Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

41. El Gran Duelo, parte 1

Guía de colores de Han JiSung:

Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado.

Capítulo 41

El gran duelo, parte 1

Era la transición de la sed de sangre al querer arrancar la garganta a todas las personas de LiMa que se encontraban el domingo en la noche, a la transición de vulnerabilidad del miércoles en la mañana- en la cama de la enfermería, con JiSung terminando de estudiar a su lado, piernas sobre el torso de MinHo, incapacitado de despegarse de su cuerpo.

Los cambios eran algo que MinHo ya no los podía sostener en sus manos, en especial cuando poco a poco los EXTASIS se acercaban.

A diferencia de los otros días; de las otras reuniones; MinHo sintió un cambio ponderoso en el ambiente ante la imposición política dentro del Ministerio de Magia. Él no sabía cómo explicarlo, o si solo lo percibía como parte de su olfato mágico, pero las ansias y la magia atacante era tan deseosa que incluso él se sentía sofocado- atrofiado, e incluso excitado ante la expectación que había en el ambiente.

Sin embargo, la gran pregunta se centraba en el elefante dentro de la habitación:

¿De qué eran expectantes?

MinHo había intentado indagar en lo que podría ser. Habló e incluso fue capaz de reír con DeLuca sobre las contingencias sociales y de cómo las actitudes de la Compañía ante los fomentos de migración no eran más que planes absurdos sin sustento de seguridad de trasfondo (cosa que preocupó a MinHo).

Hablaron también del uso de la política pública mágica como uso de regulación, y lo inherentemente estúpido que era el realizar limitaciones a aquellos magos que tenían como parte de su naturaleza hacer magia.

No obstante, cuando se tocó el tema de las criaturas mágicas, MinHo podía sentir el fierro caliente en su espalda como ataque de su abuelo al ser tan hipócrita como para odiar a las criaturas mágicas.

—Se tendrá un control regulador de natalidad —había comentado DeLuca esa noche, que dejó a MinHo obsesionado con cada palabra—, ya sabes a lo que me refiero, castración. Es la mejor forma de impedir la reproducción.

—Una movida inteligente y aun así arriesgada —contestó MinHo, con sus pensamientos dirigidos a HyunJin y a Yeji—, ¿cómo tendrá esa regulación, por ejemplo, en menores de edad? ¿O en aquellas criaturas que son interdictos?

—Un estatuto —dijo—, uno que regularice y genere un marco legal ante la construcción de personas —DeLuca soltó una risa antes de esbozar su copa—, es decir- ¿qué mejor forma de generar una regulación sin un marco legal de por medio?

—¿A qué se refiere?

—«Mago» —definió, como idea espontánea—: «todo ser humano nacido con capacidades mágicas expresada en los primeros tres años de vida, nacido de familia mágica o con algún miembro con vida siendo mago».

—¿Dejará afuera a los hijos de muggles? —ocurrió MinHo.

DeLuca hizo una mueca ante eso. —No quiero dejarlos afuera- ya estamos en contacto con el Primer Ministro del Mundo Muggle para poder también generar cláusulas con ellos, pero el concepto de «mago» es muy grande para ellos. No lo son, propiamente tal- sin embargo, también lo son.

—Un muggle con magia —consideró, recordando también a cómo a veces los chicos se referían a Mina.

MinHo recordó la presión en el estómago al ver la mirada brillante de DeLuca para cuando le dio la idea. Le hizo sentir culpable, como si él mismo fuese parte del desastre político que DeLuca estaba sembrando a los pies de ellos.

Ante la consideración, DeLuca asintió. — «Muggle con magia» —definió—, «nacido de familia muggle, sin gen mágico en las últimas cuatro generaciones, cumple con los requisitos para entrar a una escuela de magia» —terminó por divagar.

MinHo había asentido ante eso, con una sonrisa ladina.

—Parece suficiente.

—«Criaturas» —continuó—, «entidades animalísticos, con rasgos diferidos de la composición humana. El primer criterio es responder a una emanación mágica independiente de la composición del mago- o, en otras palabras, elaborar una habilidad que se aleja de los parámetros del mago y que puede ser explicado de mejor manera como un animal».

—Gente del agua, veelas, metamorfomagos, duendes, elfos... —enumeró MinHo—, licántropos-

—Licántropos son otra cosa muy distinta —renegó DeLuca—, ellos necesitan su definición propiamente tal. Ninguno nace siendo hombre lobo- son consecuencias del contexto. Su trato debe ser totalmente diferente.

—He leído que los encierran en el Ministerio. Estuve trabajando ahí, pero no logré divisar dónde...

—Lugares secretos- para que los trabajadores nocturnos no solo no estén en peligro, sino también para que no oigan las atrocidades que los competen —opinó—. Dime, MinHo, ¿alguna vez has visto la transformación de un hombre lobo en luna llena?

No, fuera de la experiencia propia.

En su charla con DeLuca, y en la presencia de su abuelo Omerus en alguna mesa, MinHo había olvidado el cómo las consecuencias del contexto lo formaron a ser quien era. Se liberó del peso con los chicos hablando sobre su licantropía, pero eso no le quitaba toda la veracidad a su origen: a la venganza que él tuvo que ser.

Su licantropía no nació del accidente al toparse con un hombre lobo. Nació con intenciones de querer hacer daño a su abuelo.

Y, desde la sorpresa inigualable, la venganza fue incompetente.

Después de esa charla, MinHo había informado todo lo que conversó a Dumbledore. Él mencionó que la Compañía se haría cargo de la carga confidencial y vínculo que había formado con DeLuca, pero MinHo no consideraba que fuese lo suficientemente efectivo o eficiente como para poder realizar algo. En su preocupación, incluso las palabras de MinHo se deslizaron por su lengua:

—¿He hecho algo suficiente para la causa?

—Más que suficiente —contestó Dumbledore bajo el mismo temple—, en estas circunstancias, los pequeños aportes hacen grandes cosas.

—O sea que hago un pequeño aporte-

—Haces lo suficiente que se te puede permitir, MinHo.

Esas palabras no le habían hecho bien, y mucho menos lo habían animado. Su consciencia de que la gran Hana sabía de su presencia dentro de la Compañía era lo que lo mantenía limitado; aunque le gustaría culpar el hecho de que querían mantenerlo a raya, también entraba en su cabeza la posibilidad de que él no era lo suficientemente bueno como para hacer algo por su cuenta.

De todas formas, ¿qué haría él? ¿Matar a DeLuca por la espalda? ¿Delatar la posición de la Compañía solo para acelerar la guerra?

¿Qué más podía hacer él?

Entonces, para cuando despertó la mañana del 8 de marzo, luego de una pasiva luna llena, se preguntó cuán justo era todo lo que él había pasado, y qué tanto había valido la pena todo su sacrificio solo para quedar como un pequeño colaborador de la causa.

Él era un mártir para LiMa, pero solo un instrumento para la Compañía.

—Oh, despertaste.

MinHo se urgió para incorporarse. Su cuerpo dolía menos- comparado a cuando pasaba un largo tramo sin hacer ejercicio; un ardor de músculos con el cual podía lidiar. Al sentarse, JiSung le acomodó la almohada para que el fierro del respaldo no lo molestara.

—¿Qué estudias? —preguntó MinHo.

