43. Las cláusulas de los títulos I y II
Guía de colores de Han JiSung:
Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado.
Capítulo 43
Las cláusulas de los títulos I y II
Marzo 25, sábado en la noche
—Eres un maldito doble cara.
—Y tú un hipócrita mentiroso.
—Doble cara mal "agente secreto". ¿Por qué no vas a cazar un jodido conejo al bosque?
—A diferencia tuya, lo animal solo se me sale una vez al mes. Animal.
—¿Animal? ¡UNO!
Tan pronto como la carta colorida cayó en la baraja, MinHo lanzó todas sus cartas en manos sin ningún tipo de piedad, furioso. JiSung ni tonto ni perezoso, soltó una gran carcajada burlesca antes de atraerlo por las solapas del cuello de su camisa para besarlo.
MinHo aplastó cada una de las cartas que se encontraba en el suelo, y se dejó llevar por la gran fuerza que JiSung aplicaba para atraerlo hacia él. Con sus manos logró apoyarse en la alfombra colorida, y se ubicó con una de sus rodillas entre las piernas de JiSung para no aplastarlo por completo- aun cuando JiSung lucía como si desease eso.
Una pequeña risa soltó JiSung cuando los labios de MinHo bajaron para darle besos detrás de la oreja, con la corriente eléctrica de su cabello tornado violeta mientras que, con su mano libre, intentaba desabotonarle toda la camisa.
—¡¿Están vestidos?!
Fue un suspiro de letanía sincrónico que JiSung incluso tuvo el impulso de chocar su cabeza con la de MinHo.
—Sí —contestó JiSung, apenas. Sacó a MinHo sobre él y dejó que su novio solamente rodara por el suelo.
Felix caminó un par de metros con sus ojos tapados y, al asegurarse que no había un ruido sugestivo, miró entre las rendijas de sus dedos. —¿Interrumpí algo?
—Sí —respondió MinHo esta vez.
—Será rápido... —vaciló. Cerca de ellos, el sofá estaba impecable, pero aun así Felix se veía precavido al querer usarlo—. Solo- uhm, JiSung, ¿has hablado con ChangBin estos últimos días, por casualidad?
JiSung se incorporó del suelo, y comenzó a hacer memoria. Solo había molestado a ChangBin las veces suficientes como para cumplir sus dosis diarias, pero no como para sacar algo nuevo de lo que sentía por Felix.
«Oh». El cabello de JiSung se tornó verde menta.
—¿Pasó algo? —preguntó JiSung. Cruzó sus piernas e intentó hacer parecer una aureola en su cabeza.
—No, ¿por qué pasaría algo? —habló, con un tono de voz que JiSung no recordaba escuchar desde tercer año—. Solo te pregunto porque a veces la gente hace cosas estúpidas y como tú eres el epicentro de la estupidez no me sorprendería que hubieses hecho algo ya que siempre metes tu nariz en las cosas que no te involucran y por eso hay gente como ChangBin que solamente hace caos en su entorno y no piensa en los sentimientos de los demás...
A medida que hablaba con rapidez, Felix se terminó por largar de la Sala de Menesteres. JiSung y MinHo podían ver las burbujas de textos sobre sus cabezas donde Felix continuaba aquejándose de lo-que-sea que había pasado.
—¿Qué crees que pasó? —JiSung le preguntó a MinHo, emocionado.
«Se besaron», notó MinHo enseguida, pero prefirió ahorrar palabras.
Quince minutos más tarde, en el sofá, MinHo se encontraba recostado mientras que JiSung, arriba de él, imaginando cómo latía su corazón en cada sílaba que él emitía.
—Entonces, debía de matar a este dragón con chocolate caliente, y jamás me di cuenta de que estaba en la Torre de Astronomía. Tuve que luchar con..., ¿cómo se llaman? Prefectos de quinto año de Ravenclaw para conseguir el chocolate caliente de las cocinas —MinHo continuó con su relato, mientras anudaba el cabello berenjena de JiSung en su dedo—. Llego al patio. Todo el mundo mira al dragón. Todo el mundo me mira a mí con el chocolate caliente- estoy listo para lanzarlo y... me acobardo.
—¿Te acobardas?
—Me acobardo. Le entrego el chocolate a SeongHwa y él lo termina matando.
JiSung se imaginó el latir rápido del corazón de MinHo al contar la historia de su propio sueño. No podía escucharlo; era su corazón o sus palabras, y a JiSung le entristeció un poco el no poder hacer ambas.
La magia terminó por acabarse cuando ChangBin entró a la Sala de Menesteres.
—¡¿Están vestidos?!
—¿Te crees que somos Adán e Iván o qué? —cuestionó JiSung al tomar asiento en el sofá.
—Sí.
Sin ápices de apreciar el ambiente, ChangBin se encaminó hacia el sofá y, frente a ellos, se sentó en el suelo.
—Hice una estupidez demasiado grande y no sé cómo arreglarlo —dijo ChangBin.
—¿Le diste un beso a Felix? —adivinó MinHo sin sorpresa.
—¡¿Qué?! —exclamó JiSung—. ¡¿Le dio un beso a Felix?! ¡¿Cómo supiste?!
—Sexto sentido —bromeó sin gracia.
—¡¿En qué momento?! —la sonrisa que JiSung esbozó era cómicamente grande, a tal punto que le dio un golpe en el brazo a ChangBin—. ¡Jodido perro! ¡Eres un hombre!
ChangBin apreció el halago, aunque estaba visiblemente nervioso. —Gracias- aunque todas las alarmas digan en mi cabeza que cometí un error.
—¡No cometiste nada!
—Siempre es bueno mantenerse precavido en las cosas que haces —reconoció MinHo—, y si te sientes inseguro, puedes fingir que nada pasó.
Los hombros de JiSung cayeron en decepción ante lo que MinHo dijo. —¿Eh? ¿A qué te refieres?
—Digo que-
—¡Felix lleva mucho tiempo gustando de él! —soltó—, dice que lo superó- pero yo no le creo, conozco a mi gente. Los intensificadores emocionales nunca mienten.
—¿En serio le contaste sobre eso? —consultó MinHo a JiSung.
—Bueno- ¿debía de mantenerlo en secreto?
ChangBin parecía confundido por las reacciones mixtas de la situación. Claro, él no esperaba de que tuviese algún tipo de apoyo o algo que le hiciese sentir más seguro; sin embargo, sí le perturbaba un poco que MinHo no se viese tan tomado como los consejos que en algún momento le dio.
JiSung frunció el ceño hacia MinHo. —¿Tiene algo de malo que ChangBin haya besado a Felix?
—No soy yo el que lo dice —aclaró MinHo—, es decir, hay que tomar en consideración la opinión de Felix.
—¡Tú lo viste cuando vino!
—¿Estuvo acá? —ChangBin preguntó con incredulidad, sonrojado.
—Solo digo... —MinHo volvió a retomar la palabra—, no debemos ilusionarnos con nada.
—Amo como tú también te incluyes en esto- ¡Ay!
JiSung se sobó su brazo pinchado mientras MinHo miraba a ChangBin con intenciones de rectificar sus palabras. ChangBin, nervioso, entendió lo que quería decir porque- es cierto, no debía de ilusionarse con Felix si es que ya había pasado demasiado tiempo desde que lo rechazó por el tema del Intensificador Emocional.
Para cuando ChangBin se fue de la Sala, JiSung encaró a MinHo.
—¿Por qué luces como si supieses más de algo que yo? —preguntó.
MinHo, cansado, volvió a recostarse en el sofá. —Porque tengo mejor inteligencia emocional que tú.
—Vaya- eso significa que soy más que una roca emocional.
MinHo pateó de lado a JiSung por la burla, y JiSung solamente se lanzó sobre él para también golpearlo.
Mientras, desde la propia prospección de Felix, su trayecto hacia la Sala Común de Hufflepuff fue más rápido de lo que esperó en su momento. Su cabeza caminaba más rápido de lo que podía digerir la realidad, rememorando en cada instante los labios de ChangBin sobre los suyos.
No podía estar más equivocado. No podía sentirse más mal de lo que ya se sentía.
Al llegar a la sala común, recibió la imagen de toparse a HyunJin con una de las amigas de Mina: Kim DoYeon, recostada en su regazo mientras él perfilaba sus cejas.
—¿Qué demonios? —habló Felix.
—Las cejas de HyunJin son lindas, y quería que me hiciera las mías —contestó Kim DoYeon sin mucho interés.
—Te ves pálido. —En el suelo, Mina terminaba de arreglarse sus uñas. —¿Todo bien?
—Probablemente sigue mal por los golpes en la cabeza —le excusó HyunJin.
Felix presionó sus labios. No sabía cómo hablarle a HyunJin sin levantar la atención de alguien más. Asintió al chico y, mentalizándote para lo peor, se fue hacia su dormitorio.
No fue de sorpresa toparse a SeungMin ahí.
—¿No tienes dormitorio? —preguntó Felix al instante.
SeungMin apartó la mirada de su texto de estudios como si fuese una estupidez lo que Felix había dicho.
—¿Me lo preguntas ahora?
—ChangBin me dio un beso.
—Nice.
Felix esperó otra reacción por parte de SeungMin- algo que le dijese como para poder entablar sus sentimientos en una decisión real. Algo que delimitara su comodidad sin tener miedo de dar los siguientes pasos.
Demoró en poder asumir que gustaba de ChangBin, y demoró con dolor un poco más tener que superarlo. Que él estuviese ahora con un beso en su boca solo le generaba demasiado odio y rencor, como también el Felix de 2022 se sentía contento por tener ese tipo de contacto real.
Sin embargo, SeungMin estaba sobre su cama como siempre, con un libro al que le destinaba más atención que la propia declaración de Felix.
