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35. San Valentín del 2023

Guía de colores de Han JiSung:

Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado.

Capítulo 35

San Valentín del 2023

Tw- capítulo ridículamente cursi

━━━━━★. *・。゚✧⁺

Febrero 14, martes en la mañana

Together, Wendy, we can live with the sadness.

I'll love you with all the madness in my soul.

Someday, girl, I don't know when,

We're gonna get to that place.

Where we really want to go and we'll walk in the sun

But till then, tramps like us,

Baby we were born to run.

El único ruido que JiSung podía percibir en ese instante era la voz de Bruce Springsteen a través del auricular derecho, donde apaciguaba el ruido y le daba la dosis de recuerdo suficiente para no oír nada por el oído izquierdo.

El dormitorio estaba en silencio (o eso podía asumir JiSung). Las cortinas de las camas de sus amigos estaban corridas, por lo que podía ver a HyunJin y Felix dormir alrededor de las cinco de la mañana, mientras que él, con la pequeña bola de luz sobre su cabeza, continuaba con su lectura de investigación para el Torneo.

¿Cómo demonios él podía aguantar la respiración bajo el agua?

La idea de convertirse en un pez era tentadora, pero el cambio biológico que tendría que hacerse era demasiado peligroso y arriesgado. Una cosa era convertirse en dragón como mecanismo de defensa, y otra era convertirse en un pez tan pequeño, con una construcción biológica totalmente diferente a lo que un mamífero tenía.

Así que, para no morir en la mitad de una prueba, decidió usar otros mecanismos.

Estaba el cazco-burbuja, el cual funcionaba como la cabeza de una escafandra. La idea más segura y aun así planteaba mayor desventaja por el mero hecho de que JiSung ni siquiera podía nadar diez metros sin sentir que sus pulmones se escaparía de su pecho.

Después, estaban las branquialgas. SeungMin le mandó una carta a sus padres con información de ellas, sin embargo, la respuesta que le dieron fue negativa: crecían al otro lado de las montañas, cerca de la playa, y entre el viaje de ida hacia el lugar junto con el traslado de las plantas no solamente costaría demasiado dinero y tiempo, pero tampoco llegarían al momento que JiSung lo necesitara.

Y así fue como a él se la acabaron las opciones. En un instante tuvo que resistir el impulso de preguntarle a Erick, ya que él se encontraba todavía en Francia; no quería distraerlo, lo que le hizo tantear elecciones de incluso convertirse en un Salmón era tentador y, si moría por la falla de presión en su sistema, generaría un favor al mundo.

«Morir».

Sus ojos desviaron de su libro hacia donde Felix estaba dormido. Pareciera que, desde que le confesó el fin de la Profecía, ya no necesitaba tanto de sus somníferos para poder estar tranquilo; se veía mucho más ligero y agradable, e incluso JiSung casi podía ver restos de Felix del ciclo anterior en el de ahora. Poder pronunciar en voz alta hizo que Felix finalmente se relajara.

Era bueno para él, obviamente, y JiSung se sentía contento al saber que su amigo por fin podía tener un dormir tranquilo. No obstante, toda esa energía ansiógena que llevaba fue transferida para JiSung, en donde ahora, con el pensamiento de muerte en su cabeza, no podía ser más optimista que el sobrevivir el día a día.

Al día siguiente de cuando Felix se lo contó, también se lo dijeron a SeungMin y HyunJin. Ambos intentaron mantener la cordura y la madurez para no estallar en preguntas y temores al mismo tiempo; JiSung no sabía si debía de estar agradecido de esa consideración o más aterrado todavía, porque la muerte era algo que nunca parecieron jugar ellos como victimarios. Ellos tendían a ser las víctimas.

MinHo, por otra parte, no agregó mucho después de eso. JiSung no sabía si eso era una buena o una mala señal, pero MinHo decidió callarse y omitir el tema como si eso generase un bien a la relación y a la poca estabilidad mental que les quedaba. JiSung no sabía cómo tomar eso, también, en especial porque las palabras de Bang Chan continuaban en su mente como una obsesión tormentosa a la tragedia que le depararía.

Bruce Springsteen continuaba con la alta tonalidad en la canción, con el solo de guitarra de fondo y con la melancolía que se aproximaba casi como si fuese la misma melodía que ha carreado JiSung toda su vida. El libro no le entregaba ningún tipo de información útil, y como se estaba desesperando de no poder moverse demasiado en el dormitorio, terminó por tomar otro libro de literatura personal, su walkman, y se dirigió hacia la Sala Común, donde, al salir del túnel, quiso vomitar por lo cursi del ambiente.

Era San Valentín, y MinHo le había contado que MinJu quiso hacer una actividad referente a eso: entrega de rosas, y se inspiró en el cabello de JiSung para dar rosas encantadas con distintos colores de acuerdo al tipo de relación que se tenían. No solo eso, en realidad, porque los prefectos de Hufflepuff decidieron decorar toda la sala común con referentes a la temática, cargado de corazones, flores y un montón de cosas que perturbaba a JiSung de la vista.

Se preparó una taza de té y se sentó junto a la chimenea, donde se tapó con un chal de lana cargado de colores amarillos, negros y tejones que decoraban simpáticamente la extensión. Estresado, se dispuso a leer el libro, pero tan pronto como llegó al segundo capítulo lo lanzó frustrado hacia el otro lado de la sala. La voces en su cabeza eran cada vez más insistentes y terroríficas a tal punto que sus manos hicieron demasiada presión en los márgenes del libro, entablando una dolencia en no poder estar disfrutando de las cosas que le gusta gracias a todos los acontecimientos que ha estado pasándole.

El libro se estrelló con un cúmulo de textos que un grupo de estudio de tercer año había dejado, soltando un fuerte estruendo. JiSung suspiró de frustración, se sacó sus auriculares y caminó hasta el desastre para poder ordenar los libros uno por uno.

No obstante, uno le llamó la atención. Lomo gastado y notoriamente de segunda mano, la portada llevaba el escudo de Hogwarts junto con la inscripción en oro:

Animales fantásticos y dónde encontrarlos

JiSung se sintió un idiota por no haberlo pensado antes. Se lanzó hacia el sofá y comenzó a revisar una a una de los animales que aparecían en el texto, intentando sacar algún tipo de información que pudiese darle para poder usarlo en la prueba; no obstante, el texto era tan poco explicativo que no pudo llegar a ninguna conclusión.

Sin embargo, algo le llamó la atención:

«Gente del agua».

En la descripción había una mención de cuán parecidos eran de las personas, como también la forma en la que cohabitaban el agua. Había una explicación de que preferían de que fuesen llamados «criaturas» en vez de «seres», y de cómo eran territoriales y vivían en distintas localidades.

—También conocidos como «sirenas»... —leyó en voz alta, y casi soltó el libro cuando cayó en cuenta de que el huevo emitía los cantos de esos seres—. ¡Ah!

¡Era una idea brillante! ¡Fantástica! ¿Cómo él no lo pensó antes? ¿Cómo SeungMin no lo pensó antes? Convertirse en una persona del agua le otorgaría esas habilidades para respirar en la profundidad, junto con una velocidad para poder encontrar aquello que fue robado (quien, en lo más profundo, JiSung creía que sería su capa de invisibilidad).

¡Estaba todo resuelto!

Y, para cuando leyó el nombre de letras doradas escrito sobre el título, una fuerte presión jaló desde su estómago para ir tomar un pergamino y un lápiz desde la mesa de estudio y escribir una carta direccionada para, ni más ni menos, para Newt Scamander.

━━━━━★. *・。゚✧⁺

Las nuevas gradas instaladas en el césped del campo de Quidditch estaban atiborradas de alumnos que variaban entre el uniforme de Hogwarts, Durmstrang y Beauxbatons. Cánticos alegóricos de sus propias escuelas y países eran rememorados a vivas voces para poder generar apoyo, y el equipo naranja contra el equipo azul iban en un empate de 1 a 1 en los últimos veinte minutos de partido.

Tal como el año anterior, un pequeño torneo de futbol se llevó a cabo bajo la idea perseverante de Mina y la estrategia organizacional que MinJu y MinHo tenían. Ninguno de los dos premios anuales tenía algo particular por la chica- en especial MinJu, quien le bordeaba la línea en el desagrado; sin embargo, para ella, cada oportunidad que tenía para unir las escuelas era favorecedor para la organización del título que tenía- por ende, bajo su mando, un buen partido se está llevando a cabo.

