3.13. Baile II
Título Alternativo: Ahora una vuelta y una palmada, no te quedes atrás.
[...]
<Sistema, dile que me deje en paz>, pero el Sistema no respondió y la mano del hombre tampoco se retiró. Denki sentía el calor ascendiendo por su cara en oleadas imposibles.
—Vamos —añadió el viejo Shigaraki con la expresión de aquellos que no aceptan un no por respuesta.
Denki obedeció y fue terrible.
Los primeros quince minutos/media hora/cinco días fueron absolutamente desastrosos –Denki descubrió que en las humillaciones el tiempo parecía detenerse–, lo único que sentía era el bochorno y el zumbido constante en las orejas. Su ventaja en toda la situación era que no solía congelarse cuando se asustaba así que avanzó con la frente en alto tan rígido como una tabla y con las manos húmedas; su problema residía en que solía decir cosas estúpidas cuando estaba nervioso. Por ejemplo:
—No demos vueltas, me mareo con facilidad.
Por suerte su compañero se rio y tuvo la amabilidad de no responder.
—Yo lo llevo, Alteza —dijo el hombre y Denki asintió.
Así que bailaron. La mano derecha de Denki sobre el antebrazo izquierdo de él. La mano izquierda de Denki sujetando la derecha de él. Y la mano izquierda del hombre sobre su cintura, ejerciendo presión contra el cinturón que sujetaba su túnica. Shigaraki lo guiaba sin prisa y con mucha decisión, Denki se limitaba a copiar sus pasos tan rápido como podía, por lo cual era una suerte que la música fuera lentísima, una composición perfecta para bailar casi arrastrando los pies. No obstante, fue fiel a su palabra y le pisó un número indefinido de veces, y aunque en cada ocasión se disculpó con vehemencia eso no disminuyó la vergüenza.
En cuanto el pánico se asentó, Denki fue capaz de recordar los consejos de su maestra, así que procuró mantener la postura erguida y la barbilla en alto, y luchó encarnizadamente por relajarse. Gracias a ella había aprendido a moverse con gracia y desenvoltura dentro de su ropa, también había afilado su memoria de repetición así que tras el desastroso principio Denki fue agarrándole el truco si bien los pisotones siguieron.
—¿Cómo estuvo su paseo con mi hijo está mañana, Alteza? —pregunto el anciano justo cuando Denki empezaba a respirar.
Ah, así que por eso me has traído hasta aquí. ¡Interrogatorio!, ¿por qué no vas y le preguntas a tu hijo eh?
Pero en lugar de decirle eso, Denki deslizo su mirada del pecho a los ojos de Shigaraki, entonces sonrió y respondió con la voz más calmada que pudo encontrar.
—Temo admitir que no ha sido perfecto —más bien terrible—, creo que he hecho enfadar a su hijo.
—¿Es así, Alteza? Él me asegura que usted cancelo el compromiso.
¡Rata mentirosa! No te atreves a decirle la verdad a tu padre, ¿eh? Pues a ver quien le tiene más miedo al suyo.
—Oh, ¡no! —respondió con la mejor expresión de sorpresa que pudo conjurar—, ya decía yo que hubo un malentendido, y uno verdaderamente desafortunado. Si no es demasiada indiscreción, venerable, ¿qué fue exactamente lo que ha dicho su hijo?
—Que Su Alteza no estaba interesado en el compromiso.
—Oh, sí, ya veo, tenemos una pequeña confusión, está mañana me la he pasado hablando de los Elaphus sin parar. No sabía que su hijo quería hablar del compromiso, debí haberlo supuesto. Mi error, venerable. No volverá a suceder.
—Entonces el compromiso sigue.
—Pero, venerable, por la forma como lo dice me hace pensar que no es un hecho consumado. Mi padre ha sido bastante claro al respecto, a menos que ustedes tengan objeciones al respecto.
—En absoluto, Alteza.
Ja, ¿hablas también por tu hijo?