¿Eso valía él para SeungMin? ¿Menos que un libro?
«Está bien —pensó Felix, al notar que sus pensamientos se estaban descarrilando dentro del dramatismo—, somos los mejores amigos».
—Luces en pánico —observó SeungMin, finalmente con sus ojos puestos en Felix—. ¿No te lo esperabas?
—¿Tú lo esperabas?
—Cuando te molestábamos conque te gustaba ChangBin, no lo decíamos en el sentido de que lo tomaras como un sentimiento unilateral. Como dijo MinHo: hay cosas que se notan.
—¿Y a ti no te produce nada?
Felix se preguntó de dónde demonios sacó esa pregunta, y por qué era de la inminente necesidad de que su vida se transformara en una novela romántica.
—Lo haría si me besara a mí —admitió SeungMin. Con pereza, marcó la página que leía y dejó el libro en la mesa de noche de Felix—. ¿Quieres jugar ajedrez mientras indagas en tus confusos sentimientos por él?
Se movió solo. Tomó el ajedrez debajo de la cama de HyunJin y se sentó frente a SeungMin para ponerse a jugar.
—No luce sorprendido —dijo Felix.
SeungMin se encogió de hombros, y movió una pieza. —Porque no lo estoy. ¿Hablarás con ChangBin de tus sentimientos?
«¿Hablar?» ¿De qué podía Felix hablar con él? Eran tantas cosas que hacían donde también trabajaron bajo los límites de ser amigos que, para Felix, ChangBin era un amor platónico cargado de halago y de sentimientos inocentes al querer ser feliz con él.
No obstante, con SeungMin podía encontrar la comodidad. Y todo sentimiento inocente era completamente eliminado.
—Podemos parar, si lo deseas —dijo SeungMin, luego de un tramo de silencio.
—¿Parar?
—Los sentimientos del primer beso siempre conllevan a un segundo.
«Porque, por supuesto con nosotros no significa nada», terminó por completar Felix en su mente, sumado de rencor.
Su cabeza rebotó en un asentimiento, y SeungMin continuó el juego.
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Abril 3, lunes en la mañana
—El clima está muy lindo —Shin Yuna comentó esa mañana, mientras veía en el pasillo a los alumnos de Gryffindor de primer año caminar en manada hacia el Gran Comedor.
JeongIn, apoyado junto a ella en los grandes pilares que daban hacia el jardín, asintió. —Sí, está cálido.
—No entiendo por qué el Sauce Boxeador tiene flores, si es un Sauce —notó ella al apuntar hacia el otro lado del jardín—, los sauces no florecen.
—Es un sauce mágico que pelea si se te acercas, ¿y te llama la atención que florezca?
—Bueno- va en contra de su naturaleza. Me gustaría tener un sauce que florezca en mi casa.
—¿Con o sin la profesión de boxeador?
—Depende.
Los chicos de primer año se apartaron temerosamente cuando el muchacho alto, moreno y de cabello ondulado se aproximó hacia ellos. El alumno de Durmstrang, con una camiseta negra con el escudo de su escuela sin siquiera sacarse su capa de piel, saludó a Yuna.
—¿Vamos a desayunar? —ofreció él su mano.
Yuna solo dio una mirada de soslayo a JeongIn antes de tomarla e irse con él. Dentro de su propia melancolía romántica, JeongIn vio a Yuna y al chico de Durmstrang caminar por el pasillo.
—Uh. —A su lado, de manera esporádica y cargado con material de estudio, Chan apareció. —Eso dolió.
JeongIn le dio una fuerte patada en la espalda.
El calor comenzó a ser más palpable en el clima junto con la llegada de la primavera; no obstante, el descongelamiento emocional que ha habido gracias al clima atrajo consigo una diversidad de conflictos entorno a varias situaciones que, desde el punto de vista desinteresado de JiSung, él no entendía.
Forzar su mente a marginarse de todo acontecer social como mecanismo de defensa ha sido una de las cosas más bizarras que él alguna vez pensó jamás realizar. Siempre fue parte del problema y el centro de atención, por ende, siempre se apegó en su pecho las emociones como consecuencias de los malos manejos sociales que lo acompañaron durante su crecimiento. No obstante, generar resistencia en las nuevas cláusulas propulsadas por el Ministerio de Magia ha sido la mejor manera de supervivencia.
Las distracciones eran demasiados, y JiSung se esforzaba para no poder concentrarse en algo más allá que en sus estudios. El mundo en el cual poco a poco se desmoronaba a su entorno era demasiado denso como para poder comprender con exactitud o definir qué era lo que sucedía. Los alumnos actuaban raros, en especial aquellos hijos de muggles; HyunJin optaba por tener un comportamiento más defensivo que JiSung adjudicaba al tratamiento que SaeJah alguna vez le dio por el tema de la comida; incluso Felix lucía como si todos volvieran a hablar de él, encaminado a recaer en las mismas crisis de inicio de ciclo.
—You give me that kind of something – want it all the time, need it everyday —tarareó JiSung, mientras huntaba un poco de mantequilla en una tostada—, on a scale of one-to-ten I'm at a hundred – never get enough, I can't stay away~
—¿La comida ha empeorado su calidad? —notó Felix, también con una tostada cruzada en su boca.
—Los elfos de la cocina se han detenido, finalmente —dijo HyunJin, asombrado. No comía, pero observaba la avena de SeungMin con cautela.
—No —ChangBin contestó desde la otra mesa, con un omelet a medio comer—, escuché en el baño de hombres de que la calidad de comida que traen a Hogwarts ha bajado- los productores de Hogsmeade están teniendo problemas con sus plantaciones, y no hay trato con Londres, así que- mala calidad de comida.
—Inteligente la movida de los magos que quisieron sacar su dinero del banco —murmuró SeungMin.
Desde la mesa de profesores se podía palpar la tensión. El profesor Slughorn no paraba de verter azúcar en su café, y la profesora Sprout miraba a los alumnos de su casa con sumo nerviosismo. McGonagall, desde su propia frialdad, daba miradas de reojo a Dumbledore en la espera de que él hiciera algo, al mismo tiempo que Hagrid conversaba a viva voz con la profesora Trelawney y refería a Dumbledore en cada oportunidad que tenía.
—¿Cierto, profesor? —repetía de tanto en tanto.
—I got a bad boy, I must admit it – You got my heart, don't know how you did it —JiSung continuó en su mundo.
Hastiado del comportamiento infantil, HyunJin terminó por arrancar el auricular del oído bueno de JiSung, haciéndolo saltar de la impresión.
—¿Qué pasa? —preguntó JiSung a medida que enrollaba el auricular alrededor del walkman—, ¿se murió alguien?
—Tú si es que sigues con el comportamiento infantil que tienes —repuso HyunJin entre dientes.
—Vamos, ¿en serio te molesta que no me interese nada de lo que pase?
—El año pasado pude aceptártelo, pero ahora solo es patético.
—¿Y qué? ¿Crees que una nueva tragedia caerá del cielo en este instante?
¡PAF! Una nueva edición de El Profeta golpeó la mesa como un llamado de auxilio, junto con más hojas de lo que usualmente se acostumbraba a llevar. El profesor Dumbledore tomó su edición y enseguida dio una revisada hacia las últimas páginas agregadas del periódico mientras que la profesora McGonagall leía sobre su hombro.
—Albus... —dijo ella, con un semblante que no permitía mostrar el temor—, ¿seguiremos con lo que hablamos?
JiSung escuchaba con una nueva audición más fina. Él no tendía a hacer eso porque consideraba que había ciertos parámetros morales que debía de respetar, sin embargo, ese instante- con los dos líderes de Hogwarts más grandes de la historia presentaban una postura defensiva como al mismo tiempo vulnerable de sus pensamientos.
SeungMin tomó la hoja e, imitando a Dumbledore, fue enseguida hacia las últimas páginas. Desde el anuncio del fallecimiento del profesor Callaghan, la mayoría de los alumnos mayores se habían suscritos al periódico para que les llegase matutinamente, sumado con otros estudiantes de ascendencia muggle que, al igual que MinHo, leían el Daily Mail. Nadie le prestó atención al titular del periódico.
—¡Ah! —SeungMin agitó el periódico, los chicos corrieron todo lo que se encontraba en la mesa para dejar que SeungMin posicionara las hojas extendidas ahí. —Me lo esperaba- ¡Ya veía venir esta mierda!
—¿Qué son? —consultó un Hufflepuff de primer año, desorientado, quien se acercó a él con la misma curiosidad.
—Cuando se generan cláusulas definitorias a conceptos nuevos en el marco legal, nacen después los derechos y deberes de estos nuevos conceptos definitorios —explicó SeungMin con un intelecto cargado de ironía—. Cuando se definió por primera vez qué era "persona", tuvieron que pasar muchos años antes de poder reconocer qué derechos y deberes tenía una persona en sociedad.
—SeungMin, qué dice —insistió HyunJin.
SeungMin carraspeó antes de comenzar a leer:
«Título I: DE CRIATURAS, EN CUANTO A SU CALIDAD, DEBERES Y DERECHOS»
Art. 54. Las criaturas son toda aquella anomalía del mago que emana una cualidad particular, alejada de lo que se define como "humano" y "bestia".
Son criaturas todo individuo, cualquiera sea su edad, sexo, estirpe o condición de discapacidad, independiente de la nacionalidad.
Art. 55. El estatuto de «criaturas» solo será regida bajo la soberanía del Reino Unido.
Art. 56. «Criaturas» extranjeras deberán de responder a un certificado de su nación que acredite la seguridad. No ejerce goce de ciudanía y sus cualidades por consiguiente.