El terror se encontraba en el equipo café. Su capitán tenía un nombre en ruso que JiSung lo apodó de «Trotsky», quien lideraba con todo su poder las órdenes para ser los más voraces en el campo, con ataques de violencia que dejaba ver a todos los de su equipo como personas grandes; entre ellos estaba Bang Chan, quien, gracias al constante entrenamiento físico que tuvo durante el año, su masa muscular era de temer; también se encontraba Nadine Delagé, de quien nadie se atrevía a tocarla o mirarle a los ojos.

Sin embargo, a los estudiantes de Hogwarts les concernía no subestimar al otro equipo. Mina era capitana del equipo naranjo, y ella sudaba a tal punto que era peligroso para el invierno. Su equipo constaba de cinco chicos de Hogwarts, dos de Durmstrang y tres de Beauxbatons, todos totalmente alentados e hilarantes por las ansias de querer ganar. Eran igual de feroces de como Trotsky motivaba a sus compañeros, junto con esas ansias de participar en algo muggle después de tanto tiempo los incitaba a querer los mejores.

Y entre todo ese equipo grande que existía, también estaba Felix.

Lo que significaba que, para los otros tres idiotas, aquello era un espectáculo de circo.

—¡Ve detrás del balón, hombre! —le gritó JiSung.

—¡No, no, no! —ChangBin exclamó, desesperado—. ¡Para el otro lado!

—Pero es adorable —comentó SeungMin a su lado—. Nos dedicó un gol.

—¡Era un autogol! —chillaron ambos. ChangBin y JiSung se dieron un cabezazo.

JiSung no era fan del futbol, pero siempre había querido jugarlo cuando veía a los demás niños de los suburbios ir detrás del balón. Ahora, no le tenía demasiado interés, y pareciera que la única razón que lo llevaba a ver todo el partido era para ver cómo Mina lanzaba insultos a diestras y siniestras con un HyunJin a su lado bastante tímido y emocionado al verla.

—¡Eso es falta! —Mina chilló furiosa hacia Madame Hooch—. ¡No le pueden dar penal! ¡Eso es...! ¡Ah, puta mierda!

—¡Lenguaje! —exclamó la profesora McGonagall.

Y aquí estamos de vuelta con el partido. No saben cuánto echaba de menos ver futbol en esta escuela- y en especial a la gloriosa Mina Kang insultar a sus compañeros de equipo —habló Son MinGi por los parlantes—. Recapitulemos lo último sucedido: vamos en el segundo a tiempo, a nada de terminar, y aun llevamos el empate entre ambos equipos. Estoy seguro de que Victoria Krum no está contenta de que su novio tampoco haga goleada, ¿eh?

Victoria Krum notó que hablaba de ella, pero no dijo nada al respecto. Los ojos de ella continuaban posados en su novio, quien grande, rubio y de espalda ancha, empujaba a todo aquel que se le ganaba al lado para dar un pase.

—¡Vamos, Felix! —gritó Mina al chico—. ¡Márcalo!

Felix era una pulga al lado de Trotsky, y se le pasó dos veces por la cabeza antes de ganarse a su lado con los brazos extendidos para poder desconcentrarlo.

Y ahí tenemos a nuestro querido Felix. ¿Acaso él habrá visto la suerte de los jugadores como para creer que con ese movimiento saldrá invicto? —preguntó MinGi con burla—. ¡Oh! ¡Felix desconcentró al capitán del equipo café! ¿Acaso esta será la victoria para-? Nop, olvídenlo.

A Trotsky le bastó solo un empujón para hacer a Felix volar por los aires y caer junto a un estudiante de tercero del equipo verde.

—Voló —comentó HyunJin, impresionado.

—Al menos le cumplieron un sueño húmedo —bromeó JiSung.

Mina se acercó a Felix y lo levantó con un solo movimiento de manos antes de ir tras el balón. Felix no podía sentir más terror y ganas de regresarse a su casa.

El tiempo de a poco se comenzó a acabar, y la pelota no bordeaba ni tentaba a que el gol fuera metido. Tanto Durmstrang como Beauxbatons cantaban los himnos escolares mientras que Hogwarts se basaba más en lanzar quejas y chillidos de emoción.

En un momento, Bang Chan recibió el balón. El equipo café entró en terreno del equipo.

—¡JooYeon! —HyunJin ahuecó sus manos alrededor de su boca para gritarle al arquero del equipo naranja—. ¡Realmente te mataré si no atrapas el balón!

El grito bastó para que el joven JooYeon sintiese una corriente eléctrica en su cuerpo y, como respuesta de trauma, recibiese el balón cuando Bang Chan lo pateó hacia el arco. No obstante, Trotsky se adelantó y pateó de nuevo la pelota, lo que dejó el marcador 2 a 1.

¡Goool del equipo café! —exclamó MinGi con orgullo—. ¡Fantástico! ¡Espero que Nadine Delagé me acepte la cita para la celebración de San Valentín, la cual, cabe recordar, se celebrará para la cena!

—¿Cuánto le habrá pagado MinJu para que MinGi le hiciese propaganda en los parlantes? —consultó SeungMin.

—No lo suficiente —coincidió ChangBin.

El balón volvió a volar de un lado de la cancha a otra, con Felix gritando despavoridos cuando todos iban tras ella.

—¡Eso, Felix! —cantaron los tres idiotas con felicidad.

JiSung se distrajo por un momento del partido para ver el perfil atractivo de HyunJin. Él, nervioso, se relamía el labio mientras sus ojos seguían desesperadamente a la figura de Mina moverse por la cancha, bastante nervioso y reprimido por no poder gritar por ella.

—Ah... ¡Ah! —soltó HyunJin de manera abrupta; JiSung tuvo que girarse para ver qué sucedió—. ¡Esa bestia casi la mata!

JiSung pudo asegurarlo porque Victoria Krum tenía la sonrisa más deslumbrante que alguna vez él vio.

En las gradas se cantaban los nombres de sus jugadores preferidos, y JiSung no pudo evitar sentir una punzada de pena al notar que nadie reconocía el trabajo de Mina como era debido. Ella corría por todas partes, gritando órdenes a los de su equipo y enfrentaba de forma temeraria a los demás chicos sin ser detenida la mayor fuerza bruta que ellos tenían.

—¿Harás algo para la cena? —JiSung le preguntó a HyunJin.

HyunJin se encogió de hombros. —Cenar, supongo.

—¿Compraste flores?

—Por supuesto —respondió con sarcasmo, antes de volver a ahuecar su boca con sus manos—. ¡Vamos, Felix! ¡Patea el balón! ¡Patea el balón!

Esto está igual de tenso que el examen de pociones del profesor Slughorn cuando tuvimos que recrear una poción creada por Jeon Woong- es broma, profesor. Esto es más tenso- bah, a quién le hablo, si el profesor Slughron jamás se asomaría en un partido de futbol-

—¡Puedo oírte!

¡Ay! ¡Hola, profesor! No..., espera- ¿será posible?

—¡Felix! —volvió a chillar Mina—. ¡Hazlo, pedazo de imbécil!

Felix no se había percatado que, entre lo que MinGi decía por los parlantes y el juego, él quedó con el balón de futbol a sus pies. El terror repentino hizo que, drásticamente, lo pateara.

¡Gooool! -gritó MinGi, mientras se sacudía con brusquedad al mismo tiempo que de fondo se escuchaba el silbato de Madame Hooch—. ¡Gol de Felix! ¡Gol del equipo naranja! ¿Qué dice, Madame Hooch? ¿Realizamos una extensión? ¡Tres minutos por lado, lo que queda en seis minutos totales! ¡Suerte, equipos!

Trotsky no se lo tomó bien, e incluso el cuello de Nadine Delagé comenzó a tornarse de ese plumaje dorado que caracterizaba a las veelas cuando se enojaban. JiSung ni siquiera se dio cuenta de que tenía a SeungMin agarrado de su brazo malo por la emoción hasta que él soltó un fuerte quejido.

Los equipos tomaron un momento de hidratación antes de volver a la cancha, y JiSung notó como, cerca de las gradas más inferiores, Shin Yuna se encontraba regalándole un beso en la mejilla a uno de los jugadores del equipo naranja. Él no se habría percatado o tomado relevancia sobre el asunto si no hubiese sentido desde su oído derecho el brusco castañeo de dientes por parte de JeongIn.

—Besuqueas a todo lo que se mueve —le recriminó JiSung—. No seas infantil.

—¡Él ni siquiera sabe cuál es su color favorito! —discutió JeongIn.

—¿Le tienes un regalo por San Valentín?

—¿Tienes un regalo por San Valentín? —replicó JeongIn, enrabiado.

