, otros se encargaban de compartir chismes terribles sobre sus rivales, o incluso presentaban quejas sutiles sobre ciertos problemas que los aquejaban. Sin duda creían que por ser el Príncipe sus comentarios terminarían directamente en los oídos del Emperador así que se esforzaban mucho por agradar.

Denki los oía a todos con la misma cortesía, ofreciendo la misma sonrisa encantadora mientras hacía preguntas para mostrar su interés. Eventualmente logró bailar de forma desenvuelta sin tener que estar pensando en los pasos que daba, eso le permitió tener la mente despejada para enfrentar sus problemas solo que en esa ocasión los observó con cuidado e intento encontrarles una solución.

Se acordó del consejo de su tío, acerca de leer a la gente y ofrecerles lo que querían para conseguir algo a cambio, así que mientras oía un relato aburridísimo sobre una plaga de hormigas en los plantíos de vegetales, Denki empezó a considerar lo que sabía acerca de las personas involucradas.

Tanto Shouto como Katsuki son personas orgullosas, uno más que otro, pero eso tiene en común, supongo que puede ser un buen punto de inicio para establecer una amistad. Pero para eso primero tengo que convencerlos de que se queden. Tal vez podría sugerirle al oficial Takami la conveniencia de tener a Shouto cerca, pero también debo encontrar algo que despierte el interés de Shouto por quedarse. Mi tío dijo que Takami buscaba la paz, y si llega a ver las ventajas de tener el apoyo de un Príncipe entonces estaría a favor de permitir que Shouto revele su identidad.

Denki y su acompañante giraron sin tropiezo alguno y él continúo contándole que estaban buscando un inversionista que aportara liquidez para combatir la plaga, extender los cultivos y maximizar las ganancias.

Supongo que si Shouto quiere irse no hay nada que lo detenga porque técnicamente su presencia ni siquiera se nota..., pero sigo sin entender por qué venir en primer lugar. La única persona que conoce aquí es Izuku..., una pequeña lucecita se encendió en el cerebro de Denki, y como Izuku no está, es lógico que quiera irse, ¿verdad?

La idea lo hizo sonreír, una sonrisa que su acompañante le devolvió.

—¿Cree que el Segundo Príncipe tenga interés en el proyecto? —preguntó el joven.

—Estoy seguro que sí —respondió Denki sin tener idea alguna de lo que hablaban.

Giraron y giraron mientras Denki pensaba en cómo hablar con Takami, porque ya había visto que era un hombre de labia y encanto, y según su tío también era peligroso así que no podía simplemente ir e intentar la sutileza con él, especialmente porque la suya apenas estaba en pañales mientras que la de Takami era sin duda un cuchillo afilado.

Bueno, si no se puede ser sutil siempre puedo intentar ser directo.

Así que cuando el baile estuvo cerca de terminar, Denki se las arregló para despedirse y escabullirse antes de que alguien más viniera a intentar pedirle bailar. Se deslizo entre la gente intercambiando saludos breves e inclinaciones de cabeza buscando sutilmente a Takami y no le sorprendió encontrarlo con su tío charlando cerca de la pista, con Shouto en silencio junto a ellos.

Al acercarse ambos se giraron para recibirlo.

—Vaya, sobrinito —dijo Taehiro con una expresión indescifrable—, creí que te habías olvidado de mí.

—Lo siento, tío.

—Está bien, pero recuerda que no necesitas decirle que sí a todas las personas de la sala.

Había algo en su expresión que hizo que Denki entendiera que a su tío no le había gustado que bailara con el viejo Shigaraki. Hizo una nota mental para disculparse después.

—Por suerte ya no queda nadie a quien decirle que sí —bromeó Takami con evidente deleite.

—Supongo que ahora me toca preguntar a mí —respondió Denki y le sonrió—, ¿quiere bailar, oficial Takami?

Si la pregunto le sorprendió no lo demostró, se limitó a ofrecerle una sonrisa perezosa.

—Será un honor, Alteza —y dicho eso lo siguió entre la multitud hasta la pista de baile. Una vez en posición, y mientras giraban, el hombre no perdió tiempo con rodeos—. ¿Qué puedo hacer por usted, Príncipe?

Denki tomó aire y apartó el miedo y la indecisión. Era momento de ver si podía cumplir con los requerimientos del Sistema, y para ello debía convencer a Takami ofreciéndole la única cosa que podía interesarle.

—Es curioso —dijo— yo pensaba hacerle la misma pregunta.

—¿De verdad?

—Sí. La paz es la prioridad del Imperio, y cuando creí que Sho tenía la decisión en sus manos pensé que su deseo de marcharse era resultado del fracaso en las negociaciones, pero ahora que sé que no es así. Y por eso quiero saber qué puedo hacer para ayudar a cimentar este acuerdo.

Takami lo miro sin responder, parecía evaluarlo con mucho cuidado y Denki le sostuvo la mirada aunque su interior no dejaba de retorcerse.

—No es conmigo con quien debería hablar de esto, Alteza —respondió el hombre tras una larguísima pausa—, después de todo es su padre quien también debe querer la paz.