Art. 57. Son criaturas: licántropos, sirenas (de agua dulce y salada), duendes, semigigantes con ascendencia de mago, metamorfomagos, veelas,
—Hay apartados de derechos y deberes por criaturas —notó SeungMin, a mitad de su lectura.
—Dame de los veelas —pidió HyunJin a SeungMin.
JiSung, quien se vio un poco inseguro por la postura de HyunJin, también estiró su brazo. —Sí- dame el de los metamorfomagos, igual.
SeungMin buscó entre las hojas de periódicos aquellos que pidieron sus amigos y se los entregó, solo para dar vuelta la página y dejar caer sus hombros.
—Oh, puta mierda —soltó SeungMin—. «Título II: DE MUGGLES CON MAGIA, EN CUANTO A SU CALIDAD, DEBERES Y DERECHOS».
Apartó las hojas del artículo para Felix y ChangBin, quienes enseguida comenzaron de su lectura en voz baja mientras que SeungMin leía a los chicos que se acercaron en la mesa todas las cláusulas explicadas.
A medida que JiSung avanzaba su lectura, más enajenado del propio mundo mágico se sentía. Se consideró un idiota por actuar tan estúpido las últimas semanas- desinteresado de lo que DeLuca había hecho al hacer la violencia legítima. Su cabello se posicionó en un fuerte blanco mientras el verde lo acompañaba hasta las puntas junto con sus ojos y uñas. De manera abrupta había sentido una mano en su hombro, solo para notar que Yeji se les había unido y leía los papeles de HyunJin.
—Tenemos una cláusula médica —dijo HyunJin, con su garganta atrofiada—. ¿Tú también la tienes?
—Sí —respondió JiSung, y buscó el apartado—. «Art. 5. Metamorfomagos mayores de diecisiete años deberán someterse a un proceso de esterilización-», santa mierda.
—«Art. 9. Veelas en condición de calle o cuya cesantía ha durado más de dos años y seis meses, deberán trabajar para el Ministerio de Magia» —leyó HyunJin—. ¡Prostitución! ¡Eso es lo que es! ¡Nos van a prostituir! Oh, puta mierda-
—Harán todo lo posible para que no consigamos trabajo —dijo Yeji, igualmente afectada—, y..., oh, HyunJin, ¿qué pasa si no reconocen el trabajo de mamá?
—¿Chicos? —Felix se vio un poco incómodo al intervenir en el caos. A su lado, ChangBin lucía igual de nervioso. —¿Tienen cláusulas educacionales?
—¿Qué son las cláusulas educacionales? —preguntó otro chico de segundo año de Hufflepuff.
«Lo que faltaba», pensó JiSung. Sin querer mostrarlo, sus manos comenzaron a temblar. Buscó las cláusulas que Felix mencionó y un pedazo de piedra golpeó en su pecho.
—«Art. 17. Los metamorfomagos estarán obligados a asistir a una institución escolar mágica, sin goce de aprendizaje de Transformaciones, y sin goce a cualquier tipo de entrenamiento extracurricular» —leyó.
—«Art. 19» —Felix también leyó en su hoja—, «los muggles con magia se les limitará la participación de clases a máximo tres asignaturas básicas en la semana». «Art. 20. Los muggles con magia no podrán estudiar en las mismas aulas que los magos».
JiSung notó en cuán doloroso era todo eso, e instintivamente buscó con su mirada a MinHo en la mesa de Slytherin. Como siempre, no aparecía gracias a su estudio de los EXTASIS, lo cual explicaba por qué Chan y MinJu también se encontraban desaparecidos; envidió a MinHo por su ignorancia en esa mañana, y sobre todo porque él deliberadamente podía olvidar, al menos varios días al mes, que no era la anomalía que la propia ley lo tachaba.
—Estudiantes. —Antes de que se pudiera causar más revuelo alrededor del periódico, Dumbledore ya había tomado el podio del director. —Debo anunciar, previo a que sepan más de lo que está pasando actualmente, que las cosas dentro de Hogwarts seguirán tal y como han estado antes- sin ningún tipo de cambio o discriminación, al menos hasta que acabe el ciclo escolar.
—¡¿Qué pasará después?! —HyunJin se atrevió a hablar enseguida, mientras se alzaba sobre su asiento—. ¡Aquí dice que no podré estudiar algunas clases que estoy dando ahora! ¡Y soy de sexto!
—Señor Hwang, aquello se verá según el transcurso del siguiente trimestre-
—¡No! —gritó. JiSung no entendió por qué HyunJin de repente pareció generar una discusión personal con Dumbledore, que, al faltarle el respeto, todo el Gran Comedor calló—. ¡Usted es de la Orden de Merlín, mago reconocido dentro del Mundo Mágico! ¡¿Cómo pudo aceptar estas cláusulas?! ¡DeLuca no habría pasado de usted jamás!
—Señor Hwang —profesor Dumbledore habló con paciencia—, por más que me coloquen simbólicamente en una posición, nada vale si no es respetado por el actual Ministro de Magia.
—¡¿Y por qué no se lanzó usted como candidato?! ¡Si lo hubiese hecho, no habríamos pasado por el insufrible plebiscito!
Varios estudiantes contestaron en forma de apoyo a HyunJin.
—Porque, si yo me volvía Ministro, no podría ser director —contestó—, y si me volvía Ministro, no podría protegerlos ni interferir directamente con las cosas complicadas que pasarían en el Ministerio. Estar acá, en este instante, me sirve para poder protegerlos e informarles que, independiente de lo que el Ministro de Magia diga, él no va a modificar la forma de enseñar de esta escuela, y mucho menos cómo se relacionan entre ustedes.
Los gritos de apoyo de HyunJin prontamente disminuyeron bajo la misma velocidad en la que HyunJin regresaba a su asiento, escéptico ante la respuesta de Dumbledore pero ingenuamente confiado.
—A causa de los aconteceres del año pasado, no es secreto para nadie que mi posición dentro de la política del Mundo Mágico se ha visto limitada —se explicó Dumbledore—, he tenido que tomar decisiones y no me arrepiento de abstenerme de ser parte del parlamento si es que me permite ser director. Sin embargo, ustedes, estudiantes de Hogwarts, tienen la misión de tampoco ceder ante los cambios políticos que el propio ministerio ha interpuesto.
—Profesor... —La profesora McGonagall intentó hablarle, sin embargo, no se atrevió a interferir más allá de la seriedad del director.
—Ustedes no son «personas en formación», son personas, propiamente tal. No sería raro si no lo comprendieran, pero son adolescentes —refirió a todo el alumnado, con una mirada bajo sus ojos azules que generó la sensación de intimidad—. A causa de eso, solamente puedo decirles: nosotros deberíamos vivir más como el adolescente, donde su histeria y su intensidad es el motor de los pobres para decidir el personaje de quién es el oprimido y el opresor. El adolescente vive de la intensidad, por eso los niños muestran magia sin quererlo: porque todo es intenso. El dolor, odio, amor y felicidad viajan en la magia hasta explotar en una gran ola de gritos. Por eso debemos de seguir con la energía, con el rencor: la magia del adolescente hace que todo el mundo los tema, por eso los encierran en una escuela o los secuestran en un orfanato, porque si el adolescente tuviese la madurez del adulto, conquistaría el mundo. Es en este instante en el cual ustedes tienen en sus manos lo que decidirán hacer por este propio Mundo Mágico.
El discurso de Dumbledore hizo que de a poco los estudiantes respirasen más lento. JiSung mantuvo sus ojos todo el tiempo sobre las cláusulas del metamorfomago como si fuesen parte de su nueva obsesión de cada día, con los encantamientos de protección que Erick le dijo que aprendiera, y con la palabra «cabeza desollada» junto con la imagen de Margarita envenenada se repetía incesantemente a través de sus ojos.
Cuando la campana sonó, los estudiantes dudaron un instante sobre si ir o no a clases. Los alumnos de séptimo, figuras innatas de seguimiento, se direccionaron hacia sus propias aulas y salones de estudios para poder seguir con los EXTASIS, al igual que los alumnos de quinto con los TIMOs. JiSung consideró que, por más de que hubiese un gran revuelo alrededor de la política, o demasiada inseguridad social sobre cómo desenvolverse en el mundo, nada valía la pena como para desconcentrarse de sus examenes e intereses individuales.
JiSung no los culparía, lamentablemente.
De camino al aula, se topó con JeongIn y su amigo BeomGyu. BeomGyu parecía hacer todo lo posible por sacarle una sonrisa a JeongIn o hacer que dijera más de dos palabras toscas, pero resultó imposible. JiSung se acercó a él y le tocó la espalda.
—Oye —le llamó, suave—, ¿estás bien?
Sin embargo, JeongIn le miró con furia.
—¿Qué demonios te importa? —desafió, antes de dirigirse a su propio salón.
El primer instinto de JiSung fue querer mandarlo al demonio, pero la pena de la voz de BeomGyu al llamar a JeongIn le hizo reinterpretar la situación y saber que no debía de por qué tomarlo personal.
Al regresar con su grupo, SeungMin castañeaba sus dientes.
—Es la culpa de ellos —dijo—. Sus padres- sus hermanos- sus familias- todos. Es culpa de todos esos hijos de puta y ni siquiera son capaces de lucir meramente arrepentidos o un poco más adoc del contexto.
JiSung no entendía a lo que SeungMin se refería hasta que alzó su barbilla hacia el grupo de la Sociedad Secreta que caminaba en dirección al aula de Defensas Contra las Artes Oscuras, quienes parecían estar conversando de un tema tan ridículo y banal como si lo fuera del clima.