Sip —JiSung sonrió con orgullo—. Un peluche de un gato. Así se olvida de la atrocidad que SooJin le hizo a Soonie.

—Eres patético.

—Vamos~, ¿por qué tanto odio a San Valentín?

—¿Por qué te gusta a ti? —ChangBin le preguntó por otro lado, igual de sorprendido—. No pensé que serías del tipo romántico.

—No es del tipo romántico —SeungMin le explicó a ChangBin—. Pero, considerando que la última vez él terminó con un corazón roto y plantado por una cita- no me sorprendería sí-

—¿Hay algo de ese idiota que no tenga que ver con un trauma? —le interrumpió ChangBin con sinceridad.

Nop.

Los jugadores volvieron a la cancha, y fue mucho más fácil para JiSung reconocer el fuerte malestar e ira que golpeaba a todos. Felix, aun aterrado, miró a sus amigos en las gradas y batió su mano hacia ellos- el único sin ser contagiado por la alza de competitividad.

Madame Hooch lanzó un silbido, y los equipos comenzaron a moverse. El balón se movía de lado a lado, pasó entre los arqueros para lanzarlos hacia el otro lado de la cancha y se generaban constantes faltas que a ese punto del partido nadie prestaba atención. Los jugadores se encontraban sucios por el barro del rocío del césped, jadeantes y colorados por las carreras, y aun así parecieran entregar lo mejor de sí por el juego; sobre todo Mina, desde el reconocimiento de JiSung. Ella era realmente apasionada.

¡Va pasando el balón! ¡El balón viaja a Ergus! ¡De Ergus a Sasha, del equipo naranja! ¡Oh, no- la belleza del campo le ha quitado el balón a Sasha! ¡Ella le hace un pase a Bang Chan! ¡Hombre, no golpees a Felix, que apenas cumplió doce!

—¡Perdón, Felix! —se disculpó Chan en la mitad de la cancha.

Felix, tendido en el suelo, alzó su pulgar. Él ya no quería jugar más.

¡Bang Chan le da un pase a Igor! —«Vaya —pensó JiSung—. Trotsky se llama Igor»—. ¡Oh, no, equipo naranja! ¡Igor ya está en su límite! ¡Meterá el gol al equipo naranja!

—¡Te mataré, JonYoon! —volvió a amenazar HyunJin.

Sin embargo, para cuando Trotsky alzó su pie para golpear el balón, él fue brutalmente tacleado por una zancadilla por parte de Mina- quien se deslizó por el suelo y pateó la pierna soporte de Trotsky con sus dos pies.

La pierna de Trotsky se dobló de una manera inhumana, y cayó sobre Mina; el codo del muchacho golpeó de forma directa su nariz, y todo el mundo pareció más conmocionado por el golpe que por la nerviosa patada que JonYoon le dio al balón. La pelota voló por la cancha y, gracias al desconcierto del arquero del equipo café por la caída, el equipo naranja metió un gol.

MinGi lanzó un fuerte grito que resonó por los parlantes, tanto que apaciguó los de las gradas. El equipo Naranjo se abrazaba mientras que Mina se arrastraba para salir bajo Trotsky, quien gimoteaba en el suelo por la fractura en su pierna. Para cuando salió por completo, se limpió el pequeño hilo de sangre que caía por su nariz y fue abrazada por sus compañeros de equipo mientras cantaban alegóricamente su nombre.

Como estaban más pendiente de la victoria, nadie vio venir a Victoria Krum taclear a Mina por la espalda, lo que llevó enseguida que los equipos comenzasen a intentar separarlas; pero, por los malentendidos del tumulto y la confusión, los equipos comenzaron a golpearse.

—Ah, mierda... —lamentó JiSung, mientras tomaba asiento en las gradas. HyunJin se abrió paso entre los tumultos de estudiantes para ir en ayuda, aunque solo recibió un par de golpes con el balón por parte de Felix solo porque le pareció entretenido—. Cuánto me gustaría tener celular en este instante.

—No me digas eso- ahora prohibirán el futbol en Hogwarts —lamentó ChangBin al imitarlo.

—No me gusta el futbol —dijo JeongIn, también—. Lo encuentro mediocre.

—¿Qué haces acá? —le habló SeungMin—. ¿Por qué te quejas y no aprovechas esta hermosa oportunidad de golpear al idiota que te roba tu novia?

JeongIn pareció pensarlo por un instante; miró hacia el altercado en la cancha y, tras considerarlo, corrió hacia allá para golpear al chico con quien Yuna salía con una patada en la espalda.

Como fue de esperarse, Madame Hooch encantó a todos con Petrificus Totalus mientras que MinHo y MinJu se acercaban para anotar los nombres de todos los participantes de la pelea.

Era un buen San Valentín.

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MinHo deseó tener algún encantamiento que lo ayudase a contar de forma rápida la cantidad de rosas de colores que había en el invernadero, pero eso pareciera hacer perder la gracia de lo que era un trabajo humano. También era complicado categorizar los colores en sus ramos respectivos, porque a veces confundía el código de colores que MinJu le dio por aquel que tenía memorizado por JiSung.

Es decir, ¿por qué las rosas rojas significan amor, si el cabello de JiSung lo mostraba cada vez que tenía rabia? ¡Eso no tenía sentido! Para MinHo, ordenar rosas rojas que los estudiantes se dedicaban de manera anónima o explícita no era más que una amenaza de muerte antes que una forma de demostrar amor.

O eso él podía concluir, puesto que su percepción de la realidad estaba totalmente alterada gracias a JiSung.

Tras organizar todas las rosas rojas en sus respectivos ramos y dedicatorias, comenzó con las rosas amarillas que simbolizaban la amistad y las rosas violetas que simbolizaban el perdón. Su concentración no se desvió cuando sintió la puerta del invernadero ser abierta, y su olfato cosquilleó en sus memorias un olor a magia peculiar.

—¿Tienes problemas que acudes a mí? —consultó MinHo, sin desviar su mirada de la libreta.

SeungMin, nervioso, soltó un suspiro. Se encamino de apoco hacia MinHo y se apoyó en uno de los pilares de madera del invernadero, aquel que tenía una enredadera mágica que brotaba un dulce olor a lavanda.

—Tal vez tú no me consideres tu amigo, pero yo sí te considero como uno, así que, vive con ello —comenzó SeungMin—. ¿Puedo pedirte un consejo?

Incluso MinHo se sorprendió de él mismo al sentir una punzada de remordimiento por la forma en la que trató a SeungMin en diciembre, cuando llegó a Hogwarts luego de la noche en la que lo echaron de su casa. MinHo creía que SeungMin era lo suficientemente inteligente para saber que sus palabras fueron trastocadas por el sentimentalismo y el terror del momento, aunque una voz de él le insistía que lo aclarase para evitar esos malentendidos.

Aunque, ¿era necesario? ¿Tan amigo era SeungMin para MinHo?

—Dime —alentó MinHo, y demostró el poco-aprecio que le tenía a él desviando su mirada de la libreta.

SeungMin se veía nervioso, con mejillas sonrojadas y cabello revuelto por su propia mano. Su uniforme estaba desordenado, con su corbata un poco más desarmada de lo que usualmente llevaba. Sus mangas bajo su capa estaban arremangadas- como si se hubiese colocado de forma apresurada y desordenada. MinHo no se sabía su horario, pero si podía llegar a alguna conclusión...

—¿Con quién te enrollas? —preguntó MinHo directamente.

No quería que sonase como sorpresa, y probablemente SeungMin nunca estuvo en ese tipo de situaciones porque el nerviosismo que MinHo le generó hizo que botase un macetero lleno de tubérculos de naranja. Los tubérculos explotaron y por un momento todo se llenó de un fuerte polvo naranja.

—¡¿Por qué preguntas eso?! —SeungMin cuestionó, alterado—. ¡¿Qué te dio esa idea?!

—Tu cara.

—¡¿Es muy obvia?!

Fue abrupta la manera en la que SeungMin cambió su postura- cosa que hizo a MinHo reír. No obstante, el cambio y las palabras defensivas tomadas de la mano del pánico era demasiado como para que SeungMin se estuviese enrollando con alguien. De hecho, si MinHo analizaba más a fondo el tema, incluso podría creer que...

—Oh, no —soltó MinHo, y bajó su libreta de forma dramática—. ¿Te besuqueas con Felix?

—¡¿Cómo puedes aludir algo así?! —SeungMin vociferó al instante—. ¡Es mi amigo! ¡Es cercano! ¡Eso sería cometer incesto, MinHo! Por Merlín, ¡¿cómo puedes ser tan pervertido en todo esto?! ¡Realmente eres...!

