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17. Los bosques de Escosia

Guía de colores de Han JiSung:

Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado.

Capítulo 17

Los bosques de Escocia

Octubre 31, durante la cena

Los retratos de la sala lo juzgaron tan pronto como JiSung había llegado ahí; entre ellos se susurraban cosas que eran inaudibles. Y su cabello, que se había tornado de un fuerte color naranjo, ondeó ante el movimiento de la charla para querer oír algo.

—¿Qué ocurre?

Frente a la chimenea, los tres campeones iniciales estaban sentados. Chan se había levantado al ver a JiSung caminar hacia ellos, igual de confundido, en cambio, Victoria Krum y Nadine Delagé giraron sus cabezas desde el asiento para ver qué pasaba. JiSung no sabía cómo explicarle a Chan la situación.

La puerta se abrió estrepitosamente. Victoria y Nadine se levantaron para esperar las siguientes ordenes, pero HyunSan solamente se aproximó hacia JiSung y lo apartó de Chan para tomarlo de los hombros.

—¿Cómo confundiste el cáliz? —preguntó él—. ¿Encantamiento confundus? ¿Lo replicaste? Santa mierda, SaeJah va a matarme.

—No he confundido nada —contestó JiSung—, enserio. Yo no he-

—¿Qué ha pasado? —con una suave voz y un forzoso tono británico, Nadine preguntó—. ¿Ha habido un fallo en el sogteo?

HyunSan, boquiabierto, terminó por rodear a JiSung por sus hombros con un brazo. —Es el- él es el cuarto campeón del Torneo de los Tres Magos.

La cara de Victoria se endureció y giró hacia JiSung, enojada. Chan también parecía desconcertado, quien creía que todo era un chiste.

Impossible —dijo Nadine—, el togneo es de tges magos. Un cuagto...

—Alabado sea las malas coincidencias —HyunSan miró al cielo—, solamente Helena haría algo como esto. Un cuarto competidor.

—Es que ha habido un error —reiteró JiSung, mientras miraba a HyunSan—. Yo no pude salir elegido. No he colocado mi nombre.

La puerta se abrió drásticamente, y el gran murmullo de los estudiantes continuaba activamente; de ahí, entraron el profesor Dumbledore con el profesor Karkarov y Madame Maxime, seguida de la profesora Sprout y la profesora McGonagall. El último en encabezar la fila era el ministro DeLuca, quien parecía pálido con lo sucedido.

—¿Va a haber un cuarto competidor? —preguntó Chan al profesor Dumbledore—, ¿eso es legal?

—¿Qué significa esto? —preguntó Madame Maxime también hacia Dumbledore, descolocada—, ¿un cuarto campeón?

—Eso mismo quiero saber yo —farfulló el profesor Karkarov, quien parecía ofendido por la decisión del cáliz. Aunque JiSung no fuese el real culpable, se sentía un poco mal por las palabras de Karkarov—. ¿Dos campeones de Hogwarts? No recuerdo jamás que el colegio anfitrión podía tener a dos representantes. En especial un metamorfomago.

—Oye —HyunSan le llamó la atención.

—Él hizo trampa para meterse en el torneo —apuntó con vehemencia a JiSung—, de otra forma, no me explico por qué está acá. Hay que darle de baja.

—Estoy de acuegdo con Kagkagov —opinó Madame Maxime—. No podemos aceptag a un cuagto competidog.

—Tenerlo en este instante en el torneo no será más que un acto de asesinato para el pobre chico —JiSung escuchó susurrar desesperada a la profesora Sprout a Dumbledore—. Debemos de sacarlo. No podemos exponerlo.

—¿Exponerlo a qué? —Karkarov vociferó tras escuchar a la profesora Sprout—. Él tendrá mayor ventaja en su campo. Es injusto en todas las medidas.

—JiSung. —Todo el murmullo de los adultos se terminó apagando cuando Dumbledore se dirigió hacia él. HyunSan reafirmó el agarre en JiSung, demasiado asustado como para soltarlo. —¿Tú colocaste tu nombre en el cáliz de fuego? —preguntó, con calma.

—No —contestó JiSung. La seriedad en el entorno y el ser el centro de atención generó que su cabello cambiara a un rubio cenizo. Karkarov lo apuntó.

—¡Ahí está! ¡El muchacho miente!

—Solo está nervioso. Cállate —le gruñó HyunSan.

—Esto es algo que pudo haber sucedido a cualquiera. Incluso pudo haber sido otro alumno que, para gastarle una broma a Han, ha colocado su nombre —razonó la profesora McGonagall con obviedad—. La pregunta es...

JiSung también la completó en su mente. ¿Quién en su sano juicio colocaría el nombre de otro estudiante en el cáliz? La situación era tan absurda que rozaba con lo increíble- en especial porque, aun cuando alguien lo había colocado, ¿cómo es que el cáliz lo escogió?

Saber que fue una elección fortuita y que rompió una regla milenaria hizo que su corazón se encogiera un poco, y se sintió pequeño.

—Te estas encogiendo —susurró HyunSan a JiSung.

JiSung no se había dado cuenta, por lo que volvió a su tamaño normal.

—¿No pueden darme de baja? —preguntó JiSung, temeroso—. No tengo intenciones en participar. Quiero estar concentrado en la escuela y en mis examenes-

—El chico tiene gazón. Segá un distgactog de los colegios impogtantes del Togneo —replicó Madame Maxime.