Cohan pasaba una clase teórica sobre el desarme de una maldición oscura en el cuerpo de una persona, dando una explicación explícita con un conejo que encontró muerto en el bosque. Una gran capa de magia lo rodeaba como un encantamiento diagnóstico, con trazos y puntos oscuros que JiSung conocía demasiado bien. El nerviosismo de ver los puntos negros alrededor de una herida en la carne del conejo hizo que se balanceara con su silla hacia atrás, afirmado de la mesa sin querer prestar demasiada atención. No pareciera ser la temática más correspondiente al contexto social que Cohan, para su sorpresa, ni siquiera insinuó en querer hablar.
—Liberar maldiciones oscuras es demasiado importante y sumamente cuidadoso, recordando que cada arte oscura aplicada es un desgarre al alma —explicó Cohan mientras que, con su varita, mostraba cómo tratar la herida putrefacta—. Deben llenar ese espacio de alma, aun cuando no sanen a la persona quien hizo la maldición. Deben concentrarse para que su poder mágico llegue más allá de su límite..., por ejemplo- en este caso, este conejo fue atacado con una maldición de necrosis.
Cohan acercó una lupa a la herida del conejo, la cual fue proyectada para que todos los estudiantes lo vieran. JiSung podía ver a SooJin y SoYeon hacer una mueca por el asco.
—La maldición necrosis es una maldición muy avanzada para tratar, pero les mostraré cómo puede retenerse. El uso de instrumentos como esencia de díctamo son bastante importantes, ya que pueden recuperar la carne que prontamente será consumida por la maldición. No obstante, todo será en vano si es que no logran contener la necrosis. ¿Alguien puede decirme qué es la necrosis?
—Es la muerte de tejido —SooJin contestó con rapidez. SeungMin maldijo entre dientes por no ser lo suficientemente rápido.
—Correcto. La muerte de tejido es irreversible, por ende, debe de contenerse. Te golpea una maldición necrosis y debes de sacarla al instante. ¿Cómo puedes sacar una maldición de este nivel?
—Con algún instrumento lo suficientemente potente como para hacerlo —obvió SeungMin. SooJin le dio una mala mirada—, por ejemplo, armas hechas por los Goblins..., algo que tenga demasiada fuerza mágica pura.
—Fuerza mágica pura —repitió Cohan dando la intención de que era una parte fundamental de la explicación—, aquello es lo que lo revitaliza, aunque jamás se regresará la parte perdida.
JiSung recordó esa escena de su infancia con SaeJah en la antigua casa de Londres, donde atendió a una mujer que parecía tener una maldición similar en su rostro, y SaeJah apuñaló la cara de la mujer para que se aliviara de la herida. Con un poco de nerviosismo, se rascó su cicatriz en la muñeca, al igual que SeungMin pareció incómodo con su hombro.
—Los encantamientos de desmembramiento son los más recurrentes para atacar —Cohan continuó con su explicación, mientras que, de a poco, las luces oscuras y negras del hechizo diagnóstico iban desapareciendo para ser reemplazadas por luces amarillas—. No solamente van con una extremidad, pero pueden ir hacia otra parte del cuerpo.
—Un hombro —escucharon a SunWoo murmurar por lo bajo.
—Increíble sería que te arranquen el hombro sin que te arranquen el brazo —reconoció Cohan.
SeungMin volvió a urgirse en él mismo.
—El milagro de la medicina moderna —HyunJin dijo detrás de ello, con su cara apoyada en su mano, totalmente aburrido de la clase—, ¿no te parece, hombre?
—¿Medicina moderna? —SunWoo repitió, antes de asentir—, tienes razón- hay que agradecer por el sincretismo.
—Silencio —calló Cohan—. Como seguía, este tipo de encantamientos necesitan una pulsión muy delicada; sanadores expertos requieren de instrumentos muggles para ayudarse.
Por un instante, JiSung quiso ser autorreferente por su anécdota en la muñeca y de cómo SaeJah lo curó, aunque lo consideró un poco egocéntrico de su parte.
—Como la madre de alguien... —murmuró SunWoo.
—¿Debo tomarlo como un insulto? —HyunJin desafió—, dímelo- porque no sé qué tiene de humillante que magos médicos usen instrumentos muggles para ayudarse.
—Porque la competencia mágica del médico es insuficiente —respondió—, es decir- ¿usar aparatos muggles? ¿No es anticuado? Y bastante humillante si es que un mago lo usa.
—¿Molestando los artículos muggles? —ChangBin intervino—, woah, eres igual de moderno que las metodologías mágicas de medicina tradicionales.
—Silencio —repitió Cohan—, si no se van a pelear con sus varitas, entonces se callan. Sanar este tipo de heridas es importante para cualquier tipo de situación.
—¿Qué tipo de situación estaremos metidos como para que nos pase eso? —preguntó SoYeon, con asombro en su voz.
—En cualquiera, si es que eres la persona correcta —murmuró SeungMin con sarcasmo.
—¿Correcta de qué?
—Correcta para el ataque, estúpida —atacó enseguida—, ¿o es que crees que nos enseñan estas cosas porque sí? ¿O no leíste el periódico esta mañana? A cualquiera le puede tocar este tipo de maldiciones-
—¿Y lo dices por experiencia propia? —consultó SunWoo con un deje de inocencia.
JiSung tuvo que atajar a SeungMin del uniforme para que no se levantara del asiento. El aula tomó un aire incómodo que hizo a Cohan suspirar en decepción por el comportamiento de sus estudiantes.
—Si se van a poner conflictivos, ya les dije: saquen sus varitas —Cohan terminó por dejar su propia varita en la mesa para rodear su escritorio y acercarse a los chicos—, que la estupidez de lanzarse insultos en la mitad de la clase no es más que infantil. ¿O no se quieren atacar?
—Yo no tengo problemas con atacarlo —repuso SeungMin, sacando su varita de su capa.
—¿Quieres repetir lo que te hicieron? —atacó SunWoo, también alzándose para sacar su varita—. ¿Qué? ¿No te sacaron el hombro?
—¡Cállate!
—Es ilegal el encantamiento —recordó Cohan—, por eso, las atacantes terminaron en la cárcel.
SunWoo miró a Cohan como si se tratara de una broma todo lo que decía, mientras que SeungMin tomó asiento y dejaba con brusquedad su varita sobre la mesa.
—Imbécil —masculló.
—¿Qué peleas conmigo? —SunWoo volvió a tomar asiento a medida que Cohan regresaba al escritorio—. Tú eres el que tiene más derecho en todo ese lado del aula- agradece en donde estás, pedazo de idiota.
—Por culpa de gente como tú.
—El culpable eres tú si es que te vuelven a atacar las mismas locas que están en Azkaban-
SeungMin ni siquiera utilizó su varita para lanzarse a los golpes con SunWoo, y como ni YeonJun ni Kevin parecían estar más alejados de la misma impulsividad de JiSung, Felix y HyunJin, también se agarraron a golpes.
—Esto es terrible —suspiró Cohan con varita en mano, mientras el resto de los alumnos huían de la pelea—, son totalmente inmaduros. ¡Petrificus Totalus!
Como fue de esperarse, a cada uno le dio un castigo por separado a la vez que les descontaba puntos de casa. A pesar de que los torneos de las casas que se realizaban anualmente y se conmemoraban a fin de año no eran del interés de JiSung, él estaba seguro que la razón por la que Gryffindor siempre ganaba era porque no los tenían a ellos en sus casas.
A SunWoo y SeungMin les dieron castigos más pesados: trabajar con Hagrid. Él se veía bastante emocionado a causa de que no es normal que alumnos trabajen con él cuando son muy grandes, por lo que los estuvo haciendo colectar alguna-qué-cosa que JiSung ni siquiera podía pronunciar. Mientras, el resto del grupo fue encargado de recados un poco más al estilo de Cohan.
—Si no me traen whisky de malta de la señora Rosmerta en Hogsmeade en treinta minutos, los convertiré en sapos y los donaré para las clases de Transformaciones de McGonagall —amenazó a YeonJun y a Kevin, quienes huyeron despavoridos para cumplir su recado.
Por otra parte, después de la clase, dejó que JiSung, HyunJin y Felix se quedaran.
—Bien, ¿tienen de esas pelotitas raras aquí con ustedes? —preguntó él.
Los chicos asintieron y las dejaron sobre sus escritorios. Cohan, sin pizca de estupidez, esparció cada Merodeadora a un rincón del aula y, con su varia, encantó:
—¡Aguamenti!
El chorro de agua salió y las pelotas se activaron. Todo el aula ahondó en humo, masas de distintos colores e incluso uno de los muebles se transformó en ganso.
—Limpien esto antes de la cena —ordenó Cohan. Caminó hasta su escritorio y, con sus piernas sobre la mesa, comenzó a corregir tareas de alumnos de primer año.
A cualquiera en ese instante podía encontrar la situación rara, aunque no para los otros tres. JiSung compartió una mirada con HyunJin y Felix antes de ponerse a limpiar los rastros de las Merodeadoras con paños mágicos que absorbían cualquier elemento líquido.
—Me gusta como SunWoo mencionó que no teníamos derechos —comentó HyunJin al limpiar un pupitre—, es como- no sé, intentó insultar a SeungMin y nos atacó a todos de paso.
—Bueno, cuando decimos que vinimos en manada, es literal —consideró Felix.
JiSung bufó. —¿Quién insulta de esa manera, hoy en día? Después de lo que dijo El Profeta hoy...
—Tú no te has dado cuenta, pero esta mierda ha sido desde antes —admitió HyunJin—. Nadine Delagé incluso está perturbada con eso, y eso que ni siquiera es de acá. Los veelas de su escuela preguntan qué demonios hacer con todo esto, y personas como Madame Maxime solo se abstienen a opinar- como si considerara que las cláusulas son buenas ideas.
