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3.12 Baile I

Título Alternativo: Dos pasos al frente y uno detrás, evita que te pisen los pies.

[...]

Denki se había equivocado. El Shouto del libro era un muchacho serio y solitario, y la única persona que parecía ser capaz de leer lo que sucedía tras ese rostro impasible era el Protagonista pues ambos compartían la desgracia de tener un padre que no les había procurado afecto de ninguna forma. Shouto protegía su identidad con un celo envidiable pues el anonimato le confería algo que sus hermanos no tenían: Libertad. Y por eso había creído que iba a ser fácil lograr que Shouto se quedara en el Palacio si amenazaba con revelar su secreto.

No había esperado que Keigo Takami estuviera de su lado; lo cual resultaba sorprendente porque siendo el joven amante de su padre uno podría pensar que el Príncipe tendría dificultades relacionándose con él, lo cuál no parecía ser el caso. Y era fácil ver por qué. Takami poseía una personalidad arrolladora, se había adueñado de la conversación sin resultar irritante. Charlaba con Neito sobre negocios mercantiles y con el Emperador sobre los equs que tenía en sus establos, y un comentario de su tío Taehiro le hizo entender que ambos solían discutir temas de filosofía ocasionalmente. Parecía tan inofensivo que Denki habría quedado encantado con él si Takami no lo hubiera amenazado, media hora antes, con contarle a todo el mundo los planes de su padre.

Y puedo estar seguro de que el único a quien van a culpar si esto se sabe es a mí.

Así pues, Denki no había considerado encontrar en Keigo Takami un obstáculo para manipular a Shouto.

Que no lo llamemos manipular que se oye terrible.

Sin embargo, el karma por su intento de manipulación había sido inmediato. Keigo, en su premura por neutralizar la amenaza a su Príncipe, había ocasionado que Katsuki huyera del anfiteatro antes de que Denki pudiera siquiera impedirlo. Y con la repentina llegada de su padre tampoco había tenido oportunidad de seguirle la pista y obligarlo a quedarse que era lo que quería.

Bueno, no, lo que quiero es que el tiempo se detenga un momento para poner mis ideas en orden y pensar. Todo este día ha sido interminable y no se acaba..., solamente no se acaba.

—No has dicho nada, sobrino —le susurró su tío con disimulo mientras el grupo entero oía a su hermano presumir la joyería que acababa de comprar.

La respuesta de Denki fue una sonrisa tenue. Los únicos que habían permanecido en silencio durante todo el intercambio era Noche, pues su papel como sombra se lo impedía; Shouto, cuya expresión calmada le confería a su guapo rostro un aire de misterio perfecto para su papel de simple-guardia-tan-poco-importante-que-no-opina-nunca; y Denki, que tenía la lengua pegada al paladar, una consecuencia inevitable tras descubrir que la persona que te quiere matar se para justo detrás de ti sin que a nadie le importe. Si antes había tenido miedo de equivocarse y provocar la ira de su padre, ahora iba a tener que cuidarse de provocar a Noche o corría el riesgo de que el guardia le cortara el cuello apenas volvieran a encontrarse solos.

Denki se apretó las manos, ocultas por las mangas de su túnica, e intentó pensar, por desgracia para él no había tiempo para pensar. En ese momento una campanilla anunció la entrada de la compañía, quince músicos cargando instrumentos de cuerda y viento, todos vestidos con la misma túnica roja y dorada que los señalaba con miembros de la corte imperial. Esa fue la señal para que el Emperador, tras despedirse de Takami, decidiera retirarse a su espacio privado donde sus concubinas lo esperaban. El problema llegó cuando Noche se inclino junto a Denki extendiendo un brazo para indicarle que avanzara primero, una señal absolutamente inofensiva y cortés para cualquiera, pero que Denki sintió como un cuchillo en el corazón porque no quería en absoluto pasarse toda la noche sentado en silencio junto a su padre.

Por suerte Taehiro vino a salvarlo.

—Si el Emperador no tiene inconveniente —dijo en voz alta para todos—, me gustaría que el Tercer Príncipe me hiciera compañía.

—Te aburrirás con él —respondió el Emperador sin mirar a Denki y fue extraño ver como Neito se ponía rígido al oírlo aunque no dijo nada.

—Ya me las arreglaré.

—El muchacho no puede seguirte el ritmo, ¿lo sabes, verdad?

—¿Por qué no le preguntamos a él?

—¿Y bien? —fue la pregunta que le hicieron a Denki y solo entonces él alzó los ojos para mirar a su padre. Podía sentir la atención de todo el, especialmente la de Noche, así que se forzó a sonreír e intento que no se le notara lo mucho que deseaba salir corriendo.