—Señor DeLuca..., Señor Hwang —llamó Karkarov, con voz afectadas—, ustedes son jueces imparciales. Supongo que pueden hacer algo ante esta situación tan irregular que vive el torneo.

JiSung se había olvidado de la presencia de DeLuca por un instante. El hombre había estado demasiado distante de la conversación a tal punto que parecía una sombra sin su llamativa sonrisa y fanfarronería que traía consigo a todas partes. Si él lucía devastado, eso significaba que estaba en un lío muy gordo.

—Hay que seguir las reglas, y las reglas dicen que aquellas personas cuyos nombres salgan del cáliz de fuego estarán obligadas a competir en el Torneo —aclaró DeLuca.

—Pero yo no quiero participar —habló JiSung, mientras se esforzaba en no encoger su tamaño—. No puse mi nombre, y no me importa si alguien lo hizo- yo no quiero estar acá.

Segía demasiado injusto que lo estés —Madame Maxime se dirigió a él. JiSung se sintió aun más pequeño cuando la mujer alta tuvo que inclinarse hacia adelante para verlo. «Me va a pisar»—. Tu condición no te hace un jugadog leal.

—Tu chica es una veela, eso también le da ventajas —apuntó HyunSan—. No actúes como si mi chico no tuviera la capacidad.

—Pero yo no quiero participar —le susurró JiSung.

—Pero como él no quiere ser partícipe, no podemos ponerlo a prueba —agregó con rapidez.

—Señor HyunSan, le recuerdo que es un juez imparcial —Karlarov se dirigió a él, con sus dientes apretados—. No se ponga a favor del chico.

—Todos en este salón sabemos cómo funciona el cáliz, o al menos los adultos —aclaró DeLuca—. No podemos sacar más nombres cuando el cáliz se ha apagado, y no podemos sacar a JiSung del Torneo- ya se firmó el contrato mágico.

—Alguien lo hizo por mí. Yo no quiero participar —insistió JiSung.

—¡Durmstrang no participará! —estalló Karkarov—. ¡Toda esta situación ha sido injusta para mis estudiantes y para los de Madame Maxime!

—Han es lo suficientemente inteligente para saber que, con el clima político que hay hoy, no le conviene involucrarse —defendió la profesora McGonagall, al mismo tiempo que le daba una mirada de desdén al ministro DeLuca. JiSung encontró a su profesora demasiado valiente como para tocar el tema tabú frente al propio Ministro.

DeLuca, quien no era tonto ni obvio, soltó una estridente carcajada que hizo a JiSung dar un paso hacia atrás; se veía más contento de lo que alguna vez se vio. Caminó hacia JiSung, lo apartó de HyunSan, y lo zamarreó con emoción.

—¡Eres inspirador, JiSung! —exclamó DeLuca. «Ah- puta mierda, suélteme», pensó, mientras alzaba sus manos. —¡¿Sabes cuán fascinante serás en la arena?!

—Por favor, suélteme —pidió JiSung.

—¡Ah, ja, ja, ja! —DeLuca le golpeó la espalda—. ¡Eres gracioso!

«¡¿Y a ti qué te pasa?! —preguntó JiSung para él mismo—. ¡Llegaste como si vinieras a un funeral, y ahora luces como si hubieses agarrado el ramo en un matrimonio!»

—Y-yo me llevo mal con algunos estudiantes de Hogwarts —se excusó JiSung—, alguno de ellos tuvo que haber colocado mi nombre. No fui yo. Ellos lo hicieron porque...

—... Probablemente resultaba ser una buena jugarreta involucrarte en esto.

Dumbledore había vuelto a hablar, lo que hizo que todos giraran su cabeza hacia él. La forma condescendiente de su voz hizo a JiSung recordar cómo despertó en el Bosque Prohibido sin varita en el ciclo anterior. De a poco, su propio cabello cambió a un rojo.

«YeonJun, hijo de la gran perra».

Chan también tenía su rostro desconfigurado ante la idea ambigua.

—Ha de haber un encantamiento demasiado fuerte como para confundir al cáliz y seleccionar a JiSung —comentó Dumbledore—, en este caso, puede ser la consideración de una jugarreta muy mala. Lo que deberíamos hacer será buscar al originador de esto. —JiSung y Chan compartieron una mirada. «Obvio». —No nos queda más opción que aceptar las mismas reglas que tiene el cáliz, por el momento. Tanto Christopher como JiSung han sido seleccionados para competir en el Torneo. Y eso es lo que tendrán que hacer...

JiSung tenía miedo de mirar a HyunSan; sabía que no se enojaría con él, sería muy ridículo, pero se sentía como si de alguna forma lo hubiese traicionado o fallado. La profesora McGonagall había tomado a Chan del brazo y hacía círculos en su espalda, mientras que Nadine miraba con confusión a Madame Maxime, pareciendo no haber entendido la conversación en inglés; Victoria, por su parte, solamente tenía sus ojos pegados en el fuego, totalmente desinteresada.

—HyunSan... —le llamó DeLuca, con sus ojos brillosos—, ¿comenzamos?

HyunSan soltó a JiSung y se encaminó cerca del fuego, donde reunieron a los cuatro campeones.