—No puede considerarlo, si notamos que ella es una semigigante —reconoció Felix—, yo lo veo más porque no quiere involucrarse en política extranjera. Es directora- los directores no deben de tener opinión política.
—Ninguno que trabaje en una escuela, en realidad. Por eso Dumbledore se calla.
—Eso lo dicen los trabajadores que no les afecta las cláusulas —apuntó JiSung—. Si hubiese un profesor veela o metamorfomago, o lo-que-sea en Hogwarts, se diría algo.
—¿Tú qué crees que es Hagrid? —obvió HyunJin—, y el maestro de Estudios Ancestrales- ¿qué esa cosa no es una momia?
—¿No entraría también en el concepto de «criaturas»? —cuestionó Felix—, no lo vi en el listado...
—¿Qué no tienen conversaciones normales, ustedes? —Cohan les habló desde el escritorio.
Los tres chicos le dieron una mirada intimidada, sin entender por qué él lucía bastante extrañado.
—Es la contingencia —HyunJin se atrevió a contestar.
Una duda extraña saltó en la cabeza de JiSung.
—¿Cómo fue en su juventud? —preguntó él, de manera abrupta.
—¿No te parezco lo suficientemente joven? —bromeó Cohan.
—Meh —Los tres chicos desnivelaron sus manos.
—Me siento ofendido. Como sea- si preguntan por mi juventud, diré que fui mejor que ustedes.
—¿Cómo está tan seguro? —consultó HyunJin.
Los ojos de Felix brillaron enseguida. —¡No fue a una escuela de magia!
JiSung y HyunJin miraron a Felix con sorpresa, pero sus bocas se desencajaron cuando Cohan asintió con orgullo ante la afirmación.
—Eres bastante bueno para la adivinación, ¿eh? —bromeó él. Cohan se comenzó a reclinar en la silla—. Seh, no tenía interés de ir. Fui un pequeño anarquista para el Mundo Mágico.
—Pe- ¿cómo? —Incluso el cabello de JiSung se tornó de un fuerte celeste junto con un naranjo. —¿Cómo no va a una escuela de magia?
—Fácil: diciéndole que «no» a Dumbledore en el pórtico de mi casa. No es tan difícil.
—¿Qué la hermana de Chan también negó venir a Hogwarts? —recordó HyunJin.
—¿No le interesaba estudiar magia? —consultó Felix.
Cohan hizo una mueca. —Es más complicado que eso- considerando que soy de Irlanda del Norte.
JiSung y Felix volvieron a compartir una mirada antes de saltar de una morbosa emoción que HyunJin no comprendió.
—¡Oh, oh!
—¿Irlanda del Norte? —consultó JiSung—, usted- ¿Usted estuvo en ese período...?
—¿Qué período? —preguntó HyunJin.
—El de la guerra de Irlanda —contestó Felix—, donde.., oh- profesor...
JiSung no conocía a irlandeses, y los que conocía usualmente eran más adolescentes, chicos de su edad que parecían ser un poco más extrovertidos que lo corriente. No obstante, que su profesor, de edad parecida que calzase en un contexto sociopolítico, le llamó la atención.
—¿Estuviste en los conflictos? —preguntó JiSung.
—No tienen sensibilidad por mi patria, ¿eh? —dijo Cohan.
—No se le nota el acento —notó Felix.
—Sigo sin entender —repitió HyunJin.
—¿Cómo fue? —JiSung no quería soltar el tema. —O sea- ¿estuvo en el tratado de Viernes Santo? ¿Era protestante o católico? ¿Usted-
—Santa mierda, JiSung, ¿no tienes sensibilidad por su vida? —cortó Felix, asombrado—. ¿Cómo te sentirías si Cohan te preguntase por todo lo que viviste en la Compañía?
JiSung iba a hacer una respuesta de desinterés, pero tras planteárselo un instante, su cabello se tornó de un fuerte rosa.
—Perdón, Cohan —murmuró.
—Y aun no entiendo —dijo HyunJin por tercera vez, totalmente desistido de querer seguir con la conversación.
Cohan, quien parecía perezoso al hablar del tema, se levantó de su escritorio y, con la tiza moviéndose sola, se dibujó en el pizarrón el mapa de Irlanda junto con su división del norte y del sur.
—HyunJin —llamó Cohan—, te presento la República de Irlanda, e Irlanda del Norte. Mi nación: Irlanda del Norte, entró en conflicto porque algunos querían ser irlandeses y otros querían pertenecer a la colonia británica- ¡Dios salve a la reina!
Cohan esperó a que la siguiente pregunta apareciera, sin embargo, los ojos de JiSung y Felix brillaban con una inminente curiosidad que le hizo sentir repulsión por sus estudiantes.
—Oh, puta mierda. Tuve que quedarme callado —soltó.
Los tres chicos, curiosos, trajeron sillas del aula y se ubicaron frente al pizarrón, a la espera de que Cohan continuara con su historia. El profesor, totalmente arrepentido, pasó una mano por su cabello largo.
—No esperen una historia de guerrilleros ni cosas así- yo no era de esos —admitió Cohan—. Yo era un anarquista.
—Mina es anarquista —comentó HyunJin.
—Yo soy abolicionista —contó JiSung.
—Oh- yo igual —le dijo Felix.
—Un anarquista en la mitad de un conflicto de derechos civiles y legislaciones fue lo peor que le pudo pasar a ese chico, en especial cuando vivía en el epicentro de todo el caos —admitió Cohan—. Yo tenía once años cuando Dumbledore me dijo que fuera a Hogwarts, pero lo rechacé. ¿Quién va a un internado? Era muy de niños ricos eso, y yo absolutamente no lo era. Tampoco quería ser educado bajo las consignas de la Corona británica.
—Nacionalista —susurraron Felix y JiSung. Ambos se dieron un cabezazo.
—No quería ser un niño de internado, y me peleaba con mi madre todo los días porque ella no me quería en casa. Decía que era muy peligroso para alguien como yo estar afuera —refirió a la magia—, nadie de mi familia era un mago salvo que yo, y nadie sabía cómo controlarme. Yo tampoco, la verdad- cuando entré a la pubertad me di cuenta de cuán difícil era controlar la magia. Sorprendentemente nunca se me escapó o rompí el estatuto del secreto, aunque algunos no lo hacían.
—¿«Algunos»? —cuestionó Felix—. ¿Qué quiere decir con eso?
—Yo no era el único mago en Irlanda del Norte —obvió Cohan—. Adultos tenían varitas en sus manos- adultos que dejaron Hogwarts u otras escuelas mágicas para ir hacia la guerra. Organizaciones clandestinas mágicas que eran de la IRA o de las fuerzas británicas. Si no hay algo más peligroso que un hombre con un arma, es un hombre con una varita.
—Su vida tuvo que ser difícil ahí —comentó HyunJin.
—Y qué lo digas. No lo niego, pasé buenas noches como malas. La primera vez que vi a un mago hacer magia era alguien del IRA, a los trece años, quien maldijo a unos policías con un escarabajo de muerte. Un escarabajo de muerte es una maldición letal que te carcome los músculos desde adentro. La magia es oscura en tiempos de guerra.
»En mi juventud, con mi grupo de amigos igualmente anarquistas, hablábamos del bodrio de la Corona, como también hablábamos de los imbéciles del IRA. Pensábamos en que todo tipo de estado formado no era más que una estupidez, y que lo que se necesitaba era una actitud comunitaria para poder tener un buen país. Por supuesto que éramos unos ilusos- creyentes de imbéciles que decían que la revolución social no era una toma de poder, sino que era una producción de poder. Creyentes de que, nosotros, podríamos enfrentarnos de algo tan grande como lo era la jodida Corona.
»Era violencia día a día, incapaz algunas veces de asistir a mi escuela porque el IRA había colocado bombas en quién sabe dónde. Era todo tan tenso que a veces viejos se morían de forma espontánea por ataques cardiacos- y mis amigos y yo seguíamos drogándonos mientras cantábamos canciones inventadas nuestras con la pequeña banda de punk que hicimos. Claro que no era el mismo punk británico setentero. No, no, no. Este era un plagio descarado porque no teníamos más creatividad.
—¿Y cómo terminaste interesado en las Artes Oscuras? —preguntó JiSung—, si no fuiste un mago...
Cohan sonrió sin gracia.
—Porque yo era joven y estúpido, y tuve una hija a los dieciséis.
—¡¿Es papá?! —chillaron los tres al mismo tiempo, totalmente sorprendido.
Cohan colocó sus ojos en blanco. —¿Es que no se les puede contar nada?
—¿Tú eres papá? —apuntó JiSung—. ¡¿Tú?! ¡Tienes la sensibilidad secuestrada, hombre! ¡¿Cómo es que eres padre?!
—Porque tuve sexo sin condón.
—Woah... —Los ojos de Felix brillaron—. ¿Se centró en las Artes Oscuras por el tema de su hija? ¿Para protegerla?
—Exacto. Vivía en un lugar consumado por la guerra civil, y si había magos encantando a diestras y siniestras prácticas de Artes Oscuras, yo debía de aprenderlas. Le pedí a un viejo hombre de mi ciudad que me enseñara, quien tenía afiliaciones terroristas. La mejor forma de aprender algo es conociendo la debilidad de ello- después, todo se te hace pan comido.
—Es como mi mamá —contó HyunJin—, ella estuvo muchos años estudiando Artes Oscuras para la guerra.
—Y es buena —confirmó JiSung, y le mostró a Cohan su cicatriz de la muñeca—, ella me sanó una maldición que me comía la carne, cuando-
JiSung calló enseguida, y Felix y HyunJin casi se derritieron del estrés por la gran boca parlanchina que él tenía. Cohan, notoriamente cansado de la impertinencia y estupidez de los dos chicos, solo pudo mover la tiza para golpear a los tres chicos en la frente.