—Me gustaría charlar con mi tío en su última noche en el palacio —dijo con calma. Y por el brillo en los ojos de su padre supo que su comportamiento de esa noche sería vigilado con muchísima atención, después de todo el Emperador ya le había advertido de no molestar a sus invitados.

—Bien —respondió su padre y se marchó llevando a Noche con él. El resto del grupo se dispersó, Takami y Shouto se marcharon juntos guiados por Neito hacia otro grupo cercano. Taehiro y Denki se quedaron solos.

—Neito prometió comida —le dijo su tío—, pero no me dijo que la cena iba a ser un puñado de bocadillos diminutos que no sirven para nada. Ah, una lástima. Tendría que haber cenado con propiedad, pero es demasiado tarde para lamentarse.

—Lo siento, tío.

—¿Por qué?

—Porque ha sido mi culpa que no pudieras cenar.

—No hagas eso, muchacho, no asumas culpas que no te corresponden. Mejor aprovechemos que nos han dejado solos para presentarte a unos cuantos invitados.

Mientras su tío inspeccionaba los alrededores en busca de prospectos, el Emperador tomó su lugar en el trono que habían instalado en la sala y ante una señal de su parte, el grupo de músicos empezó a tocar. Un sonido delicado y encantador que tenía como finalidad no molestar a quienes conversaban en voces bajas.

—¿Hace cuánto que conoces al oficial Takami, tío? —pregunto Denki mientras avanzaban entre la gente.

—Como cinco días.

—¿De verdad?, no me ha dado esa impresión.

—Eso es porque el oficial Takami sabe cómo desenvolverse en la corte. Es un hombre inteligente y no tengo duda de que también peligroso.

—Parecía amigable.

—Oh, sobrino, necesitas aprender que aquí todos son amigables, eso no significa que te aprecien. Aquí no hay amistades o gestos desinteresados, si alguien quiere algo de ti te ofrecerá algo a cambio, eso si tienes suerte. Lo más importante es mantener tus debilidades a salvo porque la gente las usará contra ti a la primera oportunidad.

—¿Y cómo consigo que la gente haga lo que yo quiero?

—Manipulando, aunque corres el riesgo de que termine volviéndose contra ti.

Ya lo vi.

—¿Nada más?

—Que aprendas a leer a la gente, qué los motiva, cuáles son sus cualidades o defectos. Si los conoces sabrás como hacer que hagan lo que quieres que hagan.

—¿Y qué crees que es lo que quiere el oficial Takami?

—Asegurar ese tratado de paz.

—¿De verdad?

—Por supuesto, es una lástima que no vaya a conseguirlo.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque no tiene el respaldo de un Príncipe. Aun cuando Takami es un hombre impresionante, el rey Todoroki lo ha enviado solo, eso no demuestra mucho entusiasmo de su parte por calmar las aguas. Takami puede hacer todas las promesas que quiera, nadie puede garantizar que el reino Todoroki las cumpla.

—Pero si tuviera el apoyo de un Príncipe.

—Entonces las cosas serían diferentes porque tu padre tendría que tomarlo en serio.

Denki asintió pensativo. Si Takami viera las ventajas de revelar la identidad de Shouto ...

¡Señores Matsura!, es un placer encontrarlos aquí, quiero presentarles al Tercer Príncipe —y con esa frase la mente de Denki puso un freno a todas sus ideas y aterrizo frente a un grupo compuesto de una pareja mayor y un joven larguirucho con una nariz inmensa—. Alteza, este Kenji Matsura, su esposa Kioko y su hijo Aoki, son los criadores de los mejores equs de la región.

El grupo entero intercambio las respectivas cortesías y reverencias, entonces Lord Matsura tomo el control de la conversación y se puso a charlar con Taehiro sin molestarse en mirar al príncipe. La mujer Kioko se marchó para reunirse con el grupo de mujeres que charlaban a dos pasos más allá dejando a Denki con un joven aburrido que no dejaba de mirar con anhelo a donde Nejire se reía.

—Entonces —dijo Denki mirando al muchacho mientras su mente buscaba un tema de conversación interesante. Al final se limitó a decir—: ¿has probado los bocadillos?

La respuesta del muchacho fue un balbuceo seco que podría haber sido cualquier cosa. Denki estaba dispuesto a quedarse en el silencio y meditar sus opciones cuando recordó que debía platicar con la gente pues su misión era darse a conocer. Tras meditar un momento se puso frente al joven Aoki logrando que le pusiera atención.

—Eh, mi hermano me contó que luchaste contra unos bandidos, aunque me temo que no entró en detalles, ¿te molestaría decirme qué paso?