—La primera prueba está pensada para medir su coraje, por lo que no podremos decirles de qué trata —les explicó HyunSan—. El coraje para afrontarlo es muy importante para un mago. La primera prueba se hará el 26 de noviembre frente a todos. A los campeones no les está permitido solicitar ni aceptar ayuda de ningún tipo por parte de sus profesores para llevar a cabo las pruebas del Torneo. Harán frente al primer reto armados solo con su varita. Cuando la primer aprueba haya dado fin, recibirán información sobre la segunda. Debido a que el Torneo exige una gran dedicación a los campeones, ustedes quedan exentos de los exámenes de fin de año.

El pensamiento de tener que enfrentarse a un peligro que no sabía hizo que el corazón de JiSung se acelerara y sus manos comenzaran a sudar- estaba enfermo. Toda la situación era enfermiza. ¿Por qué JiSung estaba metido ahí? ¡Él ni siquiera colocó su nombre!

«Mataré a YeonJun».

De forma abrupta, Karkarov apuntó a JiSung.

—¿Qué hacemos con él? —preguntó, soez.

—Él va a participar, profesor —recordó Dumbledore.

—No. Me refiero a... —Karkarov dio pasos hacia JiSung y sacudió su cabello— esto.

—¡Oye! —JiSung se tapó su cabeza con sus manos. Odiaba que le tocaran el cabello—. No me vuelvas a tocar el pelo.

—Está en mayor ventaja que el resto —Karkarov ignoró la ira—. Además, él por sí solo es una falta de respeto.

—Si el cáliz lo ha considerado apto para participar, deberemos de aceptarlo —insistió el profesor Dumbledore, sin perder la calma—, la señorita Delagé también presenta habilidades pertenecientes a su naturaleza, y el cáliz también la consideró.

—¿No es algo injusto que dos chicos anormales compitan contra dos magos? —interrogó. Nadine emitió un quejido ante la alusión—. Deberá de haber una regla que les prohíba usar sus habilidades-

—La gracia del Torneo es explotarlas, Karkarov —dijo HyunSan—, no podremos limitarla.

—Mi muchacha no es igual a él —aludió Madame Maxime, uniéndose a ellos. La mujer pasó un brazo por los hombros de Nadine—. No se atgevan a compagagla. Ella es una veela, y ese chiquillo un vulgag metamogfo.

—Deberíamos prohibirle que use su magia —insistió Karkarov.

—Debe usar todos sus recursos mágicos —siguió HyunSan—. No vamos a limitarlo. Tu estudiante también tiene habilidades que pueden ser mostradas de forma-

—¡No los posiciones como si fueran iguales!

—Creo que, lo mejor para todos, es ir a descansar —intervino Dumbledore—. Ministro, señor Hwang, ¿quieren ir por una copa de brandi?

—Lo siento, Dumbledore, debemos regresar al Ministerio para notificar esta situación —lamentó DeLuca, quien no había intervenido en toda la discusión.

—¿Qué hay de los maestros?

Pero Madame Maxime ya se había ido de la sala, ofendida. Karkarov hizo una seña a Victoria Krum y ellos también salieron, aunque en silencio. El único que seguía ahí era Chan, quien no sabía qué hacer.

—Es mejor que regresen a sus dormitorios —indicó la profesora McGonagall, al mismo tiempo que generaba algo de presión en la espalda de Chan para que avanzaran—. Estoy segura de que las casas de Gryffindor y Hufflepuff querrán celebrarlo con ustedes.

JiSung asintió. HyunSan se acercó a él y le dio un afectuoso abrazo frente al fuego.

—No podré ayudarte con esto —lamentó HyunSan.

—No quiero participar —repitió JiSung, en voz baja—. Tener a DeLuca soplándome en la nuca solo hará que yo me muera más rápido.

—No te pasará nada, JiSung. Eres un mago excepcional para tu edad, y seguramente ya cargas con más experiencias adrenalínicas que tus compañeros —susurró HyunSan—, y, como no puedes acudir a mí, acude a SaeJah.

JiSung no había entendido la segunda intención de sus palabras hasta que notó la determinación en la mirada de HyunSan. Un poco aturdido, JiSung asintió y se apartó. Sin embargo, antes de que pudiera salir con Chan de la sala, se encaminó hacia el profesor Dumbledore.

—Uh- profesor... —le llamó JiSung. Dumbledore le prestó atención—. ¿Tiene el papel de mi nombre?

Dumbledore asintió. Rebuscó en sus bolsillos y lo encontró, pero antes de que se lo pudiera pasar a JiSung, habló:

—Buena suerte, JiSung.

Tomó el papel y se apresuró en salir de la sala para alcanzar a Chan. El Gran Comedor se encontraba totalmente vacío y JiSung se preguntó cuánto tiempo estuvieron encerrados ahí.

—Felicidades —comentó Chan, con una sonrisa ambigua—, debes de ser drástico como para que el cáliz te tome en consideración.

—Eso parece —repuso JiSung. No sabía si podía considerar eso un halago.

—Solo quiero advertirte que, yo no te daré ventaja —aclaró—. Seremos amigos y todo eso, pero quiero ganar. Ya me arrebataron todo lo que podía presentar de orgullo.

—¿De qué hablas? Te lo arrebataste solo —discutió, mientras desenvolvía el papel quemado—, pero yo no seré igual, Bang Chan, porque yo ni siquiera competiré.

—Haces más aburrida la experiencia.

