1.18. Miedo
Título Alternativo: "Vivir con pánico" obra escrita y dirigida por Denki.
[...]
En cuanto se repuso del espanto, Denki empezó a gritar, no en voz alta sino dentro de su cabeza:
<Sistema, ¡Sistema!>
<El Sistema te escucha>
<¡La Barra de Desastre está rota!>
<Revisando... No. Funciona perfectamente>
<¿Y por qué rayos está aumentando?>
<¿Has olvidado las condiciones que la modifican?>
<No, la barra aumenta si mi vida está en peligro o si afecto el destino del Protagonista>
<Exacto>
Y no dijo nada más. Denki espero un momento, pero cuando fue obvio que el Sistema no tenía nada que decir se apresuró a preguntar.
<¿Y? ¿cuál de los dos es?>
<Se supone que tienes que saberlo>
<Pues no lo sé>
El sistema se quedó callado.
<Esta bien, no puedes decírmelo, pero al menos dime por qué esta aumentando de esa forma y no de golpe como hizo la otra vez.>
<Si lo hiciera de golpe se llenaría por completo>
Del susto Denki, que estaba tratando de salir de la cama, se tropezó con las cobijas y alcanzó a agarrarse de las cortinas antes de azotar en el suelo. No veía nada y el pánico no lo dejaba pensar. Durante un momento lo único que hizo fue aferrar las cortinas mientras estudiaba las sombras de su habitación esperando que alguna de ellas se moviera para matarlo.
Se obligo a respirar.
Respira, Denki. Tal vez estés en peligro, pero si fuera inmediato no estarías aquí.
Estudió otra vez la barra y descubrió que el nuevo contador apenas marcaba 650.025
Aún no me voy a morir.
Se agarró del borde del colchón, tomó aire y se levantó con cuidado, después esperó hasta que sus ojos se acostumbraron a las sombras y entonces procedió a encender la lámpara que tenía junto a la cama.
Muy bien, Denki, la barra de Desastre está aumentando, significan una de dos cosas. O estás arriesgando la trama del Protagonista o estás en peligro, ¿cuál opción es?
Pero no se le ocurría nada.
No puedo pensar con ese ruido.
<Sistema, calla esa alarma>
<Hecho>
Solo entonces, con sus pensamientos como única voz en su cabeza, Denki volvió a revivir su día pero no sentía que hubiera hecho nada diferente, o peligroso.
Tampoco hiciste nada raro la última vez y la barra subió cincuenta puntos.
Intentó estudiar ambas situaciones y buscar similitudes.
La vez anterior me desperté exactamente igual que ahora, con la alarma. Pero la vez anterior aún estaba enfermo, seguía atado a mi cama, y esta vez estuve afuera. No, no puede ser un lugar al que haya ido. ¿Alguien a quien haya visto? La vez pasada fueron los médicos, ellos me visitaron. Esta vez los médicos no estaban, pero vi a todos los soldados. No hay coincidencias.
Incapaz de estarse quieto, Denki terminó de encender el resto de las luces en su habitación. Se había olvidado trenzar su pelo y ahora lo tenía hecho un desastre, para tener algo con que ocupar las manos, comenzó a cepillarlo mientras pensaba.
Pero a ver...
<Sistema ya sé que no puedes decirme cuál de las dos opciones es, pero si estuviera afectando la trama del Protagonista tu deber sería decirme qué evento estoy alterando, ¿no es así? Tu misma dijiste que solo cuando esté afectando su destino podré saber que eventos son ineludibles, ¿cierto?>
<Así es>
Entonces no se trata del Protagonista, la barra aumenta porque estoy en peligro. Uff. No entremos en pánico, Denki, piensa con cuidado. Si la alarma suena cuando estoy dormido significa que no es por lo que esté haciendo o lo que haya hecho, la amenaza proviene de afuera. Y lo único peligroso que existe para mí es mi asesino.
Termina de jalarse el pelo y empieza a trenzarlo sin dejar de pensar.
Mi asesino, bien, hace mucho que no pensaba en él. La vez pasada el Desastre subió después de que me vieran fuera de la cama y está vez estuve paseando en los alrededores, podría ser que mi asesino se ha enterado que estoy mejorando, pero si fuera eso ¿porqué ahora? He estado saliendo durante días, mi salud ha mejorado visiblemente; no puede ser que mi asesino no se hubiera dado cuenta antes...
