y Dos
Kaveh abrió sus ojos tiempo después y lo hizo porque la tos lo hizo reaccionar, está vez se dió cuenta de su estado, cuando su mano se sintió húmeda. Alejo su mano, dándose cuenta de esa flor, porque si, era una flor, una flor que poco a poco se llenaba de sangre, ya que estaba humedecia con esto, Kaveh comenzó a temblar, sus orbes carmis se vieron envulto en un destello de dolor y poco a poco las lágrimas invadian.
No quería, no quería pensar que tenía esa enfermedad, no podía tener eso. Incluso la presencia de Tighnari le hizo calmar y aunque pidió saber si su hipótesis no debía ser correctas.
— Nari, Verdad... Verdad que no tengo esa enfermedad... ¿Cierto?
Su voz sonaba ansiosa, incluso la sonrisa era algo preocupada, ya que incluso demostró aquella rosa, esperando que fuera una sutil broma. Tighnari miro eso, incluso sus orejas bajaron en seña de desaprobación, solo para después pudieran explicar un poco.
— Kaveh, por favor acuéstate, tu estado no es la mejor.
Colocó su mano sobre el hombro del contrario, esperando que este se acostara, pero la tos lo invadió de nuevo, solo para hacer que Tighnari sintiera un nudo en la garganta. Después de eso y tomar asiento, ayudo a limpiar el leve sudor de la frente, después los labios que para esos momentos ya había residuos de sangre debido a los pétalos. Collei entro tiempo después entregando un frasco nuevo, repleto de aquellos cubos, sin embargo el color era diferente, cosa que alegro a Kaveh, puesto ahora ena actualidad, posiblemente ya habría curas para esto.
— Esto es solo un remedio para relajar un poco tu garganta, antes de que sea infecciosa.
— Nari... Yo...
— Ya sabes cómo funciona, tienes dos opciones Kaveh. Tienes que decidir pronto.
— Ya veo...
Dijo en un susurro, solo para que comiera aquellos cubos, incluso sintió un alivio, Tighnari sabía de la compleja y mala suerte vida de Kaveh desde que sus padres murieron y su deuda con Dori, todo en Kaveh, fue empeorando, sin embargo, en cierta forma, creyó que estar con el escriba ayudaría al rubio, pero se dió cuenta que no.
— Me imagino que tendré que llamar a un médico ¿No?
— Ugh... Si...
Su voz sonó apagada, ya sabía a esa respuesta, Kaveh siempre estuvo enamorado de su junior, no había día en que no hablara de él, incluso las veces que salían solo era para tener conocimiento del escriba y de como ponía de colores la vida del rubio, cosa que ahora era completa diferente.
— Le pediré a Cyno que me haga el favor, pero, tenemos que decirle a Al-Haitham de tu estado.
— No es necesario, a él... Cof* cof*
De nuevo volvió a toser, era como si pensar o hablar del más alto hiciera que ese dolor, que esas flores siguieran su curso, hicieran acto de presencia, de nuevo tosia con fuerza y de sus manos se fueron llenando de pétalos y flores, está vez las gotas de sangre salían de entre sus dedos, solo para manchar las sábanas verdes. Tighnari termino por preocuparse y de manera propias volvió a limpiarlo, ayudarle.
— Tenemos que hacer la estripacion, antes de que sea tarde.
Kaveh le miro, solo para afirmar. Tighnari comenzó por el lado de Cyno, pidiendo que fuera a buscar el único médico capaz de curar dicha enfermedad, mientras él, iría la ciudad, hacer los encargos que iba a necesitar y entregar la última cosa a Al-Haitham.
Tighnari miro la carta, miro a un enfermo Kaveh, quien parecía debilitarse, su piel se veía pálida, podía verse el sudor amenazarlo aún, debido a su alta enfermedades, mientras su boca se abría levemente en obteniendo bocanadas de aire.
Ahora para el híbrido de zorro se apresuró, tenía el tiempo en su contra.
Era inusual la enfermedad de las flores, muchos habían tenido eso, pocos tenían el valor de salvarse, puesto decían que preferían morir a ser un cuerpo sin la capacidad de amar, sin querer a alguien más, Kaveh, toda su vida amo a alguien, pero al no obtener nada, pensó que no tendría caso, incluso sus pocos amigos era Tighnari y Cyno. Al-Haitham no sabía nada de la situación de su compañero de piso, a dos días de a ver dejado la casa, bueno, de a ver salido de casa, no tenía nada.
