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1.14. Error

Titulo Alternativo: El primer fallo de Denki

[...]

Gracias a los libros de su biblioteca, Denki había descubierto que ese mundo también medía el tiempo en meses, semanas y años, la única diferencia eran los nombres que usaban; pero nunca había prestado atención a las fechas conmemorativas.

La mención del Año Nuevo lo alarmó.

—Le he dicho a mi marido —decía Ankia, la esposa del segundo oficial en el departamento de agricultura— que quiero un nuevo set de abanicos para Año Nuevo.

—Pues mi hijo quiere un nuevo caballo.

Ellas siguieron conversando mientras Denki trataba de ocultar su cara de espanto.

—¿Qué planes tiene usted, Alteza? —preguntó una de ellas y Denki fingió beber su té para hacer tiempo.

—Todavía no lo decido —dijo— ¿alguna sugerencia? —y tras su pregunta sus invitadas se habían lanzado a enumerar un montón de actividades para él.

Al final había requerido una tarde con Aizawa y un montón de comentarios sutiles ante sus invitados para que Denki pudiera hacerse una idea de las festividades en el Año Nuevo. Descubrió que la mayoría de la gente iba al templo a orar, volvían a casa para una cena con la familia, e intercambiaban regalos.

Los regalos eran, aparentemente, una forma de renovar las cosas en la casa aunque muchos en realidad lo tomaban como una excusa para acumular más chucherías.

Gracias a Aizawa, Denki había aprendido que los nobles solían entregar pequeños detalles a sus sirvientes: Dinero, ropa, artículos de aseo, etcétera. Lo hacían de forma privada según su propia consideración.

Denki, por supuesto, había roto la tradición y había ido a preguntarles directamente.

Tras superar la vergüenza de tener al Tercer Príncipe preguntando que deseaban para Año Nuevo, cada uno de sus sirvientes había tratado de minimizar el asunto, pero Denki había insistido hasta que terminaron confesando: Toka quería un vestido nuevo. Sayu una colcha. Ina un adorno para el pelo. Mizushima botas nuevas. El único a quien no había conseguido coaccionar había sido Fantasma cuya respuesta siempre era la misma:

—Tengo todo lo que necesito, Alteza.

Denki no se rendía y seguía insistiendo. Lo hacía cada vez que salían a pasear en sus días libres.

Su día libre era lo mejor de toda su semana, era el único día en que no hacía reuniones ni iba al campo de entrenamiento. Era extenuante organizar las tertulias, estar al pendiente de la comida, del servicio, de la limpieza, solo para sentarse durante horas a oír chismes que lo aburrían, así que Denki había elegido tener un día para sí mismo. En ese día se abrigaba y salía a caminar con Fantasma, solo ellos recorriendo las calles de la zona. Le servía para fortalecer su cuerpo y para distraerse.

Fantasma solía ser un excelente conversador cuando se relajaba lo suficiente para no parecer un soldadito de plomo, aunque desde que Denki se enterara del Año Nuevo sus conversaciones habían girado en torno a un solo tema.

—No lo sé, Alteza —dijo Fantasma sin aminorar la marcha

—¿Cómo que no lo sabes?, deberías saberlo, es fácil, ¿cuál es tu color favorito?

—Nunca lo he pensado, Alteza.

—Pues piénsalo ahora. Si tuvieras que escoger un color que te guste, el que más te guste, ¿cuál sería?

—¿Negro?

—¿Me preguntas o afirmas?

—No lo sé, Alteza.

—No me puedo creer que no tengas un color favorito.

—Lo siento, Alteza.

—Bueno, ya que insistes en no participar, escogeré un color.

No le dijo para que lo necesitaba y Fantasma se abstuvo de preguntarle.

&

Con ayuda de Aizawa, Denki había arreglado todos los preparativos de último minuto para el Año Nuevo, que básicamente consistían en los regalos para sus sirvientes.

—Muchísimas gracias, Aizawa —dijo bebiendo su té— Lamento haberte importunado con todos estos detalles, pero quería que fuera una sorpresa.

—Es muy considerado de su parte, Alteza, y no ha sido ningún inconveniente el poder ayudarlo.

—Aun así estoy en deuda contigo, hasta me siento mal haberte asediado con estos pormenores siendo que debes estar muy ocupado con los preparativos del Festival. Todos están muy emocionados con él.

—No tiene nada de que preocuparse, Alteza, los arreglos del Festival están casi listos.

—¿Han encontrado un reemplazo para Mika?

—No, me temo. Las personas que podrían reemplazarla están ocupadas en otros proyectos, es probable que hasta después de Año Nuevo no podamos encontrar un sustituto y aun así sería difícil que pueda entrenar lo suficiente para participar en el Festival.

—Bueno, ¿y qué tal si yo lo hago?