—Transformaciones —respondió, y mostró un pergamino arrugado—. Aunque McGonagall me ponga Extraordinario en todas mis habilidades prácticas, fallo en las teóricas. Incluso caí en el grupo que deben render un examen recuperativo para poder reemplazar la calificación del último examen- me ha ido muy mal.

—Creí que con el Torneo serían más flexibles —comentó MinHo.

Meh, supongo que eso se verá solo si es que lo gano —dijo, agravando la voz dramáticamente para generar efecto de suspenso—. Como sea- te portaste bien anoche, perrito. Pareciera que el peso de tus problemas se aligera cada vez que los hablas.

MinHo esbozó una sonrisa ante eso, aunque no la sintiera genuina. No había grieta en su cuerpo que pudiese brotar sangre, y aun así se sentía fatigado.

Sin embargo, antes de agregar algo más a JiSung, la enfermería fue irrumpida ruidosamente.

—... Pero si realizamos ese tipo de encantamiento, las Merodeadoras explotarán cada vez que se les de la gana.

—Solo es una forma de poder hacer una precaución más correspondiente. No todos se saben los encantamientos para hacer agua.

—¡No necesitamos que sea más caótico, HyunJin!

MinHo tuvo que cerrar los ojos ante la gran bulla, y contó los segundos para que la pesadilla pasara. No obstante, no lo hizo- en especial porque Felix se recostó a los pies de la cama de MinHo mientras comía una rana de chocolate, HyunJin se sentaba junto a MinHo y SeungMin atraía una silla a la camilla para lanzar con brusquedad un gran pergamino tachado y trazado por todas partes.

—Tenemos que innovar —dijo HyunJin—, el idiota de Kevin nos lleva la clientela con sus cigarros interminables- ¡Diez galeones! ¡¿Cómo alguien gasta por sus cigarros interminables diez galeones?!

—Son mercados distintos. La gente que le interesa las Merodeadoras también puede gastar en cigarros interminables —repuso Felix.

—No, porque los cigarros son una señal de madurez. ¿Quién va a querer estúpidas pelotitas que hacen magia si pueden ser maduros, fumar en las ventanas y fingir ser adultos? —argumentó con frustración.

MinHo miró a JiSung para corroborar si él también era consciente de las estupideces que los chicos estaban diciendo, pero JiSung estaba más preocupado en la recuperativa de su examen.

¿En qué momento pasó a eso? Apenas y hace un año les dirigía la palabra a los otros tres idiotas. ¿Cómo es que ahora le están haciendo compañía, después de una luna llena?

Felix, al notar la mirada sofocada de MinHo, le tendió la mitad de una rana de chocolate.

—¿Quieres? —ofreció.

Y MinHo, quien no parecía querer refutar más, asintió.

Era extraña esa sensación porque él nunca sintió la necesidad de compañía. Una cosa era JiSung, quien parecía estar por defecto pegado a su lado aun cuando tenía una vida independiente de la de él (y de la que MinHo desinteresadamente respetaba).

No obstante, ese instante era raro: tres chicos más alrededor de él, viéndolo más como el animalístico novio de su mejor amigo, centro de reuniones y mediador de peleas, a que un peligro potencial.

MinHo era un peligro, ¿por qué pareciera que nadie lo notaba?

Peor aún:

¿Por qué a nadie le importaba?

—Necesitamos una nueva estrategia de marketing —discutió SeungMin—. Algo que llame la atención de los demás chicos. Algo que beneficie.

—La venta ilegal suena demasiado sexy —opinó MinHo.

—Ya tenemos venta ilegal. Necesitamos algo más nuevo —repuso HyunJin—. Felix, opciones.

Felix, con la boca llena de chocolate, se encogió de hombros.

—¿Y si generamos bolitas con otras funciones? —propuso JiSung.

—¡¿Otras funciones?! —SeungMin lo miró con horror—. ¡¿Estás mal de la cabeza?!

—¿Por qué no?

—¡¿Quién es el que se encarga de hacer las jodidas bolas?! —Hubo silencio. —¡Exacto! ¡Yo! ¡No crean que soy tan fantástico como para poder direccionar a la naturaleza misma actuar bajo las condiciones humanas!

—Eso sonó más complicado de lo que debería —notó HyunJin—. No entendí.

SeungMin, frustrado, pasó una mano por su cabello castaño como si fuese una forma de saciar sus sentimientos. —Estoy rodeado de incompetentes.

Los chicos continuaron sobre MinHo intentando resolver la desdicha de su pequeño mercado casi la mayor parte de la mañana. Madame Pomfrey tuvo que intervenir en dos ocasiones distintas por la gran cantidad de bulla que emitían, e intentó echarlos para la hora de almuerzo- totalmente incomprendida por la gran cantidad de atención que había alrededor de MinHo.

Cuando ella se fijó en MinHo, él solo pudo encogerse de hombros.

Cerca de las dos, cuando JiSung se rindió con el estudio teórico y Felix sacó las cartas para jugar snaps explosivos, Chan ingresó con un periódico bajo su brazo.

—Tengo tres noticias —informó Chan.

—Buenos días —replicaron los otro cuatro idiotas, amargados. Chan los pasó por alto.

—El primero —Chan hizo una mueca—: ¿qué mierda con MinJu? La gente de la Compañía se queja por su insistencia- y ella ni siquiera está allá.

—Es muy obstinada —opinó MinHo.

—Segundo: ya liberaron las inscripciones para el Gran Duelo de Cohan —contó, y miró detenidamente a los otros cuatro idiotas—, hay una serie de reglas que luce más como un fomento a la violencia. Durmstrang y Beauxbatons se quejan de no poder participar también.

—Siempre pueden someterse a un duelo en el pasillo —consideró HyunJin.

—Y tercero. —Fuera de los atisbos de buen humor que Chan presentó antes, lanzó un periódico a las piernas de MinHo: el Daily Mail. Periódico popular del Reino Unido donde, destacado en rojo, el papelón junto con un nuevo hombre en la fotografía llamó a todos la atención. —Primer Ministro Muggle reemplazado por otro hombre- coincidentemente conocido.

MinHo tomó enseguida el periódico, y su mirada quedó parcialmente encandilada ante la fotografía congelada del Señor Harrington.

—Puta mierda —insultó MinHo con sorpresa—, ¿este viejo?

—¿Quién es ese viejo? —preguntó HyunJin.

—Subsecretario de la secretaría del Ministerio de Magia de la ministra Anderson, del gobierno anterior —informó MinHo, sin poder creérselo—. No sabía que era del partido de DeLuca.

—Lo sabíamos —repuso JiSung—, es decir- ¿no fue él al que intentamos seguir...?

—¿Cuándo lo intentaron seguir? —consultó SeungMin.

—Cuando salimos para las vacaciones —contestó con rapidez—, nos lo topamos en un callejón y lo seguimos, pero lo perdimos en un burdel.

—¿En un burdel?

Y si MinHo hacía memoria, algo raro llevaba él esa noche de verano.

—Llevaba un maletín —recordó—. Esa mañana, el señor Michigan (mi jefe) me mandó a dejarle un maletín al señor Harrington, esa noche él la seguía llevando. Se perdió cuando entró al burdel muggle. —Con epifanía, apuntó a JiSung. —¡Te dije que debíamos de seguirlo!

—¡Entró a un burdel, MinHo! ¡¿Qué íbamos a hacer nosotros ahí?!

—¡Porque ahí fue el cierre de campaña de los de LiMa!

