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2.3 Visita

Título Alternativo: Denki vuelve a la rutina.

[...]

—Esto ha tomado un giro interesante —dijo Izuku y Denki lo miró con extrañeza.

—¿Interesante?

—Sí. Es interesante que descubrieras que la medicina te hacía daño, que dejaras de tomarla, y que al recuperarte, el doctor Yakumo muriera —y sin decir más se giró hacia Aizawa—. ¿Cómo sucedió?

—Un asalto. Atacaron su carruaje mientras volvía del Palacio de Jade.

—¿Han encontrado a los responsables?

—Noche está a cargo de la investigación y no ha encontrado rastro alguno.

—Apresar a los responsables podría ayudarnos a resolver esto.

—Hablaré con Noche.

—Pero no le digas sobre la medicina alterada —añadió Denki

—Alteza, dada la información que tenemos sería negligente de mi parte mantener al Emperador ignorante de esta situación.

Denki había sido consciente que convencer a Aizawa de guardar su secreto iba a requerir un poco ingenio, pero era un riesgo que estaba dispuesto a tomar con el fin de garantizarle apoyo a Shinsou. A diferencia del Protagonista, cuya influencia en la corte era nula, el apoyo del líder Sombra garantizaría que cualquier acusación injustificada contra Fantasma fuera desestimada. El reto era convencerlo de quedarse callado y para ello Denki había barajeado muchas opciones.

Yo hablaré con mi padre —dijo Denki tras pensarlo concienzudamente—. Pero no lo haré hasta no saber quién es la persona que alteró la medicina.

—Alteza-

—No tiene sentido decirle si todo lo que hay son suposiciones.

Estaba listo para aferrarse a su postura –o de hacer un berrinche en caso necesario– pero no hubo necesidad porque por una vez en su vida la Trama se puso de su parte.

—Tal vez lo mejor sea guardar el secreto —dijo Izuku—. Piénsalo así, Aizawa. Si hay alguien capaz de alterar la medicina del médico, con la habilidad suficiente para borrar su rastro, y con el ingenio de burlar la vigilancia de un guardia sombra, entonces tal vez sea mejor evitar llamar su atención.

—Es un riesgo innecesario.

—Tal vez, pero hemos de considerar la posibilidad de que la medicina que recibió el príncipe no estuviera destinada a él, eso explicaría porque eventualmente volvió a la normalidad. Si ese es el caso anunciarlo ahora solo provocaría que nuestro envenenador decidiera retirarse y perderíamos la oportunidad de identificar quién era su blanco.

Denki se aseguró de componer su cara más confusa cuando formulo su pregunta.

—¿Tú crees que el veneno no era para mí?

—Ahora mismo no estamos seguros de nada.

—Si el príncipe no fuera el blanco —intervino Shinsou— ¿por qué atacar de nuevo?

—Podría sugerir que están tratando de cubrir su rastro al eliminar el error que cometieron. En cualquier caso es importante descubrir qué clase de veneno es y cómo lo están administrando. Eso nos daría una pista de quien está detrás de esto.

—¿Y cómo lo hacemos? —pregunto Denki

Izuku lo meditó con cuidado.

—Tengo una idea, pero necesito tiempo para ponerla en marcha.

—Eso significa que me ayudarás, ¿verdad?

—Por supuesto, Alteza.

—No me llames así. Denki está bien, y así no me sentiré mal si te llamo Izuku.

—En ese caso, Denki, me gustaría venir a comer contigo mañana.

—Será un placer recibirte y te prometo que esta vez Neito no estará por aquí para echarte.

Izuku sonrió, tenía una bonita sonrisa. Recatada y encantadora.

—Bien, entonces volveré mañana.

Izuku se despidió y una vez que sus pasos dejaron de oírse, Aizawa dio rienda suelta a su ira. Denki tuvo el acierto de bajar la cabeza y mostrarse culpable, aceptó la reprimenda en silencio y tampoco intervino cuando el hombre empezó a gruñirle a Shinsou como si fuera un niño pequeño. Cuando la ira y el descontento lo abandonaron, Aizawa se cubrió los ojos con una mano y suspiró.

