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1.22. Banquete

Título Alternativo: La nueva y disfuncional familia de Denki

[...]

El Emperador era una visión de joyas, telas y elegancia. Entró por la puerta con la cabeza en alto, encabezando una pequeña comitiva de cinco personas. Dos de ellos vestían el mismo uniforme negro que el resto del grupo sombra y la diferencia radicaba en el broche que uno de ellos llevaba en el pecho; ambos tomaron lugar junto a Aizawa sin alterar sus expresiones.

El primero en sentarse fue el Emperador, la mujer que vestía de verde se sentó a su derecha y junto a ella se sentó Hizashi. La mujer de rojo de sentó a su izquierda, su pelo oscuro estaba arreglado en un complicado e intrincado peinado alto con una joya tintineante que reflejaba la luz cada vez que se movía y lo complementaba con aretes y pulseras relucientes. Neito se sentó junto a ella, lo que dejaba a Denki sin otra opción que ocupar su lugar entre Hizashi y Neito, justo frente al Emperador.

Un grupo de sirvientes se dio a la tarea de llenar las copas y servir los bocadillos.

—Creí que era una reunión familiar —dijo Neito con calma pero Denki detectó en su voz un tono de acero mientras le dirigía una mirada avinagrada a la mujer en rojo.

—¡Oh, cariño! —respondió ella— tienes razón. No está la familia completa y es tan amable de tu parte que pienses en Hiro, pero mi hijo se ha marchado a la frontera para entregar las provisiones al ejército del Príncipe Heredero.

La respuesta provocó que el rostro de Neito palideciera y que sus mandíbulas se tensaran. Esta mujer es buena, pensó Denki escuchando el intercambio con la cara impasible.

—¡Cierto!, su nombre es Hiro —respondió Neito con falsa emoción— nunca consigo recordarlo. Me pregunto por qué. ¡Ah!, pero es que tengo tantas cosas importantes en la cabeza que no hay espacio para las nimiedades.

—No sé, cariño —respondió la mujer—yo no llamaría planear fiestas algo importante, pero cada uno tiene sus prioridades.

—Oh, sí, y como sé que lo tuyo no son las reuniones me alegra saber que mi decisión de no importunarte con una invitación ha sido correcta.

—Estoy demasiado ocupada para asistir a ellas —respondió ella con una mueca filosa.

—¿Comprando más ropa?

Por favor que alguien abra las ventanas que aquí no se puede respirar con tanta tensión. Y no me digan que así habla la gente aquí porque la sutileza se me da como un martillazo en el dedo.

Denki dejo de prestarles atención y en su lugar miro a la mujer en verde. Era aún más preciosa que su compañera, y era también más discreta porque solo portaba dos larguísimos y delicados aretes con una piedra de jade en cada uno. También parecía menos incisiva, la sonrisa que le dedicaba a Hizashi era atenta.

—Sí, fui —decía Hizashi sin soltar su copa— me tomó más tiempo llegar que permanecer ahí, pero el recibimiento ha sido excelente.

—Cenemos —interrumpió el Emperador y tras su orden los sirvientes trajeron el primer platillo.

La conversación se hizo general, o tan general como podía ser teniendo a Neito contrarrestando cada afirmación de la mujer en rojo mientras Hizashi hacía bromas y aligeraba el ambiente.

Denki no tenía intenciones de intervenir, se limitó a comer con la vista fija en el plato.

Oh, este me gusta, ¿qué será?, ¿a quién puedo pedirle la receta?

El banquete era sustancioso y Denki lo aprovechó, después de todo había estado demasiado nervioso por culpa del Festival para desayunar, y la invitación para la cena le había impedido comer a gusto. Esa era la primera comida completa del día y la estaba disfrutando.

¿Se verá mal si pido otro plato? Oh, mira, ni siquiera tengo que pedirlo, ya me lo traen. ¡UHM! Delicioso. Tengo que conseguir la receta. Seguro que Toka se la sabe.

—Pobrecillo, verte comer de esa forma me dice que no te están cuidando adecuadamente.

El silencio de la habitación lo distrajo y solo entonces alzó la vista de su plato.

Todos lo miraban.

—¿Hum?

—Dudo que la alimentación de mi hermano sea asunto de una concubina —intervino Neito

—Siempre me he preocupado por Denki —dijo la mujer en rojo

—No tienes por qué.

—Si no lo hiciera nadie más lo haría, ¿verdad? Al menos yo lo visito.

—Lo obligas a él a visitarte pese a su delicada condición.

Oh, espera, espera, había una concubina amiga del Tercer Príncipe, ¿quién era? ¿cómo se llamaba? Agh, no me acuerdo. Se supone que es mi amiga, ¿cierto? ¿Es mi amiga? No quiero ser amigo de esta mujer. Es aún peor que Neito y con uno tengo suficiente. Pero recuerda, recuerda, ¿cómo se llamaba?, empezaba con I o algo así. Mmmmm. Iba. Ira. Ida... Ida...

