Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2.14. Palacio

Título Alternativo: La nueva casa de Denki (otra jaula)

[...]

En lugar de intentar volver al comedor, Denki se paseó por los pasillos del palacio familiarizándose con los alrededores.

Si mal no recuerdo hay una ala entera para todas las concubinas del Emperador, cuentan con habitaciones individuales y salones grupales, y cuando el Emperador las llama acuden para acompañarlo a su habitación. Izuku creció ahí dado que su madre vivía con el resto, pero en el libro nunca describe la distribución del palacio. Sé que las concubinas favoritas tienen secciones enteras para ellas cerca de los aposentos del Emperador y es seguro que la Emperatriz también los tuvo, ¿habrá tenido un jardín privado solo para ella?

Se detenía ocasionalmente para apreciar con los adornos que veía y husmear en las puertas semiabiertas. Cuando se cansó de dar vueltas por los pasillos vacíos –¿por qué no hay nadie? – busco a un sirviente para preguntarle por el camino más rápido para volver a su habitación. Cuando la mujer se ofreció para escoltarlo hasta las escaleras Denki puso mucho atención por los salones que cruzaban y lo que veía.

Se despidió de su guía y subió las escaleras solo. Alguien había entrado para limpiar, abrir la ventana, cambiar el agua de la jofaina y hacer su cama; el cuarto olía a limpio y los rayos de sol que se colaban por la ventana se reflejaban sobre el suelo de madera pulida hasta alcanzar la base de la cama. Era la estampa perfecta de comodidad y riqueza.

Y sin embargo se siente vacío, pensó Denki mientras se acercaba a la ventana con las cortinas abiertas. No se oye nada. Vio un jardín pequeño con forma rectangular lleno de arbustos varios y al reclinarse sobre el marco descubrió que estaba rodeado por los cuatro lados con muros llenos de ventanas. Bueno, si todos los jardines están tan ocultos como este seguro que no es fácil encontrar el que tiene el bebedero de la Emperatriz.

Sentía curiosidad por verlo. La prueba de que su padre no era un bastardo insensible con problemas de ira, sino alguien que en algún momento de su vida había querido a su esposa con tanta devoción como para construirle un espacio que le recordara a su hogar.

Seguro que alguien sabe como llegar a él, uno de los sirvientes quizá.

—Oye, Shinsou, crees-

El resto de la frase murió cuando se dio la vuelta y recordó que la habitación estaba vacía. No pudo evitar compararla con el cuarto de su casa, más pequeño y cómodo, con sus sirvientes entrando y saliendo y Shinsou ahí, al alcance de la mano.

Tú lo mandaste lejos.

Negándose a sentir pena por sí mismo, Denki se quitó el adorno del pelo para tener libertad de sacudirse la cabeza y después escogió uno de los divanes más cercanos para sentarse. Extendió la mano para tomar uno de los libros que había llevado esa misma mañana, los cuales yacían apilados en la mesa de junto, y lo abrió al azar. Alguien había puesto un separador en su interior y las hojas se dividieron justamente a la mitad.

Había una pluma. Una pluma amarillo brillante con excepción de las barbas sedosas que se encontraban en la base, las cuales eran casi blancas. Denki la miró durante largo rato y cuando consiguió reaccionar sujeto la plumilla hasta alzarla frente a sus ojos.

Sabía que esa pluma no había estado ahí antes ahí. Sabía el tipo de pájaro al que pertenecía. Y sabía quién la había dejado.

Bueno con este hombre, supongo que es su manera de enviarme un mensaje pero es una pena para él porque la sutileza no se me da. ¿Qué es esto, Noche? ¿Una amenaza? ¿Un recordatorio? ¿Un regalo? No, espera, seguro que lo último no. ¿No te ha gustado que hablara de los pájaros con mi tío? ¿O es tu respuesta a mi intento de ponerte nervioso? ¿Significa que debo ir con los pies de plomo? No, no, no. Te concedo que me asustaras la primera vez, ¿quién se espera que maten un pájaro sin razón? Pero necesitas un poquito más que una pluma para meterme el miedo. Mi madre decía que a veces soy demasiado despistado para entender cuando alguien me amenaza así que ya ves. Esta pluma no me dice nada, carajo. Solo me dice que estuviste en mi cuarto, que tocaste mis cosas, y eso, amigo, eso es lo que me da miedo.

Colocó la pluma de vuelta entre las hojas del libro y se recargó en el diván.

Podemos suponer que a Noche no le gusta que le toquen las narices. Ni modo, habrá que mantenerse lo más lejos posible de él y mantener la boca cerrada en su presencia. Lo mejor será no provocarlo. ¿Será suficiente? Quién sabe. Seguro que no necesita razones para meterse conmigo.