—Sin embargo —añadió el hombre tras una pausa en la que giraron y Denki no le piso los pies—, mi hijo está... nervioso ante la idea de casarse.
Aja, tan nervioso que anda amenazando a la gente para no hacerlo.
—Es natural —respondió—, tal vez solo necesite ver que el compromiso no tiene que ser formal. Sé que las costumbres hablan de visitas regulares, regalos y presentaciones, pero estoy seguro de que podemos minimizarlas hasta un número manejable. Después de todo tenemos tiempo.
—Pero, Alteza, su padre tiene interés en celebrar la boda dentro de un mes.
Del susto Denki se tropezó, le pisó los pies y por primera vez no se disculpó.
—Por su sorpresa supondré que no lo sabía —dijo el hombre sin dejar de moverse.
—Bueno —respondió Denki con la garganta seca—, con tantas obligaciones de las cuales ocuparse, estoy seguro de que a mi padre se le olvidó mencionarlo.
Eso y porque es un bastardo.
—No se preocupe, Alteza, en mí casa se le tratara como corresponde.
—¿Qué se supone que significa eso?
Ups, ¿lo he dicho en voz alta?
—Significa que los míos sabrán apreciarlo.
—¿Estamos seguros de eso?
Agh, cállate, Denki.
—¿Acaso lo duda, Alteza?
La respuesta más sencilla era decirle que no, cambiar el tema y olvidarse del asunto, pero ese hombre había dicho que apreciaba la honestidad y era claro que le interesaba mantener el compromiso así que Denki considero seriamente abordar el asunto de frente. Si acusaba a su hijo de no querer casarse y el anciano no le creía, no había duda de que iría a quejarse con su padre, quien se enfadaría con él. Si le creía era seguro que el enojado iba a ser el prometido después de que el anciano le llamara la atención.
En ambos casos salgo perdiendo, creo que la pregunta debería ser, ¿a quién de ellos le tengo más miedo? Y esa es una respuesta fácil.
—¿Puedo ser completamente honesto con usted, venerable?
—Por supuesto.
—Bueno, esta mañana tuve la impresión de que su hijo no me encontraba... adecuado.
—¿Eso qué significa?
—No quiero causar conflictos de ninguna clase pero tal vez, y esta es solo una suposición, su hijo no desee compartir su vida con un chico.
—Eso no es un problema. No para él. Va a casarse.
Díselo a él.
—Por supuesto que sí, pero quizá su hijo se sentiría menos... nervioso si pudiéramos explicarle que mi intención no es exigir obligación marital alguna.
—¿No lo es? —replico el hombre con una sonrisa cuando Denki volvió a pisarlo.
—En absoluto. Los matrimonios arreglados existen desde tiempos inmemoriales, algunos incluso los consideran transacciones comerciales. Lo importante aquí es hacerle entender que él puede hacer la vida que le plazca sin darme cuentas a mí.
—Pero tú tendrías que darle cuentas a él.
Sí, mi padre ya lo dijo.
—Por supuesto, después de todo él sería mi esposo. No se preocupe, venerable, yo tengo perfectamente claro cuál es mi deber, pero tal vez él necesite que... le hagan ver que casarse no implica que tengamos que convivir en la misma casa.
—Lo siento, Alteza, pero usted viviría en nuestra casa. No hay discusión en eso.
—Pero no en la misma habitación.
—A menos que mi hijo lo quiera.
Eso ya lo veremos.
—Estoy seguro de que podemos encontrar un arreglo que satisfaga ambas partes, lo importante en este momento es tranquilizar los nervios de su hijo, ¿verdad?
<¡Felicidades! Atributo Especial Desbloqueado: Astucia>
El anciano le ofreció una sonrisa perezosa. —En eso estamos de acuerdo.
Excelente, Denki, ahora...
—Le pediré a tu padre que arregle una reunión para que puedas discutir con Tomura el arreglo que sugieres.
Qué.