«Yep, se enrolla con Felix».

MinHo, con una pizca de paciencia que pocas veces le interesaba rescatar, dejó su libreta y se sentó en el mesón de rosas con calma, y miró a SeungMin detenidamente.

—Vamos —alentó él—. ¿Cuál es el real problema de ello?

SeungMin ya no podía seguir a la defensiva, pero pareciera que se derrumbaría en cualquier instante por la falta de cohesión de ideas y de superación de temas. Para MinHo, por supuesto que aquello iba a ser complicado: alguien tan cuadrado como SeungMin era lo que hacía entretenido hacer cosas que sabía que estaban mal.

Besuquear a tu mejor amigo, por ejemplo.

—Hubo tensión —comenzó SeungMin—. Es decir- antes era normal..., hacíamos esa cosa de pasarnos el humo de boca en boca porque , no me juzgues. La cosa es que, por supuesto que tuvimos que crecer, y hubo un momento en que eso ya era bastante raro porque la proximidad ya no se vio normal, e incluso creo que él me lo mencionó, pero no lo recuerdo. —SeungMin, aterrado, tomó una de las sillas del invernadero y la aproximó cerca de MinHo para poder sentarse. MinHo creyó que en cualquier momento él se desmayaría por la baja presión. —Ahora, para la fiesta de navidad..., Felix me besó. Él estaba borracho y drogado, y ChangBin estaba con una chica linda. Felix me besó y me pareció triste porque solo lo hacía por despecho- pero era yo el despecho, porque me mencionó a mí antes de besarme. No era que él buscase a alguien, es que él me buscaba a . Intentamos no hablar del tema, pero las cosas se volvieron bastante incómodas, así que lo enfrentamos y..., uh...

—No funcionó —adivinó MinHo.

—Volvió a formarse tensión, así que le dije que sería solo un beso —aclaró SeungMin—. ¡Uno! ¡En serio solo uno! ¡Y el pedazo de idiota me dio otro! ¡Y yo, como comparto su misma neurona, también le di otro!

La forma en la que SeungMin relató su historia le dio a entender a MinHo dos cosas:

1. SeungMin nunca tuvo un contacto romántico en su vida.

2. El chisme está bueno.

—Asumo que no le han dicho a nadie, ¿eh? —tanteó él.

—No, no, no —SeungMin negó con horror—. O sea- Felix es pésimo para esconder cosas, así que creo que se lo dijo a HyunJin, pero él no me ha dicho nada. Y JiSung- es obvio que ese idiota no sabe. ¿Qué hago?

—¿Hacer con qué? —MinHo se encogió de hombros—. Te diste un par de besos con él- pueden sobrevivir a eso. No todo desencadena una gran relación o tragedia si es que..., se siguen enrollando, ¿no es cierto?

SeungMin asintió de forma trágica.

MinHo solo soltó un suspiro de decepción. Por un lado, se sorprendía de cómo ellos tenían el tiempo para tener problemas tan estúpidos; por otro lado, era envidioso ver cómo ellos podían tener problemas estúpidos. Ver a SeungMin damnificado de manera dramática por besarse con su amigo era casi reconfortante.

—Entonces... —MinHo elaboró de nuevo su pregunta—, ¿cuál es el problema de esto?

—¡¿Cómo no le ves el problema?! —chilló. MinHo se preguntó cómo es que no se estaba muriendo de la risa en ese instante.

—Mira, tienes dos problemas y que uno vas a querer evitar, así que, iremos por el otro: ¿hay algo que te perturbe de la forma en la que está avanzando todo este juego de «amigos con beneficios» que tienes con Felix?

SeungMin calló por un instante, con su pie que golpeaba el suelo como si fuese un conejo que buscaba la forma de saciar una frustración tremenda.

—Sexo —soltó SeungMin, finalmente.

—Ah~, sexo —repitió MinHo—. Entiendo. Terrorífico.

—No te burles.

—No lo hago. Aun me aterro cuando..., ¿por qué te lo voy a contar?

—No seas tímido. Ya me sé tus experiencias con lujo y detalle.

«Jodido JiSung».

—El problema real no es solo el sexo —terminó por elaborar SeungMin, resignado—, es..., todo, en realidad. Ni siquiera yo tengo sentimientos claros por él- es decir, algo de atractivo él me debe parecer porque por algo hago lo que hago; sin embargo, saber que soy el despecho...

—¿Felix te ha dicho si tiene sentimientos por ChangBin?

—Me dijo que ya no tiene.

—¿Cómo puedes ser despecho si ya no le gusta él?

—¡Es obvio que es mentira! Es Felix, MinHo.

—¿Y? —Él no entendía cuál era el real problema. —La gente supera a la gente. Es normal.

—¿Y la poción-

—El tema de la poción de amor fue todo un caos, pero fue hace un año —explicó MinHo—. Los sentimientos mutan siempre- es lo que nos hace avanzar y crecer como personas. Si un sentimiento tan fuerte como el amor existió en su momento con Felix y ChangBin, es probable que no continúe ahí si es que Felix te dice que ya no lo quiere. Y, si todo esto es porque eres utilizado como juguete de despecho- díselo a Felix.

SeungMin presionó sus labios con un poco de incomodad, como si aquello lo hiciese cómplice de una acción. MinHo no sabía si, o SeungMin era muy fácil de leer, o él ya había pasado tiempo suficiente con los cuatro idiotas para saber qué pasaba por sus cabezas.

—Tu problema no es que Felix te use —notó MinHo—. Tu problema es que te gusta ser usado.

—Me haces sentir sucio —admitió SeungMin, avergonzado.

MinHo colocó sus ojos en blanco. —Dime, ¿en serio nunca tuviste una experiencia así con alguien? ¿Agarrarte a besos o cosas así?

—No —repitió—. Yo no le gusto a le gente de esa manera, y tampoco me gustan así. Nunca he estado interesado. Es solo que..., es Felix.

—¿Es Felix tipo "me da igual, solo quiero tener experiencia" o "no puedo negarle esto a mi amigo despechado"?

SeungMin, finalmente, se encogió de hombros.

—No tiene nada de malo querer experimentar —aclaró MinHo—. Además, estás experimentando con tu mejor amigo- y te ves asustado por lo cómodo que estás con eso. Repito: no tiene nada de malo.

—Tú lo dices porque tienes novio —contestó en voz baja, defensivo—, pero Felix tiene... experiencia y...

—Experiencia bajo una poción de amor —retireó MinHo, sarcástico—. Incluso yo que estuve bajo sus efectos sé que la rabia que tenía en ese momento no es la misma que la rabia que tiendo a tener siempre. Es normal, SeungMin, y tú mismo me lo dijiste cuando te pedí ayuda: él ya tuvo sus primeras experiencias, pero él será tú primera experiencia.

—Es diferente, MinHo. Ahí hablábamos de un idiota hormonal que lloraba por ti desde cuarto año. Con Felix es totalmente diferente.

—Lo sé, pero eso no quitaba el hecho de que yo me sintiese mal. Desde que JiSung me comenzó a acompañar para las lunas llenas que él me ha visto desnudo, me ha ayudado a vestirme, me ha acompañado en controles médicos que me hace Madame Pomfrey y me ha tenido que ver en situaciones aun más vergonzosas de lo que puedo contar —mencionó, y se sorprendió del autocontrol que se tuvo para sonrojarse en ese instante por la vergüenza—. JiSung me vio en todos mis estados vulnerables, y aun así pensé que tener sexo con él sería peor que todo lo que vio. Que todos esos momentos serían eliminados solo porque yo no sería lo suficientemente bueno en el sexo.

—No sé qué tan bueno puedes ser si es JiSung el que te monta.

MinHo golpeó a SeungMin con uno de los ramos de rosas en la cabeza.

—Solo ve tras Felix como si él fuese tu amigo —MinHo terminó por aconsejar—. Sé todo lo que quieras ser con él, porque, de todas formas, siempre tendrás la opción de irte.

SeungMin pasó una mano por su cabello. —Creo que no me solucionaste nada.

—Una pena para ti.

Ambos se quedaron callados por un instante, bastante apenados como para querer mirarse. MinHo se bajó de la mesa y continuó con el inventario de las rosas, con los ojos de SeungMin siguiéndolo por todas partes.

—Cuando estuviste bajo los efectos de la poción —habló SeungMin—, no te mostraste enamorado de JiSung porque siempre sientes rabia, ¿no es así?

