2.4. Pánico
Título Alternativo: En el que Denki finge sorprenderse.
[...]
—Bueno, y esto qué significa —preguntó Denki tras ver el cuenco lleno de la sustancia roja—. Dijiste que las opciones era negro, verde o amarillo. Rojo no era una opción. ¿O es que rojo indica que no pasa nada malo?
—¿Qué significa? —insistió Shinsou cuando Izuku guardo silencio.
—No quiero precipitarme en mis conclusiones, antes quiero consultar con un profesional.
Denki sospechaba de a quién se refería, pero de todos modos preguntó—: ¿Quién?
—Bueno, en la Academia conocí a una chica que era excelente preparando brebajes y pociones. Tenía una habilidad única para encontrar antídotos y recetas, le escribí hace unas semanas para pedirle ayuda y fue ella quien me sugirió probar con la pasta. De hecho, ella me dio la receta.
Ah, supongo que es la famosa Momo, la genio que parecía crear pociones de la nada. Me acuerdo que había foros enteros dedicados a ella y a su belleza. Si no me equivoco se quedo en la Academia para seguir mejorando.
—¿Cuánto tiempo tardará en responderte?
—No estoy seguro, pero entre más pronto le envíe una nota más pronto tendré su respuesta.
La expresión de Izuku se había agravado y se despidió llevándose el cuenco y todo lo demás. Denki no se tomó a mal su apresurada partida, sospechaba que el asunto con la pasta no había arrojado la respuesta esperada. Sin embargo, no tardo en descubrir que en realidad sus resultados habían provocado pánico en sus tres confidentes.
Ya antes había notado los cambios, casi desde el primer momento en que había decidido sincerarse con ellos: Aizawa enviando paquetes de comida bajo la excusa de que era Denki quien se los pedía, Izuku siendo el primero en probar cada plato, y Hitoshi apareciendo con frutas para picar, pero tras la prueba con la pasta, el pánico y la meticulosidad de cada uno aumentaron.
Aizawa se las arregló para invitarse a comer un par de veces a la semana siempre siendo el primero en probar cada plato. Izuku extendió sus visitas hasta el punto en que desayunaba, comía y a veces cenaba con Denki. Hitoshi era el peor de todos, revoloteando a su alrededor y asegurándose que ni la tinta que usaba para escribir o el agua que usaba para lavarse contuvieran nada peligroso.
Lo curioso era que ninguno de ellos se mostraba excesivamente preocupado, charlaban con normalidad y se esforzaban por infundirle seguridad a Denki, como si no quisieran que entrara en pánico. Y si Denki no hubiera estado ocupado fingiendo que desconocía la gravedad del veneno o que no se daba cuenta de que seguían sin tener ni idea de quién era el envenenador, habría encontrado encantador el esfuerzo que hacían.
Ellos se preocupaban e intentaban no preocuparlo, sin saber que Denki era extremadamente consciente de la situación en la que se encontraba y que su papel era seguir siendo el príncipe que no se enteraba de nada. Lo único que agradecía era que Aizawa hubiera dejado de insistir en hablar con el Emperador.
Por esas fechas el médico, sustituto del doctor Yakumo, volvió para otra de sus revisiones de rutina. Y no mucho después de su llegada Aizawa e Izuku se aparecieron repentinamente en una visita que Denki no esperaba.
—Lamentamos la intromisión, Alteza —dijo Aizawa
—Esperamos no molestar —añadió Izuku
—Nada de eso —respondió Denki que sospechaba que había sido Shinsou quien los había mandado a llamar—. Tomaremos el té apenas terminemos con esto; no falta mucho, creo. No hay inconveniente que se queden, ¿verdad, doctor?
—Eh... no, no —respondió el hombre.
El doctor terminó con el examen y después escuchó los síntomas que Denki enlistaba con mucha calma.
—Si esto es un resfriado —dijo Denki—, dura más de lo que debería.
—No es un resfriado, Alteza, me temo que hemos vuelto a nuestro "ciclo uno".
—¿Qué es eso? —pregunto Izuku
—Así es como lo llamaba el estimado doctor Yakumo.
—¿Cómo lo sabe?
—Bueno, me he leído todas las notas que se escribieron sobre el Príncipe.
—¿Hay muchas? —preguntó Denki
—Las suficientes para que el doctor fuera capaz de reconocer las etapas de su padecimiento. Comienza con un período de mucho cansancio que evoluciona hasta una condición débil que requiere de mucho cuidado y atención. Hasta ahora las medicinas del doctor han logrado devolverle la salud, pero me temo que ninguna de ellas ha sido la definitiva.
—¿Hace cuánto que conocía al doctor? —interrumpió Izuku con expresión curiosa.
Sutil, Protagonista.
—Muchos años —respondió el médico—. El doctor Yakumo era conocidísimo en nuestro campo, pero solo trabajé con él durante seis años.
—Pero ahora te encargas de sus pacientes.
—De un pequeño grupo en realidad. Sus discípulos más prominentes fueron asignados como sustitutos temporales mientras Hakamata escoge a su sucesor.