—Mi padre la quiere.

—Y sin embargo seguimos aquí, dando vueltas sobre el mismo tema, una y otra vez.

—Lo repito, qué puedo hacer para ayudar a que este trato se cierre.

Takami volvió a quedarse callado y Denki supo que estaba sopesando la situación. Finalmente decidió arriesgarse.

—Hemos pasado días hablando de retribuciones, pagos compensatorios, y nuevos límites territoriales; cada tarde nos encerramos a discutir lo mismo y por la noche nos permiten conocer a su gente, la cual se encarga de presumirnos la riqueza y el poder del Imperio. Puedo entender que su padre crea que puede salirse con la suya y exigir todo lo que le plazca, pero mi Rey no aceptará las condiciones que impone. Los cambios que sugiero son sensatos y no entiendo por qué tu padre no los acepta.

—Según he oído resulta difícil de creer que el Reino Todoroki cumpla con su palabra, especialmente si nadie de la casa real se compromete en respaldarla.

—Cuento con autorización absoluta del rey para participar en esta negociación —respondió con seriedad, la primera vez que la sonrisa abandonaba su rostro—. Mi palabra es su palabra y sé las condiciones que él está dispuesto a aceptar y cuáles no.

—Eso es maravilloso, entonces hagamos un trato aquí y ahora. Usted dígame sus condiciones y yo le prometo que las aceptaremos sin objeción alguna. Tiene mi palabra —giraron, pero Takami mantuvo su cara seria así que Denki sacudió la cabeza con pesar—, pero no basta, ¿verdad? No basta porque usted sabe que yo no suelo visitar la corte así que es lógico suponer que no tengo poder en ella. Para negociar con usted yo necesitaría contar con el apoyo de mi hermano, o incluso el de Hakamata. Y por eso usted necesita el apoyo de alguien de la casa real para legitimar su propuesta.

—Ninguno de los Príncipes vendrá.

—¿Por qué?

—Porque no me fío de la seguridad en su palacio.

Y haces bien.

—Eso es un insulto a mi casa —respondió Denki con énfasis—, el Clan Sombra es infalible.

—Un Clan que no goza de popularidad entre los suyos.

Ya lo sé, pero un problema a la vez.

Cuentan con mi respaldo y mi absoluta confianza. Eraser es un hombre honorable y magnifico en su trabajo.

—Y sin embargo no han descubierto al asesino del Médico Imperial.

Carajo, este hombre está en todo.

—El doctor Yakumo fue emboscado por bandidos mientras volvía del palacio de Jade. Y es Noche el encargado de la investigación, si tienes dudas sobre eso deberías preguntarle a él... pero volviendo a nuestro asunto, la mejor forma de asegurar la paz es contar con el respaldo público de la casa Todoroki.

—Lo siento, Alteza, pero no estoy seguro de que eso sea cierto.

Denki no discutió porque su meta era implantar la duda y dejar que Takami mismo se diera cuenta de la verdad. Con suerte lo haría antes de que Shouto se fuera, o incluso era probable que decidiera pedirle que se quedara unos cuantos días más mientras meditaba el asunto.

—No estoy seguro, Alteza —continuó Takami—, de que sus intenciones sean honestas.

—¿Es que el oficial Takami cree que intento engañarlo porque me interesa que estalle la guerra?

—Hay hombres que se benefician de ella.

—No yo, y ciertamente no la gente común, como bien dice Eraser son ellos quienes luchan y mueren en una guerra sin razón porque mi hermano tiene razón, este asunto ha escalado de forma absurda y es momento de que termine. Tenemos suficientes problemas dentro de nuestras fronteras sin que además tengamos que vivir con la duda constante de si ustedes decidirán atacar o no. Así que no, oficial Takami, no es mi deseo tener una guerra en mi casa, y haré todo lo que pueda para garantizar que las personas que me importan no se mueren.

Y con suerte evitaré que te maten a ti.

En cuanto la pieza musical terminó, ambos se soltaron para volver a su lugar junto Taehiro que los esperaba con la cara de alguien que quiere ir a dormirse, pero antes de que cualquiera de ellos empezara a despedirse –y pese al dolor de pies–, Denki se giró hacia Shouto con una sonrisa.

—No he podido evitar notar que te has pasado toda la noche aburrido, ¿te molestaría bailar la última canción conmigo?

La respuesta de Shouto fue un diminuto fruncir de cejas.

—Es una petición del Príncipe, Sho —dijo Takami con tranquilidad—, baila y nos vamos.

Y así Denki volvió a la pista casi vacía una vez más. 



[...]

NA / Una aclaración rápida: Sí, el logro belleza es un rasgo que la gente aprecia en Denki. Después de todo, los logros son emociones que el Príncipe despierta en su interlocutor, es lo que le da profundidad a su personaje y moldea sus relaciones. Así pues, Denki es bellísimo desde el principio, pero solo ahí, bailando y riendo con su tío la gente se da cuenta de ello. Y es lo que provoca que quieran bailar con él.

Y creo que es todo. Nos leemos en el que sigue.

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