Al muchacho Aoki no le molestaba; de hecho, se puso tan contento que se olvido de Nejire y pasó media hora narrando una aventura asombrosa sobre cómo había logrado vencer a una panda de bandidos que intentaban quitarle su montura. Para cuando terminó con su relato Taehiro también había terminado con su padre y ambos volvieron a moverse.

—He oído esa historia como diez veces —murmuró su tío con fastidio—, aunque esta es la primera vez que alguien se atreve a hacerle preguntas. Eso lo ha dejado feliz.

—Es una historia entretenida.

—Y totalmente falsa, por lo que sé era un bandido, solo uno, que quiso llevarse el caballo. El animal se asustó y lo dejo inconsciente. Fue así como logró salvarse.

—Pero el dijo que luchó contra ellos.

—Denki, no te creas todo lo que oyes, pero presta atención y no contradigas a la gente directamente. Hay que ser sutil cuando quieras ofender a alguien.

—¿Y si no sé cómo ser sutil?

—Entonces te callas y dejas a los profesionales hacer el trabajo.

Denki obedeció. Su tío lo llevaba de grupo en grupo para presentarlo ante los invitados, la mayoría eran matrimonios mayores con modales impecables y voces suaves. A veces eran hombres de mediana edad que servían como funcionaros en la corte del Emperador, ahí Denki se limitaba a escuchar las noticias que intercambiaba con Taehiro, le sorprendió oír que la amenaza de guerra seguía presente en todo el Imperio y el desvío de recursos para mantener al ejército en la frontera estaba empezando a hacer mella en ciertas aldeas. También oyó la noticia sobre un renegado en las Tierras Libres que empezaba a reclamar el territorio como suyo.

Ah, ese debe ser el enemigo que el Protagonista debe vencer en el libro dos.

Había algunos invitados que se mostraban curiosos sobre su vida en reclusión, aunque todo parecía indicar que en realidad creían que él la había elegido. Denki no desmintió ninguno de esos rumores porque su padre había sido claro en ese aspecto, y solamente con aquellos que preguntaron directamente sobre su enfermedad se aseguró de hablar de ella.

Para alegría suya se encontró con varias de las mujeres que habían asistido a sus reuniones de té, ellas se mostraron encantadas de verlo fuera de la casa y no perdieron tiempo para presentarlo con sus acompañantes. La familiaridad que sentía con ellas permitió que Denki se relajara finalmente, e incluso consiguió reírse en un par de ocasiones.

—Oh, Alteza, es hora de la premiación —dijo una de ellas cuando la música se detuvo y el patriarca de los Hado empezó a llamar la atención de los asistentes.

Gracias a ellas Denki se enteró que los ganadores, además de Katsuki, eran: Inasa Yoarashi, el gigante sin respeto por el espacio personal, y Kosei Tsuburaba, un muchacho robusto con cara de presumido insoportable.

Nejire, vestida con una preciosa túnica de color durazno, escogió a Kosei para bailar primero mientras el resto miraba. Era una visión bonita y elegante de dos muchachos guapos que parecían brillar, las mujeres no dejaban de suspirar.

—¿Bailará, Alteza? —pregunto una de ellas cuando la pista fue llenándose lentamente de parejas jóvenes y Denki tuvo que morderse la lengua para no echarse a reír.

Estaba listo para decirle que él no bailaba cuando se acordó que había bailado en un escenario posiblemente frente a todas las personas que se encontraban ahí. La idea, en lugar de reconfortarlo, lo lleno de pánico porque no se imaginaba bailando sin haber practicado antes.

—Eh, —respondió él mientras su tío y las demás mujeres lo miraban—, creo que tengo que ir... salir, tengo que salir un momento.

Su idea de escabullirse por la puerta de atrás y esperar hasta que el baile pasara se hizo añicos cuando fue interceptado por el viejo Shigaraki.

—Buenas noches, Alteza.

—Buenas noches, venerable. ¿En qué puedo ayudarlo?

—Me permitiría llevarlo a bailar.

¡No!

—Oh, uhm, me temo que voy a pisarle los pies, venerable.

—Prometo guardar el secreto.

Extendió la mano en su dirección y Denki notó el calor ascenderle por el rostro y burbujear en la boca de su estómago. En ese momento lo habría dado todo por ir a sentarse en silencio junto a su padre.

[...]

NA

Socialización 101, con el profesor Denki. ¿Cómo iniciar una conversación? Pregunta por los bocadillos. XD

No quería ponerle a este capítulo Baile porque no hay baile, y sigo dudando de él, tal vez lo cambie después. 

Pobre Denki, le toca bailar con el más viejo de todos, pero tampoco es como si pudiera negarse, ¿verdad?


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