—Debería ir inmediatamente al palacio a informar al Emperador.

Denki suspiró, aún se acordaba como un simple encuentro había conseguido aplastar su felicidad como si fuera una mosca. La ira del Emperador lo había tomado desprevenido y ciertamente no deseaba volver a enfrentarse ella. Esa incertidumbre se filtró en su voz cuando finalmente decidió hablar.

—Mi padre no estará feliz.

Y que el mundo se agarre cuando ese hombre empiece a repartir castigos.

—Usted no tiene la culpa, Alteza.

—La tengo, y mi padre estará de acuerdo conmigo. Sé que te he puesto en una posición delicada y lo siento, Aizawa. Realmente no supe que hacer, pero te prometo que le diré la verdad a mi padre.

—Yo lo haré.

—No —dijo Denki—. Lo haré yo. Es una orden. Y si realmente no quieres esperar entonces iré hoy mismo a verlo.

La perspectiva lo aterraba y tal vez su miedo fue evidente porque Aizawa se dio por vencido.

—Aceptare esperar.

—Gracias.

—Pero solo mientras averiguamos quién está detrás de esto.

Aizawa no se fue hasta que Denki juró que lo mantendría al tanto de la situación. Lo despidieron en la entrada y mientras lo veía alejarse, Denki se permitió tomar aire.

Su tarea de ofrecerle una misión al Protagonista había tenido éxito, para ello había usado lo que sus vecinas le habían contado durante sus reuniones de té. Con eso había enviado a Saya y Mizushima en un viaje que los mantendría alejados durante varios días. Era cierto que Neito no le había pedido ayuda con la decoración, pero la mentira le permitiría mantener un mínimo de personal mientras Izuku y Shinsou empezaban a investigar. Casi se sorprendía de lo fácil que había sido y solo esperaba no haber levantado sospechas.

—Muy bien, Shinsou —dijo Denki cuando Aizawa se perdió de vista—. Tenemos trabajo que hacer.

Se dio la vuelta y estaba listo para alejarse cuando Shinsou lo sujeto del codo, lo hizo con muchísima suavidad. Denki no pudo evitar alzar los ojos para mirarlo.

—¿Qué pasa?

—Alteza —dijo Shinsou con gravedad—, no es su deber preocuparse por mí. Es el mío cuidar de usted.

Era obvio que aún seguía molesto por los comentarios que Denki había hecho sobre asegurarse de mantenerlo a salvo. Parecía enfadado y contrariado, y era raro ver esa expresión en su rostro siendo que Denki se había acostumbrado a su rostro estoico; así que en lugar de bromear se giró completamente hacia él y le sonrió.

—Esa es la diferencia entre nosotros, Shinsou —le dijo—. Para ti es un deber, pero yo lo hago porque quiero.

Se sobresaltó al oír la voz del Sistema: <¡Felicidades! Logro desbloqueado: Devoción>

En cuanto su cerebro terminó de procesar las palabras, no pudo evitar sonrojarse. Notó el calor extendiéndose por sus mejillas, orejas y cuello, y fue incapaz de sostenerle la mirada a Shinsou. Se quedaron ahí, uno frente al otro, en silencio, mientras el corazón de Denki le latía en los oídos.

—Alteza —susurró Shinsou y el nombre fue un recordatorio de la distancia que los separaba.

—Será mejor recoger el salón antes de que Ina vuelva.

Esto mantuvo a Hitoshi ocupado y permitió que Denki recuperara un poco de su compostura. En el fondo de su mente aún se acordaba de Hitoshi en su ropa de cama, no podía olvidar esa emoción indefinida y bochornosa que lo recorrió de pies a cabeza cuando lo tuvo enfrente. Había sucedido hacia menos de un día y no conseguía sacudirse la imagen.

Era consciente de que su guardia era un hombre guapo, lo supo apenas le puso los ojos encima, pero no debía permitir que su honestidad, encanto y carácter lo hiciera perder la cabeza. Hitoshi era su guardia, su trabajo -su deber- era cuidarlo y Denki no debía confundirse.