—Deberían de estar agradecidos de que me tienen a mí como maestro, porque cualquiera los crucificaría no solo por lo estúpidos que ustedes cuatro son —apuntó—, sino porque son un asco guardando secretos políticos. Pero, ¿qué se puede esperar de un montón de infantes?
—¿Infantes? —Felix colocó una mano en su pecho—, tenemos diecisiete.
—Edad suficiente para votar y ser castrado —dijo HyunJin.
Cohan miró a los tres chicos por un instante, callado. Sin saber por qué, los tres idiotas también compartieron una mirada sin saber si es que habían o no hecho algo malo.
—¿Pasa algo? —consultó JiSung.
—No. Solo sigo impresionado por sus estupideces —contestó, y alzó su barbilla—. Sigan limpiando, que los dejaré sin cena si es que no le sacan brillo a todo esto.
Aun con el discurso político de esa mañana por parte de Dumbledore, el resto del día los estudiantes mantuvieron una defensiva entre los otros bastante elevadas. No era reconocible, pero la tensión estaba en el aire entre la incertidumbre y el miedo de las decisiones que se podrían tomar si es que las normas no se seguían.
—Dumbledore dijo que no debíamos de considerarlas —se explicó una chica de Slytherin de cuarto año, mientras escupía su pasta dental en un baño del pasillo—, así que- está todo bien.
—Bien para ti, si es que no te afecta —su amiga de la misma casa aludió. Se retocaba el maquillaje de sus ojos, el cual se había borrado luego de un par de lágrimas sueltas—. A mi me van a matar. Le diré a mi madre que me saque de acá.
—No te van a hacer eso-
—¿Nunca escuchaste a los chicos de Hufflepuff con el de Ravenclaw? ¿Esos que siempre llaman la atención? —recordó ella—. Los atacaron, Reyna- fueron a buscarlos a su casa y los hicieron explotar. Escaparon por las puras.
—No te compares con esos —Reyna consoló—. Son... criaturas. Y tú no serás algo nuevo solo porque un imbécil del ministerio lo diga. Tú eres una maga-
—¿Y yo no lo soy?
Desde la puerta del baño de mujeres, Yeji miraba a las dos chicas menores con rabia. Reyna y su amiga bajaron sus cabezas enseguida.
—No quise decir eso —se disculpó Reyna.
—Salgan.
A su derecha se encontraba Choi Lia, igual de desinteresada que siempre; a su izquierda, Nadine Delagé, sin saber qué comentar respecto a la situación. Yeji se precipitó hacia uno de los lavabos para apoyar sus manos en los costados y, con terror, lanzar un sollozo.
—¿Qué mierda? —lloriqueó ella, e intentó tapar su boca con su mano temblorosa—. ¿No me merezco derechos? ¿Qué mierda?
—Al menos tus abuelos ya están lejos de esto —reconoció Lia, quien, sin ápice de empatía, se lavó sus manos en el lavabo junto a Yeji—. Y tu mamá hizo mucho por la salud. No la tocarán.
—Eso no lo sabes.
—Lo más cogegto de esto, paga tu familia, segía migag de aquí —admitió Nadine al sobar la espalda de Yeji—. No podgan seg nada acá sin temeg.
—Hay que eliminar a DeLuca —sentenció Yeji, como si fuese el argumento más lógico en su cabeza—. No hay forma en la que él pueda...
—De nada sirve si ya intentaron hacerlo —le recordó Lia—. Otro intento más y adiós Resistencia. Ese grupo de terroristas debería de tener mejores estrategias si es que quieren ayudar a alguien.
—Hacen lo que pueden.
—¿Apoyas a los terroristas?
—¿Terroristas llamas a los que intentan hacer algo, mientras que DeLuca hace nuevas leyes para mantenerme a raya? —cuestionó Yeji, impresionada.
—DeLuca es un político —obvió Lia, y se apoyó ladinamente en el lavabo—, él puede hacer lo que su trasero quiera porque fue electo. En cambio, todo lo que hagan en contra de él será un acto terrorista. Vamos, Yeji, eres inteligente. Matarlo solo hará que quede como un mártir.
Yeji no lo había considerado en esa postura. Le había escuchado a HyunJin mencionar a MinHo como «el mártir de LiMa», sin embargo, no tomó en cuenta que, desde el inicio del gobierno, DeLuca también fue posicionado socialmente como uno.
La conversación terminó por desviarse en el momento en que un gran bullicio fuera del pasillo llamó la atención a las tres chicas. Salieron para ver qué sucedía, y un gran grupo de alumnos se encontraba rodeando una discusión: un chico de Ravenclaw pareció haber golpeado a una chica de Gryffindor.
—Ah —Lia divisó sobre la cabeza de los alumnos—, es la prefecta de quinto.
—Le golpeó por sangre sucia —alguien murmuró.
—Yo lo vi como un accidente —otro alumno dijo.
—No- yo también lo vi. Fue con intención.
Shin Yuna se sostenía bajo su nariz, nerviosa. La manga blanca de la camisa del uniforme poco a poco se iba tintando de rojo, lo que hizo que el otro chico de Ravenclaw temblase.
—Lo siento —se apresuró en decir él, intentando dar un paso hacia ella—, no fue mi- en serio no pensé que- realmente lo siento-
—¡Aléjate! —chilló otra chica, quien tomó a Yuna del brazo para apartarla del chico—. ¡Bestia! ¡Jodida bestia!
—No porque la ley lo permita significa que estaremos pateando a nacidos de muggles como locos —opinó otra chica de Ravenclaw, dentro del grupo de gente.
—¿La ley? —Yuna se veía desentendida, y miró al chico que la golpeó—. Es-tá bien- vale, tranquilo. Fue un acciden-
—¡No lo fue! —otro gritó—. ¡Lo hizo a propósito! ¡Yo lo vi! ¡La quiso golpear!
—¡¿Qué sucede aquí?!
JeongIn rugió ante el altercado, y con furia caminó. El rumor del golpe de Yuna voló tan rápido de que algún maestro apenas logró ser notificado por uno de los cuadros parlanchines cuando JeongIn ya había ido hacia el muchacho de Ravenclaw para propinarle un gran puñetazo en la cara.
—¡No, imbécil! —chilló Yuna, atajando a JeongIn enseguida antes de que le diera un segundo golpe.
Otro chico de Ravenclaw- amigo del primero, apareció enseguida frente a él con su varita alzada. Yuna se las arregló para colocar a JeongIn en su espalda.
—¡Golpea de nuevo, sangre sucia! —desafió—, ¡veamos si sigues estudiando después de este año!
—¡¿Quieres probarlo?! —gritó JeongIn.
—¡Basta, idiota! —insistió Yuna, aun jalando a JeongIn para que se separara de la pelea.
El profesor Flitwick intervino al instante, y la mayoría de la pelea quedó castigado. Derivaron a Yuna hacia Madame Pomfrey para que viera su nariz, y Yeji notó enseguida de cómo poco a poco las cosas que volverían un poco más difíciles de lo que ya estaba antes.
Para cuando Yuna fue liberada de la enfermería, JeongIn se encontraba en los mismos pilares de la mañana.
—¿Cómo está tu nariz? —preguntó JeongIn.
Yuna bufó por su boca, cansada. —Bien- Madame Poppy es una genia con la magia.
—Es la gracia de los magos.
—¿Dejaste de jugar al alfa, o aun no te posicionas como líder?
—Te golpeó-
—Y fue un accidente. Que todos lo hayan tomado como un crimen de odio por nerviosismo es ridículo —discutió Yuna.
Aunque ella no negaría el cansancio, por ende, en el pilar contrario de donde JeongIn estaba ubicado, se terminó por sentar. Las mangas y parte de su blusa se encontraba con la sangre de la hemorragia, y su falda no la ayudaba a apaciguar el fresco de la tarde.
JeongIn mantuvo sus ojos en ella de manera indiscriminada, sin importar la timidez que pudiese recorrer en él a causa de todo lo que pasó en las últimas semanas.
—¿No te fue a ver el idiota tuyo? —preguntó JeongIn.
Yuna volvió a bufar. —No. Karkarov lo tenía en entrenamiento de armas- porque él, como el buen hombre que es, practica con espadas.
—Yuna, somos muggles con magia. Que un hombre entrene con espadas es o porque es terrorista, o un jodido nerd.
—Él no tiene familiares muggles, y no me ha hablado de cosas nerds —reconoció ella—, aunque le gusta una saga de libros que un brujo escribió- de ahí le gustan las espadas.
—¿Las espadas?
—Dice que la técnica lo obsesiona- el como manejarla y esas cosas.
—Yuna, si a él le gusta el manejo de espada, no es tan hetero como lo deseas.
—¿Por qué lo...? —Ella se replanteó lo dicho por JeongIn, y sus mejillas se sonrojaron. —Ah- mierda. Un gay del clóset.
—Gay del clóset —repitió JeongIn.
Ambos se quedaron callados por un largo instante, y Yuna no pudo evitar sentirse tímida.
—No me mires —pidió ella, a su vez que se tocaba su nariz—. Madame Poppy me dijo que me iría la hinchazón en un par de horas.
Por un instante, para JeongIn, las palabras de MinHo calaron en su cabeza con tanta fuerza que sintió que todo estaba en la posición correcta. Dio un par de pasos hacia adelante y se hincó frente a Yuna, lo que hizo que ella encogiera sus piernas mientras no se atrevía a apartar sus ojos de JeongIn.
—¿Vas a besarme? —preguntó Yuna, leyendo los movimientos de JeongIn como si hubiese sido su mejor amiga en los últimos cinco años.
—¿Lo preguntas porque quieres? —consultó JeongIn, inseguro.