—Yo no estaba enamorado JiSung en ese tiempo.

—¿En serio? Entonces, ¿por qué lo habías invitado a una cita?

—No hablaré de mis sentimientos contigo.

—Vamos~, escuchaste mis problemas. Solo quiero saber cómo es que, si no te gustaba en ese momento, ¿por qué decidiste ilusionarlo?

—¿Vale la pena? Ya estamos juntos.

—Sí, pero no fuiste tú el que lo consoló en ese tiempo- y mucho menos presenció cuánto le afectabas.

—SeungMin —MinHo se giró para verlo, hastiado—. Eres inteligente, ¿no? Un Ravenclaw. ¿Realmente crees que yo me habría permitido enamorarme de un metamorfomago, siendo en ese tiempo parte de una familia elitista, cuyo abuelo hizo que cazaran a la especie de él?

—Entonces, ¿por qué le pediste esa cita?

¿Qué clase de pregunta? ¿Y cómo demonios MinHo la contestaría? Ni él podía encontrar una respuesta a ya un año y más de lo que pasó en ese momento, como si todo hubiese sido parte de un delirio o un estado vulnerable en la que MinHo se encontró en ese instante.

Sin embargo, si reflexionaba sobre esa conversación- el cómo fue él quien dio el primer paso hacia JiSung, recordándole sobre la luna llena, y que aun así podrían ir juntos a Hogsmeade, MinHo le hacía dudar de qué habría pasado si hubiesen tenido esa cita de verdad.

Así que, con un simple pensamiento, él se encogió de hombros.

—Supongo que quise ser normal por un momento, y no pensar en todo lo que revolvía alrededor de nosotros —terminó por admitir MinHo.

SeungMin se vio insatisfecho por la respuesta, sin embargo, no hizo más presión. MinHo podría agradecerlo en ese momento porque, si veía la gran cantidad de rosas rojas que había en ese instante sobre la mesa, sería probable de que todo era un simbolismo para manifestar su inconsciente de lo que él creyó en ese momento sería romántico.

Tal vez, si se veía de nuevo, sí estaba enamorado de JiSung en ese tiempo.

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La cena de San Valentín era el acontecer igualmente cómico que JiSung pudo recibir al instante que se sentó a comer. Estaba agobiado por la cantidad de corazones y colores pasteles que saltaban por todas partes, aunque sí era agradable ver a los alumnos usar ropa causal en vez del uniforme para esto- tomando asiento con aquellas personas significativas o especiales al lado del otro.

Sin embargo, el amor era una mentira cuando tu relación era secreta. JiSung estaba sentado con sus tres amigos sumado ChangBin, JeongIn y, por alguna razón, Chan. Todos asombrados de la dedicación que se le daba a la festividad.

—¡Oh! —exclamó ChangBin, con una pequeña galleta en forma de corazón a medio mascar en su mano—. Es de mantequilla de maní y glaseado. Está delicioso.

—¿Los elfos también estarán contentos por hoy? —se preguntó SeungMin, quien veía escéptico toda la comida.

—Es San Valentín. Probablemente se acostaron sobre nuestra comida —contestó Felix.

—No me traigas de nuevo la imagen de la orgía de los elfos, por favor —pidió JiSung, horrorizado.

El concepto de «orgía de elfos» hizo que JeongIn y Chan escupieran sus bebidas frías sobre la mesa.

—¡¿Por qué hablan de esas cosas?! —exclamó Chan, horrorizado.

—Uh, creo que colocaron una nueva selección de tés —HyunJin ignoró por completo a los otros dos para tomar una caja de oro que, al interior, tenía hierbas que emanaban un fuerte color violeta y rosa. Con precaución, acercó su nariz y lo olfateó—. ¡Es dulce! ¡Té dulce!

—¿No quieres probar unos pasteles? —ofreció Felix su plato de postre—. Merengue y frutilla.

Nah, me quedo con el té.

—¿Y un pastelito? —SeungMin también le ofreció el postre, mientras pasaba un dedo por el glaseado rojo.

Nah, sigo con mi té.

En la mesa de profesores, el mantel había sido cambiado por un patrón tejido con lana roja y blanca, y entre ellos se compartían vinos de distintos tintes. JiSung incluso vio a la profesora McGonagall pedirle al profesor Cohan que se controlara por el consumo.

—Ah- no les conté —habló JiSung—. Le mandé una carta a Newt Scamander.

—¡¿Qué?! —chilló SeungMin.

—Uh- su nombre me suena —murmuró JeongIn.

—¿Cómo que «te suena», pedazo de animal? —insultó SeungMin—. Es el autor de Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, sucio ignorante. ¿Te contactaste con Newt Scamander? —le preguntó a JiSung.

—No podía no intentarlo —refirió—. No tengo ni la más remota idea de cómo aguantaré al respiración por una hora.

—Ah... —Chan lamentó—. ¿Podemos no hablar de eso? Ni siquiera deberías de contarme tu estrategia.

JiSung le dio una cucharada a una torta de manjar y se encogió de hombros. —¿Hm? ¿Por qué lo dices? Somos amigos.

—Estamos compitiendo, JiSung...

—Pero- somos amigos.

—Eso da igual —interrumpió ChangBin—. ¿Y crees que Newt esté vivo?

—¡¿Qué clase de pregunta es esa?! —vociferó SeungMin, ofendido—. Solo tiene ciento veinticinco años- por favor, ustedes realmente no le tienen estima a los viejos.

—¡¿Ciento veinticinco?! —exclamaron.

—Mis abuelos paternos se murieron a los ciento veintitrés —repuso HyunJin, obviando la sorpresa—. Puede que Newt esté postrado o algo así.

—Mierda... —JiSung se recostó sobre su mesa, dramático—. No pensé que él estaría muerto para cuando tuviésemos que dar la segunda prueba —de nuevo, se giró hacia Chan—, ¿qué demonios usarás tú?

—Te dije que no te diré.

—¿Por qué te enfocas tanto en la competencia?

—Es una cuestión de valores —ChangBin fue quien contestó—. Valores y convicciones. Un Torneo como este, donde pide la colaboración entre escuelas y al mismo tiempo los hace competencias solo genera tensión entre los campeones- en especial aquellos que no saben dibujar una línea entre la amistad y la competencia. Es esperable que entre Durmstrang, Beauxbatons y Hogwarts no se hablen, pero son dos campeones de Hogwarts- y, coincidentemente, se conocen. Tienen que escoger qué camino tomar.

—Woah —expresaron Felix, JeongIn y SeungMin.

—Eso no tiene sentido —discutió JiSung. Apuntó hacia la mesa de Slytherin, donde se veía a Nadine Delagé y a Yeji conversando con normalidad mientras probaban tortas—. Ellas se hicieron casi novias.

—Y yo todavía creo que es porque Nadine Delagé quiere saber las tácticas de JiSung —murmuró HyunJin, desagradado—. Conozco a mi gente.

—Es algo de comodidad, simplemente —terminó por decir Chan—. Y no quiero hablar más del tema. Miren: el coro del sapo también ha hizo actividades para San Valentín.

Cinco chicos del club musical El Coro del Sapo se acercó hacia un chico de Gryffindor, a quien le cantaron a capela 10.000 Hours de Dan + Shay. Los siete no pudieron evitar sentir pena ajena, aunque todo se derrumbó para HyunJin quien, de manera dramática, pegó su frente en la mesa y lanzó un sollozo.

—Esa canción es tan bella —expresó HyunJin—. ¿Por qué no la conocí yo antes?

—Contexto —susurró JeongIn.

—Quiere dedicarle una canción a Mina porque ella le regaló una lista de canciones que le hacían pensar en él y en su relación —respondió Felix con rapidez.

—¿Aun? Pensé que habían terminado- ya saben, como se besuqueó con EunBin Kwon.

—¡Estaba bajo una poción de amor! —se defendió HyunJin—. ¡Es increíble que haya caído dos veces!

—Eres muy tonto —SeungMin y JiSung dijeron a la par. Ambos se dieron un cabezazo.

El Coro del Sapo terminó de cantar al chico de Gryffindor, quien, ridículamente, comenzó a gimotear de llanto mientras agradecía. Los siete chicos volvieron a sentir asco.

—¿Por qué son tan intensos? —se preguntó SeungMin—. No es como si se fueran a morir mañana o a casarse con sus novios de escuela.

—¿Cómo que no? —HyunJin y JiSung preguntaron, ofendidos.

SeungMin ni siquiera iba a contestarle a eso.

