prólogo 🌙
Kim Seungmin era un hijo de la luna. Como todos sus hermanos, era un noble venido a menos por el lugar en donde había nacido.
El palacio de la luna era el lugar más grande de cortesanas de todo Corea, el lugar con mujeres y hombres omega mejor entrenados en el arte de la seducción, el canto y el baile. La fama del palacio era un símbolo de status para aquellos nobles que podían permitirse ser clientes, debido al respetable servicio y la calidad de acompañantes que ofrecía gracias al mandato de Kim Jiwon, la madrota del palacio.
Después de que las tropas japonesas invadieran Corea, el lugar se reformó y nuevos clientes importantes empezaron a visitar a Kim Jiwon en busca de cortesanas dignas de sus altos puestos políticos y militares que pudieran darles status y conocimientos suficientes para sobrellevar su nueva estadía en Seúl.
Cuando el jefe militar Hwang Hyunjin llega al palacio, Jiwon tiene a dos candidatos perfectos para el alfa. Dos de sus hijos, Kim Yongbok y Kim Minjeong, son los omegas más bellos, educados y demandados de todo el palacio. La buena reputación que los hijos de la cortesana mayor pueden brindarle al militar es suficiente para impactar positivamente entre sus subordinados coreanos y hacer que lo acepten legítimamente. Además, el increíble manejo tanto del japonés como del coreano que poseen ambos omegas puede ayudarle a perfeccionar su coreano lo antes posible. Las opciones son más que magníficas, pero cuando Hyunjin está a punto de decidir entre ambos hermanos, sus ojos encuentran inevitablemente a la pequeña criatura que siempre ronda a su madre.
Kim Seungmin es el hijo menor de la cortesana Jiwon. Su cabello es negro y lacio, tan largo que tiene que ser agarrado en un moño siempre desordenado. Sus ropas son finas, pero la mayoría del tiempo pasan desapercibidas para los alfas del lugar por sus opacos colores. La piel del omega es blanca como la nieve y fría al tacto, sus labios son con un color tímidamente rosado, sus ojos son redondos, curiosos y amables, tan brillantes como los diamantes en los dedos de Hyunjin. Tiene un aroma exquisito a peonías y rocío que se filtra por debajo de la nariz y hace querer inhalarlo todo en un solo respiro.
Cuando su corazón se encapricha, decide perseguir al omega escondido tras los muros del palacio que rehuye de él como un cachorro asustado. A pesar de que Jiwon insiste en disuadirlo, Hyunjin toma una elección que marca su destino.
Hwang Hyunjin quiere que Kim Seungmin, y ningún otro, sea su cortesana.
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