Los chicos quedaron callados antes de decir un ligero «iugh» en conjunto.

—¿Y qué tenía ese maletín? —preguntó Felix, también de ansioso.

—No lo sabemos- y no creo que lo sepamos nunca —admitió MinHo.

—Otro misterio más para nuestras vidas, nice —Chan comentó con sarcasmo.

—Como el lienzo de Slytherin del año pasado —recordó HyunJin—, aún creo que lo hicimos estando borrachos.

—Regresen al punto —ordenó MinHo—. Señor Harrington, partidario de LiMa, es el nuevo Primer Ministro Muggle. Ya estamos en una dictadura.

—¿No es un poco dramático categorizarlo de esa forma? —consideró HyunJin—, hasta el momento, no hemos sabido qué es lo que ha pasado en las calles de Londres respecto al Mundo Mágico que se pueda considerar una dictadura.

—¿El descenso de la población de Criaturas no te parece suficiente? —interrogó Chan.

—Me refiero- ¿qué es lo que realmente pasa como damnificación? —repitió—. Cuando DeLuca salió electo- un montón de gente bajó por el Leicester Square en forma de protesta. Pedían un reconteo, y sintieron demasiada lástima por nosotros y Yeji cuando nos topamos con ellos. Nunca había visto tanto mago junto en el mundo muggle —contó—, ¿dónde está esa gente que tanto sintió pena por nosotros?, ¿quienes nos abrazaron y lamentaron que hubiese salido electo el gobierno de DeLuca?

—La gente se cambió de bando luego del intento de magnicidio —MinHo explicó como si fuese un acto obvio—. Ya no confiaban en los magos porque no avalaban la violencia que se hacía- la violencia dura, real, no la que los jodidos LiMa ejercen. No les gusta la violencia de la Compañía.

—¿A alguien le gusta la violencia de la Compañía? —murmuró JiSung.

—¿Alguna vez hicieron algo? —cuestionó SeungMin—, solo se dedican a hacer migrar a al gente- y ahora no les servirá de mucho, considerando que si LiMa está en el gobierno muggle...

—Es necesario que la revolución tenga que hacerse con violencia —dispuso Chan, como si aquel acto tuviese que ser comprendido por los demás chicos—, ¿de qué forma creen que se pelean en las guerras? ¿Con flores y palabras lindas?

—Porque obviamente ganaron la última guerra de esa forma —comentó JiSung con acidez.

—JiSung- —intentó atajar Felix, pero Chan se había colocado recto y, de manera desafiante, alzó su barbilla hacia él.

—¿Qué? —dijo—, ¿tienes algún mejor plan?

MinHo intercaló la mirada entre los dos chicos, bastante confundido de cómo la discusión escaló de manera tan rápida, y de sin saber a quién apoyar.

—Demasiados planes- no sé si mejores —consideró JiSung, sarcástico—. La Compañía está utilizando la misma fórmula que utilizó en el encuentro pasado. Si siguen así, solo harán que perdamos la guerra y maten a los suertudos.

—No tienes idea de lo que estás hablando —discutió Chan—. ¿Qué te hace pensar de que tienes una mejor estrategia que ellos? JiSung, ellos estuvieron para la primera guerra.

—No te digo que tengo una mejor estrategia- pero tampoco te digo que exista una "primera" y "segunda" guerra. Esta mierda nunca acabó, solo se cambió de locación. Están repitiendo los mismos patrones de Corea del Sur. A ustedes se les hace más fácil matar gente porque al menos quedan libres de pecado —JiSung dijo con un tono efervescente, listo para pelear.

—Realmente le cambió el acento —MinHo escuchó a HyunJin susurrar.

Chan hizo una mueca, totalmente ofendido. —¿Qué mierda quieres decir con eso?

—Que mientras a gente matan —aludió—, a la de MinHo lo despellejan, a la mía las dejan desolladas, y a las de HyunJin con Yeji prostituyen. La Compañía está liderada por ineptos que no aprenden de sus errores.

—¡No sabes de lo que hablas!

—¡Tú no sabes de lo que hablas! —El cabello de JiSung tornó un rojo furia, y se levantó de la silla mientras arrugaba con su mano sus apuntes teóricos de Transformaciones. —¡Sé quien dirige eso, Chan! ¡Es mi madre! ¡Para de creer que la violencia tiene un fin cuando es obvio que ni siquiera saben manejarla! ¡Y cuando sepas cuán sucio pueden ser ellos, capaces de prostituir veelas o usar a licántropos como armas, te darás cuenta de que tu linda idealización de la causa no es más que una jodida mierda!

—Basta ya —rugió MinHo, finalmente intercediendo. Sin piedad, jaló a JiSung para que tomara asiento a su lado—. ¿Qué se creen? Gritando estas mierdas en la enfermería. ¿Están imbéciles? ¿Quieren pelear? Lárguense de acá y váyanse a la Sala de Menesteres. La estupidez de ambos no hará que joda lo que ahora es una crisis real.

—¡Es este imbécil...!

—¡Esté pedazo de mierda...!

—Todo se fue a la mierda luego del intento de magnicidio porque la gente ya no confía porque les aterra la violencia, pero lamentablemente es lo único que ha hecho a la Compañía mantenerse a flote —repuso MinHo con sus dientes apretados—, la Compañía necesita que LiMa sea violento, porque es la única forma en la que tienen para actuar.

—No les interesó mucho cuando el año pasado atacaron mi casa —farfulló HyunJin con rencor.

—Atacar a DeLuca solo dejó el estigma de que la gente de la Compañía no es más que violenta, y no quieren que le desestabilice el sistema social en el que viven. Quieren que sea pacífico, democrático —aludió, antes de apuntar con su barbilla a HyunJin—. Gente que los abrazó para el día de las elecciones, ahora mantendrán su distancia con ustedes porque puede que sean raros. Mientras la violencia sea legitima, mayor tranquilidad le trae a la población- tanto mágica como muggle.

Decir todo eso generó un profundo cansancio en las costillas a MinHo, lo que le hizo volver a recostarse sobre el respaldo de la cama mientras se sobaba su estómago. Esa no era la forma en la que él esperaba pasar su día después de la luna llena.

JiSung mantenía su cabello rojo, y Chan no le dirigía la mirada. Los otros tres idiotas solo lucían absurdamente incómodos ante el encontrón, o al menos hasta que SeungMin abrió la boca:

—No entiendo —le dijo a MinHo—, ¿de qué lado estás? ¿De que la Compañía debe ejercer violencia, o que todo esto es ridículo?

Y por más que MinHo quisiese creer en la Compañía, en una causa que los defendiera del poder político que se estaba ejerciendo en ese instante en las calles, él no pudo evitar admitir que todo era ridículo.

Chan no se fue, para sorpresa de ellos, pero su aspecto de molestia contagió al instante a JiSung- quien, al parecer no podía soportar estar en el mismo espacio con él en ese instante, se excusó para ir a la biblioteca y seguir con su estudio.

—¿Ninguno de ustedes tienen clases? —MinHo les preguntó a los otros tres idiotas.

—Trelawney enfermó —contó Felix.

—Tuvimos a la primera hora. Solo debemos cumplir con nuestra sesión de estudio —explicó HyunJin, con SeungMin asintiendo a su lado.

—¿A qué se debe todo eso? —Chan terminó por decir, al notar que MinHo lo miraba—, ¿cuándo madurará JiSung?

