1.4. Interrogatorio
Título Alternativo: Denki sigue buscando aliados.
[...]
Denki despega los ojos de la sopa cremosa que tiene frente a él, mira a la sirvienta a su lado, y vuelve a mirar la sopa.
—Debe comer, Alteza—dice la mujer en tono bondadoso—No puede seguir así.
Denki suspira, alza los ojos y como no soporta la expresión mortificada de la mujer deja que su vista vague por la habitación. Descubre a Fantasma sentado en una de las mesitas de la habitación, comiendo.
¡Ah!
Con muchísimo cuidado Denki toma la cuchara y la hunde en la superficie cremosa, la guía lentamente hasta su boca procurando que el temblor de sus manos no derrame nada sobre la servilleta que tiene encima. No ha dejado que la doncella lo alimente y no piensa empezar ahora.
Mete la cuchara a su boca, cuenta hasta tres y escupe.
—¡Sabe horrible!, ¿por qué sabe horrible?, ah, ah, no la quiero, sabe asquerosa. ¡Llévatela!
—Pero- pero... ¡Su Alteza!
—¡He dicho que la quites! ¡Sácala de aquí!
—¡Como ordene, Alteza! Haré que preparen otra olla de inmediato...
—¡No voy a esperar!, ¡no quiero esperar!, ¡tengo hambre! ¡Ah!, ¡Fantasma!, ¡Fantasma!, ¿qué estas comiendo?, ¡trae aquí lo que estés comiendo!
No sigue gritando porque se queda sin aire, por suerte Fantasma obedece y mientras la sirvienta retira de prisa el cuenco de sopa el guardia viene a mostrarle su bandeja de comida. En ella hay una tácita de sopa, un plato de arroz con carne y verduras, queso y agua.
Denki duda.
—Coma, Su Alteza—dice Fantasma cuando la sirvienta se ha marchado llevándose su desayuno.
—Gracias, Fantasma, pero no voy a quitarte tu comida. Si no te importa tomare solamente la sopa, lo demás es demasiado pesado para mi estómago.
Extiende las manos temblorosas y titubea antes de levantar el tazón, lo voy a tirar si lo agarro, ¿dónde está mi cuchara? Agh, se la llevaron con mi comida, bien, tal vez podría... Su cerebro enmudece cuando Fantasma toma el tazón y lo acerca a su rostro. Denki lo mira, pero el hombre tiene la atención puesta en sus manos.
Con muchísimo cuidado Denki estira el cuello y coloca los labios en el borde del tazón, entonces bebe. El líquido caliente se desliza por su boca y garganta hasta calentar su estómago, la sensación es indescriptiblemente deliciosa. El sabor es una mezcla de arroz, carne y zanahoria; la consistencia no es grasosa así que Denki se bebe dos tragos sin pausa.
El estómago de Denki ruge anhelando más de ese rico platillo, y mientras esta pensando en si sería demasiado injusto tomar los palillos de Fantasma este se adelanta y los usa para escoger un trozo de zanahoria que después acerca a su boca.
Denki se lo come sin detenerse a pensar, así como se come los siguientes bocados de arroz que aparecen frente a él.
—Estoy lleno, no más—dice aun cuando queda medio plato de sopa—Gracias, Fantasma, puedes retirarte.
Se hunde entre los almohadones mientras Fantasma se lleva su bandeja de comida hasta la mesa junto a la ventana y sigue comiendo. Sin perder tiempo Denki cierra los ojos y revisa sus puntos de salud; cuando ve que siguen igual emite un suspiro de alivio, sabe que dos bocadillos a medias no van a subir esa barra, pero tampoco está descendiendo hacia el desastre. En el fondo entiende que no puede seguir negándose a comer, tarde o temprano el envenenador se enterara y eso lo pondría en una situación delicada.
Sigue necesitando ayuda.
Denki abre los ojos y mira a Fantasma que sentado junto a la ventana sigue comiendo en silencio. Lo hace a buen ritmo, sin distraerse, hasta casi terminar su plato; mientras lo mira Denki no puede dejar de pensar que la barra de lealtad sigue vacía y no tiene idea de por qué existe en primer lugar.