Los dedos de Denki se detienen a media trenza y el chico mira al frente con la expresión ida.
¿Se acaba de enterar?... pero si es así entonces el asesino no está aquí, ¿podría ser que realmente se fuera con la comitiva del Emperador? ¿significa eso que ya vuelve?, y si no está aquí, ¿cómo se las ha arreglado para seguir enviando más medicina envenenada?
Las preguntas se acumulan y Denki no consigue responderlas, trata de buscar pistas en sus recorridos anteriores, sus conversaciones o visitas y no encuentra nada. El pánico crece junto con las dudas, Denki descubre que le sudan las manos mientras lucha por encontrar respuestas lógicas a preguntas imposibles.
Voy a volverme loco.
Se viste con su ropa de casa, apaga todas las lámparas de su cuarto excepto una y sale con cuidado haciendo el recorrido hasta el cuarto de huéspedes. La habitación no es muy grande, pero al estar vacía sirve para su propósito; ahí Denki cuelga la lámpara de su soporte, cuadra los hombros, prepara sus abanicos y comienza a practicar.
Al principio tiene que detenerse a cada rato cuando su concentración le falla, se ve obligado a empezar una y otra vez; no se atreve a lanzar los abanicos -regalo de Aizawa- porque sabe que terminaran estrellándose en el suelo así que se limita a girar, a practicar cada secuencia de movimientos como Kokane le ha enseñado.
Repite una y otra vez los giros, el avance, el movimiento de muñecas y tobillos, hasta que el sudor le escurre por el cuello y el cansancio pica sus ojos. Durante horas no hace otra cosa que forzar su cuerpo a repetir la misma secuencia sin detenerse, sin concederse ni un solo momento de calma.
—Alteza
Ignora a Shinsou que llega en algún momento durante la mañana con expresión de espanto, seguramente tras no haberlo encontrado en su habitación.
—Alteza —repite Shinsou y Denki se concentra en girar, hasta que el mundo es un borrón gris y la bilis asciende por su garganta.
Tiene que seguir porque solo así consigue mantener el pánico a raya.
—Alteza —repite Shinsou sujetándolo con mucha suavidad.
Denki lo mira, el mundo gira, sus ojos pican, el zumbido en sus oídos se incrementa.
Voy a vomitar, piensa Denki justo antes de inclinarse y escupir en el suelo de madera.
—¡Alteza! —grita Shinsou sujetándolo cuando Denki se tambalea contra él—. Traeré al médico
—No —murmura Denki aferrando su brazo
Quiere decir más cosas, quiere escupir todas las preguntas que lo han agobiado desde que se despertó, pero no puede. No puede decirle la verdad porque estaría violando las reglas. No puede decírselo porque se condenaría a morir. Eso y porque se desmaya.
&
Cuando despierta de nuevo está en su cama, la luz que entra por la ventana de su habitación es de un blanco clarísimo y tiene a Shinsou inclinándose sobre él en cuanto lo ve moverse.
—Alteza —dice con suavidad acomodando un pañuelo húmedo sobre la frente de Denki.
—No —dice Denki débilmente— no me digas así. Este día no. Solo por un día se mi amigo, Hitoshi. Se mi amigo y dime Denki, solo por hoy. Solo aquí.
Se traga las lágrimas e intenta no gimotear.
—Muy bien —dice Hitoshi tras una pausa y con mucho cuidado se sienta en el borde de la cama mirándolo desde las alturas— ¿qué ha pasado, Denki?
Es la primera vez que alguien pronuncia su nombre, la primera vez que alguien no lo llama Príncipe o Alteza, la primera vez que siente que le hablan a él y no a un impostor. Y la sensación lo hace increíblemente feliz. Lo mejor es que Hitoshi tiene una bonita voz, sedosa y vibrante, combina con su personalidad, con sus ojos y su postura.
Por primera vez desde que despertara, Denki siente que respira; se permite tomar aire y su mente se aclara lo suficiente para pensar.
—Tuve una pesadilla —dice
—Sobre qué.
—Soñé que el asesino volvía, que se enteraba de mi mejora e intentaba matarme.