—Uhm, muy amable de su parte, venerable, pero tal vez sería mejor que usted-
—Mi hijo atiende razones y ahora sé que sabrás lidiar con él.
Nooooo.
—No creo que él se sienta cómodo discutiendo este asunto conmigo.
—Si vas a casarte con él es mejor que aprendas a negociar con Tomura
Denki estaba listo para discutirle cuando Hizashi llegó a tomar el relevo. Su alivio fue truncado de pronto cuando comprendió que su tío también quería bailar apenas inició la nueva canción.
—Tío, voy a pisarte los pies.
—¿Has pisado a Shigaraki?
—Me he disculpado.
Hizashi se rio. —No importa, con tu tamaño seguramente no lo siento.
—¡Hey! —giraron y se alejaron hacia el centro de la pista—, ¿por qué has tardado tanto tiempo en venir a sacarme?
—Solo han sido dos canciones.
—Demasiadas.
—¿Te ha molestado?
—No, pero he tenido que bailar.
Hizashi volvió a reírse y los hizo girar.
—Tío, no me des vuelta, tengo miedo de tropezar.
—Tonterías, te he visto bailar una pieza más complicada que esto.
—No. Me has visto ejecutar un baile practicado y repetido cientos de veces, es muy diferente.
—Claro que no, es juego de pies, ponte flojo, no bajes la cabeza y sígueme.
Siguiendo el compás de la nueva canción, Hizashi los hizo moverse con más energía. Le fue contando los pasos e indicándole la dirección en voz baja mientras se deslizaban de un extremo a otro, al principio lentamente y después cada vez más rápido.
—No mires tus pies y no pienses demasiado.
No había tiempo para pensar así que Denki ni siquiera lo intentó. Hizashi era un excelente bailarín, y un maestro muy paciente, los hizo mover sin esfuerzo por el salón y siguió repitiendo la secuencia de pasos hasta que Denki la pudo memorizar y dejo de pisarlo en todo momento. Como lo único que tenía que hacer era dejarse llevar, repetir la secuencia, y vaciar su mente de todo pensamiento complejo, Denki pudo por fin relajarse. E incluso empezó a divertirse y cuando su tío los hizo girar de nuevo a toda velocidad, empezó a reírse.
<¡Felicidades! Atributo Especial Desbloqueado: Belleza>
—¿Ves? —le dijo su tío sin dejar de moverse haciendo que Denki se olvidara del Sistema—, solo necesitas un poco de práctica. Puedes lucirte sin esfuerzo alguno.
Denki lo pisó. —Lo siento.
—No importa —respondió Hizashi disminuyendo el ritmo pero deslizándose por el salón con la misma gracia—, ahora dime la verdad, ¿qué le has dicho a Shigaraki? Lo he visto sonreír.
—¿Y eso es raro?
—Rarísimo y por eso quiero saber de qué han hablado.
—Del único tema que tenemos en común.
—¿Ha mencionado el compromiso?
—Sí —respondió Denki, feliz de poder tocar el tema con alguien—, su hijo no está muy convencido con el tema y quiere que sea yo quien hable con él.
—Ese no es tu trabajo.
—Intente decírselo.
—No importa, no necesitas convencerlo, ya te dije que este matrimonio no va a celebrarse.
—Pues la boda es en un mes.
—¿Qué? —con eso Hizashi se detuvo y lo miro con horror.
—No te detengas, tío, vamos —dijo Denki y le apretó el brazo para que siguieran moviéndose. Hizashi obedeció, pero en lugar del ritmo desenvuelto y ligero que habían llevado empezaron a deslizarse con la misma lentitud del principio.
—¿Cómo se atreve a proponer una fecha cuando no se ha formalizado nada? El compromiso es apenas una sugerencia, no se le ofrecieron garantías. Presionarte de esta forma-
—La fecha ha sido idea de mi padre.
La expresión de Hizashi le confirmó a Denki la idea de que su tío no tenía idea de las promesas que el Emperador había hecho.