Apartó el libro –"Genealogías del Imperio Taiyou"– y escogió otro de su pila –"El Primer Emperador"–. Se acomodó en el diván para leer e intentó concentrarse. Cuando se aburrió del silencio empezó a leer en voz alta y como no estaba Shinsou para hacer preguntas su voz fue lo único que le hizo compañía durante la larga mañana. Dio vueltas por su cuarto, metió la nariz en los armarios y cajones, se asomó al pasillo que estaba vacío y después volvió a mirar hacia el jardín. Escogió otro libro para leer en el diván y la brisa tibia que se colaba por su ventana lo adormiló. Lo siguiente que supo fue que llamaban a la puerta para anunciarle que era la hora de la comida y apenas si tuvo tiempo de sujetarse el pelo con un pasador simple antes de bajar a comer.

Apenas entró en el salón notó el cambio en el ambiente. Los guardias sombra que comían en la mesa del fondo no charlaban y los sirvientes que se movían entre los asistentes lo hacían con una eficiencia silenciosa que lo hacía sentir incómodo. Su padre se hallaba sentado en la cabecera de la mesa, a su izquierda estaba la misma mujer que Denki había conocido en el banque dónde su padre lo había castigado y junto a ella estaba la otra invitada a dicho banquete, la única cuyo nombre conocía: Madam Hidashi.

Ambas se habían esmerado en su atuendo pues vestían con exquisita elegancia. La tela de sus túnicas parecía reflejar la luz y los intrincados patrones en cada una resultaban fascinantes. Era una lástima que no pudiera quedarse mirando embobado.

—Buenos días, padre —saludo Denki ofreciéndole una reverencia al Emperador y cuando este lo ignoró fue la mujer sentada a su izquierda la que le ofreció una inclinación de cabeza.

—Buenos días, querido —dijo Madam Hisashi con una sonrisa cordial—. Es una sorpresa encontrarte aquí, aunque he oído que te has mudado al segundo piso.

Ah, el chismerío, soy el único que no tiene ni idea de lo que pasa aquí.

—Solo estoy de visita, no necesitas preocuparte por mí.

—Por supuesto que lo hago, querido, somos familia.

Neito, quien estaba sentado frente a ella, rodó los ojos y le hizo una seña imperceptible para que se arrodillara junto a él. Denki obedeció. De inmediato Ina lleno su taza con té humeante y procedió a servirle de comer.

Entre Neito y su padre se sentaban dos hombres, uno de ellos Hakamata y el otro un oficial importante por el tipo de túnica que usaba. Solo ellos conversaban siendo Hakamata el que llevaba el peso de la conversación pues parecía ser el único que no irritaba al Emperador. En ocasiones Neito intervenía; lo hacía con calma pese a que era el obvio que el tema lo estaba irritando.

Hablaban de protocolos y política, nada que resultara interesante. Denki se limitó a comer, en silencio y con mucha calma masticó cada bocado hasta casi deshacerlo. No despegó los ojos de su plato y tampoco intentó entrometerse en la conversación de la mesa, su plan de pasar desapercibido habría sido perfecto si Madam Hisashi hubiera guardado silencio.

—Querido, te ves decaído, ¿te sientes mal?

La conversación en la mesa se detuvo y Denki experimentó la vívida sensación de encontrarse desnudo en un escenario.

—Mi hermano está bien —dijo Neito con rigidez.

No, pensó Denki con repentino fastidio, no empiecen a pelear que el que se enfada es ese hombre.

—Eso dirás tú porque no lo conoces —respondió la mujer— pero todos sabemos lo impredecible que es su enfermedad.

—Estoy bien —respondió Denki extendiendo la mano para pellizcar a Neito por debajo de la mesa cuando lo vio abrir la boca—. Agradezco su preocupación, el médico es optimista con mi estado y me ha recomendado reposo constante y mucho cuidado. No discutamos más el asunto, especialmente cuando no hay necesidad.

Devolvió la atención a su plato y siguió comiendo. Hakamata retomó la conversación que se había quedado en el aire y pronto todo volvió a como había sido antes. Denki intentó no pensar en las comidas con Shinsou, que usualmente eran silenciosas pero que no lo hacían sentir como si estuviera caminando sobre vidrios rotos.

Al terminar no tuvo valor para marcharse así que acercó su taza de té y lo bebió entre sorbos diminutos haciéndolo durar. Por suerte el sabor era diferente al de la mañana, y aunque seguía siendo amargo era la clase de amargura que tras unos cuantos sorbos pasaba desapercibida.

Finalmente la conversación llegó a su fin y el Emperador se retiró con su grupo, Denki se aseguró de inclinar la cabeza mientras salían y después se levantó cuando Neito lo hizo.

—¿Por qué me has pellizcado?

—Porque quiero que dejes de meterte en mis conversaciones. No necesito que me defiendas cuando hable con ella —hazlo cuando la otra persona sea nuestro padre.

—Es que me saca de quicio.

—Ya lo sé.