—¿Algún favorito?
—Depende de a quien le preguntes, pero la decisión sigue siendo del administrador real.
—Volviendo con la medicina —interrumpió Denki y después añadió como si nada—: La última fue bastante buena. A lo mejor podemos volver a probar con esa.
—Rehacer una medicina sin conocerla nunca es recomendable.
—¿El doctor no compartió la receta con nadie? Tal vez alguien haya colaborado con él en la preparación.
Por el rabillo del ojo Denki vio a Aizawa sonreír, pero se distrajo con la respuesta del doctor.
—Los médicos son muy celosos con su secretos, no permiten que nadie revise sus notas y he conocido algunos que mantienen todos sus documentos bajo llave; el propio doctor Yakumo era el ejemplo más claro pues la entrada a su laboratorio ha permanecido cerrada desde que fuera de visita al Palacio de Jade. Si el doctor no escogió un sucesor habrá una larga lista de médicos intentando apelar al Emperador para tener acceso a su notas personales.
—Bueno, ¿y entonces qué sugerencias tienes para mi condición?
El doctor pareció meditarlo con mucho cuidado.
—Lo que haremos será probar con algunos fortificantes que lo ayuden para mantenerse despierto y con algunos brebajes que incentiven el hambre.
—Bien —respondió Denki con energía pese a que no tenía intención de tomarse nada que le dieran.
—También vamos a cuidar su alimentación, Alteza. El doctor Yakumo creía que su condición podía empeorar cuando no se alimentaba apropiadamente. Haré una lista con los alimentos recomendados.
—Y cuando la tengas se la das a Fantasma, él se encargará de eso.
—Como ordene, Alteza.
En cuanto el médico se marchó, Denki encontró actividades para mantener ocupados a sus sirvientes mientras ellos se encerraban en el salón de té para conversar.
—Te reíste de mí, Aizawa —dijo Denki incapaz de contener su puchero—. ¿Fui tan obvio?
—Al contrario, Alteza. Su pregunta fue precisa y la hizo en el momento justo. No lo habría hecho mejor.
—Pero tampoco ayudó en nada, al final no parece haber nadie que nos pueda decir qué cambios hubo en la medicina.
—Tal vez lo haya —respondió Izuku—. Es probable que las notas del doctor revelen más información sobre ella.
—O incluso podríamos encontrar detalles que pudieran esclarecer la muerte del doctor —añadió Aizawa
—Pero si ese fuera el caso —dijo Denki—, ¿no sería probable que el asesino haya entrado antes y se lo haya llevado?
—La oficina del médico ha permanecido cerrada —respondió Aizawa—, y solo hay una persona que tiene la llave. Mientras Hakamata no escoja al sucesor, nadie pondrá un pie en ese lugar.
—Será mejor entrar antes de que eso suceda —dijo Izuku.
Era obvio que iban a sumergirse en sus discusiones complicadas que nunca lo involucraban, así que él se concentró en su taza de té y bebió fingiendo ignorancia.
—No será fácil —respondió Aizawa—. Especialmente ahora que esa ala recibe limpieza.
El té estaba amargo como siempre, pero era una de las desventajas de convivir con tres personas que consideraban que el azúcar era un lujo que no podían permitirse.
—¿Limpieza? —preguntó Izuku
Además de sus vecinas, la única otra persona que bebía el té dulce era Neito, pero Denki había aprendido a no endulzar su té cuando lo tenía enfrente porque la única vez que lo hizo el Segundo Príncipe se había pasado media hora burlándose de su consumo de azúcar.
—Sí —dijo Aizawa—. La fiesta de bienvenida para los embajadores del Reino Ame, la que organiza el Segundo Príncipe, tendrá lugar en su salón principal. Ahora mismo todo el edificio está ocupado por los sirvientes encargados de la limpieza y la decoración.
Oh, pensó Denki sorprendido de cómo la trama estaba encaminándose sin problemas. Si la oficina del doctor está en el mismo edificio que la fiesta, Izuku podrá encontrarse con los hombres del Reino de Ame y el ataque ocurrirá exactamente como en la novela. Supongo que eso son buenas noticias para mí.
—Podríamos solicitar permiso —dijo Shinsou—. El Emperador es consciente del delicado estado del Príncipe y cree que su última recuperación fue gracias a la medicina, podemos pedirle que nos deje revisar las notas del médico bajo la excusa de recrear la receta.
—La petición no puede provenir de mí —respondió Aizawa—. Llamaríamos una atención innecesaria.
—Yo haré la petición en nombre del Príncipe y pediré acceso al laboratorio del doctor.
Aja, buen intento Shinsou, pero tú no te vas a ir a meter a dónde no pueda vigilarte.
—Tal vez —intervino Denki con lo que esperaba fuera un tono dudoso—, tal vez deberíamos esperar a la fiesta. Que mejor momento para pasar desapercibido que cuando hay un montón de gente yendo de un lado a otro.
—Sin duda es un buen plan —respondió Izuku lentamente—, pero aún faltan varias semanas para la fiesta.