JiSung soltó una sarcástica carcajada que hizo a Chan reír. Chan subió por la escalera de mármol hacia su propia sala común mientras que JiSung continuaba con su caminata hacia la torre de Hufflepuff. Antes de que él pudiera procesar o decir algo más, el pánico se ahogó en su boca al mismo tiempo que su cabello se coloreaba verde.

«¡¿Qué demonios acaba de pasar?!» JiSung tuvo que procesar todo a destiempo para notar cuán bizarra había sido toda la conversación. DeLuca; HyunSan abrazándolo; Madame Maxime y el profesor Karkarov encontrando injusto su participación. ¡Y la jodida participación! ¿Quién en su sano juicio escribiría el nombre de otro estudiante solo por disfrute?

»YeonJun», recordó JiSung, porque en la sala esa persona había sido lo más coherente.

¿Qué se supone que debía de hacer ahora? Probablemente SeungMin, HyunJin y Felix ya estaban con un plan para saber quién demonios colocó el nombre de JiSung en el cáliz, como también MinHo debía de estar investigando por su propio lado con los chicos de la Sociedad Secreta si fueron ellos. Tal vez generarían un plan de acción para salvar el pellejo a JiSung en todas las competencias.

Todo era jodido.

La escuela estaba terroríficamente vacía; ni siquiera los prefectos se encontraban en sus rondas; debió de ser caótico la aparición de un cuarto participante que hizo a todo el mundo ir a la cama temprano. Se preguntó si MinHo lo estaría esperando en alguna parte, o si los chicos estarían paseándose por la Sala de Menesteres; le gustaría hablar con alguien en ese instante, en especial cuando se ganó cerca de una vela para divisar la caligrafía de Felix escrito en su nombre.

«Jodidos bastardos —pensó JiSung—, ni siquiera usaron su propia letra. Cobardes».

Al llegar a los barriles, golpeó de mala gana la puerta y dejó que se abriera con lentitud. Una gran multitud de estudiantes silbaron, aplaudieron y gritaron al instante que JiSung entró a la Sala Común.

—¡¿Por qué no nos dijiste que participarías?! —fue lo primero que escuchó formular por parte de Kai, mientras lo abrazaba por los hombros.

—¡¿En qué momento te inscribiste?! —preguntó Mina, al otro lado.

Ah~, al menos es alguien de Hufflepuff —expresó SooBin—, si no, los de Gryffindor estarían más insufribles que nunca.

JiSung no quería hablar con nadie; estaba demasiado agobiado. Alguno de sus compañeros de generación acariciaron su cabello (lo cual lo incomodó más), mientras que otros se abalanzaban sobre él para preguntarle qué demonios pasó en la reunión o cómo es que el cáliz lo escogió a él como cuarto campeón. Cuando divisó a HyunJin con Felix, se aproximó hacia ellos con rapidez. Ambos tenían cara de confusión.

—Quiero ir al dormitorio —pidió en voz baja, mientras que Kai le hablaba de todo lo que podría hacer ahora que estaría en portadas de periódicos.

HyunJin asintió, y arrastró a JiSung fuera de la multitud seguido por Felix; Mina no podía ingresar porque no se permitía que estudiantes ingresaran a los dormitorios del género opuesto. Al no notar a SeungMin con ellos, JiSung creyó que debió de haberse ido a su propia sala común, ansioso por querer saber qué pasaba.

Una vez que llegaron al dormitorio y cerraron la puerta, el oído de JiSung zumbó por el repentino silencio. Tuvo que tomarse un momento antes de recomponerse, lo que lo hizo ir hacia la orilla de su cama y sentarse. El macetero en la mesa de noche tenía el tulipán naranjo brillando con intensidad, tal como su cabello.

—¿No esperaba que saliera tu nombre? —preguntó HyunJin.

—¿Qué te dijeron en la sala? —consultó Felix—. ¿Dumbledore estaba enojado?

—¿DeLuca estaba enojado?

—Creo que Karkarov se veía enojado.

—Él tiene el mismo rostro de tener un palo en el culo.

—Fue... caótico —cortó JiSung, sin asimilar el recibimiento de Hufflepuff—. No encontraban justo un cuarto campeón, así que se cree que alguien aplicó un poderoso encantamiento confundus en el cáliz. Pudieron creer que fui yo, pero no lo hice.

Felix y HyunJin callaron las teorías al instante y lo miraron, desconcertados.

—¿Qué? —Felix habló—, ¿cómo eso? ¿No fuiste tú?

JiSung negó. —Alguien de los otros tuvo que colocar mi nombre en el cáliz- supongo que fue YeonJun, no sé. De todas formas..., cuando sale tu nombre escupido por el cáliz, se forma el contrato vinculante. No puedo desistir.

—Bueno- ¿desistir? —HyunJin parecía como si JiSung le hubiese dicho que quería comerse a Kkami. —¿Perdiste la cabeza? ¡Estás en el Torneo! ¡Pelearás por mil galeones!

—¡No me interesa! —dijo, aunque su mente viajó por un instante a un futuro cercano donde ganaba la gran cantidad de dinero y remuneraba a la familia Hwang todo lo que habían gastado en él o, en su defecto, se veía comprarse una casa. «Tal vez con la inflación no me alcance, pero si MinHo coopera... ¡Ay, JiSung! ¡Concéntrate!»—. ¿Qué? ¿Crees que quiero estar en el ojo público, después de todo lo que ha pasado? ¡Soy un metamorfomago!

—¡¿Y?! —interrogaron los dos al mismo tiempo.