—Solo tiene otra perspectiva para ver las cosas —lo excusó Felix—. No puedes... juzgarlo porque él no esté interesado en la causa.

—Que no lo esté, lo convierte en una persona egoísta.

—Egoísta mis bolas —discutió HyunJin—, aunque yo sí quiero formar parte de la alianza, entiendo a JiSung que no le tenga ningún tipo de estima. Él vivió toda la mierda. A diferencia de él, yo estoy con la esperanza y el optimismo. —Chan le miró, sin comprender el punto. —Mis padres siguen en esto- creo que es razón suficiente para mí saber que hay algo de luz al final de todo este camino- especialmente si hay una dictadura de por medio porque, sin querer caer en la falacia, que mis padres tienen más experiencia en esto.

JiSung había contado lo que vivió- lo que vio de los demás en sus propios recuerdos. Para HyunJin, escuchar las desaventuras de su madre como enfermera de la guerra y de que continuase siendo una miembro activa explicaba demasiado cuánto era la vocación y la idealización que tenían a la Compañía.

HyunJin no podía rechazarla- al contrario, porque si él quería ser fuerte, debía de formar parte de la resistencia.

—¿De qué hablas? —replicó SeungMin—, no estás en la Compañía porque tu mamá no te deja.

—Bueno, ¿quién da más miedo? ¿Mi madre o DeLuca?

—Tiene un punto...

Al final, los tres idiotas terminaron por largarse de la enfermería para continuar con sus propios deberes del día, dejando así a MinHo y a Chan a solas.

Un silencio pesado se formó ante la ausencia de los otros tres- realizado por defecto, desde el punto de vista de MinHo, ya que por naturaleza, SeungMin, HyunJin, Felix y JiSung eran demasiados ruidosos. No obstante, la incomodidad de Chan era tan palpable que MinHo podía oler la inseguridad de sus propias convicciones.

—¿Por qué te molesta lo que él piense? —consultó MinHo.

Chan le miró, ofuscado. —Porque está erróneo.

—Sí, ¿y? —MinHo se encogió de hombros—, tú ves la causa de una forma, y él de otra. Todos aquí la vemos de manera distinta porque la hemos vivido de forma distinta. Tú tienes el derecho de estar a favor de que la Compañía arrase con todo porque ha sido la única forma comprobada de hacer algo; mientras, JiSung está en contra porque vio de pequeño cómo la gente herida llegaba a su casa- vio como su mamá era envenenada por la misma poción que nos topamos con la señora Stuart en la casa de los Yeh. Y yo tengo otra forma de verlo.

MinHo notó cómo los ojos de Chan caían ante la consideración de sus palabras. Él no se consideraba sabio o el portador de la verdad absoluta, pero si aquello lograba entregar una mejor perspectiva a Chan sobre las cosas, colaboraría.

Avergonzado, Chan se rascó el brazo.

—Nadie le toma el peso a esto —dijo.

—Ahora lo harán —MinHo apuntó al periódico en la cama—. Nada bueno saldrá de esto. Nada.

MinHo no tenía ganas de ser optimista como Chan, así que solo cedió cuando él cambió el tema de conversación a uno mucho más ameno- mucho más normal, mucho más común.

━━━━━★. *・。゚✧⁺

Para la hora de la cena, los cinco pares de ojo no se despegaron del tablero de anuncios.

—¿Qué opinan? —dijo SeungMin.

—No lo sé —admitió HyunJin, con su mejilla apoyada en la cabeza de Mina para poder sostenerse en ella—. Felix, ¿opciones?

—No percibo nada —contestó Felix, aunque se veía vacilante—. Tal vez es una buena idea.

—¿No que se prepararon para esto? —consultó Mina, y alzó su cabeza para ver a HyunJin—, me tuviste entrenando encantamientos no verbales por si me atacaban. ¿En serio lo dudas ahora?

—Bueno- la gente madura, Mina, mi amor.

—Podríamos intentarlo —consideró SeungMin—, de todas formas- la única pérdida será la humillación pública. Estamos bastante acostumbrados a eso.

—Lo suficiente como para no querer repetirlo —mencionó Felix—. ¿JiSung?

Mientras, en los ojos de JiSung no podía haber más de discordancia. Era tentador querer participar en el evento- el «Gran Duelo», como le habían llamado; no obstante, también iba en contra de la filosofía que le generó conflicto el primer día de clases que tuvo con Cohan. Es decir, ¿no sería un poco hipócrita de su parte el ser partícipe de eso?

«Bueno, no es como si no lo fueras ya», pensó JiSung con obviedad.

—Me inscribiré —anunció Mina, con un bolígrafo ya en mano. La convocatoria al Gran Duelo había sido de tal magnitud que la hoja de inscripción apenas tenía huecos para ser utilizados.

Mina, con caligrafía fina, escribió su nombre, y miró al resto de los chicos.

—¿Participarán?

—Ya que —alentó SeungMin—, al demonio. Inscribe mi nombre.

—Y el mío —dijo Felix.

Mina miró a HyunJin en la espera de que él decidiera, quien parecía bastante vacilante ante la idea. JiSung podía verlo venir, en realidad, considerando que aun no se recuperaba del todo de su gripe de febrero y de que, desde que su pierna se vio lesionada, ha sido bastante inseguro con todo lo confrontacional.

Sin embargo, los ojos alentadores de Mina hicieron que él solo bufara con descaro. —Bien- vale. Inscríbeme.

—¿JiSung? —consultó ella, mientras escribía el nombre de su novio con un cuidadoso corazón sobre la «i».

JiSung no sabía qué opinar- en especial porque la idea le parecía bastante tentadora. Pero su reputación...

—Mira el lado bueno —alentó Felix—, podrás mejorar tus habilidades de duelo para la tercera prueba.

—¿Sabes de qué va la tercera prueba? —consultó SeungMin.

Nop, pero nunca está demás querer tener un poco más de ventaja que el resto de tus compañeros.

Mina terminó por inscribir el nombre de JiSung, y los cinco continuaron viendo la pancarta como si algo nuevo hubiese salido de ahí. Nada lo hizo, en realidad, pero fue una buena instancia de contemplación antes de irse al Gran Comedor.

Los días que habían seguido a la discusión que JiSung tuvo con SoYeon (o, dicho de otra forma, la discusión de SoYeon con JiSung) solo hizo de que el entorno fuese un poco más raro de lo que a él le gustaría admitir. Todas las cosas continuaban igual, su estudio era igual de precario, y la culpa junto a la duda de que quién fue los que asesinó a los padres de Shuhua hacía que todo indicase que Erick fue quien lo hizo.

Bien- no es como si JiSung se considerase alguien "moralmente ambiguo". Él sabía lo que era bueno y malo, y sabía qué acciones entraban en cada categoría; empero, un hombre como lo fue el señor Yeh, quien tuvo en cautiverio a Margarita Stuart en el sótano de su casa, perturbando psicológicamente a Shuhua y a su hermano menor, todo pareciese indicar que era el final más correcto para un hombre como él.

No le acomodaba que fuese Erick el que lo hizo, pero tampoco le quitaba el sueño. Recordando todo lo que vivió estando en la Compañía, pareciera ser solo la punta del iceberg de la crueldad humana.