<Sistema, ¿es Fantasma leal?>
<...>
Bien, lo averiguaré por mi cuenta. Qué sabemos de Fantasma: Es guapo, callado, y tiene un aire de cachorro guardián. Tiene bonitas cejas y el color de sus ojos... Denki, presta atención, a ver. Fantasma pertenece al Clan Sombra, en el libro se les menciona varias veces porque los suyos llevan sirviendo a la familia real desde que fueron creados. Todos en la familia real tienen una Sombra, no el protagonista porque es un hijo ilegítimo, pero los tres príncipes sí, el emperador y su hermano también. El libro decía que al mirar directamente a los ojos de un Sombra podías quedar paralizado por su aura asesina, y solo las almas inocentes podían mirarlo a la cara sin temor.
Pero Denki había mirado a los ojos de Fantasma justo la primera noche que había ocupado el cuerpo del príncipe, y no recordaba haber sentido miedo o terror. Solo asombro. Fantasma tenía uno ojos violetas espectaculares, claros y firmes, pero no aterradores.
Solo me ha dejado verlos una vez ahora ni siquiera me mira, pero bueno, se supone que los Sombra están obligados a jurar lealtad, ¿esta sombra no es igual?
—Oye, Fantasma, cuando terminaste tu entrenamiento en el Clan Sombra, ¿te hicieron recitar un juramento de lealtad?
—Así es, Su Alteza.
—¿Y a quien le juras lealtad?
La sorpresa detiene el bocado que Fantasma se esta llevando a la boca, la pausa es momentánea y el guardia de inmediato se recupera. Termina de comer, aparta su plato y se levanta. Sigue sin mirarlo.
—A la Corona, Su Alteza.
—¿El Emperador?
—Sí, Alteza.
—¿Quiere decir que estas obligado a obedecerlo a él en todo?
—Así es, Alteza.
—¿Su palabra tiene más peso que la mía?
Fantasma no contesta, pero no hace falta porque la respuesta es simple: Una orden del Emperador tiene prioridad sobre la de cualquier otro. Si la lealtad de Fantasma está con el Emperador, entonces no me es leal a mí estrictamente hablando.
—Fantasma, ¿por qué estas aquí?, te pasas toda la vida encerrado en esta habitación conmigo, ¿no te aburres?, ¿no quieres salir y hacer -no sé- otra cosa?
—Mi deber es proteger al Tercer Príncipe.
Deber... mmm...
—Y si muero, ¿qué pasara contigo?
—¿Morir?
—Ehhh, estoy enfermo, es una posibilidad, ¿qué pasa si yo muero?
—...es decisión del Emperador, puede mandarme de vuelta a casa o asignarme a otro miembro de su familia.
Pero eso no sucede.
Al Fantasma de la novela lo sentencian a muerte y él ni siquiera mete las manos para defenderse. ¿Si el Emperador le ordenara morir ni siquiera se opondría?, ¿no siente miedo o enfado?, ¿no siente nada?... En la novela Fantasma solo había mostrado emoción al pronunciar una palabra: "Fallé",
¿Fallar?, ¿había fallado en proteger al príncipe?, pero todos creían que el príncipe había muerto de enfermedad, bueno... no todos, ¿verdad?, alguien acusó a Fantasma de haber asesinado al príncipe. Izuku había supuesto que la acusación era falsa y que solo era una excusa para deshacerse de él, pero por qué usar una excusa... a menos que... a menos que Fantasma descubriera que el príncipe no había muerto de causas naturales, eso explicaría porque se derrumba al reconocer su fracaso. Y si sabe que el príncipe había sido envenenado, el culpable habría tratado de desacreditarlo.
No tomaría mucho, Fantasma no tiene amigos aquí; en el libro se mencionaba varias veces que a diferencia de los otros que son como él, Fantasma era tan aterrador que nadie se le acercaba. El único que se levanta para defenderlo es el protagonista.
Denki suspira, no puede imaginarse vivir en un lugar donde todos te tienen miedo, donde tu trabajo es quedarte en un cuarto que huele a enfermo mientras ves a tu protegido languidecer hasta desaparecer.
¿Puedo confiar en que realmente no sabe lo que está sucediendo y que no tiene parte en el asesinato?
—Fantasma, tu deber es protegerme, ¿cierto?
—Así es, Su Alteza.
—Si alguien intentara hacerme daño, tú los detendrías, ¿cierto?
—Así es, Su Alteza.
—Si algún loco entrara queriendo asesinarme, tu lucharías contra él, ¿no es así?
—Así es, Su Alteza.