De pronto, tal como la mañana en la que entregaron las calificaciones, una gran bandada de lechuzas entró por las ventanas del castillo con ramos de rosas de distintos colores en cada pata, las cuales cayeron hacia sus destinados correspondientes. Una gran oleada de suspiros y risas emocionadas se soltó por todo el Gran Comedor, al mismo tiempo que veían cómo caían ramos a los maestros.

Los siete también recibieron ramos, aunque las dedicatorias fueran distintas. HyunJin, SeungMin y Felix se vieron extrañados al recibir una rosa roja particular.

—¡Ay! —JiSung tomó una carta dedeicatoria de rosa roja, y leyó en voz alta—: «Para el mejor novio. Te amo». ¡Lo amo tanto!

—Uh... —HyunJin sacó la dedicatoria de su ramo y se lo mostró a JiSung—. El mío dice lo mismo.

—¡El mío igual! —Felix mostró el suyo, emocionado.

—Mi rosa también —dijo SeungMin.

—Nuestro novio es tan lindo —suspiró JiSung de alegría.

—Es..., su relación con MinHo es demasiado rara —admitió ChangBin, asqueado.

—¿Le enviaron ustedes rosas a alguien? —preguntó SeungMin, mientras guardaba la dedicatoria en la rosa.

HyunJin volvió a estrellar su rostro contra la mesa para sollozar y un ojo de JeongIn comenzó a lagrimar.

—No me atreví —admitió JeongIn.

—Te la van a quitar por tonto —aconsejó ChangBin—. Debes hacer un movimiento.

—Sí —repitió JiSung—. Debes hacer un movimiento.

Por la postura de ChangBin, JiSung supo que en cualquier momento moriría asfixiado por esos brazos.

—¿Tú le mandaste una rosa a alguien? —SeungMin le preguntó a Chan.

Chan negó. —No hay nadie que me interese.

Todo el buen humor y las burlas se drenaron del cuerpo de JiSung, para solamente dejar la idea de que Chan gustaba de MinHo en su cabeza. Una fuerte corriente de pánico lo abrazó como si de esa forma terminara la historia, porque Chan lo dijo con una calma que incluso pudo ser considerada real.

Sin embargo, era mentira. La amortienta no mentía jamás, y, si no había muestra de flagelación por parte de Chan respecto a MinHo, eso significaba dos cosas: o era muy bueno mintiendo, o aun no se daba cuenta de sus sentimientos.

JiSung no podía siquiera notar cuál era peor.

Su mente de a poco comenzó a sentirse más lejano, y la asociación de ideas como acontecimientos de a poco comenzaron a ser una catastrófica bola de nieve cayendo por una colina: porque Chan era un buen chico, y MinHo podría fijarse en él; tal vez no lo haría en ese instante, pero cuando JiSung tuviese que matar a DeLuca, las decisiones serían zanjadas.

Chan era un buen chico, y JiSung tenía que matar a alguien.

JiSung no sería buena persona- no es buena persona, porque su destino iba direccionado a tener que acabar con alguien. Algo de todo eso lo haría volverse más loco de lo que ya estaba, algo en donde el remordimiento de asesinato lo apuñalaría por todas partes, o un algo donde notaría que la muerte no está tan alejada de la vida- lo que lo haría ser un peligro.

«Matar». Porque JiSung deberá de hacerlo, y el camino que le seguirá después será difícil.

»Debo matar —se recordó—. Hacerlo de la misma forma en la que lo hicieron con Callaghan.»

»Cabeza desollada».

»Cabeza desollada».

»Cabeza desollada».

»Cabeza desollada».

—¿Hm? Te llegaron más flores rojas. —Desde su pensamiento que Felix lo sacó de la obsesión, para pasar de SeungMin y tomar el ramo de rosas de JiSung. —¿Admiradores secretos?

—Debe qué, si se convirtió en dragón —obvió SeungMin.

—Channie también tiene porque es campeón —apuntó Felix—. ¿Habrá alguna de Eric Sohn?

De repente, los chicos se pusieron de acuerdo y comenzaron a hurgar entre el ramo de rosas para encontrar alguna dedicatoria. JiSung pudo reír ante eso en ese momento, porque era un buen consuelo: algo normal, una burla común como lo era rememorar a tu exnovio. Algo de diecisiete años.

¿Era demasiado exigirle al chico de diecisiete años que dejara los pocos ápices de inocencia atrás, todo con el fin del bien común?

La cena terminó con brazos cargados de ramos, aunque nada impidió a los prefectos para que hicieran sus rondas. JeongIn robó deliberadamente una rosa roja a JiSung para el momento de hacer sus rondas, y Chan se despidió de ellos para ir a su sala común; no obstante, JiSung no lo soltó, por lo que fue detrás de él.

—¿Podemos hablar? —preguntó JiSung a Chan, en las escaleras móviles—. Yo estoy... perturbado contigo, ahora mismo.

Chan, sin entender, le alzó una ceja. —¿A qué te refieres?

—En la mesa, ChangBin habló de esa línea que se formaba entre el amigo y la competencia —explicó JiSung—. ¿Por qué soy yo tu competencia?

—Porque lo eres —obvió, sin entender el punto de JiSung—. Ambos representamos la misma escuela, pero uno de los dos ganará el dinero-

—Sí, pero- ¿Tanto es tu deseo de ganar que te olvidas de mí?

—Es demasiado egoísta que te posiciones así, JiSung-

—No, quiero decir —JiSung tomó aire. Ni siquiera sabía cómo abordar sus sentimientos hacia Chan—, cuando mi madrina me echó de la casa, tú estuviste para mí; escuchaste todos mis problemas, te conté mi vida entera en ese momento- y tú hiciste lo mismo conmigo; pensé que habíamos formado un vínculo independiente de cómo nos veíamos al otro acá en la escuela, y sin embargo, cuando te vi, actuaste como si todo ese verano no hubiese pasado. —No fue de su sorpresa de que de apoco su cabello se tornase azul, con una pena acumulada desde años atrás. —Tú, al igual que Leela, me echaron sin previo aviso y- no sé, Chan, yo te necesité.

La escalera llegó hasta la entrada de la sala común de Gryffindor, sin embargo, Chan tomó asiento en el escalón de mármol con una postura de haber sido golpeado con fuerza en lugares sensibles.

—Lo siento —dijo Chan—, no sabía que te hice sentir así-

—Basta con las disculpas —interrumpió JiSung—. Tu pareces como si vivieras con demasiada culpa- demasiados duelos de por medio. No entiendo por qué me alejaste en ese momento en que te necesité, y tampoco entiendo cómo es que ahora, en esta segunda prueba del Torneo, también lo haces.

—Necesito ganar, JiSung...

—¿Por qué?

—¡Porque! ¿Tú no quieres hacerlo? —preguntó—. Quiero demostrar de que sí soy orgullo. Sí soy merecedor de cosas- es decir, mierda, era capitán del equipo de Quidditch y Prefecto, todo un camino pavimentado a ser el Premio Anual de mi generación- pero fui tan tonto que yo- no sé, JiSung- yo simplemente perdí todo.

—¿Y por qué me fuiste a rescatar a la casa de los Yeh? ¿Fue solo porque me lo debías? ¿Por ese vínculo mágico que se formó?

—No iba a dejar que te fueras allá, completamente solo.

—¿A quién mierda quieres demostrarle que puedes ser algo más? —insistió JiSung, enrabiado—. ¿Por qué haces estas cosas? ¿Y por qué me tratas así? ¿Acaso me odias, después de todo? ¿Nunca te agradé?

—JiSung- esto no gira en torno a ti.

—Entonces, ¿por qué me has acercado y desplazado de la forma en la que te plazca? ¿Por qué me tratas así, incluso ahora?

Chan lo veía con esos ojos cafés inyectados de sentimientos; una gran ola de emociones que JiSung podía navegar y encontrar la respuesta en ellos, a un nivel de que la realidad en la que vivían no era más que una simulación donde todos los objetos eran representaciones del tormento mental en el que se vivía.

El tiempo pasaba de ambos, y era un montón de cosas que se entregaron que parecería que de a poco se acabarían. JiSung no tenía intenciones de cumplir con un torneo, y era Chan quien más parecía capaz de poder ganarlo. JiSung quería que Chan ganara.

—Tu eres mi amigo, Chan —dijo JiSung—. Yo te quiero.

«Te quiero», primera vez que JiSung se lo decía a alguien que no era MinHo. Abrir sus sentimientos en el noviazgo hizo que de a poco más palabras pudiesen ser compuestas en su lenguaje, por lo tanto, más fácil le hacía sentirse identificado. Identificarse en el querer era algo básico, terrenal y seguro- algo que era completamente claro y descriptible, no como sus sentimientos que tenía por HyunJin, SeungMin y Felix; en ellos no había palabras, pero con Chan era simple- sencillo, como si era esperable que fuese él quien lo dijera.