Yuna volvió a tocarse su nariz. —Aún me duele...
En la mente de JeongIn, aquello funcionó como una excusa. Antes de que se pudiera arrepentir, Yuna terminó por agregar:
—..., así que, bésame lento.
JeongIn se maldijo por su cobardía, aunque muy en el fondo quisiera consolar su reputación solo porque fue quien dio el primer paso en su momento. Dobló su cabeza lo suficiente como para que su nariz no tocara la de Yuna y, con lentitud, la besó en los labios.
El nerviosismo de pasarla a llevar hizo de que se separara casi al instante, en el preciso momento de notar cómo las manos de Yuna se congelaron en el aire al tener la intención de querer agarrarlo de la cara. JeongIn catalogó eso como una manifestación del inconsciente de Yuna, y eso le pareció ser suficiente.
Algo debía de ser suficiente.
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Las tres velas flotantes sobre la mesa de estudio poco a poco se fueron apagando ante la poca atención que se les dio desde el momento en que se encendieron. La cerca caía sobre las revistas muggles de bodas, lo que hizo a MinJu bufar de cansancio.
—No quiero que se arruinen. Son prestadas —MinJu tomó las revistas e intentó sacar los rastros de cera de las portadas.
MinHo soltó su pluma y comenzó a sacudir su mano, mientras que Chan se levantaba de la silla y elongaba un poco. Era cerca de las ocho, y los tres podrían afirmar que cumplieron su cuota anual de estudio tras estar encerrado trece horas en la biblioteca.
—¿Cuánto te falta de la redacción? —Chan le preguntó a MinHo, a su vez que se hacía tronar su espalda.
—Poco para acabar con el estado del arte —contestó MinHo—, ¿cómo vas con el marco teórico?
—Creo que lo terminé.
—¿Crees?
El profesor Flitwick, en parte de su delirio, les había ordenado hacer una discusión entorno del uso de la magia como uso de facilitador de vida o de necesidades; MinHo había tenido que pedir permiso con la maestra de Runas Antiguas para poder faltar ese lunes para poder terminar con su redacción.
A la par, lo que podían considerar descansos del trabajo en grupo, también colaboraban con la organización de la boda de MinJu. Ella, sin mucho interés de querer aplazarlo, terminó por consumar la celebración el catorce de abril, aquel viernes del receso de primavera.
Para cuando MinJu terminó de sacar la cera de las revistas, comprobó que la tinta de su pergamino estuviese seca.
—Aquí está la otra parte del estado del arte —estiró el pergamino hacia MinHo.
Chan también entregó su parte, y MinHo ordenó los pergaminos para notar que eran extensos como la altura del profesor Flitwick.
—Supongo que es suficiente —dijo MinHo—, ¿hasta qué hora tenemos?
—Media noche —contestó Chan.
—Bien, supongo que trabajaremos con la conclusión y...
No había gente en la biblioteca, por ende, el sonido de las zapatillas gastadas de JiSung resonaron por todas partes. La luz tenue de las velas lo mostraron hacer equilibrio con varios platos de comida, tan concentrado que ni siquiera notó que había llegado a la mesa.
—Ayuda —pidió.
Chan lo auxilió enseguida, y esparció los platos de comida sobre la mesa con un fuerte ruido en su estómago.
—Es una mezcla muy rara —notó MinJu, al ver la gran cantidad de carne y pollo que había en los platos junto con postres de chocolates—, ¿quién come tan-
—Oh, ya me moría —gimió MinHo, antes de tomar un plato de costillas para comenzar a chuparlas cada una.
A MinJu le fue imposible no soltar una arcada de eso. —Dios- eres un animal asqueroso.
—Jódete —gruñó MinHo con la boca llena.
—¿Han estado acá todo el día? —JiSung preguntó a Chan—, o sea, ¿no han salido de acá? No los he visto.
—Flitwick nos mandó a hacer un ensayo extenso, y hemos estado todo el día en eso —respondió Chan—, bueno- en eso y organizando una boda.
—Cool, ¿de quién?
—Mía —contestó MinJu, orgullosa, mientras mostraba el anillo en su dedo.
—Ah..., sí, el anillo robado.
MinJu bajó con decepción su mano, y tomó un plato con pollo y verduras para cenar.
A pesar de que parte de los sentidos de MinHo estuviesen concentrados en la comida, sintió el olor a nerviosismo de JiSung. Su cabello estaba en el rubio que decidió tener, sin manifestación de que algo lo perturbase como para ser manifestado- lo cual, característico de él, lo perturbaba.
—¿Qué pasó? —preguntó MinHo.
Finalmente, el cabello de JiSung tornó un rubio cenizo.
Luego de la explicación del día- tanto de las nuevas leyes para las criaturas, los conflictos en la escuela y el discurso de Dumbledore, los tres alumnos de séptimo tuvieron que tomarse un momento para poder procesar la gran cantidad de información. Incluso JiSung se había cansado de hablar.
—Ha sido... difícil —admitió JiSung—, yo- no sé qué dirán los de la Compañía, pero esto no está contemplado-
—Fue lo que te dije —repuso Chan—, esto prontamente se irá de las manos. Terminaremos en una guerra civil.
—Audaz de tu parte decir que ya no estamos en una —dijo MinJu.
—No. Estamos en una dictadura- y ninguno de nosotros sabe lo que está pasando en Londres o en otra parte de Reino Unido —Chan desvió su mirada hacia JiSung, para manifestar su seriedad—. No sabemos qué pasa sin estar en contacto con alguien de allá. Estamos incomunicados si es que no pasamos por Dumbledore.
MinHo supo que no, pero no quería ser él el que propusiera la idea.
—No lo estamos —dijo JiSung—, tenemos a Erick.
Antes de poder hacer algo, MinHo y MinJu tuvieron que responder a sus responsabilidades de Premios Anuales. La profesora McGonagall llamó la atención e informó todos los aconteceres del día, pidiendo que los prefectos reforzaran sus rondas y sus represalias a los demás estudiantes junto con la responsabilidad por la cual fueron seleccionados. MinHo ni siquiera se sorprendió que McGonagall aludiera el comportamiento de JeongIn, recriminándolo por su actuar impulsivo de las últimas semanas.
—Si él sigue con ese comportamiento, tendremos que sacarlo de la prefectura —informó ella.
Los estudiantes estaban confundidos, lo que generaba mayor actividad violenta. MinHo lo culpaba a la primavera y al nuevo ánimo, de recibir melanina por el sol lo que generaba que sus sentimientos y actuares fuesen impulsivos y en son de un bien común imaginario.
—El profesor Cohan informó que en su clase hubo un altercado —continuó diciendo McGonagall—, y creo que pueden adivinar quien pudo haber sido.
«Obvio». A MinHo ni siquiera le sorprendía.
Pasada de la medianoche, luego de dejar su ensayo con el profesor Flitwick, a MinJu se le presentó forzosamente la Sala de Menesteres cuando fue junto a Chan, MinHo, JiSung y sus tres amigos.
—¿Por qué están acá? —MinJu le preguntó a MinHo sobre los otros tres.
—No se pueden separar —lamentó MinHo.
—Bien —SeungMin miró al grupo—, ¿hay un plan de acción ante esto? Es decir, ¿por qué nos reunimos?
—Ustedes no fueron invitados —les dijo Chan.
—Falacias —contestaron los tres idiotas.
—A veces Erick se demora en contestar —informó JiSung, mientras desenvolvía el espejo con la bandera de Gales—. Hace..., cosas.
—¿Quién es Erick? —preguntó MinJu—. ¿Es de la Compañía? JungWoo no me ha hablado de él.
—Pasa en misiones y esas cosas- regresó hace poco —se explicó JiSung—, y él es..., uhm... —su cabello se tornó de un rosa que manifestaba la vergüenza del color berenjena de sus puntas y mejillas—, él es mi padre.
MinHo tuvo que suprimir una sonrisa ante la declaración de JiSung, e incluso pudo ver cómo los tres idiotas lucían bastante contentos.
—¿Cómo te contactas tú con tu prometido? —Felix le preguntó a MinJu.
—Nos mandamos cartas —respondió ella, soñadora.
Felix tomó la mano de MinJu y comenzó a observarla, solo para cerrarla y regresarla. —Tendrás un matrimonio próspero.
—Yei~
JiSung posicionó el espejo en el centro de una de las mesas libres que la Sala otorgó, y esperaron con paciencia. A medida que los segundos pasaban, MinHo podía notar las uñas de JiSung tornarse en un rubio cenizo junto con un verde, así que, lo tomó de la mano para calmarlo.
No obstante, JiSung se zafó. MinHo se preguntó por qué últimamente él hacía eso cuando estaban en grupo.
Esperaron por un largo tramo de tiempo. JiSung llamó a Erick un par de veces sin dar señal de vida.
—Oh, mierda —soltó JiSung de repente—, ¿cómo carajos él desaparece ahora? ¿Qué no entiende que estamos pasando por una crisis? ¿Es que es imbécil o-
—¿Bichito?
—¡¿Bichito?! —chillaron los otros.
JiSung tapó el espejo enseguida, con su cabello brillando en rosa.
—¿Nunca han escuchado un apodo, huérfanos de mierda? —atacó JiSung enseguida.
Para cuando se destapó el espejo, todos se aglutinaron para poder ver mejor a Erick al otro lado, donde, con su cabello hasta los hombros y colorido, sonrió abiertamente para mostrar sus dientes de oro.
—Hola —saludó Erick, cariñoso—. ¿Esos son tus amigos?
—¿Qué demonios está pasando, hombre? —JiSung fue directo al grano—. ¿Qué sucede en Londres? ¿Qué onda con la Compañía? —MinJu le susurró algo—. ¿La boda se puede llevar a cabo?