Dentro de las probabilidades, JiSung consideraba que esa era la ambigüedad que lo mantenía a la defensiva con Chan. La discusión que tuvo con él a la hora de almuerzo no le sopesó de la forma en la que su pasado sensible lo habría hecho, pero sí lo dejó con varios pensamientos en mente respecto a cómo las demás personas eran capaces de ver a la Compañía.

Sí, era necesaria la violencia. No obstante, ¿en serio debía de aplicarse? JiSung aun continuaba con su postura respecto a la enseñanza de las Artes Oscuras y sus defensas en Hogwarts. Todo parecía ser un estímulo para que la gente actuara con maldad- no, no la gente, los magos.

Sin embargo, considerar que ellos magos eran malvados era dejar en otra categoría a aquellos que no cumplían los requisitos. A las Criaturas.

¿Eran las Criaturas malvadas por el uso de violencia?

—Oye.

Para sorpresa del grupo, Hwang Yeji se les acercó. Sin piedad ella le dio una patada a HyunJin para llamar su atención, quien volcó un poco de la sopa de su cuchara sobre la mesa.

—¿Qué quieres? —preguntó él, molesto.

Al lado de Yeji, de manera leal, Nadine Delagé balanceaba en sus talones mientras sus manos se escondían detrás de su espalda. Ella le entregó una sonrisa con sorna a JiSung que le hizo corresponder apenas sin cuidado de dejar caer jugo de calabaza a su regazo.

—¿Tienes dinero? —pidió Yeji—. Quiero comprarme algo en Moda-Tiros-Largos, pero no le quiero pedir dinero a mamá o a papá.

—¿Por qué no? Ellos son los del dinero —obvió HyunJin.

—No quiero molestarlos. Dame dinero.

Yeji volvió a patearlo, y la sopa de HyunJin volvió a volcarse.

—Te odio —masculló HyunJin.

—Yo también.

—Espérame fuera de la sala común mía después de la cena.

—¿Te incgibiste paga el duelo?

Nadine Delagé le había preguntado a JiSung directamente, de una manera tan abrupta que JiSung pensó que fue observado mientras Mina los inscribía. Ni HyunJin ni Yeji le prestaron atención.

—Eh- sí —contestó JiSung de manera vaga—, quiero subir mis calificaciones.

—Ah... —Nadine Delagé asintió en comprensión—, me pagece integesante de tu pagte, Han.

—Gracias- ventajas de ser campeón, supongo.

—¿Cómo lo hagás paga defendegte de los que te ataquen pog tu especie?

JiSung dejó congelada su mano que iba a su boca, cargado de caldo de cerdo. Dejó con cuidado la comida de vuelta a su plato y corroboró la información mirando a la chica.

—¿A qué te refieres? —preguntó él.

—Ataques a tu especie —repitió ella—. Ya sabes, es fácil seg atacado si eges de una especie fácil de atacag.

«Fácil de atacar» era muy sencillo describirlo. JiSung recordó el encantamiento de ataque que JeongIn le había lanzado el año pasado, como el que fue atacado por el auror durante las vacaciones de verano. Había ataques que iban directo a su nombre- ataques que algunos alumnos habían practicado en son de calmarlo si es que el metamorfomago se descontrolaba.

JiSung no había pensado en eso.

—No tengo idea —terminó por admitir.

Sería mentira si se dijera que JiSung no se terminó por obsesionar con eso.

Dos horas después, en la sala común, su pluma continuaba pegada sobre el pergamino que usaba para resumir la materia teórica de Transformaciones. Su vista estaba pegada en el fuego de la chimenea, y su espalda dolía por haber pasado un buen rato sin estar apoyado en algo. Su concentración había viajado hacia el lado más recóndito del país ante la consideración que nunca tomó.

Es decir, si se consideraba la idea de que existían encantamientos para atacar metamorfomagos, ¿cómo demonios se defendían?

Bien- vale, no había por qué alterarse. No es como si alguno tuviese en su poder el mismo veneno que utilizaron con Margarita o con Hana, así que JiSung podía bajar la guardia ante la idea de que lo desollasen en vivo- además, era una actividad escolar. Dumbledore no permitiría eso, y mucho menos Cohan.

¿Cierto?

«Mierda. Puedo ver a Cohan cantar a los Beatles mientras alguien de la Sociedad Secreta me decapita», pensó JiSung con temor.

JiSung quedó cegado momentáneamente por un flashazo. Felix le había sacado una fotografía.

—¿Qué haces? —preguntó JiSung.

—Tengo demasiadas polaroids que no he ocupado —explicó Felix—, y quiero hacer un álbum de fotos. Esta escena la llamo: JiSung en crisis, volumen cinco.

—¿Cuáles son los cuatro primeros?

Felix sacó otra fotografía al suelo. SeungMin leía de un texto para alguna clase con suma concentración, y con la mitad de una varita de regaliz que Mina llevaba a mitad de su boca.

—Ah- ¡¿Eh?! —SeungMin le miró, ofendido—. ¡No me saques fotos!

—Te ves lindo —halagó Felix. La fotografía fue liberada y rápidamente la escondió bajo su ropa para que no tuviese complicaciones de revelación—. Más que de costumbre.

—Lindo y qué mierda- no me saques fotos —regañó SeungMin—. Si lo vuelves a hacer, te descontaré puntos. ¿Oíste?

Felix le guiñó el ojo.

En el sofá largo, Mina sonreía juguetonamente a HyunJin mientras mordía una varita de regaliz junto con la mirada pesada de él, para luego quedar desconcentrados por el click y la iluminación del cámara.

—¿Qué hiciste? —HyunJin preguntó a Felix.

La polaroid de la cámara salió enseguida, y Felix ocultó la copia dentro de su ropa para que no tuviese fallas en la revelación.

—Una fotografía —obvió Felix con tono vago.

—¡Oh, oh! —Mina se acomodó por completo en el regazo de HyunJin, y juntó sus cabezas—, sácanos otra, Felix. Me juntaré con mis amigos en las vacaciones de primavera y quiero que vean cuán atractivo es mi novio, y que no es delirio mío —mencionó lo último mientras tomaba con una mano las mejillas de HyunJin y le plantaba un beso cerca del ojo—. Guapo.

—Me quieres solo por mi atractivo veela —refunfuñó HyunJin.

—Sabes que sí.

JiSung vomitó un poco en su boca ante el coqueteo tan infantil. HyunJin y Mina volvieron a juntar sus cabezas y, con una mano de él en el muslo de ella, y con unas sonrisas que equiparaban el año y un poco más de relación, Felix sacó las fotografías.

—En las mierdas que gasto polaroids —volvió a bromear él, escondiendo de nuevo la copia.

—¿En serio? —SeungMin preguntó con sarcasmo, en la misma posición.

—Tengo un buen gusto —bromeó. Felix revisó la fotografía y sus comisuras bajaron—. Oh- oh, me he quedado sin fotos. Iré a buscar más.

SeungMin colocó sus ojos en blanco, y cerró el libro. —Te acompaño.

Completamente fuera del propio ingenio de JiSung, él decidió quedarse con su vista pegada en el fuego. Sus apuntes no eran capaces de liberar algo que lo ayudase, y consideró que tal vez, durante el Gran Duelo, no tendría tiempo en revisar textos como los de Runas Antiguas para generar encantamientos protectores a metamorfomagos.

«Vamos- solo es un torneo escolar. Literalmente estás perteneciendo a uno que te juega la vida —se dijo, como si sus niveles de ansiedad pudiesen disminuir por eso—, no es la gran cosa».

