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24. Runas más libros resultan en JiSung sin pareja para el baile

Guía de colores de Han JiSung:

Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado.

Capítulo 24

Runas más libros resultan en JiSung sin pareja para el baile

Diciembre 2, viernes en la noche.

Por un instante, la contención emocional de JiSung se vio desbordado cuando notó que su cabello azul contagió el color a sus ojos, lo que hizo que varios estudiantes se preguntaran desde cuándo JiSung tenía esa mirada preciosa.

Tuvo que sobrevivir Runas Antiguas con la gente extrañada, e incluso SeungMin sostenía su mirada un tramo más largo en JiSung porque era un color cautivante que generaba cierta melancolía como atracción. JiSung nunca se sintió como un chico atractivo o que llamase la atención por su belleza, y a pesar de las noches que pasó con su primer novio no-formal: Eric Sohn, durante su tiempo en cuarto y parte de quinto año, él le retrataba cuán precioso podía llegar a ser, JiSung nunca se sintió como alguien «lindo».

Él podía dirigir ese sentimiento ante la fealdad de su rostro de cuando estuvo viviendo con Leela Danford en los suburbios- estar calvo como signo de represión, y ser abandonado, con indulgencias en todas partes. Mirar a JiSung generaba lástima, y eso no le perturbaba porque, en ese entonces, él creía que era mejor generar algo antes que generar nada.

Después, en quinto año, cayó en el cliché. Nota que su enamoramiento por MinHo es más serio de lo que parece, y se pregunta por qué no es atractivo. Se mira el rostro en el espejo y comienza su búsqueda de alguna facción para destacar, o también la posibilidad de mutar su rostro a alguno más agradable para la vista. JiSung no se sentía feo, pero tampoco suficiente.

Todo se sitúa en un momento y en un tiempo, aquel que se quiere considerar real entre los pares. JiSung mirará hacia cualquier parte y algún estudiante dirá que el color de ojos le queda. Claro que el azul le queda, porque el azul es tristeza y la tristeza le sienta bien a cualquiera.

Por otra parte, él tenía su concentración más alejado de sus sentimientos. El Mapa de Reino Unido con la ubicación de las Criaturas Mágicas que el gobierno ha estado atacando estaba guardado debajo de su colcha, junto con el Mapa del Merodeador y ahora la capa de invisibilidad. Las tres cosas se convirtieron en sus más grandes tesoros, y el sentimiento persecutor de que alguien los volvería a sacar solo perpetuaría el fin de los acontecimientos.

¿Por qué Callaghan le entregó ese Mapa? ¿Es de la misma mitad que se había estado en el trabajo de MinHo? ¿Quién fue el que lo hizo? ¿Qué clase de magia era esa? ¿Debía de decírselo a Dumbledore, o solamente callarse?

El libro de la Compañía y el Mapa de Reino Unido. ¿Por qué Callaghan le dejó eso? Y si JiSung no encontraba la respuesta, él prometía explotar en un montón de sangre y órganos para manchar a todos a su alrededor.

Su mente se vio atrofiada de forma drástica al sentir un fuerte ruido en su espalda. En la entrada de la Sala de Menesteres, la puerta rechinó, lo que le hizo asustarse. Su cabello se tornó de un fuerte verde antes de regresar al azul. Se sintió como un tonto al querer echarse a llorar en ese momento.

—MinHo... —le llamó JiSung.

MinHo apenas cerró la puerta cuando JiSung chocó con él al esconder su rostro en su pecho y rodearlo con sus brazos, totalmente apenado. MinHo palmeó con torpeza tres veces la espalda de JiSung antes de abrazarlo por completo, y mantenerse ahí hasta que pudiese recomponerse.

—¿Cómo te encuentras? —gimió JiSung, y se separó de MinHo—. ¿Qué demonios pasó?

—¿Qué me preguntas a mí, si ustedes son la mitad del problema? —cuestionó.

—Pero no me regañes...

MinHo pasó una mano por su cara y se encaminó hasta los puf de color amarillo y azul esparcidos por el suelo. JiSung, leal, se sentó frente a él.

Por un instante, todo pareció más complejo. MinHo estaba callado y JiSung tenía demasiado por decir, pero no sabía cómo abordar todo. Eran demasiados sentimientos, y seis días lo hicieron lejano a MinHo.

—Mina lo hizo por una buena causa —comenzó JiSung.

—Mina es una tonta que no sabe cuáles son los límites de los magos porque ella no tiene interés —replicó MinHo, molesto—. A ella no le interesan estas cosas, pero a YeonJun sí. Él no puede llegar a enterarse de que Mina rompió su varita.

—¿Crees que alguien se lo dirá? —repuso—, es decir, ¿ustedes...?

—MinJu está demasiado ofendida, pero tampoco es ignorante. Ella puede ver muchas cosas y decide hacer caso omiso a lo que sucede —explicó, con un ademán en su mano que le daba cierto deje de elegancia—, y esta es uno de esos sucesos. Incluso el profesor Slughorn está de acuerdo con que se mantenga el secreto.

—Como mínimo, si él ni siquiera se hace cargo de su propia casa.

MinHo se veía molesto, aunque JiSung no podía diferenciar si era por él o porque algo estaba sucediendo en su cabeza.

—No sé qué es lo que te pasa —admitió JiSung, finalmente—. Parecieras como si te hubiesen chupado la vida en menos de una semana. ¿Qué te sucedió?

—Falleció Callaghan —contó con obviedad MinHo—, y eso, aunque no lo creas, me afecta. Pero tú-

—Nada de «pero yo». Mi cabeza y ojos no han parado de estar azules, tanto que parezco un troll de la película esa —murmuró de mala gana.

—¿Qué pecícula?

—Ninguna. Como sea —JiSung abrazó sus rodillas—, ¿qué te pasa?

—Nada, JiSung. Han sido días muy fuertes y no me he sentido bien. —Para hacer referencia a sus palabras, se sobó su cadera. —Se viene la luna llena y eso me tiene jodido. Creo que el lobo está más furioso que nunca.

Era una excusa, claro que lo era. MinHo solo sacaba a colación la luna llena cada vez que quería desviar algo. JiSung lo conocía, y se sintió ofendido porque MinHo le hiciera pasar por tonto.

—¿Qué pasó?

MinHo notó la mirada intensa de JiSung sobre él como si fuera alguna espera de realidad. Una virtud de sinceridad que pudiese solucionar por un instante todo los males que estaban presentes en ese momento con todos. La situación era tan vomitiva que JiSung quiso enojarse al notar que MinHo desviaría la pregunta.

—Muchas cosas-

—MinHo —dijo JiSung con dureza—, no actúes como si no te conociera.

No era el mejor argumento, pero al menos MinHo solo se limitó a revolver su cabello negro. Estaba furioso.

Entonces, MinHo abrió la boca. Las palabras que salían era un vómito verbal respecto a lo que pareció ser un acto de ficción: MinHo se coló en una reunión clandestina en el Callejón Knockturn. Le contó todo, desde ChangBin distrayendo a Slughorn hasta Dumbledore deseándole la buena suerte, el reencuentro con su abuelo, la excusa sobre sus padres, y la charla con DeLuca que finalizó con una ley que ni siquiera fue mencionado en El Profeta los días posteriores. MinHo se dedicó a detallar todo lo sucedido y de cómo al fin se encontraba haciendo algo para la Compañía. Al terminar el relato, MinHo se vio más aliviado.

Cosa que a JiSung no le gustó, para nada.

—¿Cómo pudiste hacer eso? —preguntó JiSung una vez que MinHo terminó de contar.

MinHo, un poco incrédulo por la reacción de JiSung, se encogió de hombros como si la situación no fuera la gran cosa. —Porque es mi deber-

—No, no lo es. Hay magos más capacitados, mayores y sin vínculos reales que podrían hacer tu trabajo —discutió—. ¡Te estás metiendo a la boca del lobo!

—¿Ese es un chiste negro?

—¡No!

—Yo sé lo que hago —aseguró MinHo, serio—. ¿Recuerdas que te dije que no quería sentirme inútil por la causa? He encontrado una forma de dejar de serlo. Regreso de las reuniones y le cuento todo a Dumbledore, para que él lo informe a la Compañía. Es un plan fantástico.

—Es ridículo. No le debes nada a ellos como para querer hacer eso.

—Lo hago por convicción.

JiSung estaba impresionado por la forma tan dejada que MinHo se tenía a él mismo. No lograba diferenciar si lo que MinHo hacía era un acto de fe, o solamente oscilaba entre vivir o morir. JiSung recordó lo que Rita Skeeter le dijo durante la entrevista del Torneo: «pararte en la línea entre la vida y la muerte, y solamente dejar que el viento te lleve...». Lucía como si así fuera la manera en la que MinHo se movía.

—No lo haces por convicción, MinHo —dijo JiSung con sinceridad—. Tú ya eres algo que no debes de demostrarle a ellos. ¿O es que no sabes lo que es ser un espía?

—Por Merlín, JiSung-

—Vas a tener una personalidad para un bando, y otra para el otro. No podrás ser visto con nadie de la Compañía porque te matarán si es que estás a favor de ellos porque tú eres parte de Libertad Mágica.

—Chan lo abrevia como LiMa —agregó.

JiSung le miró, impasible y frustrado. —¿Realmente no vas a tomar en consideración mi opinión?

—No lo haré —admitió MinHo, igual de seguro.

—¡Soy tu novio!

—Respeté tu decisión de no unirte a la Compañía como tú respetaste la mía. Yo haré estas cosas porque son necesarias —dijo—. ¿O acaso crees que no me duele?

—No lo suficiente —observó.

MinHo, enojado, se incorporó para acercarse más a JiSung.

—Estoy en contra de mis padres, de mi familia, de toda la sociedad con la que yo fui criado. No sabes lo difícil que es que las cosas que los LiMa digan tenga sentido en tu cabeza pero tú no puedes hacer nada porque eres un jodido licántropo. Ellos quieren mi exterminio, y nadie de mi familia parece apoyarme en la idea. Estoy solo, JiSung, en un nivel de soledad que tú no conoces.

Las palabras de MinHo cayeron como golpe al estómago de JiSung, como si lo hubiese insultado de la peor manera sin siquiera decir su nombre.

—¿Cómo te atreves? —preguntó JiSung, totalmente ofendido—. ¿Cómo puedes decir que yo no conozco la soledad, cuando me abandonaron en la casa de una extraña solo porque podían?

—No fuiste criado por los magos-

—Mina tenía razón. Todo el jodido tiempo tuvo razón. —El cabello de JiSung tornó mechas rojas que planteaban su furia, junto con el temblor de su voz al mismo tiempo que se levantaba del suelo. —Los magos son unos idiotas porque no saben lo que es la realidad. Ustedes viven encerrados en la facilidad de la magia que se vuelven inútiles sin ella. Tienes a un partido político que quiere que todo los magos sean libres del uso de la magia sin algún tipo de restricción, y si eso para ti no es un problema, es porque nunca fuiste atacado por eso.

—¡Deja de revictimizarte! —espetó MinHo. También se alzó del suelo—. Hiciste lo mismo que con el profesor Cohan: solo usas la magia como un arma letal porque casi moriste, pero no sabes que también es parte de una realidad. Una realidad que tú fuiste marginado, pero solo porque tú no tuviste contacto con ella no significa que sea todo lo que piensas que es. ¿Cómo no puedes entenderme?

—Vas a hacer que te maten —dijo JiSung como si sus palabras fueran las obvias de ese momento—. Son unos psicópatas todos ellos, y cuando alguien conecte neuronas y vea que eres un licántropo, te matarán sin piedad.

—No, porque no me descubrirán.

La convicción con la cual MinHo hablaba aterró a JiSung, porque rápidamente la idea de que alguno de esos magos descubriera a MinHo por su ausencia de luna llena, o que sus mismos padres lo delataran y terminara muerto le producía un fuerte dolor en el estómago. MinHo podría tenerse algún tipo de fe con lo que pasaba, pero JiSung no. Él no era optimista, y solo podía ver oscuro el futuro de MinHo.

«¿Cómo puede ser tan idiota?»

—¿Y en qué posición me deja a mí? —preguntó JiSung—, ¿soy la mujer que espera a que su hombre regrese de la guerra todas las veces que vayas a la reunión?

—No puedo hacerme cargo de lo que te sientes tú respecto a esto-

—¡¿Por qué me alejas?!

—¡Porque no te corresponde!

—¡Bien! ¡¿Sabes qué?! —JiSung se encaminó hacia la puerta—. ¡Estuve deseando poder verte, pero ahora solo parece que yo te causo rabia!

—¡Me enfureces, JiSung! —gritó MinHo, mientras se daba vuelta para ver al otro caminar—. ¡No te vayas!

—¡¿Y qué quieres que hagamos?! ¡Tú no vas a dejar esas reuniones!

—Entiende, hombre. ¡¿Cómo lo voy a hacer?! ¡Es algo bueno! ¡Deberías estar feliz de que pueda hacer algo por la Compañía!

—¡No me interesa absolutamente nada de la Compañía si es que eso te pone en un riesgo!

—Deja de ser tan terco, por Salazar.

JiSung escuchó a MinHo farfullar algo más que ignoró ante el portazo que dio al salir de la Sala de Menesteres.

Furia, enrabiado, con su cabello olvidando el azul porque el enojo era mucho menos cómodo. JiSung era consciente que MinHo le generaba rojo.

No obstante, aunque el rojo fuera el motor de sus piernas, al llegar a su dormitorio en Hufflepuff y ver a HyunJin sentado en su cama, con sus piernas abrazadas de la misma forma en la que JiSung estuvo minutos atrás, con su rostro al desborde del llanto, hizo que JiSung sintiera el mismo nivel de tristeza.

—¿Y Felix? —preguntó JiSung, con un nudo en la garganta.

—Estudiando —contestó HyunJin, con voz gangosa. Apuntó hacia su cama, donde las cortinas estaban corridas por el dosel—, e hizo un encantamiento insonoro.

JiSung sintió fortuna en eso, aunque una parte de él le hubiese gustado que Felix también estuviese con ellos. JiSung se sacó sus zapatillas y se recostó junto a HyunJin, apoyaron sus cabezas en la almohada y esperaron a que alguno diera el primer paso.

—¿Peleaste con MinHo? —susurró HyunJin. JiSung asintió—. Vaya mierda.

—¿Y tú con Mina? —HyunJin también asintió—. Genial.

—Deberíamos mudarnos a Gales y casarnos.

—Me parece bien, pero a ti no te gustan los hombres.

—Mierda, olvidé ese detalle.

Ambos estaban bajo las colchas, y JiSung, al igual que sus seis días apartados con MinHo, sintió en su corazón no haber estado a esa cercanía con HyunJin desde hace años. La rabia de Felix junto con los sentimientos del Torneo, y su malestar por la presencia de Erick, todo parecía que JiSung se sentía más lejano a HyunJin de lo que en verdad quería.

JiSung no quería perder a los dos.

HyunJin no le contó absolutamente nada sobre Mina, pero JiSung habló algo de MinHo. No creía que contar sobre las reuniones fuera algo leal aun con su enojo hacia su novio, por lo que se limitó a conceptos ambiguos para dar a entender cuán frustrado estaba JiSung.

Es decir, ¿JiSung podía enojarse con MinHo? Mientras más vueltas le dio a la pelea durante esa noche, con HyunJin roncando a su lado, más creía JiSung que su negacionismo era un muro de cristal que planteaba la obviedad futurista del contexto. MinHo se lo advirtió en el Hotel índigo, luego del intento de magnicidio, que querría estar en situaciones peligrosas para sentirse valeroso.

«—La próxima vez, JiSung, haré algo.»

JiSung no quería que MinHo cumpliera esa promesa. Para nada.

A la mañana siguiente, para el desayuno, HyunJin ya se había ido de la cama, y como era sábado, JiSung decidió no querer salir de ahí. Estuvo un largo tramo de tiempo mirando el techo mientras pensaba en las cosas reales de la actualidad: la muerte de Callaghan y la pelea con MinHo. Llevó su walkman a la cama de HyunJin y, mientras hacía sus deberes de Encantamientos, escuchaba Angel eyes de ABBA como cada vez que se sentía mal respecto a MinHo.

Look into his angel eyes,

One look and you're hypnotized.

He'll take your heart,

And you must pay the price.

Cerca de las diez, Felix abrió la cortina de su cama y se sorprendió al toparse con JiSung. Su cama estaba desordenada, y lucía como si hubiese pasado parte de su noche intentando descifrar el bloqueo del libro.

—Buenos días —saludó él, mientras se restregaba su hinchado ojo.

'Días —correspondió JiSung, y colocó su auricular en el oído derecho. Felix se largó para el baño.

Durante el almuerzo, JiSung continuaba azul. Come sin mucho ánimo mientras que Felix continuaba con sus cartas de tarot bajo las reglas de un manual titulado 'Mecanismos De Desbloqueos con la Muerte (Edición Adivinación)' y SeungMin comía sin mirar un punto interesante. En la mesa de Ravenclaw estaban los estudiantes de Beauxbatons charlando de algo con emoción, mientras que un grupo de Durmstrang parecía hacerle ánimos a uno de sus compañeros.

JiSung les prestó atención. El chico, desde la mesa de Slytherin, se levantó con nerviosismo para ir hacia la mesa de Gryffindor; era una caminata eterna, desde el punto de vista de JiSung, porque el chico limpiaba sus manos en la capa del uniforme y suspiraba repetidas veces. Finalmente, llegó hasta un lado: el grupo bullicioso de Gryffindor, donde los alumnos de sexto año cenaban, JiSung vio al chico tocarle el hombro a Shin RyuJin. El chico murmuró algo que JiSung no entendió, y RyuJin asintió. El chico, con una sonrisa espectacular, agradeció con su cabeza y se encaminó de regreso hacia la mesa de Slytherin solo para alzar sus pulgares a sus amigos. Los de Durmstrang celebraron.

—¿Qué fue eso? —preguntó JiSung.

—¿Hm? —SeungMin estaba disperso—, ¿qué fue qué?

JiSung le restó importancia. —Nada.

Ufff. —HyunJin se dejó caer con brusquedad junto a Felix, frente a SeungMin y JiSung. Se veía cansado, con ojos ligeramente hinchados y nariz sonrojada. Bajo la escéptica mirada de los tres, él comenzó a prepararse un té con leche. —¿Qué?

—¿Qué pasó con Mina? —preguntó SeungMin—. Llegaste tarde anoche, y hoy te fuiste temprano con ella. ¿Qué pasó?

—¿Hm? Nada. —HyunJin echó un corto chorro de leche sobre el té, y dos cucharadas de azúcar rubia. Ese sería su almuerzo. Las manos de JiSung picaron por querer tomar una rebanada de pan y hacer que HyunJin lo tragara. —Ayer fuimos a la Sala de Menesteres y hablamos hasta la cena. Hoy continuamos una hora antes de que comenzara con su castigo.

—¿Solo hablaron?

—Bueno, y nos acostamos por un rato ayer, pero hablamos la mayor parte del tiempo.

SeungMin y JiSung no querían creerle; HyunJin se vio demasiado afectado durante su discusión en el despacho de la profesora Sprout como para terminar de esa forma. Momentos después de silencio, en los cuales HyunJin pasó más tiempo revolviendo su cuchara en el té, soltó un lacónico suspiro que sonaba más a un intento de tapar su sollozo.

—Le pregunté si no me veía con ella fuera de Hogwarts- ya saben, cuando terminásemos los estudios —explicó HyunJin. Su voz era apagada y lo decía con volumen bajo; como si por primera vez él no quisiese llamar la atención—. Me preguntó por qué me encontraba pensando en esas cosas ahora, que estábamos en sexto, pero le dije que, con las cosas que está pasando en el Mundo Mágico y lo... drástico que se convirtió todo, no creo que esto cambie por un tiempo. Ella se vio asustada.

—Lógico —dijo SeungMin. JiSung le dio la razón.

—Entonces..., ella me dijo que no sabía. No sabía si veía un futuro conmigo porque no estaba interesadas en esas cosas. Le pregunté si ella, con todo lo que pasa, no tiene miedo de estar en esta relación, y me admitió que sí lo estaba; que, a pesar de que me quiere, ella aprecia más su vida como muggle.

Finalmente, HyunJin soltó su cuchara y lo dejó al lado, sobre la caoba de la mesa. Por un instante JiSung se concentró más en el recorrido de los restos de leche sobre la mesa antes que la lágrima de HyunJin que cayó.

—Me preguntó si yo podía soportar con esa idea de ella, y le dije que no sabía. Decidí que era mejor que nos diéramos un tiempo y esas cosas- para saber si en verdad vale la pena la relación a futuro.

—Eso es completamente irracional —repuso SeungMin enseguida, como si estuviese ofendido por la decisión que la pareja tomó—. No te puedes perturbar por algo que pasará en un futuro lejano. Estás siendo demasiado dramático.

—¿Entiendes cómo está el mundo afuera? —le preguntó HyunJin, y se inclinó ligeramente sobre la mesa para hablarles más cerca al rostro—. Matarán a los de mi especie uno por uno, sin importar en qué posición están. Si no me matarán en la calle, lo harán acá. Será cuestión de tiempo antes de que a mi madre le de la locura y quiera escapar del país.

—Ella es de la Compañía-

—Y ella es una veela.

—No estás lidiando correctamente con tu miedo, y lo estás desplazando a tu relación con Mina —explicó SeungMin—. Ella es lo único que crees que es normal, considerando que nosotros tres estamos metidos en la mierda desde que explotó la casa de tus padres. HyunJin, Mina no se irá.

—Igual prefiero un tiempo de la relación. —HyunJin se apoyó en el respaldo de la silla y lanzó un gruñido, furioso. —Es mí decisión. Mina no quiere un futuro conmigo.

—¡Estás siendo dramático!

—Aunque creo que HyunJin se mueve en su circunstancia —opinó JiSung.

—¡Gracias! —halagó HyunJin—. No sé por qué, de pronto siento que todo se irá a la mierda en cualquier momento. Estoy aterradísimo y, por alguna razón, ella no me entiende. No es capaz de medir los hechos y de cómo estos le van a afectar. Es ignorante por voluntad propia.

—Insisto que solo eres duro con ella-

—SeungMin, hombre, ¿por qué te pones de su lado?

—No lo hago, solo intento darte perspectiva —prometió SeungMin—. Es decir, vamos, ¿cuántos alumnos de acá están pensando que no sobrevivirán hasta final de año? Muchos pueden ser acosados y amenazados de muerte, y ninguno se lo toma en serio.

—Y nosotros lo fuimos por YeonJun en el primer día de clases —acentuó con intensidad—. Suerte de los otros alumnos quienes no toman la amenaza a pecho, pero para mí no es algo vacío. Es una advertencia, y casi un hecho.

—HyunJin-

—Tú no tienes que preocuparte porque nadie te mirará. Eres hijos de cuidadores de plantas y un mago completo. Yo tengo ascendencia veela y, si no soy objeto de acoso, soy un objeto sexual para otros. —La forma en la que HyunJin pronunció «sexual» hizo el estómago de JiSung revolverse. Él no lo pensó de esa manera. —Tengo que preocuparme.

SeungMin decidió callarse sus palabras- lo cual era una buena idea, porque la sensibilidad de HyunJin estaba tan en los cielos que la logística que aprendió a generar se perdería en el instante que SeungMin hiciera presión a sus palabras.

—Encontré algo —terminó por decir Felix, finalmente. Sin mayor explicación, dejó su manual al centro de la mesa. Los cuatro chicos se levantaron para leer mejor. —Según el manual, las cartas de Tarot solo responderán al hechizo verbal, pero si es una runa, será complicado. Necesitaremos de alguien que sepa sobre eso para abrirlos.

—Cohan sabe de runas —dijo JiSung. Sus tres amigos jadearon—. ¿Qué? Él sabe. Me colocó una de sanación en mi garganta cuando estuvo quemada.

—¿Del mismo que le tiraste aves y lo mandaste al demonio en la primera clase? —corroboró SeungMin. JiSung asintió, y sus tres amigos comenzaron a reír—. Ay~

—¿Qué? —JiSung no entendía la gracia, y mucho menos por qué su rostro de incredulidad generaba carcajadas entre sus amigos. —¡¿Qué?!

—¿Cómo haces eso? —preguntó HyunJin—, yo le generé aprecio a ChangBin, pero sigo rencoroso porque nos dejó entintados por casi cuatro meses.

—No le tengo aprecio a Cohan —se apresuró en decir JiSung. Dio una mirada hacia la mesa de maestros y pocos estaban presentes para la comida- la mayoría prefería comer en Hogsmeade, y no parecía ser Cohan la excepción—. Solo apunto su fortaleza- la cual, nosotros podemos sacar provechos.

—¿No sería mejor preguntarle a la profesora Bathseda para que nos ayude? —preguntó SeungMin.

—¿Y qué le dirás a ella?

—¿Y qué le dirías a Cohan? Ambos son una pésima idea.

Los cuatro suspiraron con pésame, y se volvieron a sentar en sus asientos. JiSung comenzó a divagar mientras se enfocaba en la mesa de Slytherin, donde MinHo no se encontraba presente. Pensar en él le volvía a generar rabia y malestar, y no pasó desapercibido que su cabello azul se colocara rojo.

—¿Por qué estás enojado? —preguntó SeungMin.

—MinHo —contestaron HyunJin y Felix. Ambos se dieron un cabezazo.

—Oh, ¿se pelearon también? —Más que un comentario con lástima, parecía ser una observación irritada. —¿Qué tiene diciembre que hace que las parejas terminen?

—No digas eso, siento pena —se defendió JiSung.

—¿Y por qué estás rojo?

—Porque loving him was red.... —murmurar Red de Taylor Swift hizo que de pronto la cabeza de JiSung se volviera azul y, de manera dramática, colocara su frente en la superficie de la mesa para ponerse a cantar—: losing him was blue, like I'd never known – missing him was dark gray, all alone —su cabello cambiaba al color de acuerdo que nombraba—, forgetting him was like trying to know somebody you never met... But loving him was red~

—¿Por qué de repente tengo flashbacks de ti en el ciclo pasado? —preguntó HyunJin.

—Porque no quería ser metamorfomago en ese entonces...

Su palabra quedó tendida en el aire, y sus tres amigos se emocionaron enseguida. El abrupto silencio y la mirada brillante de JiSung sobre la idea de poder preguntarle a Erick sobre el libro se posó como si él fuese un idiota todo este tiempo- aun cuando la situación no debía de dar para eso.

«No, olvídalo». JiSung no quería hablar sobre Erick con sus amigos. ¡¿Por qué hacerlo?! Ya era difícil con MinHo, y hacerlo con sus amigos significaba que JiSung tendría que indagar más en su propio pasado, lo que significaría que...

—Vamos suelta esa lengua —incitó HyunJin—. ¿Qué estás pensando?

Antes de que JiSung se viese forzado por su vómito verbal para hablar, ChangBin se les unió. Se le veía cansado y jadeante, y se derrumbó junto a HyunJin.

—Bang Chan me atrapó de camino hacia acá, y me forzó a ayudarlo con su entrenamiento para el Torneo —contó ChangBin—. Yo ni siquiera hablo mucho con Bang Chan. ¿Por qué me pide hacer estas cosas?

—Me comentó que se quiere preparar ante todo acontecimiento del Torneo —contó HyunJin.

—Ahora tienen que ver el tema del huevo, ¿no? —ChangBin se dirigió a JiSung—, ¿qué es lo que contiene?

«Mierda», JiSung ya hasta se había olvidado del jodido huevo.

—¿Y yo qué sé? —murmuró con sentido del humor, lo que hizo al resto reír.

—¿ChangBin? ¡¿ChangBin?!

ChangBin rápidamente dejó escapar una maldición y se escondió debajo de la mesa tan pronto como Chan se acercó a ellos. Sin ser tonto, Chan habló hacia debajo de la mesa.

—Vamos, hombre, sale de ahí.

—¡No! —gritó ChangBin desde abajo.

Pfff. —Chan soltó un bufido por su nariz mientras se colocaba sus manos en su cintura, totalmente ofendido por la manera en la que ChangBin lo ignoraba. —¿Pueden creerlo? Me hablan por tres minutos y él sale huyendo.

—¡Era incómodo! —se excusó ChangBin, y sacó su cabeza bajo la mesa—. Le estaban invitando ir al baile. ¡Era raro!

Los otros cuatro chicos, totalmente enajenados de la realidad, los miraron como si hubiesen perdido la cabeza.

—¿Baile? —preguntó JiSung—. ¿Qué baile?

—¡El baile de navidad!

¿Baile? ¿De navidad? ¡Qué tontería! ¡¿Qué clase de burrada era esa, que tal pareciera que comprometía a todos los estudiantes?! Por eso los alumnos estaban tan raros- y JiSung creía que era por el agua.

¡No tenía ningún sentido!

—¿A quién se le ocurrió esta estúpida idea? —preguntó JiSung, horrorizado.

—Te empinas el whisky de fuego arriba de una mesa pero te ofende un baile escolar —apuntó HyunJin, con una sonrisa burlesca en su boca—. Hipócrita.

Y pareciera ser serio, porque ChangBin salió bajo la mesa y corroboró lo que Chan decía. Antes de que alguno de esos dos pudiese decir algo, JiSung golpeó con sus palmas la mesa.

—¡Ni de chiste!

Además, ¿qué sentido tenía? ¿Acaso era esos bailes que vio de películas norteamericanas, donde hay reyes y reinas, y todo el mundo moría luego de reírse de la chica bañada en sangre de cerdo? Un baile en ese contexto equivalía a un baño de sangre de cerdo, y JiSung prontamente juraría tomar la corona para generar la benevolencia del público y hacerlo sentir como el héroe que no existe.

¿Para el Ministerio de Magia no era importante la pérdida de un docente? ¿Tampoco lo era para Hogwarts? JiSung podía recordar sus primeros años en donde Callaghan hablaba horas y horas de su familia y anécdotas con estudiantes, siendo un profesor longevo en la escuela casi al mismo tiempo que la profesora McGonagall ha estado presente. ¿Cómo osaron de hacer un baile escolar?

Era una situación hipócrita, farandulera y egocéntrica. Y, si JiSung se dedicaba más a afinar el hilo, él creería que el Torneo no era más que una forma de desconcertar a todos los estudiantes y agentes escolares del real problema.

¡Maldito Ministerio! JiSung no participaría en ese baile.

—De hecho —Chan rememoró—, tienes que tomar lecciones de danza.

«¡¿Lecciones de qué?!»

Tres horas después del desayuno, donde Chan le comentó lo que la profesora McGonagall le mencionó ayer respecto al baile de navidad y la tradición de la apertura por parte de los campeones, hizo que JiSung volara (literalmente) hacia el invernadero de Hogwarts, donde el club de herbología (parecido al club de las eminencias que tenía el profesor Slughorn) se encontraba haciendo quién-sabe-qué-cosa con una planta carnívora de tres metros. Los alumnos de quinto, sexto y séptimo año, en su mayoría Hufflepuff, intentaban pelear por su vida con largos palos de madera para que las plantas no los comiera.

—¡Intenten darle bajo la mandíbula para que no los ataque! —alentó la profesora Sprout.

—¡Se come mi brazo! ¡Se come mi brazo!

—Ah- eh..., WooYoung, HyeYeon, ayuden a SooBin. —La profesora Sprout se giró hasta la entrada del invernadero al notar la presencia de JiSung ahí, y con su clásica sonrisa amable, se acercó a él. —Han, ¿cómo te encuentras?

—¡Chan me dijo que debo tomar lecciones de baile porque los campeones abren el Baile de Navidad! —exclamó JiSung, alterado.

—Ah~, olvidé mencionarlo.

—¡Yo no haré eso! —dijo, antes de agregar como una excusa patética—: ¡ni siquiera tengo pareja!

—Pues..., el baile es en veintiún días más —excusó ella, antes de darle unas suaves palmadas alentadoras en el hombro—. Suerte con eso, Han. Nos vemos antes de la cena para tus prácticas.

Prácticas- ¡¿Prácticas?! ¡¿Era todo una broma?!

Al salir del invernadero, se topó con sus amigos tirados en el suelo como si la vida fuese lo suficientemente pesada como para afrontar la gravedad. HyunJin, deprimido; SeungMin, desconcertado, y Felix, cansado por su investigación en vano.

Con desespero, JiSung pateó la pierna de SeungMin.

—Vamos juntos al baile —ordenó.

—No puedo —contestó SeungMin, sin mirarle a la cara y totalmente enajenado—. Felix me lo pidió antes de que salieras.

Ofendido, JiSung miró a Felix. —Perra.

—Yo ni siquiera sé qué hacer —comentó HyunJin. Pareciera que la noticia del Baile de Navidad le dio como golpe en la garganta, porque se veía peor que en la mañana—. Mañana es el cumpleaños de Mina, y ni siquiera sé si deba pedirle ser mi pareja- o es por sentado que vamos los dos juntos. ¿No vamos, cierto? —miró a sus amigos en busca de corroboración—, estamos en un tiempo. No iremos juntos, ¿verdad? ¿O sí?

SeungMin, quien estaba a su lado, no supo hacer más que palmearle su cabeza. HyunJin sintió la pena, y terminó por recostarse sobre su regazo para llorar. JiSung quería hacer lo mismo.

Esa noche, los cuatro se reunieron en el dormitorio y revisaron el Mapa del Reino Unido junto con el libro bloqueado. A Felix se le ocurrió una idea, una demasiado impresionante, la cual conllevaba al uso de dos varitas para poder generar un diagnóstico al propio libro y comprender con qué runa se encontraba bloqueada. JiSung y SeungMin buscaron entre sus manuales y apuntes algo que les fuera útil, pero todo resultó en vano.

JiSung se tentaba la idea de ir por el espejo y comunicarle a Erick, pero eso significaba, aparte de explicar su existencia a los chicos, era confesarle a Erick todo lo que acontecía alrededor de la Compañía. JiSung no sabía si Erick era un aliado o alguien de fiar, solo era un hombre que le gustaba las runas, coincidentemente coreano, y que parecía querer ayudar a JiSung con todo lo que le pidiera. Era irritante.

Y la siguiente persona...

Cohan.

Felix, con las dos varitas (una suya y la otra de SeungMin) hizo que unas pequeñas luces levitaran del propio libro, y que pequeños puntos conectores de color blanco y negro bailaran como una clave específica.

—No sé cómo desbloquearlo sin runas... —lamentó Felix.

—Ya hiciste suficiente —consoló HyunJin—. No se me habría ocurrido ocupar otra varita.

—¿Qué hay de la bola de cristal? —ideó SeungMin—. ¿No te puede dar eso una señal?

Pareciera que el elemento «bola de cristal» era tabú entre ellos, porque tan pronto como SeungMin lo dijo, una fuerte tensión se trazó en el dormitorio. Felix desvió su mirada hacia el suelo, y JiSung recordó de nuevo cómo todo fue culpa de Felix.

Aunque, para su sorpresa, el resentimiento ya no era tan fuerte. Tal vez echar de menos a su mejor amigo le hizo ablandarse.

—La bola de cristal solo es una herramienta a futuro —explicó Felix—, no para elementos. Sé que el tarot es lo más viable para los objetos, pero..., no lo sé...

—Haz lo que tengas que hacer —terminó por decirle JiSung, directamente—. No tenemos apuro.

Felix pareció sorprendido. No era la primera vez en esos meses que JiSung le dirigía la palabra, pero sí pareciera que era lo más amable que le dijo. La ilusión de sus ojos hizo que el cabello de JiSung se tornara en un fuerte violeta, el cual causó que SeungMin y HyunJin murmuraran un pequeño «aw» antes de fingir que nada pasó.

—Vale —asintió Felix—, pero creo que el plan de Cohan es el mejor.

El cabello de JiSung cambió abruptamente el rojo, antes de ir hacia un ligero verde menta por contagiarse de las risas de sus amigos.

━━━━━★. *・。゚✧⁺

MinHo supo que algo estuvo mal esa noche cuando, tras salir de su dormitorio cerca de las once, se topó con SooJin frente a una chimenea, con su camisola, pareciendo leer algo de la muggle Agatha Cristine.

—¿Por qué vas? —preguntó ella.

MinHo, quien terminaba de arreglar su corbata bajo el cuello de la camisa, se encogió de hombros.

—Eso no te incumbe —contestó.

—Hoy no habrá reunión —advirtió SooJin. A la luz de la chimenea y con su flequillo sobre sus ojos, MinHo le dio la impresión de que ella lucía más linda en ese estado que cuando tenía sus defensas altas cuando se enfrentaba a los alumnos de la escuela—. Teorizo que, es porque no quieren alzar sospechas por lo que le pasó al profesor Stuart.

Las manos de MinHo cayeron de golpe hacia los lados, como si aquello hubiese sido una catastrófica noticia. SooJin le miraba expectante de algún movimiento por su parte, como si fuera capaz de leer por sus ojos cafés cada acción que MinHo premeditaba. MinHo se preguntó si era predecible.

—¿Cómo sabes de la reunión? —preguntó MinHo.

—Te comento de la existencia de una, y coincidentemente apareces allá —explico. Se encogió en el sofá individual, y recogió sus piernas en la manta de lana verde con negro—. No hay que ser un idiota para saber cuáles son tus movimientos. Mis padres me comentaron que te vieron allá.

—Los demás chicos no parecen notarlo.

—Es que los demás no parecen notarte.

MinHo se mordió el labio con un poco de frustración. No parecía ser más que ella jugaba con su mente y lo manipulaba con pequeñas pistas de algo mucho más grande. MinHo no quería caer, tampoco confiar, pero ella no parecía hacerlo fácil.

SooJin volvió su mirada al libro de Agatha Cristine, y simuló leerlo. MinHo, cansado, se sacó la corbata de su cuello y se sentó en el sofá próximo al de SooJin, con sus codos sobre sus rodillas y observando la tapa negra del libro donde compilaba en letras doradas tres cuentos de la autora. Si él hacía memoria, creía haber visto hace algunos años a JiSung leerlo.

—¿Por qué haces esto? —preguntó MinHo, finalmente—. ¿Por qué te debo creer?

—Porque aceptaste ser mi cita para el baile —dijo ella con rapidez—. Creo que eso es suficiente.

—¿Qué? ¿Fingimos ser pareja, y a cambio me das información de lo que te dicen tus padres?

—¿No que eso fue lo que acordamos en algún momento?

—Acordamos demasiadas cosas, tanto que tú me tienes bajo amenaza y yo no puedo hacer nada para resolver eso.

—Como también sé que vas a las reuniones no porque seas partidario. Al contrario, MinHo, solo quieres la información para tu propio beneficio.

MinHo se permitió sonreír ante el análisis de ella.

—Tan inteligente...

SooJin pareció orgullosa ante su halago, porque se encogió en sí misma con timidez mientras alzaba su barbilla como el clásico personaje aristocrático que ella era.

—¿Cuál es tu plan?

—¿Tú también quieres estar de mi lado? —preguntó MinHo, con un poco de mejor ánimo.

—Sí, pero no de al forma en la que crees.

La sonrisa de MinHo se borró de a poco, más que una malinterpretación, asumió las palabras de SooJin como sinceridad; MinHo no pudo más que sentir lástima.

—Lo siento —dijo MinHo—. Te lo dije el ciclo pasado, pero no creo a mí no me-

—Lo sé, lo sé... —murmuró ella—. A veces pienso en tintarme el cabello rosa chillón para atraer tu atención, pero no sé si debo ser también un chico o tener la incesante necesidad de llamar la atención.

—Ah- yo... —MinHo se sintió más atrapado de lo que debería. —No me gusta JiSung.

—Claro.

—En serio.

—Me parece bien. Supongo que él no puede ser de tu clase si quieres ir a reuniones donde hablan sobre cómo matar a metamorfomagos.

«Hipócrita» decía SooJin entre líneas, palabras que MinHo entendía por completo porque la persona tenía distintas aristas y visiones según de la persona que lo veía. Incluso, si lo planteaba con más seriedad, podría ser esa la razón por la que JiSung se vio tan furioso con él el día anterior tras contarle sobre las reuniones.

»¿Qué importa si me trata de hipócrita? —se dijo MinHo—. Al menos, estoy realizando algo que realmente quiero».

Pero, ¿en serio la reunión era lo suficientemente pesada como para sacrificar su relación con JiSung?

De forma abrupta, MinHo se levantó del sofá.

—¿Dónde vas? —preguntó SooJin.

—Iré a comprobar si la reunión se canceló de verdad —dijo—. Espero que no se lo menciones a nadie.

—¿Qué me das a cambio?

—¿No te basta una cita para el baile?

—He visto a magas con unos pantalones muy lindos comprados en Modas Tiros Largos —informó ella—. Mi talla es de treinta y ocho. Te mostraré el catálogo luego.

MinHo colocó sus ojos en blanco, pero no lo negó. Sus ahorros en el trabajo más su mesada parecerían esfumarse con las exigencias de SooJin.

Mientras se dirigía al despacho de Dumbledore, pensó en JiSung y sintió la mezcla de la pena con el enojo, entre el sentido de por qué él debía de ser tan catastrófico y egoísta ante las decisiones de MinHo, mientras también oscilaba la idea de que puede tener razón, y que le enrabiaba más no poder tener una zona de confort.

JiSung le recalcó cuán muerto estaría si alguien lo descubría, y eso MinHo lo sabía- es decir, ¿en serio JiSung pensaba que MinHo haría eso sin pensar en las consecuencias?

Él era mayor, más experimentado, y conocedor de los males del mago a primera fuente. ¿Cómo JiSung pensó en que MinHo solo era impulsivo?

Porque JiSung vivía en la paranoia de la observancia, en la demencia de persecución. Todos los ojos que existían estaban enfocados en él y denotarían todo los males- y eso sucedería con MinHo. Claro que lo haría. MinHo tenía el sucio secreto guardado bajo su piel, manifestado por el mal comportamiento y lejanía con el resto de las personas. Las barreras emocionales que MinHo construyó a lo largo de su vida se vieron sacudidas por la llegada de JiSung y los otros tres idiotas, de la presencia de Bang Chan y lejanía de ChangBin.

MinHo se abrió y se cerró. Se concretó como un molde alrededor de la élite para finalmente escapar de su propio castillo y se arremetió en lo que sería considerado «lo marginal». Ante cada paso que daba a la oficina de Dumbledore, saber que no podría tener una vida normal lo perturbaba más y más.

Él podía ser un aristócrata más dentro de la sociedad mágica. Con un puesto de trabajo sustentado por el nepotismo, dando discursos sobre la importancia de que el mago sea libre con su magia y de por qué las otras criaturas con consciencia humana debían de ser erradicadas. MinHo podía estar a favor de todo eso, y la hipocresía solo caería en el hecho de que él era un licántropo- no, no era hipocresía. Era ironía.

Ironía para su abuelo y para sus padres. Ironía para el grupo que MinHo fingía estar. Ironía para todos. Mentiras, ambigüedades y enemigos.

Al doblar a la esquina, su cuerpo colisionó con el de Kim MinJu.

—¡MinHo, por Rowena! —exclamó MinJu, asustada—. ¿Qué haces acá tan tarde?

—Iba a tomar té con el profesor Dumbledore —contó MinHo, mientras se arreglaba la camisa.

MinJu le miró como si esa fuese la mentira más ridícula que alguna vez alguien dijo, sin embargo, la seriedad en la mirada de MinHo hizo que la chica asintiera con torpeza.

—¿Usas tus privilegios de Premio Anual para estas cosas? —preguntó ella, con una sonrisa burlesca—. Eres devoto, vaya. Creí que te escabullirías a algún dormitorio a hacer suciedades.

—Tal vez el té con el profesor Dumbledore lleve a otra cosa.

MinJu rio, tanto que golpeó el brazo de MinHo.

—Ay, eres divertido cuando te lo propones —cedió ella—. Vale, te dejo con tu cita.

MinHo esbozó algo-así-como una sonrisa y se dirigió hasta la gárgola que tapaba la entrada, pero MinJu lo llamó de nuevo.

—¿Por qué decidiste mantener en secreto la varita de YeonJun a él? —preguntó MinJu.

—YeonJun y Mina no tienen una buena relación, sumado conque él le ha estado amenazando cada vez que puede —respondió con un tono de sentido lógico—, solo un estúpido le diría la verdad.

—Pareciera que proteges mucho a esos chicos. Siempre cambias de persona para irte con SeungMin Kim.

—Solo son coincidencias.

—Hm... —asintió ella, tan condescendiente que MinHo quiso enrabiarse más de lo debido—. Las coincidencias son lindas. Lo haces sonar como si el destino lo quisiera así.

MinHo mordió su lengua para evitar dar una respuesta voraz, y miró a MinJu girar de nuevo por el pasillo hacia la sala común de Ravenclaw. A diferencia de SooJin, quien vestía de una manera más linda y llamativa, MinJu pareciera ser más madura que el resto de las chicas, con su falda larga, zapatos de charol con un ligero tacto que resonaba por el pasillo, y con su cabello tomado en un moño alto para refinar su apariencia. Si no fuese porque ella estaba comprometida, probablemente habría sido un buen objetivo de sus propios padres para arreglar un matrimonio con ella.

«Ugh». La idea del matrimonio arreglado le generaba escalofríos.

Entró a la oficina de Dumbledore, y viajó hasta el callejón Knockturn. Solo bastó media hora para saber que, efectivamente, SooJin tuvo razón.

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Diciembre 5, lunes al mediodía

La cabeza de JiSung estaba apoyada en la mochila sobre su pupitre, mientras posicionaba en su oído bueno el auricular donde Angel Eyes de ABBA sonaba en una lista específica del caset que compró en la tienda de discos en Londres.

"Canciones para superar una ruptura."

Ni siquiera había roto con MinHo (y JiSung ni siquiera quería pensar en eso), pero las canciones acoplaban una gran cantidad de emociones que le hacía sencillo a él generar catarsis.

Estaba en Defensas Contra las Artes Oscuras, todos en silencio. Algunos escribían en su pergamino mientras que otros miraban el techo, nadie realmente interesado porque el profesor Cohan dormitaba sobre su escritorio.

—Tengo una resaca de la mierda. El que haga algún ruido en los próximos cincuenta minutos, no solo descontaré 120 puntos a su casa, pero también los transformaré en comadreja y los haré volar por todo el aula hasta que vomiten. —El profesor Cohan amenazó al inicio de la clase, antes de caer dormido.

A su lado, HyunJin daba miradas de reojo hacia el otro lado del aula, donde Mina se encontraba sentada con una chica de Gryffindor. Ella tenía su cabeza apoyada en su mano izquierda, con sus ojos cerrados contagiada por el sueño. En su muñeca, un precioso brazalete de color plateado le decoraba con gracia; HyunJin le contó la historia de ese brazalete a JiSung hace unas semanas atrás, donde él y Mina fueron a Hogsmeade y ella miró 0.5 segundos la joya, tiempo suficiente como para que HyunJin le rogara a sus padres que le adelantaran el dinero que invertirían en su regalo de navidad para comprárselo.

HyunJin suspiraba constantemente por su boca, efectos de la pena sumado de su problema pulmonar. JiSung le compartió también el otro auricular, y ambos continuaban con la música lastimera para pasar el rato.

Sometimes, when I'm lonely, I sit and think about him,

And it hurts to remember all the good times.

Los dos chicos llevaban exactamente un día peleados con sus parejas, pero creían que era tiempo suficiente para sufrir de amor.

JiSung no podía soportarlo. Debía de hablar con MinHo.

—¡Ah, ahora sí! —De manera abrupta, Cohan se levantó de su escritorio. Su rostro estaba con mucho más color que el verdoso tono que tuvo hace una hora atrás. —Buenos días chicos, la clase teórica se suspende por motivos de fuerza mayor, por lo que iremos directo a la práctica: ¡encantamientos protectores no verbales! Será un todos-contra-todos, y los que salgan volando los maldeciré con orejas de burro hasta el final del día.

Todos se movieron de sus asientos y los pupitres se pegaron en las paredes, al mismo tiempo que una membrana de colchas rodeaba todas las esquinas del aula además del suelo.

—Al final, ¿sabes con quién irás al Baile de Navidad? —preguntó HyunJin a JiSung. Ambos decidieron apartarse un poco de la gran pelea para protegerse según el encantamiento que les llegara.

—No me interesa el ridículo baile —masculló JiSung con molestia. Un encantamiento llegó hacia él, pero JiSung lo tapó justo a tiempo con un protego en su mente—. Le pediré a ChangBin que me acompañe.

—¿No será incómodo para Felix?

—Felix me quitó a SeungMin, así que yo le quito al suyo.

—¡Ja! ¡Ay! —HyunJin apenas logró protegerse de un encantamiento que voló hacia él.

—¿Y tú? ¿Irás con Mina o te buscamos una novia?

—No lo sé, supongo que esperaré hasta esa mañana para ver si es cómodo que vayamos juntos —HyunJin se encogió de hombros—, la verdad es que no me preocupa.

—¿Por qué luces como si quisieras llorar?

—Es que- que quie-ro llo-llorar... ¡¡¡Ay!!!

Un encantamiento golpeó del lleno a HyunJin, expulsado del suelo hasta el muro acolchado. HyunJin cayó al suelo y, tan pronto como intentó incorporarse, sus orejas normales fueron cambiadas por orejas de burro.

De a poco, los estudiantes comenzaron a caer. JiSung no quería estar en el centro de la pelea, por lo que se intentaba mantener lo más al margen posible. Felix perdió junto a ChangBin, así que ellos más HyunJin se encontraban con muecas frustradas y orejas de burro en un rincón.

—¡Ich! —chilló Mina al sentir su varita volar de sus manos. Antes de que su contrincante se la regresara, a ella le aparecieron orejas de burro—. ¡Ay!

El ganador de la pelea fue, sorprendentemente, SoYeon. Ella parecía orgullosa de su habilidad de encantamiento no verbal que fue premiada con puntos de mérito para su casa.

La clase se dio por acabada, lo que significaba que iniciaba el plan que los cuatro chicos hicieron.

JiSung esperó a que los estudiantes se fueran con él ayudando a ordenar los pupitres en sus lugares, con tanta lentitud que, al notar que el profesor Cohan solo lo esperaba a él para cerrar el aula, aulló de cansancio.

—¿No me dará puntos por ayudarlo a ordenar? —preguntó JiSung.

—Te sacaste las orejas de burro. Ni siquiera debería de dirigirte la palabra —insultó Cohan mientras apuntaba con su barbilla la cabeza de JiSung—. Maldito Metamorfomago.

Más que un insulto, JiSung lo sintió como unas palabras graciosas.

—¿Por qué no te vas? —le preguntó Cohan—. Tengo clase a la tarde, y quiero ver si Slughorn puede hacerme alguna poción para la resaca.

—Jeon Woong sabe hacer esas cosas. Él fue expulsado de la clase de pociones por su ímpetu —explicó JiSung.

—Ah, él sí me suena. ¿Gryffindor?

Yep. Séptimo año.

—Genial. ¿Por qué sigues acá?

JiSung terminó de ordenar sus pupitres y se balanceó entre ellos con falsa inocencia. —Quería pedirle que me volviera a enseñar eso sobre los patronus.

—¿Los cuales dejaste abandonado?

—Quería..., quería darle un regalo de cumpleaños a mi pareja —admitió. JiSung sabía que era parte del plan, pero aun así no pudo evitar que su cabello se tornara de un fuerte rosa que hizo a Cohan morder su boca para no soltar una burlesca carcajada. —Ya sabes, acto romántico.

—¿Alguien te soporta? Que increíble.

—No mucho. Estamos peleados.

—Eso sí es creíble. ¿Por qué quieres hacer un Patronus si sabes que no puedes hacerlo? —curioseó.

JiSung se encogió de hombros.

—¿No me dijo que quería hacerme un buen mago? —desafió JiSung—. Quiero aprender a hacer un patronus.

—No pudiste las primeras tres veces, y ahora que estás peleado con tu novio, obviamente no podrás realizarlo. —Cohan se sentó sobre su escritorio. —Eres adolescente, y un metamorfomago- tus emociones están a flor de piel, y no me sorprendería que no puedas pensar en otra cosa más que tu noviecito diciéndote cuán enojado está contigo.

Ante eso, JiSung frunció el ceño. —Yo no le dije que era un chico.

—Lo sé, pero me das unas fuertes vibras de gay —bromeó—. ¿Por qué no mejor te enseño algo más dedicado a las Artes Oscuras, como ayuda para tu Torneo?

JiSung sintió unas corrientes eléctricas en sus manos que hizo cambiar el color de sus uñas a unos rojos, no obstante, rápidamente tuvo que mantener el autocontrol. Cohan parecía direccionar todo a que el plan resultara al abrir esa oportunidad.

«Contrólate. Soporta sus burlas».

—Bueno. —JiSung se aseguró de no sonar tan emocionado. —¿Por qué no me enseña eso de las Runas?

—¿No tienes clases de eso? —JiSung resistió el impulso de querer colocar sus ojos en blanco. —Bromeo. Sabía que vendrías en algún momento a preguntarme por eso, porque la semana pasada te fuiste muy rápido a llorar a tu amigo.

—Obvio —susurró.

—¿Tienes alguna duda puntual, o hago una introducción mágica sobre la aplicación de ellas? —preguntó.

—Para mi clase de Encantamientos, estuvimos repasando los encantamientos de apertura para poder profundizar en los sortilegios de clausura —comenzó a relatar JiSung la mentira que SeungMin y él crearon—. Ahí recordé que dijiste que las runas son magia oscura que no desgarran el alma. ¿Cómo puedes cerrar cosas con runas?

—¿Cerrar?

—O sea, reconocer. ¿Cómo se nota si la magia es hecha por una runa?

—Con un encantamiento de diagnóstico —contestó con obviedad Cohan—. No sé si te los han pasado todavía..., ah, no, espera, eso te lo tengo que enseñar yo el otro año, ¡ja, ja! Bueno, como sea, el encantamiento de diagnóstico sirve para saldar dudas que tienes respecto a las lesiones. Poppy debe ser una as en ese encantamiento, si sabes a lo que me refiero. Por otra parte, cuando es referente a maldiciones, se intenta ser más integrativo con tu magia- enfocarte en saber que es magia oscura para poder divisar si es o no es. La runa se reconoce en las artes oscuras, y si haces un buen diagnóstico, incluso puedes manifestar la ruan.

—¿Y cómo la logras desaparecer?

Cohan abrió la boca, y luego la cerró. Acto seguido, se comenzó a reír.

—¿Qué? —preguntó JiSung—. Es curiosidad.

—¿Es el dichoso huevo el que está cerrado por runas? —consultó.

«El huevo». Incluso JiSung lo olvidó. Sin embargo, la conversación cómplice con los tonos estrictos hizo que una nueva idea brotara.

—Es una teoría... —comenzó.

—Está estrictamente prohibido que los maestros ayuden a los alumnos con el Torneo —le recordó Cohan a JiSung—, si alguien me atrapa, estaríamos en grandes problemas.

—¿Es realmente importante eso? —interrogó con sorna—. Ya me descalificaron de la primera prueba por la intervención de la varita.

—Sorprendente que fuera por la varita y no porque te convertiste en un jodido dragón frente a todos —repuso—, pareciera que el Ministerio le gusta los metamorfomagos cuando hacen un buen espectáculo.

JiSung esbozó una incómoda sonrisa ante eso. No quería pensarlo.

—Necesito ayuda —terminó por admitir JiSung, colocando un tono de voz que ameritaba sus palabras—. Estoy atrasado en comparación de mis demás contrincantes. No he visto a Victoria Krum desde el Torneo, y no me sorprendería que Nadine Delagé ya tiene la clave. Chan ni siquiera quiere hablarme de eso.

—Triste —repuso Cohan sin pena.

—Yo soy pobre- no tengo familia. Realmente necesito el dinero y- y con la muerte de Callaghan y la pelea con mi novio yo... —JiSung no supo si sus palabras eran reales o una vil forma de manipular a Cohan, pero su cabello se tornó de un estrepitoso azul junto con su respiración ligeramente acelerada- manifestando su terror—, yo estoy desorientado...

Cohan le miraba con una impresión que parecía querer taparlo con burla, y JiSung se las arregló para dar más lástima de lo que generaba. Si podía hacerlo...

—¿Tu profesora de casa no te puede ayudar? —preguntó Cohan.

—Yo..., yo no sé qué hacer —admitió JiSung, y pasó nerviosamente su mano por su cabello azul—. Yo ni siquiera quise estar inscrito- a mí me metieron al Torneo- mi mejor amigo lo hizo, y ahora solo pienso en cómo me enfrentaré al..., al resto de las pruebas. Es una oportunidad tan grande y yo soy tan..., tan mal mago...

«Que funcione. Que funcione. Que funcione...»

Con notorio desagrado, Cohan terminó por bufar mientras inclinaba su cabeza hacia atrás. No lucía querer estar en esa posición.

—Quiero que entiendas que en las propias Artes Oscuras hay niveles, tal como en la Magia en general —explicó Cohan con rapidez. Se levantó de su escritorio y lo rodeó para sacar una hoja de su bolso y un bolígrafo de marca bic, y comenzó a trazar distintas formas alrededor de las runas—. En las Artes Oscuras puedes realizar runas con las varitas, pero hay magos más oscuros que lo harán con armas hechas por goblins (recordando que este tipo de armas adhieren la magia de la criatura que has matado, por ende, si arrancas una maldición de veneno del cuerpo de alguien, ese veneno quedará en la hoja), los cuales perpetuarán más la runa. Todos tienen distintos fines, y pueden realizarse tanto de buena como de mala forma. Runas de clausuras poderosas no solo cerrarán puertas o huevos mágicos, pero también puede suprimir recuerdos o apagar sentidos si es que se usa de manera incorrecta.

»Debes reconocer primero con qué se hizo la runa de clausura: ¿varita, navaja, espada, lápiz, sangre? Después, cuando lo tengas, deberás desbloquearlo parte por parte. Usa el encantamiento de diagnóstico para ver cuáles son los puntos vulnerables- ahí lanzas hechizos de apertura. Si no funciona, intenta aislar a la runa de la magia, y con una runa sobre ella será suficiente. Y, si no funciona, has una convocatoria de apertura; es muy simple: dibujas runas de apertura alrededor del huevo y esperas a que se abra. Es el que más energía mágica se requiere, pero el más efectivo.

La forma en la que Cohan habló daba a entender que era una carrera contra el tiempo, porque su mano se terminó de mover sobre la hoja y se la tendió a JiSung. Él intentó captar todas las palabras rápidas y digerirlas, casi incapaz de poder repetirlas a sus amigos.

—¿Esto no me partirá el alma? —bromeó JiSung, doblando la hoja para guardarla en el bolsillo de su pantalón de uniforme.

Por primera vez, los ojos de Cohan no denotaban esa simpatía y burla por querer hacer a JiSung sentir mal.

—Siempre, pero siempre que aplicas magia de cualquier tipo, esta te rasga el alma —aclaró Cohan—. Por eso es importante estudiar y aprender Artes Oscuras. Mientras más las conozcas, mejor sabrás como desarmarlas.

—¿Por qué un chico de mi edad debería de aprender eso?

—Porque el mundo no es leal, solo corrompe.

JiSung no comprendió por qué Cohan lo decía con ese tono que resultaba ser casi un perdón, pero no quiso pensar en eso. Cohan no era más que un adulto, al igual que todos, totalmente desagradable que se fiaba solo con los de su corriente. Si JiSung tuviese los sentimientos por Cohan que tuvo por Callaghan, tal vez se habría doblegado y le habría dicho la verdad, pero no era así, porque Callaghan estaba muerto, y Cohan lo reemplazó.

—Gracias —terminó por decir JiSung, y caminó hacia la salida—. Le daré créditos cuando dé el discurso de campeón.

—Si es que no mueres antes.

—Ja.

Cuando JiSung cerró la puerta, esbozó una fuerte sonrisa. Sus tres amigos más ChangBin lo miraban, unos más expectantes que el otro.

—¡Lo he conseguido! —exclamó con orgullo.

—¿Qué cosa? —cuestionó ChangBin.

—Uy, verdad que tú no lo sabes —recordó SeungMin, y pasó un brazo alrededor de su hombro—. ¿Hasta dónde te quedaste?

Los cinco se encaminaron hacia el Gran Comedor mientras que SeungMin intentaba colocar a ChangBin al corriente con palabras claves, metáforas y ambigüedades para que nadie más de la escuela sospechara, al mismo tiempo que tras ellos HyunJin y Felix escuchaban toda la explicación que Cohan le dio a JiSung.

Claro, así fue hasta llegar al pasillo principal, donde se toparon con MinHo, Soonie a sus pies, y dos niños de primer año hablándole con un pergamino en mano.

—¿Es Lev-I-Ósa o Le-vio-sÁ? —preguntó el chico a MinHo.

—Lev-I-Ósa —repuso la chica, frustrada.

—¡Es Le-vio-sÁ!

—Ninguno de los dos está en lo correcto —expresó MinHo, impresionado.

JiSung evitó quedarse congelado en su lugar, pero su corazón latió con tanta fuerza que probablemente estallaría si continuaba. MinHo no pareció notar su presencia al instante, pero cuando SeungMin y ChangBin pasaron de él, pareció ser los raros olores que a veces MinHo le mencionaba que hizo que se desconcentrara de la discusión con los dos chicos de primer año para levantar su vista hacia JiSung.

«Esto es como una jodida teleserie», pensó JiSung, con su respiración atrapada en su garganta y su corazón queriendo llorar. ¿MinHo también ha estado triste?

No se dedicó a pensarlo de más. JiSung continuó con su caminata junto a HyunJin y Felix, pasando de él.

—JiSung.

«Ah, hijo de puta».

JiSung se giró casi como si fuera un robot. MinHo le miraba con su cara seria, cejas bajas y con los dos niños al frente de él totalmente atemorizados.

—¿Qué quieres? —le dijo JiSung.

MinHo hizo un ademán en toda la parte superior de su cuerpo.

—Colócate bien el uniforme —ordenó MinHo.

JiSung no supo por qué, pero eso le hizo enfurecer a un nivel estratosférico. Cuando MinHo regresó a su explicación con los de primer año, JiSung ya había sacado su varita y apuntó la cabeza de MinHo, donde un fuerte color naranjo brotó y chocó en el cabello de MinHo.

Todos los que estaban en el pasillo comenzaron a reír, e incluso los chicos de primer año quienes parecieron perder respeto por MinHo. De a poco, el color negro del cabello de él se esfumó junto con la elegante longitud que tenía, para darle paso a un cabello de corte mucho más moderno (por ende, muggle) con un llamativo color naranjo.

Cuando MinHo, desconcertado, bajó un mechón de su cabello para ver el color, JiSung recordó de forma tardía que en menos de tres días era la luna llena.

—¡¿Te falla, acaso?! —gritó MinHo, ya con su varita en mano.

JiSung no sabía qué tan buen duelista MinHo podía llegar a ser, ya que ambos nunca se enfrentaron de esa forma. No obstante, tampoco es como si JiSung quisiera experimentarlo, por lo que hizo la única acción que tenía ventaja sobre MinHo:

Correr.

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—Qué agradable forma tuvo MinHo de querer llamar tu atención —comentó Felix en el dormitorio, horas después—. Te echa de menos.

—Solo llevan peleados un día —enfatizó SeungMin, hartado—. JiSung ha pasado más tiempo sin bañarse.

—Lo echo de menos~ —lloriqueó JiSung desde su cama.

HyunJin, quien parecía ser el único concentrado en el equipo, se dedicó a correr todos los baúles y alfombras del piso del dormitorio de Hufflepuff para colocar el libro en medio de un gran círculo que marcó con la varita.

—Bien, ¿cómo se supone que hagamos esto? —preguntó HyunJin, mientras revisaba la hoja que Cohan—. ¿Lo grabamos en el suelo con sangre o qué?

—Si no fuera porque Cohan dio la idea, me reiría —admitió JiSung. Se incorporó en la cama hasta ganarse en la orilla; el libro mohoso estaba en posición para ser abierto—. Veamos..., ¿escribir la runa en el suelo?

Eso hicieron. Usando como guía el círculo que HyunJin hizo, JiSung y SeungMin escribieron las runas de apertura alrededor del libro. Al terminar, los cuatro se quedaron mirando el libro.

—No pasa nada —observó Felix.

No shit, Sherlock.

—Hm... —SeungMin, un poco frustrado, rascó su nuca. —¿Y si le pedimos ayuda a MinHo?

—¡No! —chilló JiSung.

—¿Por qué quieres pedirle ayuda a ese cobarde, bastardo, sin vergüenza, mal nacido? —escupió HyunJin, ofendido.

—Porque él también es bueno en estas cosas, creo. Considerando que ha tomado todo los cursos existentes para ser un hijo pródigo —opinó SeungMin.

—No. —JiSung tomó su varita y apuntó a una de las runas. —Vamos, abriremos esta mierda sin su ayuda. ¡Alohomora!

Estuvieron cerca de treinta minutos intentando hacer que las runas funcionaran, pero solo generaron de que el libro se prendiera fuego y de que en un momento todo los objetos del dormitorio se pusieran a levitar. Felix comentó algo sobre estar invocando al diablo, mientras que JiSung solo podía pensar en qué demonios le puso Callaghan al libro para que fuera tan dificultoso abrirlo.

—¡¿Cómo puede hacerlo tan complicado?! —preguntó JiSung, frustrado—. ¡Callaghan me dejó el libro! ¡Debería estar a mi disposición!

—Tal vez es la inseguridad de que cualquiera podía abrirlo —opinó SeungMin—. Es decir, ¿orígenes de la Compañía? ¿No es como una especie de secta?

—Si se habla de orígenes, debe ser su versión asiática —dijo Felix—. El libro no debe de tener más de veinte años.

JiSung, sin paciencia, tomó el libro y abrió las páginas disponibles. El prefacio no parecía decir nada, o eso asumía él porque no entendía el coreano. Lo volteó para ver el cúmulo de hojas y, frustrado, pensó en lo peor.

—¿Y si lo abro con sangre?

—Eso ya es demasiado radical —atajó HyunJin.

—Creo que es una buena idea —opinó Felix—, es decir, si Cohan dice que se necesita un instrumento para hacer la runa...

—Pero usar sangre es extremo. Esto es un libro cerrado, no una jodida maldición —discutió.

—No tiene que ser tanta sangre —ideó SeungMin—, es decir, cuando te duele la cabeza, usualmente te pinchas el dedo para liberar la presión. Hay que solo pinchar el dedo.

—Los amo. —JiSung apuntó a SeungMin y Felix.

HyunJin murmuró un «haz lo que quieras» y tomó asiento en su cama. JiSung dejó el libro en su regazo y, con la punta de su varita, murmuró un encantamiento que le hizo un pequeño corte en la punta de su índice derecho. Rápidamente hizo presión para que la sangre brotara y, sobre el lado donde las hojas se acoplaban, escribió una de las runas de apertura.

Al principio nada pasó. El libro se mantuvo cerrado y las hojas no parecían absorber la sangre de JiSung; sin embargo, antes de que HyunJin dijera cuán mala idea fue eso, las primeras cinco hojas del libro post-prefacio se soltaron.

—¡Ah! —chillaron los cuatro, y se agruparon para ver el libro.

El borrador no soltó más páginas, pero las cinco primeras hojas parecieron ser suficiente. Era la mención del primer capítulo de algo que ellos no sabían, pero si aquel era el cómo se fundó la Resistencia de la Transversal Soberanía, la información que se contenía era demasiado preciada.

—¡Hay un número! —apuntó SeungMin, donde marcaba el inicio del primer capítulo—. 2013.

—Eso fue hace nueve años atrás —observó Felix—. ¿Ahí hicieron el libro? ¿O terminó por fundarse la Compañía?

—O terminó perdiendo... —murmuró JiSung.

Los murmullos de ellos de a poco comenzó a apagarse cuando daban vuelta las páginas. Había trazos de lápiz grafito en coreano sobre ciertos fragmentos, otros con rayones e incluso, para su sorpresa, hubo al menos dos frases que tenían el dibujo de una carita feliz en los márgenes. Parecía ser un libro sin seriedad alguna.

Sin embargo, antes de que pudieran comentar algo, dieron vuelta a la última hoja que el libro liberó. HyunJin palideció al instante que SeungMin aguantó un jadeo, y estiró su tembloroso dedo a la fotografía.

—¿Por qué mis padres están ahí? —preguntó HyunJin—. O sea, sabía que lo eran, pero no sabía que..., que llevaban tanto tiempo ahí.

JiSung concedió el punto, porque nada parecía tener sentido.

Era una fotografía móvil, donde al menos veinticinco magos saludaban hacia la cámara. Parecían estar en un largo y viejo comedor, donde algunos brillos mágicos que no podían apreciarse por el blanco y negro de la tinta estallaban sobre la cabeza de ellos. Algunos platos sobrevolaban la cabeza de los adultos de la fotografía, y otros, en el fondo, brindaban por algo. Había rasgos asiáticos, europeos, africanos y latinoamericanos. Era una gran mezcla que JiSung no pensó que vería en una fotografía.

En un lado de la mesa, una joven SaeJah Park saludaba a la cámara con un lindo movimiento de cabello para hacerlo volar sobre su hombro, estaba sentada en la mesa y alzaba una copa de vino; mientras, frente a ella, un gran y fuerte HyunSan Hwang parecía cantar algo con diversión y desafinado, porque el mago bajo ellos se tapaba los oídos.

Entre ellos pudieron ver al icónico Alastor Moody, atrapado en el mejor momento donde se sacaba su ojo y lo lavaba en el vaso de tequila más cercano. También, para sorpresa de todos, reconocieron a una profesora McGonagall sin su gorro de punta que estaba sonrojada por el licor.

—Tu mamá estaba linda —halagó Felix. HyunJin le golpeó la cabeza.

—¿De cuándo se supone que es esto? —preguntó HyunJin—. ¿2013? Ah, están los nombres..., ah, puta mierda, los nombres coreanos están en coreanos.

Duh... —obvió SeungMin, aunque sus ojos también mostraban asombro—. Aunque..., hay cruces al lado de cada nombre. Supongo que murieron.

JiSung estiró su dedo hacia la fotografía, en el rincón del fondo, él podía ver el perfecto rostro de Erick con una de sus luminosas sonrisas, más joven de cómo se veía ahora. Su cabello era desordenado, esponjoso, tal como el de JiSung, y gracias al blanco y negro, se pudo observar una nueva sombra subir por el cabello de Erick, como si cambiara de color.

—Oh —apuntó HyunJin—, un metamorfomago.

—Y aquí hay otro —apuntó SeungMin, a la orilla más cercana—, son tres.

—Y yo digo que este es un veela porque es igual de bello que tu mamá-

—Felix, para ya.

Entonces, antes de que pudiera entenderse, los ojos de JiSung viajaron por todas partes en la fotografía. Si Erick estaba ahí, entonces...

Sus ojos se detuvieron. Él lo sabía, no sabe por qué, pero lo hacía. La mujer que estaba a dos personas de la orilla, con un semblante de dureza, ojos serios y mejillas rellenas, totalmente calva pero con una corriente de tatuajes de flores por toda su cabeza y la mitad de su rostro hizo que el nudo en la garganta se atascara, al mismo tiempo que su bilis subía en forma de vómito.

Esa era su madre, y la varita que jugaba entre sus dedos era la varita de cerezo que JiSung poseía.

Callaghan le habló de una madre, y MinHo de un padre. Cuando ambos lograron conectar los factores, JiSung no creyó que podría tener a ambos vivos.

Y ahí estaba. JiSung no sabía si su madre estaba viva a estas alturas de la vida, pero al menos en esa fotografía, con esa mirada tan dura, confirmaba que era su madre.

Sin quererlo, JiSung terminó por escupir un poco de vómito en el libro.

—¡JiSung, por la mierda!

[1] Me identifico con JiSung porque, cuando algo me enoja, doy un discurso con 43 sílabas por segundo de por qué las personas debemos extinguirnos y el culpable es el capitalismo.

[2] Se me escapa lo bi de bisexualidad cuando describo a las mujeres en esta historia, no me culpen.

[3] Este capítulo lo iba a subir el viernes como atraso del jueves, pero caí enferma y apenas me puedo la vida, lo que da pie a que probablemente hayan actualizaciones una vez a la semana hasta que me pueda acostumbrar al horario de la universidad de nuevo- espero demorarme una o dos semanas en poder acostumbrarme para traer caps uwu<3

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