—¿Usted, Alteza?

—Sí, me gustaría participar.

—Pero, Alteza-

—Sería muy bueno para mi salud y una excelente forma de iniciar el año.

—Dudo que sea-

—No tiene nada de malo que yo participe, ¿cierto? No es como si fuera algo por debajo de mi estatus, ¿o sí?

—No, Alteza, pero-

—Entonces déjame participar, puedo empezar a prepararme de inmediato y prometo no avergonzarte.

Vamos, dime que sí o me quedaré insistiendo todo el día.

Pero no hubo necesidad porque Aizawa se había rendido.

—Si insiste, Alteza, será un honor tenerlo en el Festival.

—¡Excelente!

Tienes que dejar de dar palmadas como un niño de tres años, Denki. Pero lo cierto era que no podía evitarlo.

—Por cierto, Aizawa, ¿hay noticias del nuevo set de ropa que mande a pedir?

El hombre había bajado la taza de té con mucho cuidado antes de girarse hacia Fantasma.

—Shinsou, ve y busca a Kokane, dile que el reemplazo de Mika se reunirá con él mañana temprano.

—Como ordene, Maestro.

Esperaron hasta que sus pasos desaparecieron y solo entonces retomaron su conversación.

—Su orden está lista, Alteza, pero insisto en que un Sombra no necesita regalo alguno.

—No vamos a empezar con la misma historia, ¿verdad? Fantasma se merece un regalo de Año Nuevo y siendo que no me dice que le gusta tendré que improvisar —Denki chasqueó la lengua y se mordió el labio— ¿Le gustará verdad?

—Su Sombra se mostrará infinitamente agradecida al descubrir su generosidad, Alteza.

—Uf, que horrible manera de decirme que aun si le doy un guijarro, Fantasma me dará las gracias.

Era divertido hacer reír a Aizawa, que después fingía mostrarse exasperado solo para mantener su fachada.

&

A unos cuantos días del Año Nuevo, Denki se había deleitado con las actualizaciones de su avance.

Salud: 630 Relevancia: 30 Popularidad: 330

Desastre: 725 Lealtad: 300 Días de Vida: 110

Había trabajado por cada uno de esos puntos y le alegraba enormemente no sentirse al borde de la catástrofe. Seguía sin verle mucho sentido a la barra de lealtad que se llenaba cuando pasaba tiempo con Fantasma, y la única barra que aumentaba con una lentitud desesperante era la de Relevancia a la que Denki seguía sin poder cogerle el truco.

Pero las cosas estaban a punto de cambiar, su participación en el Festival iba a ser un punto decisivo en su camino por la supervivencia.

Con esa idea en mente Denki se preparó para la cuenta regresiva.

Faltan 10 días para el año nuevo, 30 para el Festival y el regreso de la corte, y 42 para que el Protagonista vuelva de su ausencia de cinco años. Para ese momento tengo que haber recuperado toda mi salud y tener al menos la barra de Popularidad a más del ochenta por ciento.

Denki no planeaba rendirse, ni siquiera cuando su repentino plan por subir sus puntos de Popularidad resulto no ser lo que esperaba.

&

Denki había pasado el principio del invierno metido en su cama, ocupado con su propia recuperación, el resto lo había dedicado a la intensa limpieza y a las reuniones en su casa. A veces Denki oía el viento silbar contra las ventanas y oía el rumor de la nieve al estrellarse contra las paredes de madera, pero los kaji mantenían su hogar caliente y solo salía cuando el día se aclaraba lo suficiente para ver el sol.

Y fue así como el primer invierno que Denki vivió en ese mundo llego a su fin.

Habían pasado casi diez desde la última nevada y apenas tres desde su última reunión de té, cuando Denki volvió a salir para reunirse con Kokane, la mujer que le explicaría su papel en el Festival.

La nieve seguía cubriendo las calles aunque había dejado de ser blanca para convertirse en un manto gris y sucio. Denki avanzo por la pendiente pronunciada sin detenerse ni una sola vez a tomar aire hasta que alcanzó el edificio de dos pisos que estaba en el centro.

Cuando entro se asombró de descubrir que el edificio era en realidad una escuela, o al menos lo suponía porque le toco ver a varios puñados de muchachas en distintos salones tomando clases. Chicas aprendiendo a tocar un instrumento parecido al laúd, otras que servían té y más.

Le extraño no ver a ningún muchacho, pero la extrañeza se desvaneció cuando la mujer se apareció frente a él haciendo una reverencia.

—¡Alteza! —dijo ella con el cuerpo inclinado— es un placer tenerlo aquí.

—Es para mi un placer ayudar —respondió Denki. Siguió a Kokane, suponía que era, por los pasillos hasta un amplio salón, ahí lo esperaban otro grupo de muchachas que empezaron a reírse tras sus mangas amplias al verlo llegar.