—¡Hidashi!

—¿Qué pasa, querido?

Denki se sobresaltó al oír la pregunta y no tardo en comprender que había gritado el nombre en voz alta.

—errrg... quiero decir, me cuidan apropiadamente. No necesitas preocuparte por mí.

La respuesta pareció sorprenderla porque parpadeó anonadada.

Oh dios, si el Tercer Príncipe actuaba con ella como lo hacía con el Protagonista es casi seguro que se pasaba horas lamentándose de su situación mientras soñaba con salir al mundo.

—Mi hermano puede cuidarse solo —añadió Neito con petulancia

¿Por qué solo soy tu hermano cuando quieres pelearte con ella, eh?

—Es un placer verte aquí por fin —dijo la mujer en verde

—Uhm, gracias.

¿Quién eres tú? Le ofreció una inclinación de cabeza mientras sus ideas corrían a la velocidad de la luz. No me sé el nombre de ninguna de las concubinas, excepto de la favorita Nemuri. ¿Eres ella o meteré la pata si te llamo así?

—¿Cómo has estado?

Denki miró a cada uno y procedió a darles un largo y aburridísimo recuento sobre su tiempo postrado en la cama, haciendo mucho énfasis en el éxito de la medicina del Doctor Yakumo para curarlo, omitió todos los detalles de su visita a las barracas y prefirió concentrarse en explicar la limpieza que había hecho en su casa.

Procuró ser lo más tedioso posible, y lo hizo tan bien que el resto termino de comer su cena sin pelearse otra vez e incluso la concubina Hidashi empezó a dar señales de querer marcharse.

Sí, vamos, di que te quieres ir para que yo también me vaya.

Sin embargo, el que terminó por cansarse fue el Emperador, quien aparto su plato aún lleno.

—Ha sido una agradable cena —dijo y esa fue la señal para que ambas mujeres le ofrecieran una reverencia y se levantaran.

Ansioso por marcharse Denki las imitó, solo para descubrir que Hizashi y Neito seguían en su lugar. Éste último le hizo señas para que volviera a su lugar.

Denki estaba a punto de obedecer cuando el Emperador señaló el lugar junto a él.

—Aquí

Tras un momento de vacilación Denki obedeció, se sentó entre Neito y el Emperador sin mirar a nadie.

Los sirvientes recogieron los platos, trajeron más vino y se marcharon. El silencio gobernó la sala mientras el Emperador bebía, tanto Neito como Hizashi lo imitaron, pero Denki se limitó a tomar su copa, humedecerse los labios y mantener la mirada fija en la mesa.

El ambiente en la habitación se había convertido en un campo de espinas.

—Nos dirás ahora por qué no has llamado, hermano —preguntó Hizashi sin el tono jocoso que había usado durante toda la cena.

Ante una seña los tres guardias sombra que estaban detrás del Emperador se levantaron para después arrodillarse cerca de la mesa, a la espalda del Emperador. Aizawa estaba a la derecha, le seguía el hombre con el broche en forma de gota de lluvia y por último el otro guardia.

—Noche —dijo el Emperador

—Aquí, Majestad —respondió el hombre con el broche.

—¿Por qué estamos aquí?

—El Doctor Yakumo está muerto —respondió Noche y del asombro a Denki se le olvido su papel y estuvo a punto de tirar su copa de vino. Fue el Emperador el que sujeto la copa y evito el desastre.

—¿Qué pasó? —preguntó Hizashi

—Su carruaje fue asaltado mientras hacía el viaje de vuelta del Palacio de Jade.

—¿No venía con ustedes?

—No, esta vez no —intervino el Emperador—al llegar y ver que seguía sin aparecer le ordene a Noche buscarlo.

—Y para ello envíe a uno de mis hombres. Yumi localizó su transporte a tres días de aquí.

—La caravana fue incendiada —intervino el tercer guardia— no hubo sobrevivientes.

—¿Estamos seguros de que fue un asalto? —pregunto Aizawa

—Sí —respondió Noche

—En ese caso enviaré a mis hombres a inspeccionar la escena en busca de pistas que puedan conducirnos a los responsables.

—No, Aizawa —dijo el Emperador— Los hombres de Noche se encargarán de esto, como líder del Clan Sombra necesito que supervises la vigilancia y seguridad del Palacio.

—Como ordene, Majestad.

—Hakamata se encargará de encontrar un sustituto, mientras tanto su asistente atenderá a los pacientes del doctor. Tu eres el primero en su lista.

Denki parpadeó, al darse cuenta de que se refería a él inclino la cabeza mirando a su padre.

—Agradezco la preocupación, pero realmente no necesito-

—¡Silencio! No he pedido tu opinión.

Denki asintió y volvió a centrar su mirada en la mesa.