Aunque, muy en el fondo, él quería ganar. Al menos así tendría una excusa para defenderse de las burlas de Cohan.

Lo que pareció ser una eternidad, y en realidad fueron..., varias eternidades, en verdad, HyunJin llamó la atención de JiSung.

—¿Por qué no le preguntas a tu papá cómo demonios defenderte de esos encantamientos? —ideó HyunJin.

—Yo no tengo padres.

HyunJin y Mina pestañearon en dirección a JiSung, desconcertados. Él tuvo que carraspear.

—Perdón —se disculpó JiSung—. Fue un reflejo. Uh- no quiero molestarlo con banalidades.

—Nunca he visto tu cabeza trabajar tanto como lo hace ahora —reconoció—, haz que ese viejo sea útil en algo.

—En el mundo muggle podrías cobrarle pensión alimenticia —dio la idea Mina—, eso sería benéfico.

Sin embargo, JiSung se removió en él mismo, incómodo. HyunJin terminó por colocar sus ojos en blanco y gimió de desesperación.

—¡¿Cómo te pone tímido eso?! —se preguntó él—. ¡Es tu papá, hombre!

—Oye- aun no estoy acostumbrado —aclaró JiSung—, además- no es mi papá, propiamente tal. Tal vez haya recordado toda mi vida con él, de cuán buen padre intentó ser durante una guerra y esas cosas- pero sigue siendo un desconocido para mí.

HyunJin y Mina volvieron a compartir una mirada.

—¿Qué? —insistió JiSung.

—¿Qué mejor metamorfomago sabrá de sus encantamientos, que aquel que ha sobrevivido apenas de la muerte? —discutió HyunJin.

«Buen punto», consideró JiSung; sin embargo, era demasiado orgulloso para expresarlo. Solo estiró su cabeza hacia atrás y pataleó sus piernas antes de levantarse.

—Me contactaré con él, entonces.

Es decir, ¿quién se creían HyunJin y Mina para hablar de ese tema?, o sea, obvio que sus amigos, pero ellos debían de mantener un límite de una línea tan privada como lo era la relación suya con su padre. ¡No porque ellos tengan uno de dos significa que sean experto en ese tipo de vínculos! ¡La gente es demasiado estúpida!

«Bien- alto, estás sublevado».

A veces, JiSung se apenaba de sí mismo. Necesitaba ver a MinHo.

Al llegar a su dormitorio, abrió la puerta y fue enseguida a volcar su baúl en busca del espejo. Ni siquiera le llamó la intención ver a SeungMin lanzarse al suelo.

—¡No encuentro las fotos! —gritó él.

—Cr-creo que dejé el repuesto en el velador —murmuró Felix, totalmente desorientado sobre la cama.

JiSung buscó el espejo entre los caset, papeles, libros y ropa que llevaba, mientras intentaba mentalizarse ante la idea de volver a hablarle a Erick y de cómo decir las palabras que tenía que decir. Se repitió de manera seguida que él tenía que pedirle ayuda a encantamientos defensivos, y que se encontraba totalmente bien.

Muy bien.

«Oh, mierda, no lo he visto desde que me sacó la runa», recordó, con el fuerte nudo en su estómago y con su cabello en un intenso rubio cenizo.

—¡Lo encontré! —SeungMin finalmente salió bajo la cama.

—¡Genial! —dijo Felix, en ese mismo tono desafinado—. ¿Quieres dar una vuelta al castillo?

—¡Claro!

Y los dos salieron del dormitorio. JiSung se preguntó qué demonios había de mal en la cabeza de ellos.

Encontró el espejo debajo de un libro muggle, y enseguida lo tomó para desenvolverlo. Dejó por un instante el reflejo apegado a la alfombra para poder mentalizarse en la discusión que tendría en ese momento.

La última vez que lo vio, él le liberó los recuerdos. ¿Cuántas cosas más debían de pasar con él para que fuera suficiente?

Sin más preámbulos, giró el espejo.

—Erick, hombre —llamó JiSung—, ¿estás ahí? Tengo una pregunta. No tomará mucho tiempo.

El espejo estaba a oscuras, y lo estuvo un momento suficiente para asustar a JiSung. Cuando al fin mostró un fondo de pared, sentenció que lo primero que haría sería insultar a Erick.

Ah- Bicho —Erick apareció—, ¿sucede algo? Ahora me tienen un poco ajetreado...

El cabello de JiSung se tornó rosa.

—No, no es la gran cosa-

¿Con quién hablas? —se pronunció una tercera voz.

JiSung podía ver en el reflejo a Erick hablando con alguien.

Con mi hijo —contestó Erick. El fondo de muro se movía por todas partes, para dar a entender que se encontraba caminando al interior de una casa—, dame un momento para-

¿Acaso te pago para que hables con tu hijo?

Ni siquiera me pagas, JungWoo. Vuelvo en un rato.

Erick logró salir de la habitación hacia un lugar que, considerando la ambientación, era el exterior. Solamente había un farol encendido en el nuevo jardín que Erick apareció.

—¿JungWoo? —consultó JiSung—, ¿el de la Compañía?

Está todo tenso porque la mocosa de su novia quiere casarse —explicó Erick, exasperado. Su cabello había generado mechas negras como manifestación de su cansancio—. Todo está patas arriba.

—Supe que reemplazaron al Primer Ministro por alguien del LiMa —contó—, el de los muggles, quiero decir.

¿Ves? Cosas más importantes pasan, y esta mocosa quiere casarse —masculló Erick con disgusto.

JiSung esbozó una sonrisa incómoda por eso, sin saber cómo continuar el tema.

La conversación con MinHo en la enfermería estaba dando volteretas como si tuviese la necesidad de escaparse de su lengua, pero JiSung no sabía cómo abordar el tema. Erick estaba ahí, expectante a que JiSung le preguntase lo-que-sea que quisiera preguntar, y aunque iba con un motivo inicial, le fue inevitable no poder preguntar:

—¿Qué pasó con los Yeh, Erick?

Porque su mirada era cansada, su rostro era más flaco y viejo comparado con sus recuerdos, y porque JiSung le gustaría ser más tonto.

¿A qué te refieres, bicho? —consultó Erick, desorientado.

—Me contaron que encontraron muertos a los padres de Shuhua, mi antigua compañera, a la que le fui a asaltar la casa —contó JiSung—, me dijeron que estaban..., muertos, y quemados. Y que fue en París. Tú también estabas en París.

¿Te llegan a coincidir las fechas? Estuve en diciembre en París.

—Sí, y volviste en febrero para verme en el Torneo, pero tampoco estoy muy seguro cuándo es que murieron ellos. Tampoco lo hicieron muy sutil, a decir verdad- si es que quemaron su casa.

Los ojos toscos de Erick eran tan incómodos que JiSung no podía mirarlos por un tiempo prolongado.

—La verdad es que te quería hablar de otra cosa —retomó la conversación—. Habrá un gran duelo en Hogwarts, y me preguntaba qué encantamientos sirven para-

¿Cuánto te afectaría, JiSung, si es que, efectivamente, fue como tú dices?

JiSung calló de repente. Erick seguía sin quitarle los ojos de encima.

Por alguna razón, sus instintos pulsaban a dos caminos: uno donde equiparaba a Erick bajo la misma maldad con la que Hana trabajaba, y otro en donde pareciera ser uno de los actos mucho más sanos de los que vivió en su infancia, en forma de comparación.