—Solo fue un sueño.
—Pero que si es real, ¿qué pasara cuando el asesino sepa que estoy mejorando?
—Ha estado mejorando desde hace semanas, es imposible que no se diera cuenta antes.
—¿Qué tal si no está aquí?, ¿qué tal si se fue con la comitiva del Emperador?, ¿qué tal si acaba de enterarse?
Hitoshi lo medita con calma. Ver la arruguita entre sus elegantes cejas oscuras y la forma como su boca se tuerce hacen que Denki no pueda dejar de mirarlo.
—Eso explicaría porque no lo he encontrado —dice Hitoshi tras una larga pausa.
—¿De qué hablas?
—Verá, Al... —se interrumpe a media oración, toma aire y vuelve a empezar; esta vez empleando un tono menos formal— Después de oír tus dudas, investigue a los sirvientes de la casa, a los mensajeros que traían la medicina desde la torre del médico, e incluso le pedí a Aizawa que investigara a los asistentes del Doctor Yakumo...
—¿Aizawa sabe?
—No, solo me hizo un favor. En todo caso varios de los asistentes se marcharon con Yakumo en su viaje con el Emperador, de los que se quedaron atrás ninguno ha resultado sospechoso.
—Pero la medicina sigue llegando.
—Y no está envenenada.
—¿Qué?, ¿no me crees-?
—Te creo, Denki. Hice pruebas. La medicina estuvo envenenada al principio, pero llego un momento en que dejo de estarlo.
—¿Por qué?
—Aparentemente es común que los médicos preparen sus remedios en grandes cantidades, si la primera versión de la sopa fue corrompida todas las raciones que provinieran de ella estarían envenenadas.
—Pero si el asesino se fue —interrumpe Denki— no podría haber envenenado la segunda versión.
—Exacto. Eso también explicaría porque durante años ha tenido alteraciones tan bruscas en su salud. Recaídas y mejoras repentinas.
—No entiendo.
—No lo vi antes y por eso me disculpo, pero su salud tiende a agravarse durante meses, pasa mucho tiempo en cama, enfermo, entonces empieza a mejorar hasta que puede levantarse de nuevo. Se mantiene sano un tiempo relativamente corto y de nuevo empieza a decaer. Ha sido un círculo continuo desde que puedo recordar.
—¿Por qué?
—No lo sé, podría ser que el asesino va y viene o que en realidad no están intentando matarte.
Ja, dile eso a mi contador de días.
—¿Por qué no me dijiste lo de la sopa no envenenada?
—No quise preocuparte, estabas tan ocupado mejorando y haciendo planes que tenía la intención de mantener el asunto bajo control hasta encontrar al culpable.
Denki asintió y durante un momento consideró las posibilidades, entonces frunció el ceño al recordar la alarma y dijo.
—¿Crees que el asesino trabaje solo?
—Es probable.
—¿No existe la posibilidad de que alguien pudiera escribirle informándole de mi estado de salud? Las cartas tardan tiempo, podría ser que se haya enterado hasta hoy.
—Es una posibilidad.
—Pero eso significaría que tiene cómplices, ¿no?
—Y los encontraremos; no tenga miedo, Alteza-
—Lo prometiste, Hitoshi.
—No tengas miedo, Denki, no dejaré que nadie te haga daño.
—Pero sin morirte, tienes que recordar eso. No puedes morirte.
Su respuesta hace sonreír a Hitoshi. La suya es una sonrisa diminuta, apenas un gesto que hace brillar sus ojos y que tira de las comisuras de su boca en una mueca casi imperceptible, pero que resulta demasiado obvia en una cara que no tiene por costumbre sonreír.
Denki parpadeó. Desde el primer día había admitido en voz alta que Fantasma era guapo con su cara seria y formal, pero la sonrisa de Shinsou era suficiente para elevar su nivel de guapura hasta límites insospechados. Relajado y tranquilo era la viva imagen de la perfección.
De forma inconsciente Denki le devolvió la sonrisa y por un momento el miedo lo dejo en paz, eso dio espacio para que el cansancio cayera sobre él como un ladrillo duro.
—Tengo sueño.
—Descansa, Denki.
—¿Te quedaras?
—Siempre
Y con esa promesa Denki se quedó dormido.
[...]
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