Incluso ese día que Tighnari llegó fue todo un caos.
Al-Haitham se estaba a volviendo, había inpeccionando la habitación, buscando algún indicio a dónde pudo meterse, pero nada, muchas ideas estúpidas llegaron a su cabeza, una de ellas era la idea de que pudo encontrar a alguien y en esas tanga hora que estaba dispuesto a salir a buscarlo se detenía, cuando esa absurda idea llega a su mente, ¿Kaveh, con alguien? SU Kaveh... Con alguien que no era ÉL.
Cuando llamaron a la puerta se apresuró, creyendo que sería Kaveh, estaba tan contento, incluso estaba por abrazar, pero su acción se detuvo desde mucho antes, cuando vio al híbrido del Zorro ahí de pie.
— ¿Umm? ¿Necesitas algo?
Fue franco, directo en su pregunta, incluso su expresión fue tan seria, con un toque de decepción, aunque eso no pasó desapercibido, quien bajo sus orejas y demostró una tristeza, solo para estirar su mano, dejando ver un sobre blanco. Al-Haitham quedó en silencio, incluso enarco una ceja en confusión.
— ¿Esto?
— Es de Kaveh...
Con ese simple nombre hizo que el escriba tomara la carta de manera rápida y la abriera ahí mismo, incluso Tighnari tenía que regresar pronto, por ende no pudo explicarle, ni mucho menos quedarse más tiempo, su amigo corría grave peligro, durante su regreso el escriba termino por alcanzarlo.
Sin mucho que decir, comprendio, Tighnari sabía que Al-Haitham era un buen chico, tenía su temperamento, su manera de ser, pero eso era más que notorio debido a su pasado, su única familia había fallecido, sin contar esos momentos, en cambio de parte de Kaveh, fue mucho después, Kaveh se dió cuenta del sufrimiento humano cuando quedó solo cuando apenas estudiaba.
Cuando llegaron, Al-Haitham pudo ver a un desconocido, estaba con Cyno, quien parecía llevarlo a la casa de Tighnari, en dónde lo más seguro ahí este el rubio, cosa que termino por seguir, Tighnari preparo todo, incluso pidió ayuda a Collei, quien estuvo encantada.
__
Cyno entro a la casa, al fondo se veía a un débil Kaveh, que apenas podía mantenerse sin detener de toser, a su costado tenía una cubeta que era ahí donde caían los molestos pétalos. Estaba llorando, sus lágrimas eran de desesperación, incluso sabía que todo esto estaba pasando por no ser bien correspondido.
Sin embargo una voz femenina y chillona se escucho, llamando la atención del rubio, quien se dió cuenta que se trataba de la serpiente de aquel médico que ya estaba adentro, sin contar que Cyno miraba con tristeza.
— Lamento...
— No te disculpes, soy Baizhu y mi querida amiga Changsheng, ambos hemos venido aquí para ayudarte.
— Ugh...
No pudo responder, puesto su mirada opaca y poco brillante estaba hacia cierto punto, incluso se atrevió alejar la vista, Al-Haitham se encontraba en la puerta, mirando con cuidado el aspecto deprimente de su compañero de piso, incluso sintió un hueco enorme en su pecho.
— Al-Haitham, tenemos que salir de aquí, el doctor iniciaría la cirugía.
Cyno hizo lo posible para empujarlo hacia afuera, pero en cambio termino por ignorar al albino para caminar hasta quedar enfrente de la cama.
— ¿Puedo tener un momento a solas?
Su voz sonó sería, incluso el médico noto la determinación del escriba, cosa que demostró una pequeña sonrisa.
— Antes de irme, hay una posibilidad de cura aparte de la estripacion, puede obtener la cura siempre y cuando se...
— Se muy bien a qué cura se refiere.
Le médico guardo silencio, incluso sonrió, era evidente que algo así iba a suceder, hizo una seña después de cerrar sus ojos por unos momentos para después caminar a la salida, junto al moreno de cabellos albinos.