Le hacía sentir jodidamente mal consigo mismo, en especial porque la molestia no estaba presente.

—No lo sé —admitió JiSung—, me hace sentir peor persona de lo que ya soy.

No es fácil matar a alguien.

—Sí cuando no estás acostumbrado —murmuró—. Lo sé, Erick. Recuerda que yo lo vi.

MinHo había dicho que la Compañía necesitaba de la violencia para poder contratacar, y que el gran problema social que había en el presente era de que la violencia de LiMa era legitima. Salir de los marcos legales de la defensa propia a navegar en un mundo donde la moralidad era la única brújula que se hacía al actuar, dejaba a JiSung en una posición melancólica.

Erick mató a los padres de Shuhua, y a lo mejor asesinó a magos anteriormente. JiSung, por otra parte, debía de matar a DeLuca si es que no quería morir en sus manos.

Se preguntó en qué momento el concepto de «asesinar» se volvió tan ambiguo.

No puedo justificarme, en ese caso, de lo que hice —terminó por admitir Erick—, tampoco puedo pedir perdón.

—No debes hacerlo —dijo JiSung—, o no a mí. Fue mi compañera la que se quedó sin padres.

No planeo pedirle perdón a ella, bicho.

—Bueno, al menos no hay nadie de su familia que sea propenso a tomar venganza.

Yeh era una bestia, JiSung. Como puedes apreciar- incluso se llevó mi brazo en uno de los duelos.

Ambos se quedaron callados. Erick había tomado asiento en un banco al aire libre, aunque solo era el sonido de grillos los que había de fondo.

¿Cómo se tomó tu novio lo de su mordedura? —consultó Erick.

—De la mierda —admitió—, pero parece más resignado. Ha seguido haciendo cosas para la Compañía.

DeLuca liberará un estatuto definitorio para actuar dentro de los marcos legales. Se espera que, una vez que los promulgue, haya una masacre.

—¿En el sentido literal o figurativo?

En ambos. Sumado con lo del Primer Ministro, ya no esperamos nada positivo.

—Lo cual es irónico porque, mientras en la ciudad se matarán entre todos, aquí en Hogwarts harán un Gran Duelo con todos los estudiantes mayores —contó JiSung. Erick se vio notoriamente confundido—. Mi profesor de Defensas Contra las Artes Oscuras está mal de la cabeza- no es un secreto. Hará un Gran Duelo- todos contra todos, y con mis amigos nos inscribimos.

Sabia decisión —dijo con sarcasmo.

—Nadine Delagé- la francesa de Beauxbatons, mi contrincante en el torneo, me preguntó cómo me defendería de los encantamientos hacia mí —contó—. Esa es la razón por la que te contacté- quería saber cuáles eran los encantamientos de ataque para el metamorfomago, específicamente, y cómo defenderme de ellos.

¿Encantamientos contra metamorfomagos? —ante la pregunta, Erick lucía extrañado—. Es decir- no es que no conozca, pero es más fácil el uso de venenos.

—Toco madera para que a nadie se le ocurra.

La manera más fácil de poder evitar esos encantamientos es con el «protego» —Erick lo dijo en un sentido obvio—. Aunque hay algunos encantamientos de ataques que son más rápidos, como por ejemplo-

—«Centas» —pronunció JiSung—, me inmovilizó enseguida. Es probable que lo usen conmigo.

«Protego» basta.

—«Protego» no basta, hombre, por algo te lo digo.

Y por algo te lo digo yo también —discutió—, no porque el encantamiento sea simple significa que sea ineficiente. Tienes que saber cómo usar el encantamiento. No es solo colocar tu varita al frente y gritar el hechizo- tienes que ser un duelista.

—Bueno, como puedes apreciar, mis habilidades de duelo son tan precarias que me eliminarán por un tonto encantamiento —repuso, molesto. Erick no le estaba siendo de ayuda.

Ay, bicho —regañó, lo que hizo a JiSung alzar un poco sus hombros con vergüenza—, hiciste una misión de rescate tú solo.

—Y salí más muerto que vivo.

Y saliste —recalcó con seriedad—, eso es lo que importa. Puedes salir de un duelo escolar- solo practica el encantamiento de protección, porque es el mejor encantamiento defensivo que tendrás alguna vez. Tienes encantamientos destinados a protegerte, a hacer rebotar hechizos, e incluso tienes runas de protección.

—No creo que me de el tiempo para hacer runas durante el duelo.

De todas formas, ¿por qué quieres participar? ¿No te parece agotador ya el Torneo?

—Dijeron que te ayudará con tus calificaciones si es que ganas el duelo.

¿Cómo están tus calificaciones?

El cabello de JiSung se tornó rosa de nuevo, mucho más chillón que el anterior.

Bicho...

—He estado mejor —comenzó él.

Tú tienes una responsabilidad-

—No me vengas con «una responsabilidad», que tengo varias —farfulló con enojo—. Además, es el jodido maestro de las Artes Oscuras el que me hace la vida imposible. Los otros igual, pero caigo más en lo teórico.

JiSung...

—¡Te lo juro! —se defendió con vergüenza—. ¡Soy bueno en la parte práctica, pero caigo en lo teórico! Lo único bueno que he sido teóricamente ha sido con Historia de la Magia- espera. ¡¿Por qué demonios me estoy defendiendo de mis calificaciones?! ¡A ti no debería de importarte!

¡¿Cómo no?! ¡Debes tener buenas notas, JiSung!

Por alguna razón, fuera de los límites normales, el sentimiento de que Erick le regañase por sus calificaciones se sintió tan familiar como las cartas que SaeJah y HyunSan le mandaban a Yeji y a HyunJin respecto a por qué habían bajado sus notas, o cuando los padres de SeungMin mandaban correos a la profesora Sprout para que convenciera a su hijo de que se interesase en la herbología, o las cartas continuas que le mandaba Felix a su madre.

En su momento, JiSung estuvo celoso de ellos. En primer año encontraba que era sumamente sofocante esa dependencia con sus padres, sin embargo, a medida que crecía, tenía las ganas de querer hacer lo mismo; incluso, desde tercer año, cuando SaeJah y HyunSan comenzaron a mandarle cartas de felicitaciones por sus calificaciones, no se sentía lo mismo.

La preocupación de un padre era particularmente encantador y acogedor, en especial cuando el regaño estaba presente.

—Aunque caigo un poco en lo teórico, soy bueno siguiendo instrucciones —dijo JiSung—, ¿puedes mandarme algún manual de hechizos para metamorfomagos o algo así?

Bueno, buscaré o te haré alguno —accedió Erick, antes de soltar una risa con sorna—, lo haré antes de que salgan manuales de cómo atacarte.

JiSung le sonrió a Erick, y eso bastó por un largo tramo como para sentirse bien con él mismo.

━━━━━★. *・。゚✧⁺

Marzo 16, jueves en la mañana

Hogwarts estaba tenso, aunque a JiSung no podía importarle menos.

Casi era veintiuno- cerca de la primavera, como también se acercaba el Gran Duelo. Los examenes y tareas parecían ahogar a JiSung de una manera que nadie se veía afectado- tal vez porque se vio contagiado por la gran ansiedad que MinHo tenía por sus EXTASIS que logró que los últimos encuentros que ellos tuvieran los destinaran a estudiar. Dios, cuánto a JiSung le gustaría enrollarse con MinHo por un rato.