—¿Y?, podemos esperar.
Los tres se miraron con la misma expresión dubitativa y Denki comprendió a qué se debía tanta incertidumbre.
—No me pasará nada por esperar un poco más.
La mirada que compartieron era un claro "no" y también parecía indicar que no querían ahondar en el asunto; pero Denki no estaba dispuesto a poner en riesgo la Trama. Iba a tener que utilizar todo su ingenio para encauzar la conversación sin que ellos sospecharan. Y como la sutileza se le daba mal decidió ser directo.
—Seamos claros, ¿de acuerdo?, ¿esa prisa que tienen por meterse al laboratorio del doctor tiene algo que ver con la pasta que mastiqué y la cosa roja que escupí?
Aizawa no pareció sorprendido por su declaración lo que indicaba que Izuku lo había puesto al corriente, y si lo había hecho significaba que el asunto era más grave de lo que había supuesto. La confirmación de su teoría fue que todos parecieron repentinamente tensos.
Denki los miro uno a uno, pero ninguno de ellos dijo nada.
Ahhh, ¡qué lata con estos soldaditos que se guardan las malas noticias!, ya sé que toda la situación parece indicar que voy a morirme, y supongo que ese detalle los ha puesto paranoicos, pero no puedo decirles que no soy yo quien esta en peligro así que me harían un gran favor si dejan el papel de niñera por un momento para que pueda evitar que Hitoshi se muera. ¡Eso haría que todo mi trabajo fuera más fácil!
Como tampoco podía decirles eso se limitó a suspirar.
—¿Tan malo es?
Pero los tres se aferraron a su silencio y Denki tuvo que contener la ganas de empezar a repartir coscorrones. Tomó aire con calma y lo meditó con mucho cuidado, entonces se giró hacia Shinsou y con la voz más tranquila que pudo concebir le dijo:
—Dime la verdad, Hitoshi. ¿Cuál es el problema?
Se aseguró de mirarlo a los ojos y de ofrecerle la expresión más suplicante de su repertorio. Y fue extremadamente satisfactorio cuando Hitoshi bajó los ojos y se revolvió en su lugar como un cachorrito incómodo.
—Alteza —dijo—, se encuentra en peligro.
Aja, ¿y?, ¿qué más? —Eso ya lo sabíamos.
—No, Alteza —interrumpió Aizawa con su expresión grave—. Esto es diferente.
—¿Diferente en qué?
—No es un asesino cualquiera.
—¿Eso que significa? —preguntó, pero los demás guardaron silencio.
No pierdas la calma, Denki. El asunto es delicado y si bien tú has tenido tiempo para asimilar la situación para ellos todo esto es una novedad. Respira y deja que te digan las cosas con la lentitud de una tortuga.
—¿Eso que significa? —repitió con severidad.
—Significa que es un asesino profesional —respondió Izuku
—¿Sabemos quién es?
—No
Bueno y entonces por qué tanto alboroto.
—¿Cómo sabes que es un asesino profesional?
Los tres se miraron y Denki apretó las manos en el regazo.
Vamos, muchachos, que me hago viejo de esperar tanto.
—¿Cómo sabes que es un asesino profesional? —repitió
—Porque no usa un veneno cualquiera.
—¿Sabes que veneno usa?
—Lo único que sabemos es que deja un rastro de color rojo.
—¿Y existen muchos venenos que lo hagan?
—En realidad, no. Solo existe uno en el mundo, aunque muchos ponen en duda su existencia. Se dice que la receta de este veneno solo es conocida por un puñado de personas, y todos ellos forman parte de la misma organización.
¿Ellos?, pensó Denki con incredulidad notando una vaga sensación de familiaridad.
—¿Ellos? —repitió en voz alta y cuando los otros tres se quedaron callados Denki decidió que su paciencia tenía un límite— A ver, basta con los ojos de cachorro, no me gusta que me escondan cosas. Y sé que el asunto los ha puesto delicados, pero no me traten como si fuera de cristal. No tendré el tamaño de ninguno de ustedes, pero de que pego, pego. ¿Está claro?
Fue placentero cuando los tres hombres lo miraron sorprendidos. Y era lógico dado que durante todas sus visitas Denki siempre se había expresado con calma y mucha corrección.
—Vayamos punto por punto —les dijo— ¿quiénes son ellos?
Izuku suspiró, pero al menos se dignó a responder.
—Creemos que se trata del grupo de los Asesinos Negros.
A Denki el nombre le sonaba, pero no estaba seguro de si lo mencionaban en la novela; sabía que tenía que ver con la saga pero en ese momento no conseguía recordar dónde lo había leído.
—¿Me estás diciendo que hay un grupo de asesinos tratando de matarme?
—Ahí esta el asunto, Alteza —respondió Aizawa—, porque si ELLOS lo quisieran muerto, lo estaría.
¿Ellos?, volvió a pensar Denki con sorpresa, ¿por qué carajos tengo un grupo de asesinos tras de mí?
[...]
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