Afuera se encontraba Tighnari, quien había conseguido todo lo necesario, sin embargo la curiosidad por saber que había pasado entraba en él e incluso logrando escuchar un poco de la charla del interior.
En el interior hubo un silencio por unos momentos, solo para después la voz de Al-Haitham resonará, el escriba sonaba muy serio, incluso un toque de molestia, mientras sus brazos estaban cruzados, esperando no lanzarse en el rubio y exigirle una respuesta de manera tan brusca.
— ¿Pensabas en ocultar me esto? ¿Pensaste que no me daría cuenta? ¿Por que tomaste una decisión tan apresurada?
— Porque es tan doloroso, duele tanto mi pecho e incluso intenté, intenté olvidarlo. Pero resultó imposible.
De nuevo fue atacado por la tos, de nuevo unas serie de flores salieron de sus labios, cosa que la cubeta que tenía fue depositado, las flores manchadas por la sangre del rubio, hizo que el más alto sintiera un tanto de frustración, ya que el suspiro que hizo fue tan llamativo para el menor estatura.
— No quiero que te estripen...
Aquello fue una respuesta que no se lo espero, sin embargo Kaveh comenzó a creer que era una manera de hacerle sufrir, incluso sus lágrimas comenzaron con amenaza en salir.
— ¿Q-que? ¿Aún quieres verme sufrir? S-se que me o-odias... Pero no es motivo que digas eso... Dejaré tu casa después de esto, no te molestaré más, no sentiré nada por nadie.
Kaveh está vez se derrumbó de nuevo, de sus labios broto sangre, no se limito a limpiar, ya que sintió como su garganta se presiona y de nuevo comenzaba a toser, sacando de nuevo unas cuantas flores más.
— N-No s-seas... Así...
Dijo apenas, después de dar un jadeo adolorido, en cambio el escriba se acercó hasta él, no podía verle de esa manera, la primera vez que vio ese estado, fue el día que le ofreció su hogar, ese día en que lo vio llorar, derrumbarse con unas cuantas palabras, aquel chico de sonrisa delumbrante con un futuro compremetedor, se derrumba, ahora estaba al borde de la muerte y no podía dejarlo morir así.
Se atrevió a tomarlo de la barbilla, miro por breves segundos el rostro demacrado de su compañero de piso y sin decir más se atrevió a besar. Un beso que pudo demostrar su afecto, obteniendo el amargo sabor metálico de la sangre, quien segundos después comenzó a ser correspondido, ya que el rubio accedió.
Kaveh por su parte estaba tan dolido, derrotado, sabia que Al-Haitham jamás lo quería de esa manera, que ese beso posiblemente sea de lastima, pero a menos quería atesorarlo atraves de su paso a la muerte si es que no se operaba. Quería seguir viviendo, pero había escuchado a muchos escuchar que todo aquello, era tan cruel, que muchos preferían morir a qué continuar sin sentir nada. Kaveh ha sido fuerte se ha dejado ganar por los sentimientos del amor y todas esas cosas, ahora es momento de dejarse derrotar, pero ¿Cómo? Si Al-Haitham está ahí, haciéndole la vida imposible.
— No quiero que te operes, quiero que te quedes a mi lado, que seas tu quien al despertar estés ahí, abrazándome.
Después de ese beso, las palabras surgieron, llamando tanto la atención del rubio quien le hizo ver al escriba, parpadeo incontables veces, esperando que esa idea fuera una mentira, pero aquel hombre que tenía enfrente jamás mentía, nunca había recibido una mentira de él.
Kaveh comenzó a sollozar, las lágrimas recorrian sus mejillas, el dolor en su pecho se había calmado, aún así sentía ese sabor metálico en sus labios, el dolor de cabeza y fiebre iban disminuyendo, sin contar que en sus mejillas había un notorio rubor.
— Estoy hablando en serio, no digo mentira, Kaveh te amo.
Confesó, aún demostrando ese toque serie, pero sincero, viendo como una diminuta sonrisa aparecía en los labios del escriba y como su mano limpiaba las lágrimas del rubio. Al-Haitham dijo eso, porque había notado la confusión, la duda en el rubio, estaba más que claro que Kaveh, no creía.
— ¿L-Lo dices en serio?