JiSung quedó pasmado, sin esperar a que sus amigos no lo entendieran. Frustrado, sacó el papel con su nombre de su bolsillo.

—Esta mierda es una jodida trampa. Nada bueno saldrá de esto —dijo JiSung—. Los otros tuvieron que inscribirme, e incluso usaron la letra de Felix para pasar desapercibido.

No se dio cuenta de cuán pesado se volvió el ambiente de repente. JiSung desvió su mirada del suelo para ver a sus amigos que estaban más diferentes; sin entender, alzó el papel hacia HyunJin.

—¿Por qué esa cara? —preguntó JiSung.

Las cejas de HyunJin bajaron terroríficamente, y sus hombros se tensaron. Felix, a su lado, palideció enseguida. HyunJin quitó el papel a JiSung y vio la letra, para luego mirar a Felix.

—¿Se hicieron pasar por ti? —cuestionó HyunJin.

El corazón de JiSung comenzó a detenerse un poco ante cada segundo de silencio que Felix entregaba. Él estaba boquiabierto, con sus ojos en HyunJin, y de a poco comenzaron a aguarse- en especial cuando tomó el papel. El cabello de JiSung cambió de color abruptamente a un azul y rojo; ambas camelias se aclaraban con el mismo ímpetu de la rabia esporádica que se posó en el cuerpo de JiSung.

Se levantó de a poco, ansioso por una respuesta. El rostro de Felix volvió a caer y no se atrevió a mirar a JiSung.

«No...»

—Jódeme —pidió JiSung—. Jódeme, Felix. Dime que estás mintiendo.

Pero Felix ya no pudo formular palabra, solamente dio dos pasos hacia atrás al notar el cabello intensificarse de JiSung.

—Perdón... —formuló en voz baja.

JiSung se apresuró en ir hacia él, sin embargo, HyunJin se interpuso entre ambos y lo abrazó para retenerlo.

—Cálmate —pidió HyunJin.

—¡¿Por qué?! —espetó JiSung, enloquecido por la rabia—. ¡¿Qué te hizo creer que era una buena idea?! ¡¿Estás mal de la cabeza?! ¡Tal vez a ti no te afecte, pero yo estoy cargado de mierda, Felix!

—Perdón —repitió Felix.

—¡No llores! —espetó con fuerza, mientras intentaba zafarse de HyunJin—. ¡No te hagas la víctima! ¡¿Por qué me hiciste eso?!

Felix bajaba la cabeza y sus hombros se sacudían con vehemencia. Finalmente, JiSung logró zafarse; le generaba aun más nerviosismo que HyunJin intentara retenerlo.

—¡Cálmate, por favor! —le pidió HyunJin a JiSung.

—¡¿No entiendes lo que hizo?! —le gritó a su cara—, ¡¿qué harías tú en mi situación?! ¡¿Si él hubiese colocado nombre en lugar del mío, y ahora solo te condenó a participar a un jodido torneo?!

—¡Lo entiendo, pero cálmate!

—¡No! —JiSung apuntó a Felix. —¡Deja de llorar! ¡Detente! ¡¿Por qué mierda lo hiciste, Felix?!

—¡Tenía que hacerlo! —gritó de vuelta.

—¡¿Por qué?! ¡¿Quién te obligó?! —esta vez, HyunJin no alcanzó a interponerse entre JiSung y Felix—, ¿alguien te lo dijo? ¿Fue YeonJun? ¡Habla!

Felix negó. No quería hablar. Sus hombros continuaban con sacudidas mientras enjuagaba sus lágrimas con sus manos.

—Lo estás asustando —HyunJin volvió a interponerse.

—¡Felix, háblame! —Pero JiSung no le importaba HyunJin, porque en ese instante solamente sentía su corazón trisarse más, y más, y más. —¡Dime, por favor! ¡¿Por qué?!

Felix negó de nuevo, dio media vuelta, y se apresuró en ir a esconderse en el baño. JiSung no logró alcanzarlo cuando ya le había cerrado la puerta en su cara.

—¡Felix! —insistió, más furioso que nunca—, ¡¿por qué, hombre?! ¡Háblame! ¡¿Me querías jugar una broma?! ¡¿Te estás vengando por lo de la poción de amor?! ¡Perdóname, Felix!

JiSung estaba tan evocado a sus sentimientos que tampoco se había dado cuenta que estaba llorando. Golpeó con su palma varias veces la puerta mientras lo llamaba, pero solamente recibía sollozos de respuesta. HyunJin, por su parte, se acercó temerario a JiSung para colocar una mano en su hombro.

—Vale, JiSung —HyunJin habló—, cálmate un poco..., solo tienes que darle-

—No. —JiSung ni siquiera entendía por qué se sentía tan damnificado. ¿Era la traición? ¿La venganza que Felix quiso hacer? Ambos estaban bien, eran amigos- era su recuerdo feliz..., ¿por qué Felix le hizo esto?

Al ver a HyunJin, sintió su labio temblar. HyunJin lo abrazó enseguida y sobó su espalda mientras esperaba a JiSung se calmase, pero él sentía su corazón ser desgarrado desde afuera. Era un dolor tan indescriptible que le hizo recordar a la pelea que tuvo con HyunJin en cuarto año.

Después de un par de minutos, la puerta del baño se destrancó. JiSung se giró con rapidez para encarar a Felix, quien lo veía con una mirada mucho más seria y con ojos hinchados; incluso su nariz estaba colorada de todo el llanto.