Sin embargo, no fue correspondido. JiSung eliminó su teoría de que Chan no era consciente de sus sentimientos por MinHo porque él se levantó de la escalera de mármol y entró a su sala común. Chan no tenía reprimido sus sentimientos por MinHo, al contrario, los tenía tan a flor de piel que le recordaba cuán culpable era por cada vez que miraba a JiSung.

JiSung caminó con lentitud hacia la sala común de Hufflepuff, sin poder ser descriptivo con sus sentimientos. Su cabello estaba en un notorio color naranjo, lo suficientemente manifestante como para que, a la hora de estar fuera de su sala común, viera a MinHo apoyado en los barriles.

—¿Algo te perturba la cabeza? —consultó MinHo.

El cosquilleo de su nuca hizo que el color de su cabello tornara un fuerte verde menta, a medida de que negaba lo que le decían.

—¿Y tus responsabilidades, Premio Anual? —preguntó JiSung, mientras se acercaba a él.

—MinJu es bastante... apasionada y romántica —explicó MinHo—. ¿Quieres ir a la Sala de Menesteres?

—Sí, por favor.

Minutos antes de que MinHo apareciera rondando por la torre de Hufflepuff, HyunJin y Felix habían decidido no ir a sus dormitorios y decidieron pasar tiempo con algunos de chicos de la casa en la sala común, quienes charlaban y jugaban juegos de mesa para pasar el rato.

El barril de la sala común se abrió, y HyunJin vio a Mina entrar con dos de sus amigas. Ella cojeaba un poco, y su nariz estaba ligeramente hinchada por el golpe que el novio de Victoria Krum le dio. Enseguida él se levantó para ir hacia ella.

—¿Tienes un momento? —le preguntó HyunJin. Mina, un poco apacible, miró a sus amigas y asintió.

Ella no habló en todo el camino, y mucho menos preguntó por qué HyunJin la estaba llevando hacia el jardín de Hogwarts. La guio hasta el lado más oscuro y al mismo tiempo con más reflexión de luces del castillo, al borde del Lago Negro, y Mina esperó con paciencia a que HyunJin hablara.

Mientras, HyunJin se preguntó: ¿qué podría decirle, sin que todo se fuera al carajo? Estaba en una línea tan delgada de no querer terminar con ella, pero de tener miedo de continuar la relación. Hace poco, ambos habrían cumplido un año de relación.

¿Cómo es que todo se tornó tan complicado?

—¿Pasa algo? —consultó Mina, mientras rebotaba ligeramente en su lugar. Hacía frío en los jardines.

HyunJin se preguntó cómo es que ella le perdonaba cada estupidez que hacía, y cómo le defendía ante cada cosa que realizaba. HyunJin se preguntaba cómo es que podía ser merecedor de una chica como ella, y el cómo ni siquiera pudo regalarle una canción de vuelta.

—Intenté buscar la mejor canción que pudiese describir mis sentimientos hacia ti, ya que tú hiciste lo mismo y no sabía cómo corresponderte —comenzó HyunJin, nervioso—. Yo no conozco mucho de música muggle, y creí que sería un falta de respeto darte música de mi mundo porque eso solo haría las cosas aun más raras entre nosotros, así que he estado las últimas semanas escuchando todos los caset de JiSung, con todas las canciones que pudiesen funcionar para retratarte mis sentimientos, y me di cuenta que no encontré ninguna canción que me hizo pensar en ti de la forma en la que tú lo hiciste conmigo.

Mina no entendía por qué el inicio del discurso, ni tampoco por qué HyunJin parecía tan afectado con eso. Ella se sonrojó ante la mención de las canciones que le regaló para navidad.

—Entonces, me pregunté —continuó él—: ¿cómo puedo ser recíproco con mis sentimientos, si no hay canción que los describa? Fue ahí cuando supe que no debía de por qué asustarme porque he hecho eso: desconocer canciones de amor. No sé si habrá alguna que nos describa de verdad, pero me gustaría vivir contigo como si todas las que escuché lo hicieran.

Para la sorpresa de Mina, HyunJin se sacó sus zapatos y pisó el césped húmedo.

—¡Ay! —exclamó ella, impresionada—. ¡Está helado! ¿Por qué demonios haces eso?

HyunJin caminó hacia el Lago Negro, y Mina lo siguió con rapidez con los zapatos de él en mano. Ella no podía entender cómo HyunJin haría algo tan descabellado con 0 grados en la noche de febrero.

—¡HyunJin! —siseó ella, apenada—. No te met- ¡Ay!

HyunJin soltó una carcajada nerviosa en el instante en que sus pies se mojaron, y se adentró al Lago Negro hasta que el agua le mojase las rodillas. Mina se ganó en la orilla, con quejidos de por medio por la manera en la que HyunJin estaba soportando el frío.

—Ven, HyunJin —pidió Mina—. ¿Qué quieres decir que te tienes que meter al lago? ¡Ay! ¡HyunJin, sal de ahí, por favor!

—Solo intento ser dramático —bromeó HyunJin—. Y..., carajo, está realmente helada.

—¡Ven!

—Una de las canciones que escuché de JiSung hablaba de cómo se recordaban las luces que se vieron en el lago, y me puse a pensar en cómo puedo tener esta misma imagen en mi cabeza si es que estoy acá. —Dicho eso, HyunJin le tendió la mano a Mina. —Yo ahora te veo, y eres lo mejor que alguna vez he tenido.

Mina se quedó un instante plantada en el césped, viendo a HyunJin como si finalmente todo los efectos traumáticos hicieron que perdiera la cabeza. Totalmente frustrada, soltó los zapatos de él como también se comenzó a sacar los suyos y, de paso, la larga capa invernal que la abrigaba.

—Taylor Swift —dijo ella—. Mine.

—¿Eh?

—Es de Mine, de Taylor Swift —explicó Mina, y de a poco se acercó al lago- temerosa y cobarde por el frío que hacía—. Dice: «¿recuerdas todas las luces de la ciudad en el agua? – fue cuando comencé a creer, por primera vez...» —De a poco, Mina comenzó a adentrarse la lago, con un gemido de dolor presionado entre sus dientes mientras mordía con fiereza su labio. —«Hiciste rebelde a la cuidadosa hija del hombre descuidado – eres lo mejor que ha sido mío...»

—Vaya, sí que es explícita.

—Demasiado.

HyunJin no sentía que pudiesen solucionar algo en ese instante, pero al menos Mina se abrazó al torso de HyunJin mientras él la abrazaba por los hombros, todo con el fin de tener un poco de normalidad y de magia al mismo tiempo.

HyunJin no conocía la canción que Mina hizo referencia, pero ella la tarareaba en su mente como si fuese parte de la banda sonora del momento; lo consideraba ridículo, desde el punto de vista de ella, y la ruptura era mucho más fácil si es que se obsesionaba con la idea de lo que sería más adelante.

En el dormitorio de Hufflepuff, SeungMin dejó su libro a un lado y pegó su mirada en el techo que reproducía estrellas.

—¿Qué haces? —consultó SeungMin a Felix, aunque no lo miraba directamente.

A su lado, Felix revisaba la taza de té que HyunJin tomó para la cena.

—Intento ver cómo es su futuro —contestó Felix, con el manual en su regazo—. Es un té específico para el amor, y según el manual, HyunJin estará tranquilo.

—¿Solo con el amor?

—Sí, lamentablemente.

—Es una mierda. ¿No puedes ver ahí cómo hacer para que vuelva a comer?

—No, pero las cartas del tarot decían que estaría un poco delicado de salud —informó Felix. Melancólico, cerró el manual y lo dejó en su mesa de noche, con la taza de té encima. Le fue inevitable no mirar hacia el macetero de camelias junto a la cama de JiSung, y de cómo la camelia violeta estaba encendida—. Él también parece estar bien.

La ventana del dormitorio emitió ruido. Felix se levantó y la abrió, Kkami ingresó al dormitorio con un gran forro de pergaminos atado en su pata. Con curiosidad, Felix lo tomó lo abrió.

—Oh —Felix regresó a la cama, mientras que Kkami iba hacia su jaula sobre el armario para comer y descansar—. Newt Scamander le contestó a JiSung.

—¡Jódeme! —SeungMin se incorporó y le quitó los pergaminos a Felix. Se demoró su momento en poder tener la idea general de lo que decía—. ¡Está vivo! Ah, maldito bastardo con suerte.