Logra decir, mientras lleva su mano a la mano del escriba, aquella mano que se había posado en su mejilla, buscando reconfortarlo. Cosa que el escriba continuo afirmando, incluso se atrevió a alejarse con el único propósito de salir y decirle a los demás que no abría tal cirugía.
Kaveh quedó en silencio, su pecho latía demasiado rápido, recordar ese momento le había hecho ruborizar tanto, que no sabía cómo actuar, llevo su mano a su pecho, incluso logro darse cuenta que la tos había cesado, acaso, ¿aquella declaración era tan real?
__
El escriba había salido, solo para escuchar una voz chillona, la dueña era la serpiente que se depositaba en los hombros de aquel médico, proveniente de Liyue. Quien al verle de cara el de cabellos verdes logro demostrar una sonrisa.
— Bien, nuestro pequeño trabajo ha llegado a su fin. Aún así, me gustaría mirar al paciente antes de mi partida.
Hablo el médico, dándole una última mirada al escriba y al duo quien el híbrido y el juez afirmaron, mientras el escriba solo brinda el paso al interior. El escriba fue interrogado por esos dos, quien ni siquiera les dejo brindarle una explicación coherente.
En el interior de esa habitación, se encontraba un Kaveh aún sentando, apretando las sábanas mientras su mano estaba sobre su pecho, aún sintiendo esos latidos, Baizhu llegó hasta la cama, incluso miro curioso a su paciente.
— ¿Sientes dolor?
Obtuvo una negativa, solo para ver esos orbes carmis, demostraban un toque brillante, cosa que no había visto desde que había llegado.
— Mi corazón late tan rápido... Que las palabras de Al-Haitham, no puedo creerlas.
Dice, aún estando estupefacto, mientras baja su mano de su pecho, incluso Baizhu queda más relajado y ayuda al paciente a acostarse.
— Es normal, el amor actúa de esa manera, para una persona que ha recibido la enfermedad de las flores es muy problemático volver a creer y suele caer de nuevo en la enfermedad. Por eso muchos desean estriparselo, sin embargo se arrepiente y terminan causado suicidio.
— Es horrible.
— Lo se, pero es algo común, desde que está enfermedad existió. Pero no te preocupes, hay medicamentos que te ayudan a controlarlo, aunque a final, la estripacion o la muerte es la solución.
— Entiendo...
— Has tenido mucha suerte, has logrado sobrevivir, incluso tuviste lo que tanto has querido.
— Espero seguir viviendo feliz.
— Lo harás, cuando suceda algo, puedes buscarme, estaré dispuesto a ayudarte.
Tras decir aquello, dejo una receta en manos del rubio, incluso le explicó que a su amigo le dejaría otra, para que pudiera ayudarle con los ingredientes, solo así se despidió de todos y regreso a Liyue.
Varios días después, Kaveh había regresado a casa, miro un poco contento, aunque avergonzado, creer que dejaría está casa, incluso pensó que su muerte ya estaba seguro, pero se había dado cuenta muy tarde, el escriba paso su mano por la cintura del chico, solo para depositar un beso en la mejilla del rubio, haciendo que el menos estatura quedará avergonzado.
— ¿No te gusta?
— ¿Ugh? ¡No! No es eso... Es solo que... Aún no me acostumbro...
Susurro lo último, mientras de nuevo sentía sus mejillas arder, debido al momento cursi, era muy extraño que el escriba actuará así y es que debía entenderlo, Al-Haitham no era del tipo de persona que demuestra su afecto enfrente de todos, ya estando más privado y solo ellos dos, era capaz de demostrar todas sus ganas de tenerlo cerca, incluso esos deseos impulsivos de celos o amor.
Al-Haitham tuvo que darse cuenta de que sentía algo por Kaveh, cuando ya estaba cayendo en la oscuridad, se dió cuenta que el marcaba su vida por ende no podía dejarlo, ahora ambos estaban juntos, sería complicado mantener a todas esas personas a distancia costantemente, ya que no queria que ninguno de propasara con su novio, incluso era capaz de dejar a unos cuantos matras al cuidado de Kaveh, pero esas ideas apenas estaban en un veremos.
La vida para ambos ya estaba mejor y con el pasar de los días esperaban que fuera estupendo.
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