—Si alguien tratara de envenenarme, tú no lo permitirías, ¿verdad?
—Así es, Su Alteza.
Suena honesto... y es mi única salida.
—Fantasma, acércate.
El guardia se mueve con una ligereza asombrosa, sus botas no producen sonido conforme avanza y el movimiento de su cuerpo es fluido y elegante.
¿Cómo diablos hace eso?
Fantasma se detiene a un paso de su cama, con su mirada al frente y su posición de firmes; a Denki le da dentera cada vez que lo ve siendo tan formal.
—Si te ordeno algo, ¿lo harías?
—Por supuesto, Su Alteza.
—Si te ordeno guardar un secreto, ¿lo guardarías? Incluso del mismísimo Emperador.
Silencio.
—No te pido que le mientas al Emperador, si te ves obligado, si te pregunta directamente, puedes decírselo, pero quiero saber si te sentirías obligado a ir y decírselo por voluntad propia.
—Los secretos de Su Alteza están a salvo conmigo, siempre que no atenten con la seguridad del palacio ni con la vida del Emperador.
—No lo hacen.
—Entonces prometo guardar su secreto, Su Alteza.
—Muy bien, lo que te voy a decir ahora no puedes repetírselo a nadie, ¿entendido?
Denki toma aire, es momento de arriesgarse.
—Creo que alguien me está envenenando.
Se lo dice mirándolo a la cara así que puede ver el momento justo en que la máscara de indiferencia cae. Los ojos de Fantasma se abren, su boca tiembla y su cuerpo entero se pone completamente rígido.
Y finalmente lo mira.
Ahora que puede verlos a la luz del día Denki descubre que sus ojos son de un color violeta intenso, con una textura que casi parece terciopelo.
Vaya, hasta los ojos de este hombre son extraordinarios.
Pero entonces Fantasma dice.
—Debemos informar al Emperador.
—¿Qué? ¡No! ¡Lo prometiste!
—Alteza, esto no debe mantenerse en secreto.
—¡Te lo prohíbo, Fantasma!
—Si un asesino se ha infiltrado en el palacio...
—¡No!
Y es el pánico el que le da la fuerza para enderezarse, estirar la mano y aferrarlo por el brazo. El súbito movimiento lo marea y su agarre se convierte más en una forma de estabilizarse que de impedir que Fantasma se vaya.
No tiene fuerzas para jalar, pero no hace falta porque Fantasma da un paso al frente hasta que sus piernas rozan la colcha. Denki aferra ese brazo con ambas manos sintiendo que el mundo se mece con muchísima suavidad. Está tan débil que ni siquiera puede levantarse por su cuenta.
Denki cierra los ojos, toma aire, y cuando está seguro de que no va a desmayarse alza el rostro para ver el rostro del brazo que sujeta.
—Por favor, Fantasma, no se lo digas a nadie, no es... no es como si estuviera completamente seguro, además si lo que digo es verdad no es algo reciente, ¿recuerdas hace cuanto que estoy enfermo?
¿Te lo estoy preguntando en serio, eh? Porque yo no lo sé. Pero Fantasma no responde, se limita a mirarlo con una expresión de sorpresa e incertidumbre. Cuando el mundo oscila lentamente frente a él, Denki aprieta los dientes y se aferra con más fuerza.
No te desmayes ahora, Denki, no dejes que vaya con el Emperador y alerte al asesino.
—No es... no es como si estuviera completamente seguro, podría ser paranoia mía, lo sé. Tal vez es una excusa que estoy inventando porque no quiero morir. No puedes simplemente presentarte frente al Emperador con una declaración semejante, más aún cuando no tienes pruebas y solo porque soy yo quien te lo está diciendo. Solo te traería problemas, y... y tal vez provoques que el asesino tome precauciones y sea más difícil de encontrar...
Esta balbuceando y lo sabe, pero no puede parar, no cuando la habitación se ve repentinamente luminosa y sus oídos parecen llenos de algodón.
—...por favor, Fantasma, no vayas con el Emperador, lo prometiste, prometiste que guardarías el secreto. Y si de verdad quieres ayudarme... si de verdad eres mi Sombra entonces me ayudarás a descubrir la verdad. No... no debes...
Su visión estalla en una esfera de luz que muere dejando todo cubierto con un manto negro, lo último que sabe es que las manos le fallan y una voz femenina dice algo que no alcanza a entender.
[...]
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