—Ahora, hablemos de tu vergonzoso comportamiento —apenas lo escuchó Denki se echó a temblar.

Estaba esperando una reprimenda, pero el Emperador lo sorprendió cuando se dirigió hacia Neito.

—¿Por qué me haces soportar tus insufribles comentarios mientras estoy cenando?, ¿no sabes controlar tu lengua?

—Lo siento, padre.

—Tal vez podría soportarlo si exhibieras tan horroroso comportamiento solamente aquí, entre estas cuatro paredes, pero tener que escuchar como te han visto en el anfiteatro discutiendo con el Tercer Príncipe. Ofreciendo un espectáculo lamentable. Degradando nuestra reputación.

—Lo siento, padre.

—Yo también he tenido la culpa —dijo Denki alzando el rostro.

Lo alzó justo a tiempo de ver la mancha que se aproximaba hacia él y lo siguiente que supo fue que el dolor estalló en su cara. El golpe lo mandó hacia atrás, su codo salió a encontrarse con el piso y durante un segundo todo lo que Denki registró fue el dolor en su boca y brazo, y el zumbido en sus oídos.

Lo siguiente fue la voz del Emperador.

—¡¿Quién te ha dado permiso de moverte?!

Cuando logró alzar la cabeza, Denki vio que Shinsou se había puesto de pie e incluso parecía haber avanzado.

—Fantasma —dijo Aizawa mientras extendía una mano hacia Denki para ayudarlo a levantarse.

Eran los únicos que habían reaccionado, nadie más.

—No lo toques —dijo el Emperador y la mano de Aizawa se congeló en su lugar.

—Estoy bien —dijo Denki ofreciéndole un asentimiento a Aizawa— Ha sido-

...mi culpa, pero el resto de la frase se convirtió en un quejido cuando lo sujetaron del cabello y lo obligaron a enderezarse.

—Parece ser que alguien no entiende cuando debe cerrar la bocadijo el Emperador empujando su cabeza la mesa.

—Majestad —dijo Aizawa en algún punto tras de él— el Príncipe no-

—¡SILENCIO!

La fuerza que lo sujetaba lo soltó y Denki aprovechó para enderezarse; a su lado la mano que lo había golpeado seguía en la mesa y viendo los gruesos anillos que portaba, Denki comprendió porque su cara ardía de la forma como lo hacía.

Ah, me había olvidado del carácter de este tipo.

—Todos ustedes fuera. ¡FUERA!

Tras un momento de vacilación en el que Denki mantuvo la vista fija en la mesa, la sala cobró vida y lentamente se fue vaciando. Denki estaba alistándose mentalmente para lo que viniera cuando la voz del Emperador lo devolvió a la realidad.

—Mi orden te incluía.

—Oh, hermanito, me temo que has tomado mucho vino —respondió Hizashi con calma y Denki se abstuvo de soltar un suspiro de alivio— deja que tu hijo-

—¡CALLATE! ¿Ahora eres tú quien va a desobedecerme?

—Aizawa no te desobedeció, simplemente tiene debilidad por el muchacho.

—¿Eso te ha dicho? ¿se susurran secretos a mis espaldas?

—Soy tu mano derecha, me encargó de todos los pequeños detalles que facilitan tu vida, y Aizawa es el líder del Clan Sombra, el cual te es leal. Es imposible ignorarse, trabajamos juntos.

—La seguridad de mi palacio y la disciplina de los míos son dos cosas diferentes. Y una de ellas no te incluye.

—¿A qué se debe tu enfado? El chico no quería discutir con Neito, y tampoco era su intención interrumpirte. Si esto es por su participación en el Festival-

—Ningún Príncipe de mi casa hará el ridículo en un escenario mientras cientos de personas lo miran.

—Creo que hizo justamente lo contrario.

—No me interesa tu opinión, Hizashi.

—Entonces la de nuestros aliados.

—¿De qué hablas?

—Ahora mismo todos están hablando del Tercer Príncipe, su popularidad se mantendrá y podremos utilizarla para ultimar los detalles de su contrato matrimonial, después de todo se acerca la fecha estipulada para que conozca a su prometido.

La sorpresa hizo que Denki alzara los ojos para mirar a Hizashi, que sonreía con los ojos fijos en el Emperador. Se miraron en silencio durante largo rato hasta que el Emperador se giro hacia él con tal expresión que Denki contuvo las ganas de echar a correr.

—Nada de presentaciones públicas, y como castigo estarás confinado a tu casa hasta nuevo aviso. Agradece que Aizawa y mi hermano han hablado a tu favor, pero no habrá una segunda ocasión, ¿queda claro?

Denki asintió. El Emperador salió dando grandes zancadas, tras él fue Hizashi que le ofreció una sonrisa compasiva. Y cuando finalmente estuvo solo Denki apoyó la cara contra la mesa y suspiró.

Carajo, ahora entiendo porque el Protagonista detesta a su padre.

[...]

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