Es a causa de eso de que, en referente al gran interés y énfasis que tuvo JiSung por sus estudios (sin alguna relación particular por el regaño de Erick), fue que su interés por el resto del mundo se fuese al demonio.

—Bien, me largo —informó JiSung, levantándose del asiento compartido que tenía con sus amigos en la sala de estudio.

Nadie de sus amigos estudiaba- de hecho, nadie de los alumnos que cumplían con el horario lo hacían. Algunos bebían té para calmarse; otros estaban recostados sobre las superficies; dos, incluso, reventaron en llanto.

Tal vez, gran parte de la desconexión que JiSung tenía era gracias de que tenía un auricular pegado a su oreja buena.

—¿No le tomas el peso a la situación, hombre? —consultó HyunJin, totalmente pálido.

A su lado, Mina y Felix estaban callados, lucían igualmente perturbados que ninguno había abierto el libro o tocado su material de estudio. Por otra parte, SeungMin intentó concentrarse en sus textos de Aritmancia, aunque reiteradas veces mordiese sus uñas al no aguantar la ansiedad.

—¿De qué hablan? —Por otra parte, totalmente insensible, JiSung le miró. —Todos esperábamos eso. Ahora, la gente tendrá más derecho a tratarnos de animales de lo que antes era. —Y, con un sentido intelectual, alzó su dedo índice y pronunció con mayor clase: —Legitimaron la violencia.

Fue una mañana demasiado negra para todos, tanto para hijos de magos completos, hijos con un gen mágico presente en las últimas generaciones, hijos de muggles e hijos cuya cualidad los sentenciaba en la categoría de Criaturas.

Criaturas con control, Criaturas sin control. Algunos guiados por el manual de Animales Fantásticos de Newt Scamander y otros generado por los propios antecedentes de prensa ante los ataques de violencia.

Nuevas cláusulas definitorias que separaban a los magos en especie. Ahora, tanto los Hwang como JiSung y MinHo no eran más que animales que eran capaces de dimitir de su naturaleza humana para ser seres salvajes.

Aun con la insensibilidad y desagrado que emanó hacia sus amigos, JiSung no negaría que estaba burdamente nervioso. ¿Qué habría pensado Newt Scamander, que luego de hacer su manual, un gobierno autoritario lo usaría de referencia?

Bueno, eso podía preguntarle ese día, en la gran prometida reunión.

En su auricular resonaba Vacations de las Go-Go's. Casi era un poco melancólica e identificatoria la canción, una que probablemente el JiSung de hace un año se habría sentido identificado.

Al ritmo de las animadas voces de las chicas, él llegó a la biblioteca. Recorrió estantería por estantería hasta llegar a la más lejana de la señorita Prince y de los alumnos de tercer año quienes sufrían con sus deberes hasta toparse con MinHo viendo un viejo texto. Sin esperarlo mucho, caminó hacia él.

—Aquí estás —agradeció JiSung, y caminó hacia él para abrazarlo y plantarle un beso en la nuca.

MinHo, totalmente sorprendido por el ataque, le miró con ojos abiertos.

—¿Qué demonios te pasa? —preguntó él, con su tono desafinado.

—Solo quería saber cómo estaba mi nuevo animal salvaje favorito —contestó, y se apoyó en el estante de libros. MinHo le entregó el que estaba observando y continuó en la búsqueda de otros—, porque, si te interesa, yo estoy más nervioso que la mierda.

—¿Por lo de Newt?

—Por todo. ¿En serio entregaste el concepto de «muggle con magia»?

—No digas eso..., ya me siento demasiado mal por colaborar con esto.

—Mi querido novio licántropo racista.

—Eso es cruel.

Sin embargo, solo bastó una mirada para que los dos rieran.

Todo era tan terrorífico que solamente podían reír, porque, de todas formas, equivalía a llorar.

—Deberíamos hacer una escena —propuso JiSung.

—¿Hm? ¿Por qué?

—Porque ahora soy un metamorfomago, y como una vez me coqueteaste descaradamente frente a todos —consideró—, creo que deberías de maltratarme.

—Ja, como si eso no te gustara.

JiSung tuvo que contener toda su energía libidinal para que su cabello no se tornase fucsia en el medio de la biblioteca.

Todo era particularmente extraño, de tal forma en la que JiSung sentía que el mundo se manejaba mucho más rápido que lo hacía sentir borracho. Si creía que las cosas de su futuro estarían condenadas a lo que el mismo DeLuca realizaba, casi podía predecir de que todo se trataba de una tentación.

Si DeLuca sabía de la profecía, entonces él lo tentaba a que lo buscara.

—¿Deseas que le pregunte a Newt algo sobre tu problema peludo? —consultó JiSung, luego de un rato. Sus brazos cargaban más libros pesados que MinHo sacaba para estudiar.

—¿Qué puede saber él, más de lo que ya sabe? —preguntó MinHo—, es decir, ¿has visto su descripción? Soy un animal salvaje.

—Lo escribió hace muchos años.

—No me sorprendería tampoco si estuviese del lado de DeLuca —replicó—, tal vez no de manera ideológica, pero sí conceptualmente.

JiSung le dio la razón a medias; no quería tener un mal encuentro con él.

Luego de que MinHo seleccionara todos sus textos a estudiar, los cargó fuera de la biblioteca. JiSung, sin saber qué hacer, deambuló a su lado hasta que, finalmente, se detuvo a mitad de pasillo- en uno donde hubiese una cantidad considerable de alumnos.

—¡MinHo! —le gritó, metros más atrás. Algunos estudiantes giraron su cabeza, totalmente interesados por el chisme—. ¿Quieres acompañarme a Hogsmeade el fin de semana? ¡Te invito una cerveza de mantequilla!

MinHo le miró sobre su hombro.

—¿Por qué un animal como tú me dirige la palabra? —masculló, asqueado—, lárgate, pedazo de bestia. ¿O quieres que siga con las normas que DeLuca puso para las criaturas como tú?

MinHo sabía cómo atacar, lo que dejaba a JiSung en claro de que él podía ser un perfecto duelista.

Humillado, JiSung caminó en dirección contraria. Sus manos en su polerón y pateando piedras invisibles como muestra de la letanía, manifestado a mayor proporción por su cabello azul.

No obstante, frente a él, igual de anciano como los abuelos de HyunJin, con un bastón que figuraba ser un extenso tronco, y una pequeña criatura verde símil al de una rama asomada en el bolsillo delantero de la túnica del hombre, le sonreía con una lástima impresionante.

—A veces la gente actúa acorde la ley lo dictamine, ¿no te parece?

Su voz era rasposa, pero animada. La timidez golpeó a JiSung y le fue inevitable no poder despegar su mirada de la pequeña criatura que le seguía saludando desde el bolsillo.

—Es un bowtruckle —presentó—, se llama Pickett.

—Está lindo, señor Scamander —informó JiSung—, ¿cuántos años tiene?

—Demasiados- un poco menos que yo —consideró Newt Scamander, antes de ofrecer su brazo libre—, ¿vamos?

Y JiSung, nervioso, lo tomó del brazo para empezar a bajar por el pasillo.

Iba a actualizar el miércoles, pero ahí terminé mi semestre así que se me fue un poco el tiempo de las manos ajsdnasd, de todas formas, espero que les haya gustado el capítulo <3 Gracias por leérme, les amo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro