34. ¿Por qué siguen jugando con pociones de amor?
Guía de colores de Han JiSung:
Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado.
Capítulo 34
¿Por qué siguen jugando con pociones de amor?
Enero 8, domingo en la noche
Los ojos de MinHo estaban ubicados en el otro lado del bar, donde Omerus bebía vino con uno de sus dos viejos y más grandes amigos, evitando por completo el caer y hacer contacto visual con él.
Algo que la gente siempre amaba era el morbo. Morbo por las acciones, por dedicatorias y conversaciones; por los presentimientos y por los estimas, tanto que se podía ver las apuestas a través de los ojos de la demás gente del bar la necesidad de querer ver que pasase algo. Era impresionante la necesidad que los clientes y partidarios de Libertad Mágica tenían para ver una discusión.
Y MinHo, desde lo más profundo, estaba igual de sediento de sangre.
Bajo la gran túnica hecha de magia, la camisa negra de seda y los pantalones formales, y de la bufanda negra tejida por su abuela y ex señora muerta de Omerus, descansaba el vendaje que goteaba de sangre y rencor a causa de las heridas que el lobo le hizo tras la luna llena. Fue una noche salvaje la del sábado, una de las más sangrientas que él tuvo desde su llegada a Hogwarts, y la nueva cicatriz que decoraba la mitad de su rostro- pasando por parte de su ceja y de su ojo, mostraba a MinHo ese fantástico rasgo de lo que fue desencadenado.
Omerus veía al chico que desprendieron del apellido Lee, y que solamente portaba la sangre del lobo en sus labios.
En el piano, la mujer que vestía de rojo y era recurrente al ser compañera de DeLuca tocaba una preciosa pieza acompañada de su dulce voz. Una tonalidad que no era del todo aguda, y que su gravedad solo generaba esa madurez de la frialdad- todo era perfectamente conectado y diseñado para que todo fuera una película de terror.
En su mesa, dos mujeres se sentaron. Su rostro no era más que una lástima que MinHo no se tragaba. Sus manos estaban sobre sus pechos, damnificadas, y arrullaban a MinHo de una forma que lo incomodaba.
—¿Cómo te encuentras, hijo? —preguntó una mujer.
MinHo, con su copa de jugo en mano, bailó el dedo alrededor de la orilla con desinterés. —Tranquilo, en realidad. ¿Y usted?
—Supimos la noticia. Quiero que sepas que puedes contar con nosotras —prometió la otra mujer, con su mano estirada sobre la mesa—. Mi hijo también es homosexual.
¿Cómo se contestaba a eso? MinHo pudo haber iniciado un discurso de odio respecto a la heteronormatividad o justificar que él en verdad no era gay, solamente salía con un chico. No obstante, la tonalidad tan condescendiente de las mujeres, que relataban las experiencias cercanas de tercer tipo respecto a esa extraña ola llamada «homosexualidad» hizo que MinHo callara y, a gusto, escuchara con simpatía y falsa lástima.
Era demasiado para ascender, lo que hacía que la caída fuese dolorosa. Omerus continuaba con su vista desde la otra mesa, y MinHo cedió a tener la fantasía de que él le temiera.
No era idiota, en especial con la luna llena. La violenta necesidad de querer mostrarle sus heridas y aplicar en su abuelo la violencia que MinHo se aplica a él mismo le generaba comezón en las manos.
Sin embargo, tal como YeonJun con su jugada con Mina, ¿cuál era la estrategia de su familia? Ambas mujeres le conversaban del caos social que generó, pero nadie de su sangre le reafirmaba las cosas que pasó; no hubo opiniones de tíos maternos o paternos, o alguna carta por parte de sus primos. No debía de prestarle demasiada atención, considerando que nunca fueron parte de su núcleo o sabían de la licantropía, sin embargo, le generaba remordimiento.
«Cálmate —se apresuró en decirse—, o el lobo se desquitará contigo en la próxima luna llena».
Se removió incómodo en su asiento, y sintió uno de los vendajes caer. Madame Pomfrey había intentado todo lo posible para acelerar la cicatrización de su cuerpo sumado con la natural que tenía por su condición; no obstante, él no parecía querer colaborar, lo que generaba toda una impersonalidad en su propio corpóreo fragmentado: su mente, su cuerpo, y el lobo.
Tres elementos que lo constituían. Tres factores que lo diferían también según la clase social. Le fue inevitable no pensarlo en comparación de las mujeres que le hablaban.
Estaba su mente, aquella oligárquica con pensamientos clasistas y discriminadores; aquella que buscaba un bienestar propio y generar que las otras personas buscaran la supervivencia. Ubicada en el punto más alto de la cadena alimenticia, como el depredador que era.
Luego, se encontraba su cuerpo: el destruido, maltratado, bello y etéreo. Reconocía de su belleza como de su fealdad, algo que le hacía moverse con simpatía entre el mar de gente. Siempre dolía, y siempre se encontraba con cicatrices, aunque tenía la habilidad de sanarse rápido. Él era lo que sería un mago corriente- lo más propio de la normalidad, lo más propio del ser humano perfecto.
Finalmente, estaba la licantropía. La basura del humano y de la criatura. El peligro y descontrol. El anarquismo puro del sistema controlador que el Mundo Mágico era.
Las mujeres con las que MinHo charlaban solo se encontraban en los dos primeros estadios, y probablemente toda la gente del bar estaba igual. Una dualidad que ascendía al poder y trabajaba para mantenerse. Un gobierno autoritario de ideología y presencia, a tal punto que las migraciones continuaron desde que DeLuca tomó el poder del Ministerio.
«Ah... —MinHo al fin pareció entender el punto de DeLuca—. Todos son duales, pero algunos son triadas. Por eso ellos intentan controlarnos».
Para cuando los hombres que acompañaban a Omerus se levantaron para presuntamente ir al baño, MinHo también se levantó. Omerus se removió con incomodidad en su asiento, y se tapó su boca con un pañuelo fino al momento de toser. MinHo ignoró al resto de las personas hasta que se ganó frente a la mesa de él.
—¿Puedo sentarme? —preguntó MinHo con amabilidad.
Omerus lo miraba como si él fuese la escoria viviente que tanto renegó, y MinHo intentaba hacer titilar sus ojos con esa misma presunta inocencia que tanto era odiado. Omerus no dio respuesta cuando MinHo ya había tomado asiento frente a él.
—¿No me preguntarás cómo estoy? —le dijo Omerus entre tosidos.
—¿No me lo preguntará a mí? —replicó.
—No te conviene.
—Ni a usted.
Si hubiese alguna forma de poder una conversación tranquila, MinHo se prometía de que la habría tomado. Una charla con su abuelo para preguntar qué demonios pasó por la cabeza de ellos al hacer lo que hicieron; no obstante, todo era más complicado cuando Omerus bajaba su mirada hacia su copa de vino.
—¿Por qué «gay»? —consultó MinHo—. ¿De quién fue la idea?
—¿Idea de qué? —dijo, tosco.
—Ya sabe. ¿A quién se le ocurrió la idea de decir que me echaron por gay?
—¿Cómo que "te echaron por eso"? —Omerus hizo un ademán con su mano, un ademán de molestia—. ¿Por qué otra razón lo harían?
MinHo reflexionó por un momento lo que Omerus decía. Las defensas del viejo no le permitían descifrar si es que lo que decía era verdad o no.
—Nadie de la familia quiere hablarme —dijo.
—Cortaste el linaje de los Lee —acusó el abuelo—. Yo pensé que se habría acabado con tu madre, pero no. Pensé que se acabaría, y ahora resulta que eres maricón. No puedes ser más decepcionante.
MinHo tuvo que contener todos sus sentidos para no dar vuelta los ojos en ese momento; la gente los estaba mirando.
—¿Qué dijo mi mamá? —consultó MinHo de nuevo, con la pertinencia de ignorarlo.
—Te carteabas con un muchacho de tu escuela. Conversaciones tan sugerentes que resultaban asquerosas —expresó—. ¿Quién demonios te crees?
Su abuelo lo miraba con asco, pero no era uno que alcanzaba el nivel en el que lo vio durante su primera transformación de luna llena. Si Omerus pareciese aun más tranquilo de no tenerlo en la casa o tener algún tipo de vínculo con él, eso significaba de que sus madres no le comentaron que su amigo por correspondencia era un Metamorfomago.
«Me gustaría saber cómo reaccionaría a eso», se tentó MinHo; sin embargo, se limitó enseguida. No quería que Omerus le hiciera algo a JiSung.
No obstante, si su abuelo actuaba de esa misma ignorancia sincera, eso significaba de que, para él, efectivamente lo echaron de la casa por ser gay. Lo desheredaron por homosexual y romper el linaje Lee. Todo un trabajo alrededor de una nueva imagen por parte de MinHo, el cual, al darle una mirada al bar, se dio cuenta que estaba en posición.
Tal vez el secreto que le contenía su madre no era tan malo, y el haberlo echado de la casa posicionó a MinHo como un mártir.
En un momento, la puerta del bar se abrió. La música dejó de sonar y la mujer de cantar, y todas las vistas se dieron de alivio al ver a DeLuca sacarse su bufanda mientras daba un saludo general a todo los del bar, con una sonrisa encantadora y tonalidad cantarina. Contestó los saludos de todas las personas y replicaba las preguntas al mismo tiempo que Omerus guardaba su pañuelo en su bolsillo y hacía el amago de levantarse de la mesa con la ayuda de su bastón, no obstante, DeLuca lo atrapó.
—Déjeme ayudarle, señor Lee —atajó DeLuca mientras lo alzaba de los brazos—. ¿Cómo se encuentra? ¿El frío no está acabando con usted?
—Aléjate —ordenó Omerus con su tono bajo—. No quiero ayuda.
DeLuca se apartó como si fuera fuego y la gente quedó en silencio. Omerus salió del bar farfullando como si aquello fuese una conspiración en su contra, lo que dejó a MinHo plantado en la mesa, incómodo y enrabiado, y con los ojos de DeLuca puestos en él cuando notó su presencia en el bar.
—Cada mes que pasa, más rabiosos se ponen, ¿eh? —le comentó DeLuca con gracia—. ¿No es divertido?
MinHo se encogió de hombros. —Sí cuando son afectivos.
Pareciera que DeLuca había olvidado el tramo de relación que se arrastraba ahí, porque MinHo notó cómo la sonrisa de DeLuca dejaba de ensancharse para dejar ver unos ojos tristes ante la realización. MinHo no lo culpaba por olvidarlo, pero sí encontraba hipócrita que él fuese parte de las columnas de opinión de El Profeta cuando la noticia salió y que ni siquiera se acordara de lo que dijo.
—¿Fumas?
No. MinHo no lo hacía, aunque su rostro y postura diesen la apariencia de que lo hacía a través de filtros o pipas mágicas para darle la clase. Salió con DeLuca del bar y se apoyaron al lado de la puerta, cerca de la ventana, donde podía escucharse a la mujer hacer cantos alegóricos y seguir con la tocata en el piano, los cuales irrumpían el silencio del frío Callejón Knockturn.
DeLuca sacó de su bolsillo una cajetilla de cigarros de marca muggle y se lo tendió a MinHo. Él, dubitativo, tomó uno y lo posicionó entre sus labios tal como DeLuca, y él, con un chasquido de dedos, encendió ambos cigarros.
—Debe de ser doloroso verlo acá, ¿no es así? —tanteó DeLuca.
MinHo volvió a encogerse de hombros. —Era doloroso en todas partes.
—Me lo imagino. Tus cicatrices...
—¿Nunca le pegaron con la hebilla, varilla o un encantamiento de azote? —preguntó MinHo. Nada de eso era verdad, desde su experiencia.
—Ah..., si te soy sincero, yo era bastante revoltoso —contó, con una especie de nostalgia dolorosa en su tono—. Tal vez eso hizo de que fuera tan infantil ahora, o bastante reservado. No lo sé. Mis padres me golpeaban bastante por no estar tranquilo.
—Doloroso —correspondió MinHo, y caló.
DeLuca dio una fuerte calada en su cigarro, y sus ojos estaban puestos en lo que eran las cicatrices de MinHo. Vagaban por todas partes- mejillas, frente, nariz, la cicatriz que le cruza la cara y le cruzaba su manzana de adán; todo lo que podía apreciarse sobre la capa gruesa y la gran bufanda que lo rodeaba.
—No eran muy cuidadosos —se explicó MinHo, al notar la duda de DeLuca—. Mi generación está cargada de chicos con cicatrices. Algunos más expuestos, otros más ocultos.
—Demasiado —coincidió, mientras se tocaba su cabeza—. Tantas cosas que se presenciaron...
—¿Realmente vale la pena? —consultó MinHo—, es decir- todo lo que está pasando ahora.
DeLuca, desentendido, ladeó su cabeza. —¿Qué está pasando?
—Las migraciones —explicó MinHo—, todo lo que conlleva a eso. El cierre económico de Reino Unido para el Mundo Mágico. ¿Es necesario?
—Bastante, aunque no son decisiones fáciles —admitió él—. No quiero que la gente se haga la idea de que todo es por diversión. Realmente hago un bien.
—Hm...
—No pareces convencido, ¿eh? —DeLuca sonrió ladinamente—. Es de esperarse, pero a veces uno tiene que ir por sus propias convicciones. Todo aquello se sobresalga de la norma es lo que coloca la falla del sistema, y un sistema tan liberal como lo es el mágico debe de estar regulado, ¿o no te parece?
—Una de sus propuestas era derogar la normatividad del uso de magia para menores de diecisiete años.
—¿Recuerdas el año anterior, a esos chicos que fueron atacados en su propia casa? —preguntó. El estómago de MinHo se hizo un nudo enseguida, pero asintió—. Esos chicos sufrieron bastante en la revictimización cuando les hicieron relatar lo que pasó en esa casa. Es doloroso revivir los eventos traumáticos- y te lo digo porque he pasado por situaciones similares..., bueno, tú lo sabes. Estuviste en una de esas, ¿no? —MinHo asintió—. Sigo teniendo pesadillas de ese atentado..., incluso siento que ahora estoy con el peligro de que en cualquier momento me atacarán.
—La Compañía —replicó MinHo.
DeLuca asintió, complacido. —La Compañía..., si ellos hubiesen sido gobernantes, probablemente a los chicos que los atacaron habrían terminado en Azkaban por el uso indebido de la magia.
—Ah..., cierto que ellos-
—Los tuve que defender ante esas normas, y ahí me di cuenta que había un metamorfomago —explicó DeLuca, antes de fruncir el ceño. Sacudió con ligereza el cigarro para botar las cenizas—. ¿Ubicas al chico? Ah- deberías. Ahora es Campeón de Hogwarts..., el cuarto campeón.
—Sí..., he oído de él.
—Él no quiere ser un metamorfomago —contó—. Entonces, yo me pongo en posición: ¿qué pasa con todas esas criaturas que no quieren serlo? Viven en una sociedad tan destructiva hacia ellos..., ¿cómo viven en paz? Duendes y elfos trabajando para nosotros; centauros en los bosques; metamorfomagos discriminados; los únicos fiables son los licántropos, pero sé que no todos se inscriben a los diecisiete en el Ministerio- lo sé, porque yo tampoco querría ser regulado si tuviera esa habilidad.
«Habilidad —MinHo repitió con sarcasmo en su mente. El fuerte nudo en su estómago le estaba produciendo ganas de vomitar—. Este tipo es...»
—Hay una teoría sociológica de un mestizo. Se fue a vivir en el mundo muggle porque decía que no quería involucrarse en cosas de magos, e hizo un análisis de cómo las fallas del sistema son los marginados, los anormales, y de cómo en las instituciones muggles se trabajaba con la reinserción y el camino a la normalidad de esas personas.
—Ah...
—Una teoría bastante izquierdista, porque aprobaba la idea de criticar esas ideas. Sin embargo, es una visión muy unidimensional, si me pides la opinión. Nadie sabe del sufrimiento de los anormales al ser dejado en esas instituciones.
—Creo que se hacen una idea —opinó MinHo—. No se puede generar una teoría sin saber cuál es la réplica.
—Las criaturas sufren con nosotros porque socialmente no estamos destinados, como personas, a relacionarnos con ellas —explicó DeLuca—. Hay que cortar el sufrimiento de raíz.
MinHo ya no podía soportar la conversación- debía de largarse de ahí. Su cigarro se estaba acabando y aun no tenía nada interesante por contar.
—¿Cómo corta el sufrimiento de raíz? —consultó MinHo, con su mayor esfuerzo para no delatar su voz endeble—. ¿Acabando con todos?
DeLuca se vio ofendido por la insinuación, a tal punto que en sus ojos se manifestó una rabia real mientras sacudía la ceniza.
—Yo no soy un genocida, MinHo. —La pronunciación de su nombre en otra persona le hizo sentir sucio y expuesto; no era un «Lee» para DeLuca. —Busco las vías amables para poder formar la sociedad que el Mundo Mágico de Reino Unido necesita. Los magos, las criaturas- todos necesitan de esta regulación.
MinHo tragó duro, y asintió a lo que DeLuca decía. Botó el cigarro, lo apagó, y tomó la colilla en la espera de que DeLuca acabara con el suyo.
—¿Y cuál es el siguiente paso? —preguntó MinHo, luego de un extenso tramo de silencio—. Quiero ser partícipe de todo este movimiento.
DeLuca pareció desconfiar de MinHo, pero no agregó nada ante eso. Imitó la acción de MinHo y guardó su colilla en el bolsillo.
—La gente se va, y mientras no lo hagan por completo, tendrá que haber reducciones —explicó DeLuca—. Aunque no lo creas, MinHo, el tiempo se me acaba.
DeLuca le tendió la mano a MinHo, y él la tomó. Desde su mano volvió a nacer esa pulsión dolorosa que lo dejó con el aire entrecortado y una generación en sus pulmones que generaban su impedimento para respirar. Su propia mano tenía un ardor que le hacía apretar sus dientes y contar números para no perder la cordura.
—Lamento tu situación —dijo DeLuca, mientras sacudía con fuerza las manos—, en serio lo hago. Nadie se merece que tu familia te patee de esa forma. Si necesitas a un adulto para cualquier cosa, contáctate conmigo.
MinHo no podía formular palabra- solo pudo asentir y zafarse tan pronto de DeLuca como terminó de hablar. DeLuca le dio una sonrisa y se entró al bar, todo para dejar solo a MinHo, bajo la luz de los focos mágicos, con su mano izquierda tintada con un fuerte negro que se extendía desde sus dedos hasta parte de su palma.
Cuando se regresó a Hogwarts, realizó toda la rutina: le habló al profesor Dumbledore de los hechos, con una vaga esperanza de que él le informase a la Compañía, y se regresó hacia su dormitorio donde, al ser un lunes pasado de las una, JuYeon tenía las cortinas de su dosel cerrados mientras que SeongHwa caminaba con pereza desde el baño hasta su cama.
—¿Dónde vienes tan tarde? —consultó SeongHwa, mientras se recostaba en su cama.
—Una cita con Dumbledore —contestó MinHo, serio.
SeongHwa resopló una risa y cerró sus cortinas. MinHo tuvo que aguantar todo el aire hasta encerrarse en el baño, donde, tras soltarlo, también expulsó un sollozo atemorizante que le resultó más que patético que un consuelo.
Todo era doloroso.
A la mañana siguiente, sintió que la reunión fue un sueño lúcido. Ignorar lo que sucedía fuera de Hogwarts era bastante complicado, pero él no quería llenar su cabeza con elementos que no podía interferir.
Para el desayuno, recibió la sorpresa de MinJu llamarle desde la mesa de Ravenclaw. MinHo caminó con calma hacia ella, y, al momento de derrumbarse, notó algunas cosas raras en el Gran Comedor.
La principal, y la que pareciera ser la razón por la cual MinJu se veía molesta, es que algunos llevaban los cuellos de sus camisas sueltas y corbatas a medio hacer.
—¿Qué pasa? —preguntó MinHo.
—Colócate tu uniforme —recriminó ella.
MinHo se vio sarcásticamente a él mismo.
—Pero si lo llevo puesto...
—Sabes a lo que me refiero —regañó MinJu, mientras aludía con su barbilla a los otros alumnos—. Ya no lo llevan ordenado porque tú lo llevas desordenado. Es la moda.
—El estilo —corrigió MinHo. MinJu le entregó una mirada severa, lo que le hizo carraspear y abotonarse la camisa hasta el cuello y presionar la correa de la corbata esmeralda alrededor de su cuello—. Okey- vale. Regañaré a los que no llevan uniformes.
—A todos, MinHo —advirtió ella.
MinHo resistió el impulso de colocar sus ojos en blanco, porque la mirada tan condescendiente que le dio ella le hizo girar con lentitud su cabeza hacia la mesa de Hufflepuff, donde, como era de esperarse, JiSung llevaba una camiseta de Quidditch, un gran polerón negro que no era del uniforme, y sus pantalones negros que era lo único que respondía desde la lista de formalidad de Hogwarts.
Sin embargo, antes de que MinHo pudiese excusar o decirle algo a MinJu respecto a eso, una gran bandada de lechuzas ingresó por los ventanales del comedor. Eran demasiados, y todos pertenecientes a Hogwarts; que hubiese un torneo en la escuela había atrasado varias cosas en el calendario académico de la escuela, lo que hizo que la boleta de calificaciones del primer trimestre fuese atrasada y entregada de forma deliberada.
Todos los alumnos presentes recibieron su correo, y de a poco la victoria y el llanto se acopló en el Gran Comedor.
—Chicos... —El profesor Dumbledore tomó el mando del gran torbellino emocional que había en el castillo. —Recuerden que estas calificaciones son del primer trimestre. Aun quedan con dos para esforzarse y mejorar su rendimiento. ¡No se rindan!
MinHo y MinJu abrieron el suyo al mismo tiempo, y ambos soltaron un suspiro de alivio al ver que, en los examenes de práctica de los EXTASIS, los habían aprobado con éxito.
—Odio ser Premio Anual —expresó MinJu.
—Yo igual —concordó MinHo.
Desde la mesa de los cuatro idiotas, MinHo vio cómo SeungMin reventaba en llanto y se golpeaba reiteradas veces su cabeza contra la madera de la mesa; mientras, HyunJin se levantó en el asiento de al lado y comenzó a hacer un baile de la felicidad. Felix hizo su papeleta de calificaciones un avión de papel para luego encantar y hacerlo volar por todo el Gran Comedor. Y, finalmente, JiSung comenzó a quejarse despavoridamente por las calificaciones en algunas asignaturas.
—¡Estoy en el jodido torneo! ¡¿Cómo eso no es causal de justificativo?! —expresó JiSung con rabia—. ¡Y estoy desaprobando Defensas Contra las Artes Oscuras! ¡Pero si el idiota de Cohan ni siquiera nos ha evaluado!
—¿Cómo puedo estar reprobando aritmancia? —lamentaba SeungMin, ante cada golpe dado sobre la madera—. No. Es. Justo.
—¿No que tenías discalculia? —le preguntó Felix.
—¡Pero me esfuerzo!
—Son un caso —comentó MinJu, al seguir la mirada de MinHo—. ¿Por qué te agradan?
—No me agradan —negó enseguida MinHo.
—Uno de ellos es, literalmente, tu novio.
—Pero no me agrada.
MinJu pareció un poco impresionada por la seriedad con la cual MinHo lo decía, pero rápidamente esbozó una sonrisa.
Sin que MinHo lo premeditara, de pronto una burbuja de complicidad se revolvió alrededor de él y MinJu. Ella parecía saber tantas cosas de él y viceversa que, de pronto, la sintió como una amiga del alma.
—Supongo que estoy invitado a la boda —comentó MinHo.
—Claro —contestó ella—. Todos los de la Compañía estarán invitados.
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Enero 10, martes en la mañana
JiSung pensó que el grito que los despertó fue el suyo, pero en realidad era el de Felix. No obstante, eso no evitó a que tuviese que quedar cerca de treinta segundos con su vista en el techo, intentando calmar su respiración mientras recordaba que se encontraba en el dormitorio de Hufflepuff y no en el sótano de los Yeh.
Alzó su muñeca para verla: la cicatriz continuaba, y, si se tocaba con sus dedos el lado izquierdo de la cara, podía sentir esa corriente de peligro al tocar una marca prohibida. Aunque no importaba, en realidad, porque ya se encontraba en Hogwarts- en una cama cómoda, en un lugar seguro, y con MinHo a su lado.
—¿Felix? —Se escuchó el llamado de HyunJin a través de la cortina—. ¿Estás bien?
—Sí..., sí...
MinHo se removió junto a JiSung, despegó su cara de la almohada, y se estiró un poco para sin querer golpear a Soonie en el proceso.
—¿Siempre es así? —murmuró MinHo.
—A veces es HyunJin —admitió JiSung—, y otras veces soy yo.
—¿Qué hora es?
JiSung se estiró sobre MinHo para ir a la mesa de noche y alcanzar el reloj de muñeca que su novio tenía. Al comprobar la hora, se derrumbó sobre MinHo.
—Casi las seis... —murmuró, con su cara en su pecho.
MinHo también se quejó.
—Me voy a levantar —avisó JiSung.
—¿Por qué? —preguntó. MinHo ya había subido sus manos hacia la espalda de JiSung para aferrarlo a él.
—Tengo que descifrar el enigma...
No era el mejor panorama, pero a veces JiSung incluso se hinchaba del estrés que le generaba pensar en ese huevo de oro. Si de algo sabía él era que su procrastinación le jugaría en contra, y a pesar de que Chan le dijese constantemente que dejara de hacerlo, era parte de la naturaleza de JiSung ir en contra de la autoridad.
Los chicos en el dormitorio apenas comenzaron a moverse a las seis treinta, cuando JiSung ya tenía todo los manuales de mitos y leyendas afuera e intentaba encontrarle sentido a las palabras que el huevo decía. Finalmente, en su resignación, prefirió dejarlo para después de sus clases.
—It's like I knew you before we met – can't explain it – there's no name for it.
JiSung cantó a la par que terminaba de abrocharse sus pantalones del uniforme para poder ir en busca de alguna camiseta que lo acompañase durante el día, con un meneo de un lado a otro mientras que MinHo terminaba afeitarse en el baño y Felix terminaba de ordenar el gran desorden que quedó en el suelo a causa de la búsqueda exhaustiva del enigma del huevo.
—I sang you words I've never said – and it was easy – 'cause you see the real me~
—¿Qué es eso? —HyunJin interrumpió a JiSung.
Él, desentendido, le miró. JiSung nunca había visto en un estado tan desastroso a HyunJin de cómo se veía ahora- ni siquiera para los TIMOs, quien intentó en ese tiempo mantener un poco de su orden; no obstante, en ese instante HyunJin tenía un montón de pergaminos, un centenar de casets y un audífono del walkman en sus manos, con ojeras y palidez pesada.
JiSung le preguntó: —¿Qué cosa?
—La canción —dijo HyunJin—. ¿Qué cantabas?
—Es de una película.
—¿Me dices el nombre?
—No le vas a dedicar una canción de High School Musical a Mina —le recriminó Felix desde el suelo—. Si no, usa las canciones de ABBA.
—¿Cuál es ABBA?
—Las que JiSung le cantaba a MinHo.
—¿Me cantabas canciones? —le preguntó MinHo desde el baño.
—¡Siempre! ¿Cómo era...? —Felix, de la broma, se giró en el suelo para verlo y comenzar a cantarle dramáticamente, para acto seguido apuntar a JiSung. —Last night he was taking a walk along the river – and he saw you together with a young girl —apuntó a MinHo—, and the look that you gave her made him shiver – 'cause you always used to look at him that way~
MinHo miraba a JiSung sin palabras mientras que Felix rodaba en el suelo de la risa; HyunJin, quien la situación ya no trataba de él, continuó con su exhaustiva investigación.
—¿Tantos celos te dio SooJin? —preguntó MinHo, bajo una sincera lástima.
—Más celos me da ahora —y JiSung apuntó indiscriminadamente hacia su propia cama, donde Soonie dormía en el desorden—, ¿me puedes explicar qué es eso?
—Ya te dije- SooJin le hizo un chalequito.
—¿Y a mí qué mierda?
Felix continuaba en carcajadas, y HyunJin tuvo que callar a la pareja cuando ambos se sumieron en una discusión de celos irracionales por parte de JiSung como también por MinHo por ignorar arbitrariamente los sentimientos de SooJin durante ese tiempo.
—... Pero dijiste que no te molestó esa vez que te cancelé la cita —insistió MinHo.
—¡¿Cómo no me iba a molestar?! ¡Fuiste con mi némesis! —acusó.
—No es tu némesis —le recordó Felix desde el suelo.
—Bueno- a mi futura némesis —JiSung colocó sus manos en su cintura y apuntó a MinHo—, y tú no sabías que yo estaba enojado.
—¿Cómo lo iba a saber, si ni siquiera me lo dijiste? —repuso MinHo. Él se acercó a la cama de JiSung y se colocó la camisa del uniforme junto a su chaleco, y JiSung tuvo que forzarse a no perder el enfoque de la conversación cuando vio cómo MinHo no subía hasta su cuello la corbata—. Yo intenté hablarte, pero nada funcionó hasta que tú me abordaste antes de que te fueras y me atacaste.
—¡Te dije mis sentimientos!
—Tus sentimientos me atacaron.
—JiSung lloriqueó después de eso —continuó Felix informándole a MinHo con total travesura—. Incluso se rapó por ti.
—¡Ah!
—¡Felix! —chilló JiSung antes de patearlo—. ¡Cállate!
—¡Pero si es verdad! —se excusó, mientras abrazaba sus rodillas para apaciguar los golpes de JiSung—. ¡Ay! ¡Ja, ja! ¡Detente, JiSung!
Para cuando los tres chicos salieron del dormitorio, recién eran las siete treinta de la mañana. La mayoría de los estudiantes no salían de sus dormitorios hasta pasada de las ocho, y como MinHo se había quedado a dormir esa noche, decidieron salir antes para no levantar sospechas por parte de nadie. HyunJin, por su parte, quiso seguir con su trabajo.
MinHo se separó de los dos chicos para cumplir con sus responsabilidades como Premio Anual (asegurarse de que todas las cosas estaban en orden en los salones), así que ambos fueron al Gran Comedor.
JiSung sintió la presencia de soledad para los dos chicos un poco incómoda. Pareciera que no había sido desde que Felix colocó su nombre en el cáliz la última vez que ambos estuvieron solos, y JiSung probablemente no se habría dado cuenta de eso si no fuera porque de repente pareció que ambos no tenían nada de qué hablar. O, al contrario, tenían demasiado.
Y era obvio que JiSung no era el único el que tenía ese pensamiento. Felix, a su lado, forzaba la conversación sobre su clase de adivinación y las cosas que ha aprendido con una extensión de palabras mucho más elocuentes para rellenar el espacio. JiSung no pudo evitar sentirse incómodo por eso, en especial porque antes nunca tuvo problemas de charla con él.
Sin embargo, la idea de la profecía continuaba en su mente junto a todo lo demás. Le fue imposible no darle una mirada a su muñeca cicatrizada y de cuántas cosas que hacía él le generaban la paranoia de que estaba direccionándose todo hacia la profecía. JiSung debía de preguntarle a Felix de qué trataba, pero simplemente no se atrevía.
—¿Y cómo vas con tu padre? —consultó Felix con amabilidad, en el momento en que ambos se sentaron en el Gran Comedor. Apenas y había estudiantes, pero la comida ya estaba calentita y servida para todos.
JiSung se removió un poco en su asiento. Encontraba incómodo que se refirieran a Erick de esa manera.
—No hemos hablado desde la vez que les conté —dijo JiSung—, así que, supongo que bien. No sé. Es extraño- incluso lo de las memorias y todo eso.
—¿Le pedirás que te saque la runa?
—Quiero hacerlo, pero antes me gustaría hablar con Leela sobre eso —JiSung frunció su rostro, asqueado—, ¿sabías que ella estuvo casada con Erick? ¿Cómo demonios llegaron a eso?
—¿Cuánto dijiste que tenía tu papá?
—Viejo..., ¿qué calculas?
—Uh... —Felix enumeró con sus dedos—, si nos ponemos a contar..., es probable que se casaron a los diecinueve.
Con dramatismo, JiSung se reclinó sobre la mesa y lanzó un potente lloriqueo. ¿Es que Erick no podía hacer nada bien?
—Como sea —JiSung se reincorporó, y comenzó a untar manjar en su pan—, ¿cómo has estado tú de tu... cosa?
—¿Trastorno de Estrés Post-Traumático? ¿Ansiedad? ¿Depresión? ¿Déficit atencional?
—Me voy por Déficit Atencional- es más innovador.
Felix rio ante el chiste, pero aun podía verse los estragos de culpa ante cada sonrisa. JiSung le gustaría poder eliminarlo, también, porque a medida que el tiempo pasaba, más se replanteaba el cómo ambos continuaban hablándose.
Felix era de humor ligero, lo que le hacía ser sensible. Estaba sorprendido de que, a pesar de todo, aun mantuviese la compostura; aunque JiSung tampoco sabía si es que Felix se abrió respecto al tema con alguno de los chicos- ninguno le había mencionado sobre eso, en realidad, sin embargo, era inevitable no poder pensar en cuánto de esos trastornos que Felix desarrolló durante el verano empeoraron por culpa de JiSung.
«Ah..., de repente, tengo una duda para hacerle a Erick».
»¡No, alto! —se precipitó a él mismo—. ¡¿En serio le estás buscando alguna excusa para hablarle?!»
De a poco el cabello de JiSung se tornó rosa, tal como sus mejillas se sonrojaban. Felix detuvo su explicación de a poco al notar el tinte expandirse por todas partes.
—¿Qué te dio vergüenza? —le preguntó Felix.
—Recordé a la lengua de MinHo en mi-
—Okey.
Casi a las ocho, mientras Felix continuaba hablándole sobre sus diagnósticos (de una forma muy emocionada. JiSung lo vinculaba porque ni SeungMin ni HyunJin entendían términos médicos muggles), un gran grupo de Durmstrang se sentó en la mesa de Slytherin para tomar su desayuno, con el ritual de hacer chocar sus tazas cada vez que bebían un extenso sorbo; ver al mayor del grupo bendecir el desayuno, y siempre compartir panes y postres.
Por otra parte, cuando los chicos de Beauxbatons llegaron, ellos fueron más individualistas. JiSung y Felix comentaron el tema y de cómo había chicos bastantes bellos tomando el desayuno en silencio, mientras que otros parecieran estar a medio vestir, o con tratamientos capilares funcionando. Por un momento se sintieron bastante vulgares, comparados con ellos.
—¿También deberíamos hacernos tratamientos de cabello mientras desayunamos? —consultó JiSung—, o maquillarnos.
—Apoyo la idea. Mis raíces ya están volviendo a verse —comentó Felix mientras apuntaba su cabello—. ¿No habrá un tratamiento permanente para eso?
—Tal vez si hacemos una poción-
—No.
Y la conversación quedó en el aire cuando, por primera vez desde que decidieron tomarse un tiempo, Kang Mina se sentó junto a Felix con una sonrisa nerviosa.
—Hola... —saludó ella, mientras pasaba su mano por su cabello negro. Desde septiembre, este había crecido bastante—. Ha sido tiempo, ¿eh?
—¿Cómo estás? —Felix decidió ignorar el tiempo que pasó para hacer la situación más calmada—, ¿habrá torneo el siguiente trimestre?
—No, pero ha habido una convocatoria con los de las otras escuelas —apuntó ella con su barbilla a los chicos—. ¿Quieren participar?
—¡Sí quiero!
—Prefiero ser animador —se excusó JiSung—. Prometo llevar pompones.
—Tal vez HyunJin también quiera —refirió Felix a Mina.
Sin embargo, la sonrisa de Mina se borró de a poco. JiSung pudo sentir el pánico de Felix al haber dicho algo incorrecto- en especial porque ella soltó un suspiro y se apoyó en la mesa.
—Me siento tan mal por él —admitió Mina, aunque su tono no pareciera apenada—. Solo me acuerdo de él cuando lo veo. No es justo.
—¿Quieres decir...? —indagó JiSung.
—No. O sea, sí. O sea- quiero decir..., todo ha sido un caos. —JiSung y Felix intercambiaron una mirada de extrañeza, totalmente desentendidos al punto de Mina. En cambio, ella acomodó sus piernas y se ubicó más cerca de Felix, como también hizo un ademán con su barbilla para que JiSung se acercara. —Hay..., algo raro pasando.
Tan pronto como ella lo dijo, JiSung se colocó nervioso. Ya no quería más caos.
—No es tan grave, creo. Es solo que- ash, lo encuentro raro —admitió Mina—. Mi papá trabaja como técnico de la salud en un Hospital, ¿vale? Es un hospital público- y él es demasiado querido en ese lugar, a tal punto que es amigo de los jefes y todas esas cosas. Sus jefes trabajan directamente con el régimen de salud de Inglaterra, quienes también son del departamento de Reino Unido. Y ha habido un caso de corrupción muy fuerte y turbio por parte del Primer Ministro.
JiSung y Felix esperaron a que Mina siguiera hablando, pero ella simplemente calló. Segundos tardaron en darse cuenta de que la historia había terminado.
—¿Eso es todo? —cuestionó JiSung—. ¿Corrupción por parte del Primer Ministro? ¿Qué no pasa eso siempre?
—Sí, pasa, y eso es lo que me trae loca —confesó, apenada—. No sé si esa corrupción estará vinculada con lo pasa en el Mundo Mágico o es meramente muggle. Y todo esto me entra sentido porque, cuando YeonJun me invitó al baile de navidad, hubo de condición que él no los molestase ni se dirigiese más a ustedes —explicó—, así que, para mí todo esto tiene sentido.
Felix rio de esa forma nerviosa en la que negaba lo que Mina decía, y JiSung intentó por todo los medios evitar salir corriendo porque, a diferencia de lo negacionista de su amigo, JiSung sí creía que todo eso fuera capaz- lo que significaba que, en general, todo se iría al carajo.
—Creo que sí estás un poco paranoica —opinó JiSung—, ¡no te culpo! —agregó con rapidez, al verla abrir la boca—, si yo hubiese tenido que pasar una noche con YeonJun, yo también estaría así de loco con las cosas. Y lo estoy, en verdad, porque sí te creo- tanto que también siento que yo estoy loco.
Mina bajó sus hombros y sus manos, frustrada; mordió su labio y bajó sus cejas para ver a los otros dos chicos.
—Yo no quiero que las cosas pasen a mi mundo —dijo Mina, con un tono de sinceridad que bordeaba a la pena—. Díganme..., ¿cómo puedo proteger a HyunJin?
Por un instante, JiSung se sintió conmovido. Creyó que las probabilidades de situarse en ese tipo de escenarios eran realmente bajas, pero lo eran- y muy reales, porque Mina parecía tener las mismas problemáticas que HyunJin ha estado teniendo.
—No sé qué tanto lo puedes proteger —admitió Felix—. No sé qué tanto nosotros podemos protegernos.
Mina mordió su labio, vacilante, y asintió. JiSung no sabía qué más agregar a la conversación, así que musitó un mugido.
—Supongo que, estando ahí —respondió él con simpleza—. HyunJin quiere estar contigo.
—Pero él habla sobre esas cosas del futuro...
—Supéralo —aconsejó—. Será mejor si lo tienen. Y, si no, no lo tendrán. Tú no pareces bastante reacia a ese tipo de ideas, si te soy sincero —observó con burla—, porque, si fueses una chica normal, habrías salido corriendo al instante y no le habrías mandado un mixtape con las canciones que te recuerdan a él.
Mina se sonrojó desde su cuello hasta su frente, con sus orejas hirviendo a más no poder. Ella mordió su labio, con su cara fruncida por haber sido avergonzada de esa manera, y asintió con pena.
—Soy una chica normal y salgo corriendo en esas cosas —terminó por decir ella, y se fue.
JiSung le causó demasiada gracia su reacción, y Felix solamente quedó vago porque no entendió la mitad de las cosas.
No obstante, la idea se disipó. Cuando Mina cruzó el umbral del Gran Comedor, saludó a SeungMin, quien iba dirigido hacia ellos. SeungMin bordeó la mesa de Hufflepuff y se sentó junto a JiSung, lo que le hizo darle el paso a que JiSung se recostara en su regazo.
—¿Qué te pasa? —le preguntó SeungMin, mientras comía del pan de él.
—He intentado descifrar el enigma del huevo, pero aún no se me ocurre nada —dijo con falsa letanía.
JiSung no lo vio porque sus ojos no estaban en la mesa (e incluso si lo hubiesen estado él tampoco lo habría notado), pero Felix levantó con lentitud su mirada del té hacia los ojos de SeungMin quien, al igual que Felix, lucían usar toda su fuerza de voluntad para no verse.
—Si quieres, puedo hacerlo hoy —dijo SeungMin—. No tengo nada importante hasta la tarde, pero supongo que puedes reemplazarme en eso.
De manera abrupta y torpe, JiSung se levantó del regazo de SeungMin y le plantó un fuerte beso en la mejilla.
—¡Te amo tanto! —expresó.
—Pero es la clase de Slughorn.
El rostro de JiSung decayó tan rápido que Felix sacó leche por su nariz a causa de la carcajada.
—Perra...
━━━━━★. *・。゚✧⁺
—¿Por qué demonios enseñan amortentia?
—¡Shhh...! —ChangBin lo calló—. ¿O quieres que te descubran? Cambia el tono de voz.
JiSung colocó sus ojos en blanco, pero hizo caso. Sin embargo, con incomodidad, se urgió mientras intentaba sacarse parte del pantalón del trasero.
—Me quedan pequeños... —se quejó—. No puedo creer que tenga más trasero que SeungMin.
—¿No le tomaste las medidas mientras te transformabas en él? —consultó ChangBin.
—No quería mirarle el trasero por mucho tiempo, ChangBin. Soy un hombre fiel.
—Le estás hablando a mi pecho.
—Bueno, no tan fiel. ¿Alguna vez te he dicho de que estás bien marcado?
ChangBin solo colocó sus ojos en blanco y continuó con su trabajo, sin saber por qué demonios apoyó a la idea de que JiSung se transformara en SeungMin, mientras que el real se encontraba en el dormitorio de Hufflepuff trabajando en el enigma del huevo.
Desde los estragos que dejó JiSung con la poción de amor el año anterior, en el instante que se empezó con la preparación el profesor Slughorn hizo una advertencia con una cátedra de quince minutos las consecuencias del uso de pociones de amor, la vulneración, el abuso de poder y todo lo que conllevaba el mismo concepto del «amor». JiSung, quien no tenía demasiado filtro, había cuestionado en voz alta por qué le enseñaban si era tan peligroso, y el profesor Slughorn solo le dio una mirada de advertencia junto con un:
—Estás muy parlanchín, joven Kim. Me recuerda a alguien.
Fue suficiente para callar a JiSung.
No obstante, JiSung no se limitó con su profesor; por ende, cuando tuvieron que hacer parejas, ChangBin ya estaba a su lado siendo el gran pozo de contención del cual JiSung se aprovechó.
—Esto es lo más maniático que los magos alguna vez hicieron —expresó JiSung, ofendido, con una mueca que SeungMin jamás haría—. Es decir- pociones de amor. ¡Terrible!
—¿Lo hablas desde la voz de la experiencia? —preguntó ChangBin, mientras hervía en el caldero la valeriana.
JiSung presionó sus dientes, y continuó tallando la perla para hacerle polvo. —Cállate.
—No- digo, ¿no es hipócrita de tu parte que te quejes con las pociones de amor?
—Pensé que me habías perdonado, ChangBinnie.
—Nunca lo hablamos.
—Mira —JiSung golpeó la mesa con sus palmas y miró a ChangBin, serio—. En serio- en seeerio lamento haber querido encantarte con una poción de amor. Aprendí mi error: jamás acercaré pociones a la cocina.
—No suenas arrepentido.
—Lo estoy, pero por el bien de la trama te haré creer que no.
ChangBin solo colocó sus ojos en blanco y se dispuso a continuar con la preparación de la poción. Colocó raíz de muérdago y la punta de su varita en el interior para encantar el líquido por tres minutos.
—De todas formas... —JiSung volvió a retomar la conversación—, lo que pasó después ya no fue mi responsabilidad.
ChangBin le dio una mirada severa mientras murmuraba el encantamiento.
—¿A qué te refieres? —preguntó con rapidez, antes de seguir encantando.
—Ya sabes..., todo lo que te pasó con Felix —se explicó JiSung. ChangBin se sonrojó, pero no detuvo su trabajo—. Nunca supe qué demonios fue lo que ocurrió entre ustedes, y de por qué nunca estuvieron juntos, pero-
—Porque estábamos bajo una poción de amor, JiS- SeungMin —se interrumpió, para no levantar sospechas—. Las cosas que pasaron ahí no fueron reales- nuestros sentimientos nunca lo fueron, y tampoco es como si nos hubiésemos agradado o sido muy amigos antes de eso como para continuar con...
—Es que, ChangBin, lo que tomaste no fue una poción de amor —admitió él, casi olvidando de que el profesor Dumbledore había pedido que toda la verdad fuera secreta—, fue un intensificador emocional.
De manera accidental, ChangBin volcó el caldero sobre la mesa de madera. Algunos chicos gritaron cuando la llama del mechero se elevó casi al techo, y el profesor Slughorn tuvo que hacer un rápido encantamiento de limpieza para que continuasen y terminasen de hacer la poción antes de que acabara la clase. Tuvieron que empezar todo de nuevo, y JiSung volvió a tallar perla para la pócima.
—¿De qué demonios hablas? —Esta vez, ChangBin hizo el proceso mucho más rápido, aunque no se podía juzgar si es que era para acabar pronto o por el esporádico espasmo nervioso que tenía. —¿Cómo que un intensificador? ¿Qué demonios es eso?
—Es cuando..., cuando intensifican tus emociones —redundó JiSung.
—Fíjate tú que no me lo habría imaginado.
—Dumbledore siempre dice esa basura de que el sentimiento más poderoso es el amor y esas basuras- bueno, es verdad, porque todos los chicos que tenían un enamoramiento hacia alguien lograron que ese sentimiento primara sobre lo demás. Por esa razón muchas chicas fueron hacia HyunJin, y por esa razón Eric Sohn quiso volver conmigo —dijo lo último en voz baja—; pero también hubo chicos que les afectó de otra manera: MinHo, por ejemplo, quien fue más... eh, extrovertido en ese período.
—Es que- estás de joda —ChangBin no parecía creerlo—, no pudo ser un intensificador, porque eso significa que...
JiSung nunca supo que, en esas semanas, él destruyó tres relaciones con una simple confesión; sin embargo, y en su defensa, nadie le había comentado nada, lo que significaba que su ignorancia e inocencia estaban totalmente justificadas.
(O eso argumentaría JiSung).
ChangBin parecía tener la realización en la punta de sus dedos, y cuando llegó a la parte de la preparación en donde debía de encantarla con su varita, JiSung vertió el polvo de perla sobre el caldero y ambos esperaron a que hiciera efecto.
—¿Te sigue gustando? —preguntó JiSung.
JiSung no sabía si tenían la confianza para eso, pero luego recordó que ChangBin lo vio llorar y lo consoló durante la muerte de Callaghan que pareció casi absurdo no darle esa complicidad mutua.
—Somos amigos —explicó ChangBin—. No pensé que algún día lo sería, pero lo soy.
—¿Quieres decir que te gustaba desde antes?
—¿Qué quieres decir con eso?
—No sé- quiero decir, si fuiste tras Felix al instante que la poción estuvo en ti, eso significa que en verdad te gustaba desde antes, y mucho, si es que primó enseguida.
De nuevo, ChangBin quedó callado. Una pareja de la clase anunció que había terminado la poción, lo que hizo que el profesor Slughorn les diera diez puntos a sus casas sumado de bombones. JiSung también quiso bombones, no obstante, quería más saber la respuesta de ChangBin que cualquier cosa.
—Yo lo rechacé... —recordó ChangBin.
—Y eso sigue sin responder a mi pregunta —insistió JiSung—. Aunque- no, espera, creo que sí lo contesta. ¿Tanto tiempo has pasado lamentándote por haberlo rechazado?
—¿No es normal?
—Nop.
—Entonces- sí. Me gusta Felix.
La felicidad de JiSung duró demasiado poco como para recordar a Felix insistiendo en que no le gustaba ChangBin.
«Bueno, como dice el dicho —pensó JiSung—, ver porque cenizas quedan- no, espera, así no era».
De repente, JiSung sintió la corriente eléctrica en la nuca de SeungMin cuando un olor comenzó a ahondar en sus fosas nasales. Olor a madera vieja y a perfume fina, junto con un dulzor que le recordaba al chocolate.
«MinHo».
—¡Mierda! —ChangBin empujó a JiSung hacia el suelo—. ¡Tu cabello, idiota!
—¡Ay!
Los brazos de SeungMin intentaron taparse el cabello castaño que, con razón, comenzó a tornarse un fuerte violeta. JiSung no podía controlarlo porque, a medida que insistía a que volviera el castaño, sus uñas y la punta de sus dedos también comenzaron a tornarse de ese color. Si seguía así, todo su cuerpo sería monocromático.
Nada fue sutil con ellos dos porque, tan pronto como JiSung pudo volver a su cabello café, el profesor Slughorn ya los veía desde el otro lado de la mesa.
—¿Caballeros? —ofreció él con esa sonrisa que JiSung detestaba—. ¿Se les perdió algo bajo la mesa, salvo los ojos del otro?
Un fuerte arrullo de burla salió de la boca de todo el aula. ChangBin y SeungMin se levantaron del suelo y arreglaron sus uniformes mientras murmuraban que nada pasada. El profesor Slughorn se dedicó a comprobar la calidad de la poción con una magia avanzada que JiSung no conocía y, luego de tres minutos de incertidumbre, les dio el visto bueno.
—Genial —murmuró JiSung, antes de agarrar uno de los frascos del gotero y verter con cuidado un poco de la poción en él.
—¿Qué haces? —le preguntó ChangBin—. ¿Qué no tenías prohibido acercarte a las pociones?
—Solo quiero buscar a MinHo y que me diga lo que huele —contestó JiSung mientras vería el líquido—. ¿Cómo crees que sea el sexo entre dos personas bajo los efectos de la poción? Uh- mierda-, derramé en la manga.
ChangBin colocó sus ojos en blanco y solamente apoyó sus codos sobre la mesa mientras apoyaba su cabeza en sus manos.
—¿A qué huele Felix? —consultó JiSung, mientras guardaba deliberadamente el frasco en el bolsillo de la capa.
ChangBin emitió un suspiro de cansancio por soportarlo, pero de todas formas respondió: —Crema, manzana y marihuana.
—Ah~, a Felix le gustan las manzanas.
—También la marihuana.
Para cuando la clase terminó, todos recibieron bombones. ChangBin se despidió de JiSung con la excusa de que estudiaría, así que JiSung se largó para ir hacia su dormitorio de Hufflepuff.
No obstante, si lograba su cometido, todo sería mejor- es decir, sabía que debía de llegar donde SeungMin, pero si llegaba tarde porque se topó accidentalmente con MinHo, ¿cuántas eran las probabilidades para que lo perdonaran?
Es por eso de que, tal como funcionan las coincidencias, JiSung corrió por todo el castillo en busca de MinHo.
JiSung sabía que estaba siendo egoísta en ese instante, pero no le importaba. Sus amigos podían burlarse todo lo que quisiera, pero quien tenía el novio fantástico no eran ellos.
Decidió no cambiarse de cuerpo- SeungMin era prefecto, así que, si veían a MinHo hablando con SeungMin no sería tan sospechoso como si lo hiciera JiSung, por lo que, luego de tres minutos de carrera, JiSung hizo memoria hacia el horario de MinHo y recordó cómo debería de estar terminando Transformaciones en ese instante.
—¡Ah! —JiSung chilló, tan asustado que se transformó en él mismo cuando, al doblar en el pasillo, se encontró de cara a Chan—. ¡No hagas eso!
—¿Por qué llevas el uniforme de Ravenclaw? —preguntó Chan, antes de caer en cuenta—, olvídalo.
—Ji. ¿Has visto a MinHo?
—¿Has visto a JeongIn? —preguntaron a la par.
—Ah- no —JiSung se encogió de hombros—, ni idea. ¿Y mi MinHo?
—A las salas de primer año, creo. Escuchó que hubo una discusión entre estudiantes.
«¡Yei!», canturreó. ¡El mundo conspiraba en su favor! —¡Gracias!
—¿Has avanzado con el huevo? —consultó.
—Avanzaría más rápido si me dijeras el enigma.
—Ah- JiSung —Chan lo llamó antes de irse, con un tono con burla—, deja de pasar tiempo con MinHo, que apestas a él.
—¡Por supues...to...!
Era una broma sutil, pero JiSung dejó de moverse al instante que Chan se perdió en el pasillo. Se miró a sí mismo, y alzó su manga mojada de amortentia para sentir el mismo olor a MinHo.
«Oh... —los hombros de JiSung cayeron al instante, drenado de toda la felicidad—, ¿por qué...?»
Es decir, no era el fin del mundo. JiSung lo sabía, y tampoco era de extrañarse si más gente gustaba de MinHo porque- bueno, es MinHo de quien están hablando; JiSung no debía de ser el único el que veía esas cualidades que atraían tanto.
No obstante, también era Chan. Bang Chan. Christopher Bang.
El real campeón de Hogwarts. Quien fue prefecto. Quien fue capitán del equipo de Quidditch. Quien era el chupa penes de los maestros por lo amable y colaborativo que era. Quien tiene afinidad con los niños. Quien es partícipe de la Compañía. Quien tiene un conocimiento por el mundo real de envidia. Quien pasó todas sus tardes de verano con MinHo. Quien parecía estar más al estándar de MinHo.
«Oh, no... —JiSung ya podía sentir el terror abrazarlo de la misma forma que la inseguridad—. Oh, no, no, no, no, no. Esto no está pasando. Esto no está pasando. ¡Esto no está pasando!»
━━━━━★. *・。゚✧⁺
Donde nuestras voces suenan, ven a buscarnos,
que sobre la tierra no se oyen nuestros cantos.
Y estas palabras medita mientras tanto,
pues son importantes, ¡no sabes cuánto!:
Nos hemos llevado lo que más valoras,
y para encontrarlo tienes una hora.
Pasado este tiempo, ¡negras perspectivas!
Demasiado tarde, ya no habrá salida.
SeungMin tenía la canción anotada en un pergamino, pero eso no significaba que, de tanto en tanto, metía su cabeza en la bañera con el huevo adentro para poder escucharlo.
El dormitorio de los chicos era un desastre, y el elfo doméstico que iba en su limpieza no quiso tocar nada porque SeungMin se encontraba ahí, así que todo no hacía más que alterar la neura de SeungMin.
En ese instante, se encontraba sentado en el baño, y había música de fondo además del huevo, la cual era usada en la radio que reproducía el mixtape de Mina, con una canción dramática y lenta a dueto que parecía gustarle a SeungMin. Su cabello mojaba la camisa abierta que tenía mientras terminaba de anotar las últimas suposiciones en un pergamino encantado para ser impermeable. Tan pronto como escribió la última frase, leyó con cuidado cada uno de los apartados que había y, tras comprender las palabras cinco veces, creyó llegar a la suposición.
—Fantástico —se dijo para él mismo—. Ahora, ¿cómo demonios JiSung aguantará la respiración por una hora?
SeungMin se levantó del suelo en el instante en que Felix llegaba a su dormitorio. Cansado, soltó la bola de cristal y su mochila de golpe mientras gemía en camino hacia el baño.
—Hola... —saludó, cansado—. Estoy muerto. Hice siete predicciones en menos de dos horas. Me quiero matar.
—Funny —burló SeungMin, y se sentó en la orilla de la bañera para ver a Felix lavarse la cara.
—¿Cómo te fue?
—Solucioné el enigma.
—¿En serio? —Felix tomó la toalla del mango y caminó hacia SeungMin para sentarse junto a él, mientras también se secaba la cara. —¿Cómo?
—Bueno, los Ravenclaw tenemos que descifrar enigmas siempre que queremos entrar a nuestra sala común —excusó SeungMin. Se inclinó y recogió el pergamino donde tenía todo anotado—. Además- esto era bastante sencillo. Le quitarán algo a JiSung y tendrá una hora para recuperarlo; también lo canta una sirena, así que sucederá todo bajo el agua- el pozo más cercano que tenemos es el Lago Negro, y son kilómetros de lago. Ahí será la siguiente prueba.
—Genial, eres un genio —halagó Felix con sinceridad al mismo tiempo que leía las suposiciones—. Habrá que esconder la capa de invisibilidad, supongo.
—Te juro que, si la capa se llega a perder por una vez más, ahogaré a JiSung en la bañera.
Felix rio ante el chiste, aunque de a poco se fue apagando. SeungMin no lo culpaba, considerando el agotamiento que debía de generarle el hacer adivinaciones. Él también estaba cansado, tanto que desearía apoderarse de la cama de HyunJin y echarse una siesta; empero, la presencia de Felix lo estaba manteniendo en un estado de alera
Es que, ¿no podía él ser más idiota? SeungMin vio cómo la mano de Felix también se ganaba en el borde de la bañera, junto a la suya, y le fue casi instintivo apartarla para dejarla en su regazo.
Felix, al notar el movimiento, no pudo evitar sentir vergüenza.
—Lo arruiné todo, ¿cierto? —preguntó él.
SeungMin vagó un movimiento en su cabeza. ¿Qué se suponía que debía decirle a eso?
—No —contestó, aunque no supo si era verdad o mentira—. Podemos estar solos sin hacer las cosas incómodas.
—¿No estás incómodo?
—¿Tú estás incómodo?
—Lo estoy porque creo que lo arruiné —admitió Felix, apenado. Él no lo miraba a la cara, pero SeungMin no se preocupaba- él tampoco hacía lo mismo—. Ya perdí a JiSung...
—No lo perdiste.
—Lo hice. Con todo esto de la Profecía y esas cosas..., solo es cuestión de tiempo para que arruine las cosas con HyunJin.
—No lo arruinaste con JiSung —prometió—, él te buscaba de la misma forma en la que lo mirabas. Él te quiere, y mucho. Tampoco es probable que arruines las cosas con HyunJin porque- ¿cómo dices tú? ¿Tú eres de virgo y él es de piscis? ¿Compatibilidad?
Felix dejó escapar una risa mientras asentía. Algo era algo, si lo pensaba SeungMin, porque en ese instante no podía darle un argumento de por qué él sí se quedaría.
—Oh, me gusta esta canción —comentó Felix, al notar que no había continuidad por parte de SeungMin—, la encuentro linda.
—¿Cómo se llama?
—That One Song. No tuve que haberte besado.
SeungMin no esperó la impulsividad de Felix, y mucho menos con una canción que le gustaba de fondo. Tuvo que armarse de valor para girar su rostro y enfrentarlo, con un terror indescriptible ante sus ojos cafés.
—Estabas despechado —argumentó SeungMin—. ChangBin estaba con otra chica...
—¿Por qué sigues pensando en ChangBin?
—Porque él te gusta —enfatizó—. Está bien que no quieres que el resto lo sepa, pero no me puedes poner secretos. Además, estabas borracho esa noche- era buena idea besarme porque era lo único accesible para ti.
—¡No es cierto! —exclamó Felix, ofendido—. Nunca te besaría porque eres accesible.
—¿Ah? ¿Y por qué me besarías, entonces?
«Mierda». SeungMin se arrepintió de la pregunta tan pronto como la hizo. ¿Es que él no podía pensar con la cabeza?
»No, porque piensas con el corazón».
Los dos callaron, y volvieron a desviar sus miradas hacia el suelo. Gnash continuaba de fondo, a tal punto que SeungMin no pudo encontrar la canción aun más eterna que, a medida que sonaba, no pudo evitar pensar en Felix con ella. En lo que le gustaría hacer con él.
And I know you wanna stay long,
'cause they just put on your favorite Drake song,
And this party's poppin' but I got a better plan:
We could fall in love, I don't think that it'll take long
I just wanna chill and sing along to that one song.
«Mierda».
Con desespero, SeungMin pasó una mano por su boca.
—No me perdiste —repitió SeungMin, aun sin mirarle—. No puedes hacerlo. Yo tampoco puedo alejarme.
—Vale.
—Tampoco puedes ocultarme cosas- y lo sabes. Te gusta ChangBin, Felix.
—SeungMin... —Felix volvió a mirarlo, nervioso. SeungMin se vio forzado una vez más a corresponderle—, esta situación me hace doler el estómago.
—¿Por qué quieres besarme ebrio, o drogado? —volvió a preguntar SeungMin.
Felix se encogió de hombros. —No lo sé. Supongo que, el hacer esa cosa con el humo..., hace la cercanía. Me preguntaba cómo sería besarte.
—¿Tienes ese pensamiento con los chicos?
—No. Ellos son mis amigos —dijo. SeungMin no notó que su corazón estaba acelerado, y pensó que Felix lo escuchó porque, de repente, comenzó a hablar más bajo—, y tú...
Como SeungMin no notó que su corazón estaba acelerado, tampoco notó la mano de Felix acercarse a su muslo, lo que hizo que la atracción fuera tan simple para querer aterrizar en sus labios.
La puerta del dormitorio se abrió con el fin de romper el ambiente, y generar un pánico tan abrupto que Felix se resbaló con los apuntes de SeungMin mientras que él caía de espaldas a la bañera con agua. Lo bueno, en el único sentido de la palabra, es que fue JiSung el que entró con un despotrique terrible.
—¡Esto es terrible! ¡Horrible! —expresó JiSung, con su cabello gris que ondeaba sobre su cabeza mientras paseaba de un lado a otro del dormitorio—. ¡No puedo creer que me pasen estas mierdas a mí! ¡Tengo mal de ojo! ¡Alguien! ¡Tráigame un huevo!
—¿Qué te pasó? —preguntó Felix, quien parecía apreciar la gran ignorancia de JiSung como para ayudar a SeungMin a salir de la tina.
JiSung caminó dramáticamente hacia la puerta y miró a sus dos amigos con horror.
—MinHo gusta de Chan.
—¡¿Qué?! —Felix soltó a SeungMin de la impresión, haciéndolo caer de nuevo al agua.
—¡No! ¡Espera! —frustrado, JiSung cerró los ojos—. Lo dije al revés- ¡MinHo gusta de Chan! ¡No, espera! ¡Volví a equivoca- ¡¡¡Ah!!! —JiSung jadeó con tanto horror que los oídos de sus dos amigos casi reventaron—. ¡Lo dije de forma inconsciente, lo que significa que es real! ¡MinHo gusta de Chan!
SeungMin apenas salió de la tina gracias al peso de su ropa, y se sentó en la tina con total confusión en su rostro.
—¿De qué mierda estás hablando? —preguntó SeungMin—. ¿Cómo eso?
—¡Lo que quiero decir! —JiSung volvió a tomar aire. Estaba bastante hiperventilado—. ¡Chan gusta de MinHo!
SeungMin y Felix intercambiaron miradas indescriptibles y vacilantes, a tal punto que SeungMin murmuró:
—Eh..., bueno, eso explica varias cosas.
El cabello de JiSung terminó por caerse de su cabeza, lo que lo dejó calvo.
Tuvieron que pasar cerca de veinticinco minutos para poder calmar a JiSung. Felix agitaba un abanico en su rostro mientras que SeungMin intentaba animarlo- aunque nada funcionaba, ni siquiera la mención de la siguiente prueba. JiSung no podía sacarse de la cabeza la idea de que Chan gustara de MinHo.
—Pero, ¿por qué tanto problema? —preguntó SeungMin.
—¡Shhh...! —chistó Felix, aterrado—. ¡¿Cómo le dices eso?!
—¡Acabas de salir de una crisis con MinHo hace nada, y ahora te calientas la cabeza porque Chan gusta de él! —expresó SeungMin, sin entender lo que pasaba por la cabeza de JiSung en ese momento—. Es decir- es MinHo, JiSung. Tal vez ahora lo tolera, pero antes ni siquiera podía verlo sin enrabiarse.
—¡Tensión sexual! —JiSung lo mencionó como si aquello hubiese sido una situación recurrente que se le olvidó por completo. —¡Ellos tienen tensión sexual! MinHo fue a verlo todo los días después del trabajo a su casa- conoce a su familia, e incluso Lucas Bang lo saluda con familiaridad. ¡Ay! ¡Él probablemente cenó con ellos, durmió con Chan en la misma cama y tomaron desayuno juntos! Creo que uno de los hermanos de Chan cumplió años en Agosto. ¡También comió pastel! Creo que voy a suicidarme.
—No harás nada —SeungMin recolectó todo el cabello de JiSung desde el suelo e intentó colocárselo en su calva, pero JiSung no quería regresar con su cabello—. Vamos- niño. MinHo no estaría contigo si le gustase Chan. Además, por parte de Chan, yo creeeo que tiene una idea de cómo son sus sentimientos.
Bien, JiSung estaba haciendo todo un melodrama alrededor de eso. Pero, vamos, ¿quién podía culparlo? Él era el mejor exponente de que del odio al amor había un solo paso, y si las cosas se cedían de forma correcta, entonces MinHo acabaría en los brazos de Chan gracias a la cantidad de odio que le tiene. ¡Es obvio que iban a terminar juntos!
—Yo solo soy una pareja de paso —se lamentó JiSung, aun recostado en el regazo de Felix mientras que él le abanicaba el rostro—. Puede que yo sea el amor de la vida de MinHo, pero Chan es su alma gemela- no, al contrario, yo soy el alma gemela de MinHo, pero Chan es ese amor épico y dramático que dejará a MinHo eternamente marcado, y cada vez que los dos tengamos sexo, él solo imaginará a Chan cada vez que me vea- mierda, incluso tenemos el mismo color de ojos...
—Como todos —agregó SeungMin.
—..., Chan será su amor épico, y yo solo seré ese romance que se quedó junto a MinHo- la segunda opción, o la opción segura. Estoy seguro de que MinHo no ve nada en mí como puede ahora estar viendo en Chan porque- vamos, entre Chan y yo, ¿quién ganaría los sentimientos de MinHo?
—Tú —contestaron SeungMin y Felix a la par.
—Es decir- con todo lo que ha pasado, y todo lo que han pasado..., creo que debería terminar con MinHo, dejar que él se acueste con Chan y de ahí esperar las consecuencias de mis actos. O tal vez abrir la relación por su parte, no sé, no quiero perder a MinHo porque- vamos, pongámonos en la situación de que he abierto la relación y ahora MinHo está con Chan- pero, de repente, le gusta estar mucho con Chan. Y ahora quiere estar con él de la manera en la que estuvo conmigo. ¿Con quién se quedaría MinHo?
—Contigo.
—Bien- cállate. —Con suavidad, Felix le tapó la boca a JiSung. —Ya pasamos por esta fase- MinHo no te dejará ni se irá por Chan. Así no funciona el mundo.
—Sí, y- además, es MinHo —insistió SeungMin—. Creo que, antes de ti, no lo he visto sonreír jamás.
A JiSung le habría encantado llorar con lo que SeungMin dijo porque- vaya, eso sí era realmente conmovedor. E incluso se formaba un poco de sentido porque, ¿en serio MinHo se dejaría verse vulnerable ante otra persona? Tal vez JiSung habrá bromeado (no tanto) sobre casarse con él, pero MinHo le expresó abiertamente que quería pasar el resto de su corta vida con él. ¿En serio JiSung actuaría de forma arbitraria, como si él no conociera a MinHo y sus dificultades para expresar sus sentimientos?
Se sintió estúpido, y casi se rio de eso.
—Tienes razón —admitió JiSung, mientras se incorporaba en la cama—. Dime, SeungMin, ¿cómo es eso del Lago Negro?
Para la hora de la cena, los tres chicos bajaron con pereza y con sus brazos cargados de deberes por hacer. En el camino, se toparon con diversos alumnos que les preguntaban sobre la siguiente entrega de las Merodeadoras, sin embargo, el cansancio que ellos tenían hizo que les advirtieran que no lo dijeran en voz alta si es que no querían que los delataran.
—¿Es que no pueden seguir instrucciones? —se preguntó SeungMin—, literalmente todo está en la papeleta.
—La gente no lee —concordó Felix—. Es tan estúpida que se traga todo lo que- ah, miren, es Mina.
—Hola, Mina —le saludaron los tres chicos en cántico, cuando la vieron bajar por las escaleras.
Sin embargo, Mina no parecía igual que siempre: la deslumbrante sonrisa, piel radiante y animosidad contagiosa estaba completamente apagada con una mirada de muerte hacia los tres; no obstante, la amabilidad la sobrepasaba, lo que les hizo unirse a la caminata con ellos hacia el Gran Comedor.
—Hola —contestó ella, tosca—. Mis amigas me esperan en el comedor.
—Y para allá vamos —le dijo JiSung.
—Tienes cara fea, y los ángeles a tu alrededor están llorando —se asomó Felix—. ¿Qué pasó?
Mina frunció el ceño hacia ellos, ofendida. —¿Me toman como caso clínico o qué mierda?
Los tres chicos se atragantaron un poco. Mina no era voraz con ellos- al contrario, siempre los defendió, por ende, esa mirada tan fuerte y tonalidad agresiva estaba en contra de lo característico de ella.
—¿Pasó algo? —preguntó esta vez SeungMin—. ¿YeonJun volvió a molestarte?
—¿Qué? No —y, con desprecio, miró a JiSung y Felix—, son ustedes dos los que me molestan. ¿Por qué no me lo dijeron?
—¿Qué cosa? —dijeron Felix y JiSung. Ambos se dieron un cabezazo.
—Que él ya estaba cansado de mí —soltó.
Ninguno de los chicos supo de qué demonios se refería Mina, sin embargo, al verla detener su andar y lanzar un ruido de arcada, dio media vuelta y se regresó por donde mismo fue- dejando a los tres chicos totalmente confundidos.
—¿Qué demonios pasó? —preguntó SeungMin, esta vez a JiSung y Felix—. ¿Qué le dijeron?
—Hablamos con Mina en la mañana de HyunJin, pero nada del otro mundo —contestó JiSung, mientras Felix asentía a su lado—. ¿Y cómo de que se cansó? Y él literalmente murmura su nombre en sueños...
Para cuando los tres se giraron, quisieron golpearse la frente con torpeza por no haberse dado cuenta de cómo HyunJin se encontraba apoyado en uno de los pilares, besando (o devorando) a una chica de Ravenclaw.
—¡¿Qué mierda?! —chillaron los tres.
El grito no los hizo para nada desapercibidos. HyunJin despegó su rostro del de la chica y miró a sus amigos con una sonrisa encantadora. Lo vieron susurrarle algo a la muchacha que, con felicidad, ella arregló el cuello de su uniforme y se encaminó hacia el Gran Comedor mientras que HyunJin se iba con sus amigos.
—Hola —les saludó HyunJin. Lo vieron sacar un bombón de su bolsillo y desenvolverlo—. ¿Por qué las caras de sorpresa?
—¿Qué de «cara de sorpresa»? —discutió JiSung—. ¿Qué demonios? ¿Y esa quién es?
—EunBin Kwon —presentó HyunJin, y aludió SeungMin—. Creí que él la conocía. Es su compañera.
—Claro que la conozco —expresó SeungMin, aun asombrado—, y sé que esto es lo más bizarro que hay. ¿Por qué no nos hablaste de ella?
—¿Hm? ¿A qué se refieren? Siempre les he hablado de ella.
Los tres, aturdidos, vieron a HyunJin volver a sacar un bombón de su bolsillo y desenvolverlo. Rápidamente JiSung se lo arrancó y lo olfateó.
—¡Huele a MinHo! —acusó JiSung—. ¡Está bajo una poción!
—¡No de nuevo! —lamentaron SeungMin y Felix.
Una hora y media más tarde, con encantamientos fallidos, mordeduras, un no-sutil arrastramiento por todo el pasillo, y el suelo del dormitorio inundado de agua, finalmente pudieron amarrar a HyunJin a la cama.
Felix y JiSung estaban ahí, sobre un baúl mientras chapoteaban en el agua, con SeungMin en busca del profesor Slughorn para que le diera un antídoto. Veían a HyunJin, desde su cama, con sus muñecas y tobillos atados a los esquineros de las camas con las cortinas, quien peleaba por su libertad aclamando que había quedado con EunBin Kwon en verse en la Torre de Astronomía esa noche.
—¿Estuviste besuqueándote con ella por todo el castillo? —le preguntó Felix, asombrado.
—¡Bueno! ¡¿Y qué se supone que debía hacer?! —exclamó HyunJin, enfurecido. Ante cada palabra que daba, más movía sus extremidades—. ¡Ay, mi pierna!
—Pobre Mina —murmuró JiSung—. Todas las tragedias que le han pasado ha sido por HyunJin.
—¿Lo dices en serio? —Felix le miró sin creerle.
—O sea, ponlo en perspectiva: cuando se enteró de lo que nos hicieron en el bosque, ella le plantó un puñetazo a YeonJun. Luego, con las amenazas que el mismo idiota le tiró, ella le rompió la varita. Tuvo su cita con él para el baile de navidad para así el imbécil nos dejara tranquilo. ¡Y ahora esto! —al terminar de enumerar, Felix pareció convencido—, ¿cuánto quieres apostar de que, cuando Mina se entere de que EunBin Kwon le dio un encantamiento de amor, le cacheteará la cara frente a toda la escuela?
—Mina no pareció escoger al mejor chico, ¿eh? —bromeó Felix.
—Sep, pero HyunJin escogió a la mejor chica.
Decirlo en voz alta generó en JiSung un poco de incomodidad en su interior, porque, de pronto, comenzó a enumerar las cosas que él alguna vez hizo por MinHo. De repente, sentía que no era suficiente- o no era tanto como para quererlo.
El pensamiento de que Bang Chan gustara de MinHo era aun más peligroso de lo que sea que pudiesen ver en MinHo fuera real. Existía SooJin, y Kim NaYun (de quien MinHo nunca ha hablado), y también diversas personas de la escuela que no sería de sorpresa que gustaran de él; no obstante, el que más dolía era Chan- no sabía si era por la cercanía que JiSung tenía con él que le daba la sensación de sentirse traicionado, o porque, desde su mente oscura, había una pequeña voz que le decía que sí debía de tener miedo.
«No seas estúpido —se dijo a él mismo—. Los chicos tienen razón».
—Tu cabello está azul —observó Felix—. ¿Cómo estás con lo de MinHo?
—Ni idea. No quiero pensar en eso —admitió—. Sin embargo..., esto no se lo debo mencionar a MinHo, ¿cierto?
—Claro que no. Es cosa de Bang Chan.
—Sí, es cosa de Bang Chan.
Ambos callaron por un momento. JiSung no sabía si MinHo aparecería en el dormitorio esa noche, y aunque le encantaría poder dormir abrazado con él, sus sentimientos le estaban jugando en contra de forma insistente.
No obstante, con HyunJin despotricando por no poder estar con EunBin Kwon, JiSung recordó el tema que tenía pendiente con Felix. No creía que habría otra situación más indicada para hablarlo como eso.
«Aunque sí me hubiese gustado haberle hecho unas preguntas a Erick», lamentó JiSung.
SeungMin entró al dormitorio con un pequeño frasco en su mano, jadeante por la carrera hacia el despacho del profesor Slughorn, pero con un índice de total victoria.
—¡Lo traje! —dijo SeungMin. Se abrió paso entre el agua al andar hacia HyunJin y destapó el frasco junto a él—. Dios- Slughorn está furioso. A primera instancia creyó que lo hiciste tú, JiSung.
—Siempre yo —murmuró, frustrado.
HyunJin continuaba despotricando de ira por alejarlo de su amada, aunque no por mucho tiempo. SeungMin lo tomó de las mejillas, forzó a que abriera la boca, y vertió todo el antídoto. Le tapó la boca y, entre gritos y expectación, HyunJin dejó de forcejear, para solamente mirar al resto de su grupo con total confusión.
—¿Qué demonios ha pasado? —preguntó HyunJin—. ¿Y por qué estoy amarrado?
Rápidamente, los tres chicos lo desamarraron.
—¿Qué pasó? —volvió a preguntar, totalmente desorientado—. ¿Y por qué tenemos piscina en vez de suelo?
—Te dieron una poción de amor —explicó JiSung—, y te pusiste un poquito intenso con ella.
—¿Por qué Mina me daría una poción de amor? —se rascó la cabeza, confundido—, no creo que sea necesario si-
—No fue Mina, hombre. Fue EunBin Kwon, de Ravenclaw —interrumpió SeungMin, con rapidez.
Las funciones del rostro de HyunJin cambiaron con velocidad, desde la desorientes, la realización, la ira y, finalmente, el arrepentimiento.
—Ah- mierda... —murmuró él, antes de levantarse de la cama y salir del dormitorio.
—Bueno, eso fue mejor de lo que esperaba —admitió SeungMin.
—Okey- yo también me voy —anunció JiSung. Rebuscó debajo del colchón de su cama y sacó el Mapa del Merodeador—. Quiero ver a MinHo.
JiSung también salió del dormitorio, lo que dejó a SeungMin y a Felix solos, de nuevo.
—Uh, supongo que también me voy —informó SeungMin.
—No- espera. ¿Cómo demonios saco el agua? —le preguntó Felix, mientras lo seguía hacia la puerta con el agua en sus pies.
SeungMin no parecía estar en condiciones de querer contestar esa pregunta, así que abrió la puerta del dormitorio; empero, Felix la alcanzó y la cerró de golpe. SeungMin, ofendido, se giró para verlo, pero su respiración quedó atragantada al notar cuán cerca tenía el rostro de Felix con el de él.
Aquello lo hizo gimotear.
—¿Por qué? —preguntó SeungMin, con lástima—. Ahora habrá tensión cada vez que estemos solos, y eso...
Felix esperó a que continuara, porque se podía apreciar cómo es que no entendía nada de lo que pasaba por la mente de SeungMin.
Y, para ser sinceros, él tampoco sabía lo que ocurría.
—Perdón —terminó por decir Felix—, lamento haberte besado en la fiesta.
—Okey —accedió SeungMin, y volvió a colocar su mano en el pomo de la puerta—. Solo... no lo vuelvas a hacer.
Felix asintió, y dejó de apoyarse en la puerta. SeungMin la abrió y, por un instante, pensó que irse era una mala idea.
Es decir, ¿qué era lo peor que podía pasar?
SeungMin volvió a cerrar la puerta con tanta fuerza que hizo a Felix saltar. Se giró hacia él, y, de forma determinada lo apuntó con su índice.
—Solo uno —le dijo SeungMin—, nada más.
Se preguntó en qué parte de su cuerpo se albergaba la valentía, y por qué no era en el corazón. SeungMin tomó a Felix de la cara y le plantó un beso en los labios que a primera instancia fue tan doloroso por el choque de dientes que no le encontró ninguna gracia el besar a la gente. Felix, sorprendido, lo tomó de las manos y tuvo que dar un paso hacia atrás para poder equilibrarse, haciendo que el agua hiciera oleaje en las cosas del dormitorio.
SeungMin se separó de Felix de la misma forma abrupta en la que se unió, y lo miró fijamente a los ojos.
—¿Eso es suficiente? —preguntó, voraz. Deseaba no estar tan sonrojado como creía.
Felix tuvo que tomarse su momento para poder procesar lo que había ocurrido- aun con sus manos sosteniendo las de SeungMin, con un nivel de timidez increíble. Sin embargo, SeungMin tuvo que dar un paso hacia atrás al notar como toda esa inocencia de los ojos de Felix se drenaba para darle la vista a la gran personalidad traviesa que él tenía.
—No —contestó Felix—. Besas mal. Tienes que practicar.
—¿Cómo que beso mal? —SeungMin no quiso sonar tan mosqueado como se sentía. —Tú eres el único al que he besado.
—Que mal. Entonces, realmente tienes que practicar, SeungMin.
SeungMin no pudo seguir argumentando porque Felix había vuelto a abalanzarse hacia él, esta vez con las manos de él sobre su rostro, y Felix atraía a SeungMin hacia su cuerpo como si fuera parte de la naturaleza humana de ellos dos.
Felix comenzó a dar pasos hacia atrás, y SeungMin tuvo miedo- en especial cuando terminaron sentados en la cama de HyunJin y la mano de Felix se aferró a su cintura.
—Oye, oye, oye —SeungMin lo atajó al instante, y colocó una mano en la cara de Felix para apartarlo—. No se lo diremos a los chicos, ¿cierto?
—¿Me crees idiota? —murmuró Felix—. HyunJin y JiSung siempre están mirándose el ombligo. Son demasiados tontos incluso como para darse cuenta de que te dejaré un chupetón.
—Qué- tú- ¡Ah! ¡Felix, jodida mierda! ¡Aléjate de mí!
Por otra parte, JiSung podía prometer que tenía su cabeza hecha un desastre.
Es decir, casi era parte de su personalidad que la mala suerte corriese por su sangre; sin embargo, nada de eso lo animaba a querer seguir viviendo si es que tendría que estar pasándose un huevo por todas partes para sacar el mal de ojo que algún gitano le maldijo en la vida pasada.
E incluso podría decir que tal vez ChangBin lo maldijo con una poción de mala suerte en tercer año. Él le dio de beber algo una vez, y hasta el día de hoy JiSung estaba convencido de que fue eso.
Al revisar el mapa, divisó a MinHo haciendo rondas con MinJu cerca de la Torre de Astronomía, lo que hizo que JiSung comenzase a dirigirse rápidamente hacia allá.
Sin embargo, una vez que tuviese a MinHo en frente, ¿qué le diría? No podía decirle lo de Chan, y mucho menos las ganas de querer oír sobre la Profecía; probablemente hablarían de algún tema trivial en el que MinHo notaría su incomodidad y nerviosismo, lo cual le haría vomitar todas las palabras que tenía que ocultar en ese instante.
«Bueno, si no quieres que tu boca suelte palabras de más, entonces puedes usarla para otra cosa», se dijo a él mismo.
Al llegar al primer piso de la Torre de Astronomía, vio a MinHo y a MinJu apoyados en un muro.
—Uh —JiSung escuchó a MinJu—, tu novio está allá.
JiSung pudo escuchar a MinHo decir algo como «no le llames así» antes de dirigirse hacia él. MinJu, sonriente, terminó por despedirse de JiSung con su mano para largarse de ahí.
—¿Pasó algo? —preguntó MinHo—. McGonagall nos pidió cubrir a los de séptimo que tienen Astronomía porque se han estado escabullendo por el castillo, así que, no te sorprendas si ves a uno andar por aquí y..., uh...
MinHo se vio interrumpido cuando JiSung dio pasos rápidos hacia él y lo abrazó por los hombros. MinHo, atontado, le correspondió el abrazo con un par de caricias en su espalda, subiendo y bajando su mano en la paciente espera de que JiSung se recompusiera.
—Ah —MinHo murmuró un poco torpe. Sus brazos tenían a JiSung rodeado y apegado hacia él—. ¿Sería muy raro preguntarte por qué hueles más a tú que otros días?
—Se me cayó un como de amortentia en la manga —explicó.
—¿Por qué habría...? —JiSung lo interrumpió con un lloriqueo. —¿Pasó algo?
—Tú has hecho tantas cosas por mí..., y me pregunté qué he hecho por ti como para que me quieras —admitió JiSung, con su voz ahogada a causa de su boca pegada al cuello de MinHo.
—¿Me jodes? Literal-
—Sí.
—Cállate. Literalmente aprendiste el uso completo de tu magia para hacerme compañía en las lunas llenas. —MinHo tomó a JiSung de los brazos para apartarlo y mirarlo a la cara. —¿Eso no te parece suficiente? Porque, para mí, es demasiado.
—Lo sé, es que..., me refiero..., Mina ha hecho tanto por HyunJin, lo que me hizo preguntarme si yo te he sido suficiente...
El cabello rubio de JiSung se tornó en un fuerte azul que hizo que MinHo lo tocara instintivamente, totalmente confundido por su actitud.
—¿Sucedió algo? —cuestionó MinHo, dubitativo—. ¿Alguien te dijo algo? ¿Escuchaste algún rumor o...?
JiSung negó. —No, solo estoy melancólico.
Tampoco es como si JiSung pidiese algo de verbosidad a MinHo- él siempre ha sido malo con las palabras; malo para expresarse, y casi exigirle a que le diga algo que JiSung ya sabe la respuesta lo colocaba en una ligera posición de egoísta.
Empero, si miraba hacia atrás, sentía tener el derecho de serlo. Quería ser egoísta, porque fue él quien lloró por MinHo al creer que no le correspondía; quien quiso mandar todo al carajo en un instante cuando ya sentía que todo estaba perdido. JiSung quería oír todas las palabras de MinHo respecto a cómo lo amaba solo para eliminar la idea de la probabilidad de que él lo dejase por Bang Chan.
MinHo no dijo mucho después de eso, lo que era esperable para JiSung. Solamente se quedó a su lado, acarició el cabello azul y esperó pacientemente a que se recompusiera de la melancolía.
Cerca de las once treinta, cuando la clase de Astronomía estaba por terminar, JiSung decidió irse.
—¿Te irás a tu dormitorio? —le preguntó JiSung.
MinHo asintió. —Quiero estudiar para mi clase de mañana, así que estaré despierto hasta tarde.
—Eso es bueno. El suelo de mi dormitorio está lleno de agua.
—¿Debo preocuparme?
—No tanto. Te quiero.
De esa forma afectiva que MinHo tenía para mirarlo, lo tomó de la mano derecha y le dio un beso en la muñeca cicatrizada y en la palma.
JiSung se regresó al dormitorio con su corazón en manos, con un tarareo entre los dientes, y con un cuestionamiento sobre su vida que lo dejaba en una encrucijada real.
¿Hasta dónde llegaría su amor por MinHo a sabiendas que había una Profecía que preparaba su destino? ¿Hasta dónde podría caminar a su lado, a sabiendas de que las posibilidades de que muriese prematuramente eran altas?
«Ya no puedes huir de eso —se dijo—. Tienes que saberlo».
Al llegar al dormitorio, notó que todas las luces estaban apagadas, pero el suelo continuaba lleno de agua. Tuvo que caminar con cuidado hasta la cama de Felix sin que el ruido del oleaje chocando con los muebles despertase a HyunJin (¿Cómo le habrá ido? JiSung le preguntaría en la mañana). Al llegar a la cama de Felix, JiSung corrió las cortinas y se recostó a su lado.
Sintió que fueron años desde la última vez que compartió cama con Felix.
—¿Hm? ¿Qué sucede? —Felix era de sueño ligero por el temor de caer en las pesadillas de nuevo, y a veces peleaba contra sus propios somníferos aun cuando le daban la seguridad de que no volvería a estar en la Casa Hwang o en el Bosque Prohibido.
Por un instante, JiSung se puso nervioso. ¿Cómo se abordaba esa situación? Él estaba demasiado sensible, lo que le haría propenso a que actuase de manera irracional ante lo que sea que Felix contestase. Además, apenas y Felix estaba despertando del sueño. ¿Era realmente necesario?
Además, ¿JiSung estaba preparado para enfrentarse a su futuro? ¿A aquel que fue designado por alguien más?
SeungMin recién había terminado de descifrar el enigma del huevo, todo porque Felix había metido el nombre de JiSung en el Cáliz de Fuego.
—¿Puedes hablarme de la Profecía? —preguntó JiSung, finalmente. Su frase casi fue soltada por un suspiro bajo el tono de voz para no despertar a HyunJin.
Era de esperarse que Felix se urgiera incómodo a su lado, y de que la palidez lo abrazara como si fuese la única forma de consolarlo. JiSung tuvo esa punzada de remordimiento donde quería ladrarle que no tenía derecho ante tal damnificación que Felix manifestaba- es decir, ¿con qué cara Felix lloró esa noche? ¿Por qué él se sintió mal?
«Porque tuvo que ser duro lo que vio», razonó JiSung.
—¿La Profecía? —Felix tanteó—. ¿La... la tuya?
—Eso espero.
JiSung esperó por un instante que la respuesta fuese dicha de una manera muy Felix. Con tanteos suaves, murmullos y timideces que solo hacía que la situación se prolongara más de lo que era- tejiendo la conversación en un tono mucho más difícil.
No obstante, pareciera que Felix también estaba cansado de eso.
—Con la profesora Trelawney tenemos varias teorías, pero la que más nos convence es que la profecía nació por lo que pasó antes- ya sabes, la teoría del caos —explicó.
—¿Jurassic Park?
—Exacto. Yo todavía no sé qué fue el algo que desencadenó que tu destino fuese direccionado hacia dónde va ahora, pero está existiendo. Tampoco sé si es algo bueno o malo.
Entonces, con los ojos cargados de determinación, Felix miró a JiSung.
—Si yo colocaba tu nombre en el cáliz, habría altas probabilidades de que la guerra que se formaría entre la Compañía y el Partido Libertad Mágica se detendría.
JiSung veía venir eso, aunque no entendía la correlación. —¿Cómo? —preguntó él, vacilante—. ¿Qué tiene que ver todo conque yo...?
—Ya lo sabes, JiSung —dijo, bajo ese tono de voz suave que le explicaban a los niños que las cosas "eran así"—. La guerra se detiene cuando se derrota al líder. Sin líder, hay desamparo.
—¿Derrotar? ¿Líder? —JiSung soltó una risa nerviosa—. No entiendo. Yo no soy el líder de la Compañía- eso no tiene sentido. Además, cuando dices derrotar- ¿quieres decir que debo vencer a DeLuca...?
—No, JiSung. Debes matarlo.
De a poco, JiSung filtró todo el aire que había en sus pulmones acorde de la pena. Creerlo era una cosa, pero escucharlo de Felix lo hizo chocar con un ventanal de vidrio donde la realidad era más cruda que toda fantasía. Tan construida y destinada que, en el instante que Felix lo dijo, JiSung pronunció:
—Yo no soy un asesino. No soy mala persona.
Felix estiró con cautela su mano hacia la de JiSung, y, cuando se aseguró de que él no huiría, hizo una fuerte presión.
—Lo sé —contestó Felix.
Y solo eso bastó para que JiSung volviese a sentir tranquilidad.
[1] dannieracha me hizo un dibujo hace un tiempo en twitter y no sé por qué nunca lo subí; perdón, mimor, no sabes cuánto lo amo ;; muchas gracias por eso;;
[no te etiqueto pero te dedico el cap porque no sé cómo etiquetar bien en wattpad jajan't. Y si hubiese sabido cómo subir una imagen a AO3 también lo habría hecho]
[2] ¿son team seungmin o team changbin? Yo soy team sertraline
[3] lamento la extensión del capítulo. Era eso, o hacer varios capítulos más y eso ya sería mucho asdnasd
Espero que hayan disfrutado el capítulo. Si mis calculos son buenos (y la semana es amigable conmigo), el próximo o en un capítulo más vendrá la emocionante segunda prueba. Gracias por leer.
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