—¿Me dirás por qué? —espetó JiSung.

—Porque ese es el trayecto que debe ir la profecía —respondió Felix con rapidez.

—Ya- vale. ¿Me dirás por qué lo hiciste?

Felix alzó su cabeza y miraba a JiSung como si tuviera una gran carga de locura. JiSung, sin entender, hizo un ademán con su mano.

—Porque es el trayecto que debe ir la profecía —repitió Felix.

—¿Y eso qué mierda significa? —preguntó, esta vez miró a HyunJin—, ¿sabes a lo que se refiere?

—¿Profecía? —HyunJin se interpuso de nuevo, esta vez dirigido a Felix—. ¿Cómo las que ves en Adivinación?

—¿Metiste mi nombre solo porque te lo dijeron las estrellas? —JiSung se asomó por el hombro de HyunJin, enojado—. ¡¿Me estás jodiendo?!

—¡No es así cómo funcionan las profecías! —espetó Felix, esta vez enojado por la insensibilidad de JiSung—. No son solo las estrellas o las cartas o las hojas de té. Es un gran cúmulo de energía divina que se canaliza en una bola de cristal. Cuando eres capaz de ver el futuro ahí, debe de tomarse las precauciones para no llegar ahí.

—¿Y tu bolita de cristal decía que yo debía de estar ahí? —cuestionó. Felix no respondió—. Habla —Felix negó—. ¡Habla!

—No puedes obligarlo —defendió HyunJin.

—¡Metió nombre en el cáliz, HyunJin! ¡Me expuso a ! —Una vez más, se dirigió a Felix. —¿Qué dice la profecía, Felix? ¡¿Qué era tan importante que yo debía de estar metido en esta mierda?!

—No puedo decirlo —dijo Felix—. Se lo prometí a la profesora Trelawney que no lo haría. Pero no sabes cuán enfermo he estado con esto, yo realmente..., realmente sé lo que hago.

—¡A costa de mí! —chilló—. ¡¿Hace cuánto fue?!

Felix estaba nervioso, tanto que comenzó a morder el costado de sus dedos. JiSung no pudo sentir más que repulsión en ese instante, pensando en el nivel de victimismo que Felix generaba solo para hacerlo sentir mal.

—Durante los TIMOs... —confesó—, lo vi en mi examen de Adivinación.

JiSung recordó que Felix se había desmayado en ese examen.

—¿Y no me lo dirás ahora? —preguntó.

Por última vez, Felix negó. JiSung buscó ayuda en HyunJin, para comprobar que no era solo él el que estaba mal de la cabeza; sin embargo, sintió su corazón pesado al notar que HyunJin consideraba la teoría de Felix, lo que hacía que, con su seriedad, solamente se dirigiera a JiSung.

—Cálmate —pidió HyunJin una vez más—, tu cabello se prenderá fuego.

JiSung tomó una profunda respiración y se secó sus lágrimas.

—¿Por qué estás de su lado? —cuestionó, violento—, ¿no te parece ridículo?

—Tú has visto cómo Felix ha estado para la mierda-

—¡¿Y eso justifica lo que hizo?!

—Yo no podía dormir —intervino Felix, apenado—, no podía comer, no podía pensar en otra cosa que en esa profecía, JiSung. Era tan aterrador y- no poder decírselo a alguien me destrozaba-

—¡¿Y a mi qué mierda?! —gritó—. ¡¿Por qué no nos contaste en ese momento?! ¡¿Por qué me tuve que enterar ahora?!

—JiSung-

—No. Ustedes dos váyanse a la mierda.

Dicho eso, JiSung se fue del dormitorio; no le generaba más que repulsión toda la situación. En el túnel de los dormitorios, se topó con varios estudiantes que intentaron acercársele a hablar, pero JiSung solamente los ignoró y caminó con determinación hacia la salida de la sala común. Escuchó al prefecto de séptimo año: Jung WooYoung, llamarle la atención para que no saliera, pero también lo ignoró. Solo fue una vez que estuvo fuera del barril que JiSung saltó y se convirtió en lechuza.

Su batir de alas era enfurecido, en especial porque no estaba encontrando salida en el castillo.

«¡¿Qué demonios fue todo eso?! —se preguntó, mientras buscaba una ventana—. ¡¿Por qué Felix tuvo que hacer eso?! ¡¿Por qué HyunJin se puso de su lado?! ¡¿Es que no les basta con lo que tengo?! ¡¿No les parecía suficiente?!»

Era todo, todo lo jodidamente malo. No solo el ciclo escolar anterior, pero era todo. Su vida era un gran desastre que ya no alcanzaba el toque humorístico. ¿Qué hizo JiSung como para recibir toda esa mala suerte en esa vida? ¿Era el merecedor de todo lo malo? Él ni siquiera podía culpar a la metamorfomagia porque todo sucedía en él.

Al llegar al pasillo del primer piso, JiSung atravesó uno de los grandes marcos de ventana de ventana y siguió volando; se alzó hasta lo que su cuerpo permitió, y continuó con el batir hasta sentir que de a poco el castillo de Hogwarts se iba quedando atrás.

Sin embargo, antes de que se pudiese entrar a la espesa neblina, algo lo tacleó de lado. Era un ave mucho más grande que él que lo aprisionó en sus garras y lo guio hasta el suelo. JiSung, desesperado, comenzó a batir sus alas para zafarse, pero se dio cuenta que la única forma de librarse era convertirse de nuevo en humano.

Una vez que lo hizo, sintió un pequeño crack en su cuerpo. El dolor se expandió lentamente desde su omóplato izquierdo y, por el cambio abrupto de tamaño, el ave lo soltó. JiSung no supo por cuantos metros caería hasta el suelo, por lo que cerró los ojos en la espera del impacto que nunca llegó.

Cuando volvió a recuperar la consciencia, divisó a Erick a su lado. Él, jadeando, se acercó a él y posicionó su mano en la espalda de JiSung; tuvo que ahogar un gemido de dolor al notar que su brazo se había dislocado.

—Bien, bien, bien —Erick hizo presión en el brazo—, concéntrate. Reacomódalo.

JiSung jadeaba, adolorido, pero se las arregló para poder hacerle caso y comenzar a sentir la existencia de sus propios huesos en su cuerpo. Erick comenzó a ejercer más presión para guiarlo y, finalmente, con un pequeño movimiento JiSung pudo reacomodárselo.

—Genial —halagó Erick. Sacó su varita de su bolsillo y posicionó la punta sobre su hombro izquierdo—. Aunque no tanto porque te escapaste. Dumbledore estará furioso.

Aun jadeaba, pero el dolor no era tan intenso gracias al encantamiento silencioso que Erick colocaba en su hombro. JiSung se reincorporó para sentarse y poder divisar en su entorno: no supo cuánto tiempo había volado, pero cayó en lo más profundo de un bosque, probablemente dentro del límite de Escocia.

—¿Y bien? —preguntó Erick—. ¿Me dirás por qué huiste?

—¿Y tú por qué me atacaste? —replicó JiSung—, en todo caso- ¿Qué demonios haces-

—Supuse que, como no has usado el espejo, estabas en problemas o algo así —contestó.

—Y no porque simplemente no quería hablar contigo ya que no te tengo ningún tipo de afecto...

—Ah~, pero dime que me equivoqué —bromeó. JiSung le dio una mala cara que lo hizo tragar—. Como sea- dime, ¿por qué huías?

—No lo hacía. —Incómodo, JiSung se urgió bajo la varita de Erick. Él estaba sentado a su lado con total calma, pero JiSung solo podía pensar que no había forma de escapar de eso. —Yo solo..., necesitaba alejarme.

—Haciendo un recorrido en Edimburgo.

—No era a propósito —discutió.

JiSung estaba sofocado- demasiado, tanto que estaba a punto de vomitar todo lo que sucedió en el regazo de Erick solo porque sí, lo cual, para su irritación, le generaba mucha más molestia.

Pero, para su sorpresa, Erick no lo presionó. Solamente se quedó a su lado con su mano en la varita y, después de un tiempo estimado, la sacó. Su brazo ya no dolía.

—¿Qué encantamiento hiciste? —preguntó JiSung.

—Uno de sanación rápida. Absorbe la tensión de tu cuerpo que genera dolor y, como yo tengo una varita genial, sirve para replicar el impulso de la magia, mira. —Erick alzó su varita sobre la cabeza de ambos, y una gran expulsión de chispas rojas voló sobre sus cabezas. —Es genial.

«No te impresiones», se recordó JiSung.

JiSung se quedó callado, rehusado a hablar. Erick no hizo presión, solamente recogió sus piernas y abrazó sus rodillas para parecer más infantil de lo terroríficamente adulto que se veía. JiSung se preguntó cuántos años tenía.

—¿Y por qué te alejabas? —preguntó Erick, finalmente.

Ofendido, el cabello de JiSung volvió a colocarse rojo.

—¿Vas a jugar a la familia conmigo ahora? No debías de por qué taclearme del jodido cielo solo para hablarte —discutió—. Mis problemas no tienen relación contigo, y si crees solo porque te presentaste diciendo que eres mi padre hará que yo te tenga confianza estás equivocado. ¿Por qué no me dejas solo?

—Porque soy tu padre —contestó con simpleza.

—¡Nunca estuviste para mí! ¡Yo siempre he estado solo!

JiSung se levantó abruptamente del suelo (y se mareó un poco), al estabilizarse, empezó a caminar por el bosque. Erick rápidamente lo siguió.

—¿Sabes a dónde vas? —preguntó Erick.

—A la escuela —replicó con obviedad.

—Ni siquiera sabes si es en esa dirección.

—¡No me importa!

—¿Por qué no te conviertes de nuevo en ave?

—¡No quiero!

—¿Te da miedo que te vuelvas a lesionar?

—¡Cállate!

¡Ese hombre realmente tentaba con la paciencia de JiSung! ¿O sería muy descortés propinarle un golpe en el rostro?

JiSung continuó con su camino, e intentó ignorar por completo que Erick iba solo a metros de distancia de él. Si fingía muy bien, incluso podría borrar la existencia de él para solo enfocarse en su regreso a la escuela.

—¿No me vas a hablar? —volvió a preguntarle Erick.

—No.

—¿Y por qué me respondes?

«Listo». JiSung se regresó enseguida e hizo de su mano un puño; intentó propinarle un puñetazo a Erick en la cara, pero él se apartó enseguida.

—Oh- wow, sí que tienes carácter —bromeó Erick—. ¿Por qué golpeas a tu padre?

—¡No eres mi padre! —gritó. JiSung estaba a punto de llorar de frustración—. ¡¿Por qué no puedes dejarme tranquilo, por favor?! ¡Esto ya ha sido demasiado de la mierda como para que me sigas molestando! ¡Por favor, vete!

—No te voy a dejar solo-

—¡Solo lárgate!

¡¿Por qué nadie podía entenderlo?! JiSung siempre ha estado solo. Él siempre lidió con sus problemas solo. Él no necesitaba de un idiota que le estuviera siguiendo solo porque se había adjudicado un rol que ni siquiera podía ser real.

—Necesitas apoyo —continuó Erick.

—¡No necesito apoyo! ¡Siempre he estado solo! —explotó.

Sin embargo, la clarificación no generó un color rojo en el cabello. Al contrario, tan pronto como desgarró esas palabras de su pecho, su cabello se tornó de un fuerte azul.

—¿Por qué llegaste ahora? —terminó por preguntar JiSung—, si yo nunca he tenido compañía..., nunca tuve padres..., ¿por qué ahora tengo?

—Puedo contarte, pero ahora no luces lo suficientemente estable como para saberlo —contestó, suave.

—¡Sí estoy lo suficientemente-

«Okey, vale —se atajó finalmente JiSung, enfurecido—. Estás haciendo una escena. Contrólate».

JiSung pasó ambas manos por su cabello y tomó aire; posicionó su vista en el cielo, donde las estrellas eran escondidas a causa de las grandes nubes del otoño. Si podía enfocar bien, podría notar una luna menguante. No faltaba mucho para otra luna llena.

«Mierda- MinHo». JiSung se había olvidado por completo de él.

—¿Me contarás qué pasó? —preguntó Erick, por tercera vez.

JiSung, totalmente rendido, suspiró. —Ya qué. De todas formas, te enterarás por la prensa y te meterás al colegio.

—Me conoces tan bien.

—Mi nombre salió en el cáliz de fuego. Participaré en el Torneo de los Tres Magos.

El cabello de Erick se transformó en un verde menta, mientras una sonrisa de orgullo se formaba en su boca.

—¡Felicidades! —exclamó—. ¡Representarás a Hogwarts! ¡Es un gran logro, bichito!

—No- mi amigo Bang Chan representará a la escuela. Yo salí como el cuarto campeón.

Erick bajó los brazos, confundido. —Pero es el Torneo de los Tres Magos.

—¡Lo sé! —JiSung coincidió, y pasó una mano por su pelo, entumecido—, y fue un... un amigo el que puso mi nombre. Yo ni siquiera quería participar.

—Supongo que fue una jugarreta.

—¡Fue traición! —JiSung no quería contar ese tema de la «profecía» porque le parecía absolutamente ridículo y sensible. No podía creer que Felix lo haya sacrificado a él solo porque vio algo en una bola de cristal. —Yo no quería participar. Yo no me inscribí, pero él pensó que sería una buena idea. ¡Un bastardo!

—Lenguaje.

—Perdón- no, quiero decir- ¿Qué me corriges tú? —cuestionó, ofendido, pero continuó con el tema—, como sea..., el problema es eso- soy el cuarto campeón. Un metamorfomago como cuarto campeón. Creen que le aplicaron un encantamiento de confusión al cáliz para que escupiera un cuarto nombre.

—¿En serio? —Erick le miró de pies a cabeza—, quiero decir- puede ser, pero si fue tu amigo el que puso tu nombre, ¿no significa que tuvo que haber aprendido magia avanzada como para poder encantar un cáliz milenario?

«Uh». JiSung ni siquiera pensó en esa posibilidad. Felix tenía sus propios fuertes, pero un encantamiento de confusión a un cáliz mágico parecía ser demasiado avanzado para todos ellos.

—Y, dime —continuó Erick—, ¿cuántas son las posibilidades de que el cáliz solamente te vio competente como para que también participaras? Nosotros como magos creemos que las cosas solamente sirven para nuestra propia función, pero son cosas mágicas- tienen vida, en especial un cáliz que escoge a estudiantes capaces de participar en el torneo. El cáliz, en su propia consciencia, quiso que tú también participaras.

JiSung se abrazó a él mismo; el frío de a poco comenzó a calar en sus huesos y él solamente estaba con la camiseta de Quidditch de HyunJin y un chaleco grande que le robó a Felix. No quería parecer conmovido o agraciado por lo que Erick había dicho, pero en su cabeza se formulaba terroríficamente las conexiones lógicas para dar a entender que, lamentablemente, puede que Erick tuviera razón.

Erick al notar el escalofrío de JiSung, se sacó su propia capa y lo rodeó con ella. JiSung se tensó al instante, pero la calidez de la prenda lo hizo consolarse un poco.

—Está bien que no quieras que sea tu padre, pero puedes verme como un amigo —Erick dio la alternativa.

—¿Y tú no tienes amigos de tu edad?

Erick no tocó a JiSung, pero hizo un ademán para que siguieran caminando por el bosque. JiSung no quería seguirlo- era un hombre desconocido quien lo guiaba por la oscuridad, pero no quería asumir que estaba tan desesperado para que alguien lo escuchara que, vacilante, lo siguió.

Aviso de utilidad pública:

Me voy a mi segunda tanda de vacaciones, por lo que no habrá nuevo capítulo hasta el lunes 13, juas juas.

De todas formas, gracias por leerme. Saben que les amo mucho.

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