Es su trabajo, se dijo, su trabajo es ser leal.

Se lo repitió con firmeza hasta que consiguió calmarse. Para cuando Hitoshi volvió, Denki estaba listo para concentrarse en la tarea de mantenerlo con vida y para ello iba a tener que practicar sus habilidades como príncipe despistado.

El resto del día se lo paso repasando su caligrafía y haciendo una lista de temas para charlar. No recordaba exactamente las conversaciones que el Protagonista y el Príncipe sostenían durante el capítulo de la novela, pero se acordaba vagamente de que casi todas seguían el mismo patrón: El Protagonista se aparecía, el Príncipe lo recibía con bocadillos y procedía a interrogarlo sobre su vida en la Academia.

Denki estaba seguro de que podía fingir sorpresa ante las anécdotas de Izuku pese a que se las sabía de memoria, lo importante era hacer que el protagonista extrañara su vida fuera del palacio porque eso lo animaba a querer unirse al ejército del Príncipe Heredero, y aunque el exilio ponía en pausa esos planes, lo mejor era no cambiar mucho la situación.

El primer almuerzo con el Protagonista fue exactamente como Denki esperaba.

Izuku se apareció poco después de mediodía, cuando Toka había vuelto de su día libre, y Denki lo recibió con sorpresa y mucho ánimo. Se sentaron en el jardín a beber té y después pasaron a comer. Fue curioso que aun sin mencionar la conversación del día anterior, Izuku se aseguró de ser siempre el primero en probar cada plato para después ofrecérselo a Denki.

Charlaron sobre la Academia y sus novedades. Pese a saberse los detalles de memoria, Denki se mostró sorprendido con cada anécdota e inundó a Izuku con preguntas curiosas ahondando especialmente en los detalles de su entrenamiento; así la tarde se disolvió sin esfuerzo. Para cuando el Protagonista decidió marcharse, Denki había empezado a dar señales de desgaste y se retiró a dormir temprano.

Durante sus visitas Izuku nunca mencionaba el veneno o lo que sea que estuviera haciendo para ayudar, y Denki respetaba ese silencio ofreciendo en cambio conversación banal y muchas preguntas que hacían que el Protagonista se sumergiera en un relato sin pausas.

—No fue mi mejor decisión —dijo Izuku al contarle de la vez que varios alumnos se escabulleron ayudar a cazar a la bestia que aterrorizaba a los aldeanos. Denki se sabía la historia de memoria, pero era divertido oírla de nuevo.

—¿Y conseguiste ganar la apuesta?

—No realmente, nuestro maestro llegó para llevarnos de vuelta a la Academia.

—¿Te castigaron?

—Era algo inevitable —respondió Izuku aunque Denki sabía que habían estado al borde de la expulsión y que solamente logró salvarse cuando Shouto, el chico callado y sin amigos que solía destacar en cada asignatura sin esfuerzo, había testificado a su favor.

Había sido uno de los puntos culminantes de la historia porque en ese momento el Protagonista descubría que Shouto era en realidad Shouto Todoroki, Príncipe del Reino de Ame, quien al igual que Bakugou había ingresado a la Academia en secreto y contra las expectativas familiares. La diferencia era que Bakugou no se cohibía al pregonar su título mientras que la identidad de Shouto era conocida solo por un puñado de profesores.

—Cuéntame más —pedía Denki e Izuku lo complacía con anécdotas divertidas.

Al oírlo hablar de sus aventuras Denki no tardo en comprender que el Protagonista aún conservaba la misma vergüenza de un niño pequeño al que no le gusta presumir, pero también dejaba entrever el carácter firme y sosegado que había adquirido tras su larga estadía en la Academia. Era encantador y seguro, y mostraba un auténtico interés en cada conversación que compartían.

Y como dictaba el guion de la novela, Denki se aseguró de manifestar su anhelo por salir y conocer el mundo, era un sueño real así que no tenía que fingir su deseo por librarse de su castigo.