—Ah- ¿ahí está la mocosa del matrimonio? —Erick asomó su rostro, y MinJu le saludó—. ¿No sabes cuán anticlimática eres?
—Sí, lo soy —contestó ella a gusto.
—¿Y no es mucha gente aquí? —La vista que Erick tenía daba lo suficiente como para ver un par de rostros, hasta reconocer a HyunJin. —¡Ah! ¡Hijo de SaeJah! Te vi enfermo la última vez que fui a la escuela.
—E- ¿estuviste ahí? —preguntó HyunJin, débil.
—Sí, y... —la sonrisa burlesca se ensanchó al notar a MinHo—, ahí está mi yerno.
—¿Por qué es tan difícil hablar con él? —MinHo le preguntó a JiSung.
—Ni yo sé por qué.
SeungMin y Felix le quitaron el espejo a JiSung.
—¡Hola! —saludó Felix—, yo soy Felix Lee.
—Y yo SeungMin Kim.
—Amigos de la infancia de JiSung.
—Nosotros lo terminamos de criar por usted.
—Un placer.
Finalmente, Chan terminó por quitarle el espejo a los dos chicos.
—Señor Erick, lamento ser así de impertinente, pero necesitamos saber por parte de la Compañía qué es lo que procede ahora —informó Chan—. Me comunicaron que Dumbledore mencionó durante el desayuno que Hogwarts no se apegará a las cláusula que DeLuca promulgó hoy, pero los estudiantes están caóticos. Sabemos que ni Dumbledore ni McGonagall podrán regular políticamente eso más allá de lo que la propia normativa escolar diga, sin embargo, y con antecedentes, las probabilidades de que las cosas se salgan de control...
—¿Y esperan que yo les de una misión? ¿Quieren fingir ser Los Vengadores en Hogwarts? —discutió Erick—. Deben trabajar con los premios anuales y los prefectos.
—Nosotros lo somos —informó MinJu, apuntándose a ella y a MinHo.
—Necesitan tener una coalición activa entre prefectos por el mero hecho de la legitimidad escolar —explicó—. Fuera de eso- no se puede hacer mucho, aunque con eso ya es demasiado. Moody no ha informado nada de lo que ha querido o no hacer- hasta el momento dice que sigamos las normas hasta que se pueda planear algo.
—¿Seguirlas? —intervino JiSung—, ¿acaso quiere que nos-
—No. Seguirlos de informa inteligente, bichito. Hasta el momento, todos ustedes están protegidos porque están en la escuela- no obstante, no me sorprendería si deciden acudir al matrimonio de la señorita presente. Si ese es el caso, ya saben dónde tendrán que quedarse.
JiSung se miró con sus amigos, sin entender.
—¿En dónde?
—En el Refugio, mi bicho —sonrió—, el que conoces muy bien.
Por su parte, un baño de memorias volvió a rociar a JiSung como un desastre, y su corazón se vio un poco atascado por la manera tan natural que Erick tuvo de decirlo. De a poco se esbozó una sonrisa en sus labios, casi como si fuese la rememoración de su hogar.
—¿Entonces? —Chan cortó el momento—, ¿qué hacemos, señor?
—Hasta que los altos mandos no hagan algo, mantengan el orden en la escuela.
—¿Y ustedes harán algo? —HyunJin se asomó por el hombro de Chan—, es decir- por su propia cuenta, como lo que hicieron por el cambio de mando.
—HyunSan te tuvo que haber contado, ¿eh?
MinHo se asomó. —Yo estuve ahí.
—Yerno, no hagas cosas de adultos.
JiSung no supo por qué HyunJin, SeungMin y Felix compartieron un fuerte cabezazo.
—Gracias por la aclaración, señor Erick —Chan retomó la conversación—, aunque sí me gustaría estar al pendiente de lo que la Compañía hará fuera de Hogwarts.
—Son cosas que no tienen que preocuparse, así que-
—Señor Erick, lo digo con respeto, pero no estamos en tiempo de que nos traten como infantes solo porque estamos en la escuela —retomó Chan con una seriedad que hizo a todos sentirse ligeramente intimidados—. Tendremos que estar en el Refugio todos nosotros por la boda, y considero pertinente que estemos informados con las cosas que suceden porque será una semana donde las probabilidades de ver heridos son altas. Además, aunque no lo crean, las cosas que suceden afuera ocurren proporcionalmente adentro. Merecemos saber lo que harán.
Se esperó a que Erick cambiase su semblante a uno más pertinente que reaccionara o correspondiera a la convicción de Chan, no obstante, él solo mantuvo su rostro divertido.
—Es divertido como a los diecisiete somos invencibles, ¿eh?
—Demasiado —correspondió, enrabiado.
—Informaré por JiSung lo primero que sepa, pero hasta el momento, todos estamos en el Refugio —explicó Erick—. Se intenta ver cuáles son las ventajas y desventajas de asesinar a DeLuca, y el proceso político que se hará después. No podemos volver a fallar con un magnicidio- la gente ya no quiere a la resistencia. Lo mejor que podemos hacer ahora es ver cómo avanzan las cosas y proteger a los desvalidos. ¿Te parece suficiente, hijo?
—Sí. Gracias, señor.
—Está bien. JiSung- hijo, dale un beso a papá-
JiSung terminó por cortar la comunicación golpeando el espejo contra la mesa, para poder envolver sin alzarlo con el papel café de regalo.
—Él es una entidad extraña —prometió JiSung, con su cabello aun rosa.
—Bien- yo me largo. Mina me espera en la sala común —informó HyunJin, antes de irse lo más parecido a levitar de la Sala de Menesteres.
—Él actúa como si no fuéramos al mismo lado —mencionó Felix con asombro.
Para cuando el grupo salió de la Sala de Menesteres, MinJu habló de la impresión que le causaba ese tipo de sala, y los chicos tuvieron que mencionarle cómo era de "exclusividad de ellos" y que nadie más podía usarla sin su consentimiento.
—Eso es estúpido- esto es un Castillo- es de todos —discutió MinJu.
Sin embargo, MinHo tomó a JiSung de la muñeca para quedarse un poco atrás del resto.
—¿Sucede algo? —preguntó JiSung, con una mirada rápida hacia los demás. Todos le daban la espalda.
—¿Por qué hiciste eso?
—¿Qué cosa?
—Apartarme. ¿Por qué me apartaste? No es la primera vez que lo haces —dijo, extrañado.
«Ah- mierda. Piensa en algo rápido».
—Porque- ay —JiSung escondió deliberadamente un mechón de su cabello detrás de su oreja—, me gusta el contacto en privado.
—Y una mierda- con los chicos eres una lapa arriba mío.
—Bueno, creo que deberíamos empezar a estar así —repuso.
MinHo lo miró fijamente por cinco segundos completos, sin pestañear. Fue suficiente para que el asco bajara por la garganta de JiSung y saltara arriba de su novio para abrazarlo por el cuello.
—¡Okey! ¡Es mentira! —admitió JiSung, y le plantó un beso en la frente a MinHo.
—No- ya me dijiste que no me quieres tocar. Suéltame —MinHo intentó apartarse de él desde su cintura.
—¡No, no! ¡Es mentira! ¡No me empujes!
Entre forcejeos, JiSung terminó por acorralarse a él mismo con el cuerpo de MinHo en la pared, aun con sus brazos alrededor del cuello de él mientras le daba una brillante sonrisa. MinHo, cansado, solo pudo apoyarse en el muro sin intenciones de querer tocar a JiSung.
—¿Y me dirás por qué me apartas? —insistió MinHo.
—Solo es una manía- ni siquiera lo hago porque no quiera tocarte —se excusó JiSung.
«¿Cómo te digo que no quiero hacer sentir mal a Chan con tu afecto?»
JiSung sabía que no podía hacerse responsable por las cosas que a Chan le dolía de manera indirecta- en especial por efectos que ni siquiera eran explícitos. No obstante, alguien tan románticamente empático como JiSung podía ponerse en sus zapatos y, de si veía al chico que le gustaba con su pareja siendo afectivos, le dolería un poco.
JiSung no quería que a Chan le doliera cosas que él perfectamente podía evitar.
Ante la excusa, MinHo miró con cautela a JiSung, denotando la mentira sin querer indagar en eso.
—Sabes que no te creo —dijo MinHo.
—Y tú sabes que no te diré nada hasta cuando sea necesario —contestó JiSung bajo su misma sonrisa coqueta—. ¿Eh? ¿No hay beso para mí?
—No me dan ganas.
—MinHo~ —rogó JiSung—. MinHo- mi amor. ¿Sabes que HyunJin llama siempre a Mina «mi amor»? Es consecutivo: «Mina, mi amor». Yo podría decirte lo mismo: «MinHo, mi amor». «MinHo, mi cielo».
—¿Detuviste tus apodos cursis?
JiSung sonrió abiertamente, antes de que MinHo finalmente cediera y se dejara atraer por él.
—Vamos, MinHo. Ámame.
Que esa era la única forma que tenían para olvidarse del mundo un momento.
[1] el seunglix me tuvo escuchando You're losing me de Taylor Swift cuando no puedo encontrar más que insufrible esa canción dios mío odio esta historia (mentira)
[2] bien, puede que estén confundidos con mis actualizaciones por ser tan seguidas- o tal vez yo lo estoy porque ni siquiera sé qué día es, pero como estoy de vacaciones, intento avanzar lo que más puedo en la historia. Mi meta es terminarla antes de que comience con mi segundo semestre, no obstante, por lo que veo, creo que no alcanzaré, así que intento avanzar con la historia- lo que hace mis actualizaciones desordenadas, pero, no se preocupen, luego nos organizaremos otra vez
¡Muchas gracias por leer! Les amo mucho.
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