—¿Qué dice?

—No sé, soy disléxico.

Felix colocó sus ojos en blanco y le quitó las hojas a SeungMin.

—Mierda..., es una descripción detallada de la anatomía de la Gente del Agua.

—Es increíble como el Torneo ha parecido eterno —dijo SeungMin, mientras volvía a recostarse en la cama—. Lo que ha hecho que el ciclo escolar haya durado más que la mierda.

—Ha pasado cosas de por medio —reconoció Felix.

—Solo cuatro meses para que acabe el ciclo..., ¿qué haremos en séptimo?

Felix dejó el pergamino a los pies de la cama y se recostó sobre su hombro junto a SeungMin para poder verlo. —Estudiar para los EXTASIS.

—Seguro, ¿y después? —SeungMin aludió al Mapa del Reino Unido que seguía detrás de la puerta—. ¿Qué haremos con eso?

—No lo sé, SeungMin. Yo ni siquiera podré estudiar en la universidad porque Hogwarts no da certificados de estudio —dijo Felix—. Supongo que tú te irás con tus padres, ¿no es así?

—Aunque me gustaría quedarme en Londres. No tan lejos de todo.

—¿Sabes hacia qué campo de estudio te irás?

—Probablemente a la medicinal- tengo conocimiento de eso con las plantas. Puede ser una buena mezcla- como lo que hace SaeJah y la medicina muggle. ¿Si le pido que sea mi mentora?

—Así no te separarás de HyunJin —opinó Felix—. Aunque..., ¿crees que él esté el próximo año en la escuela?

SeungMin no se había planteado esa pregunta, y fue un poco terrorífica que fuese Felix quien la hiciera. Se giró sobre su hombro para reflejar a Felix, y enseguida se arrepintió.

—¿Crees que, como va todo, alguien regresará? —preguntó SeungMin en voz baja.

Felix pareció tragar, y su mirada se desvió de los ojos de SeungMin hasta sus labios. —Yo quiero regresar.

El movimiento causó que SeungMin se sintiese más hipnotizado que usado.

—Yo también —susurró.

SeungMin tomó el primer paso con su brazo que rodeaba la cintura, y Felix lo tomó enseguida de la mejilla. La sensación de no querer apartarse fue contagiosa e implícita, tal vez al punto en que no debía de por qué pensarse en eso. La mano de SeungMin viajó hasta detrás de la rodilla de Felix y lo atrajo hacia él, con Felix simplemente cediendo de la misma forma en la que lo han hecho las últimas semanas.

Desde más lejano a ellos, en la Sala de Menesteres, JiSung reproducía en la radio uno de sus caset con canciones favoritas, agraciado de que la sala proporcionase todo lo que necesitara, para estar tapado con una divertida manta con el escudo de Hogwarts.

—Te toca —susurró MinHo.

Entre ambos estaba un tablero de ajedrez, donde MinHo iba ganando. JiSung tomó un alfil y lo dejó cerca de una torre negra, aunque esta puso resistencia y regresó a su lugar de origen, solo para esperar las órdenes de JiSung.

—No te diré dónde ir —discutió JiSung con la pieza—. Ve donde te dejé. Ahora.

El alfil agitó la espada hacia él, pero regresó a su lugar.

Aunque JiSung fuese alguien de personalidad casanova, MinHo era el que estaba más seguro de su desnudez; no porque estuviese seguro con su cuerpo, sino porque JiSung lo vio en todos los estados posibles. Estaba recostado en el suelo, con un brazo usado de almohada, mientras fumaba un cigarrillo que le compró a un chico traficante de Slytherin.

MinHo dio la orden para que su torre se moviera, y esta acabó con uno de los peones de JiSung.

JiSung no podía evitar sentir vergüenza con su propia desnudez, y de tanto en tanto sus ojos viajaban por un poco más abajo del cuerpo de MinHo sin razón aparente- casi como si fuera un tonto por nunca haberlo visto así, o por nunca haberlo tocado de alguna forma.

—¿Pasa algo? —preguntó MinHo—. Has estado raro...

—El Torneo me tiene estresado. No saber en qué convertirme...

—Una sirena.

—Claro, y me pondré a cantar: ¿qué tengo aquí? Qué lindo es – es un tesoro qué descubrí-

—¿De qué es eso?

—Olvídalo. El Torneo me enferma.

El Torneo lo enferma, porque la meta final es, de alguna forma, derrotar a DeLuca. El Torneo le enferma porque Chan es también el que debe de ganarlo. El Torneo lo enferma por completo.

—Hablé con Chan —comenzó JiSung—, le pregunté por qué me apartó en cuarto año, luego de todo lo que pasó. También le pregunté por qué me aparta ahora, si incluso fue a buscarme a la casa de los Yeh. No pudo darme respuesta.

—¿Respuesta de por qué te aparta de todo?

—Sí, y duele porque para mí es mi amigo. Yo lo quiero.

—A veces, los querer no son correspondidos.

—Sí, pero duele.

Desde la radio comenzó a sonar la guitarra de Fast Car de Tracy Chapman. JiSung encogió sus rodillas bajo la manta y la abrazó.

—Chan no es un mal tipo —dijo MinHo, sorpresivamente—, y no lo digo con intenciones de querer consolarte, pero él también debe hacerlo- el quererte, me refiero, porque una persona no soporta a otra de la manera en la que se hicieron ustedes.

—¿Consideras a Chan un buen tipo?

—¿Es lo único que escuchas? —se incorporó—, él no lo es, y no lo digo porque yo no lo considere alguien malo, sino porque tú tienes un ojo en encontrar lo bueno en las personas- ustedes cuatro, en general —englobó—. Ustedes están para la mierda, y eso pareciera ser suficiente como para saber en quién confiar o no. Además, tú no quieres a personas que no pueden quererte.

La imagen de los ojos de Chan se coló en la mente de JiSung, pero él quiso desplazarlos hasta lo más profundo de todo. Movió todas las piezas del tablero de ajedrez para dirigirse hacia MinHo y sentarse sobre él, con sus brazos rodeando su cuello.

A JiSung le gustaba Fast Car; no solo porque le gustaba Tracy Chapman, pero porque podía encontrarse en la letra. También encontraba a MinHo en ella, y en un futuro próspero que estuviese alejado del torneo, de la profecía, y de la maldad que JiSung sentía que sería.

—¿No quieres dejarme descansar un poco? —pidió MinHo—. Me duele todo...

—No es excusa —dijo JiSung, y, con su fuerza, lo hizo rodar por el suelo para quedar debajo de él. La perspectiva del rostro de MinHo la vio mucho más preciosa de lo que normalmente veía, con la nueva cicatriz trazada en su rostro como una amenaza. Le fue inevitable no tocarla con sus manos, y recordar que ahora ambos tenían cicatrices en el mismo lado de la cara—. Vamos, MinHo, ámame.

JiSung quiso disfrutar aquel catorce de febrero. De forma inconsciente, él sabía que para el próximo San Valentín no estaría con MinHo. No habría oportunidad de tenerlo cerca ni aunque el catorce cayese luna llena.

So, I remember when we were driving, driving in your car.

Speed so fast, I felt like I was drunk.

City lights lay out before us,

And your arm felt nice wrapped around my shoulder.

And I had a feeling that I belong.

I had a feeling could be someone, be someone, be someone.

[1] Los pensamientos del minsung be like:

JiSung: seguro minho ahora piensa en chan. Probablemente se enamore de él y quiera proyectar todo su futuro con sus dos hermanos y su mascota. MinHo se enamorará de él, harán ese acuerdo prenupcial que alguna vez le propuse a MinHo y él desvió el tema porque Chan es probablemente el tipo de personas que lo anime y motive a seguir al tener una competencia en esta vida con un chico tan atractivo como él, al igual que amable, perseverante, atlético, de cuerpo formido, sin traumas y colores de por medio-

MinHo: me pregunto si JiSung comió hoy

[2] hablando de minsung, fast car de Tracy Chapman es muy de ellos

[3] quiero mucho a mina, quiero hacer perspectivas de ella solo porque me encanta

Edit: Mint_Turtule de AO3 hizo una playlist con todas las canciones- la dejaré en los comentarios y también podrán encontrarla en mi perfil de wattpad. Gracias, mimor

Quería actualizar el jueves, pero tuve mi entrega el viernes y fue todo un caos;; pero, ahora sí, me esforzaré para que el siguiente capítulo sea la segunda prueba uwu Gracias por leer, les amo.


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