—Como sea, ¿cómo es eso que te has mudado al palacio? He querido preguntarte antes pero no quería que la necia de Hidashi se enterara. Eso me recuerda. Excelente respuesta la que le has dado me fastidia que sea una chismosa tan obvia.

—Como le dije solo es temporal. Nuestro padre quiere que te ayude con los preparativos para recibir a nuestros invitados.

—¿Ayuda? No necesito ayuda.

—Lo supuse, solo dame algo que hacer. Lo que sea.

—Bueno, puedes ir al pueblo a confirmar que las provisiones extras que hemos comprado hayan llegado ya.

—Oh..., no puedo ir al pueblo.

—¿Por qué no?

—Sigo castigado.

—¿Aún?

—Es por precaución.

—Te he dicho que te disculpes.

—Neito, por favor, solo dame algo que hacer.

—Pues no tengo nada que darte. Todo incluye salir y revisar que la comida, los arreglos florales y la ropa que se ha encargado esté preparándose adecuadamente. O salir para asistir a los ensayos de las presentaciones que se van a dar. Lo demás es preparar las habitaciones y la decoración pero de eso se encargan los sirvientes. Si no puedes salir, no tengo nada que darte. —Se detuvieron en la entrada principal y Neito lo miro con algo que parecía pena—. Escucha, ve y dile a nuestro padre que lo sientes.

Eso no va a cambiar nada. Denki suspiró y asintió mirando el camino que conducía al exterior.

—Entre tanto ve preparando tu ropa —añadió Neito.

—¿Qué tiene mi ropa?

—¡Tienes que estar impecable! Es tu primera presentación social y es un evento importante. Enviaré a alguien para que revise tu guardarropa y de ser necesario lo mejore.

Fue el turno Denki para rodar los ojos. Permaneció en el mismo lugar viendo al palanquín de Neito alejarse antes de volver con lentitud hasta su habitación. En la entrada se detuvo, no tenía cabeza para sentarse a leer y mucho menos para pensar así que se apartó y recorrió el pasillo con dirección hacia las escaleras.

La entrada al jardín estaba en el primer piso oculta tras una puerta doble, el único que estaba por ahí era un sirviente que terminaba de recortar los tiestos alineados junto a la entrada. Denki lo vio marcharse y después solamente quedó él en ese jardín lleno de arbustitos pulcramente cortados e hilera de flores que crecían por montones.

Recorrió el lugar de lado a lado y cuando se cansó se metió en el pequeño pabellón en el centro del jardín. Era un espacio redondo con postes de madera maciza que sostenían el techo con forma de cono, dentro había una mesa baja con tapetitos para arrodillarse en el suelo. Había espacio suficiente para unas diez personas, Denki estaba solo.

Tal vez pueda leer aquí, pensó y con esa idea en mente volvió a entrar y se dirigió a su cuarto. En el camino una sirvienta lo interceptó.

—Alteza, el Guardia Fantasma está aquí para verlo.

La sonrisa de Denki fue automática y sin detenerse a pensar se movió. Entonces se detuvo.

—Eh, ¿dónde está? —pregunto girándose hacia la mujer.

—En la entrada principal.

Denki le sonrió –la primera sonrisa honesta en todo el día– y se dirigió resueltamente a la puerta.

[...]

n/a

¿Dónde está todo el mundo? Pues fuera.

En el palacio se supone que vive la familia imperial (emperador/emperatriz/hijos/concubinas/más hijos). De esa lista la emperatriz está muerta, los dos hijos se han mudado fuera del palacio y solo lo visitan para ver a su padre. El Emperador divide su tiempo entre sus concubinas y las reuniones oficiales que se celebran en los salones dedicados para ello. Las obligaciones militares y administrativas de Hizashi lo llevan a pasar mucho tiempo en el exterior. Las concubinas tienen su propia ala y se entretienen solas o salen de paseo. Todos tienen una rutina, gente a la que visitar eventos sociales a los que asistir.

Y como Denki es el hijo castigado, pues mucha gente no quiere juntarse con él. Así que nada de invitaciones para nuestro muchacho mientras tanto.

Alguien me ha preguntado que qué opina Denki del compromiso. ¿Está dispuesto a casarse? Y la respuesta es que el muchacho no lo ha pensado con seriedad. Entre tanto objetivos y preocupaciones el matrimonio viene a ser el menor de sus problemas. Lo cierto es que no ha tenido tiempo para pensar "¿qué quiero?", con la vida que llevaba y los malabares que hace Denki prefiere ser practico en lugar de soñar con su futuro. En varias ocasiones ha pensado que le gustaría tener su casita con Shinsou y sus sirvientes, un sueño sencillo, y solo ahora que Shinsou no está Denki va a empezar a extrañarlo.

Perobueno, ya nos veremos en el que sigue. ¡Gracias por leer y comentar!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro