20. El Colacuerno Húngaro
Guía de colores de Han JiSung:
Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado.
Capítulo 20
El Colacuerno Húngaro
JiSung enseguida quiso desistir al notar que se encontraba en una gran desventaja comparado con sus otros compañeros de competencia. Podía ser la idea tentativa de que él no quiso participar en primer lugar y de que el Cáliz lo escogió solo porque tenía sentido del humor, no obstante, no parecía ser suficiente.
Nadie sabía de qué trataba la primera prueba. HyunJin le mandó un mensaje por Kkami a HyunSan para preguntarle no-sutilmente sobre la primera prueba que se enfrentaría él, pero solo recibió una fotografía de HyunJin de bebé como respuesta.
—¿Debo enfrentarme a tus traumas de la infancia o...?
—¡Por Merlín, JiSung!
El vacío de todo hizo que JiSung sintiera Hogwarts más silencioso de lo que era, o probablemente era solo su cabeza. Decidió guardar el recorte de El Profeta en el álbum de fotos que HyunJin le regaló para su cumpleaños como un agradable recordatorio de que él era la mala suerte en persona, y omitir por completo las miradas y conversaciones ajenas que escuchaba de los otros alumnos sobre la idea de que un metamorfomago desease no ser un mago.
Una tarde, él escuchó en los baños comunes de los pasillos cómo él no merecía ser un metamorfomago, y escuchó de otra chica que su condición no era una maldición. También hubo varios murmullos en descontento sobre cómo osaba a insultar a las familias mágicas cuando ellos le daban de comer ahora. Un montón de argumentos que JiSung no le encontraba sentido alguno.
Es decir, era consciente de que sus palabras fueron tergiversadas en son de la farándula, pero, ¿era realmente ofensivo que alguien, abandonado por el gobierno mágico, le tuviera rencor hacia ellos?
También escuchó sobre una apuesta- o, bueno, fue MinHo quien se lo comentó en el último día que JiSung estuvo en la enfermería. Le contó sobre la apuesta que corría entre los alumnos para saber quién ganaría, y la victoria estaba peleada entre Chan y Victoria Krum.
—La han visto entrenar con sus compañeros —le había dicho MinHo esa noche—, y dicen que Victoria tiene un gran conocimiento de encantamientos de ataques- más de los que enseñan acá.
¿Ella sabría de qué trataba la primera prueba? Porque JiSung podía imaginarse que sería la radicalidad hecho acontecimiento.
De todas formas, él no debía de preocuparse. Ganar el dinero era un sueño que estaba lejos de su mente- solo quería librarse del Torneo sobreviviendo aun cuando sus compañeros de escuela parecían detestarlos. A pesar de que a nadie le parecía gustar su participación, esperaba hacer que algunos ganaran dinero.
—También apostaron que no sobrevivirías a la primera prueba —agregó MinHo asimismo esa noche, antes de que ambos se despidieran fueran de la sala común de Hufflepuff.
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Noviembre 26, sábado en la mañana
JiSung tuvo una pesadilla esa noche, y no supo que fue pesadilla hasta que la alarma sonó.
Era él con Chan, Nadine Delagé y Victoria Krum, los cuatro encerrados en la Casa de los Gritos. Podía escuchar la voz de MinGi en los altoparlantes explicar las reglas que JiSung no podía digerir, porque su nivel de hiperventilación lo atrofiaba ante cualquier pensamiento lógico. La Casa de los Gritos estaba iluminada con esa luz natural que JiSung solo se topaba en las lunas llenas.
—¡El que traiga el corazón recibirá los mil galeones!
Al despertar, notó cuan sudado estaba. Los cobertores de la cama estaban por el suelo y las cortinas mal cerradas. JiSung no supo cuánto se movió en la noche hasta que vio el florero de las camelias esparcido en el suelo.
—...No durmió en la noche.
—Incluso botó las flores.
—Estará bajo presión, y su cuerpo se acordará de que tiene anemia, así que asegúrate de que coma bien en el desayuno.
—Lo conoces- probablemente ni siquiera toque algo.
Felix mugió en discordancia y salió del dormitorio. JiSung odiaba que hiciera eso- que hablara de él en los momentos que sabía que estaba despierto, solo para denotar una falsa preocupación para demostrarle a JiSung que era mejor persona.
La culpa era de Felix. La culpa era de JiSung. La culpa era de DeLuca. La culpa era de Erick. La culpa era del destino. La culpa era de la magia.
Corrió las cortinas de su cama y se sentó para reacomodar el masetero en la mesa de noche, y el simple acto de agacharse hizo que se mareara. Tuvo que cerrar sus ojos un momento y justificar todo porque no se recuperaba de la rara gripe que atrapó en el Bosque Prohibido.
—¿Cómo te sientes? —preguntó HyunJin, sentado en su propia cama. En honor, llevaba su propia camiseta de Quidditch con su número en la espalda, la que JiSung tendía a usar.
—De la mierda —admitió JiSung. Apenas podía hablar.
JiSung tenía todo un nuevo nudo formado en su estómago y una nueva capa de escamas correr por su nuca hasta lo más profundo de su espalda, rodeando también su cuello como la preciosa correa de la maldición del metamorfomago. Intentó que con su vestimenta pasara desapercibido, pero no sabía qué vestir para el día de su muerte.
¿De qué se trataría la primera prueba?
—¿Tienes idea de lo que será? —consultó HyunJin. JiSung no se sorprendió que HyunJin le leyera al mente cuando su cabeza estaba totalmente blanca.
—Ni idea —admitió JiSung, sin despegar su vista del espejo del baño. Se veía asqueroso con sus grandes ojeras.
HyunJin lo alentó con un par de palmadas en su espalda y lo invitó a ir hacia el Gran Comedor. JiSung no se opuso, y los dos se fueron caminando con una charla que agradeció para distraerlo de su mente; sin embargo, cuando llegó al pasillo principal hacia el Gran Comedor, todas las armaduras alzaron su brazo derecho y comenzaron a batir un pañuelo blanco. JiSung se colocó pálido.
—Se están- ¿Se despiden de mí? —le preguntó a HyunJin.
HyunJin chasqueó su lengua con un ruido de mal gusto. —Ignóralos.
El Gran Comedor tenía una gran tensión al instante que JiSung entró, Las miradas eran obvias al igual que los susurros. JiSung notó que los profesores no se encontraban en su mesa, lo que hizo presionar con más fuerza su estómago.
—Buenos días —saludó SeungMin, uniéndose a ellos en la mesa. Con calma, tomó un pote de bronce y vertió avena con youghrt, picó un poco de fruta y, deliberadamente, lo colocó frente a JiSung—. Come.
—Vomitaré todo —admitió JiSung, mientras se rascaba el cuello—, en serio- no puedo. Moriré en esa prueba y nunca pude tener sexo con MinHo.
—¿Cómo es que todo lo que dices terminan direccionándose a MinHo? —preguntó HyunJin.
—Es el centro de mi universo, el amor de mi vida, bla, bla, bla...
—No vas a morir en la primera prueba —aseguró SeungMin con la misma obviedad que usaba un Ravenclaw cuando explicaba un acertijo—. Has enfrentado cosas peores y saliste con vida.
Por un instante JiSung recordó su sueño, y recordó cuando tuvo que rescatar con SeungMin a Chan de la Casa de los Gritos- cuando tuvo que atacar a MinHo para salvar su propio pellejo.
—No ha sido suficiente —aseguró JiSung.
El desayuno pareció durar más de lo estimado, pero JiSung no ingirió nada. Mina se les acercó como de costumbre esa mañana y también intentó dar buenos ánimos, pero todo se fue al carajo cuando el grupo de YeonJun ingresó al Gran Comedor- todos con una sonrisa que pareciera que recibieron la noticia de sus vidas.
Como era de esperarse, MinHo les hacía compañía- pero más que ser cómplice, él tenía su mirada pegada en su libro de Estudios Ancestrales.
Entonces, JeongIn y Yuna también entraron. JiSung no les habría dado atención si no fuera porque el dúo se acercó a los de Slytherin.
JiSung no supo muy bien qué pasó, solo vio que JeongIn inspeccionaba las cosas que el grupo usaba para desayunar junto con la altiva y ofensiva voz de YeonJun exclamando que se largara. Como era de esperarse, MinHo no movió ni una ceja.
—Han informado que se ha estado interviniendo los jugos de los desayunos, almuerzos y cenas con wiski de dragón —explicó JeongIn, mientras tomaba una jarra de jugo de calabaza.
—¿No crees que serán los otros con necesidades alcohólicas quienes harían eso? —preguntó YeonJun, ofendido.
—El wiski de dragón es costoso para que un alumno corriente lo compre —justificó Yuna.
Dicho eso, los dos chicos se largaron de ahí- sin agregar algo más, lo cual llamó la atención de todos. JeongIn y Yuna continuaron con su caminata, con brazos enganchados, hacia la salida del Gran Comedor. El grupo de Slytherin les siguió la mirada con extrañeza.
—Son raros —masculló YeonJun.
Pero tan pronto como lo dijeron, la jarra de jugo explotó. Salpicó por todas partes el líquido de calabaza, y al instante en que este se adhería a alguna superficie, tornaba un color verde viscoso junto con un cambio de sustancia mucho más pegajosa.
—¡Ah! —chillaron todos. Apenas gran parte del grupo de la Sociedad Secreta fue alcanzada por el jugo.
JiSung no aguantó y estalló en carcajadas, seguido de sus amigos. YeonJun les dedicó una mirada de muerte mientras que SunWoo y Kevin lloriqueaban por sus cabellos pegajosos.
—No sabía que JeongIn tenía de las Merodeadoras —admitió JiSung.
—No lo hizo JeongIn —fue Mina quien delató, con una sonrisa cómplice.
El cabello de JiSung continuaba blanco, pero sus ojos se tornaron por un instante violetas antes de que la profesora Sprout se acercara a ellos.
—Los campeones deben de bajar a los terrenos de Hogwarts para prepararse para la primera prueba. —La profesora Sprout se veía totalmente nerviosa, y limpiaba la mugre de su extensa falda con unos guantes que ella tendía a usar cuando cambiaba las mandrágoras de macetero.
Las risas de a poco se apagaron, y JiSung solo soltó un lacónico suspiro.
—Okey... —dijo al ponerse de pie. Su cabello se tornó mucho más pálido.
Sus amigos le desearon suerte, pero JiSung ya no podía escuchar. Siguió a la profesora Sprout como una caravana de la muerte, y ella no podía aliviarlo porque se veía igual de nerviosa que HyunJin o SeungMin. Bajaron la escalera hacia el jardín baldío de Hogwarts y lo guio hacia el Bosque Prohibido con una ruta habilitada recién creada para ser direccionada a una gran tienda de campaña. En el camino, JiSung divisó un gato negro acercárseles y hacerles compañía.
—Los campeones están adentro —indicó la profesora Sprout—, y el señor Hwang también, por si necesitas apoyo.
—Vale —dijo JiSung con voz distante, y entró.
La tienda de campaña tenía varios sofás, una chimenea (que JiSung justificó su existencia solo por la existencia de la magia), y varios bebestibles para hacer la estadía mucho más cómoda. Nadine estaba cerca del fuego, calentándose; mientras que Victoria Krum se mantenía distante en un rincón con su vista pegada a su varita. Los únicos que lucían normales era Chan y HyunSan, quienes no compartían sofás pero charlaban de forma cortés a la distancia. JiSung se direccionó enseguida junto a HyunSan.
El gato, por su parte, se subió enseguida al regazo de JiSung. Solo tuvieron que pasar cinco segundos en su cabeza para saber que se trataba de Erick.
—Quita, quita —comenzó a empujar JiSung al gato.
—¿Te sientes bien? ¿Comiste contundente? —consultó HyunSan.
—Ah- sí... —mintió enseguida. Estaba más concentrado en el gato y en cómo se aferraba en sus piernas para no ser botado. Finalmente, JiSung se resignó y lo dejó ahí. El gato comenzó a ronronear a gusto. —Bicho raro.
—¿Ah?
—Nada.
—Bien- entonces... —HyunSan se levantó del sofá y miró a los otros tres participantes—, es hora de dar las instrucciones.
Sobre uno de los sofás había una pequeña bolsa de tela que se movía, cosa que no pasó desapercibida para nadie ya que, una vez que se reunieron, todas las atenciones fueron dirigidas hacia eso.
—Aquí se encontrarán lo que tendrán que enfrentar para la primera prueba —explicó HyunSan, aludiendo a la bolsa—, son distintos y con muchas variedades, y su objetivo es conseguir el huevo de oro que estarán custodiando.
«Custodiando —razonó JiSung, aterrado—, entonces- debo enfrentarme a una criatura».
Chan parecía querer lucir fuerte, pero su rostro estaba pálido. Nadine Delagé llevó una mano a su boca y comenzó a morder sus uñas con nerviosismo. La única que parecía estar en total calma era Victoria Krum, quien mantenía su mentón alto y su varita afirmada con fuerza en su mano. JiSung creyó que vomitaría sobre Erick en forma de gato.
De a poco, JiSung sintió ruido afuera de la tienda. La bulla de los alumnos de Hogwarts lo comenzó a alterar tal punto que pensó que él no debía de estar en esa situación- era totalmente ridículo.
Después de veinte minutos, todos se reunieron alrededor de HyunSan, incluso JiSung estaba tan nervioso que cargó a Erick en sus brazos. Al acercarse, HyunSan tendió la bolsa roja hacia Victoria.
—Iremos de mayor a menor —informó él.
Victoria metió su mano y sacó una pequeña copia de un dragón de lomo largo y escamas que terminaban en forma de flechas, totalmente defensivo. Era un Hébrido Negro, una especie que JiSung tuvo que estudiar en cuarto año para las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas.
El gato maulló, y JiSung sintió el picor de su cuello aumentar.
—¿Un dgagón? —preguntó Nadine, pálida.
Chan se colocó del mismo color, y JiSung pudo sentir sus propios ojos tornarse blanco por el peligro y el terror de la situación.
—¿Nos vamos a enfrentar a un dragón? —preguntó Chan esta vez.
—¿Quién fue el psicópata que se le ocurrió hacer esta prueba? —farfulló JiSung, incrédulo.
HyunSan le dio una mirada condescendiente. Por supuesto que se sabía quién.
Le siguió Nadine, quien sacó de la bolsa un dragón de escamas iridiscentes y multicolor. JiSung vio al gato intercalar su mirada entre el dragón en miniatura y él, y podía escuchar un irritante «¡Mira! ¡Es como tú!» por parte de Erick.
—Un Opaleye de las Antípodas —dijo HyunSan—. Un dragón muy precioso, pero peligroso cuando está hambriento.
—Es de Nueva Zelanda —comentó Chan—, mi vecino.
—¿Quieges cambiag? —ofreció Nadine.
—No...
Chan metió su mano y sacó uno pequeño- más que las miniaturas de los otros, bastante juguetón y de crestas negras.
—Vipertooth peruano- lanza veneno —advirtió HyunSan.
Nervioso, Chan relamió sus labios. —Lo sé..., me gusta estudiar dragones.
HyunSan esbozó algo parecido a una sonrisa, pero tan pronto como vio a JiSung esta cayó. Solamente quedaba un dragón en la bolsa, y por cómo HyunSan mostraba en su rostro, no debía de ser algo bueno.
Cuando JiSung sacó el dragón, vio sus pequeñas escamas negras y forma de lagarto.
—Colacuerno Húngaro —dijo HyunSan—, de los más peligrosos.
—Por supuesto que es de los más peligrosos —murmuró con sarcasmo.
Erick estiró su pata de gato hacia el dragón y le golpeó la cabeza reiteradas veces, lo que hizo al pequeño Colacuerno escupir un poco de fuego.
—Ah- santa mierda —suspiró.
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—¡Presentamos la gran primera prueba del Torneo de los Tres Magos! —vociferó la voz de MinGi en los parlantes de la gran arena puesta en la mitad del Bosque Prohibido—. Bienvenidos a todos los invitados- familiares de los campeones. Apreciamos la visita de... ay- estoy nervioso. Del gran jugador milenario Victor Krum, quien vino a ver a su hija Victoria Krum como la primera- ay, lo siento. ¡Victor! ¡Por favor, fírmame el pecho!
—¡Señor Song! —chilló la profesora McGonagall con horror.
Las grandes gradas de la arena vociferaban a gritos el nombre de los campeones que apoyaban.
—Sí, perdón. La visita de las familias es muy importante en este caso. El padre de Victoria Krum, campeona de Durmstrang; los padres de la campeona Nadine Delagé, de Beauxbatons..., carajo- si que son bellos. ¡Y no olvidar a los padres de nuestro icónico Christopher Bang! —una gran ola de gritos fue acompañado en ese instante por la mayoría de los alumnos de Gryffindor, quienes cantaban las canciones que usaban en los campeonatos de Quidditch para apoyar a Chan—. Ah- y no olvidar a nuestro apreciado amigo: Han JiSung, el cuarto y controversial campeón quien..., ¿mis ojos me fallan? ¡La mujer más atractiva está acá! ¡Hola, señora Park!
En la primera fila de la arena, tanto HyunJin como Yeji se tapaban al rostro al ver a su madre levantarse y saludar. Ella recibió mucho más vociferación que cuando MinGi nombró a JiSung.
—Esto es terrible —admitió HyunJin, con su rostro tapado—. Primero mi padre, y ahora ella...
—¿Podré emanciparme? —se preguntó Yeji con dramatismo.
De a poco el público calló. Desde la grada principal, tal como en el campo de Quidditch, MinGi era el comentarista por excelencia, quien sonreía con ansias.
—Y antes de dar pie a la primera prueba, saludaremos a los responsables de esto: ¡HyunSan Hwang y a Hans DeLuca!
Ambos estaban en un apartado especial- apartado de los profesores y las familias de los participantes, donde estaban los jueces: el profesor Dumbledore, Madame Maxime y el director Karkarov. DeLuca tenía su sonrisa de encanto mientras que HyunSan limpiaba su sudor de la frente- más afligido de lo que alguien lo vio alguna vez.
—Ahora, nuestra primera competidora: Victoria Krum. ¡Traigan al dragón!
Pareció que MinGi contenía esas palabras, porque el grito que lanzó contagió a todos a que exclamaran de sorpresa cuando cerca de cincuenta hombres hicieron levitar una gran jaula hasta la arena. El dragón en su interior contenía una gran ira que, tan pronto como lo liberaron, comenzó a escupir fuego.
—¡Puta mierda! —exclamó SeungMin desde la grada—. ¡¿Qué se supone que harán?!
De repente, con una gran carrera, Victoria Krum se apresuró con toda velocidad en dirección al dragón. El público apenas captó la presencia de ella cuando el dragón escupió fuego. No obstante, antes de que una llama siquiera la alcanzara, ella usó su gran abrigo felpudo para cubrirse. No supieron si tenía algún encantamiento protector o de qué estaba hecho, pero el grito de ella rompió con el rugido.
—¡Sárkányölő kard!
El mango de la varita de pronto tomó más longitud con un mango de color amarillo, y la punta se extendió hasta cerca de ochenta centímetros, donde el filo de una espada se asomó con las inscripciones de su nombre en la hoja.
—¡Una espada! —chilló MinGi, impresionado—. ¡Su varita ahora es una espada! ¡Vamos, Durmstrang!
Victoria corrió con valor hacia el dragón, y la punta de la espada rajó el muslo y se enterró en la pata. No se supo cuánto era la fuerza que ella tenía, pero atravesó las fuertes escamas hasta la tierra, y ella corrió hasta donde se encontraba el huevo dorado.
—¡Victoria Krum ha conseguido el huevo! —Tanto la escuela de Durmstrang como alumnos de Hogwarts gritaban el nombre de «Krum» mientras daban pisotones para emitir ruido. Victoria solo alzó el huevo sobre su cabeza. —¡Recuerden que al final de la ronda se verán las puntuaciones de todo los jueces! ¡Ahora, Nadine Delagé!
A diferencia del ingreso bestial que Victoria tuvo en la arena, tan pronto como el Opaleye tocó tierra, Nadine se quedó un momento para observar al gran dragón. Sus ojos se movieron con rapidez por todas partes- patas, cola, lomo, piedras de la arena y la ubicación del huevo entre las patas.
—¿Qué hace? —Mina le preguntó a HyunJin, ansiosa—. No se mueve.
El Opaleye sostenía su mirada en ella, y Nadine sonrió con fiereza.
Nadine se sacó la capa de sus hombros, dejando ver sus perfectos hombros de línea recta. No obstante, la piel de ella cambió a un plumaje dorado que alcanzó hasta detrás de las orejas y el mentón, donde este de a poco se comenzó a perfilar al mismo tiempo que las garras de sus manos comenzaron a crecer.
—¿Alguna vez han visto a una veela enojada? —preguntó HyunJin, más orgulloso de lo que esperaba.
De la misma velocidad de Victoria que Nadine corrió hacia el dragón, pero a diferencia de usar su varita, ella usó a su ventaja la forma en la cual las escamas del Opaleye estaban construidas para escalarlo mientras emitía un rugido desde su garganta.
—¡Lo sube como muro de escalada! ¡Vamos, Beauxbatons!
El Opaleye rugió con fiereza, y escupió fuego a toda costa. Sin embargo, Nadine se escondió detrás de su cabeza y, antes de que el dragón volviera a escupir, enterró sus afilados dedos en los ojos de la criatura.
—¡Lo ha dejado ciego! ¡Y Nadine ha conseguido el huevo!
La competencia era dura, en especial por el rugido que daban los chicos. De a poco, Nadine regresó a su forma natural, y lanzó un encantador beso hacia la multitud que dejó más de cinco corazones enamorados.
—Nadine- si no tienes deberes, ¿te gustaría ir a Hogsmeade conmigo el otro fin de semana? —invitó MinGi.
—¡Señor Son! —recriminó McGonagall, de nuevo.
—Señora, no tiene nada de malo enamorarse- ¡Ya, ya! ¡No me golpee! ¡Ahora, el gran campeón de Hogwarts, ex capitán del equipo de Gryffindor de Quidditch y de fantástico físico: el voraz Christopher Bang!
El Vipertooth peruano fue mucho más escurridizo y lanzaba veneno constantemente, pero Chan lograba desafiarlo con encantamientos protectores. Su nerviosismo estaba a flor de piel que la varita tiritaba sumado conque el Vipertooth no abandonaba el nido donde se encontraba el huevo de oro. Recordó los movimientos de Nadine y, al divisar el suelo, pensó en algún encantamiento.
—¡Conteram Terram! —gritó, y apuntó su varita hacia el suelo.
Una gran sacudida dio la tierra tanto que MinGi desde su podio, los invitados y los estudiantes se sacudieron. La cantidad mágica que Chan dio fue suficiente para que grandes grietas se formaran en la tierra, y de manera estratégica él colocó la punta de su varita en una de las grietas para gritar:
—¡¡¡Fumo!!!
De todas las grietas, una densa y alta pared de humo se formó lo suficiente como para tapar la visión del Vipertooth. Chan corrió en dirección al huevo y lo alcanzó.
—¡¡¡Bang Chan!!! ¡¡¡Bang Chan!!! ¡¡¡Bang Chan!!! —gritaron las gradas con orgullo.
Desde la tienda de campaña, JiSung podía escuchar toda la cantidad de gritos eufóricos que salieron de ahí, y tras escuchar a MinGi cerrar la victoria de Chan, supo que sería su turno. Dejó a Erick en el suelo y, antes de salir, el gato restregó su cabeza en los tobillos antes de correr por el bosque. JiSung lo divisó en transformarse en una lechuza.
Llegó a la arena al mismo tiempo que el Colacuerno Húngaro hacía su aparición, sin permitirse en escuchar las cosas que MinGi decía a su nombre. No fue hasta que logró asomarse en la tierra para notar cuán piedrado era la arena, junto con las grandes grietas que había dejado la estrategia de Chan.
—Puta mierda... —suspiró, aterrado.
Entonces, él lo vio. En el otro lado de la arena el gran Colacuerno Húngaro tenía sus deseosos ojos posados en él, con sus alas desplegadas y con sus patas direccionadas para saltar sobre él en cualquier momento. JiSung ni siquiera pudo pensar en cuán negligente era eso cuando divisó el pequeño huevo de oro escondido bajo las alas.
Los gritos cesaron al mismo tiempo que JiSung no se movía de su lugar. Él se encontraba preso del pánico y del dragón.
El Colacuerno Húngaro comenzó a dar pasos hacia JiSung- curioso. Estaban alejados a extensos metros pero aun así JiSung sentía la respiración del dragón en su propio cuello.
«Vamos- debes dejarlo ciego —recordó JiSung—, si lo dejas ciego, podrás..., podrás...»
Temeroso, exclamó:
—¡Diffindo!
El encantamiento salió torpe. Chocó con una piedra y esta se destruyó. El dragón ni siquiera se movió.
—¡Muévete, hombre! —escuchó a alguien gritar.
«A los ojos».
Sin embargo, antes de que él convocara el hechizo, divisó una luz blanca chocar con su varita al instante que JiSung pronunció de nuevo «¡Diffindo!». El encantamiento no salió; en cambio, un pequeño pato cayó al suelo.
—Ah- JiSung, ¿eso es un jodido pato? —preguntó MinGi, desde el micrófono.
Aterrado, JiSung miró su varita.
—No, no, no, no... —negó enseguida—. ¡Diffindo! —un pato—. ¡Diffindo! —otro pato—. ¡Bombarda! —y otro pato más.
JiSung comenzó a mencionar un total de diez encantamientos distintos, pero todos conjuraban las apariciones de patos que caían en la arena. Incluso llegó a ser cómico.
Asustado, JiSung miró hacia las gradas. Desde ahí, podía ver cómo YeonJun sonreía con su varita girando en sus dedos.
«¡Maldito YeonJun!»
Pero el Colacuerno no era paciente.
—¡¡¡Mierdaaa!!! —chilló JiSung, y comenzó a correr al lado contrario del Colacuerno cuando este comenzó a correr detrás de él.
JiSung corrió por toda la arena, y jamás sintió un gran nivel de adrenalina como el tener que esconderse detrás de las piedras para que evitar las grandes cantidades de fuego que lo intentaban alcanzar. Formulaba encantamientos, pero estos no manifestaban más que patos.
—¡Alguien desencante mi jodida varita! —pidió JiSung entre corridas.
«¡Dios mío! ¡Estoy haciendo el ridículo!»
No supo cuánto tiempo llevó corriendo, pero el Colacuerno no dejó de perseguir a JiSung como tampoco custodiar el huevo. JiSung creyó que podría sacar al dragón del nido, pero la criatura era mucho más inteligente.
JiSung dejó de correr al estar frente al huevo, y el dragón cubrió el huevo con sus patas. Este sostuvo su cabeza sobre la altura de JiSung, y lo miraba desde abajo. JiSung tragó atemorizado, y se resignó a su muerte.
«No, no —se atajó JiSung—. Has pasado por peor-»
Con valentía, JiSung alzó su varita al instante que el dragón abrió la boca.
—¡Diffin-
El dragón escupió una gran cantidad de fuego antes de que JiSung pudiese terminar de hacer el conjuro, y el fuego lo cubrió por un total de doce segundos.
Mientras el dragón escupía, se escuchó el fuerte grito de horror de los estudiantes, junto con una maldición expresada por los parlantes desde MinGi. Nadie podía creer que estaban viendo a un dragón quemar a un estudiante, y de cómo al instante que el Colacuerno dejó de escupir fuego, emergió entre las llamas un dragón de no más de diez metros.
Era considerablemente más pequeño que el Colacuerno, pero era nuevo. Las garras relucían de las patas, y sus escamas eran más coloridas de lo que fue de su naturaleza. La cabeza de reptil fue alzada hasta alcanzar la altura del pecho del Colacuerno, pero la violenta posición generó que, con un golpe de cabeza, el Colacuerno diera un paso hacia atrás.
—¡Jodidamente glorioso! —MinGi gritó con voz ahogada. Apenas podía formular palabra—. ¡Han JiSung se transformó en dragón!
Un rugido de aplausos y gritos eufóricos se esparcieron por todas las gradas, y los vitoreos de apoyo se hicieron más insistentes al momento en el que el dragón que JiSung se convirtió escupió una gran llamarada a la cara del Colacuerno Húngaro.
Había notorias fallas motoras, pero JiSung alzó una de sus patas para golpear la cabeza del Colacuerno. La pelea, gracias a la altura, estaba en cámara lenta. El Colacuerno retrocedía ante cada golpe, y escupió más fuego hacia el pecho de JiSung. Un gran rugido salió del dragón que JiSung era, e intentó escalar el Colacuerno.
El dragón se lanzó hacia el suelo, e intentó escupir de nuevo mientras se defendía con sus garras. JiSung golpeaba su cola la barriga del Colacuerno y rugía con fiereza.
Y JiSung jamás se había sentido tan vivo.
Sin embargo, la energía invertida fue demasiado. JiSung se concentró en poder ir hacia el huevo de oro y, tras rodearlo con sus patas, el Colacuerno Húngaro volvió a rugir fuego hacia él.
—¡Lo atrapó! ¡Atrapó el huevo! —chilló MinGi sobre las llamas—. ¡Por Godric! ¡Sáquenlo de ahí!
Una vez que el rugido terminó y las llamas se disiparon, se vio a JiSung de regreso como humano, recostado sobre el huevo de oro, y con todo su cuerpo cubierto de escamas de dragón.
JiSung creyó que se desmayó en ese momento porque sus pensamientos fueron demasiados vagos, así que se forzó a recobrar la consciencia y sentir el huevo bajo él- pero el tacto era diferente, más ajeno. JiSung no se dio cuenta que su cuerpo estaba cubierto de sus escamas hasta que notó que el calor del fuego había hecho que, literalmente, la ropa se desprendiera de su cuerpo, dejándolo desnudo frente a todos.
«Ah, por la mierda», pensó con agotamiento, mientras se forzaba a mover el huevo para cubrir su entrepierna.
Ningún insulto, carcajada o burla se escapó de la boca de nadie; ni siquiera de los de la Sociedad Secreta, quienes se resignaron a mantenerse callados. No se atreverían a llevarle la contraria a la gran cantidad de vitoreos y gritos que rugieron en ese instante.
¿Qué importaba si JiSung estaba desnudo frente a todos, con las escamas decorando desde su cuero cabelludo hasta la punta de sus pies? ¡Él se convirtió en un jodido dragón!
«Estoy vivo..., estoy vivo...», lograba pensar JiSung, totalmente desorientado. Podía jurar que MinGi decía algo por los altoparlantes, pero no podía oírlos con claridad a causa de las gradas.
Enseguida sintió algo sobre sus hombros. HyunSan se había apresurado en bajar de las gradas para poder colocarle su capa a JiSung. Él, entre jadeos, asintió y se terminó por tapar frente a todos mientras las gradas continuaban con los aplausos.
—¡Eso fue excelente! —halagó HyunSan, cargado de orgullo—. ¡¿Cómo estás?! ¡¿Cómo te sientes?! ¡¿Tienes todos tus huesos en tu lugar?!
JiSung se incorporó con ayuda de él y comenzó a mover sus hombros y rodillas. Podía asegurar de que todo estaba en su lugar y, si no, lo acomodó antes de darse cuenta. A pesar de eso, cuando JiSung intentó formular algo, un fuerte tosido se expulsó de su boca al igual que una gran masa de sangre. Todo su interior se había quemado.
La sangre lo asustó, pero la calma de HyunSan le hizo mantener la tranquilidad. Él le golpeaba su espalda con orgullo y apuntó hacia un sector de las gradas en específico, donde JiSung vio a sus amigos gritar su nombre.
Una vez que HyunSan lo volvió a guiar hacia la tienda de campaña, fue recibido por Madame Pomfrey al instante, pero Chan se apresuró en poder comentar un montón de cosas si es que fue verdad que se convirtió en dragón. JiSung apenas asentía- estaba mareado, cansado, y toda su garganta dolía a causa del fuego.
Madame Pomfrey le dio un líquido de color rojo para que bebiera, lo que le recordó a JiSung el mismo tratamiento que le dieron en Sant Mungo cuando escupió fuego en la casa Hwang. Pomfrey continuó con la examinación: hizo a JiSung mover sus brazos, piernas, revisó sus globos oculares y la audición de su oído derecho.
—No podemos hacer nada con las escamas, aunque no sé cuándo podrán desaparecer —admitió ella, mientras le entregaba ropa.
JiSung estaba mareado, pero lleno de adrenalina. Apenas se pudo colocar los pantalones cuando notó que las escamas lo incomodaban demasiado como para usar camiseta, así que decidió andar sin una.
Antes de que pudiera salir de la tienda, sus dos amigos lo taclearon.
—¡Maravilloso!
—¡Fantástico!
—¡¿Qué demonios fue eso?!
—¡¿Puedes hacerlo de nuevo?!
—¡Sigues vivo!
Sobre toda la adrenalina y la emoción, un pinchazo acaparó su corazón al notar que solamente estaban HyunJin y SeungMin a su lado, y se maldijo al saber cuánto quería ver a Felix también con ellos.
De pronto, HyunJin se echó a llorar.
—¡Merlín! ¡Es que fue demasiado duro! —exclamó HyunJin, mientras volvía a abrazar a JiSung por los hombros—. ¡Creí que morías! ¡Morías de verdad!
—¿Cómo puedes mantener la calma? —preguntó SeungMin al mismo tiempo que tocaba las escamas de los hombros de JiSung. Sonaba igual de conmocionado que HyunJin—. Estás..., eres...
Como JiSung no podía hablar, decidió dejarlo pasar.
—Vamos, vamos —incitó HyunJin—, que van a dar los puntajes totales.
Llegaron de nuevo a la arena, y vio a Chan quien, tal como HyunJin y SeungMin, Lucas estaba agarrado de su brazo con emoción. Nadine Delagé se veía bastante cansada, y Victoria Krum tenía un vendaje en su brazo de una herida que JiSung ni siquiera vio.
Los ojos de JiSung quedaron pegados en los jueces, quienes hablaban entre ellos, pero la única persona quien no comentaba al respecto estaba en el centro: DeLuca, quien solamente recibía la información que Madame Maxime, Karkarov, Dumbledore y HyunSan le daban. El debate tomó más tiempo de lo que demoraba, y JiSung supo enseguida que algo mal iba con ello por los rostros que todos entregaban.
Finalmente, pasaron un pergamino hacia MinGi. Él lo leyó y su rostro decayó enseguida.
—Los jueces deliberaron —comenzó MinGi—. Recordemos que el puntaje máximo es de cincuenta puntos, diez por cada juez. Comencemos..., el tercer lugar, con 38 puntos, va destinado a Nadine Delagé, ya que su hábil capacidad de escalar a su dragón hizo que se generaran los menos daños posibles, sin embargo, de los cuatro campeones, fue quien más demoró en conseguir el huevo.
Beauxbatons aplaudió de forma efusiva, orgullosos del desempeño de su campeona. Nadine solo se inclinó hacia el público notoriamente frustrada.
—En segundo lugar es para Victoria Krum, con un total de 45 puntos, ya que, a pesar de que fue la más rápida en conseguir el huevo, ha generado daños al dragón de forma directa con una espada especializada en la caza de dragones. A pesar de todo, tuvo un buen desempeño.
Durmstrang también emitió ruido. Por un instante, el corazón de JiSung se pulsó de la emoción.
—Y en primer lugar es para Christopher Bang, con un total de 48 puntos. Usó la magia por completo de forma limpia y leal, junto con un tiempo lo suficientemente decente como para no dañar al dragón —explicó MinGi.
Hogwarts gritó, pero JiSung pudo escuchar a HyunJin maldecir por qué demonios él quedó en último lugar. SeungMin también movía la boca, pero estaba en su lado izquierdo.
El murmullo de desconcierto de pronto incrementó, y MinGi se vio nervioso mientras leía el pergamino.
—¿Cómo? —cuestionó Chan al ver a JiSung, desconcertado. Él habló sobre los gritos de felicidad por parte de Lucas—, tú literalmente te transformaste en dragón...
—... El cuarto lugar lo usa JiSung Han, ya que ha sido descalificado por la intervención de la varita desde un agente externo —informó MinGi.
—¡¿Agente externo?! —HyunJin y SeungMin gritaron a la par.
—¡¿Quién mierda encuentra eso en alguien que te hizo generar patos?! —chilló SeungMin.
—¡Se transformó en un jodido dragón, por Helena! —exclamó HyunJin.
Pero JiSung se sintió un poco contento- es decir, maldición, incluso su cabello manifestó con el verde menta al oír sobre las gradas como más de sus compañeros se quejaban. Eran cerdos traidores, pensaría él desde su rencor, pero hacía sentir a JiSung mucho menos equivocado comparado por como se sintió durante las semanas anteriores.
Además- ¡Dios santo! ¡Un dragón! JiSung habría deseado que el profesor Callaghan lo hubiese visto en ese instante.
Los campeones tuvieron que regresarse a la tienda de campaña donde esperaron la llegada de HyunSan. Al reencontrarse, HyunSan continuó con sus palmadas en la espalda que hizo a JiSung pensar que estaba más fascinado por la gran cantidad de escamas que para felicitarlo, pero lo dejó pasar.
—Bien- campeones —llamó—, la siguiente prueba se realizará el veinticuatro de febrero, así que tendrán un largo período para descansar. Si notan la bisagra del huevo, al abrirlo tendrán sus pistas para la siguiente prueba para que se preparen, ¿vale? ¡Buena suerte!
JiSung no sintió que le picaban el hombro hasta que se dio la vuelta por completo. Ahí, Victoria Krum sostenía su dura mirada en él- con cejas pobladas que le daban un aspecto femenino a su cara, cabellera desordenada por la pelea, y con unos brazos tan tonificados que JiSung sostuvo su mirada en ellos antes de los ojos de ella.
—Fue genial lo de los dragones —habló por primera vez la chica, con un acento demasiado marcado.
Aquello lo atrapó con la guardia baja, así que, con sus manos, apuntó a su varita y asintió efusivamente para darle a entender cuán fantástico fue el truco de la espada.
Victoria hizo una señal con su cabeza, y se retiró de la tienda. JiSung no supo por qué se sintió tan intimidado y halagado al mismo tiempo por ella.
A sus pies notó que Erick había regresado, y este ronroneaba mientras pasaba su cabeza entre las piernas de JiSung. Se agachó y tomó al gato para darle una intensa mirada. No creía que Erick fuera capaz de leer mentes (y esperaba que no), pero, bajo los ojos gatunos de un color café y con el ronroneo insistente, el gato pestañeó cómicamente hacia él.
«Ridículo», pensó JiSung, sin querer esbozar una sonrisa.
Dejó al gato y se largó de la tienda. HyunJin y SeungMin hablaban efusivamente con Chan y Lucas, quien el menor contaba entusiasmado todo lo que vio.
—Nadie creía nada. ¡Pasaron dinero en el instante que Victoria apuñaló al dragón! —relataba Lucas. Su cabello negro y largo estaba desordenado por la cantidad de veces que se sacudió por la emoción—. ¡Fue genial! ¡Chicos de Ravenclaw lloraron por el actuar de la chica de Beauxbatons, y con Chan no esperaban que fuera tan rápido! Incluso Hagrid se sorprendió por como dominaste al dragón —se dirigió a Chan. Al notar que JiSung se acercaba, le sonrió abiertamente. —¡Ah, JiSung! ¿Te puedo llamar así?
JiSung se encogió de hombros. «Ya qué. Es mi nombre».
—Fue cool —dijo Lucas—. ¡Le pregunté a los chicos grandes si lo habías hecho antes, pero ninguno supo si sí o si no! ¡Creímos que te moriste en el instante que tu varita lanzó patos...! ¿Por qué lanzaba patos?
—Anatikula —masculló Chan—, apuntas a una varita, conjuras el encantamiento y harás que la otra varita escupa patos en vez de encantamientos.
—Voy a volarle los dientes a YeonJun cuando lo vea. —La furia de HyunJin apareció con rapidez. —¡¿Cómo mierda te hace eso?! ¡Y frente a un dragón, por Helena, Godric, Salazar y Rowena! ¡¿Es que no tiene neuronas ese gnomo?!
—Y te descalifican por eso —SeungMin chasqueó su lengua—, seguro Karkarov o Madame Maxime metieron mano ahí- e incluso DeLuca. Él se veía bastante contento viéndote rostizado.
Pero a JiSung no le importó, e incluso en su cabeza enamorada se preguntó qué habría opinado MinHo sobre todo lo que pasó. Sin embargo, no pudo siquiera hacer un señal para que le contestaran cuando la chillante voz de Rita Skeeter resonó en su oído derecho.
—¡Felicidades, JiSung! —felicitó ella, con su pluma mágica en mano—. Me pregunto si podrías darme algunas palabras: ¿cómo te sentiste al enfrentarte al dragón? ¿No consideras injusto que te hayan descalificado por un encantamiento externo? ¿O crees que fue una actitud racista por parte de quien mencionaste, DeLuca, al transformarte en dragón?
HyunJin iba a responder algo, pero JiSung lo detuvo. Tosió y escupió una flema ensangrentada a los zapatos violeta de Rita Skeeter, se despidió con su mano, y se dirigió con sus amigos hacia el castillo para saludar a SaeJah. Esa noche, él celebraría como nunca.
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MinHo tuvo que alejarse por un instante de todo el tumulto de energía que había alrededor de todos- la cantidad de felicidad y magia lo mareaba, y él apenas podía lidiar con sus propios sentimientos y represiones como para que alguien más le gritara en la oreja.
Es decir- ¡¿Qué fue todo eso?! En un momento vio al idiota de YeonJun sacar su varita y encantar la de JiSung, y en otro momento JiSung fue bañado en llamas- y en otro instante, un gran dragón ocupaba parte de la arena de pelea.
¡¿Qué carajos?!
Y lo que más frustraba a MinHo en ese instante era el no poder ir directamente hacia JiSung para preguntarle qué sucedía. No encontró instante que él estuviese fuera del ojo público para expresare sus temores y felicitarlo por su logro. En cambio, antes de la cena, se topó con Lucas Bang en el pasillo.
—El profesor Dumbledore dice que vayas a su oficina a las nueve —informó él, tan leal como siempre—. ¿Viste la prueba? ¡¿Viste a mi hermano?!
—Sí, sí, hizo una gran algo con su varita —murmuró MinHo con desagrado mientras palmeaba la cabeza de Lucas tres veces—. Ahora, ve con tus amiguitos. Ya sabes cómo es el plan.
Lucas asintió con orgullo y se fue corriendo con sus amigos de primero. MinHo se preguntó cómo es que Lucas podía ser tan animado y a su vez tan maduro para su edad.
Sin embargo, el pensamiento lo abandonó al instante. Dumbledore le solicitaba ese domingo ir a su oficina a las nueve de la noche, y solo había una razón para ello.
Cenó con un nudo en el estómago que fue oculto por la gran cantidad de comida que ingería y con su distracción en la lectura. A su lado, Kevin admitía a regañadas cuán genial fue ver a JiSung convertido en dragón, aunque atrajo un debate bastante interesante y perturbador con su grupo.
—¿Cómo es posible que permitan que ese tipo de criaturas anden sin algún tipo de licencia o regulador? —preguntó Kevin—. ¿Saben? Creo que la sociedad sería menos peligrosa si los controlaran.
—¿Cómo a los licántropos, dices tú? —le dijo Shuhua. Kevin asintió—. No tendría sentido. A ellos los encierran en el ministerio cuando se convierten en..., eso. Pero es cada luna llena.
—JiSung podría volverse loco algún día y matarnos a todos convertido en dragón —opinó SunWoo. Apuntó con su barbilla hacia la mesa de Hufflepuff, donde JiSung estaba sentado junto a ChangBin y a un montón de chicos más de otras casas quienes querían tocar la dura piel del muchacho. —Ya ven- solo tiene que escupir fuego y matarnos.
—Eso no pasaría si no lo tentáramos —opinó SooJin.
—Necesita un regulador- una correa con púas o lo que sea —sentenció Kevin.
MinHo alzó su cabeza. Se sorprendió que el cabello de JiSung continuase intacto luego del escupitajo, y le preocupó que tuviese un fuerte color negro grisáceo; apuntó a que JiSung se encontraba lo suficientemente cansado y adolorido por el transcurso del día. A su lado, YeonJun miraba también de forma detenida a JiSung.
—¿Te atemoriza ahora de que quiera matarte? —MinHo le preguntó con un intencional tono burlón.
—Es una jodida bestia —masculló YeonJun entre dientes, mientras apuñalaba la ensalada—. Debe estar en Azkaban o en cualquier parte. ¿Es que nadie ve cuán peligroso es tenerlo suelto por acá?
—Podrías dejar de interponerte en su calma, si es que quieres vivir tranquilo —opinó MinHo mientras daba un gran sorbido a su caldo. Al acabarlo, se sirvió más—. O, puedes provocarlo todo lo que quieras. De seguro es capaz de convertirse en cualquier cosa.
—Pareces orgulloso.
—Solo me causa gracia que un idiota como él te perturba tanto —admitió—. Es decir- ¿no que era un ser inferior, o que no debía de existir? ¿Por qué te preocupas tanto?
—¿Por qué no te preocupas porque puede acabar con nosotros cuando quiera? Puede quemarnos, o convertirse en serpiente y envenenarnos, o transformarse en alguno de nosotros y hacernos culpables de sus cosas.
—¿Entonces no eras tú al que vi caminar desnudo por el pasillo la otra noche?
YeonJun modificó todo su rostro a uno aterrorizado antes de que MinHo le soltara una carcajada sarcástica.
—Eres un idiota —le dijo, rencoroso.
Solo recibió un encogimiento de hombros. MinHo tampoco podría pedirle demasiado; no era su amigo íntimo ni mucho menos una persona que le agradara su compañía, y a pesar de poder escuchar los manotazos que JiSung daban a la mesa al no poder soltar una carcajada, con su cabello a veces rompiendo el negro con el verde menta, el corazón de MinHo se aprisionaba ante la idea de tenerlo muerto.
«¿Por qué debe de ser un pensamiento? —se preguntó MinHo, antes de regresar su mirada hacia el texto—. ¿Por qué tengo que pensar en la muerte? ¿Por qué tiene que ser vital? Terminaré la escuela y el otro año JiSung estará en séptimo. Sé que llegará a séptimo. ¿Por qué temo si es que no lo hará?»
Cuando el reloj marcó a las nueve, MinHo se excusó con MinJu sobre su enfermedad para retirarse a la enfermería. Ella asintió, consintiéndolo; parecía contagiada por la felicidad de la victoria del Torneo tanto que incitó a que ambas fiestas de victoria (el primer lugar de Bang Chan y la descalificación de JiSung) se realizaran en el mismo lugar.
A MinHo le habría gustado estar ahí; celebrar la victoria de Chan y el hecho de que JiSung salió vivo de ahí. En cambio, solo direccionó sus pasos hacia la oficina del profesor Dumbledore porque era consciente que en distintos universos, él no podría estar ahí.
Al llegar a la oficina, el profesor Dumbledore lo esperaba en su escritorio. El fénix dormía en su jaula, y las personas de los cuadros se preparaban para ir a dormir.
—¿Te encuentras preparado? —fue lo único que el profesor Dumbledore dijo.
«No», porque MinHo estaba muerto de miedo.
Se acercó a la chimenea de Dumbledore y tomó una gran cantidad de polvos flú en su mano izquierda. Se adentró, y lo último que vio MinHo antes de pronunciar el nombre de la chimenea a llegar fue ver a Dumbledore modular un «buena suerte».
No se perturben mis amores, que no mataré a nadie uwu<3
Y, muchas gracias por comentar y votar, no saben lo agradecida que me tienen. Nos leemos el jueves<3
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