—Eso no es cierto, Denki.
Él no le dijo nada.
—Denki no te vas a casar.
Denki apretó los labios.
—¿Qué es lo que te ha dicho tu padre?
—No te lo voy a decir porque irás a preguntarle si es cierto y como él me ha dicho que no se lo diga a nadie, se enfadará conmigo.
—Denki, hablare con tu padre, no va a enfadarse.
—Prométeme que no vas a decirle lo que te voy a decir, hazlo o no te diré nada.
—Tu padre no se enfadará contigo, Denki.
—¿Has probado los bocadillos?
—¡Denki! —su tío frunció el entrecejo y la felicidad que habían compartido se esfumó—. Está bien, muchacho, no le diré nada a tu padre. Ahora dime que te ha dicho.
—Me casaré con la casa Shigaraki.
—No es cierto.
—Por qué me preguntas si no me vas a creer.
—Denki, no..., no te puedes casar con Tomura Shigaraki.
—Fuiste tú quien organizo todo.
—Solo como distracción. Era simplemente para asegurar que su casa no se aliara con el reino de Ame.
—Has prometido no decirle a mi padre y espero que mantengas tu palabra porque no quiero que mi padre me pegue.
—Fue un evento aislado, muchacho, tu padre estaba ebrio y alterado. No volverá a hacerlo.
—Lo has prometido, tío, no le digas lo que oíste de mí.
—Está bien —refunfuñó Hizashi pero era obvio que no podía dejar el tema en paz porque dejaron de dar vueltas y apenas terminó la canción lo soltó.
Denki estaba listo para ir a sentarse cuando un torre humana se interpuso en su camino.
—¿Bailamos? —pregunto el hombretón y Denki ni siquiera había empezado a decirle que no cuando el gigante lo sujeto de la cintura y lo hizo girar.
De la sorpresa Denki no pudo evitar pisarlo.
—Lo siento, pero tú te lo has buscado. Yo no bailo sin pisar a la gente.
El tipo tuvo el descaro de reírse a toda potencia.
—Con tan bonita pieza los pisotones se aceptan —dijo.
Denki empezó a ponerse rojo.
—¿Pieza? —repitió arrugando la nariz e intentando seguirle el ritmo.
—Tienes una nariz preciosa.
—Señor, no lo conozco, así que-
—Eso es fácil. Yo soy Yoarashi, pero puedes llamarme Inasa. Y por lo que he oído usted es el Príncipe Denki. —giraron de prisa, sin detenerse y Denki habría tropezado si no hubiera estado practicando con su tío. Le sorprendió descubrir que pese a su tamaño el hombretón se movía con gracia y resolución—. Supongo que debo disculparme por mi comportamiento de esta noche, no era mi intención ofenderlo, Alteza, pero es que no puedo resistirme a las caras bonitas.
—Pues me has ofendido porque no aprecio que me traten como si fuera una muñeca.
—Entendido.
—Tampoco me gustan las personas con modales espantosos que no entienden de espacio personal.
—Por supuesto.
—Y ciertamente no me gusta la gente que me toca sin pedirme permiso.
—Pedir permiso, lo he anotado.
Denki frunció el entrecejo.
—¿Por qué estás de acuerdo con todo lo que te he dicho?
—Mi padre me ha enseñado que nunca debemos llevarle la contraria a las mujeres hermosas.
—Yo no soy una mujer.
—Pero eres precioso y la regla también se aplica.
—Pues es una regla muy peligrosa, ¿qué tal si soy una mala persona que intenta estafarte?
—¿Es el Príncipe una mala persona que intenta estafarme?
—¡Podría serlo! —respondió él de mal modo.
Inasa se echó a reír, Denki lo pisó y no por accidente. Al gigante no le importó y en respuesta lo hizo girar.
[...]
NA/ Dios, no se de donde me ha salido ese Inasa.
Gracias por leer chicos. Nos vemos en el que sigue.
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