En la novela, las visitas del Protagonista eran regulares pero no diarias, y en los días en los que no iba era Shinsou quien se aseguraba de probar todo lo que Denki se comía. Y sin embargo, pese a los esfuerzos de ambos, Denki seguía notando la falta de apetito, el cansancio que lo hacía bostezar a media tarde y lo difícil que se iba haciendo prestar atención. A veces se quedaba dormido mientras leía en el jardín y en una ocasión lo había hecho incluso a la mitad del relato de Izuku. Entonces Shinsou lo despertaba con una expresión ansiosa que se agravaba cuando Denki aseguraba estar bien.

Sayu y Mizushima volvieron tras su viaje con un libro lleno de pequeños rectángulos de tela y una nota de parte del comerciante expresando su halago por servir al palacio. Denki leyó la nota superficialmente y después mando a pedir un par de túnicas nuevas para Shinsou, otro par para Aizawa, una para Neito, y otra para Izuku; y con eso se olvidó del asunto.

Unas semanas después de que decidiera confiar en Aizawa e Izuku, el Protagonista se apareció más temprano de lo acostumbrado y lo primero que hizo fue sacar un paquetito de hojas. Al abrirlo Denki vio una pasta de color gris.

—Al fin está listo —dijo Izuku empujando el paquete en su dirección.

—¿Qué es?

—Es Suru, un preparado que requiere de muchos ingredientes delicados de los cuales algunos son extremadamente difíciles de conseguir. Es tan delicado que apenas unos días después de la trituración la pasta pierde sus propiedades y puede resultar dañina para quien la pruebe.

—¿Me hará mal?

—No, Denki. Está fresca.

—¿Y qué hace?

—El Suru se utiliza para identificar venenos. Los nobles en la corte del Reino de Ame lo utilizan regularmente para garantizar que comida no ha sido corrompida.

—¿Cómo va a ayudarnos con eso?

—Ahorita te lo explico, primero bebe un poco de agua, no bebas té, aquí tengo mi odre, y ahora ponte la pasta en la boca. Por lo que sé sabe horrible pero no la escupas, y tampoco te la tragues. Mastícala.

Denki obedeció pese a que su deseo era escupir, vomitar y llorar, no necesariamente en ese orden. La pasta sabía a podrido, o a carbón, o algo tan asqueroso que se vio obligado a ponerse una mano en la boca para no escupirla.

—Cuando te diga vas a escupir la pasta, después te vas a enjuagar la boca con agua. No te tragues el agua, mantenla en tu boca y hazla pasar entre tus dientes... Ahora escupe. Solo la pasta no escupas la saliva.

Denki se inclino sobre la mesa y escupió sobre el pañuelo que Izuku había colocado de antemano, después tomó el odre y volvió a beber. El sabor de la pasta seguía en su boca y el agua solo lo estaba empeorando, pero se atuvo a las instrucciones de Izuku y mantuvo el agua en su boca.

—Existen muchos tipos de venenos —dijo Izuku mientras Denki le hacía caras—, pero todos se engloban en grupos dependiendo de su origen: Mineral, vegetal, o animal. Una vez que identificas el origen un conocedor de hierbas puede crear un remedio temporal o incluso una cura para luchar contra sus efectos. Cuando escupas el agua el color de esta nos dirá qué tipo de veneno se encuentra en tu sistema: Negro si es mineral, verde si es vegetal, o amarillo si es animal. Eso podría ayudarnos a identificar la forma cómo entra a tu sistema y tal vez una forma de combatir la toxina. Ahora escupe.

Y Denki lo hizo en el cuenco de madera que Izuku había hecho aparecer de la nada. Inmediatamente después tomó el odre y volvió a beber una y otra vez hasta que su boca dejo de tener ese regusto amargo.

—Eso fue horrible —dijo, miró a Izuku y a Shinsou que observaban el platito con idénticas expresiones rígidas.

Al verlo Denki entendió por qué. El líquido en el cuenco era de un llamativo color rojo. 

[...]

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