Por alguna razón la mujer lucía excesivamente nerviosa mientras se dirigía hacia las chicas.

—El Tercer Príncipe-

—Puede llamarme Denki.

La mujer se giro a mirarlo como si alguien acabara de escupirle y fue tal el espanto en su rostro que Denki dio marcha atrás.

—Príncipe Denki, o Príncipe, o como quiera.

Kokane tosió para recuperarse y redirigió su atención a su audiencia.

—El Tercer Príncipe, en su generosidad, ha decidido ofrecerse para suplir a Mika ahora que ella está indispuesta.

¿Ella? pensó Denki repentinamente alarmado y solo entonces se dio cuenta que ni siquiera se había parado a pensar en la persona a quien iba a sustituir o lo que hacía, lo único que había tomado en cuenta era la posibilidad de darse a conocer. Intento recordar si alguien había hecho alguna referencia a su género, pero no consiguió acordarse.

—Eh —dijo Denki y su balbuceo hizo que Kokane se girara para mirarlo, no fue la única porque todas las chiquillas tenían los ojos sobre él. Tuvo que toser para recomponerse—. Para mí es un placer ayudar, un gran honor, y sí, bueno, tal vez sea raro verme... aquí... tal vez no... pero aún así... creo que es mi deber... es mi placer...

Estaba balbuceando y lo sabía pero no le importó, empezaba a acordarse de la cara sorprendida de Aizawa y ahora entendía la razón de ella. El problema con ser un príncipe es que nadie te interrumpe cuando ve que estás haciendo el ridículo así que tras un largo balbuceo, Denki tuvo que obligarse a cerrar la boca. Se aclaró la garganta y miró a Kokane.

—¿Qué se supone que voy a hacer?

—Bailar —respondió Kokane tras una palmada todas las chicas corrieron a ocupar su puesto. Otra palmada y las chicas con los instrumentos de cuerda, a las que Denki no había visto, empezaron a tocar.

La melodía era suave y lentísima, las bailarinas se movían como ramas de árbol sacudidas por una ligera brisa; agitaban sus mangas amplias y giraban echando la cabeza hacia atrás.

Puedo hacer eso, se dijo Denki hasta que el sonido tambor se unió a la melodía dotándola de un ritmo rápido y desenfrenado. Entonces las chicas extendieron las manos y revelaron en ellas abanicos de papel blanco que giraban a una velocidad impresionante al igual que sus dueñas.

Giraron y se sacudieron, se alzaron y bajaron, sin chocar, sin estorbarse, sin que los adornos en su pelo se movieran de lugar, sin tropezar con el largo de sus vestidos, sin que las amplias mangas estorbaran cuando en un movimiento ágil lanzaron los abanicos al aire para atraparlos después de dar una vuelta.

La coordinación era impresionante, todas se movían al mismo ritmo, todas bailaban con la misma energía, la tela se alzaba y movía de la misma forma. Quince pares de pie tocaban el suelo al mismo tiempo que el tambor y quince brazos se alzaban en un movimiento parecido.

Madre santa, fue lo único que pudo pensar Denki cuando las muchachas terminaron su baile, no puedo hacer eso.

—Esa es la primera parte —dijo Kokane haciendo que Denki la mirara con susto— después viene el segundo acto y finalmente el solo de Mika.

¡¿Solo?!

—Eh —dijo Denki y se avergonzó de la forma como el sonido se extendió haciéndolo ver estúpido. Luchó por poner en orden sus ideas y tomo aire— es un baile precioso, indiscutiblemente magnifico, pero, verá, no me imagino usando vestido.

—Por supuesto que no, Alteza —dijo Kokane con expresión calmada y Denki emitió un suspiro de alivio que inmediatamente se interrumpió cuando la escuchó decir— usted vestirá el traje típico de nuestros bailarines. El lugar de Mika estaba en la parte trasera durante los dos primeros actos, pero lo moveremos para que usted este al frente...

—No es-

—...y de esa forma todos sean testigos de lo magnífico de su danza. Ciertamente estamos emocionadas de verlo, ¿no es así, chicas?

Y ellas se ríen y él sonríe sin dejar de pensar: Maravilloso Denki, al menos ahora cuando caigas de cara en el escenario la gente nunca se olvidará de tu nombre, pero no importa si te olvidan al día siguiente la barra de popularidad subirá.

El consuelo le dura dos segundos, los mismos que tarda el sistema en decir:

<La barra de Popularidad solo subirá si creas un recuerdo en la persona que te conozca. Si te olvidan al día siguiente los puntos desaparecerán>

Por supuesto, pensó Denki sin dejar de sonreír. Las cosas nunca eran fáciles.

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